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infiel a poco de ser madre

Solo una mujer que ha dado a luz sabe cuánto estrés supone tener a un bebé recién nacido en casa los primeros meses. Sobre todo, lo que más me afectaba era que mi esposo, muchas veces, al llegar del trabajo, me criticaba y me hacía sentir mal conmigo misma
Me hice amiga de Carlos, un hombre que vivía en nuestro edificio. Carlos trabajaba desde casa y, al ser un hombre mayor y haber sido padre anteriormente, me entendía mejor y venía a la casa a ayudarme.
A veces, debido al estrés del niño, le abría la puerta de casa y no me daba cuenta de que iba descalza y ligeramente vestida: a veces solo llevaba una remera  y enseñaba las piernas. Una vez me di cuenta de que se me quedaba mirando las piernas y, la verdad, aunque me puse nerviosa, me gustó que me mirara de esa manera; hacía muchísimos meses que había dejado de sentirme mujer con mi marido.
Empece a jugar con fuego, pues Carlos empezó a mirarme y a hacerme comentarios subidos de tono. Finalmente, una tarde en la que pusimos al bebé a dormir en mi habitación, salimos al living  y Carlos me agarró de la cintura y me plantó un tremendo beso en la boca.
Me resistí un poco, pero al final dejé que pasara. Continuamos besándonos, Carlos me llevó al sillón del salón, me bajó los pantalones, me agarró de las piernas y me la metió con unas ganas que, hasta el día de hoy, no sé cómo me contuve para no gritar como una loca. Hacía mucho tiempo que no tenía sexo con un hombre de esa manera y, por supuesto, me encantó.
Al día siguiente, Carlos volvió a casa, pusimos al bebé a dormir y volvimos a tener sexo. Esta vez el sexo fue más fuerte y durante más tiempo que la vez anterior. Fue la primera vez que le hice sexo oral a Carlos y se lo hice con todas las ganas que tenía; fue muy rico.
Yo no podía creer lo que estaba pasando y, sobre todo, no podía creer lo que me estaba atreviendo a hacer con mi bebé recién nacido en casa.
Mi esposo ni se daba cuenta de lo que estaba pasando; cuando llegaba a casa del trabajo, solo se preocupaba y preguntaba por el bebé.
Me siento mal al recordarlo, pero la verdad es que seguí teniendo sexo con Carlos durante varias semanas, hasta el punto de que a veces venía a mi casa solo con la intención de acostarse conmigo. Entraba en casa, me llevaba al cuarto, me lanzaba contra la cama, me bajaba el pantalón y me practicaba sexo con todas sus ganas durante veinte minutos, se venía con fuerza y se iba de casa sin más. A veces me sentía usada por él, pero me gustaba. Me encantaba sentirme una mujer sexy, deseada por un hombre que solo quería venir a meterse un buen polvo conmigo, darse un buen gusto y ya está.



infiel a poco de ser madre

3 comentarios - infiel a poco de ser madre

Tartanico
Uffff que rica debes estar.y en accion debes ser tremenda
nermad10
Que rico preciosa estás divina sin duda exitas mucho preciosa 😘😘😘