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Descubriendo mi yo Femenino

Capítulo 1 – La botella
El calor de aquella noche se pegaba a la piel como una segunda capa. Estábamos en una fiesta con mis amigos, pero ya nadie se divertía. Nos mirábamos entre risas forzadas, aburridos, buscando cualquier excusa para hacer algo distinto. Decidimos salir a callejear y nos habiamos alejado bastante de la casa donde estabamos. Fue entonces cuando uno del grupo encontró una botella de plástico llena de agua, la agitó como si fuera una bomba improvisada, y con una risa descontrolada la lanzó al cielo.
La botella subió como un cohete, girando en el aire, y se estrelló contra el pavimento causando un estruendo ensordecedor.


Fue en ese instante que lo vi.
A unos metros, un hombre estaba subido a su moto, ajustando el casco con una lentitud medida. No dijo nada al principio. Solo observó. Luego bajó de la moto, la apagó y empezó a caminar… con la moto a su lado, empujándola suavemente, pero con determinación.
“Nos sigue, boludo…”, murmuró uno.
Mis amigos se esfumaron en segundos, doblando por una esquina como ratas en fuga. Yo no me moví. No pude.
Me paralicé. El hombre se me acercó. Tenía una presencia que me aplastaba: alto, pelado, bigotes oscuros, musculoso. Imponente. Casi dos metros de seguridad masculina. Me observó sin apuro, y yo apenas pude balbucear:
— ¿Por qué nos sigue?
Su voz fue grave, profunda, con un dejo de autoridad firme.
“Porque quiero saber dónde viven. Así aviso a la policía. Ustedes están haciendo destrozos.”
Tragué saliva. Mis piernas temblaban.
“No tiene sentido. Mis amigos corrieron y no vio hacia dónde.”
Me miró. Me sostuvo la mirada con una intensidad que me dejó desnudo por dentro. Luego dijo, con una calma inquietante:
“Subite a la moto. Vamos a hablar.”
No discutí. No razoné. Solo obedecí.



Capítulo 2 – Nacimiento
Su casa era sobria, casi minimalista. Apenas llegamos, me hizo entrar sin decir una palabra más. Cerró la puerta con llave. Luego se giró hacia mí y dijo con esa misma voz tranquila:
“Si hacés todo lo que te digo, no va a pasar nada.”
El corazón me latía a mil. Me llevó al baño y me ordenó que me bañara. Me quité la ropa con manos temblorosas y entré al agua. Mientras me duchaba, lo escuchaba moverse afuera, acomodando cosas.
Cuando salí, vi lo que había dejado sobre una silla.
Un corpiño blanco. Una vedetina a juego. Una pollera larga azul Francia. Una musculosa ajustada negra. Y una cartuchera con maquillaje.
Me quedé paralizado.
No entendía qué estaba pasando… o quizás sí. Quizás había una parte de mí que siempre había esperado este momento.
Me vestí. Me maquillé como pude. Me miré al espejo.
Y no vi a un chico disfrazado. Vi un reflejo que me estremeció.
Al salir, él estaba sentado en su cama. Me observó en silencio. Se levantó, se acercó y acarició mi mejilla.
“Estás hermosa… Antonella.”
Fue la primera vez que alguien me llamó así. Y por alguna razón, sentí que ese era mi verdadero nombre.
Después… me besó.



Descubriendo mi yo Femenino

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Capítulo 3 – La primera vez
Me besó con una firmeza que me paralizó por dentro. Sus labios eran calientes, seguros, decididos. Yo temblaba, pero no retrocedí. Cerré los ojos y me dejé llevar. Sus manos grandes se apoyaron en mi cintura, acariciando la tela fina de la musculosa. Su contacto me encendía.
Sentí su palma recorrer mi espalda, luego bajar, deslizarse por mis caderas. Y, sin saber cómo ni por qué, mis manos también buscaron su cuerpo. Toqué sus brazos firmes, su torso fuerte. Bajé con lentitud. Me acerqué a él. Sentí su respiración en mi cuello.
Y entonces le toque su pene. Estaba completamente erecto. Me miró. No me preguntó si estaba segura. Solo dijo:
—“¿Querés hacer el amor conmigo, Anto?”
Le dije que sí. Con voz baja, pero sin dudar. Nunca había hecho el amor con nadie. Pero sabía que lo quería a él. Que quería que fuera mi primera vez.
Me quitó la pollera con lentitud reverente. Yo le desabotoné la camisa. Me quitó la musculosa, dejándome en corpiño. Le bajé los pantalones. Terminamos los dos en ropa interior.
Me sentó en la cama, bajó su boxer y me pidió que se la chupara. No sabía qué hacer, pero lo hice. Escuché sus jadeos. Sentí su mano en mi cabello. Me guio con dulzura y firmeza. Sentir su pene entrando en mi boca era algo increible para mi, lo disfrutaba, fue completamente magico. 
Después me acostó y me besó todo el cuerpo. Con cuidado, me quitó la bombacha. Untó lubricante con sus dedos en mi cola, me preparó. Me abrió de piernas y me penetró. Me dolió. Mucho. Pero no me quejé. Me dejé llevar. El noto que me dolía porque mientras me penetraba en posición de misionero pase de abrazarlo tiernamente a apretarlo con fuerza. Me miró a los ojos y me dijo
—“¿Si en algun momento querés parar, me avisas, se que te duele mucho, pero pronto va a pasar”
No pude decir nada, solo le comi la boca a besos y el siguió penetrandome.
Y entonces, poco a poco, el dolor se convirtió en calor. En placer. En una entrega absoluta. En algo que jamás había sentido. Cada vez lo disfrutaba mas, empece a notar q mi voz se afinaba, y que me sentía genial. Me sentía mujer.
En un momento su respiración aumentaba y su intensidad también, se detuvo de golpe mientras jadeaba alocadamente, entendi que me habia acabado adentro. Y como son las cosas de la vida, me sentía tan mujer, inexperta en su primera vez sin cuidarnos, que pense que corría riesgos de quedar embarazada. Me abrazó fuerte, nos besamos mucho rato, Dormimos así. Juntos. Yo con mi cabeza apoyada en su pecho. 


Capítulo 4 – La pileta
A la mañana siguiente desperté sola. Solo tenía el corpiño puesto. En los pies de la cama, una bikini turquesa y una nota:
"Te espero en la pileta."
Fui al baño, me bañe. Me puse la bikini. Me miré en el espejo. Estaba distinta. Y no era por la ropa: era yo. Estaba naciendo.
Al llegar a la pileta, Mario me miró como si nunca hubiera visto algo tan hermoso. Me hizo señas para que entrara con él. Apenas lo hice, me abrazó y nos besamos como si el agua nos fundiera en uno solo.



Almorzamos juntos, hablamos poco, pero con miradas que lo decían todo. Y volvimos a hacer el amor, más profundo, más entregados. Esta vez tome yo las riendas, me vesti mucho mas provocativa. Esta vez me puse una tanga y corpiño negro, una minifalda de jean muy corta, y una remerita rosa ajustada, me volvi a maquillar y esta vez aprovechando mi pelo largo me hice dos colitas en los costados y jugue a ser su nena. 
Lo arroje a la cama con total determinacion y baje a chupar ese pene hermoso que me habia desvirgado y hecho mujer la noche anterior, y es vez decidi montarlo yo a el y una vez mas fue mágico. Solo que esta vez fui mas lejos, despues de estar asi un rato, baje una vez mas a chuparsela toda, quería hacerlo acabar en mi boca. Cuando sentí que su respiración aumento, empece a chuparsela mas fuerte hasta que exploto en mi boca. El gusto al principio fue raro y el olor algo desagradable pero me sentía tan bien que como buena perra lo miré y le mostre mi boca llena de su semen, y me lo tragué. 


 Yo ya no era la misma. Ya no podía volver atrás.



Les dejo la parte II

http://www.poringa.net/posts/relatos/6020897/Descubriendo-mi-yo-Femenino-Parte-II.html

1 comentarios - Descubriendo mi yo Femenino

leosissy01
Que caliente macho tienes amiga
leosissy01
@Antonela-Cross que lindo! Deverias de mostrar tu proceso de cambio de cuerpo 😉
Antonela-Cross +1
jajaja te agradezco mucho, pero mi historia esta bien como esta contada, ahora estoy terminando de publicar la quinta parte, te recomiendo leer toda la historia. No me interesa mostrar como fue cambiando mi cuerpo sino mandar un mensaje a todas las chicas como yo, que los sueños son posibles.

Te mando un beso enorme y mucha felicidad!
leosissy01
@Antonela-Cross esta bien, te entiendo igual me encanta tu historia ojala me pase algo parecido algun dia