
Doña Nieves, Una vieja amiga de la familia (I)
Mi relación como amante llevo a la libertad sexual sin reparos, ni limites de una Señora mayor.
Doña Nieves, una vieja amiga de la familia. (1)
Hay vivencias, momentos que a uno le impregnan en su ser, que quedan grabadas desde la infancia, imágenes y recuerdos que a uno le gusta recordar, y esta historia forma parte de esos recuerdos.
Me llamo Guillermo y en la actualidad tengo 52 años, me dedico a la restauración y al consulting de empresas en hostelería. tengo una complexión fina, 1,76 de altura pero con los defectos normales que conlleva la edad, me mantengo desde hace años com el mismo peso sin tener que ir al gym, de buena genética, pero le doy importancia gracias a mis estudios a una variada y equilibrada alimentación, eso sí siempre he sido hiperactivo en mi día diario, lo que se diría un nervio, vamos.
familia con largo arraigo en las islas, los registros de mis ancestros acumulan más de 5 generaciones que yo conozca, una familia autóctona y de toda la vida.
Mi familia es socia del Club náutico de la ciudad desde su fundación, 3 generacions ya, eso provoca que conozcas a todos y a todas los socios, y que te conozcan a ti claro, además de haber hecho vela y pasarme los veranos en las instalaciones, es motivo de familiaridad y amistad con gran parte de los socios.
En la zona social, exclusiva para socios los Señores jugaban a las cartas, billar, hablaban de pesca, etc.
Las señoras lucían bien vestidas , enjoyadas y arregladas, como muestra de su posición social, su entretenimiento era el chismorreo mientras jugaban al parchís. Algo decadente y desfasado en la actualidad.
Había una mesa de juegos en la cual siempre acudían las mismas 4 Señoras, una de ellas era la madrina y tia de mi mejor amigo, y era de obligado cumplimiento cuando entraba en la zona social, acercarme y saludarlas, una de aquellas Señoras era Doña Nieves, la protagonista de parte de mi vida
Destacaba de las demás conocidas del Club y era la única señora que me alegraba al verla y me agradaba conversar.
A mis 14 o 15 años la veía muy bella y atractiva pues siempre vestía muy bien, con trajes, chaquetas, faldas de tubo ajustadas hasta la rodilla,blusas de satén o estampadas y chaqueta.
Su vestuario realzaba su figura sobre todo con las faldas, sus caderas, no era una mujer opulenta ni con curvas, más bien esbelta, sus salones altos y elegantes alzaban su altura de forma perfecta a su poco más de 1,60 de altura.
Manicura perfecta, largas uñas siempre rojas o tonos burdeos, enjoyadas las manos con anillos y pulseras de oro y gemas le daban un aire aristocrático, siempre con aspecto de haber recién salida de la peluqueria y muy maquillada.
Su familia era desde hace tiempo, vecinos y amigos de mis abuelos, de familia bien posicionada era hija única y heredó un buen patrimonio.
Casada con un ex militar de la armada que ya venía de familia de militares, con un importante patrimonio, disfrutaban de una vida muy acomodada. Nunca le cogí aprecio ni congenie mucho con él, pues era arisco y con un carácter poco sociable, todo lo contrario que Doña Nieves.
Tuvieron una hija, de la cual supe por mi madre, que se llevaba fatal desde que enviudó, por temas de la herencia.
Al saludar a la tia de mi amigo, por cortesía le daba dos besos a Doña Nieves, cosa que a ella la complacia y por mi picara parte al acercarme a ella podía oler su agradable y floral perfume y mirar sus escotadas blusas, esa mujer siempre me llamó mucho la atención de joven y luego ya más adulto mucho morbo.
A mi siempre me llamó provocativamente la atención esa mujer y cuando las saludaba siempre me decía algo tipo ,“ Tu eres el hijo de Luisa, la hija de Guillermina” (de ahí heredé mi nombre) para hacer ver a las demás amigas de juego, que conocía a mi familia y demostrar su posición, muchas veces me daba algo suelto, nunca en monedas, siempre billetes de 100 pesetas y alguna vez en fiestas 500 pesetas para que me tomara un refresco y un bocadillo o me invitaba directamente, al darle las gracias siempre me ponía la mejilla, como pidiendo un beso, le daba uno y poniendo la otra mejilla con carita me decía maternalmente.
— Para ser un buen galán, siempre se dan dos besos—
Pasaron los años, unos 30 mas o menos, un dia al ir a ver a mi madre y hablando de cosas varias, me comentó que la directiva del náutico había cambiado, y me acordé de Doña Nieves y le pregunté por ella que hacía mucho que no la veia, pues hacia tiempo que no iba por el náutico al dejar la celaya que por motivos laborales estuve casi 11 años fuera de la isla,Me dijo que en el club social hacían bailes y que iba mucho por ahí, que hablaban mucho pues las dos eran viudas, ella desde hacía poco por una larga enfermedad de su marido que la había alejado de la vida social del náutico y desde entonces había retornado su vida social y ahora no se perdia un sarao en el club.
Un día me llamó mi madre y me pidió que fuera a buscar al náutico al terminar el baile.
Al llegar a las puertas del club social ya se oia la musica y el alboroto del baile dentro, al abrir las puertas y acceder al interior, Pensé,” pues sí menudos saraos se montan los viejos” me dirigí hacia la barra rodeando la zona de baile intentado localizar a mi madre, una mano se alzó moviéndola entre el gentío, era mi madre haciendo ademanes de salir de la zona de baile, cual fue mi sorpresa al ver que detrás de ella la precedía otra mujer, al salir del gentío la reconocí, era Doña Nieves.
— El otro dia no me preguntabas por Nieves, pues mira ha venido hoy también ni nos hemos hartado de bailar juntas —
No pude evitar mirarla de arriba abajo gratamente, me acerqué y le di dos besos a mi madre, y también a Doña Nieves.
— Hola cariño cuanto tiempo que no te veía, qué alegría verte y que guapo estas, que hijos mas guapos has hecho Luisa, mi Pepe solo me supo hacer una hija, te lo cambio por la desagradecida de mi hija — Concluyó riendo
Llevaba unos jeans, un polo fucsia y unos mocasines tipo mohicano de ante claro y mi inseparable “ eau d'Issey”
— Si he estado unos años fuera por mi trabajo de Chef, ha sido una gran experiencia pero unos años agotadores y muy intensos, ahora que he vuelto me he relajado ahora asesoró a empresarios en nuevos proyectos o como Chef privado en villas de gente adinerada, puedo escoger los trabajos, los que me interesan, me atraen, o me dan buen “ Feeling” —
— Ayyy, qué anticuada que estoy, que es, eso de “Feeling”, no estoy a la onda como decis ahora, si te pagan bien..? —
— Que suerte tienes Luisa, tienes un Chef privado para ti sola !!que envidia ¡¡ y gratis — Exclamó riendo
— Pues ya somos dos, Nieves, como si hablase en chino, suele cocinar cuando se lo pido en fiestas o con alguna visita especial, esos días se luce y se nota que es vocacional, se le nota que lo hace con pasión, todos se apuntan en Navidades Por lo menos les ha servido de algo los estudios —
— Pero usted tan guapa y elegante como siempre, me encanta volverla a ver tan bien —
— Tienes un Sol de hijo, siéntete orgullosa, Luisa —
Me quede pensando — joder,,, le ha venido bien la viudedad, vaya modelazo —
Era una mujer un poco mayor que mi madre supongo que debería estar sobre los 76, yo en ese momento tenía 46.
Llevaba una falda de las que siempre solia llevar de tubo negro por las rodillas, pero de piel negra que lucia como un guante, marcando sus caderas un cinturon ancho rojo, y una blusa entallada de seda roja entallada a la cintura, rematada al final con unos vuelos como si fuesen volantes resto, las mangas ajustadas a los brazos con
unos largos puños con varios botones, con un escote en V muy sugerente, sin ser provocativo, es decir, no iba muy escotadalo lo justo para apreciar su vetusto pero bien moldeado busto, mostrando ligeramenten un sujetador negro de encaje muy bien escogido para moldear y juntar elegantemente su busto que sin ser opulentamente abundante, con el entalle de la camisa sobresale provocativamente, como para llamar mi atencion. Unas medias de encaje con motivos florales y unos salones de unos 8 centímetros rojos con una cinta rodeando el tobillo. El resto no había cambiado, un discreto maquillaje, menos en los labios perfilados a dos tonos en rojo mate, el perfilado más oscuro, para resaltar su pequeña boca y labios con sombras azuladas y oscuras en sus ojos y por supuesto su perfecta, estilizada y característica manicura en sus largas uñas.
—Vaya con la setentona— me obligue a salir de ese trance.
—Os apetece tomar algo, yo me he pedido un vino blanco fresquito—
—Yo quiero otro— señaló mi madre
—Ay si yo tambien otro, que he pasado un calor ahí dentro —
Nos sirvieron las copas de vino y cortésmente se las pase. empezaron a hablar de cosas suyas, triviales para mi.
— Hijo... voy al baño y a buscar el bolso y después nos vamos, me estan matando los tacones —
— Pues Luisa, si no te importa me iré con vosotros que no quiero volver sola a casa tan tarde —
— Claro que si Nieves, que hoy he traído guardaespaldas — — Y muy guapo y elegante — contestó Doña Nieves.
y rieron las dos, mi madre fue al guardarropa a por el bolso.
—Me traes el mío también y la chaqueta..? — Mi madre asintió.
Cuando mi madre se alejaba, Doña Nieves se giró y empezó mover las caderas ligeramente bailando, y no pude evitar mirar cómo se movían sus caderas dentro de esa ajustada falda de piel, le daba una apetecible forma a ese culo.
— Vaya tipazo conserva la vieja, menudo culazo le marca esa falda— Me dije Ella giró el cuello mirándome. justo cuando tenía los ojos clavados en su culazo.
— Hoy no han puesto buena música, pero nos lo hemos pasado bien tu madre y yo, además siempre hay algo que hacer o ver, no Guillermo...?
Afirmó guiñandome un ojo.
Joder he sido muy descarado, pense. se habrá dado cuenta.
— Por supuesto, si no la hay se busca diversion — Le respondí
Volvió mi madre, le dio el bolso y salimos del náutico andando tranquilamente, ellas se cogieron del brazo y empezaron a charlar.
Deje que ellas fueran delante unos metros, para encenderme un cigarrillo, sin quererlo mis ojos se clavaron en las caderas prietas dentro de la falda de Doña Nieves, el movimiento de sus caderas al andar y es sonido del taconeo, me producían sobre mí una visión hipnótica.
Ella vivía en un bloque detrás del de mi madre en dos calles paralelas, una tras otra a 7 / 8 minutos del náutico, al llegar a la entrada del bloque, nos despedimos al entrar en la escalera oímos maldecir algo, y mi madre dijo
— ¿Estás bien Nieves, pasa algo..? —
Volvimos unos pasos atrás.
— Nada, Luisa es que la luz de la escalera es de esas que se encienden cuando entras y no va —
Era una entrada muy diáfana y grande, se veía todo muy oscuro.
Prendí la linterna del móvil e ilumine la escalera.
— Pase Doña Nieves —
— Anda acompañala arriba con la linterna del móvil, por si acaso no hay luz en su piso tampoco, vendrás luego a casa...? —
— No Mamá, ya luego me voy para casa — — No te molestes, acompaña a tu madre —
— Que no Nieves, que solo faltaria que te cayeras, no ves que está muy oscuro y no ves nada, venga va hijo acompañala, no hay más que hablar Nieves —
Y mi madre se despidió sacando del bolso sus llaves de casa.
Entramos en la escalera y ella me sujeto rodeando mi brazo con los suyos y pegándose a mi y dando pequeños pasos,notando sus pechos en mi brazo. Esa sensación me empezó a excitar.
— Agarrese y vaya cerca de mi, no se fuese a caer —
Note como sus manos me agarraban mas fuerte, comprimiendo sus pechos en mi brazo.
— Me voy a matar con estos tacones, no se ve nada —-
Con la linterna del móvil busqué el ascensor, lo localice y al levantar el brazo note bien la carne de sus pechos, pulsé el botón de llamada y en breve se iluminó un poco la escalera al abrirse el ascensor entramos ella no me había soltado del brazo y el ascensor estaba de sobra iluminado.
Una vez dentro ella pulsó el botón de su piso y empezamos a subir. Me soltó y se separó un poco.
— Eres muy amable y un encanto de chico, estoy contenta por tu madre, siento las molestias, seguro tenias plan con los amigos, o quizás con una afortunada chica —
— Es un placer acompañarla Doña Nieves, y no.. no había quedado con ningún amigo, y la chica más cercana que tengo ahora mismo y conozco es usted-
— Entonces la afortunada sere yo —
Dijo riendo picaramente, y acariciándome la mejilla hacia la barbilla con su mano y deslizando sus uñas sensualmente bajo el mentón.
El tacto de sus uñas en mi piel y notar sus pechos en mi brazo me hizo estremecer y soltar un suspiro, que ella percibió.
— Bueno... aquí estoy con usted, no..?, además siempre me he creído que iba un paso por delante de las Señoras del náutico tan bien vestida y arreglada con un gusto diferente, y tremendamente simpática no como los vejestorios del parchís, a mis ojos es muy atractiva y sensual, es gana por goleada —
Concluí con una sonrisa y devolviéndole el guiño.
— Oye... no te vuelvas a meter con mis amigas cada una luce lo que quiere y puede, te perdono por tus piropos y sinceros halagos, me vas a hacer sacar los colores Guillermo, mira, mira no atino a encontrar las llaves —
Junto los brazos para buscar las llaves en su pequeño bolso, ese gesto hizo que sus pechos se apretaran y sobresalieran entre sus brazos, no pude evitar contemplar sus pechos apretados bajo ese preciosos sujetador, parecía que se recreaba con ese juego buscando las llaves, para que yo perdiera detalle de sus atributos.
— Eso no lo ha hecho por casualidad, el jugo esté de buscar las llaves y con los brazos juntos y exhibiendo por el escote claramente sus tetas todo el trayecto para subir, no es una actuación normal en una mujer de Setenta y tantos años —
— Me estaba seduciendo y poniéndome a prueba, examinando mis reacciones o quizás, me estaba haciendo una paja mental, por que esa madura mayor me ponía desde siempre —
Pensé turbado en mis adentros
Entonces se detuvo el ascensor.
— Pues en cuanto pueda, le tirare unas “ Puyas” morbosas, y haber si aguanta el tipo — Pensé de forma traviesa —
— Aquí están, por fin- dijo con una mirada picara—
Salimos y enfoque la cerradura tras ella, el espectáculo del ascensor ya me había puesto cachondo y me notaba el bulto en mi pantalón, con la cómplice oscuridad me lo coloque por encima del pantalón.
Ella se agacho un poco para buscar la cerradura y meter la llave, eso hizo que su culo se pegase a mial estará su espalda iluminando la cerradura, tenía mi polla morcillona pegada a su culo.
La situación me avergonzaba y me incomodaba, pero excitado a la vez me tuve que contener para no sujetarla por las caderas y darle un empujoncito para que pudiera notarla bien dura pegada a ella.
— Caray con Doña Nieves, menuda loba, la pureta juega fuerte — Me dije
Al notar el contacto conmigo no hizo que se apartara de mí, si no que se recreó en abrir la puerta si no que se quedó ahí intentando abrir la puerta, y se oyó el sonido de la cerradura abriéndose,
Entró y abrió la luz,
— Bueno Nieves me voy, un gusto volver a verla —
— No, No... ! de eso nada, te voy a invitar a un vinito fresquito, que menos no..? por tu galantería —
No hizo falta que insistiera una segunda vez, esa mujer me había puesto a mil, quería tomarme ese vino y seguir disfrutando de su compañía y charla haber si me daba ocasión de tirarle la “Puya”
Cerró la puerta y nos dirigimos a la cocina.
— Escoge la botella que quieras de la nevera, que yo voy a por las copas —
— ¿Qué vino elegiste...? Guille, te importa, si te llamo así, me gusta más que Guillermo.
— Un verdejo, Jose Pariente, tiene buen gusto — — Y tu tambien, por tu elección —
— Buen gusto, vamos al salon, querido Guille —
Sal tras ella, apagando la luz de la cocina, sus tacones resonaban en la casa y en mi cabeza, junto con su andar forzado cimbreando las caderas, me saco un suspiro, ella ni se inmuto, la situación me estaba superando.
Entramos en el salón, era grande en dos niveles separando la zona del comedor por dos ligeros escalones, una larga mesa “Chipendale” con las butacas tapizadas, llamó mi atención, era enorme, para 10 servicios.
— Impresionante comedor, esa pieza es una “ Chippendale” se ven pocas — — Vaya, Si que tienes un exquisito gusto — Contestó ella sorprendida
— Pues tendrás que venir a prepararme una de esas riquísimas comidas que preparas, si la puedo pagar, claro — Dijo riendo
Podría haber utilizado, cena, comida, manjares, menú. Pero dijo Comida, tampoco uso el plural. me lo puso en bandeja, aproveche su comentario.
— Le saldría gratis, hay “ Feeling” entre nosotros y si como anfitriona va vestida con uno de sus vestidos largos, que la hacen tan atractiva y sexy, Quizas tendre que pagar yo por venir y verla —
— Ahhh.... Que bien, Procura escoger uno para esa ocasión que sea de tu agrado para venir a verme y prepararme esa deliciosa comida —
— No tendrá ninguna queja a la comida que le haría, quedaría satisfecha —
— Qué tentadora oferta, haber cuando me harías esa comida..? —
Empecé a descorchar el vino, serví dos copas, ella se sentó en un gran sofá y palmeo el sofá haciendo ademán de que me sentase a su lado, y así lo hice.
— Cuando le plazca, se la haré —
— Que majo y servicial eres Guille, Chin, chin dijo ella, por nosotros —
Acercó su rostro y me dio un leve beso en los labios, me quedé sin saber cómo reaccionar,note la cremosidad de su carmín en mis labios.
— Te he dejado marcado el carmín — dijo sonriendo,
— No pasa nada —
Su mano apareció ante mi rostro, llevando su pulgar a mis labios acariciándolos con una delicada presión.
— Ya no se nota —
— A ver cuentame de ti, quiero saber que haces desde que has vuelto —
Ese beso y que me acariciase los labios derrumbó mi prudencia, era mi ocasión.
Había algo de Doña NIeves que me intrigaba morbosamente desde mi juventud y que siempre había querido averiguar, quizás esa era la noche de despejar mi intriga
— Puedo hacerle una pregunta Doña Nieves —
— Si dejas de llamarme Doña si, llamame Nieves por favor, lo de Doña me hace mayor, vamos pregunta —
— Es que siempre me a parecido muy elegante y bien vestida — — Eso es una declaración, no una pregunta —
Esa mujer me estaba intimidando, dudé en hacer la pregunta, sorbi vino para darme confianza.
— Y..?, vamos a ver esa pregunta, quizás la respuesta sea fácil — — Es una tontería, es igual —
— Eso lo decidiré yo, vamos pregunta —
Me arme de valor y se lo pregunté, era el momento
— Siempre he tenido la curiosidad por saber si viste con, pantys o medias..?. Mi madre usa pantys y no son tan bonitos como los suyos —
Me miró fijamente y bebió de la copa y la dejó sobre su labio inferior por unos segundos, lentamente dejó la copa en la mesa con el carmín marcado en la copa.
— Entonces no sabes si uso medias o pantys por que las mías son mas bonitas —
— Y quieres sacarte esa duda de encima..? debo entender...? —
Me dije, te has pasado, ahora me dirá que soy un descarado, me echara, y con motivo.
Ladeo sus caderas hacia el exterior del sofá, poniendo las dos piernas juntas sobre el sofá y recogiendolas, eso hizo que subiera su falda sobre sus muslos, ahora parecía una minifalda mostrando así el corte trasero de su falda que dejaba ver mucho más sus muslos.
Me cogió la mano que sujetaba la copa y me la hizo soltar en la mesa, sin dejar de asir la mano la llevó al inicio de su falda y la puso sobre sus muslos que asomaban por el corte de la falda y allí la puso.
— Tu, que dirias que llevo ahora medias o pantys..? –
— No lo se —
— Pues hoy si quieres te saco dudas, por qué no lo compruebas tu mismo — Y deslizo mi mano por debajo de la falda por donde se abría el corte trasero
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