Yo estaba tranquilo con mi cuñada Mariana. Ella estaba interesada en otro chico, y ya la iban a dejar a tener novio, pero de la nada nos besamos en la clase de guitarra cuando Carla se fue al baño. De ahí nos quedamos con ganas de más y coordinamos de vernos en la calle de atrás de su casa. Nos besamos contra una pared medio escondidita y le toqué las tetas y el coño. Quería que ella fuera a mí casa, pero ellas casi nunca salían ni siquiera a la esquina.
Así que luego de unos días, luego de cordinar por teléfono, yo fui a la iglesia escondido y nos vimos en la construcción de arriba, donde ella había visto a su hermana chupándome. Luego de un rato de besos y chupadas de tetas yo la hice agacharse y mamarme la verga por primera vez, tal como había hecho con Carla, después subí su minifalda y le chupé la concha un rato, pero teníamos poco tiempo y de una le clavé la verga. La desvirgué de frente. Muy rico, nada de dolor. Casi me vine adentro, pero la saqué en el último momento. Dos días después para mí sorpresa ella logró ir a mi casa. Tuvimos suerte porqué yo estaba solo, así que aproveché. Al principio aún quiso hacerse la dificil, a que solo vino a charlar, pero yo no estaba para eso e insistí. Pronto la estaba cogiendo, y muy bien. Que aguante de la cuñadita! El problema fue que ese mismo fin de semana tuve que reunirme una vez más con la pastora porque nos habían descubierto e hicieron Mariana confesar todo.

Esa vez la pastora Jessica también estaba y las dos estaban muy molestas. No crean que porque recién había cogido a la pastora Julia ella tuvo piedad. No, tuve que escuchar un largo sermón y ella casi me expulsó de la iglesia. Me dijeron que si Mariana se quedaba embarazada yo iba a tener que casarme con ella, de la misma forma que ellas habían hecho en su momento, pero eso era solo para asustarme. No había posibilidad de eso. También amenazaron con contarle a su padre y al pastor.
La pastora Julia estaba muy molesta, nunca la había visto alterada así. No parecía que habíamos culeado hace pocos días. Pero su enojo, después lo supe, también era porque yo había roto nuestro trato. Que sí hacía con ella iba a calmarme con su nieta. Y peor porque me había cogido a la otra nieta, no a la que era mi novia.
La que calmó la situación fue la pastora Jessica. No estuvo de acuerdo de que me expulsaran, sobretodo porqué iban a tener que hablar con el pastor principal (esposo de la pastora Julia) y el lío sería mayor, tampoco le parecía productivo terminar la relación con Carla y lo que sucedió fue que llamaron a Carla y a Mariana a la sala para hacer un compromiso de mantenerse íntegros de ahora en adelante. Mariana también fue castigada y le volvieron a insistir que no podría volver e estar conmigo sino hablarían a su papá. Luego preguntaron a Carla si quería continuar la relación conmigo. Creí que me iba a terminar, pero ella me preguntó si yo la quería de verdad, yo le dije que sí. Para sorpresa de todos ella me abrazó y lloró. Estaba muy decepcionada, pero quería seguir.
Mi castigo fue tener que cambiarme de una vez a esa iglesia, porque a aquella altura yo aún seguía en la otra, también tuve que asistir a un curso de jóvenes, y apoyar en el retiro de carnaval.
A solas con Carla me di cuenta de que ella estaba loca por mí y le enfermaba la idea de que terminemos. Me dijo que su mamá había hablado con ellas y que Mariana les confesó que también estaba muy enamorada de mí y eso la preocupaba. Me dijo que su mamá me había defendido, pues su abuela quería matarme.
Yo no podía entender aquella familia. Yo no era un chico muy guapo para que dos hermanas bonitas se peleasen por mí. No podía entender cómo es que alguién como yo ya había cogido a la tía y a la abuela de ellas, una mujer tan importante. La pastora una vez me dijo que fue una mala combinación de personas, o sea, yo y ellas, y que lo mejor era que yo me alejara, cosa que terminé haciendo, pero no en aquél momento.
Carla, primer anal
Carla aún estaba triste porque me había cogido a Mariana y yo le dije, entonces cogé conmigo vos. Ella quería, pero nunca nos quedábamos solos. Además ella no quería perder la virginidad antes de casar. Me contó un relato erótico que había leído donde la chica solo hacía anal. Ella dijo que iba a hablar con Mariana para que nos ayude. Estaban bien otra vez. Mariana se había sentido culpada por lo que hicimos y decidió ayudarnos.

Las semanas que se siguieron fueron una locura. A pesar de todas las restricciones, con la ayuda de Mariana logré estar más tiempo a solas con Carla. Y así, el sexo al fin llegó. La primera vez fue durante un culto, mientras su papá predicaba, fingimos que íbamos a la farmacia y subimos a su casa, que era una de las casas pastorales. Empezamos a besarnos como locos en la sala, pero ella estaba de vestidito y no me resistí. Empecé a tocarla toda, hasta que escuchamos a alguien subir las escaleras. Más bien era Mariana. Nos dijo que teníamos 15 minutos, porque tanto su madre como su abuela estaban en la oficina de la pastora aconsejando a una hermana. Fuimos al baño y de una vez le subí el vestido, le bajé el calzon, escupí bastante y empecé a hacerle la cola. Fue su decisión hacerlo por allí, para no perder la virginidad. Más costó la entrada, porque una vez adentro, en cuestión de dos minutos me vine. Era super aprieto, mi verga se quedó adolorida, y ni qué decir de ella. Su mamá casi nos pilla de nuevo, pero Mariana estuvo alerta y nos avisó. Carla tuvo que bajar a la iglesia con la cola ardiendo y chorreando leche.

Y siguieron sucediendo. Cambiamos la clase para el sábado por la mañana, porque su familia era nocturna, se quedaban despiertos hasta las 5 de la mañana y por lo tanto, el sábado se despertaban pasada la hora del almuerzo. Bajábamos al baño de la iglesia o íbamos a la construcción de arriba, pero pronto nos dimos cuenta de que no era necesario, podíamos hacerlo allí mismo en la sala de su casa, donde yo le daba clases de guitarra. Pero luego de que nuevamente casi nos pillan (esa vez fue su hermanita), empezamos a pedir ayuda de Mariana. Ella venía medio sonámbula a ayudarnos a vigilar, pero también solía mirarnos de reojo.
Fue Mariana quién nos dijo que era mejor irnos al cuarto que ellas compartían, porque podíamos cerrar con llave. Ya en la primera vez allí, sucedió algo muy interesante. Ya estaba culeando a Carla y Mariana estaba en su cama de espaldas hacía nosotros cuando yo la llamé y le dije que me traiga un bote de aceite. A Carla le pareció raro, pero qué podía hacer? Estaba de cuadro con media verga enterrada en su cola. Mariana obedeció medio confusa, entonces yo le dije que echase en la cola de Carla. Y mientras lo hacía, yo a propósito le saqué toda y volví a enterrar, haciendo Carla chillar. ¿Por qué lo hacen por ahí? Mariana preguntó. Para que no esté desvirgada, como vos. Ella me miró seria. El aceite logró su efecto. Mi verga deslizaba con más facilidad. A Carla le gustó. Fue cuando yo pedí que Mariana echase un poco de aceite en mi mano y fui directo al coño de ella. Se sorprendió e iba a decir algo, pero le hice señas de que se calle y continué. Carla no había visto. Estaba concentrada recibiendo, con la cara enfiada en la almohada. Ya había aprendido a disfrutar. Pero Mariana empezó a jadear y entonces Carla nos vió.


-Qué haces, oye?
-Ella se merece, amor.
-Sos un pelotudo.
Pero la cosa no pasó a más y seguí invistiendo en Carla mientras mi dedo se perdía en la concha de su hermana. Fue así hasta que no aguanté más el morbo y saqué mi verga del culo de Carla y me vine en la mano de Mariana. Después, no me importó el enojo de Carla o las falsas reprimendas de Mariana. Una puerta se había abierto aquél día.
Así que luego de unos días, luego de cordinar por teléfono, yo fui a la iglesia escondido y nos vimos en la construcción de arriba, donde ella había visto a su hermana chupándome. Luego de un rato de besos y chupadas de tetas yo la hice agacharse y mamarme la verga por primera vez, tal como había hecho con Carla, después subí su minifalda y le chupé la concha un rato, pero teníamos poco tiempo y de una le clavé la verga. La desvirgué de frente. Muy rico, nada de dolor. Casi me vine adentro, pero la saqué en el último momento. Dos días después para mí sorpresa ella logró ir a mi casa. Tuvimos suerte porqué yo estaba solo, así que aproveché. Al principio aún quiso hacerse la dificil, a que solo vino a charlar, pero yo no estaba para eso e insistí. Pronto la estaba cogiendo, y muy bien. Que aguante de la cuñadita! El problema fue que ese mismo fin de semana tuve que reunirme una vez más con la pastora porque nos habían descubierto e hicieron Mariana confesar todo.

Esa vez la pastora Jessica también estaba y las dos estaban muy molestas. No crean que porque recién había cogido a la pastora Julia ella tuvo piedad. No, tuve que escuchar un largo sermón y ella casi me expulsó de la iglesia. Me dijeron que si Mariana se quedaba embarazada yo iba a tener que casarme con ella, de la misma forma que ellas habían hecho en su momento, pero eso era solo para asustarme. No había posibilidad de eso. También amenazaron con contarle a su padre y al pastor.
La pastora Julia estaba muy molesta, nunca la había visto alterada así. No parecía que habíamos culeado hace pocos días. Pero su enojo, después lo supe, también era porque yo había roto nuestro trato. Que sí hacía con ella iba a calmarme con su nieta. Y peor porque me había cogido a la otra nieta, no a la que era mi novia.
La que calmó la situación fue la pastora Jessica. No estuvo de acuerdo de que me expulsaran, sobretodo porqué iban a tener que hablar con el pastor principal (esposo de la pastora Julia) y el lío sería mayor, tampoco le parecía productivo terminar la relación con Carla y lo que sucedió fue que llamaron a Carla y a Mariana a la sala para hacer un compromiso de mantenerse íntegros de ahora en adelante. Mariana también fue castigada y le volvieron a insistir que no podría volver e estar conmigo sino hablarían a su papá. Luego preguntaron a Carla si quería continuar la relación conmigo. Creí que me iba a terminar, pero ella me preguntó si yo la quería de verdad, yo le dije que sí. Para sorpresa de todos ella me abrazó y lloró. Estaba muy decepcionada, pero quería seguir.
Mi castigo fue tener que cambiarme de una vez a esa iglesia, porque a aquella altura yo aún seguía en la otra, también tuve que asistir a un curso de jóvenes, y apoyar en el retiro de carnaval.
A solas con Carla me di cuenta de que ella estaba loca por mí y le enfermaba la idea de que terminemos. Me dijo que su mamá había hablado con ellas y que Mariana les confesó que también estaba muy enamorada de mí y eso la preocupaba. Me dijo que su mamá me había defendido, pues su abuela quería matarme.
Yo no podía entender aquella familia. Yo no era un chico muy guapo para que dos hermanas bonitas se peleasen por mí. No podía entender cómo es que alguién como yo ya había cogido a la tía y a la abuela de ellas, una mujer tan importante. La pastora una vez me dijo que fue una mala combinación de personas, o sea, yo y ellas, y que lo mejor era que yo me alejara, cosa que terminé haciendo, pero no en aquél momento.
Carla, primer anal
Carla aún estaba triste porque me había cogido a Mariana y yo le dije, entonces cogé conmigo vos. Ella quería, pero nunca nos quedábamos solos. Además ella no quería perder la virginidad antes de casar. Me contó un relato erótico que había leído donde la chica solo hacía anal. Ella dijo que iba a hablar con Mariana para que nos ayude. Estaban bien otra vez. Mariana se había sentido culpada por lo que hicimos y decidió ayudarnos.

Las semanas que se siguieron fueron una locura. A pesar de todas las restricciones, con la ayuda de Mariana logré estar más tiempo a solas con Carla. Y así, el sexo al fin llegó. La primera vez fue durante un culto, mientras su papá predicaba, fingimos que íbamos a la farmacia y subimos a su casa, que era una de las casas pastorales. Empezamos a besarnos como locos en la sala, pero ella estaba de vestidito y no me resistí. Empecé a tocarla toda, hasta que escuchamos a alguien subir las escaleras. Más bien era Mariana. Nos dijo que teníamos 15 minutos, porque tanto su madre como su abuela estaban en la oficina de la pastora aconsejando a una hermana. Fuimos al baño y de una vez le subí el vestido, le bajé el calzon, escupí bastante y empecé a hacerle la cola. Fue su decisión hacerlo por allí, para no perder la virginidad. Más costó la entrada, porque una vez adentro, en cuestión de dos minutos me vine. Era super aprieto, mi verga se quedó adolorida, y ni qué decir de ella. Su mamá casi nos pilla de nuevo, pero Mariana estuvo alerta y nos avisó. Carla tuvo que bajar a la iglesia con la cola ardiendo y chorreando leche.

Y siguieron sucediendo. Cambiamos la clase para el sábado por la mañana, porque su familia era nocturna, se quedaban despiertos hasta las 5 de la mañana y por lo tanto, el sábado se despertaban pasada la hora del almuerzo. Bajábamos al baño de la iglesia o íbamos a la construcción de arriba, pero pronto nos dimos cuenta de que no era necesario, podíamos hacerlo allí mismo en la sala de su casa, donde yo le daba clases de guitarra. Pero luego de que nuevamente casi nos pillan (esa vez fue su hermanita), empezamos a pedir ayuda de Mariana. Ella venía medio sonámbula a ayudarnos a vigilar, pero también solía mirarnos de reojo.
Fue Mariana quién nos dijo que era mejor irnos al cuarto que ellas compartían, porque podíamos cerrar con llave. Ya en la primera vez allí, sucedió algo muy interesante. Ya estaba culeando a Carla y Mariana estaba en su cama de espaldas hacía nosotros cuando yo la llamé y le dije que me traiga un bote de aceite. A Carla le pareció raro, pero qué podía hacer? Estaba de cuadro con media verga enterrada en su cola. Mariana obedeció medio confusa, entonces yo le dije que echase en la cola de Carla. Y mientras lo hacía, yo a propósito le saqué toda y volví a enterrar, haciendo Carla chillar. ¿Por qué lo hacen por ahí? Mariana preguntó. Para que no esté desvirgada, como vos. Ella me miró seria. El aceite logró su efecto. Mi verga deslizaba con más facilidad. A Carla le gustó. Fue cuando yo pedí que Mariana echase un poco de aceite en mi mano y fui directo al coño de ella. Se sorprendió e iba a decir algo, pero le hice señas de que se calle y continué. Carla no había visto. Estaba concentrada recibiendo, con la cara enfiada en la almohada. Ya había aprendido a disfrutar. Pero Mariana empezó a jadear y entonces Carla nos vió.


-Qué haces, oye?
-Ella se merece, amor.
-Sos un pelotudo.
Pero la cosa no pasó a más y seguí invistiendo en Carla mientras mi dedo se perdía en la concha de su hermana. Fue así hasta que no aguanté más el morbo y saqué mi verga del culo de Carla y me vine en la mano de Mariana. Después, no me importó el enojo de Carla o las falsas reprimendas de Mariana. Una puerta se había abierto aquél día.
1 comentarios - Desvirgando a mi cuñada y a mi novia (anal)