Me levanté tipo 9, con sueño aun pero tenía que desocupar antes del mediodía el departamento o pagar un día más. Y no pensaba quedarme, quería seguir mi viaje según lo había pensado apenas dejé a la trola de Vanina en Mar del Tuyú. Mientras desayunaba me puse a buscar alquileres en Villa Gesell y encontré 500 opciones, fácil jaja...
Hablé con un tipo por un monoambiente, justo frente a la playa. Y un poquito me rompió el orto, no lo voy a negar... Villa Gesell es un poco más caro, pero las minas que hay lo valen. Le pedí al dueño que me lo alquile por cuatro noches, y ya mi mente pajera pensaba en que me iba a ir de ese lugar con dos conchitas conocidas. No se porque pero recontra confiaba en mi levante de putitas ocasionales, sentía que volvía al ruedo después de un tiempo de noviazgos, y más con la bronca que me había despertado Vanina.
Por cierto, Vanina me mandaba mensajes y me llamaba. Por supuesto, yo para darle más bronca le clavaba el visto pero no respondía nada, y a sus llamadas menos. Como no le respondía, me mandó toda la justificación de lo que pasó para que lo leyera. Pero claro, no le di ni cinco de pelota, aparte era una mentira tras otra. Llegó al punto de pedirme perdón a tratarme como el orto, y luego se arrepentía y me pedía disculpas de nuevo. Pero nada me hacía cambiar de parecer, y seguía sin responderle.
Me instalé en el depa, me dormí un rato y tipo 2 de la tarde me levanté, compré algo para comer y me fui para la playa. Empecé a relojear culos a lo loco, uno atrás de otro pasaban por delante mío. Gordos y flacos, blancos y bronceados, con mallas enterizas o bikinis... algunas tan tan entangadas, que me daban unas ganas de ir a corrersela y pegarle una chupada que ni la policía me iba a poder sacar de ahí. Pero bueno me comporté dentro de todo bien, mirando bajo los lentes oscuros con carpa mientras esperaba a ver cual sería mi próximo movimiento.

Me quedé un rato en la playa, me metí al mar para refrescarme un poco y tomar un poco de sol, y después encaré la barra del parador para asentarme ahí y ver que pintaba. Me tomé un trago, tranquilo mientras seguía mirando culos y tetas pasar. La cagada es que muchas iban de la mano de algún gil, pero miraban las putitas como sabiendo que uno les estaba haciendo una radiografía.
En eso cae solita a la barra una morocha, unos cuantos tatuajes y aparentemente unos añitos más grande que yo. Un lomo así llamativo a primera vista, pelo largo y negro ondulado, acercándose con una linda sonrisa y una bandera brasilera como pareo tapando la parte de abajo de la bikini. Obviamente solo de verla me cosquilleo la verga. Se sentó a mi derecha, dejando una banqueta de separación entre su espacio y el mío. Se pidió un daiquiri de frutilla y a scrollear la pantalla del celular, cada tanto esbozaba una sonrisa a la pantalla pero no mucho más.
Me animé y le dije "Buenas... picante el sol hoy, ¿no?". La ruptura de hielo más pelotuda, pero efectiva para empezar por lo menos una charla. Me respondió que sí, que le gusta pero no aguantaba más. Me presenté, ella me dijo que se llamaba Laura, muy simpática por momentos aunque no dejaba el teléfono. En un momento se ve que le miré a la mano y me dijo "Disculpa... parezco una maleducada pero estoy resolviendo algo...", a lo que le dije que tranquila y aproveché a tirar la soga: "¿Problemas con el novio?".
L: Marido... y si, bah no se si son problemas pero medio repetitivo el asunto, ya me tiene medio cansada...
Y: Uhmm... bueno, no se si lo querrás hablar conmigo, o tal vez te dejo que resuelvas tranquila, no te quiero molestar... - intenté empatizar con ella pero ya viendo que sería una conquista difícil de encarar
L: No... no me molestas jaja... la cosa es así... - y me empezó a contar un poco su historia.
Resumiendo: el marido es un enfermo fanático de River, y al día siguiente se jugaba el superclásico en Mar del Plata. Estaba organizando con sus amigos para irse a la mañana y la estaba queriendo convencer de ir, y Laura no sólo no es hincha de ese club, sino que le chupa las dos tetas el fútbol. En fin, me estaba contando que medio estaba discutiendo con el marido a causa de eso y le dijo que se fuera solo con los amigos.
¿Saben que significa eso, no? Tenía que meter sexta a fondo, no me podía perder semejante oportunidad, sobre todo viendo el pedazo de hembra que se quedaba solita en la ciudad. Eso sí, primero tenía que chamuyarla bien y hacer que entre en confianza.
Me dijo si podíamos seguir la charla en la playa, porque ahí en la barra era un poco incómodo, a lo que dije que si y la acompañé. Caminamos algunos metros, no muy lejos del puesto porque evnetualmente quería invitarla otro trago. Estiró la bandera en la arena y se sentó, me contó que la tenía del verano anterior de un viaje que había hecho con el marido. Pude ver la cola hermosa que tenía la morocha, los tatuajes en la pierna y cintura. Un lomazo tremendo, para darle masa hasta que el marido se haga de Boca...

Seguimos charlando sobre la situación y le decía que si no le interesaba el partido era mejor que se quede, aparte los supeclásicos se ponen pesados también, alguna corrida suele haber y que no daba que se exponga.
L: No es tanto el partido lo que me molesta, es que ya es como el quinto año que venimos a la costa y sale con lo mismo. Me cansé... siempre lo acompaño a ver los partidos pero este año me harté, que vaya solo y yo me quedo acá...
Y: No... lógico, también hay que saber decir que no a veces. Una noche que pases sola no pasa nada, supongo...
L: No pasa nada pero cansa... al final uno se casa, sale de vacaciones para estar con su pareja y termina priorizando el fútbol
Y: Bueno yo mañana no voy a la cancha, si queres te invito a cenar... - y cerré la frase con una risa como un "es chiste, pero si queres no es chiste".
Laura acompañó con una sonrisa, a lo cual respondió "Mira con la bronca que me hizo agarrar soy capaz de decirte que sí..."
La invité otro daiquiri y la acompañé con una caipiroska, ya estaba re jugado y si no iba con todo se me podía escapar. Me aceptó la invitación, seguimos charlando y me preguntó por mi estado civil. Le conté la situación con Vanina, decidí abrirme y buscar complicidad en esto de sufrir también una pareja que no quiso cuidarme, pero sin contarle de la experiencia reciente con Luchi. Me dio algunas palabras de aliento, me reveló que tenía 34 años, porque se dio cuenta que era mayor que mis 25 abriles, y que ya era una situación por la que había pasado, incluso con su actual esposo.
Y: ¿Lo perdonaste porque tienen hijos o que? - pregunté ya indiscretamente y en confianza
L: No, no tenemos hijos... yo no quiero tener, la verdad es que lo perdoné porque no tengo ganas de empezar de nuevo con alguien, tengo estabilidad económica y si me separo, me voy a convertir en una solterona amargada...
Y: Candidatos no creo que te falten... - le dije con un gesto bastante pajero de mi parte
L: No, claro que no... pero cuando llegues a mi edad te vas a dar cuenta que es una paja conocer a alguien desde cero
Y: ¿Pero te separarías para volver a enamorarte? Yo en tu lugar no se... haría la mía, sin comprometerme con nadie...
L: Puede ser, si... que tengas razón. Pasa que pienso con cabeza de señora a veces - me dijo con una sonrisa que iluminó sus ojos
La charla empezó a ir para donde quería, la estaba tentando a portarse mal en su imaginario. Y si lograba eso, podía concretarlo en ese bache que tendría con su esposo y más a mi favor, usando el egoísmo del tipo y los cuernos que le había puesto antes. Pasó una ronda de tragos más durante la charla, cayó el sol y me dijo que tenía que volver a su casa.

L: Me gustó mucho la charla, la pasé muy bien - me dijo con una linda sonrisa
Y: Gracias... a mi también me encantó conocerte... espero se te haga liviano el día mañana - echando un poquito de nafta al fuego
L: ¿Sigue en pie esa invitación a cenar? - me preguntó con cierta picardía
Y: Si obvio... ¡si no te acarrea problemas si! - respondí con entusiasmo
L: Nah... que problemas me va a traer si vuelve pasado mañana, se quedan en Mar del Plata esos vagos de mierda... bueno, vos invitas la cena y yo el almuerzo.
Agendó mi número de teléfono y me dijo que ella me escribía mañana. Se levantó, me dio un beso en la mejilla y me agradeció por los dos tragos que le invité. Mientras se iba no pude evitar fijarme en el contorneo de esa cola hermosa que ocultaba el pareo pero ya me imaginaba en mi cabeza morbosa. Tenía que esperar una noche, hacerme un poco la cabeza pensando si sería real que me iba a hablar o no
Hablé con un tipo por un monoambiente, justo frente a la playa. Y un poquito me rompió el orto, no lo voy a negar... Villa Gesell es un poco más caro, pero las minas que hay lo valen. Le pedí al dueño que me lo alquile por cuatro noches, y ya mi mente pajera pensaba en que me iba a ir de ese lugar con dos conchitas conocidas. No se porque pero recontra confiaba en mi levante de putitas ocasionales, sentía que volvía al ruedo después de un tiempo de noviazgos, y más con la bronca que me había despertado Vanina.
Por cierto, Vanina me mandaba mensajes y me llamaba. Por supuesto, yo para darle más bronca le clavaba el visto pero no respondía nada, y a sus llamadas menos. Como no le respondía, me mandó toda la justificación de lo que pasó para que lo leyera. Pero claro, no le di ni cinco de pelota, aparte era una mentira tras otra. Llegó al punto de pedirme perdón a tratarme como el orto, y luego se arrepentía y me pedía disculpas de nuevo. Pero nada me hacía cambiar de parecer, y seguía sin responderle.
Me instalé en el depa, me dormí un rato y tipo 2 de la tarde me levanté, compré algo para comer y me fui para la playa. Empecé a relojear culos a lo loco, uno atrás de otro pasaban por delante mío. Gordos y flacos, blancos y bronceados, con mallas enterizas o bikinis... algunas tan tan entangadas, que me daban unas ganas de ir a corrersela y pegarle una chupada que ni la policía me iba a poder sacar de ahí. Pero bueno me comporté dentro de todo bien, mirando bajo los lentes oscuros con carpa mientras esperaba a ver cual sería mi próximo movimiento.

Me quedé un rato en la playa, me metí al mar para refrescarme un poco y tomar un poco de sol, y después encaré la barra del parador para asentarme ahí y ver que pintaba. Me tomé un trago, tranquilo mientras seguía mirando culos y tetas pasar. La cagada es que muchas iban de la mano de algún gil, pero miraban las putitas como sabiendo que uno les estaba haciendo una radiografía.
En eso cae solita a la barra una morocha, unos cuantos tatuajes y aparentemente unos añitos más grande que yo. Un lomo así llamativo a primera vista, pelo largo y negro ondulado, acercándose con una linda sonrisa y una bandera brasilera como pareo tapando la parte de abajo de la bikini. Obviamente solo de verla me cosquilleo la verga. Se sentó a mi derecha, dejando una banqueta de separación entre su espacio y el mío. Se pidió un daiquiri de frutilla y a scrollear la pantalla del celular, cada tanto esbozaba una sonrisa a la pantalla pero no mucho más.
Me animé y le dije "Buenas... picante el sol hoy, ¿no?". La ruptura de hielo más pelotuda, pero efectiva para empezar por lo menos una charla. Me respondió que sí, que le gusta pero no aguantaba más. Me presenté, ella me dijo que se llamaba Laura, muy simpática por momentos aunque no dejaba el teléfono. En un momento se ve que le miré a la mano y me dijo "Disculpa... parezco una maleducada pero estoy resolviendo algo...", a lo que le dije que tranquila y aproveché a tirar la soga: "¿Problemas con el novio?".
L: Marido... y si, bah no se si son problemas pero medio repetitivo el asunto, ya me tiene medio cansada...
Y: Uhmm... bueno, no se si lo querrás hablar conmigo, o tal vez te dejo que resuelvas tranquila, no te quiero molestar... - intenté empatizar con ella pero ya viendo que sería una conquista difícil de encarar
L: No... no me molestas jaja... la cosa es así... - y me empezó a contar un poco su historia.
Resumiendo: el marido es un enfermo fanático de River, y al día siguiente se jugaba el superclásico en Mar del Plata. Estaba organizando con sus amigos para irse a la mañana y la estaba queriendo convencer de ir, y Laura no sólo no es hincha de ese club, sino que le chupa las dos tetas el fútbol. En fin, me estaba contando que medio estaba discutiendo con el marido a causa de eso y le dijo que se fuera solo con los amigos.
¿Saben que significa eso, no? Tenía que meter sexta a fondo, no me podía perder semejante oportunidad, sobre todo viendo el pedazo de hembra que se quedaba solita en la ciudad. Eso sí, primero tenía que chamuyarla bien y hacer que entre en confianza.
Me dijo si podíamos seguir la charla en la playa, porque ahí en la barra era un poco incómodo, a lo que dije que si y la acompañé. Caminamos algunos metros, no muy lejos del puesto porque evnetualmente quería invitarla otro trago. Estiró la bandera en la arena y se sentó, me contó que la tenía del verano anterior de un viaje que había hecho con el marido. Pude ver la cola hermosa que tenía la morocha, los tatuajes en la pierna y cintura. Un lomazo tremendo, para darle masa hasta que el marido se haga de Boca...

Seguimos charlando sobre la situación y le decía que si no le interesaba el partido era mejor que se quede, aparte los supeclásicos se ponen pesados también, alguna corrida suele haber y que no daba que se exponga.
L: No es tanto el partido lo que me molesta, es que ya es como el quinto año que venimos a la costa y sale con lo mismo. Me cansé... siempre lo acompaño a ver los partidos pero este año me harté, que vaya solo y yo me quedo acá...
Y: No... lógico, también hay que saber decir que no a veces. Una noche que pases sola no pasa nada, supongo...
L: No pasa nada pero cansa... al final uno se casa, sale de vacaciones para estar con su pareja y termina priorizando el fútbol
Y: Bueno yo mañana no voy a la cancha, si queres te invito a cenar... - y cerré la frase con una risa como un "es chiste, pero si queres no es chiste".
Laura acompañó con una sonrisa, a lo cual respondió "Mira con la bronca que me hizo agarrar soy capaz de decirte que sí..."
La invité otro daiquiri y la acompañé con una caipiroska, ya estaba re jugado y si no iba con todo se me podía escapar. Me aceptó la invitación, seguimos charlando y me preguntó por mi estado civil. Le conté la situación con Vanina, decidí abrirme y buscar complicidad en esto de sufrir también una pareja que no quiso cuidarme, pero sin contarle de la experiencia reciente con Luchi. Me dio algunas palabras de aliento, me reveló que tenía 34 años, porque se dio cuenta que era mayor que mis 25 abriles, y que ya era una situación por la que había pasado, incluso con su actual esposo.
Y: ¿Lo perdonaste porque tienen hijos o que? - pregunté ya indiscretamente y en confianza
L: No, no tenemos hijos... yo no quiero tener, la verdad es que lo perdoné porque no tengo ganas de empezar de nuevo con alguien, tengo estabilidad económica y si me separo, me voy a convertir en una solterona amargada...
Y: Candidatos no creo que te falten... - le dije con un gesto bastante pajero de mi parte
L: No, claro que no... pero cuando llegues a mi edad te vas a dar cuenta que es una paja conocer a alguien desde cero
Y: ¿Pero te separarías para volver a enamorarte? Yo en tu lugar no se... haría la mía, sin comprometerme con nadie...
L: Puede ser, si... que tengas razón. Pasa que pienso con cabeza de señora a veces - me dijo con una sonrisa que iluminó sus ojos
La charla empezó a ir para donde quería, la estaba tentando a portarse mal en su imaginario. Y si lograba eso, podía concretarlo en ese bache que tendría con su esposo y más a mi favor, usando el egoísmo del tipo y los cuernos que le había puesto antes. Pasó una ronda de tragos más durante la charla, cayó el sol y me dijo que tenía que volver a su casa.

L: Me gustó mucho la charla, la pasé muy bien - me dijo con una linda sonrisa
Y: Gracias... a mi también me encantó conocerte... espero se te haga liviano el día mañana - echando un poquito de nafta al fuego
L: ¿Sigue en pie esa invitación a cenar? - me preguntó con cierta picardía
Y: Si obvio... ¡si no te acarrea problemas si! - respondí con entusiasmo
L: Nah... que problemas me va a traer si vuelve pasado mañana, se quedan en Mar del Plata esos vagos de mierda... bueno, vos invitas la cena y yo el almuerzo.
Agendó mi número de teléfono y me dijo que ella me escribía mañana. Se levantó, me dio un beso en la mejilla y me agradeció por los dos tragos que le invité. Mientras se iba no pude evitar fijarme en el contorneo de esa cola hermosa que ocultaba el pareo pero ya me imaginaba en mi cabeza morbosa. Tenía que esperar una noche, hacerme un poco la cabeza pensando si sería real que me iba a hablar o no
0 comentarios - Vacaciones de soltero (parte 4)