Espero que disfruten esta nueva edición.
Les dejo los primeros capítulos para que los lean, y vayan entrando en la historia.
Si no tienen tiempo, pueden leer este capítulo sin problemas, no es necesario demasiado contexto.
Cap. III - “Vivan los novios”.

Ahora que ya les presenté a nuestros protagonistas, y cómo es su vida hoy en día, creo que es un gran momento para contarles cómo fue el momento más feliz de sus vidas, su boda.
Ni bien se conocieron, y se enamoraron, cursando cuarto grado en el Colegio San Bernardo, se dieron cuenta de que eran el uno para el otro. Así empezó una relación amorosa en la que ambos tenían lo que deseaban y necesitaban del otro, mientras que Juliana buscaba lo que no podía conseguir de Emi en otros lados, sin que su amado novio sospechara mucho.
Tan enamorado como estaba, a los 22 años, cuando ya llevaban 7 años de relación, Emilio ya era un genio de la tecnología informática y había pegado un importante trabajo como desarrollador en una empresa internacional que le pagaba en dólares, y mucho.
Con todo ese dinero en el bolsillo, y con más amor aún en el corazón por su querida Juli, le propuso matrimonio en una escapada romántica que habían ido a las sierras, en una escena de película en la que sacó el anillo y se arrodilló frente a ella en la cima de un cerro espectacular. Juliana no lo dudó, y dio el sí automáticamente. La felicidad de ambos era total, como siempre.
La boda fue planificada completamente por Juliana, acompañada de un par de wedding planers, mientras que Emilio solo se dedicó a poner el billete y decir que sí a cada uno de los caprichos de su novia y futura esposa.
Así fue que una noche de febrero de 2019 citaron a todos sus afectos, familiares, amigos, compañeros de trabajo y ex compañeros de colegio a una chacra en las afueras de la ciudad para dar el sí frente al juez.
Allí estaba Emilio, parado ansioso frente al altar, con algunos familiares rodeándolo. Vestía un traje entallado y algo ridículo que le había elegido su novia, y lo había convencido a usar, a pesar de que hasta a él, que no tenía ninguna idea de la moda y el sentido estético, le había parecido un poco extraño de usar. Sin embargo, la felicidad que tenía estampada en el rostro mientras esperaba a su amada, encandilaba cualquier pensamiento paranoico de cómo se vería para los demás.
El momento en que Juli hizo su aparición fue como si todo el universo se hubiese paralizado. Acompañada de su padre, caminó radiante hacia al altar enfundada en un impresionante vestido blanco que hacía parecer al resto de la fiesta como las más feas del mundo. Emilio temió morir de un infarto por un segundo.
Tomados de la mano dieron el sí, y tras el aplauso y las felicitaciones afectuosas de todos los invitados, en comunión, detrás de los novios se dirigieron todos al salón para comenzar el festejo real, ubicándose cada uno en su mesa designada.
Mientras todos los invitados se acomodaban, los flamantes esposos se tomaron unos minutos con las wedding planers para planificar cómo seguría esa noche soñada.
Era el primer momento en el día en que podían tener un momento entre ellos. Emilio la miró con ternura, mientras la tomaba de la mano, entonces Juliana le dio un beso tierno en el cachete.
- Te amo mucho, mi amor. - le dijo él, con una amplia sonrisa - .
- Sos hermoso, mi nerdsito - le devolvió ella con complciidad - Hoy vamos a pasar una noche espectacular. Vas a tomar alguna cosita, ¿verdad? ¿No te vas a hortivar? - le preguntó ella pensando en lo que venía en la noche - .
- No sé amor, tengo miedo que me caiga mal y no disfrutar - le respondió él temorso - .
- Ahh, dale amor. No empieces con eso. Hacelo por mí, porfis - le dijo y acto seguido le puso una cara de nena tierna que pide una golosina en el kiosco - .
Él simplemente le sonrió aceptando la derrota completamente.
- Y preparate para el fin de la fiesta, bombón. Te vas a morir cuando veas lo que hay debajo de este vestido hermoso - le dijo guiñándole un ojo segundos antes de dirigirse al salón - .
Emilio y Juliana hicieron su entrada triunfal tras los invitados, al ritmo de una música muy animada, para después enredarse en un vals que enterneció a todas las tías viejas de ambos. Y bueno, después de eso sí empezó el jolgorio, la cumbia, el reggaeton y todos a mover el esqueleto.
Durante el resto de la noche, Juliana le acercó copas de vino a Emilio cada vez que lo veía con las manos vacías, a lo que él accedía sin chistar y bebía. Todo eso fue generando en él un estado de mareo y efusividad inaudito. Fue la primera vez que Juliana se encontró en su novio la capacidad de bailar y disfrutar de las fiestas, lo que era su objetivo.
Conforme fue pasando la noche, Emilio se empezó a sentir cada vez más agotado y con el cuerpo más pesado. Después de las fotos se sentía tan cansado que decidió sentarse en la mesa de los novios a comer alguna cosa y descansar, mientras que su flamante esposa bailaba desaforada con cuanto invitado se cruzaba en sus camino.
Los momentos de mayor disfrute, pudo ver Emilio, eran cuando llegaba en la pista al grupo de sus ex compañeros de colegio. Allí ella bailaba como lo solía hacer en las fiestas del secundario, comportándose sexy y concentrando las miradas lujuriosas de cuanta persona la viera. Incluso, se atrevía a bailar con sus compañeros varones, de forma sexy y desenfrenada ante la mirada de todos. Sobre todo con Joaquín y Diego, dos ex compañeros con quienes parecía tener una relación especial, y cada tanto buscaba en la pista para encontrarse.
Cuando llegó el final de la fiesta, ya todos estaban bastante cansados, sobre todo Emilio, que no daba más de la borrachera que tenía, para el asombro de todos. Despidió como pudo a los invitados, agradeciéndoles por haber participado de esa noche tan especial y finalmente se encontró con Juliana para comenzar la noche de bodas. Al querer ponerse de pie para encontrárse con ella, todo el alcohol que tenía en sangre le avisó que sus piernas no iban a funcionar como él quería, y se cayó al piso sin poder reaccionar.
Juliana, que estaba charlando animadamente con Joaquín y Diego, no pudo contener la risa y tardó unos segundos en reaccionar para brindarle ayuda. Detrás de ella aparecieron los dos ex compañeros de colegio dispuestos a dar una mano también.
- Mi amor, me parece que tomaste un poquito de más. ¿Te sentís bien? - le preguntó con toda la preocupación, agachándose a su lado con la motricidad trunca que su propia borrachera le permitía - .
- Siii, mi amooor. Estoy josha. Vamónos gue guiero shegar a la habidación ya condigo - le dijo Emilio arrastrando la lengua, intentando ponerse de pie, y volviendo a caer al piso - ,
- Ay, mi amor, estás re mamado - le dijo un toque ofendida, pensando en lo arruinada que estaba su noche de bodas. Enseguida cambió la gestualidad de su rostro y se dirigió a Joaquín y Diego que la custodiaban en la escena - Chicos, ¿Ustedes me podrán ayudar a llevar a Emi al hotel hoy? Yo no creo que pueda sola - les tiró
- Pero sí, claro. ¡Lo que quieras! - contestaron casi al unísono pasando delante y agarrando a Emilio uno de cada lado, levantándolo en el aire - Vos decínos para donde vamos - le dijo Diego con un repentino entusiasmo que hizo que Emilio lo mirará como podía, con la cara toda torcida, pero sin poder decir una palabra - .
Todos los invitados ya se habían ido, solo quedaban los ojos curiosos de los trabajadores que habían laburado en la fiesta que miraban la escena sin ocultar las risas y miradas cómplices entre ellos. Diego y Joaquín, dos tipos grandotes, que parecían salidos de una cancha de rugby, llevaban a Emi colgados de cada brazo, con sus piernitas en el aire, como si fuera un niño que se había dormido en una fiesta de adultos. Delante de ellos iba Juliana, completamente divertida y alegre por el alcohol, ofreciéndoles una caminata de las suyas, que ya extrañaban desde el colegio, con algún bailecito hasta abajo mientras cruzaba la pista.
- ¿Les parece si vamos en mi auto? - preguntó Joaquín - Lo tengo ahí estacionado - dijo señalando el coche que estaba esperándolos solitario en el estacionamiento de invitados - .
- Ummm, teníamos coordinado un coche para ir nosotros. Pero no creo que nos lleve a los cuatro. ¡Así que dale, vamos en el tuyo! - dijo emocionada por la solución - .
Los chicos llegaron al coche, abrieron la puerta de atrás y tiraron a Emilio como si fuera una bolsa de papas en el asiento.
- Gracias chicos. Ustedes sí que son unos genios, como siempre - les dijo Juli visiblemente copeteada, abrazándolos, apretándolos contra sí, refregándole un poco las tetas a ambos - .
Los chicos empezaron a calentarse con toda la situación.
El viaje al hotel les llevó no más de diez minutos. Juliana se sentó en el asiento de adelante, y conversó animadamente con ambos, mientras Emilio dormía y cada tanto roncaba o hacía algún sonido de quejido, pero casi sin recuperar la consciencia.
Cuando llegaron a la habitación, entraron los cuatro y los chicos tiraron a Emilio encima de la cama, completamente inconsciente.
- Ay gracias, genios. Me salvaron una parte de la noche de bodas jaja. ¿Cómo puedo agradecerles? - dijo poniendo cara mezcla de putita y nena chica - .
- Si querés, te podemos ayudar a sacarte el vestido. Debe ser complicado - le dijo Diego ya jugado - .
- Ay si, porfi. Es que solita no voy a poder - les respondió accediendo, con el mismo gesto de nena inocente que fingía no saber qué estaba pasando, aunque era la que lo tenía más claro en la habitación - .
Al bajar el cierre, el vestido cayó a los pies de Juliana, descubriendo un atuendo que hizo que las mandíbulas de los chicos corrieran riesgo de desprendimiento.
Llevaba puesto un conjunto de ropa interior super delicado, con medias y portaligas, que rajaba la tierra. La bombachita era toda bordada, como con volados, apenas más grande que las tangas que solía usar a diario, y el corpiño, haciendo juego con la parte de abajo, contenía apenas las tetas ya operadas de Juli que amenazaban con escaparse. El velo de novia, que aún llevaba puesto, la convertía en una especie de fetiche total ded novia en su noche de bodas, preparada para la guerra.


- Ahhhh bueno, me parece que nos vamos a comer un bombón, loco - le dijo Joaquín a Diego codeándolo con complicidad, mientras tomaba la iniciativa de avanzar hacia ella - .
- ¿Si? ¿Me van a comer? - les preguntó ella sosteniendo el personaje de niña tonta e inocente, mordiéndose el labio - Yo me imaginaba que capaz tenían algo para que yo comiera. No pude comer mucho en la noche y estoy con un poquito de hambre - dijo y sacó la lengua aclarando aún más el punto - .
- Claro que tenemos, nena. Vení - Juli no supo cuál de los dos lo dijo, pero acató la orden y se arrodilló al medio de ellos, mientras ambos abrían los cierres de sus pantalones, dispuestos a ofrendar sus pijas - .
Mientras se arrodillaba en el espacio que quedaba entre sus ex compañeros de cole, vio como sus pijas iban saliendo fuera de sus pantalones. Al verlas, las recordó tal cual en el secundario, en aquellas fiestas en casas de amigas a las que iba y disfrutaba de meterle los cuernos a Emilio, que se quedaba estudiando en su casa. La de Diego era una pija que siempre le había gustado, larga, venosa y con la cabeza carnosa y rosada. La de Joaquín, a diferencia de ésta, era algo más corta, pero más ancha. Más de una vez había sufrido al meterla dentro en aquellas épocas.
Al tiempo que esto sucedía, el flamante esposo de Juli yacía inconsciente a un costado de la cama king size con la que contaba la habitación. Por suerte para ella, dejaba muchísimo espacio libre para poder hacer y deshacer con estos pibes a su antojo.
- ¿Te acordás de ellas? - le preguntó Diego atrevidamente - .
- Obvio, lindos - le contestó con una sonrisa pícara, mirándolos alternadamente a ambos a los ojos - Quiero ver si tienen el mismo gusto que antes - dijo y a continuación agarró una pija con cada mano y se metió la cabeza de ambas pijas en la boca al mismo tiempo mientras soltaba una risita maliciosa - .
- Vos tampoco cambiaste mucho, veo - le decía ahora Joaquín mientras posaba su mano en la nuca de Juli, instándola a tener preferencia por la suya y chupársela en solitario - .
Diego no se quedaba atrás y le ofrecía la suya cuando pasaban más de diez segundos sin que le prestara atención, y así estaban, intercalando la boca de Juliana entre cada pija. Ella se dedicaba a abrir la boca y sacar la lengua, mientras se reía divertida, y chupaba como si no hubiese mañana esas vergas que extrañaba tanto.
- No cambiaste nada de verdad. Seguís chupando la pija divino - le comentó Diego mientras se mordía el labio y miraba al techo cerrando los ojos, completamente extasiado por la chupada de pija de la trola de Juliana - .
- ¿Si? ¿La sigo chupando bien? - le preguntó de forma retórica y volvió a devorarle la verga una y otra vez - Grup, glup, glap, glup - sonaba la boca de la novia de Emilio en la pija de Diego - .

Mientras tanto, Joaquín se dedicaba a refregar su ancha pija, toda llena de saliva, por toda la cara de la flamante novia, cuyo maquillaje había pasado de ser el de una princesa a parecerse más al de Harley Quinn al final de larga escena de aventura, sonriendo como una desquiciada.
- Ay, quiero estar cerquita de mi maridito - dijo levantándose y tirándose boca arriba en la cama, a un metro de Emilio que yacía aún durmiendo profundamente - .
Joaquín y Diego se sacaron los pantalones, quedando en un curioso y gracioso outfit conformado unicamente por sus camisas de vestir blancas y las medias negras que habían hecho juego con su pantalones de traje negro.
Juliana abrió levantó sus piernas y las abrió sosteniendolas en una escuadra perlada perfecta, corrió su tanga que aún se mantenía blanca como la nieve, dejando al descubierto su concha perfectamente depilada, que ya emanaba líquidos en su interior por la creciente calentura que traía desde que sus ex compañeros de colegio se ofrecieron a ayudar con la borrachera de su flamante esposo.
Joaquín entendió perfectamente su intención y se acostó boca abajo a la puerta de su concha para hacer de las suyas con su lengua. Mientras tanto, el otro amante de turno le ofreció su pija para mantener su boca ocupada y así calmar su ansiedad.
La escena era dantesca. Mientras en un lugar del cuadro Emilio se mantenía roncando, sin hacer ningún movimiento siquiera, en el otro su reciente esposa con las piernas abiertas de par en par recibía una chupada de concha de campeonato mientras ocupaba la boca con un gran trozo de carne fálica.
Minutos después, Joaquín detuvo la chupada de concha. Hasta Emilio que no sabía lo que estaba pasando a su lado sabía que en segundos le meterían la primera pija de casada a su esposa.
Para sorpresa de Juliana, que estaba con los ojos cerrados mamando la verga de Diego sin parar, la pija de Joaquín ingresó en su interior sin ningún tipo de resistencia por parte de su cuerpo, a diferencia del pasado, en que le hubiese rasgado la concha.
- Ahhhh. Qué calentita tenés la concha, putita - le dijo Joaquín a Juliana que no pudo responder, por tener la boca ocupada llena de pija - .
- Perdonala, Joaco. La putita no te puede responder, está ocupada jajaja - le contestó Diego con sorna - .
Joaquín empezó a cogerla con fuerza y profundo. Los huevos del tipo sonaban fuerte chocando contra sus nalgas, y su cuerpo estaba siendo tan sacudido que por un momento temió despertar a Emilio. Se sacó la pija de la boca y lo miró por un segundo, comprobando que estaba como si se hubiese tomado una caja entera de somníferos.
Diego se tentó y le pidió a Diego, casi de forma agresiva, que le permitiera cogerla un poco. Ante la cesión de su amigo, invirtieron los roles, Diego la dio vuelta poniéndola boca abajo, y así como estaba, sosteniendola de la cintura, empujándola hacia el colchón, le metió la verga de una haciendo que Juliana lanzara un fuerte gemido que se escuchó desde el pasillo del hotel.
- ¡Qué culo que tenés, eh! ¿Te gusta calentar machos con ese culo? - le decía como con bronca mientras le castigaba la concha a pijazos - .
- Ah, ah, si, si, si. ¡Me encanta! ¡Me encanta calentar machos! Si, si - le contestó ella como cantando al ritmo de la cogida - .
- Mirá al cornudo. ¡Mirálo! - le dijo Joaquín ahora, agarrándola del pelo, que ya a esta altura había perdido cualquier forma de princesa que tenía al inicio de la boda a- ¿Te gusta hacerlo cornudo? - le preguntó mientras la pelvis de Diego seguía sonando rítmicamente en sus nalgas - .
- ¡Si! ¡Si! ¡Me encanta! ¡No puedo parar de hacerlo cornudo! - le respondió a los gritos - .
- Y no vas a parar, ¿verdad? - le preguntó ahora Diego miténdose en la conversación, mientras seguía dándole sin parar - .
- ¡NUUUNCAAAAAAAHHH! - gritó Juliana mientras se acababa por completo en la pija de su ex compa de secundario - .
Los dos se turnaron para cogerla de muchas maneras distintas durante algo más de una hora, sin ningún temor a que Emilio se despertara y fuera consciente de lo cornudo que fue durante su noche de bodas. Quizás le quedó una leve idea onírica de lo que pasó, que volvería alguna que otra noche en forma de sueño húmedo, haciéndolo despertar con el bóxer húmedo.
Al despertar al otro día, los flamantes marido y mujer compartieron un desayuno que les fue llevado a la habitación, mientras recordaban animados la hermosa fiesta que habían vivido, y proyectaban un hermoso futuro juntos.
- Perdoná que ayer me mató el alcohol mi amor. Yo sabía que me iba a pasar. Espero que no te hayas aburrido en la noche de bodas - le dijo él completamente avergonzado - .
- ¿De qué hablás amor? Si estuviste bárbaro. Yo la pasé bomba, nunca me habían cogido mejor - le contestó con una ironía imperceptible para su cornudo - .
- ¿En serio? - le contestó él incrédulo - .
- Obvio mi amor. Te amo - le dijo guiñandole un ojo con complicidad y dándole un tierno beso, con esos labios carnosos suyos, aún con gusto a pija de Diego y Joaquín - .
(Continuará)
Como siempre, voy a caer en la tentación de mendigarles puntos, comentarios de qué les pareció, mensajes y que pongan el post en favoritos si les gustó.
¡GRACIAS!
Les dejo los primeros capítulos para que los lean, y vayan entrando en la historia.
Si no tienen tiempo, pueden leer este capítulo sin problemas, no es necesario demasiado contexto.
Cap. III - “Vivan los novios”.

Ahora que ya les presenté a nuestros protagonistas, y cómo es su vida hoy en día, creo que es un gran momento para contarles cómo fue el momento más feliz de sus vidas, su boda.
Ni bien se conocieron, y se enamoraron, cursando cuarto grado en el Colegio San Bernardo, se dieron cuenta de que eran el uno para el otro. Así empezó una relación amorosa en la que ambos tenían lo que deseaban y necesitaban del otro, mientras que Juliana buscaba lo que no podía conseguir de Emi en otros lados, sin que su amado novio sospechara mucho.
Tan enamorado como estaba, a los 22 años, cuando ya llevaban 7 años de relación, Emilio ya era un genio de la tecnología informática y había pegado un importante trabajo como desarrollador en una empresa internacional que le pagaba en dólares, y mucho.
Con todo ese dinero en el bolsillo, y con más amor aún en el corazón por su querida Juli, le propuso matrimonio en una escapada romántica que habían ido a las sierras, en una escena de película en la que sacó el anillo y se arrodilló frente a ella en la cima de un cerro espectacular. Juliana no lo dudó, y dio el sí automáticamente. La felicidad de ambos era total, como siempre.
La boda fue planificada completamente por Juliana, acompañada de un par de wedding planers, mientras que Emilio solo se dedicó a poner el billete y decir que sí a cada uno de los caprichos de su novia y futura esposa.
Así fue que una noche de febrero de 2019 citaron a todos sus afectos, familiares, amigos, compañeros de trabajo y ex compañeros de colegio a una chacra en las afueras de la ciudad para dar el sí frente al juez.
Allí estaba Emilio, parado ansioso frente al altar, con algunos familiares rodeándolo. Vestía un traje entallado y algo ridículo que le había elegido su novia, y lo había convencido a usar, a pesar de que hasta a él, que no tenía ninguna idea de la moda y el sentido estético, le había parecido un poco extraño de usar. Sin embargo, la felicidad que tenía estampada en el rostro mientras esperaba a su amada, encandilaba cualquier pensamiento paranoico de cómo se vería para los demás.
El momento en que Juli hizo su aparición fue como si todo el universo se hubiese paralizado. Acompañada de su padre, caminó radiante hacia al altar enfundada en un impresionante vestido blanco que hacía parecer al resto de la fiesta como las más feas del mundo. Emilio temió morir de un infarto por un segundo.
Tomados de la mano dieron el sí, y tras el aplauso y las felicitaciones afectuosas de todos los invitados, en comunión, detrás de los novios se dirigieron todos al salón para comenzar el festejo real, ubicándose cada uno en su mesa designada.
Mientras todos los invitados se acomodaban, los flamantes esposos se tomaron unos minutos con las wedding planers para planificar cómo seguría esa noche soñada.
Era el primer momento en el día en que podían tener un momento entre ellos. Emilio la miró con ternura, mientras la tomaba de la mano, entonces Juliana le dio un beso tierno en el cachete.
- Te amo mucho, mi amor. - le dijo él, con una amplia sonrisa - .
- Sos hermoso, mi nerdsito - le devolvió ella con complciidad - Hoy vamos a pasar una noche espectacular. Vas a tomar alguna cosita, ¿verdad? ¿No te vas a hortivar? - le preguntó ella pensando en lo que venía en la noche - .
- No sé amor, tengo miedo que me caiga mal y no disfrutar - le respondió él temorso - .
- Ahh, dale amor. No empieces con eso. Hacelo por mí, porfis - le dijo y acto seguido le puso una cara de nena tierna que pide una golosina en el kiosco - .
Él simplemente le sonrió aceptando la derrota completamente.
- Y preparate para el fin de la fiesta, bombón. Te vas a morir cuando veas lo que hay debajo de este vestido hermoso - le dijo guiñándole un ojo segundos antes de dirigirse al salón - .
Emilio y Juliana hicieron su entrada triunfal tras los invitados, al ritmo de una música muy animada, para después enredarse en un vals que enterneció a todas las tías viejas de ambos. Y bueno, después de eso sí empezó el jolgorio, la cumbia, el reggaeton y todos a mover el esqueleto.
Durante el resto de la noche, Juliana le acercó copas de vino a Emilio cada vez que lo veía con las manos vacías, a lo que él accedía sin chistar y bebía. Todo eso fue generando en él un estado de mareo y efusividad inaudito. Fue la primera vez que Juliana se encontró en su novio la capacidad de bailar y disfrutar de las fiestas, lo que era su objetivo.
Conforme fue pasando la noche, Emilio se empezó a sentir cada vez más agotado y con el cuerpo más pesado. Después de las fotos se sentía tan cansado que decidió sentarse en la mesa de los novios a comer alguna cosa y descansar, mientras que su flamante esposa bailaba desaforada con cuanto invitado se cruzaba en sus camino.
Los momentos de mayor disfrute, pudo ver Emilio, eran cuando llegaba en la pista al grupo de sus ex compañeros de colegio. Allí ella bailaba como lo solía hacer en las fiestas del secundario, comportándose sexy y concentrando las miradas lujuriosas de cuanta persona la viera. Incluso, se atrevía a bailar con sus compañeros varones, de forma sexy y desenfrenada ante la mirada de todos. Sobre todo con Joaquín y Diego, dos ex compañeros con quienes parecía tener una relación especial, y cada tanto buscaba en la pista para encontrarse.
Cuando llegó el final de la fiesta, ya todos estaban bastante cansados, sobre todo Emilio, que no daba más de la borrachera que tenía, para el asombro de todos. Despidió como pudo a los invitados, agradeciéndoles por haber participado de esa noche tan especial y finalmente se encontró con Juliana para comenzar la noche de bodas. Al querer ponerse de pie para encontrárse con ella, todo el alcohol que tenía en sangre le avisó que sus piernas no iban a funcionar como él quería, y se cayó al piso sin poder reaccionar.
Juliana, que estaba charlando animadamente con Joaquín y Diego, no pudo contener la risa y tardó unos segundos en reaccionar para brindarle ayuda. Detrás de ella aparecieron los dos ex compañeros de colegio dispuestos a dar una mano también.
- Mi amor, me parece que tomaste un poquito de más. ¿Te sentís bien? - le preguntó con toda la preocupación, agachándose a su lado con la motricidad trunca que su propia borrachera le permitía - .
- Siii, mi amooor. Estoy josha. Vamónos gue guiero shegar a la habidación ya condigo - le dijo Emilio arrastrando la lengua, intentando ponerse de pie, y volviendo a caer al piso - ,
- Ay, mi amor, estás re mamado - le dijo un toque ofendida, pensando en lo arruinada que estaba su noche de bodas. Enseguida cambió la gestualidad de su rostro y se dirigió a Joaquín y Diego que la custodiaban en la escena - Chicos, ¿Ustedes me podrán ayudar a llevar a Emi al hotel hoy? Yo no creo que pueda sola - les tiró
- Pero sí, claro. ¡Lo que quieras! - contestaron casi al unísono pasando delante y agarrando a Emilio uno de cada lado, levantándolo en el aire - Vos decínos para donde vamos - le dijo Diego con un repentino entusiasmo que hizo que Emilio lo mirará como podía, con la cara toda torcida, pero sin poder decir una palabra - .
Todos los invitados ya se habían ido, solo quedaban los ojos curiosos de los trabajadores que habían laburado en la fiesta que miraban la escena sin ocultar las risas y miradas cómplices entre ellos. Diego y Joaquín, dos tipos grandotes, que parecían salidos de una cancha de rugby, llevaban a Emi colgados de cada brazo, con sus piernitas en el aire, como si fuera un niño que se había dormido en una fiesta de adultos. Delante de ellos iba Juliana, completamente divertida y alegre por el alcohol, ofreciéndoles una caminata de las suyas, que ya extrañaban desde el colegio, con algún bailecito hasta abajo mientras cruzaba la pista.
- ¿Les parece si vamos en mi auto? - preguntó Joaquín - Lo tengo ahí estacionado - dijo señalando el coche que estaba esperándolos solitario en el estacionamiento de invitados - .
- Ummm, teníamos coordinado un coche para ir nosotros. Pero no creo que nos lleve a los cuatro. ¡Así que dale, vamos en el tuyo! - dijo emocionada por la solución - .
Los chicos llegaron al coche, abrieron la puerta de atrás y tiraron a Emilio como si fuera una bolsa de papas en el asiento.
- Gracias chicos. Ustedes sí que son unos genios, como siempre - les dijo Juli visiblemente copeteada, abrazándolos, apretándolos contra sí, refregándole un poco las tetas a ambos - .
Los chicos empezaron a calentarse con toda la situación.
El viaje al hotel les llevó no más de diez minutos. Juliana se sentó en el asiento de adelante, y conversó animadamente con ambos, mientras Emilio dormía y cada tanto roncaba o hacía algún sonido de quejido, pero casi sin recuperar la consciencia.
Cuando llegaron a la habitación, entraron los cuatro y los chicos tiraron a Emilio encima de la cama, completamente inconsciente.
- Ay gracias, genios. Me salvaron una parte de la noche de bodas jaja. ¿Cómo puedo agradecerles? - dijo poniendo cara mezcla de putita y nena chica - .
- Si querés, te podemos ayudar a sacarte el vestido. Debe ser complicado - le dijo Diego ya jugado - .
- Ay si, porfi. Es que solita no voy a poder - les respondió accediendo, con el mismo gesto de nena inocente que fingía no saber qué estaba pasando, aunque era la que lo tenía más claro en la habitación - .
Al bajar el cierre, el vestido cayó a los pies de Juliana, descubriendo un atuendo que hizo que las mandíbulas de los chicos corrieran riesgo de desprendimiento.
Llevaba puesto un conjunto de ropa interior super delicado, con medias y portaligas, que rajaba la tierra. La bombachita era toda bordada, como con volados, apenas más grande que las tangas que solía usar a diario, y el corpiño, haciendo juego con la parte de abajo, contenía apenas las tetas ya operadas de Juli que amenazaban con escaparse. El velo de novia, que aún llevaba puesto, la convertía en una especie de fetiche total ded novia en su noche de bodas, preparada para la guerra.


- Ahhhh bueno, me parece que nos vamos a comer un bombón, loco - le dijo Joaquín a Diego codeándolo con complicidad, mientras tomaba la iniciativa de avanzar hacia ella - .
- ¿Si? ¿Me van a comer? - les preguntó ella sosteniendo el personaje de niña tonta e inocente, mordiéndose el labio - Yo me imaginaba que capaz tenían algo para que yo comiera. No pude comer mucho en la noche y estoy con un poquito de hambre - dijo y sacó la lengua aclarando aún más el punto - .
- Claro que tenemos, nena. Vení - Juli no supo cuál de los dos lo dijo, pero acató la orden y se arrodilló al medio de ellos, mientras ambos abrían los cierres de sus pantalones, dispuestos a ofrendar sus pijas - .
Mientras se arrodillaba en el espacio que quedaba entre sus ex compañeros de cole, vio como sus pijas iban saliendo fuera de sus pantalones. Al verlas, las recordó tal cual en el secundario, en aquellas fiestas en casas de amigas a las que iba y disfrutaba de meterle los cuernos a Emilio, que se quedaba estudiando en su casa. La de Diego era una pija que siempre le había gustado, larga, venosa y con la cabeza carnosa y rosada. La de Joaquín, a diferencia de ésta, era algo más corta, pero más ancha. Más de una vez había sufrido al meterla dentro en aquellas épocas.
Al tiempo que esto sucedía, el flamante esposo de Juli yacía inconsciente a un costado de la cama king size con la que contaba la habitación. Por suerte para ella, dejaba muchísimo espacio libre para poder hacer y deshacer con estos pibes a su antojo.
- ¿Te acordás de ellas? - le preguntó Diego atrevidamente - .
- Obvio, lindos - le contestó con una sonrisa pícara, mirándolos alternadamente a ambos a los ojos - Quiero ver si tienen el mismo gusto que antes - dijo y a continuación agarró una pija con cada mano y se metió la cabeza de ambas pijas en la boca al mismo tiempo mientras soltaba una risita maliciosa - .
- Vos tampoco cambiaste mucho, veo - le decía ahora Joaquín mientras posaba su mano en la nuca de Juli, instándola a tener preferencia por la suya y chupársela en solitario - .
Diego no se quedaba atrás y le ofrecía la suya cuando pasaban más de diez segundos sin que le prestara atención, y así estaban, intercalando la boca de Juliana entre cada pija. Ella se dedicaba a abrir la boca y sacar la lengua, mientras se reía divertida, y chupaba como si no hubiese mañana esas vergas que extrañaba tanto.
- No cambiaste nada de verdad. Seguís chupando la pija divino - le comentó Diego mientras se mordía el labio y miraba al techo cerrando los ojos, completamente extasiado por la chupada de pija de la trola de Juliana - .
- ¿Si? ¿La sigo chupando bien? - le preguntó de forma retórica y volvió a devorarle la verga una y otra vez - Grup, glup, glap, glup - sonaba la boca de la novia de Emilio en la pija de Diego - .

Mientras tanto, Joaquín se dedicaba a refregar su ancha pija, toda llena de saliva, por toda la cara de la flamante novia, cuyo maquillaje había pasado de ser el de una princesa a parecerse más al de Harley Quinn al final de larga escena de aventura, sonriendo como una desquiciada.
- Ay, quiero estar cerquita de mi maridito - dijo levantándose y tirándose boca arriba en la cama, a un metro de Emilio que yacía aún durmiendo profundamente - .
Joaquín y Diego se sacaron los pantalones, quedando en un curioso y gracioso outfit conformado unicamente por sus camisas de vestir blancas y las medias negras que habían hecho juego con su pantalones de traje negro.
Juliana abrió levantó sus piernas y las abrió sosteniendolas en una escuadra perlada perfecta, corrió su tanga que aún se mantenía blanca como la nieve, dejando al descubierto su concha perfectamente depilada, que ya emanaba líquidos en su interior por la creciente calentura que traía desde que sus ex compañeros de colegio se ofrecieron a ayudar con la borrachera de su flamante esposo.
Joaquín entendió perfectamente su intención y se acostó boca abajo a la puerta de su concha para hacer de las suyas con su lengua. Mientras tanto, el otro amante de turno le ofreció su pija para mantener su boca ocupada y así calmar su ansiedad.
La escena era dantesca. Mientras en un lugar del cuadro Emilio se mantenía roncando, sin hacer ningún movimiento siquiera, en el otro su reciente esposa con las piernas abiertas de par en par recibía una chupada de concha de campeonato mientras ocupaba la boca con un gran trozo de carne fálica.
Minutos después, Joaquín detuvo la chupada de concha. Hasta Emilio que no sabía lo que estaba pasando a su lado sabía que en segundos le meterían la primera pija de casada a su esposa.
Para sorpresa de Juliana, que estaba con los ojos cerrados mamando la verga de Diego sin parar, la pija de Joaquín ingresó en su interior sin ningún tipo de resistencia por parte de su cuerpo, a diferencia del pasado, en que le hubiese rasgado la concha.
- Ahhhh. Qué calentita tenés la concha, putita - le dijo Joaquín a Juliana que no pudo responder, por tener la boca ocupada llena de pija - .
- Perdonala, Joaco. La putita no te puede responder, está ocupada jajaja - le contestó Diego con sorna - .
Joaquín empezó a cogerla con fuerza y profundo. Los huevos del tipo sonaban fuerte chocando contra sus nalgas, y su cuerpo estaba siendo tan sacudido que por un momento temió despertar a Emilio. Se sacó la pija de la boca y lo miró por un segundo, comprobando que estaba como si se hubiese tomado una caja entera de somníferos.
Diego se tentó y le pidió a Diego, casi de forma agresiva, que le permitiera cogerla un poco. Ante la cesión de su amigo, invirtieron los roles, Diego la dio vuelta poniéndola boca abajo, y así como estaba, sosteniendola de la cintura, empujándola hacia el colchón, le metió la verga de una haciendo que Juliana lanzara un fuerte gemido que se escuchó desde el pasillo del hotel.
- ¡Qué culo que tenés, eh! ¿Te gusta calentar machos con ese culo? - le decía como con bronca mientras le castigaba la concha a pijazos - .
- Ah, ah, si, si, si. ¡Me encanta! ¡Me encanta calentar machos! Si, si - le contestó ella como cantando al ritmo de la cogida - .
- Mirá al cornudo. ¡Mirálo! - le dijo Joaquín ahora, agarrándola del pelo, que ya a esta altura había perdido cualquier forma de princesa que tenía al inicio de la boda a- ¿Te gusta hacerlo cornudo? - le preguntó mientras la pelvis de Diego seguía sonando rítmicamente en sus nalgas - .
- ¡Si! ¡Si! ¡Me encanta! ¡No puedo parar de hacerlo cornudo! - le respondió a los gritos - .
- Y no vas a parar, ¿verdad? - le preguntó ahora Diego miténdose en la conversación, mientras seguía dándole sin parar - .
- ¡NUUUNCAAAAAAAHHH! - gritó Juliana mientras se acababa por completo en la pija de su ex compa de secundario - .
Los dos se turnaron para cogerla de muchas maneras distintas durante algo más de una hora, sin ningún temor a que Emilio se despertara y fuera consciente de lo cornudo que fue durante su noche de bodas. Quizás le quedó una leve idea onírica de lo que pasó, que volvería alguna que otra noche en forma de sueño húmedo, haciéndolo despertar con el bóxer húmedo.
Al despertar al otro día, los flamantes marido y mujer compartieron un desayuno que les fue llevado a la habitación, mientras recordaban animados la hermosa fiesta que habían vivido, y proyectaban un hermoso futuro juntos.
- Perdoná que ayer me mató el alcohol mi amor. Yo sabía que me iba a pasar. Espero que no te hayas aburrido en la noche de bodas - le dijo él completamente avergonzado - .
- ¿De qué hablás amor? Si estuviste bárbaro. Yo la pasé bomba, nunca me habían cogido mejor - le contestó con una ironía imperceptible para su cornudo - .
- ¿En serio? - le contestó él incrédulo - .
- Obvio mi amor. Te amo - le dijo guiñandole un ojo con complicidad y dándole un tierno beso, con esos labios carnosos suyos, aún con gusto a pija de Diego y Joaquín - .
(Continuará)
Como siempre, voy a caer en la tentación de mendigarles puntos, comentarios de qué les pareció, mensajes y que pongan el post en favoritos si les gustó.
¡GRACIAS!
1 comentarios - Cornudo de toda la vida. Cap. III - ¡Qué vivan los novios!