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Confesiones de mi novia (Cuckold)

Para mejor contexto leer el primer relato.
Espero que lo disfruten tanto como nosotros al escribirlo.


Sábado a la noche.
Flor sale con sus amigas. Está impecable, criminal. Vestido negro al cuerpo que le dibuja el culo como un delito y le levanta las tetas como para hacer pecar a cualquiera. Tacos, perfume dulce, mirada peligrosa.
Salen por Palermo, bar de moda, copas, risas y faso.


A eso de la una, me vibra el celu. Mensaje de ella:


—Mi amor, justo me escribió Guido para invitarme a su casa… ¿no te enojás si voy?


No estaba planeado. No era parte de ningún acuerdo.
Pero lo leí, la imaginé... y sentí cómo la pija se me endurecía sola.
Celos y calentura al mismo tiempo. Como veneno del rico que se me esparcía por todo el cuerpo.


—Dale, andá. Después me contás todo —le respondí.


Me contestó cortito:


—No me esperes. Seguro vuelvo tarde. En casa hablamos bien.


Después me avisa cuando llega a la puerta del edificio de él.
Y no supe mas nada.


Y yo…
solo en casa. La cabeza prendida fuego.
Imaginándola. Esperando.
La pija latiendo, dura, como si supiera lo que estaba pasando.


Domingo, cerca del mediodía. Llave en la puerta.
Flor entra con una sonrisa pícara. Radiante. Pelo suelto. Ojos brillosos. Y con ese vestido negro que le marcaba todo el ojete.
Una bomba que vuelve de estallar.


—Te estaba esperando, ¿Cómo la pasaste? — le pregunto


—Hola mi amor! Increíble! —me responde. Me guiña un ojo—. Me voy a bañar y vengo.


Al ratito sale del baño en tanga negra chiquita y musculosa.
La piel todavía húmeda. El pelo mojado le cae por los hombros.


Se me acerca. Me besa. Nos comemos.
Yo no puedo más.


—No te imaginás cómo te estaba esperando para que me cuentes como te fue anoche…


—¿Estás seguro de que querés saber? ¿No te vas a enojar?


—Quiero que me cuentes TODO.


Ella sonríe. Se para enfrente mío, a centímetros de mi cara. Y mirándome a los ojos me dice: 


—Anoche tu novia se portó mal... muy mal — me confiesa mordiéndose el labio.


—Ah si? Contame...— le respondo con los ratones a mil en mi cabeza.


—Si, anoche tu novia se puso alegre y se fue a lo del chongo... — me retruca con una mirada que lo anticipaba todo.


—Quiero cada detalle. — Respondo con el corazón a mil.


—Fuimos con chicas a un bar acá cerca, ya sabés. Tomamos un montón. La estábamos pasando genial. Cerca de la una me escribe Guido. Que tenía ganas de verme.
Yo ya estaba entonada. Mensaje picante va, mensaje picante viene… me calenté.
Ahí fue cuando te pregunté. Y le confirmé.


La agarro de la cintura, y mientras habla, le doy un beso en el cuello.
Su voz me calienta. Su tono me mata.


—Llegué a su edificio. Me abrió la puerta. No dijimos nada. Nos besamos directo. Me metió mano por debajo del vestido mientras subíamos por el ascensor. Me agarraba el culo mientras me comía la boca. Había ganas. No podía esperar.


Yo ya estoy al palo de escucharla. No puedo contener la calentura y el morbo.
Ella se da cuenta. Me agarra la pija, por arriba del pantalón. 


—Mirá cómo te ponés!… qué morboso que sos.


—Seguí… —le pido, temblando.


—Entramos a su depto comiéndonos la boca. Apenas se cerró la puerta lo arrinconé y le saqué la remera. Le di besos en el pecho mientras él me tenia agarrada del culo, y yo le amasaba la pija por encima del pantalón, así como te la estoy agarrando a vos ahora...
¿Te gusta, amor?


—Me encanta —le digo entre dientes.


—Le desabroché el pantalón y se lo bajé hasta las rodillas. Enseguida saltó esa verga, dura. Al fin la tenía toda para mí. Le empecé a hacer la paja mientras nos comíamos la boca.


Mientras me besa me baja lentamente el pantalón recreando lo que me contaba: la pija me salta del pantalón como un resorte. Me empieza a pajear. Lento. Firme. Con esa mirada cómplice. Caliente. Morbosa.
Yo estoy que exploto.


Se me acerca al oído y me susurra con su voz mas provocativa:
—Enserio querés saber como tu novia chupo otra pija anoche... mientras vos estabas acá en casa?


No pude mas que asentir. Me estaba destruyendo el cerebro.


—Tenía muchas ganas de chupársela. Así que me arrodillé. Le dí unos besos y la recorrí toda con la lengua, bien despacio…
¿Querés que te muestre?


—Por favor. Mostrame todo lo que hiciste con esa boca.— Le supliqué, con el morbo al mil.


Se arrodilla frente a mí, con la verga adelante de su cara. Me mira. Se sonríe.
Y empieza.
Lengua desde la base hasta la punta. Lento.
La bordea con delicadeza. Me la escupe. Me chupa solo la cabeza.
La trata como si fuera una golosina prohibida.


—Así se la chupé a Guido —me dice con esa vocecita inocente, con la pija apoyada en los labios, mirándome a los ojos, como si supiera que me está volviendo loco.
Yo sentía que el corazón me latía en la verga.


Y se la mete entera.
Hasta el fondo.
Se la traga. Se la saca. Y se la vuelve a meter.
Y así varias veces.


Se la devora. La garganta la recibe entera.
Se la come como si fuera su forma de castigarme… o de recompensarme.


Se la saca de la boca, llena de saliva, dura, palpitante.


—¿Te gusta cómo te la chupo? Porque así… así se la chupé a él.


Me mira. Me la lame. Me la escupe otra vez.
Y se la vuelve a tragar, con los ojos clavados en los míos.


Y yo, con la verga durísima entre sus labios, entendí que esto recién empezaba.
Lo que venía… iba a ser de otro planeta.

5 comentarios - Confesiones de mi novia (Cuckold)

mam1906 +1
Que hermosa putita tenés