Desde que lo conocí a Eduardo, me enamoré perdidamente de él, pero en los últimos meses la relación entre nosotros se volvió muy monótona y aburrida 🥱
Con Eduardo estamos casados hace 20 años y debo confesarles que nunca había tenido problemas sexuales con él, hasta el día en que a mi Eduardito le costaba mucho eyacular o tener una erección. Estuvimos seis meses sin que pudiéramos concretar un buen sexo. Eso era mucho tiempo para mí.
Él tiene unos 60 años y yo unos 15 años menos, lo que en realidad todavía no le impediría complacerme. El caso es que comenzó a tener problemas con eso y yo tuve que buscar en otro lado, lo que él no podía darme 😜
Siempre me consideré una esposa devota y muy buena madre. Cuido de todos ellos y soy muy atenta a sus necesidades diarias y emocionales. Aunque mi celibato tenía un limite y esa era la noche en la cual me iría de casa para probar suerte con alguien más.

Una buena noche decidí arreglarme como una hermosa zorra y me dispuse a salir con amigas. Por supuesto que Eduardo no puso reparos en dejarme ir con las chicas 😉
Fuimos con mis viejas amigas a bailar a un boliche de Olivos, para respirar un poco y salir de mi vida de monogamia y estrés. Fue cuando bailando en la pista lo ví a él y quedé maravillada. Era un hombre alto y de unos 30 años o quizás más. Aparentemente le llamaba mucho la atención y enseguida me invitó a bailar con él.
Bailamos por una media hora, entre risas y miradas penetrantes. En un momento susurró a mi oído dejándome en claro que me invitaba a su casa, a lo que accedí sin titubear.
Entramos a su elegante casona de San Isidro. Para mí era todo un palacio al lado de lo que mi aburrida vida me tenía acostumbrada.
Tomamos unos tragos mientras le contaba de mi vida de correcta esposa y mujer fiel. Por otro lado yo estaba perdida entre sus grandes ojos marrones, cuando lanzó su boca sobre mis grandes labios. Desde luego yo acompañe esa aventura de besar a otro hombre después de 20 años jugar a lo mismo.

Tenía puesta una minifalda ajustada que él levantó hasta que se me veía todo el orto. En ese momento me exitaba como era manoseada por un extraño que me gustaba más que a mi propio marido. Mientras él agarraba mis enormes nalgas me decía todo tipo de cochinadas. Eso me calentaba cada vez más, hasta el punto tal que me fui sobre su bragueta y saqué su verga.
Chupe su falo como una verdadera puta, lamiendo su glande y virilidad de arriba a abajo. Se lo succioné con tantas ganas y excitación que comencé a gemir y eso parecía calentarlo aún más. Él arrancó mi tanga negra con su gran fuerza hasta colocarme arriba suyo, dándome con fuerzas y levantando mi colita con sus grandes manos. Así bombeó mi vagina con su pija haciéndome saltar sobre su pelvis una y otra vez, mientras mi cara exponía todo mi éxtasis, relamiendo mis labios. Él no quitaba sus traviesas manos sobre mis grandes nalgas, acompañando cada estocada de su verga sobre mi clítoris.
Estuvimos un buen rato cogiendo de diferentes posiciones, hasta hacer poses que nunca mi marido me había enseñado. Con este flaco me aprendí casi todo el Kamasutra en una noche de alcohol y calentura.
¡Me encanta como él tiraba de mi rizado pelo negro con una mano, mientras metía sus sucios dedos de la otra en mi roja boca de bebota en celo.

Dejé "la correcta ama de casa" en el imaginario de Eduardo y mi familia, para convertirme en toda una guarra al sacar de dentro mío una puta sedienta de aventuras sexuales con desconocidos.
Por último, mi desconocido y ocacional amante pidió mi culito. No quería dárselo a otro que no fuera ni esposo, pero ante su insistencia no pude negarme 😔
Colocó su pija en la entrada de mi ano, - y como este ya estaba bastante lubricado con mi flujo vaginal y la saliva de mi asqueroso amante-, fue fácil para él entrar y cogerme por el culo. Al principio dolió un poco pero luego no quería que parara. Hizo que mordiera la almohada, mientras yo apretaba su pene con mis nalgas.

Finalmente él quería acabar dentro de mi culo yo solo quería que termine y sacando su aparato de mi colita terminó por acabar en mi cara. Rápidamente saco su celular y me sacó fotos. Eso no me gustó nada porque estaba de trampa. Solamente le pedí que no lo ande divulgando por internet. Pues yo, una ama de casa, esposa devota y madre de sus hijos no quería aparecer como una puta fácil.
Nunca olvidaré esa noche con un desconocido que me llevó a su casa para hacerme su sucia puta y eso me encantó.

Cuando llegue a casa, mis hijos y mi marido dormían como unos bebés. Yo me acosté a su lado, mientras lo miraba pensaba en mi lindo amante, en su sucio lenguaje y en como él sacudió mi cuerpo.
Sentí que volví a ser joven y hermosa. Todavía tenía mi vagina sucia con algo de su viscoso semen y eso podía sentirse. Todavía sentía sus liquidos sobre mi, su peculiar aroma y el calor de su sangre. Yo había sido la puta de otro y eso realmente me exitaba. Le di un beso en la frente a mi bebé (mi marido) y me acosté sin dejar de pensar en él.


Con Eduardo estamos casados hace 20 años y debo confesarles que nunca había tenido problemas sexuales con él, hasta el día en que a mi Eduardito le costaba mucho eyacular o tener una erección. Estuvimos seis meses sin que pudiéramos concretar un buen sexo. Eso era mucho tiempo para mí.
Él tiene unos 60 años y yo unos 15 años menos, lo que en realidad todavía no le impediría complacerme. El caso es que comenzó a tener problemas con eso y yo tuve que buscar en otro lado, lo que él no podía darme 😜
Siempre me consideré una esposa devota y muy buena madre. Cuido de todos ellos y soy muy atenta a sus necesidades diarias y emocionales. Aunque mi celibato tenía un limite y esa era la noche en la cual me iría de casa para probar suerte con alguien más.

Una buena noche decidí arreglarme como una hermosa zorra y me dispuse a salir con amigas. Por supuesto que Eduardo no puso reparos en dejarme ir con las chicas 😉
Fuimos con mis viejas amigas a bailar a un boliche de Olivos, para respirar un poco y salir de mi vida de monogamia y estrés. Fue cuando bailando en la pista lo ví a él y quedé maravillada. Era un hombre alto y de unos 30 años o quizás más. Aparentemente le llamaba mucho la atención y enseguida me invitó a bailar con él.
Bailamos por una media hora, entre risas y miradas penetrantes. En un momento susurró a mi oído dejándome en claro que me invitaba a su casa, a lo que accedí sin titubear.
Entramos a su elegante casona de San Isidro. Para mí era todo un palacio al lado de lo que mi aburrida vida me tenía acostumbrada.
Tomamos unos tragos mientras le contaba de mi vida de correcta esposa y mujer fiel. Por otro lado yo estaba perdida entre sus grandes ojos marrones, cuando lanzó su boca sobre mis grandes labios. Desde luego yo acompañe esa aventura de besar a otro hombre después de 20 años jugar a lo mismo.

Tenía puesta una minifalda ajustada que él levantó hasta que se me veía todo el orto. En ese momento me exitaba como era manoseada por un extraño que me gustaba más que a mi propio marido. Mientras él agarraba mis enormes nalgas me decía todo tipo de cochinadas. Eso me calentaba cada vez más, hasta el punto tal que me fui sobre su bragueta y saqué su verga.
Chupe su falo como una verdadera puta, lamiendo su glande y virilidad de arriba a abajo. Se lo succioné con tantas ganas y excitación que comencé a gemir y eso parecía calentarlo aún más. Él arrancó mi tanga negra con su gran fuerza hasta colocarme arriba suyo, dándome con fuerzas y levantando mi colita con sus grandes manos. Así bombeó mi vagina con su pija haciéndome saltar sobre su pelvis una y otra vez, mientras mi cara exponía todo mi éxtasis, relamiendo mis labios. Él no quitaba sus traviesas manos sobre mis grandes nalgas, acompañando cada estocada de su verga sobre mi clítoris.
Estuvimos un buen rato cogiendo de diferentes posiciones, hasta hacer poses que nunca mi marido me había enseñado. Con este flaco me aprendí casi todo el Kamasutra en una noche de alcohol y calentura.
¡Me encanta como él tiraba de mi rizado pelo negro con una mano, mientras metía sus sucios dedos de la otra en mi roja boca de bebota en celo.

Dejé "la correcta ama de casa" en el imaginario de Eduardo y mi familia, para convertirme en toda una guarra al sacar de dentro mío una puta sedienta de aventuras sexuales con desconocidos.
Por último, mi desconocido y ocacional amante pidió mi culito. No quería dárselo a otro que no fuera ni esposo, pero ante su insistencia no pude negarme 😔
Colocó su pija en la entrada de mi ano, - y como este ya estaba bastante lubricado con mi flujo vaginal y la saliva de mi asqueroso amante-, fue fácil para él entrar y cogerme por el culo. Al principio dolió un poco pero luego no quería que parara. Hizo que mordiera la almohada, mientras yo apretaba su pene con mis nalgas.

Finalmente él quería acabar dentro de mi culo yo solo quería que termine y sacando su aparato de mi colita terminó por acabar en mi cara. Rápidamente saco su celular y me sacó fotos. Eso no me gustó nada porque estaba de trampa. Solamente le pedí que no lo ande divulgando por internet. Pues yo, una ama de casa, esposa devota y madre de sus hijos no quería aparecer como una puta fácil.
Nunca olvidaré esa noche con un desconocido que me llevó a su casa para hacerme su sucia puta y eso me encantó.

Cuando llegue a casa, mis hijos y mi marido dormían como unos bebés. Yo me acosté a su lado, mientras lo miraba pensaba en mi lindo amante, en su sucio lenguaje y en como él sacudió mi cuerpo.
Sentí que volví a ser joven y hermosa. Todavía tenía mi vagina sucia con algo de su viscoso semen y eso podía sentirse. Todavía sentía sus liquidos sobre mi, su peculiar aroma y el calor de su sangre. Yo había sido la puta de otro y eso realmente me exitaba. Le di un beso en la frente a mi bebé (mi marido) y me acosté sin dejar de pensar en él.



3 comentarios - Denisse, esposa devota y puta de otros (1)