Cada vez más las personas viven su sexualidad de forma diferente, los tabúes morales se están dejando de lado y las parejas se abren a placeres que antes ni se podían imaginar. Sin embargo, ¿cómo es que nacen estas curiosidades en la pareja?, ¿que motiva al ser humano a experimentar su sexualidad sin límites?
En mis relaciones más recientes y en mi matrimonio actual, ha existido una tendencia en nuestra sexualidad, el llamado cuckold. Pero solo con mi actual esposa se construyó esta relación basada en el conocimiento y el acuerdo, antes de ella no tenía idea de que este tipo de relación tenía nombre y una amplia aceptación entre parejas que la viven y disfrutan de la misma manera.
Como toda historia, debe tener un principio, indagando en mis vivencias buscando la raíz, me he encontrado con la semilla de mi relación cuckold, percatándome de que ha sido una constante en mis relaciones, como menciona el título, quizás estoy destinado a los cuernos.
La primera pareja con la que nacieron estas inquietudes se llamaba Camila, una chica morena, de baja estatura, con pechos de tamaño normal, cintura mediana, pero con unas caderas muy pronunciadas para su estatura, además del cabello castaño, lacio y corto, algo que me encantaba. En ese entonces yo tenía 19 años y ella 21, nuestra relación fue primero laboral y de poco en poco paso a la amistad y finalmente nos hicimos pareja. Camila era una chica extrovertida, con facilidad para hacer amistades, contrario a mí que siempre he sido más reservado, por lo que ella siempre tenía amistades con varones, cuestión que podría incomodar a cualquiera, sin embargo, por extraño que parezca nunca me ha molestado este tipo de situaciones, no soy posesivo y se debe quizás a que soy muy seguro de mí mismo.
Siempre he permitido libertades a mis parejas, las mismas que pido, por lo que salíamos con los amigos tanto en pareja como de manera individual, allí nacería la primera inquietud, Fernando. Él era amigo de Camila como de muchas otras compañeras, pero con ella tenía una relación de amistad muy inusual, como si de un colega se tratara, diferente al trato que daba a las damas con las que quería llegar a la cama.
Igual entre Fer y yo no había gran relación, pero tampoco tenía problema con su amistad con Cami, pues era una amistad que existía desde antes de que nos conociéramos ella y yo, sabía que a veces salían a solas y hasta frecuentaba la casa de Fer, pero desde que salimos dejo de hacerlo, por respeto a la relación supongo.
Como en todas las relaciones, el sexo llego, pero yo sentía que a veces algo la detenía, aun así, era placentero para ambos. Hasta que un día, como en todas las relaciones tuvimos una discusión, nos dejamos de ver algunos días, pero lo conversamos y asunto arreglado, y de nuevo al sexo, aunque algo más intenso.
Todo bien excepto por un detalle, Cami me pregunto si no había dejado un cinturón en mi casa, el cual claro no estaba y a los pocos días ya lo traía de nuevo, ahí me pico la duda. Pero como mencione, no soy posesivo, por lo que no la cuestione, pero hablando, a ella misma se le salió decir que uno de los fines de semana en que no nos hablábamos había ido a casa de Fer, ahí cuadre el rompecabezas, y entonces si la cuestione.
Me conto las cosas tal cual, si estuvo en su casa, bebieron algunas copas y hablaron sobre las penas que los abordaban en ese momento, en eso Fer le insistió en lo de ser pareja, pues era tema que ya había abordado, pero ella rechazaba la idea por no dañar la amistad. Me menciono que Fer se le acerco mucho, se besaron y comenzaron a fajar, él le retiro su cinturón, pero ella lo detuvo y salió de su casa, y para sustentar lo contado me mostro los mensajes del día siguiente con él, pidiéndole disculpas por lo acontecido.
Creer o no creer es algo de cada persona, igual soy consciente que en ese mismo momento no nos podríamos considerar pareja, aun así, a la fecha creo en su historia. El asunto fue que me molesto un poco, pero de igual forma, me excito el relato, imaginarla fajando y a Fer intentado quitarle su ropa era algo que no me podía quitar de la cabeza.
Esta parte estoy seguro que les será familiar a muchas personas que viven el cuckold, la primera vez que durante el sexo se le hace un guiño a la fantasía de estar con otro, pues una noche durante el sexo, le pedí que me platicara otra vez lo que paso esa noche, a ella le extraño pero aun así me complació, mantuvimos el relato durante el acto y note que su extrañes y pena, se transformaba en excitación, pero de igual manera me pasaba a mí, hasta que llegando el momento de terminar, le pedí que me cambiara el nombre, lo dudo un momento, así que le insistí, finalmente se decidió y lo escuché de su voz, me dijo: ¡Así, Fernandooo! Y el orgasmo mutuo fue intenso.
Los días siguientes pasaron normal, no se mencionaba lo ocurrido esa noche, ni tampoco lo mencionábamos a él. Pero llegando el fin de semana, y de nuevo la noche de sexo, el tema salió a la luz.
C: me pareció extraño lo que me pediste
K: lo imagino, solo me salió en el momento
C: entonces, ¿ya no lo mencionamos?
K: no, si te molesta
C: ¿a ti te molesta?
K: no lo sé, me molesta un poco, pero también me siento extraño
C: ¿te gusto que te llamara Fernando? (con voz seductora)
K: … si, me gusto, y creo que a ti también te gusto decirme así
C: ¿así como?
K: ya sabes, Fernando
C: Fernando, o “Asiii, Fernandooo”
De nuevo me hizo venir, a partir de ese día esa fantasía fue recurrente en nuestras relaciones sexuales, la fuimos subiendo de tono cada vez más, imaginábamos escenarios donde podría darse, hasta podría decirse que se nos hizo un vicio. Verla tener orgasmos imaginando a Fer, hizo que la fantasía comenzara a ser insuficiente, ya no solo quería imaginarla, yo quería ver a Camila teniendo sexo con Fernando.
Esa idea se me metió en la cabeza, hasta que un día se lo solté en caliente, “quiero que me metas los cuernos con Fernando”, igual que siempre tuvo un orgasmo intenso, pero tras llegar la calma, no la deje enfriarse:
K: es en serio lo que te acabo de decir
C: ¿de qué hablas?
K. ya no quiero que solo sea una fantasía, quiero que lo hagamos
C: ¿hablas en serio, de veras permitirías que tuviera sexo con otro?
K: no con cualquiera, quiero que sea con Fernando
Por supuesto que le resulto extraño, hasta un pretexto para que yo tuviera relaciones con otras chicas, si bien el “sí” no llego de inmediato, la idea comenzó a escarbar también en su cabeza, hasta que un día en conjunto con la constante fantasía y algunas situaciones de estrés en su vida, la hicieron explotar y se dijo, ¿por qué no? Y me dio el tan esperado, sí.
Ahora llegaba el siguiente asunto, como decirle a Fernando, pues no solo era decirle que quería tener relaciones con él, sino que quería que yo estuviera presente, así lo hizo, aunque un poco con engaños, le propuso salir y ver que se daba, ya cuando nos encontramos se extrañó de verme ahí, y ella le dijo que no pasaba nada, compramos algunas cosas, bebidas y botanas y entramos a un motel, conversamos los tres, la verdad yo no había tenido la oportunidad de platicar con él mucho, así que la conversación se centró en ellos, ahí note que la amistad no era en vano y se conocían bastante bien, ella paso al tocador, y nos dejó conversando, el alcohol nos ayudó a romper el hielo, tocando temas ajenos a la razón de que estuviéramos ahí, hasta que ella salió, se metió entre nosotros y con actitud seductora nos preguntó:
C: bueno, y ahora que hacemos
F: no lo sé, ¿qué quieren hacer?, ¿pedimos de comer?
K: no creo, solo hay comida de motel
F: solo hay sándwiches y cuernitos
Por increíble que parezca, en ese momento aun no conocíamos el nombre de ese tipo de relación, para nosotros era como un trio, pero sin que yo participara, pero ella le encontró el mejor nombre que en ese momento le podíamos dar.
C: pide Sándwiches, los “cuernitos” te los hacemos entre Fernando y yo
Escucharla decir eso me dio frio y excitación a la vez, aun no era consciente de lo que iba a pasar, pero ya no lo podía evitar, de repente ellos ya estaban besándose encima de la cama, y yo sentado en una orilla. Quien lo ha vivido me entenderá, de repente, todo lo que habías imaginado, está pasando frente a ti, mi novia vestida con un pantalón blanco ajustado y una blusa negra escotada estaba siendo devorada por su amigo, que recorría con sus manos su cuerpo por encima de la ropa, la besaba y se susurraban cosas entre ellos, como si de unos novios se trataran, evitando que yo los escuchara, instintivamente me hice a un lado, me senté en una silla y los observe de lejos.
Su faje continuo por un rato que se me hizo eterno, hasta que empezó a caer la ropa, primero le quito la blusa y con una gran habilidad le quito al instante su sostén, ella gimió y se tapó sus pechos con pena, él le retiro las manos con fuerza y las tomo abriendo sus brazos dejándola incapaz de taparse y besándola apasionadamente en la boca. La recostó y dándome la espalda la siguió besando, así fue por un rato, ya no podía ver con claridad que pasaba, se seguían diciendo cosas entre susurros, hasta que ella empezó a respirar aceleradamente, me moví un poco de lugar para ver mejor y ahí observé como ya los dedos de Fer entraban y salían del interior de Cami aun con su pantalón puesto.
Tras el intenso movimiento, llego el orgasmo de Cami opacado por un beso de Fer, se detuvieron un instante para descansar, Fer comenzó a retirarle el pantalón, sin embargo, Cami cruzo piernas y brazos, comenzaron a susurrarse de nuevo, hasta que Fer se levanto y se me acerco.
F: deberías de hablar con ella
Solo me dijo eso y comenzó a vestirse, se despidió y salió estrepitosamente de la habitación, me acerque a Cami para saber que había pasado y si todo estaba bien, tras estar en silencio un momento, solo me dijo que no se sentía muy cómoda y que deberíamos retirarnos. Así lo hicimos, en el camino solo se me podía ocurrir que, tras el orgasmo, llego la frialdad a su cabeza y sintió arrepentimiento de lo que estábamos haciendo, así que no estaba preparado para lo que iba a escuchar.
K: sabes que te amo y no me gustaría que hicieras algo con lo que te sintieras obligada por mí
C: es verdad que no me sentí muy cómoda, nunca había hecho algo como esto ni tampoco Fer
K: si me lo pides, ya no volveré a tocar el tema
C: pues no es eso… pero si necesito pedirte…
K: ¿qué?, pídeme lo que quieras
C: que la próxima vez, me dejes a solas con él
En mis relaciones más recientes y en mi matrimonio actual, ha existido una tendencia en nuestra sexualidad, el llamado cuckold. Pero solo con mi actual esposa se construyó esta relación basada en el conocimiento y el acuerdo, antes de ella no tenía idea de que este tipo de relación tenía nombre y una amplia aceptación entre parejas que la viven y disfrutan de la misma manera.
Como toda historia, debe tener un principio, indagando en mis vivencias buscando la raíz, me he encontrado con la semilla de mi relación cuckold, percatándome de que ha sido una constante en mis relaciones, como menciona el título, quizás estoy destinado a los cuernos.
La primera pareja con la que nacieron estas inquietudes se llamaba Camila, una chica morena, de baja estatura, con pechos de tamaño normal, cintura mediana, pero con unas caderas muy pronunciadas para su estatura, además del cabello castaño, lacio y corto, algo que me encantaba. En ese entonces yo tenía 19 años y ella 21, nuestra relación fue primero laboral y de poco en poco paso a la amistad y finalmente nos hicimos pareja. Camila era una chica extrovertida, con facilidad para hacer amistades, contrario a mí que siempre he sido más reservado, por lo que ella siempre tenía amistades con varones, cuestión que podría incomodar a cualquiera, sin embargo, por extraño que parezca nunca me ha molestado este tipo de situaciones, no soy posesivo y se debe quizás a que soy muy seguro de mí mismo.
Siempre he permitido libertades a mis parejas, las mismas que pido, por lo que salíamos con los amigos tanto en pareja como de manera individual, allí nacería la primera inquietud, Fernando. Él era amigo de Camila como de muchas otras compañeras, pero con ella tenía una relación de amistad muy inusual, como si de un colega se tratara, diferente al trato que daba a las damas con las que quería llegar a la cama.
Igual entre Fer y yo no había gran relación, pero tampoco tenía problema con su amistad con Cami, pues era una amistad que existía desde antes de que nos conociéramos ella y yo, sabía que a veces salían a solas y hasta frecuentaba la casa de Fer, pero desde que salimos dejo de hacerlo, por respeto a la relación supongo.
Como en todas las relaciones, el sexo llego, pero yo sentía que a veces algo la detenía, aun así, era placentero para ambos. Hasta que un día, como en todas las relaciones tuvimos una discusión, nos dejamos de ver algunos días, pero lo conversamos y asunto arreglado, y de nuevo al sexo, aunque algo más intenso.
Todo bien excepto por un detalle, Cami me pregunto si no había dejado un cinturón en mi casa, el cual claro no estaba y a los pocos días ya lo traía de nuevo, ahí me pico la duda. Pero como mencione, no soy posesivo, por lo que no la cuestione, pero hablando, a ella misma se le salió decir que uno de los fines de semana en que no nos hablábamos había ido a casa de Fer, ahí cuadre el rompecabezas, y entonces si la cuestione.
Me conto las cosas tal cual, si estuvo en su casa, bebieron algunas copas y hablaron sobre las penas que los abordaban en ese momento, en eso Fer le insistió en lo de ser pareja, pues era tema que ya había abordado, pero ella rechazaba la idea por no dañar la amistad. Me menciono que Fer se le acerco mucho, se besaron y comenzaron a fajar, él le retiro su cinturón, pero ella lo detuvo y salió de su casa, y para sustentar lo contado me mostro los mensajes del día siguiente con él, pidiéndole disculpas por lo acontecido.
Creer o no creer es algo de cada persona, igual soy consciente que en ese mismo momento no nos podríamos considerar pareja, aun así, a la fecha creo en su historia. El asunto fue que me molesto un poco, pero de igual forma, me excito el relato, imaginarla fajando y a Fer intentado quitarle su ropa era algo que no me podía quitar de la cabeza.
Esta parte estoy seguro que les será familiar a muchas personas que viven el cuckold, la primera vez que durante el sexo se le hace un guiño a la fantasía de estar con otro, pues una noche durante el sexo, le pedí que me platicara otra vez lo que paso esa noche, a ella le extraño pero aun así me complació, mantuvimos el relato durante el acto y note que su extrañes y pena, se transformaba en excitación, pero de igual manera me pasaba a mí, hasta que llegando el momento de terminar, le pedí que me cambiara el nombre, lo dudo un momento, así que le insistí, finalmente se decidió y lo escuché de su voz, me dijo: ¡Así, Fernandooo! Y el orgasmo mutuo fue intenso.
Los días siguientes pasaron normal, no se mencionaba lo ocurrido esa noche, ni tampoco lo mencionábamos a él. Pero llegando el fin de semana, y de nuevo la noche de sexo, el tema salió a la luz.
C: me pareció extraño lo que me pediste
K: lo imagino, solo me salió en el momento
C: entonces, ¿ya no lo mencionamos?
K: no, si te molesta
C: ¿a ti te molesta?
K: no lo sé, me molesta un poco, pero también me siento extraño
C: ¿te gusto que te llamara Fernando? (con voz seductora)
K: … si, me gusto, y creo que a ti también te gusto decirme así
C: ¿así como?
K: ya sabes, Fernando
C: Fernando, o “Asiii, Fernandooo”
De nuevo me hizo venir, a partir de ese día esa fantasía fue recurrente en nuestras relaciones sexuales, la fuimos subiendo de tono cada vez más, imaginábamos escenarios donde podría darse, hasta podría decirse que se nos hizo un vicio. Verla tener orgasmos imaginando a Fer, hizo que la fantasía comenzara a ser insuficiente, ya no solo quería imaginarla, yo quería ver a Camila teniendo sexo con Fernando.
Esa idea se me metió en la cabeza, hasta que un día se lo solté en caliente, “quiero que me metas los cuernos con Fernando”, igual que siempre tuvo un orgasmo intenso, pero tras llegar la calma, no la deje enfriarse:
K: es en serio lo que te acabo de decir
C: ¿de qué hablas?
K. ya no quiero que solo sea una fantasía, quiero que lo hagamos
C: ¿hablas en serio, de veras permitirías que tuviera sexo con otro?
K: no con cualquiera, quiero que sea con Fernando
Por supuesto que le resulto extraño, hasta un pretexto para que yo tuviera relaciones con otras chicas, si bien el “sí” no llego de inmediato, la idea comenzó a escarbar también en su cabeza, hasta que un día en conjunto con la constante fantasía y algunas situaciones de estrés en su vida, la hicieron explotar y se dijo, ¿por qué no? Y me dio el tan esperado, sí.
Ahora llegaba el siguiente asunto, como decirle a Fernando, pues no solo era decirle que quería tener relaciones con él, sino que quería que yo estuviera presente, así lo hizo, aunque un poco con engaños, le propuso salir y ver que se daba, ya cuando nos encontramos se extrañó de verme ahí, y ella le dijo que no pasaba nada, compramos algunas cosas, bebidas y botanas y entramos a un motel, conversamos los tres, la verdad yo no había tenido la oportunidad de platicar con él mucho, así que la conversación se centró en ellos, ahí note que la amistad no era en vano y se conocían bastante bien, ella paso al tocador, y nos dejó conversando, el alcohol nos ayudó a romper el hielo, tocando temas ajenos a la razón de que estuviéramos ahí, hasta que ella salió, se metió entre nosotros y con actitud seductora nos preguntó:
C: bueno, y ahora que hacemos
F: no lo sé, ¿qué quieren hacer?, ¿pedimos de comer?
K: no creo, solo hay comida de motel
F: solo hay sándwiches y cuernitos
Por increíble que parezca, en ese momento aun no conocíamos el nombre de ese tipo de relación, para nosotros era como un trio, pero sin que yo participara, pero ella le encontró el mejor nombre que en ese momento le podíamos dar.
C: pide Sándwiches, los “cuernitos” te los hacemos entre Fernando y yo
Escucharla decir eso me dio frio y excitación a la vez, aun no era consciente de lo que iba a pasar, pero ya no lo podía evitar, de repente ellos ya estaban besándose encima de la cama, y yo sentado en una orilla. Quien lo ha vivido me entenderá, de repente, todo lo que habías imaginado, está pasando frente a ti, mi novia vestida con un pantalón blanco ajustado y una blusa negra escotada estaba siendo devorada por su amigo, que recorría con sus manos su cuerpo por encima de la ropa, la besaba y se susurraban cosas entre ellos, como si de unos novios se trataran, evitando que yo los escuchara, instintivamente me hice a un lado, me senté en una silla y los observe de lejos.
Su faje continuo por un rato que se me hizo eterno, hasta que empezó a caer la ropa, primero le quito la blusa y con una gran habilidad le quito al instante su sostén, ella gimió y se tapó sus pechos con pena, él le retiro las manos con fuerza y las tomo abriendo sus brazos dejándola incapaz de taparse y besándola apasionadamente en la boca. La recostó y dándome la espalda la siguió besando, así fue por un rato, ya no podía ver con claridad que pasaba, se seguían diciendo cosas entre susurros, hasta que ella empezó a respirar aceleradamente, me moví un poco de lugar para ver mejor y ahí observé como ya los dedos de Fer entraban y salían del interior de Cami aun con su pantalón puesto.
Tras el intenso movimiento, llego el orgasmo de Cami opacado por un beso de Fer, se detuvieron un instante para descansar, Fer comenzó a retirarle el pantalón, sin embargo, Cami cruzo piernas y brazos, comenzaron a susurrarse de nuevo, hasta que Fer se levanto y se me acerco.
F: deberías de hablar con ella
Solo me dijo eso y comenzó a vestirse, se despidió y salió estrepitosamente de la habitación, me acerque a Cami para saber que había pasado y si todo estaba bien, tras estar en silencio un momento, solo me dijo que no se sentía muy cómoda y que deberíamos retirarnos. Así lo hicimos, en el camino solo se me podía ocurrir que, tras el orgasmo, llego la frialdad a su cabeza y sintió arrepentimiento de lo que estábamos haciendo, así que no estaba preparado para lo que iba a escuchar.
K: sabes que te amo y no me gustaría que hicieras algo con lo que te sintieras obligada por mí
C: es verdad que no me sentí muy cómoda, nunca había hecho algo como esto ni tampoco Fer
K: si me lo pides, ya no volveré a tocar el tema
C: pues no es eso… pero si necesito pedirte…
K: ¿qué?, pídeme lo que quieras
C: que la próxima vez, me dejes a solas con él
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