Elizabeth Novia Infiel

Elizabeth y yo teníamos una relación joven, intensa. Ella tenía 19 años cuando ocurrió todo. Un día, me dijo que se iría a casa de su madre por tres días. No dudé. Confiaba en ella. Le deseé buen viaje, como cualquier novio que ama.

Pero cuando regresó… no era la misma.

Apenas cruzó la puerta, la noté distinta: su mirada perdida, el rostro pálido, el cuerpo cansado, como si hubiera pasado por algo que no quería contarme. Parecía emocionalmente destrozada, pero no daba explicaciones. Evadía mis preguntas con silencios o frases cortas. Decía que todo estaba bien, pero sus ojos contaban otra historia.

Sin buscarlo, encontré un ticket en su billetera. No había ido con su madre. Había viajado a otra ciudad. El corazón me dio un vuelco.

¿Qué hizo allá? ¿Con quién estuvo? ¿Por qué mentirme?

Esa noche, cuando intentamos estar juntos, mi mente me traicionó. Al estar dentro de ella, sentí algo diferente… su cuerpo se sentía más húmedo, más suelto, y aunque parte de mí luchaba por no pensar, otra parte se inundaba de imágenes oscuras que no podía controlar. Me preguntaba si había estado con alguien. ¿Uno? ¿Varios? ¿Fue por elección… o algo peor? ¿Fue lastimada?

Después descubrí algo más: videos de una vida que no conocía. Grabaciones íntimas, escenas que no eran para mí, parte de un pasado que ella nunca compartió.

Me sentí traicionado, confundido, enfermo.

Desde entonces, mi mente no ha descansado. Jamás obtuve respuestas, y tal vez nunca las tendré. ¿Fue una traición? ¿Un abuso? ¿Un secreto que se llevó consigo sin poder contar? Solo me quedó el silencio y la tortura de las dudas.

Y aún hoy, cada vez que cierro los ojos, esos tres días vuelven.