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Padre y Hombre - Parte 2

Encima que no había dormido nada, al otro día tenía que si o si ir a trabajar a la oficina. Considerando lo que había encontrado en el celular de Noelia, ésto de tener que estar fuera de casa había caído en el peor momento. La cabeza me daba vueltas y vueltas, imaginándome cosas cada vez peores al estar Noelia sola en casa. Ella nunca fue lo que se dice un tiro al aire, al contrario. Siempre fue ubicada y responsable. Había tenido un par de noviecitos desde sus quince años, pero le duraron poco y gracias a lo abierta que era conmigo yo sabía que no habían llegado a tener sexo. Mucha gracia no me hacía que ya tuviera novios, pero tampoco me podía poner tan en policía de mi hija.

En realidad no hace falta ser un gran investigador o un psicólogo brillante para darse cuenta que en el fondo lo que yo tenía era bronca. Bronca porque esos dos noviecitos que tuvo la habían disfrutado a Noelia, aunque sea un poco, como la habría querido disfrutar yo. Esa noche al revisarle el celular también pude ver otros chats, pero no vi nada fuera de lo normal con nadie más. Con ninguna amiga o amigo. Era sólo con Enrique lo que había pasado.

Siendo realistas, si bien era feo, tampoco era tan terrible que a mi hija le hayan tocado el culo. Lo que lo hacía terrible para mi era la idea que cómo podía ser que hubiese sido Enrique y, para peor, que a Noelia evidentemente le había gustado. En serio? Con un tipo así? Con el gordo pelado y bonachón de Enrique? No podía entender qué le podría atraer a una pendeja como ella de un tipo así. Por ahí era solamente el hecho que le estaba prestando atención de una forma más o menos sexual y podría haber sido cualquier tipo. O por ahí era otra cosa y yo no lo sabía.

Lo cierto es que la pasé para la mierda ese día en el trabajo, con todo ésto comiendome la cabeza sin poder concentrarme en nada más que lo que podría estar pasando en casa. Tuve suerte esa noche gracias a mi sexto sentido de padre o lo que carajo había sido, que le revisé el celu y me di cuenta temprano de todo ésto. Antes de que hicieran algo más fuerte. Mirá si no lo revisaba? Y si no le daba bola a mis paranoias y descartaba todo el asunto porque “no podía ser”?

Aparté esos pensamientos de la cabeza y no me quedó otra que esperar que pasara el tiempo toda la tarde. Para asegurarme que estaba todo bien le mandé unos mensajes de algunas pavadas a Noelia durante el transcurso de la tarde, para ver si tardaba en contestar o algo así. Pero no, me los contestó normal. Hasta donde yo sabía no estaba pasando nada, pero no iba a poder estar seguro hasta revisarle el teléfono de nuevo.

Me estaba autopersiguiendo, paranoiqueándome mal, y no lo podía detener. Pero algo en todo ésto me daba un poco de calma, aunque sea un mínimo - ya era viernes y Noelia había arreglado para pasar el fin de semana en la quinta del padre de su amiga Luciana. La iba a pasar bien, se iban a divertir y lo más importante para mí ahora, que al menos por un par de días no iba a estar en casa cerca de Enrique. Algo era algo.

Volví a casa y estaba todo bien, a simple vista aunque sea. Noe había hecho las cosas de la casa y estaba mirando la TV tranquila. Me saludó lo más bien y charlamos un ratito de las cosas que se iba a llevar para su finde en la quinta. Finalmente me puse a preparar la cena y la dejé ahí. Escuché que apagó la tele y se fue a meter a su cuarto, cerrando la puerta y poniendo algo de su música. No era nada raro, lo hacía seguido. A mi no me gustaba mucho la música que escuchaba así que siempre le decía que la pusiera más o menos bajita, o se pusiera auriculares, y que cerrara la puerta para no molestar. Me acerqué después de un rato despacio para tratar de escuchar si estaba hablando con alguien por teléfono, del otro lado de la puerta, pero sólo oía su música.

Volví a seguir preparando la cena y como a los veinte minutos salió de su habitación. Vino hasta la cocina donde yo estaba picando algo y vigilando la cena a tomar un vaso de jugo de la heladera.
“Pa…”, me dijo mientras lo hacía, “Compraste las galletitas?”
“Eh? Qué galletitas?”
“Uh… para mañana. Para llevarme a lo de Lu.”, me miró, “No sé si hay para comprar por allá…”
“Cómo no va a haber, Noe?”, le dije, “No te estás yendo al desierto. Es por Moreno nada más.”
“Bueh, no importa.. Me das plata que voy al kiosco?”

Le di unos billetes, diciéndole que comprara también una botella de gaseosa ya que iba y se fue sin más. Por supuesto se llevó su celular así que no podría espiarlo, tendría que esperar hasta la noche. Al rato volvió con las cosas. Me pareció que había tardado… no mucho más de lo habitual, pero si lo suficiente para que se notara la tardanza. Se lo dije.
“Eh, qué pasó que tardaste?”, le dije mirándola mientras yo ya estaba sirviendo la cena. No la vi distinta, me lo contestó perfectamente normal.
“Si, me encontré con Caro y la mamá en el chino. Nos quedamos charlando.”
“Al chino fuíste?”
“Si, el kiosco no tenía coca grande.”

Cenamos, miramos algo de tele por unas horas y finalmente con un beso Noelia fue al baño a lavarse los dientes y desapareció en su habitación para irse a dormir. Ya era pasada la medianoche y al otro día tenía que levantarse temprano ya que la pasaba a buscar su amiga para irse. Esperé un tiempo prudencial. Quizás demasiado prudencial, un par de horas. Quería asegurarme que estuviera ya bien dormida para revisar de nuevo el teléfono.

A eso de las dos de la mañana entré e hice lo mismo que la noche anterior, sintiendo el corazón en la garganta por la clandestinidad de estar haciendo lo que estaba haciendo, violando la privacidad de mi hija, pero también aún más por la anticipación de ver que era lo que me iba a encontrar ahí.

Me temblaron las piernas cuando lo vi. No estaba preparado. Capturé el chat, me lo envié por email y borré las capturas, al igual que la noche anterior. Dejando el celular de nuevo donde estaba y mirando a Noelia que dormía tranquila, volví a mi cuarto a revisar todo con detenimiento. Me había topado con algo que tenía que mirar con mucho cuidado..


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Por supuesto, pasó, me dije con bronca. Ese presentimiento de mierda no estaba equivocado. Enrique se la apretó a mi hija hoy a la tarde… o ella a él. No estaba del todo claro, ya que la que subió el tono había sido ella. Sentía como me empezaba a hervir la sangre y la pija se me ponía dura de solo imaginarme a Noelia a los besos con el gordo Enrique en algún lugar del edificio. Y las manazas del gordo disfrutándole el culo. Lo peor era que, tanto en mi imaginación incestuosa y pervertida como en lo que se podía interpretar de ese chat, a Noelia le gustaba. Por qué carajo no podía haber sido yo?

La cereza en éste postre de mierda que me estaba comiendo vino después. Más adelante en el chat. Por la hora de los mensajes vi que eran cuando yo ya estaba en casa y eso explicó el porqué Noelia se había encerrado con su música en su habitación y también por qué había tardado de más cuando salió a comprar.


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Padre y Hombre - Parte 2


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Esa conversación terminó de desmoronarme todo. No sólo mi estado de ánimo, también todos los preconceptos que yo tenía desde hacía años.

Por empezar, y tirado en el chat así a la pasada, como quien no quería la cosa, me entero que Noelia ya no era virgen. Que con uno de sus dos noviecitos ya lo había hecho, y yo ni enterado. Y digo dos porque ahora quiero creer que fueron dos nada más. Ya no sabía donde estaba parado con Noelia, el suelo firme que yo creía tener con ella se me movía como en un terremoto.

Después lo relacionado a ella. Si me faltaba algo para darme cuenta que ya no era una nena, y que seguramente hacía rato que ya no lo era, había sido ese chat. Ya era una joven mujer. Con sus deseos, sus necesidades sexuales y con el suficiente carácter para ir ella y tomar lo que deseaba. En éste caso, la verga gorda y gruesa de nuestro portero. Todavía no me terminaba de cerrar qué era lo que veía en él. Más allá del pitón que parecía llevar Enrique, eso era algo de lo que se había enterado ella recién ahora. Hoy. Y la atracción parecía venir de mucho antes. Sería que a Noelia la atraían los tipos así fuertes y macizos? Los mucho más viejos? Pelados? Gordos? Peludos? Todo eso? Otra cosa? No tenía cómo saberlo.

Y la frutilla por supuesto fue lo clarísimo que quedó lo que habían hecho. Con la excusa de irse al chino, Noelia bajó al sótano a chuparle la pija al portero. No había una explicación más delicada o diplomática. Si me tenía que guiar solamente por lo que había visto en esa conversación, ni bien la vió ya le tuvo ganas y se mandó a hacerlo. Y también, guiándome por lo que vi, parece que lo hacía bastante bien y lo dejó al gordo bien satisfecho. Cuánta experiencia tenía ya Noelia?

Lo cierto es que entre las fotos sexy que le había mandado a Enrique y mi propia imaginación ya desenfrenada, me empecé a masturbar como poseído por algo. Pensando en las fotos, viéndolas una y otra vez. Imaginándome a Noelia de rodillas en el cuartito del subsuelo, llenándose la boca de esa verga gruesa una y otra vez hasta que Enrique se la llenaba de leche. Y los dos se gemían su placer.

Y siempre durante todo ésto pensando por que yo no podía estar en el lugar de Enrique.

3 comentarios - Padre y Hombre - Parte 2

Exkalyon20
Me mata el morbo de toda la situación. Es excelente.

Pero el gordo ni tan macizo está. Dos golpes y listo, uno en las bolas si eres demasiado enano y otro en la tráquea para frenarlo en seco. Pero, cada quien con lo que puede y sabe.
Exkalyon20
Tengo sentimientos encontrados. ¿El padre se dejará hacer a qué toda la situación pase como ya es costumbre o se pondrá los pantalones de macho y hará suya a su hija?

¿Que situación preferiría en su lugar? Mi respuesta es clara, pero ¿Usted, que lee est?
Exkalyon20 +1
10 de 10. Está excelente y subió mucho el morbo con las fotos y el dilema del padre al darse cuenta de que su hija ya no es tan inocente. Me encanta.