Antes de que se fuera a trabajar a otra zona el Sr de la basura que tanto me había cogido y me había hecho suya, un día yo estaba en mí casa cocinando, cuando de pronto escucho el timbre, había llegado del gym así que estaba con mi shortcito de lycra y mi top, salí a abrir y ví que era el Sr, me tomó de la cintura y me jaló hacia el , comenzando a besarme apasionadamente, yo puse mis manos sobre su pecho y lo empecé a empujar para sacarme, el me dijo vamos a tú cama para que te dé por dónde te gusta
- no, ahorita no
- por qué no putita?
- está mi mamá en casa
- hija quién es ? Por qué tardas tanto?
En cuanto escuchó la voz rápidamente me soltó el Sr. Mi mamá salió de la casa y lo saludó
- Buenas tardes, hoy no es el día que pasa por la basura
- no, sólo que su hija me pidió un favor y vine a traerle su encargo
Yo nerviosa porque mi mamá fuera a descubrir que el de la basura me estaba cogiendo en su casa, pero el Sr. Fue hacía atrás de su carrito y desató al perro que le había encargado, tomando un mecate y dandomelo en la mano.
- Bueno güerita, ya le conseguí lo que me pidió, yo me retiro
- Mamá puedes meter al perrito al jardín de atrás por favor en lo que aprovecho para tirar la basura
- sí hija
Yo simule que iba por la basura pero lo dije para que ella se fuera y yo pudiera hablar con el hombre a solas
Me le abalance y lo abracé del cuello comenzando a besarlo, metiendo mi lengua en su boca, el me tomó de la cintura y empezó a escurrir sus manos dentro de mi shortcito.
Me separé de él y le dí las gracias por el perro.
- gracias amor, antes de que te vayas a tú otra zona de trabajo, ven en la noche y te daré algo especial
- qué me vas a dar güerita?
- ven y lo descubrirás
- hoy no puedo venir, dame tu número y cuando pueda te mando mensaje
Nos dimos el número y antes de que el se fuera me volvió a besar metiéndonos la lengua al fondo, me dí la vuelta para entrar a mi casa cuando escucho un gran golpe en mi pompi como era costumbre me hizo saltar y de la fuerza me ardió, pero está vez en lugar de reclamar le dije
- el día que vengas tu sorpresa va ser que me rompas mi culo
- enserio me vas a dejar darte por el culito
- si amor me vas a romper la cola
Cerré la puerta y fui a ver al perro.
Obviamente el perro estaba en malas condiciones, sucio, con hambre así que aproveché y lo llevé al veterinario a revisión, darle de comer y vacunarlo.
Pero yo quería bañarlo para empezar a explorarlo y ver como reaccionaba el perro.
Nos metimos en la bañera, a él le encanta al parecer el agua pues no tuvo mayor problema, su champú que recién le había comprado el agua tibia y lo enjaboné todo, metí mis manos bajo su vientre y normalmente cuando haces eso a los perros se le sale su verga rosada, nunca se me había ocurrido de pajearle su verga a un perro, hasta ahora que yo en cada ocasión quería pene. Cuando lavo a mi otro perro siempre estoy en pantaloncitos cortos, esta vez estaba en mi bikini, quería sentirme más sexy y más puta, y aparte porque siempre que bañaba a mi otro perro quedo toda mojada. Entonces estaba lavando su parte inferior y toqué su pene.
No sé si quería transmitirme algo, se veía tan divertido con su pata levantada invitándome a tocar su pene, además, me miraba con sus ojitos insidiosos y tiernos, que mi mano se fue solita hacia su pene, no sé qué me pasó, pero tomé su pene con cierta devoción, lentamente se lo moví atrás y adelante, lo hice deslizarse en mi mano casi como lo hago con un hombre. Acaricié sus gruesas y pesadas bolas con una mano y con la otra continué moviendo su verga que parecía engrosarse aún más.
Me arrodillé para observarlo más de cerca, pensé en que tenía un perro cachondo y algo hormigueó entre mis piernas, pues lo quería para que fuera mi macho y resulta que es bien cachondo. Su pene canino lucía hermoso y en mis manos se sentía caliente. Había una enorme bola en su base que me intrigaba y me atraía. Mis manos seguían moviéndose a lo largo de la larga verga de Tomy, éste comenzaba a coger mi mano:
—¡Pobrecito! … ¡Buen chico! … mira lo que te ha hecho mami … te ha hecho crecer tu cosota … te ha hecho que te pongas caliente, mi bebé …
Su mirada era muy dulce, seguí pajeando su miembro casi sin darme cuenta, luego me vino algo de arrepentimiento, me pareció patético estar pajeando la verga de Tomy y sintiendo mi conchita que se empapaba y hormigueaba. Estaba hasta casi moviendo mi pelvis al ritmo que él cogía mi mano, pero era demasiado rápido como para igualarlo. ¿Qué pensaría mis papás si me encontraba con la verga de Tomy en las manos y vestida solo con mi bikini?
Pero sus ojos traviesos seguían sobre mí, dobló su torso y me dio una tierna lengüeteada en mi hombro:
—Lo sé cariño, mami es una mala hembra … y te ha hecho calentarte …
Lo terminé de enjuagar y salimos de la bañera para secarlo, él siempre con su vergota a mil:
—¡Ya!, niño … cálmate que mami no tiene todo el día … ni pienses que te pajearé tu juguetito … así que cálmate, ahorita no, después me harás tú perra y serás mi macho, pero tranquilo…
Se echó sobre la alfombra de salida de ducha y comenzó a lamerse su pija:
—Eso, cariño … juega con tú verga que mami tiene otras cosas que hacer, yo sí quería en ese momento ser ensartada por el, pero como todavía era media tarde, mis papás luego entraban a mi cuarto sin tocar y la escena que se iban a llevar era sumamente rara su hija en 4 mientras un perro la monta y le mete su pene…
Pero la languidez de su mirada me provocó una ternura enorme, era como si me implorara de hacer algo más, improvisamente se levantó y su lengua toco de lleno la parte frontal de mi bikini, rápidamente retrocedí con mis muslos apretados. Mi vagina se encendió:
—¿Quieres ser travieso con mami? … Si lo sé que yo te he puesto así … Bueno … te haré una travesura … lo sé que te hace falta una perrita, pero yo soy tu perrita…
Lentamente acaricié su cabeza, su lomo y mi mano bajo a su vientre, su verga seguía dura y caliente.
—¡Mi perrito lo tiene paradito! …
Le dije agarrando su verga y moviéndola atrás y adelante, atrás y adelante, repitiendo el movimiento lentamente y poco a poco incrementando la velocidad. Mi concha estaba ardiendo, con las gotitas que salían de su pija, las agarré en mi mano y luego la metí bajo mi bikini para bañar mi conchita, se formó una especie de cremita, mi clítoris me hacía mover mis caderas imaginando como sería sentir esa gruesa verga que latía en mi mano:
—¿Y porque no? Para eso lo había pedido, para que me cogiera…
Lo hice salir por el borde de la bañera. No sé si el fino olfato del perro logro percatarse del olor que emanaba mi vagina caliente, pero él instintivamente metió su hocico en mi entrepierna y lo empujó contra mi pubis, mi bikini mojado se metió entre mis labios mayores y me hizo erizar la piel. Quería retirarme al principio pues sí quería coger con el, pero se me hacía raro y por eso dudaba, pero inexplicablemente lo deje hacer:
—¡Oh Que bestia! … Tú también quieres jugar, ¿eh? …
Al parecer mi olor le atraía, su lengua acarició mis muslos y su fría nariz empujó insistentemente entre mis excitados labios.
—¿Qué haces? … ¡Oye!, esa es mi vagina … te gusta, ¿eh? … ¿sientes como huele rico? …
Su lengua comenzó a dibujar la hinchazón de mi concha a través del delgado género de mi bikini, los jugos de mi concha bañaron la tela, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me giré para alejarme.
—Ven … tengo que secarte …
No fue tan fácil alejarme de esa lengua hechicera que me hacía sentir tanto bien.
—Ven … recuéstate … es más fácil para mami secarte … eres tan grande, cariño …
Se echó sobre la alfombra y le sequé la barriga, pero mis ojos estaban pegados en su miembro rosado, medio azulado, brillante, grueso, cálido. Algo hizo “clic” en mí. Me senté en cuclillas junto a él con mis piernas abiertas. Mis manos volvieron a atrapar su arnés masculino. Inmediatamente me recordé de esos relatos de mujeres que se atrevieron a acoger una pija enorme en sus conchitas.
—¿Cómo se sentirá si lo apoyo en mi conchita, me daba mucho morbo? …
Era algo que no pude resistirlo, brillaba tan hermosamente y estaba recién bañado, impecablemente limpio. Lo toque varias veces, era una exquisitez y tan grande. Estaba tan absorta admirando su pene que de repente sentí su lengua entre mis nalgas. Volvieron a mí, los escalofríos, maripositas en mi estómago y también en mi conchita.
—¿Qué quieres? … bueno … quizás solo la puntita … eso no debería doler … no vayas a decirle a tus dueños … vamos … hazme probar primero tu lengüita …
Me senté frente a él con las piernas abiertas y aparté mi bikini para ofrecerle mí vagina, lo hice a un lado. Sacó la cabeza hacia adelante y sentí su nariz mojada contra mi concha. Hubo un instante en que dudé. Primero olió y luego su larga lengua de terciopelo salió como en cámara lenta de su hocico y se estrelló contra la hendedura de mis labios vaginales. Al principio se sintió extraño, pero debo decir que extraordinariamente agradable, entonces pensé, que mal puede haber en unos cuantos lametones más. Me acerqué más a él y deslicé mi conchita sobre su cabeza para darle mejor acceso, me levanté y me quité mi bikini tirándolo al suelo:
—Ven Tomy … levántate …
Frente a él, esperé que se acercara abriendo mis piernas, estaba a la altura correcta, me dio unas lamidas con su lengua gigantesca por toda mi vagina. ¡Oh, mi Dios! … que rico que se siente. Esa gran lengua entre mis piernas me barría de arriba hacia abajo y luego lo volvía a hacer a buena velocidad, rápidamente separé mis labios para sentirlo sobre mi botoncito de placer. Creí morir, ¡Guau!, que sensación tan abrumadora, nadie me ha lamido así. Hubiese querido filmar para guardarlo y verlo luego para masturbarme. Pero sentí que me corría, ¡Oh! Que placer, mi vagina comenzó a temblar y mis jugos fluían a torrentes, pero él lamió todos mis jugos. De pronto sentí la necesidad de sentir su verga en mi mano, quiero hacer todo con ella, ya nada me importaba, podría pasar cualquier cosa, de todo, quería satisfacerlo y que me hiciera sentir hembra, su perrita.
Me incliné y lo agarré por debajo de su panza, lo toqué, estaba caliente. ¿Cómo le hago para tenerlo en mí?
—¡Sí! … ya sé lo que quieres … yo también quiero … pero no sé cómo hacerlo …
Muchas cosas pasaban por mi cabeza, pero me estaba convenciendo cada vez más de querer probar lo desconocido para mí, solo que no sabía cómo hacerlo. Al leerlo en los relatos o verlo en algunos videos, todo parecía simple, pero ahora al parecer nada de eso me servía, este perro es gigantesco y yo menudita con su inmensa verga bajo mis ojos. Cerré con seguro la puerta de mi dormitorio y comencé a planificar el modo de intentar de hacerlo, lo subí a la cama y le dije de echarse, me senté a su lado y lo hice voltearse, luego me monté a horcajadas sobre él, como cuando lo hago con un hombre. Sacudí su verga magnifica que estaba bastante rígida:
—No te muevas, cariño … mami te hará el favor…
Con su pene firme en mi mano debía solo encontrar el coraje de bajar mi vagina sobre su verga que ya apuntaba amenazadoramente hacia la hendidura mojada de mi concha, ahora solo lo debería empujar dentro de mí, pensé. Bajé un poco más mí ingle y sentí la punta caliente de su mastodóntico pene separar los labios de mi conchita mojada, mientras demoraba la penetración por una indecisión in extremis, paseaba el puntiagudo vergón caliente sobre mi delicado clítoris. Como me senté sobre él con las piernas muy abiertas, también mi vagina estaba abierta de par en par, así que froté su verga por todo mi empapada conchita fácilmente, pensé que el perro al estar acostado patas arriba iba a estar inquieto, pero se quedó totalmente inmóvil.
—¡Oh! … Que sensación tan caliente …
Me incliné sobre Tomy convulsionando en un orgasmo espontaneo, sus pelos me hacían cosquillas en el culo, mis fluidos bañaban la ya mojada verga de él. Todo esto me puso más caliente todavía. Con mucho cuidado me bajé y me penetré con varios centímetros de ese gordo pene canino, fácilmente se deslizó dentro de mí coño. Momentáneamente perdí el control. Jadeando y gimiendo me agaché con fuerza, Tomy lanzo un quejido y un pequeño aullido, después hubo silencio. Ya estaba dentro de mí, tomé un largo respiro y lo empujé más adentro. Tan adentro que mis labios tocaron su pelaje y sus pelos acariciaron mi concha, sentí la punta afilada dentro de mi matriz y su bola que no había crecido todavía del todo, entro y salió de mi conchita haciéndome tiritar en otra serie de micro orgasmos, me quedé quietecita mientras mi cuerpo temblaba.
Me enderecé con su verga profundamente clavada en mí, tomé sus patas traseras y comencé a moverme lentamente arriba y abajo y, un poco como balancín, atrás y adelante. Su bola creció tanto que quedó fuera de mi concha, intenté varias veces hacerla entrar bajando mi ingle fuertemente sobre él hasta sentir sus bolas, pero los suaves quejidos de Tomy me dieron a entender que podría lastimarlo. Me resultaba difícil contener mí lujuria y mis movimientos eran un tanto descontrolados por la calentura que me hacía sentir su vergota gorda y caliente. Era cómo estar en un orgasmo largo y prolongado, intentaba cerrar mis piernas, pero no me era posible. Simplemente me sentía abrumada y esas sensaciones me sobrepasaban, me sentí desfallecer y me afirmé a su cuerpo. Estaba gruñendo y chillando como una bestia y mis fluidos escurrían de mi vagina a torrentes. Entendí que estaba gozando solo yo, Tomy necesitaba coger como perrito y yo estaba haciéndolo como humano.
Me levanté un poco, lo hice alzarse y me metí debajo de él, pero no funcionó, él era demasiado grande y alto. Entonces me bajé del lecho y me puse a lo perrito apoyada con mis senos sobre el acolchado, me movía con gran dificultad, debido a que él venía detrás de mí lengüeteando mi concha causándome estremecimientos, chillidos y gritos. Me acomodé bien al borde de la cama, levanté mi culo en el aire y me di varios golpecitos en mis nalgas, él comenzó a lamer mi culo y mi concha, me hacía morir de placer con esa lengua inquisidora, me movía adelante y atrás, luego se introducía y me provocaba espasmos orgásmicos irrefrenables, hasta me salió pipí que no pude contener, estaba empapada de mis juguitos y de los orines que no pude aguantar.
Luego saltó sobre mi espalda, pero él es tan grande que su verga golpeó mi espalda, un par de veces su verga pasó por mi culo y su líquido preseminal mojó mi piel. Se equivocó una infinidad de veces, me parecía que era algo que no iba a concretarse, me estaba sintiendo defraudada, pero mi calentura subsistía a pesar de todo, lo quería en mí, quería su gran verga en mi concha. Él continuaba intentando meter su pija en mi vagina, entonces metí mi mano entre mis piernas y alcancé su verga resbaladiza y la acompañé a mi rajita mojada. Con un violento empujón, sorpresivamente Tomy metió su pene en mi vagina y me hizo lanzar un alarido. Pensé iba a ser más difícil, pero finalmente entró sin mucha resistencia. Al principio comenzó lentamente, se acomodó con una serie de saltitos, después embocó su verga desde abajo hacia arriba, entró una gran porción en mi húmeda conchita, me hizo gritar varias veces, pero como estaban mis papás en casa, no quería alarmarlos, así que mordí las sábanas para ahogar mis gemidos y mis gritos, después sentí esa bola gigante presionando mis labios y ensanchando mi vagina a límites insospechados, entró y salió causándome una sensación abrumadora para luego atascarse dentro de mi vagina, comenzando a estremecerme toda, como si mi cuerpo entero fuese parte de su pija gigante, tironeaba mi concha adentro y afuera, mis entrañas temblaban y el goce me hacía chillar y tratando de mantener mi equilibrio no solo físico, también mi equilibrio mental, la sensación era demencial.
Mi orgasmo gigantesco y arrollador comenzó cuando su semen comenzó a llenar mi matriz, oleadas calientes de esperma llenaron todos mis recovecos, alargaron todos mis pliegues vaginales e hicieron crecer mi pancita. Mi vagina se contrajo una y otra vez, succionando con mis músculos la poderosa verga que derramaba líquido seminal en lo más profundo de mi ser. Me sentí desfallecer, casi perdí el conocimiento, quise parar asustada por la poderosa sensación, pero Tomy continuó con sus palpitaciones y movimientos. Su bola se había hinchado completamente dentro de mí y mis labios vaginales se contrajeron para atraparla y no dejarla ir, todavía sentía chorros que salían de su pija. Acaricié mi clítoris y me corrí un par de veces más. Por suerte Tomy estaba calmo y no me arrastró con él. Me quedé con su verga incrustada en mi vagina por cerca de veinte minutos, estaba totalmente extasiada y orgasmeada, mis piernas me temblaban rápidamente, estaba completamente sudada y mi vagina llena de leche y mis juguitos, luego con un ruido sordo salió disparada de mi concha y con ella un mar de semen canino y fluidos míos se derramaron sobre la sábana. Me quedé asombrada por la enorme cantidad de semilla canina versada sobre mi cama.
Terminamos de coger y me metí a bañar, al salir Tomy estaba en el piso durmiendo, después de complacer a su perrita.
Cambié las sábanas llenas de leche, juguitos míos y mi pipi y me acosté a tomar una siesta, sólo tenía un shortcito de pijama y mi top, Tomy subió a mi cama y como yo estaba boca abajo, Tomy empezó a oler mi colita con una lenguetada de vez en cuando, eso me puso cachonda de nuevo, pero estaba tan cansada que decidí esperar para volver a follar con el.
Parte 2
- no, ahorita no
- por qué no putita?
- está mi mamá en casa
- hija quién es ? Por qué tardas tanto?
En cuanto escuchó la voz rápidamente me soltó el Sr. Mi mamá salió de la casa y lo saludó
- Buenas tardes, hoy no es el día que pasa por la basura
- no, sólo que su hija me pidió un favor y vine a traerle su encargo
Yo nerviosa porque mi mamá fuera a descubrir que el de la basura me estaba cogiendo en su casa, pero el Sr. Fue hacía atrás de su carrito y desató al perro que le había encargado, tomando un mecate y dandomelo en la mano.
- Bueno güerita, ya le conseguí lo que me pidió, yo me retiro
- Mamá puedes meter al perrito al jardín de atrás por favor en lo que aprovecho para tirar la basura
- sí hija
Yo simule que iba por la basura pero lo dije para que ella se fuera y yo pudiera hablar con el hombre a solas
Me le abalance y lo abracé del cuello comenzando a besarlo, metiendo mi lengua en su boca, el me tomó de la cintura y empezó a escurrir sus manos dentro de mi shortcito.
Me separé de él y le dí las gracias por el perro.
- gracias amor, antes de que te vayas a tú otra zona de trabajo, ven en la noche y te daré algo especial
- qué me vas a dar güerita?
- ven y lo descubrirás
- hoy no puedo venir, dame tu número y cuando pueda te mando mensaje
Nos dimos el número y antes de que el se fuera me volvió a besar metiéndonos la lengua al fondo, me dí la vuelta para entrar a mi casa cuando escucho un gran golpe en mi pompi como era costumbre me hizo saltar y de la fuerza me ardió, pero está vez en lugar de reclamar le dije
- el día que vengas tu sorpresa va ser que me rompas mi culo
- enserio me vas a dejar darte por el culito
- si amor me vas a romper la cola
Cerré la puerta y fui a ver al perro.
Obviamente el perro estaba en malas condiciones, sucio, con hambre así que aproveché y lo llevé al veterinario a revisión, darle de comer y vacunarlo.
Pero yo quería bañarlo para empezar a explorarlo y ver como reaccionaba el perro.
Nos metimos en la bañera, a él le encanta al parecer el agua pues no tuvo mayor problema, su champú que recién le había comprado el agua tibia y lo enjaboné todo, metí mis manos bajo su vientre y normalmente cuando haces eso a los perros se le sale su verga rosada, nunca se me había ocurrido de pajearle su verga a un perro, hasta ahora que yo en cada ocasión quería pene. Cuando lavo a mi otro perro siempre estoy en pantaloncitos cortos, esta vez estaba en mi bikini, quería sentirme más sexy y más puta, y aparte porque siempre que bañaba a mi otro perro quedo toda mojada. Entonces estaba lavando su parte inferior y toqué su pene.
No sé si quería transmitirme algo, se veía tan divertido con su pata levantada invitándome a tocar su pene, además, me miraba con sus ojitos insidiosos y tiernos, que mi mano se fue solita hacia su pene, no sé qué me pasó, pero tomé su pene con cierta devoción, lentamente se lo moví atrás y adelante, lo hice deslizarse en mi mano casi como lo hago con un hombre. Acaricié sus gruesas y pesadas bolas con una mano y con la otra continué moviendo su verga que parecía engrosarse aún más.
Me arrodillé para observarlo más de cerca, pensé en que tenía un perro cachondo y algo hormigueó entre mis piernas, pues lo quería para que fuera mi macho y resulta que es bien cachondo. Su pene canino lucía hermoso y en mis manos se sentía caliente. Había una enorme bola en su base que me intrigaba y me atraía. Mis manos seguían moviéndose a lo largo de la larga verga de Tomy, éste comenzaba a coger mi mano:
—¡Pobrecito! … ¡Buen chico! … mira lo que te ha hecho mami … te ha hecho crecer tu cosota … te ha hecho que te pongas caliente, mi bebé …
Su mirada era muy dulce, seguí pajeando su miembro casi sin darme cuenta, luego me vino algo de arrepentimiento, me pareció patético estar pajeando la verga de Tomy y sintiendo mi conchita que se empapaba y hormigueaba. Estaba hasta casi moviendo mi pelvis al ritmo que él cogía mi mano, pero era demasiado rápido como para igualarlo. ¿Qué pensaría mis papás si me encontraba con la verga de Tomy en las manos y vestida solo con mi bikini?
Pero sus ojos traviesos seguían sobre mí, dobló su torso y me dio una tierna lengüeteada en mi hombro:
—Lo sé cariño, mami es una mala hembra … y te ha hecho calentarte …
Lo terminé de enjuagar y salimos de la bañera para secarlo, él siempre con su vergota a mil:
—¡Ya!, niño … cálmate que mami no tiene todo el día … ni pienses que te pajearé tu juguetito … así que cálmate, ahorita no, después me harás tú perra y serás mi macho, pero tranquilo…
Se echó sobre la alfombra de salida de ducha y comenzó a lamerse su pija:
—Eso, cariño … juega con tú verga que mami tiene otras cosas que hacer, yo sí quería en ese momento ser ensartada por el, pero como todavía era media tarde, mis papás luego entraban a mi cuarto sin tocar y la escena que se iban a llevar era sumamente rara su hija en 4 mientras un perro la monta y le mete su pene…
Pero la languidez de su mirada me provocó una ternura enorme, era como si me implorara de hacer algo más, improvisamente se levantó y su lengua toco de lleno la parte frontal de mi bikini, rápidamente retrocedí con mis muslos apretados. Mi vagina se encendió:
—¿Quieres ser travieso con mami? … Si lo sé que yo te he puesto así … Bueno … te haré una travesura … lo sé que te hace falta una perrita, pero yo soy tu perrita…
Lentamente acaricié su cabeza, su lomo y mi mano bajo a su vientre, su verga seguía dura y caliente.
—¡Mi perrito lo tiene paradito! …
Le dije agarrando su verga y moviéndola atrás y adelante, atrás y adelante, repitiendo el movimiento lentamente y poco a poco incrementando la velocidad. Mi concha estaba ardiendo, con las gotitas que salían de su pija, las agarré en mi mano y luego la metí bajo mi bikini para bañar mi conchita, se formó una especie de cremita, mi clítoris me hacía mover mis caderas imaginando como sería sentir esa gruesa verga que latía en mi mano:
—¿Y porque no? Para eso lo había pedido, para que me cogiera…
Lo hice salir por el borde de la bañera. No sé si el fino olfato del perro logro percatarse del olor que emanaba mi vagina caliente, pero él instintivamente metió su hocico en mi entrepierna y lo empujó contra mi pubis, mi bikini mojado se metió entre mis labios mayores y me hizo erizar la piel. Quería retirarme al principio pues sí quería coger con el, pero se me hacía raro y por eso dudaba, pero inexplicablemente lo deje hacer:
—¡Oh Que bestia! … Tú también quieres jugar, ¿eh? …
Al parecer mi olor le atraía, su lengua acarició mis muslos y su fría nariz empujó insistentemente entre mis excitados labios.
—¿Qué haces? … ¡Oye!, esa es mi vagina … te gusta, ¿eh? … ¿sientes como huele rico? …
Su lengua comenzó a dibujar la hinchazón de mi concha a través del delgado género de mi bikini, los jugos de mi concha bañaron la tela, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me giré para alejarme.
—Ven … tengo que secarte …
No fue tan fácil alejarme de esa lengua hechicera que me hacía sentir tanto bien.
—Ven … recuéstate … es más fácil para mami secarte … eres tan grande, cariño …
Se echó sobre la alfombra y le sequé la barriga, pero mis ojos estaban pegados en su miembro rosado, medio azulado, brillante, grueso, cálido. Algo hizo “clic” en mí. Me senté en cuclillas junto a él con mis piernas abiertas. Mis manos volvieron a atrapar su arnés masculino. Inmediatamente me recordé de esos relatos de mujeres que se atrevieron a acoger una pija enorme en sus conchitas.
—¿Cómo se sentirá si lo apoyo en mi conchita, me daba mucho morbo? …
Era algo que no pude resistirlo, brillaba tan hermosamente y estaba recién bañado, impecablemente limpio. Lo toque varias veces, era una exquisitez y tan grande. Estaba tan absorta admirando su pene que de repente sentí su lengua entre mis nalgas. Volvieron a mí, los escalofríos, maripositas en mi estómago y también en mi conchita.
—¿Qué quieres? … bueno … quizás solo la puntita … eso no debería doler … no vayas a decirle a tus dueños … vamos … hazme probar primero tu lengüita …
Me senté frente a él con las piernas abiertas y aparté mi bikini para ofrecerle mí vagina, lo hice a un lado. Sacó la cabeza hacia adelante y sentí su nariz mojada contra mi concha. Hubo un instante en que dudé. Primero olió y luego su larga lengua de terciopelo salió como en cámara lenta de su hocico y se estrelló contra la hendedura de mis labios vaginales. Al principio se sintió extraño, pero debo decir que extraordinariamente agradable, entonces pensé, que mal puede haber en unos cuantos lametones más. Me acerqué más a él y deslicé mi conchita sobre su cabeza para darle mejor acceso, me levanté y me quité mi bikini tirándolo al suelo:
—Ven Tomy … levántate …
Frente a él, esperé que se acercara abriendo mis piernas, estaba a la altura correcta, me dio unas lamidas con su lengua gigantesca por toda mi vagina. ¡Oh, mi Dios! … que rico que se siente. Esa gran lengua entre mis piernas me barría de arriba hacia abajo y luego lo volvía a hacer a buena velocidad, rápidamente separé mis labios para sentirlo sobre mi botoncito de placer. Creí morir, ¡Guau!, que sensación tan abrumadora, nadie me ha lamido así. Hubiese querido filmar para guardarlo y verlo luego para masturbarme. Pero sentí que me corría, ¡Oh! Que placer, mi vagina comenzó a temblar y mis jugos fluían a torrentes, pero él lamió todos mis jugos. De pronto sentí la necesidad de sentir su verga en mi mano, quiero hacer todo con ella, ya nada me importaba, podría pasar cualquier cosa, de todo, quería satisfacerlo y que me hiciera sentir hembra, su perrita.
Me incliné y lo agarré por debajo de su panza, lo toqué, estaba caliente. ¿Cómo le hago para tenerlo en mí?
—¡Sí! … ya sé lo que quieres … yo también quiero … pero no sé cómo hacerlo …
Muchas cosas pasaban por mi cabeza, pero me estaba convenciendo cada vez más de querer probar lo desconocido para mí, solo que no sabía cómo hacerlo. Al leerlo en los relatos o verlo en algunos videos, todo parecía simple, pero ahora al parecer nada de eso me servía, este perro es gigantesco y yo menudita con su inmensa verga bajo mis ojos. Cerré con seguro la puerta de mi dormitorio y comencé a planificar el modo de intentar de hacerlo, lo subí a la cama y le dije de echarse, me senté a su lado y lo hice voltearse, luego me monté a horcajadas sobre él, como cuando lo hago con un hombre. Sacudí su verga magnifica que estaba bastante rígida:
—No te muevas, cariño … mami te hará el favor…
Con su pene firme en mi mano debía solo encontrar el coraje de bajar mi vagina sobre su verga que ya apuntaba amenazadoramente hacia la hendidura mojada de mi concha, ahora solo lo debería empujar dentro de mí, pensé. Bajé un poco más mí ingle y sentí la punta caliente de su mastodóntico pene separar los labios de mi conchita mojada, mientras demoraba la penetración por una indecisión in extremis, paseaba el puntiagudo vergón caliente sobre mi delicado clítoris. Como me senté sobre él con las piernas muy abiertas, también mi vagina estaba abierta de par en par, así que froté su verga por todo mi empapada conchita fácilmente, pensé que el perro al estar acostado patas arriba iba a estar inquieto, pero se quedó totalmente inmóvil.
—¡Oh! … Que sensación tan caliente …
Me incliné sobre Tomy convulsionando en un orgasmo espontaneo, sus pelos me hacían cosquillas en el culo, mis fluidos bañaban la ya mojada verga de él. Todo esto me puso más caliente todavía. Con mucho cuidado me bajé y me penetré con varios centímetros de ese gordo pene canino, fácilmente se deslizó dentro de mí coño. Momentáneamente perdí el control. Jadeando y gimiendo me agaché con fuerza, Tomy lanzo un quejido y un pequeño aullido, después hubo silencio. Ya estaba dentro de mí, tomé un largo respiro y lo empujé más adentro. Tan adentro que mis labios tocaron su pelaje y sus pelos acariciaron mi concha, sentí la punta afilada dentro de mi matriz y su bola que no había crecido todavía del todo, entro y salió de mi conchita haciéndome tiritar en otra serie de micro orgasmos, me quedé quietecita mientras mi cuerpo temblaba.
Me enderecé con su verga profundamente clavada en mí, tomé sus patas traseras y comencé a moverme lentamente arriba y abajo y, un poco como balancín, atrás y adelante. Su bola creció tanto que quedó fuera de mi concha, intenté varias veces hacerla entrar bajando mi ingle fuertemente sobre él hasta sentir sus bolas, pero los suaves quejidos de Tomy me dieron a entender que podría lastimarlo. Me resultaba difícil contener mí lujuria y mis movimientos eran un tanto descontrolados por la calentura que me hacía sentir su vergota gorda y caliente. Era cómo estar en un orgasmo largo y prolongado, intentaba cerrar mis piernas, pero no me era posible. Simplemente me sentía abrumada y esas sensaciones me sobrepasaban, me sentí desfallecer y me afirmé a su cuerpo. Estaba gruñendo y chillando como una bestia y mis fluidos escurrían de mi vagina a torrentes. Entendí que estaba gozando solo yo, Tomy necesitaba coger como perrito y yo estaba haciéndolo como humano.
Me levanté un poco, lo hice alzarse y me metí debajo de él, pero no funcionó, él era demasiado grande y alto. Entonces me bajé del lecho y me puse a lo perrito apoyada con mis senos sobre el acolchado, me movía con gran dificultad, debido a que él venía detrás de mí lengüeteando mi concha causándome estremecimientos, chillidos y gritos. Me acomodé bien al borde de la cama, levanté mi culo en el aire y me di varios golpecitos en mis nalgas, él comenzó a lamer mi culo y mi concha, me hacía morir de placer con esa lengua inquisidora, me movía adelante y atrás, luego se introducía y me provocaba espasmos orgásmicos irrefrenables, hasta me salió pipí que no pude contener, estaba empapada de mis juguitos y de los orines que no pude aguantar.
Luego saltó sobre mi espalda, pero él es tan grande que su verga golpeó mi espalda, un par de veces su verga pasó por mi culo y su líquido preseminal mojó mi piel. Se equivocó una infinidad de veces, me parecía que era algo que no iba a concretarse, me estaba sintiendo defraudada, pero mi calentura subsistía a pesar de todo, lo quería en mí, quería su gran verga en mi concha. Él continuaba intentando meter su pija en mi vagina, entonces metí mi mano entre mis piernas y alcancé su verga resbaladiza y la acompañé a mi rajita mojada. Con un violento empujón, sorpresivamente Tomy metió su pene en mi vagina y me hizo lanzar un alarido. Pensé iba a ser más difícil, pero finalmente entró sin mucha resistencia. Al principio comenzó lentamente, se acomodó con una serie de saltitos, después embocó su verga desde abajo hacia arriba, entró una gran porción en mi húmeda conchita, me hizo gritar varias veces, pero como estaban mis papás en casa, no quería alarmarlos, así que mordí las sábanas para ahogar mis gemidos y mis gritos, después sentí esa bola gigante presionando mis labios y ensanchando mi vagina a límites insospechados, entró y salió causándome una sensación abrumadora para luego atascarse dentro de mi vagina, comenzando a estremecerme toda, como si mi cuerpo entero fuese parte de su pija gigante, tironeaba mi concha adentro y afuera, mis entrañas temblaban y el goce me hacía chillar y tratando de mantener mi equilibrio no solo físico, también mi equilibrio mental, la sensación era demencial.
Mi orgasmo gigantesco y arrollador comenzó cuando su semen comenzó a llenar mi matriz, oleadas calientes de esperma llenaron todos mis recovecos, alargaron todos mis pliegues vaginales e hicieron crecer mi pancita. Mi vagina se contrajo una y otra vez, succionando con mis músculos la poderosa verga que derramaba líquido seminal en lo más profundo de mi ser. Me sentí desfallecer, casi perdí el conocimiento, quise parar asustada por la poderosa sensación, pero Tomy continuó con sus palpitaciones y movimientos. Su bola se había hinchado completamente dentro de mí y mis labios vaginales se contrajeron para atraparla y no dejarla ir, todavía sentía chorros que salían de su pija. Acaricié mi clítoris y me corrí un par de veces más. Por suerte Tomy estaba calmo y no me arrastró con él. Me quedé con su verga incrustada en mi vagina por cerca de veinte minutos, estaba totalmente extasiada y orgasmeada, mis piernas me temblaban rápidamente, estaba completamente sudada y mi vagina llena de leche y mis juguitos, luego con un ruido sordo salió disparada de mi concha y con ella un mar de semen canino y fluidos míos se derramaron sobre la sábana. Me quedé asombrada por la enorme cantidad de semilla canina versada sobre mi cama.
Terminamos de coger y me metí a bañar, al salir Tomy estaba en el piso durmiendo, después de complacer a su perrita.
Cambié las sábanas llenas de leche, juguitos míos y mi pipi y me acosté a tomar una siesta, sólo tenía un shortcito de pijama y mi top, Tomy subió a mi cama y como yo estaba boca abajo, Tomy empezó a oler mi colita con una lenguetada de vez en cuando, eso me puso cachonda de nuevo, pero estaba tan cansada que decidí esperar para volver a follar con el.
Parte 2
3 comentarios - Mi macho especial
2- No te acerques nunca a un animal