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1. Noche de intercambio en Telo de San Telmo

A pedido resubimos este relato con el que empezamos hace unos años en P! Nuestra primera experiencia swinger contada en primera persona, con todos los detalles, con diálogos que te van a poner a mil. Dale play a tu morbo y vení a leer…


Es madrugada de domingo y con Flor venimos pasados de bares en San Telmo. Copas, risas, manoseo descarado. Las ganas nos goteaban por la piel.
Mi novia está como para encender alarmas: tacos asesinos y un vestido negro que le dibuja el cuerpo como un delito. Ese culo firme, redondo, perfecto… es un arma de destrucción sexual.


Caminamos directo al telo habitual de aquel momento, Las Brujas. Pero está hasta las bolas. Parejas por todos lados esperando. Me acerco a recepción y apenas abro la boca, la chica me da un número: 52. Van por el 48.


Volvemos al salón de espera. Ella se sienta sobre mí, piernas cruzadas, falda al límite. Me besa el cuello y me susurra:


—Ya me estoy calentando… y ni empezamos.


Entonces entran ellos. Una parejita divina. Él: alto, rubio, fachero, musculoso. Ella: morocha, chiquita, flaquita, culona, con un lomazo que hace que todos giren. Vestido ajustado, escote brutal. Cara de diablita con hambre. Se sientan al lado.


—¿Mucha demora? —pregunta él.
—Yo tengo el 52. Y vos…
—53. Vamos juntos, amigo.- lo tira entre risas


Charla va, charla viene, buena onda total. Nos cuentan que están empezando en el mundo swinger. Intercambios, fantasías, mente abierta.


—¿Quieren saber de qué se trata? —pregunta ella, mirándonos con picardía.
Flor me clava la mirada, sonrisa torcida, cejas levantadas.


—Vamos! — dice tomando la inciativa. 


Me sorprendió, y me gustó.


Llaman el 52. Me acerco al mostrador.


—¿Podemos subir con otra pareja? Te pagamos doble.
—Me queda la suite 9, es grande. Dale.


Entramos los cuatro. Se cierra la puerta. Y explota todo.


Las chicas se besan sin pedir permiso, un besito tranqui. Labios suaves, lenguas juguetonas. 


La habitación vibra entre espejos, sombras detrás del vidrio esmerilado. Les ofrecemos la cama; nosotros vamos al hidro. Ya hay burbujas, calor, electricidad.


El hidro estaba listo. Flor me desabrocha la camisa, me saca el cinturón, baja el pantalón, y sin decir palabra empieza a besarme el abdomen. Se toma su tiempo. 


-Me encanto el beso que se dieron- le tiro, tanteando.


-Me parece que hoy te voy a cumplir alguna fantasía- me retrucó y mis pulsaciones subieron.


Me agarra el bulto que ya estaba duro. Su ropa vuela. Su culo entangado queda al aire y mis manos van directo.


Nos metimos y empezó el show: chapamos y franeleamos un montón, con besos intensos. Esa hermosa calentura que da el punto justo de alcohol.


Le tomó dos segundos empezar a hacerme la paja abajo del agua.


—Quiero chuparte bien la pija! —me dice desinhibida, mirándome fijo, con esos ojos de puta hermosa.


Y como buena petera que es, ahí estaba pasándome la lengua por el tronco de la pija. Me da besos y juega sin parar con la lengua. Se la mete en la boca y me hace ver las estrellas.
Boca chiquita y apretada, la pija le calza perfecto. Chupa solo la cabeza, mete y saca lento, la escupe, la acaricia con la lengua. Juega. Me vuelve loco. Se la traga completa con hambre, sin manos, sin pausa.


—Haceme tragar pija —suplica. 


La agarro del pelo y se la meto lento hasta el fondo, como le gusta. Gime con la pija adentro, se toca las tetas. Le encanta el juego de la dominación.


Es hermoso lo fácil que entra en climax cuando hace un pete. Se transforma. Le sale la trola de adentro.


—Hoy estoy re chupa pija mi amor —me dice sin dejar de tragársela.


Ese jueguito nos pone a mil, nos calienta, nos pone morbosos, y sobre todo, la pone bien puta.


—¡Quiero saltar en tu pija!- soltó desesperada.


Se sube encima mío en el hidro. Se acomoda y se la mete de a poco, mojada hasta el alma. Su cara cuando se la clava completa es porno del pago.


—Qué ganas de sentarme en tu pija tenía! —me gime al oído.


Empieza a cabalgar, tetas rebotando, la concha exprimiéndome. Me dice guarangadas que me queman el cerebro.


—Hoy estoy re trola mi amor!- Me confiesa prendiéndome fuego ambas cabezas.


Flor se mueve arriba mío con un ritmo que me arranca gemidos desde el alma. Me cabalga lento primero, como probando cada centímetro, y después empieza a acelerar, a rebotar sobre mi pija con esa intensidad que sólo tiene cuando se transforma en bestia sexual. Las tetas le saltan frente a mi cara y no pierdo el tiempo: las chupo con hambre, primero una, después la otra, las aprieto con las manos mientras ella se agarra de mis hombros, gimiendo como si estuviera poseída.


—¡Ay sí, así mi amor! ¡Así! —me grita, sacudiéndose con fuerza—. ¡Me hacés acabar! ¡Me hacés acabar!


Y lo dice, y lo hace. Se tensa, se clava hasta el fondo, y su cuerpo entero tiembla en un orgasmo sucio, descontrolado, mientras se le escapa una risa caliente entre los gemidos. Se queda ahí, temblando, con la pija enterrada hasta el fondo, mientras me abraza y me da besos en el cuello.


Pero no termina ahí.


Se levanta de a poco, se muerde el labio, me mira con esa calentura en sus ojos, me agarra de la pija, bien firme, como marcando territorio.


—Vení, vamos a jugar allá con ellos —me dice al oído, con esa voz de pendeja calentona que me derrite.


Me lleva al otro lado de la habitación, donde hay un sillón amplio de cuero negro, a dos metros de la cama. Me hace sentar, se arrodilla entre mis piernas sin dejar de mirarme y me la vuelve a agarrar, esta vez con mas hambre, con ganas de volver a ponerme a mil.


—Miralos coger mientras te la chupo —me susurra antes de tragársela entera.


Empieza lento, con lengua juguetona. La cabeza, la base, los huevos. Todo. Después acelera y la mete hasta el fondo con una entrega total. Me la escupe mientras me hace la paja y vuelve a devorársela, me mira, me gime con la pija adentro. Me hace sentir que el mundo se derrite a su alrededor. Mis manos en su pelo, en sus hombros, en su espalda desnuda.


Entonces los miro a ellos en la cama... y la escena es otro nivel.


Ella arriba de él, moviéndose como una diosa. Un cuerpito divino, delgada, un culo hermoso. Está empapada, entregada, con ese vestido bajado hasta la cintura, las tetas afuera, rebotando con cada embestida. El pelo largo le cae en la cara mientras lo cabalga que daba envidia, agarrándose del respaldo de la cama, gimiendo sin pudor.


—¡Dios, qué buena está! —le digo a Flor entre dientes, jadeando.


Flor sigue chupándomela como si fuera su alimento, mientras miramos esa porno en vivo. La morocha se mueve como una diosa salvaje, con ese culito que no para de rebotar, el cuerpo brillante de sudor. Gime fuerte, se lo clava hasta el fondo, lo aprieta con la concha como si quisiera exprimirle el alma.


—¡Me vas a hacer acabar, amor! —grita ella con la voz quebrada.


Y así fue. Unos gemidos hermosos inundan la habitación, con esa vocesita de trola tremenda.


La escena es demasiado. Estamos al borde de la locura.


Entonces, la morocha todavía clavada en la pija, se percata que estábamos ahí, viéndolos y entretenidos, se acomoda el pelo mojado y nos mira. Sonríe.


—¿Nos podemos sentar con ustedes? — nos pregunta


—Obvio — Responde Flor sin dudarlo, y me mira cómplice.


Se acercan. Se sientan al lado nuestro. Flor se limpia la boca, me da un beso profundo con sabor a mí, y nos miramos los cuatro, con las ganas al borde del desborde total.


Todo lo que quería que pase, estaba empezando a pasar...

3 comentarios - 1. Noche de intercambio en Telo de San Telmo

ElooyXXXV
Uffffffffffffffff, como me la pusooo, hay alguna chance de conocerlos? soy soltero, de caba, me encanta cuando se ponen así bien ehhhhhhhhhhh , mi dios +10. !!!!!
pedagogo47
Excelente Crack cada adjetivo está lleno de calentura. Se espera continuación .