Al terminar de leer esa primera oración “Las personas cuyos nombres estén escritos en esta libreta tendrán sexo con el dueño de la misma” volví a sentir ese dolor de cabeza intenso y me tiré sobre mi cama, casi desmayado. Al abrir los ojos vi al tenebroso y grotesco personaje que había visitado el local. Grité de la sorpresa y la incertidumbre pero él (quién quiera que sea o lo que sea que fuese) me calmó con un “shhhh shhhh no soy un monstruo, callate un poco” y traté de respirar profundo y no hacer más escándalo. Cuando me reincorporé le pregunté qué era esa cosa, quién era él y cómo había llegado hasta mi casa. Su actitud altanera y soberbia pero de alguna forma simpática y audaz me sorprendió.
“Es una libreta del mundo de los espíritus, yo soy Sekibö y la verdad no tengo idea como llegue acá pero vos sólo podés verme así que nadie me va a detener” dijo y me reclamó “Tardaste mucho en venir a ver la libreta, tengo hambre, dame algo de comer y te digo dos o tres cosas para que quedarme tranquilo y me voy” aseguró.
Fui a buscar y sólo encontré un par de cosas en mi heladera de soltero viviendo sólo: bananas y dulce de leche. Mi fantasmal visitante se comió en segundos las frutas sin sacarles la cáscara y sin dirigirme la palabra me sacó de la mano el pote de dulce de leche y con sus garras se llevó aquel manjar argentino a la boca. Su expresión cambió de golpé y sonrió como un tonto enamorado. “¿Qué es este manjar de los dioses?” preguntó y tras mi respuesta pronunció “Dulce…de…leche” como un gringo que viene de turista al campo y prueba por primera vez lo que nosotros disfrutamos en cada desayuno, merienda o postre. El problema fue que cuando terminó me pidió más y se desesperó cuando le dije que no había y tenía que comprar. “¡¡¡DULCE DE LECHEEEE!!!” gritó hasta que lo frené y le propuse un trato: yo le compraba dulce de leche todos los días si él se quedaba a ayudarme a comprender lo que pasaba con esa misteriosa libreta.
Una vez que le di un pote de tamaño industrial de dulce de leche me contó que él era un espíritu del mundo de los dioses y que aunque tenía la capacidad de venir a la tierra o a otro planeta habitado rara vez lo hacía. La tarea de los espíritus es tejer el destino de los seres vivos y entre otras cosas lo realizan mediante escrituras en libretas de poder como la que estaba en mi cuarto. En ese mundo él era considerado un delincuente por querer torcer el destino escrito por uno de sus compañeros y boicotear lo que había escrito un superior de ambos. Por eso su libreta fue lanzada al vacío y él sólo por curiosidad de saber dónde y en manos de quién había caído vino hasta acá, a Buenos Aires. Básicamente la Sex Note sirve para cumplir los deseos sexuales de su dueño y funciona escribiendo el nombre de una persona a la que le conozcas la cara y entonces va a tener sexo con el propietario de la misma. “Era mía pero ahora, como la recibiste es tuya. Te recomiendo leer al menos las primeras reglas antes de empezar a usarla” Y eso hice, mientras desconfiaba de todo lo que estaba pasando, buscando la broma, la estafa, el truco.
1• Las personas cuyos nombres estén escritos en esta libreta tendrán sexo con el dueño de la misma.
2• Esta libreta no funcionará a menos que el escritor tenga el rostro de la persona en su mente mientras escribes el nombre. Por lo tanto personas que comparten el mismo nombre no se verán afectadas.
3• Si la causa de contacto (léase como la forma en la que la persona requerida llegará a tener relaciones sexuales con el dueño de la libreta) es escrita dentro de los 40 segundos siguientes al nombre de la persona, así sucederá.
4• Si la causa de contacto no es especificada, la persona simplemente le hará sexo oral al escritor sin mediar nada más y no se volverán a ver.
5• Tras escribir la causa de contacto, los detalles de la misma deberán ser escritos en los siguientes 6 minutos y 40 segundos o no tendrán efecto.
Leí las primeras 5 reglas y le pregunté a mi nuevo y fantasmagórico compañero dónde estaba el truco “No hay, esto es así, como lo leíste” Entonces, todavía descreído, procedí a realizar una prueba. Si se trataba de un sueño, al menos lo iba a disfrutar. Si era una estafa no podía entender por dónde iba y tenía entonces que arriesgarme o quedarme con el bicho ese hasta que él haga algo. Escribí entonces 3 nombres:
-Emma Ferrari
-Pampita Ardohain
-Evelyn Funes
Y en menos de 40 segundos escribí que mi vecina Eve me iba a tocar el timbre a la madrugada y me iba a decir que siempre le había gustado y necesitaba tener sexo antes de que llegara el marido y que a “Pampita” se le iba a quedar el auto frente a mi casa y cuando pasara a refugiarse del frío me iba a confesar que siempre tuvo la fantasía de cogerse a un pobre random del conurbano. No llegué a escribir nada más pero pensé que estaba bien, a ver qué pasaba. Después de hacerlo mi cabeza entró en un trance indescriptible en el que el tiempo pasaba rápido y lento a la vez y durante el que sentí mi cuerpo fortalecerse de forma poderosa aunque también un dolor de cabeza intenso que no me dejaba pensar ni reaccionar demasiado. La transpiración bajaba por mi frente y el tic tac que escuchaba de un viejo reloj de pared heredado de mi familia que aún quedaba en mi casa me di cuenta que tenía una erección tremenda. Lo lógico al imaginarme teniendo sexo con esas mujeres, claro está, pero nunca había sentido de esa forma mi cuerpo cuando se me paraba la pija. El sonido del timbre me sacó de mi meditación forzosa: abrí la puerta sin creer lo que mis ojos habían visto por la mirilla y antes de que pudiera pronunciar una palabra ahí estaba Emma divina, vestida con una remerita de animal print y un jean. “Hola, necesito pasar al baño” me dijo ella que cuando la dejé pasar me agarró de la mano y mirándome a los ojos me invitó a acompañarla.

“Te voy a hacer el mejor pete de tu vida”
“Es una libreta del mundo de los espíritus, yo soy Sekibö y la verdad no tengo idea como llegue acá pero vos sólo podés verme así que nadie me va a detener” dijo y me reclamó “Tardaste mucho en venir a ver la libreta, tengo hambre, dame algo de comer y te digo dos o tres cosas para que quedarme tranquilo y me voy” aseguró.
Fui a buscar y sólo encontré un par de cosas en mi heladera de soltero viviendo sólo: bananas y dulce de leche. Mi fantasmal visitante se comió en segundos las frutas sin sacarles la cáscara y sin dirigirme la palabra me sacó de la mano el pote de dulce de leche y con sus garras se llevó aquel manjar argentino a la boca. Su expresión cambió de golpé y sonrió como un tonto enamorado. “¿Qué es este manjar de los dioses?” preguntó y tras mi respuesta pronunció “Dulce…de…leche” como un gringo que viene de turista al campo y prueba por primera vez lo que nosotros disfrutamos en cada desayuno, merienda o postre. El problema fue que cuando terminó me pidió más y se desesperó cuando le dije que no había y tenía que comprar. “¡¡¡DULCE DE LECHEEEE!!!” gritó hasta que lo frené y le propuse un trato: yo le compraba dulce de leche todos los días si él se quedaba a ayudarme a comprender lo que pasaba con esa misteriosa libreta.
Una vez que le di un pote de tamaño industrial de dulce de leche me contó que él era un espíritu del mundo de los dioses y que aunque tenía la capacidad de venir a la tierra o a otro planeta habitado rara vez lo hacía. La tarea de los espíritus es tejer el destino de los seres vivos y entre otras cosas lo realizan mediante escrituras en libretas de poder como la que estaba en mi cuarto. En ese mundo él era considerado un delincuente por querer torcer el destino escrito por uno de sus compañeros y boicotear lo que había escrito un superior de ambos. Por eso su libreta fue lanzada al vacío y él sólo por curiosidad de saber dónde y en manos de quién había caído vino hasta acá, a Buenos Aires. Básicamente la Sex Note sirve para cumplir los deseos sexuales de su dueño y funciona escribiendo el nombre de una persona a la que le conozcas la cara y entonces va a tener sexo con el propietario de la misma. “Era mía pero ahora, como la recibiste es tuya. Te recomiendo leer al menos las primeras reglas antes de empezar a usarla” Y eso hice, mientras desconfiaba de todo lo que estaba pasando, buscando la broma, la estafa, el truco.
1• Las personas cuyos nombres estén escritos en esta libreta tendrán sexo con el dueño de la misma.
2• Esta libreta no funcionará a menos que el escritor tenga el rostro de la persona en su mente mientras escribes el nombre. Por lo tanto personas que comparten el mismo nombre no se verán afectadas.
3• Si la causa de contacto (léase como la forma en la que la persona requerida llegará a tener relaciones sexuales con el dueño de la libreta) es escrita dentro de los 40 segundos siguientes al nombre de la persona, así sucederá.
4• Si la causa de contacto no es especificada, la persona simplemente le hará sexo oral al escritor sin mediar nada más y no se volverán a ver.
5• Tras escribir la causa de contacto, los detalles de la misma deberán ser escritos en los siguientes 6 minutos y 40 segundos o no tendrán efecto.
Leí las primeras 5 reglas y le pregunté a mi nuevo y fantasmagórico compañero dónde estaba el truco “No hay, esto es así, como lo leíste” Entonces, todavía descreído, procedí a realizar una prueba. Si se trataba de un sueño, al menos lo iba a disfrutar. Si era una estafa no podía entender por dónde iba y tenía entonces que arriesgarme o quedarme con el bicho ese hasta que él haga algo. Escribí entonces 3 nombres:
-Emma Ferrari
-Pampita Ardohain
-Evelyn Funes
Y en menos de 40 segundos escribí que mi vecina Eve me iba a tocar el timbre a la madrugada y me iba a decir que siempre le había gustado y necesitaba tener sexo antes de que llegara el marido y que a “Pampita” se le iba a quedar el auto frente a mi casa y cuando pasara a refugiarse del frío me iba a confesar que siempre tuvo la fantasía de cogerse a un pobre random del conurbano. No llegué a escribir nada más pero pensé que estaba bien, a ver qué pasaba. Después de hacerlo mi cabeza entró en un trance indescriptible en el que el tiempo pasaba rápido y lento a la vez y durante el que sentí mi cuerpo fortalecerse de forma poderosa aunque también un dolor de cabeza intenso que no me dejaba pensar ni reaccionar demasiado. La transpiración bajaba por mi frente y el tic tac que escuchaba de un viejo reloj de pared heredado de mi familia que aún quedaba en mi casa me di cuenta que tenía una erección tremenda. Lo lógico al imaginarme teniendo sexo con esas mujeres, claro está, pero nunca había sentido de esa forma mi cuerpo cuando se me paraba la pija. El sonido del timbre me sacó de mi meditación forzosa: abrí la puerta sin creer lo que mis ojos habían visto por la mirilla y antes de que pudiera pronunciar una palabra ahí estaba Emma divina, vestida con una remerita de animal print y un jean. “Hola, necesito pasar al baño” me dijo ella que cuando la dejé pasar me agarró de la mano y mirándome a los ojos me invitó a acompañarla.

“Te voy a hacer el mejor pete de tu vida”
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