Y bueh! Mi viejo también es hombre!😤😕

  
Mi novia Yenni, una bomba de carne y curvas, llegó antes de lo esperado a casa. Siempre llegábamos tarde los viernes, pero esa vez la mina se adelantó de la joda porque se sentía mal. Yo seguía con los pibes, tomando birra y boludeando, sin saber que mi viejo estaba por meter la pata… o mejor dicho, la pija en el problema.  
Yenni entró a la casa con ese vestidito ajustado, el que le marca las tetas como globos a punto de reventar y el culo como dos melones maduros. 





Ni bien pisó la sala, ¡PUM!, el sonido de una trola en 4 gimiendo como posesa a todo volumen. Y ahí estaba papi, sentado en el sillón con la poronga al aire, enorme, gruesa, palpitando como un animal salvaje.




—¡AY, NOOOO! —gritó Yenni, las tetas saltando del susto.  
Mi viejo se quiso morir. Intentó esconderla, pero esa cosa no entraba en ningún pantalón. Se puso de rodillas, rojo como tomate, la verga sobresaliendo entre sus manos, y empezó a rogar:  
—¡Perdoname, Yenni! ¡No le digas a mi hijo, por favor! Me echa de la casa… ¡Hace años que no toco una mujer, mirá lo que me pasa!  
Yenni no sabía dónde mirar. La pija le llegaba casi al ombligo, dura como un palo de amasar. El porno seguía de fondo, los gemidos de la actriz mezclándose con los jadeos de mi viejo, que seguía justificándose:  
—Es que… vos sos demasiado linda, hija. Cada día que entrás acá con ese cuerpazo, me vuelvo loco. ¡Hasta la mina esta del video no te llega a los talones!  
Yenni, buena como el pan, trató de calmarlo. Le dio un abrazo, sin querer rozarle la verga con las tetas, y mi viejo casi se desmaya.  
—Tranqui, señor… no pasa nada —dijo ella, pero el calor en su cara delataba la tensión.  
Se sentaron en el sofá. El porno seguía, pero mi viejo ahora había cambiado el enfoque.  
—Che, Yenni… las pibas de ahora… ¿en serio les gustan las vergas grandes? —preguntó, acariciándose disimuladamente.  
—¡Señor! —protestó ella, pero sin levantarse.  
—Es curiosidad, hija. Ayudame… ¿Me mostrás una teta? Hace años que no veo una en vivo. Te lo pido por favor.  
Yenni dudó, pero al final, con vergüenza, se bajó un tirante y dejó escapar una teta enorme, el pezón rosadito y duro.  



—¡Dios santo…! —gimió mi viejo, los dedos apretando la base de su verga. —¿Y… el culo? Solo una foto, Yenni. Para mi grupo de amigos… Me dicen que ya no la pongo, quiero cerrarles el orto. No sale tu cara, te lo juro.  
Ella, entre pena y morbo, se puso en 4 en el sofá. El vestido se le subió, mostrando el hilo dental enterrado en ese culo perfecto. Mi viejo no aguantó: se puso a pajearse como un enfermo, los huevos golpeando contra el sillón.  



—Che, Yenni… ¿y si me dejás sacar una fotito más? — murmuró, la voz ronca. —Solo el glande entre tus labios… Es que me tomé un Viagra y esto no se me va a bajar en horas. Ayudame, por favor… No es nada sexual, solo es tu suegro pidiéndote un favorcito…  
Y ahí quedó Yenni, tragándose saliva, mientras la verga de mi viejo le goteaba en el muslo… y el porno seguía sonando, como banda sonora de algo que jamás debería haber pasado.  
¿Qué harías vos en su lugar, che? 🔥

Continuará...