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Una madre decide usar el sexo para motivar a su hijo

"EL RELATO AUN NO ESTA TERMINADO"
María estaba sentada en la oficina del director, agotada una vez más por otro sermón sobre el rendimiento de su hijo. Lo había intentado todo para motivar a Luis a que se esforzara en la preparatoria, pero había fracasado en todos los aspectos.
"Señora, Luis es un joven muy inteligente. Sin embargo, aún no hemos visto ninguna motivación en su educación. Si sus calificaciones siguen bajando, perderá su beca. Este es un asunto muy serio que NECESITA tomarse en serio".
Maria apenas podía soportar los sermones del director. "Me tomo este asunto en serio, se lo prometo. He intentado todo lo que se me ocurre y estoy al límite de mis fuerzas. Si tiene alguna sugerencia, soy toda oídos".
El director suspiró con compasión, se quitó las gafas y se recostó en su silla. "Todo niño quiere algo. Solo tiene que analizar su vida y descubrir qué es. Descubra qué lo motiva y podrá llevarlo al éxito".
Maria pensó mucho en esas palabras al salir de la escuela ese día. Al salir, sintió las miradas de todos los adolescentes sobre ella. Le sorprendía que estos chicos más jóvenes la encontraran atractiva a sus 38 años. Por otra parte, siempre rechazaba las insinuaciones de los hombres que la rodeaban. Con un metro sesenta y cinco, Anna se mantenía en buena forma, con un trasero tonificado y pechos firmes. Vientre plano. Era una mujer realmente hermosa, aunque ella misma nunca lo había percibido. Pero su trabajo duro la mantenía en un cuerpo que cualquier hombre desearía. Su rostro latino en forma de corazón le daba un aspecto adorable, pero su cuerpo a menudo convertía a los hombres en animales para los que no tenía tiempo.
Ella y su hijo siempre habían sido muy unidos. Había intentado infundirle confianza. Enseñarle a trabajar duro. Y le había ido tan bien durante tanto tiempo. No sabía el por qué de repente perdió la ambición.
El padre de su hijo se fue cuando era solo un bebé. No tenía a nadie más, así que tuvo que trabajar muy duro para apenas sobrevivir. No es que no hubiera valido la pena, ahora era dueña del restaurante de su pequeño pueblo. Pero llegar allí significaba largas horas sin tiempo para un hombre como madre soltera trabajadora.
Regresó a la casa y llamó a Luis sin obtener respuesta. Arrastrando los pies hasta su habitación, agotada, notó que la puerta estaba entreabierta.
Al abrirla, lo vio tumbado en la cama, acariciándose la verga vigorosamente completamente desnudo. Era un chico dulce, como una mamá. Siempre lo había sido. Pero cuando las hormonas adolescentes empezaron a subir, empezó a notar una mayor distancia con él. Tenía acceso a sus búsquedas en el ordenador y a su teléfono, y conocía desde hacía tiempo su obsesión con la pornografía. Siempre lo había visto como un deseo sexual sano y un hábito inofensivo.
Y a medida que se hacía hombre, ella notó su cambio. Había vislumbrado su pene una vez, una obra maestra de 16 centímetros, tan grueso que haría gritar de placer a cualquier mujer o bueno eso era lo que pensaba ella. Para su vergüenza, había pasado más de unas noche tocandose fantaseando con el propio pene de su hijo. Su falta de contacto físico como madre soltera era su justificación: hacía 12 años que no sentía el roce de un hombre. Algunas noches se sentía tan reprimida que estaba segura de que se correría con solo que un hombre le respirara en el cuello.
Y a medida que él crecía, había perdido todo interés en los estudios. Parecía que solo le importaba lo que tenía entre las piernas y una pantalla de mujeres gimiendo.
Lo observó un rato fascinada y con deseo antes de volver a bajar. Luchando por encontrar una manera de ayudar a su hijo y agotada sin soluciones, todo ello mezclado con el tormento de la frustración sexual. ¿Qué clase de madre ve a su hijo masturbarse y fantasea con ello?
Todo niño quiere algo. Solo tienes que analizar su vida y descubrir qué es. Encuentra qué lo motiva y podrás llevarlo al éxito.
Las palabras del director volvieron a resonar en su cabeza. Lo único que Luis quería era coj...
Se detuvo en seco. Una idea la golpeó como tráiler. Pero no podía… ¿o sí? Si alguien se enteraba… ¡Que se vayan a la mierda! ¿Qué diría su hijo si se lo propusiera?? Le repugnaría la idea, como debería. Pero no. Al fin y al cabo, su pornografía consistía principalmente en mujeres maduras. Pero esas mujeres no eran su propia madre.
Empezó a vibrar de emoción y ansiedad. Una respuesta a sus problemas. Mil escenarios de lo mal que podría acabar esto le rondaban por la cabeza.
Fue a su armario en busca de algo sexy. Pero no había nada que excitara a una adolescente; hacía años que no se compraba algo así.
Se decidió por una bata sin nada debajo.
Derek bajó las escaleras arrastrando los pies más tarde esa noche y se dirigió al refrigerador. Estaba sentada a la mesa con una taza de café.
"Hola, mamá. ¿Qué tal la cena?"
"No estuvo mal. El viejo Brad volvió a coquetear conmigo".
Luis soltó una risa. “¡Ese dinosaurio de verdad cree que tiene chance!"
Sonrió ante su halago. Había una humedad entre sus piernas mientras anticipaba la conversación que estaba a punto de tener. Debería sentir repulsión por sí misma, pero solo había emoción. Su corazón casi se le salía del pecho pensando en todas las cosas que su hijo podría decir.
"Hoy volví a hablar con tu director".
El cuerpo de Luis se encorvó de inmediato. "Lo estoy intentando, mamá".
"No, no lo estás haciendo. Ese es el problema. Pero he estado pensando. Necesitamos encontrar algo que te motive a mejorar en la escuela".
No era la primera vez que tenían esta conversación. Luis intentó escabullirse.
"Siéntate", dijo con firmeza. Luis caminó lentamente hacia la mesa y se desplomó en el asiento frente a ella.
"He estado pensando, te he estado tratando como a un niño, pero ya no lo eres. Eres un hombre. Y tienes las necesidades de un hombre". Su corazón latía con fuerza. ¡¿Cómo demonios lo dice siquiera?! "Y no vas a satisfacer esas necesidades machacándote tu pene en una pantalla".
Estaba sorprendido y avergonzado por lo que su madre acababa de decir. "Yo no...", tartamudeó.
"Cariño, sé todo sobre lo que pasas tus días viendo y no estoy enojado. De hecho. Creo que esa es la solución".
Derek había comenzado esta conversación desinteresado, pero ahora sus ojos estaban fijos en ella tratando de averiguar exactamente qué estaba sucediendo.
"Tengo una solución". Se levantó de la mesa y caminó hacia él. Obligándose a caminar con confianza, cada gramo de ella queriendo explotar tratando de averiguar cómo respondería.
"¿Has oído hablar del "Free use"?"
"¿Te refieres a... como... en el porno?"
"Algo así. ¿Sabes lo que significa?"
"¿Que puedan tener... sexo... cuando quieran?"
Tartamudeaba de vergüenza, pero ella veía que lo tenía enganchado.
"Exactamente. Esto es lo que va a pasar. Subes tus notas, conservas tu beca y esta se convierte en una casa de uso gratuito. Puedes hacerme lo que quieras cuando quieras. Seré todo tuyo".
Luis la miró sorprendido. "Estás ju-jugando. Te estás burlando de mí".
Maria, su propia madre se desabrochó la bata y la abrió para que la viera en todo su esplendor. Se le cayó la mandíbula al contemplar el cuerpo perfecto de su madre. Miles de pensamientos pasaron por su mente.
"No. No lo soy. Ponte las pilas y serás el hombre de esta casa. Serás el amo y mami será tu sirvienta voluntaria".
—¡¿P-pero eres mi mamá?! ¡No podemos hacer eso! —¿Y
por qué no? —Aún mantenía la bata abierta, mirándolo fijamente—. ¿Quién te quiere más que yo? ¿Quién quiere satisfacer todos tus deseos más que yo?
—Miró a su madre, conmocionado y deseoso, al darse cuenta de que hablaba en serio—.
Pero... los demás no lo entenderán. Así que este tiene que ser NUESTRO secreto. NADIE más puede saberlo. O se acabó todo. ¿Entiendes? —Asintió
con entusiasmo—.
Bien. —Se cerró la bata y se dirigió a su habitación—. Así que sube tus notas y toma lo que es tuyo.

Al día siguiente, estaba en el restaurante cuando las llamadas la inundaron. Luis había visitado a cada uno de sus profesores con un entusiasmo que nunca habían visto. Había hecho exámenes de recuperación, créditos extra. Había pasado el almuerzo en la biblioteca escribiendo trabajos. Estaban gratamente sorprendidos. Y para su alegría, él había empezado a cambiar las tornas.
Entonces la realidad se hizo presente. Había cerrado este trato. Ahora era el juguete sexual de su propio hijo. El corazón le latía con fuerza como un tambor en el pecho.
Volvió a casa temprano para asegurarse de estar allí cuando él llegara de la escuela. Se duchó y se afeitó, preparándose para la noche que se avecinaba.
Luis entró y la encontró con vaqueros cortados y una camiseta sin mangas. Estaba excitada, ya mojada de la anticipación. Recostada en el sofá de la sala, lista para ser poseída. Una parte de ella se sentía surrealista, como si estuviera en un sueño.
"Hola, cariño".
"Hola, mamá". Levantó varios papeles con orgullo. "¿Adivina qué?"
"Lo sé. Llamaron de la escuela. Estoy orgulloso de ti. Y un trato es un trato". Se puso de pie con piernas temblorosas tratando desesperadamente de mantener la voz firme.
"Soy... toda tuya".
"¿Pue-Puedo hacer lo que quiera?"
"Sí, hijo. Eso era el trato. Puedes hacerme lo que quieras, cuando quieras".
Estaba vacilante e inseguro. Pero dio el primer paso. "Quítate toda la ropa".
Había una firmeza en su voz que envió un escalofrío por todo su cuerpo. Tomó su camiseta de tirantes y se la deslizó en un solo movimiento por encima de la cabeza. Sus pechos atrajeron su atención y sus pezones se endurecieron por él. Luego se desabrochó los pantalones cortos y los deslizó al suelo, apartándolos de una patada. Se sintió como si estuviera en una nube, de pie desnuda para que su hijo cumpliera sus órdenes. Pero la naturaleza tabú de esto la excitó aún más. No estaba segura de cuánto duraría. Dios, podría correrse ahora mismo si él se lo dijera.
Se quedó allí en silencio, disfrutando del momento. Su propia madre, una hermosa diosa que él creía una fruta prohibida, estaba ahí para que la tomara.
Se quedó allí, esperando su orden.
"Quiero que me chupes la polla". Esta vez hubo una ligera vacilación e inseguridad. Como si él hubiera ido demasiado lejos.
Caminó con toda la confianza que pudo reunir, sabiendo que estaba a punto de cruzar una línea que nunca hubiera imaginado. Esto era. Sintió que el corazón se le iba a salir del pecho. Pero obedientemente se arrodilló. Desabrochó la cremallera de sus vaqueros. Pudo ver su enorme miembro a punto de estallar por las costuras. Le bajó los pantalones y los bóxers. Y su hermosa polla estaba repentinamente erecta en su cara. Estaba bien afeitado, especialmente para ella. Jadeó al verlo. Su propia fruta prohibida que nunca pensó que sería suya. Sin embargo, aquí estaba. Y su hijo le había ordenado que la chupara. Así que la chuparía.
Ella envolvió sus labios alrededor con inquietud. Y una vez que lo hizo, no hubo nada más en el mundo. Sin miedo a la opinión de los demás. Sin miedo a lo que pensaran los demás. Sin preocupaciones por el juicio o el rechazo de su hijo. Supo en el momento en que su polla se deslizó por su garganta que le pertenecía. De repente, estaba hambrienta de ello y comenzó a trabajar descuidadamente sus labios tanto como pudo soportar. Lamiendo la cabeza, saboreando este momento como si la mantuviera viva.
Él gruñó y envolvió sus dedos en su cabello. "¡Dios, mamá, eso se siente tan bien!" Su mano siguió los movimientos de su cabeza deslizándose hacia adelante y hacia atrás. El sonido de sorber solo se intensificó por los gruñidos de su satisfacción. Ella disfrutó cada centímetro, perdida en el momento sin más restricciones. Pasó su lengua por la parte inferior de su eje. Acunó sus bolas en su boca.
Y entonces no fue suficiente para él. La jaló por el cabello y la obligó a bajar cada centímetro por su garganta. Tuvo que estabilizarse sobre sus muslos ahogándose con toda su longitud. Él la apartó lo suficiente para respirar y de repente pareció sorprendido.
"Yo-yo... ¡Lo siento mucho! No quise..."
Ella jadeó en busca de aire con una sonrisa hambrienta hacia él. "Está bien, cariño. Recuerda que puedes hacer lo que quieras. Soy tu juguete sexual personal. ¡Y a mami le encanta!" Ella no esperó antes de tomar su polla en su boca otra vez mientras él gemía. Él tomó su cabello otra vez y comenzó a follarla por la garganta. No pasaron muchas embestidas antes de que su polla explotara en su boca. El semen llenaba su boca más rápido que un bong de cerveza. ¡No podía creer cuánto había!
Él se estremeció por su orgasmo y miró hacia abajo avergonzado a punto de disculparse de nuevo cuando se desvaneció.
Ella respondió antes que él. Abriendo la boca, su semen llenándola hasta el borde mientras sonreía y extendía su lengua cubierta de semen antes de tragar su semilla. ¡Sabía tan increíble! Ella no podía sentir nada más que una necesidad primaria de más.
Esa misma necesidad primaria se apoderó de Luis. Ya no había vergüenza. Ninguna restricción. Sus palabras se convirtieron en verdad. Ella era su juguete sexual. Él se agachó con brazos fuertes, la levantó y la arrojó sobre el sofá. Su trasero ligeramente fuera del borde, la cabeza levantada para ver cómo le tomaban el coño.
Se puso de rodillas y hundió la cara en su coño mojado.
"Te guiaré, cariño. Te diré cómo... oh. ¡Oh, Dios mío!"
Su chico no necesitaba instrucciones. Su lengua encontró su clítoris como un maestro. Su espalda se arqueó incontrolablemente, pero sus fuertes manos la sujetaron. No podía controlarse. ¡Su hijo sabía cómo comer un coño! Bajó la mirada mientras sus gemidos se intensificaban. Sus ojos volvieron a mirarla por encima de su montículo y sus manos se deslizaron por su cintura para encontrar sus pezones.
Eso fue todo lo que hizo falta. Iba a avisarle, pero lo único que salió fue un grito gutural cuando su primer orgasmo la invadió. Ella roció como un grifo y él apenas tuvo tiempo de cerrar los ojos antes de ducharse. ¡
Nunca se había corrido tan fuerte en su vida! Se estremeció y se estremeció después, tratando de enfocar lo suficiente para ver con claridad. Lo primero que vio fue el rostro de su hijo, sus jugos goteando por su rostro. ¡Su expresión no tenía precio! Sonriendo como si hubiera ganado la lotería de su vida. Antes de que pudiera pronunciar una palabra, él volvió a enterrar la cara entre sus piernas.
Perdió la cuenta de cuántas veces la hizo correrse. En algún momento, un orgasmo se mezcló con otro hasta que pareció una ola interminable de placer. Finalmente, levantó la cabeza mientras ella se estremecía y se desplomaba exhausta. Pero Derek no había terminado. Ni siquiera cerca. La volteó sobre el brazo del sofá. Ella estaba inclinada, las piernas exhaustas colgando flácidas con su trasero a la vista de él. Él le dio una bofetada en la mejilla desnuda y ella se estremeció, ansiando otra nalgada. Debió haber escuchado sus pensamientos porque su mano bajó con fuerza sobre la otra nalga.
"El culo de mami es todo tuyo,". Fue todo lo que pudo decir en este estado.
Él tomó su culo con ambas manos. Apretando sus mejillas para revelarle su ano y gruñó hambriento.
"¡Dios, cuántas veces he querido follarte! Nunca voy a parar. ¡Te voy a follar como una cabra todos los malditos días!" Gruñó de deseo.
El no podía creerlo. ¡Había fantaseado con esto ¡La había deseado así durante años! Ahora aquí estaba ella. En una de las posiciones más vulnerables para su placer.
Se inclinó hacia delante y ella sintió la punta de su polla en sus labios. Inhaló ligeramente perdida en el momento de lo mal que debería ser esto, ¡pero lo increíble que se sentía!
Él empujó y sus labios se estiraron para darle la bienvenida a su gruesa polla. Ella jadeó y se agarró al borde del sofá mientras él la penetraba. Centímetro a centímetro él empujaba dentro. ¡No podía creer cuánto de él había! ¡Se sentía como si estuviera completamente llena! Ella gimió y jadeó su nombre cuando finalmente sintió sus bolas contra su clítoris.
"¡Oh Dios mío, *gulp* hijo, eres jodidamente enorme!"
Él rió entre dientes con orgullo ante su respuesta. Se deslizó hacia atrás lentamente, hasta que su polla estuvo completamente fuera de ella. Ella gimió en protesta sintiéndose vacía ahora, hasta que él empujó con toda su fuerza de nuevo dentro de ella con cada centímetro. Gritó de placer y levantó la cabeza con un agarre mortal en los cojines. Él la agarró firmemente por las caderas y comenzó un ritmo lento, sus fuertes caderas rebotando contra su trasero. ¡La sensación era increíble!
"¡No puedo creer que mi hijo me esté follando!" Gritó de alegría cuando él aceleró el ritmo. Con eso, empezó a follar más fuerte. ¡Dios, la estaba machacando hasta dejarla sin sentido! No podía concentrarse en nada. Solo se retorcía de placer mientras su hijo le daba la follada de su vida. Benditas pollas jóvenes, parecía que la había estado montando durante horas hasta el éxtasis.
Orgasmo tras orgasmo lo dejaba en un charco de jugo de su coño en el suelo. Para cuando finalmente se corrió, ella estaba hecha un desastre desplomada sobre el sofá. No podía creerlo. ¡¿Con cuántas chicas había estado?! Pensó que tendría que enseñarle. Convencerlo para que se sintiera cómodo. ¡Pero su propio hijo la dominó como un animal!
Se retiró y vació su polla en su culo. Se sentó, saboreando la sensación de la semilla de su hijo cubriendo su trasero. Sintió sus dedos trazando su semen, y él se inclinó sobre el sofá y sostuvo sus dedos cubiertos en su cara.
"Trágalo". Él ordenó. Su cuerpo respondió antes que su cerebro. Obedeciendo con avidez a su nuevo amo y saboreando su deliciosa semilla. ¡Era como un animal! Apenas tenía suficiente.
Luis, su nuevo y fuerte amo, la levantó y le dio la vuelta. Ahora boca arriba, con la cabeza apoyada en el brazo y el cuerpo cubierto de sudor a la vista, su hijo se arrodilló y comenzó a tocarle el coño dolorido. Arqueó la espalda con la poca energía que le quedaba. ¡No pudo evitarlo! Pensó que al hacer este trato lo complacería a él. ¡Sin embargo, él parecía mucho más interesado en complacerla a ella!
"¿Te gusta eso, zorra?" Gruñó cuando sus dedos encontraron el punto justo.
¡Dios, se había tomado en serio esos videos porno! No podía creerlo. Su propio hijo llamándola zorra hasta los nudillos. ¡Y a ella le encantaba!
"¡Te hice una pregunta, zorra!" Sus dedos se volvieron más agresivos y sus piernas casi se agitaron.
Reunió toda la respuesta que pudo. "¡Me encanta! ¡Me encanta ser tu zorra!" Ella gritó entre sus propios gritos de placer.
"Entonces córrete para mí como la sucia zorra que eres".
A su orden, se corrió como una fuente. Empapando la mitad del sofá. Apenas estaba consciente, apenas podía concentrarse. ¡No estaba segura de si alguna vez se había corrido tanto en su vida! Sin embargo, aquí estaba, empapada de semen en exhibición a merced de su bebé.
Y bendito sea el corazón de Luis, su joven polla ya estaba dura una vez más. Ella no tenía la fuerza para moverse. Así que la montó él mismo y colgó sus piernas sobre sus hombros. ¡Ella jadeó ante la entrada de su gruesa polla una vez más! Estaba deliciosamente dolorida, pero este chico aún no había terminado y ella había hecho una promesa. Así que se recostó montada por su hijo y fue follada sin sentido. En un momento, él dijo que sus ojos se cruzaron cuando se corrió. Y ella le creyó.
Tras lo que pareció una eternidad de éxtasis sin fin, se desplomó jadeando en el sofá junto a ella. Acurrucado contra ella. Ella temblaba por los orgasmos. Apenas podía moverse. Agotada por sensaciones que ni siquiera creía posibles. ¡¿Cuántas veces le había hecho esto?! ¡Pensaba que aún era virgen, pero Derek acababa de destruir su mundo!
Se inclinó hacia su oído y susurró: «No más ropa en la casa. Estás desnuda en cuanto cierres la puerta».
«Sí, cariño» .
«Y dile adiós a las largas horas en el restaurante. Estás en casa lista para mí cuando llegue».
«Sí, cariño».
«Qué buena zorra». Gruñó con una sonrisa lobuna sobre ella.
No podía creer lo que acababa de empezar. No se lo esperaba.
En los días siguientes apenas podía caminar. Estaba inclinada y follada sobre cada superficie de la casa. Se había puesto como meta personal hacerla empapar toda la casa con su semen. ¡Y estaba haciendo un progreso excelente! Olvidó lo que era usar ropa. Anhelaba el momento de cruzar esa puerta y desnudarse por completo para que su hijo mayor la sacudiera.
Un día, él la ató a la cama con un vibrador a control remoto en el coño y un tapón anal en el culo cuando estaba en la escuela. Ella pasó horas atormentada corriéndose para él sin descanso, indefensa en la cama mientras él disfrutaba sabiendo que era toda suya.
Fiel a su palabra, sobresalía en la escuela. Mantenía un promedio de 10, y a su madre exhausta a cambio.
No podía creer que no se le hubiera ocurrido antes.

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