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Lo mismo pensé w.cesar

Esto fue un martes en invierno, creo que agosto, empezó el día como cualquier otro, rutina. Preparar para que vayan a la escuela, mi esposo a su oficina, de camino dejaba a los chicos y yo los busco después a las 16. Como dije rutina. Era el primer día de la semana, había sido feriado y tres días de familia suele ser mucho.
Por fin tenía tiempo para mi, mi nombre es Cecilia, tengo 38 años y estoy casada, 2 hijos. Vivo en zona norte de Buenos Aires, morocha y cuido mi cuerpo dentro de lo posible, no me quejo.
Mi plan era disfrutar de estas horas de mi tiempo. Las cosas con mi esposo no están tan bien, ya hace 10 años que estamos juntos y se siente. Tiempo para trabajar en mi proyecto, escuchar un poco de música, perder otro poco en redes y después volver a almorzar a casa. El plan me gustaba, me di un baño, me vestí cómoda, en zapatillas, pantalón amplio un rosa claro y que lo siento muy suave, es de mis preferidos, una remera y un buzo bastante más grande. Salgo a buscar mi auto y veo que el cielo está un poco oscuro, parece que viene lluvia, así que vuelvo por una campera de lluvia y mi paraguas.
Subo al auto y cuando estoy por salir llega un whatsapp de mi socia, estamos empezando este proyecto y me dice si mejor nos juntamos en un café así nos ponemos al día, cambia un poco mis planes voy a tener que manejar 30 minutos aproximadamente, hasta el punto que tenemos en común.
Me encontré con ella y resolvimos varios pendientes en buen tiempo, y recién eran las 10.30 de la mañana. Vuelvo al auto, para retomar mi plan, y dedicarme este tiempo a mi, puede ser shopping no es mala idea.
Llego al auto, el cielo negro, y cuand le doy arranque y nada, el auto muerto, pruebo de nuevo, me paso alguna vez que como la palanca no estaba en P tampoco arrancaba, aprendí esto después de enojarme con todos sin razón, había pensado que mi marido lo dejo roto sin decirme nada. Pero esta vez era distinto, ni siquiera prendían las luces del tablero. Llamo a mi esposo y no me atiende, mucha bronca. Me manda un mensaje diciendo que estaba en una reunión y no podía hablar. Le comento mi situación y me dice “Mucho no puedo hacer, llama al seguro” y un poco de razón tiene, que puede hacer desde su oficina. Busque el número, llame, pase mis datos y me puse a esperar. Paso media hora y el cielo mas negro, me quede con mi celu hablando tonterías y un poco en instragram, pero realmente no quería estar ahí, llamo de nuevo al seguro y me dicen que ya esta en camino la asistencia mecánica. Sigo esperando y antes que se cumpla la hora llega un camión de esos donde suben al auto arriba, mientras estaciona unos metros más adelante empiezan a caer las primeras gotas, el conductor/Mecanico/ no se que mas, baja y se acerca a mi ventana.
-que paso?
-no se no arranca.
Bajo y él me mira de arriba a abajo, un poco me intimida. Abre el capot del auto yo ni sabia de donde se hacía. Mira algo en el motor y me dice, se viene la lluvia, mejor hacemos un acarreo. Me imagine que era llevar el auto, fue a buscar el camión mientras hablaba por teléfono. Yo me subí al mío y no se como hizo, pero un poco cortando el paso de calle en 3 minutos esta mi auto subiendo a la parte trasera del camión.
-”Subí adelante nena asi no te mojas.” Fueron sus palabras y lo obedecí por primera vez. Entre cerré la puerta el camión estaba en marcha y con la radio prendida a bajo volumen, era la primera vez también que subía a un camión estaba desordenado, papeles, una botella de agua en el piso. En pocos minutos estaba subiendo él también, mientras sonreía me pidió la dirección donde teníamos que llevar el auto. Le pase la dirección de mi casa y partimos. La lluvia ya era copiosa. Cada vez llovía más fuerte. Puso el gps y en algunas calles ya se juntaba agua, no estábamos cerca 27 minutos decía de tiempo estimado. Llegamos a una esquina donde muchos autos estaban parados porque había mucha agua, salimos para atrás y buscamos por donde pasar.
-”Mucho gusto soy cesar”. Dijo
-”Mucho gusto. Soy Cecilia, chechu para los amigos.”. Conteste
-”Bueno checho serás para mí entonces.”
Cesar tenia mas de 50 años seguro, no muy alto de cuerpo bastante grande, esa panza de cerveza que nunca me pareció agradable, y la clásica ropa de trabajo azul, ahora mojada por la lluvia.
Charlamos de cualquier cosa, mientras avanzamos a paso de hombre, le conté que mi marido estaba trabajando y no pudo ayudarme, porque él siempre se encarga de las cosas de mi auto. Y él dijo
-“clásico, tenes que ser más independiente” y ahí toco mi orgullo.
-“Soy independiente en otras cosas más importantes” conteste, seguro nena no te enojes.
Con el nena el me ponía en una situación que me hacía ruido. Llegamos a la subida del autopista pero llovía muchísimo, paro en un costado de la colectora y me dijo
-“esperemos un poco que pare, es un poco peligroso andar así”
-“Me gusta lo peligroso conteste, mientras estemos a tiempo para ir a buscar a mis hijos, te lo voy a agradecer”.
Creí que estaba poniéndolo en su lugar, pero él entendió que estaba coqueteando, quizás sí lo estaba haciendo.
“Contame lo último peligroso que hizo señorita peligro” me dijo el.
-“Señora” conteste.
-“Tenemos tiempo para la historia”
Me acordé no sé por qué de la única vez que había cogido en un auto con un brasileño de vacaciones con mis amigas en Río. Cuando tenía 21 o 22.
-“Una fue joven también”
-“Todavía lo sos”
Esto que dijo él fue un antes y un después, hace mucho no me sentía joven.
Algo se apoderó de mí, la situación me despertó, el contraste entre lo que siempre hago, con mi esposo y la diferencia cien por ciento entre César y mi esposo, me generó algo.
Por instinto puse mi mano sobre su pantalón, él no se lo esperaba, empecé suavemente a acariciarlo y no tardo nada en empezar a moverse debajo del pantalón. El intentó acercarse a darme un beso, pero lo frené con mi otra mano en el pecho, baje el cierre, y desabroche el pantalón, baje el bóxer y encontré una pija que no me esperaba, apenas despierta se veía grande, le pase la lengua por la punta mientras con una mano lo agarraba de las bolas. Bolas grandes y con pelos, muy masculino, ese olor a macho también me invadio. Me sentía de veintitantos de nuevo.
Me acerque lo suficiente para que sienta el calor de mi boca sin contacto.Metí la cabeza en mi boca mientras lo pajeaba suavemente,
-”hu que putita”.
Saque la pija de la boca y le dije
-“señora”
-”señora puta sos”
Me sonreí y me dediqué a lo que quería en ese momento.
El se relajo y se acomodo para que yo esté cómoda, entendió cuál era el juego. Empecé suave metiendo lo que podía, hasta donde podía, le pasaba la lengua como si fuera un helado. Mientras escuchaba sus ruiditos, sus expresiones, más pendeja perra me sentía. Más caliente y húmeda.
Nunca deje de masajear sus huevos mientras se la comía, recuerdo su
-“que rica puta”. “Así, así, cómela toda”.
Y yo obedecía a sus palabras. Su mano en mi espalda bajando a mi pantalón, me dio un chirlo y por instinto gemí. Metió su mano dentro del pantalón y acariciaba mi cola suave, jugaba con el borde de mi bombacha de algodón, lejos de ser sexy, mi ropa interior hace tiempo mutó a este estilo.
De nuevo concentrada en chupársela, en sentir el olor a macho, el ruido de la lluvia golpeando en el techo del camión.
Salgo a tomar ahí, y le pregunto,
-“le gusta señor, sigo”
“Si nena, seguí sácame la leche”
De nuevo obedeciendo, la pija estaba grande ya dura, sentía en mi labio su vena principal hinchada. Acelere el ritmo, estaba desaforada, quería mi premio. Él me tomó de la nuca pero sin empujar, sabía tratarme. Se empezó a acelerar su respiración, apreté suavemente sus huevos y con la otra mano me ayudaba para que acabara sin alejar mi boca. Mi corazón latía y por cada latido me sentía mas pendeja, mas joven de nuevo.
Era inminente y deje la cabeza de la pija en el borde de mi boca, sin soltar sus huevos y moviendo mi otra mano en su pene mojado por mi saliva. Empezó a soltar leche tres chorros, con el primero se escuchó su gemido y me cayó parte en la boca parte en el labio, recordé como me gustaba ver salir la leche. Ya el segundo fue con la pija en la boca, rápidamente la metí y quería sentir su sabor, que delicia, ahí entendemos que el olfato, el gusto y todos los sentidos están conectados. Le dejé en la boca mientras perdía fuerza y la seguí chupando hasta dejarla limpia y sacarle hasta la última gota. Luego con mi dedo junté lo que tenía en el labio y un poco en la nariz y me lo llevé a la boca, no quería desperdiciar nada. Le di un pico a esa pija que me hizo volver a la vida. Me senté de nuevo en mi lugar, el se acomodo la ropa y arrancamos de nuevo. Subió al autopista y en pocos minutos estaba bajando mi auto en la puerta de casa. En medio del viaje intentó tocarme una teta, pero no lo dejé.
-“Que se cree por quien me tomo?. Soy una mujer comprometida” Sonrío.
Al llegar luego de bajar el auto, me dio un papel que parecía una factura o comprobante del servicio. Lo guarde en mi bolsillo del pantalón.
Entre en casa y me mire en un espejo grande que tenemos en la entrada, me gusto lo que vi, un poco despeinada, miro mi cola y mi pantalón favorito con una mancha negra, seguro sus manos estaban sucias de trabajar. Pensé en lavarlo inmediatamente, pero luego de pensarlo mejor, decidí guardarlo así como un trofeo de batalla.
El papel era una comprobante de algo pero estaba vacío solo tenía un número de teléfono y abajo decía césar.
Lo tiré al tacho de basura y me fui a dar un baño caliente, más que placentero. Me siento en la computadora a ver mensajes, dos minutos, me levanto y voy al tacho, recuperó el papel y lo agendo como w.cesar mecánico. No se porque empieza con w, quizas lo quiero al final de mi lista de contactos. Seguro nunca le escriba, quizás sí lo haga.
Cuando mi esposo llegó a la tarde y vio que era un problema de la batería me dijo.
-“Que vagos que son!, ni lo revisaron, fueron por el camino más fácil”
-”Si mi amor, lo mismo pensé”.

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