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Hermanastros pasando los límites capitulo 5

La Cabaña en el Bosque

Lucas y Emma habían estado esperando este momento con una anticipación casi insoportable. Los mensajes eróticos y las fotos provocativas habían encendido un fuego en ambos que clamaba por ser satisfecho. Finalmente, el día había llegado y Lucas había encontrado el lugar perfecto: una cabaña aislada en el bosque, lejos de miradas indiscretas y de cualquier posible interrupción.

Emma, siempre creativa y atrevida, decidió darle a Lucas una sorpresa especial. Había pasado días diseñando y creando el conjunto de lencería más sexy y provocativo que su mente podía imaginar. Quería que esta noche fuera inolvidable, algo que ambos recordarían por el resto de sus vidas.

El día del encuentro, Emma se dirigió a la cabaña con antelación para preparar todo. Cuando Lucas llegó, se encontró con una escena que lo dejó sin aliento. La cabaña estaba iluminada con velas, creando una atmósfera íntima y sensual. En el centro de la habitación, Emma había colocado una pequeña pasarela improvisada, y sobre una mesa había dispuestos varios platos con delicatesen y una botella de vino.

Lucas llamó a la puerta y Emma abrió, vestida con un albornoz de seda que apenas ocultaba su cuerpo. Lo invitó a pasar con una sonrisa misteriosa y seductora. "Bienvenido, Lucas. Espero que te guste la sorpresa que te he preparado."

Lucas, ya excitado, asintió, incapaz de quitarle los ojos de encima. "Estoy seguro de que me encantará."

Emma lo guió hasta la mesa y sirvieron vino en dos copas. Brindaron en silencio, sus ojos fijos el uno en el otro, la tensión sexual entre ellos palpable. Después de tomar un sorbo, Emma dejó su copa a un lado y, sin decir una palabra, se dirigió a su albornoz y lo dejó caer al suelo, revelando el conjunto de lencería más atrevido y sexy que Lucas hubiera visto jamás.

El conjunto era minúsculo y vulgar, exactamente como a Emma le gustaba. Un sujetador de encaje negro que apenas cubría sus grandes y perfectos pechos, dejando sus pezones al aire, y un tanga de encaje que apenas cubría su vagina, mostrando casi todo. El encaje transparente dejaba poco a la imaginación, y Lucas pudo ver cada curva, cada detalle de su cuerpo escultural.

Emma comenzó a desfilar por la pasarela improvisada, moviéndose con una confianza y sensualidad que dejaron a Lucas boquiabierto. Sus caderas se balanceaban, sus pechos se movían con cada paso, y su culo redondeado y firme era una tentación irresistible. Lucas no podía creer lo que veía; su hermanastra era una visión erótica, y estaba allí, solo para él.

Mientras Emma desfilaba, Lucas no pudo contenerse más. Se levantó de su silla y se acercó a ella, sus manos temblando de deseo. "Eres la mujer más sexy que he visto en mi vida, Emma. Quiero tocarte, besar cada centímetro de tu cuerpo."

Emma se detuvo y lo miró con ojos llenos de deseo. "Entonces hazlo, Lucas. Soy toda tuya."

Lucas comenzó a explorar su cuerpo con sus manos y su boca. Besó sus labios, su cuello, sus pechos, saboreando cada centímetro de su piel suave y tentadora. Emma gimió de placer, sus manos agarrando el cabello de Lucas mientras él la llevaba al éxtasis con su boca y sus dedos.

La noche se llenó de gemidos y susurros eróticos mientras exploraban cada rincón de sus cuerpos. Hicieron el amor de tantas formas y posiciones que ninguno de los dos había experimentado antes. Lucas adoraba cada curva de Emma, cada detalle de su cuerpo, y ella respondía con igual pasión, sus cuerpos moviéndose en sincronía perfecta.

Se amaron sobre la manta, en la mesa, contra la pared, cada superficie de la cabaña testigo de su pasión desbordante. Lucas exploró cada rincón de Emma, besando, lamiendo y penetrando cada parte de su cuerpo, y ella hizo lo mismo, descubriendo nuevos placeres y sensaciones con cada caricia.

Finalmente, exhaustos y satisfechos, se acurrucaron juntos en la manta, sus cuerpos entrelazados, sus corazones latiendo al unísono. Emma acarició el pecho de Lucas, una sonrisa de satisfacción en su rostro. "Eso fue increíble, Lucas. Nunca había sentido algo así."

Lucas la besó en la frente, sus ojos llenos de ternura. "Yo tampoco, Emma. Te amo."

Emma lo miró, sus ojos brillando de emoción. "Yo también te amo, Lucas. Siempre."

En ese momento, supieron que su relación había cambiado para siempre. No solo eran hermanastros; eran amantes, cómplices, y estaban profundamente enamorados. Y mientras yacían allí, en la cabaña del bosque, sabían que habían encontrado algo especial y único, algo que valía la pena proteger y atesorar.

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