En esta historia ficticia narrada en primera
persona me pongo en la piel de una mujer
militante y Kirchnerista ✌️
Atravez de estos tres primeros minicapitulos espero que sientan esa magia que representa el eternauta original
Comics y serie la cual ya vi y no me gusto la
esencia de los comics originales es unica y
no se debe modificar a mi parecer.
Pero bueno yo no soy gionista profesional
Solo segui la moda Disney hice al
eternauta mujer con chatgtp y salio esto
Estan avisados 😅
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Capítulo 1: Quilmes, Bodega y Fuga
La noche en la costanera de Quilmes huele a río podrido, humo de bonfire y sudor seco. Una fábrica abandonada nos sirve de cueva. Marcos prende un cigarrillo con las manos temblorosas, todavía con olor a pólvora. Venimos corriendo hace media hora, después de escrachar una comisaría con pintura roja y volantes de Perón.
—No te puedo creer que dejaste la mochila con los documentos —le digo entre risas, tirada sobre una pila de bolsas de arpillera.
—Flor, tenía que agarrarte del brazo o te caías del murito, ¿preferías los DNI o las piernas sanas?
Nos miramos. Respiramos. La sirena ya no se escucha.
La bodega está oscura, solo entra luz por un ventanal roto que da al Riachuelo. Afuera, la ciudad duerme o conspira. Acá adentro, estamos solos.
Marcos se acerca, me huele el cuello.
—Estás empapada de miedo y transpiración. Así me gustás.
Le saco la campera, él me arranca la remera con una violencia dulce. El cemento está frío pero nuestros cuerpos no. Nos besamos como si la policía fuera a entrar en cualquier momento. Como si este fuera el último polvo antes de caer.
Y mientras me muerde la clavícula, pienso: "Si me llevan presa, que sea con esta sonrisa puesta."
---
...Nos besamos como si la policía fuera a entrar en cualquier momento. Como si este fuera el último polvo antes de caer.
De pronto, la luz del ventanal parpadea. Una descarga azul. Después, nada. Toda la ciudad se apaga de golpe. Quilmes en blackout. El silencio se espesa como leche cortada.
Marcos se detiene y gira la cabeza.
—¿Viste eso?
Me incorporo apenas. Por la ventana rota se cuela un viento helado que nos corta la piel. Allá afuera, el Riachuelo se mueve lento como aceite quemado. Y en el cielo, increíblemente, empiezan a caer copos de nieve.
—¿Está nevando en el conurbano? —susurro, como si decirlo en voz alta pudiera romper el hechizo.
Nos acercamos al ventanal, desnudos, temblando. La ciudad sin luces se vuelve una postal de fin del mundo. Solo el blanco cayendo suave, cubriendo techos, calles, autos incendiados. Lo que hace unos minutos era una huida, ahora parece una aparición.
Marcos me agarra de la cintura desde atrás.
—Es el mejor momento para cogerte otra vez —dice, mientras me empuja contra el marco frío del vidrio sucio.
Y ahí, mientras la nieve cae sobre la bodega tomada, y el conurbano entero se queda sin electricidad, yo me entrego. A él, al frío, al deseo, y al caos.
---
Capítulo 2: La Nieve No Era Nieve
El cuerpo de Marcos aún tibio a mi lado. Afuera, la ciudad sigue muda. La bodega huele a semen, frío y miedo seco. Él se incorpora sin decir nada, busca sus jeans entre los escombros, se los pone sin apurarse. Prende un pucho con el encendedor que me robó la semana pasada en Plaza Miserere. Me mira de reojo.
—Salgo a respirar. Necesito aire que no tenga tu perfume ni olor a represión.
Asiento con los ojos cerrados. Estoy entre dormida y extasiada. Lo escucho caminar hasta la puerta de chapa. La abre.
CLANG.
Un segundo.
Dos.
Tres.
El sonido sordo de un cuerpo cayendo como un bulto de carne.
—¿Marcos?
Nada.
Me siento de golpe. La piel erizada. Camino hacia la puerta, desnuda, el corazón golpeándome las costillas. Lo veo ahí, tirado en el umbral, medio cuerpo adentro, medio afuera. Ojos abiertos, cristalizados. Copos de nieve se posan en su cara como si quisieran enterrarlo.
—¡Marcos!
Me agacho. Lo toco. Está helado. Y muerto.
La nieve le quemó la piel. Literal. Donde lo tocó, hay manchas blancas, como ácido helado. Me echo hacia atrás, horrorizada. El piso resbala con sangre mezclada con escarcha.
No es nieve.
No es nieve.
No es nieve.
Vuelvo a cerrar la puerta de un portazo, jadeando, temblando, sola ahora. En la oscuridad, abrazada a mi propio cuerpo, pienso: ¿Qué carajo está pasando en Quilmes?
---
Capítulo 3: Frecuencia 505
Estoy sola. Desnuda. Encerrada. Con el cuerpo muerto de Marcos del otro lado de la puerta y el silencio más violento que haya sentido en mi vida.
Me enrosco en una manta mugrienta. Tiemblo. La bodega parece ahora una cápsula sellada en un mundo que ya no existe. Todo está quieto, como si Dios hubiese puesto pausa.
De repente, un zumbido. Un leve “piiiiii” de fondo, como si el aire se hubiera convertido en señal.
Me arrastro hasta una esquina donde hay una radio portátil vieja, olvidada entre cajas. No la había visto antes. No sé si estuvo siempre ahí o si apareció.
La enciendo. Estática. Ruido blanco.
Giro el dial con dedos temblorosos.
Nada.
Más estática.
Y de pronto:
"Cristina Fernández de Kirchner, diputada por la provincia de Buenos Aires. Lista 505. Unión por la Patria. Porque el futuro no se rinde. Porque el pueblo está de pie."
Su voz, fuerte, impecable, sobre una marcha peronista ralentizada, como en mal sueño. El eslogan repetido, deformado por la señal:
"Lista 505… Por la memoria, por la verdad, por el amor…"
Zzzzzzzt.
Corte seco.
Silencio otra vez.
Me quedo congelada. No sé si estoy loca, si es una trampa, si la nieve está interviniendo las frecuencias o si mi amor por CFK es lo único que sobrevive a esta noche.
Levanto la vista. Afuera sigue cayendo eso que no es nieve. La ciudad sigue muerta.
Y yo… yo empiezo a pensar que esto no es solo una historia de amor y fuga.
Es otra cosa.
Algo más grande.
Algo que todavía no entiendo.
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persona me pongo en la piel de una mujer
militante y Kirchnerista ✌️
Atravez de estos tres primeros minicapitulos espero que sientan esa magia que representa el eternauta original
Comics y serie la cual ya vi y no me gusto la
esencia de los comics originales es unica y
no se debe modificar a mi parecer.
Pero bueno yo no soy gionista profesional
Solo segui la moda Disney hice al
eternauta mujer con chatgtp y salio esto
Estan avisados 😅
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Capítulo 1: Quilmes, Bodega y Fuga
La noche en la costanera de Quilmes huele a río podrido, humo de bonfire y sudor seco. Una fábrica abandonada nos sirve de cueva. Marcos prende un cigarrillo con las manos temblorosas, todavía con olor a pólvora. Venimos corriendo hace media hora, después de escrachar una comisaría con pintura roja y volantes de Perón.
—No te puedo creer que dejaste la mochila con los documentos —le digo entre risas, tirada sobre una pila de bolsas de arpillera.
—Flor, tenía que agarrarte del brazo o te caías del murito, ¿preferías los DNI o las piernas sanas?
Nos miramos. Respiramos. La sirena ya no se escucha.
La bodega está oscura, solo entra luz por un ventanal roto que da al Riachuelo. Afuera, la ciudad duerme o conspira. Acá adentro, estamos solos.
Marcos se acerca, me huele el cuello.
—Estás empapada de miedo y transpiración. Así me gustás.
Le saco la campera, él me arranca la remera con una violencia dulce. El cemento está frío pero nuestros cuerpos no. Nos besamos como si la policía fuera a entrar en cualquier momento. Como si este fuera el último polvo antes de caer.
Y mientras me muerde la clavícula, pienso: "Si me llevan presa, que sea con esta sonrisa puesta."
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...Nos besamos como si la policía fuera a entrar en cualquier momento. Como si este fuera el último polvo antes de caer.
De pronto, la luz del ventanal parpadea. Una descarga azul. Después, nada. Toda la ciudad se apaga de golpe. Quilmes en blackout. El silencio se espesa como leche cortada.
Marcos se detiene y gira la cabeza.
—¿Viste eso?
Me incorporo apenas. Por la ventana rota se cuela un viento helado que nos corta la piel. Allá afuera, el Riachuelo se mueve lento como aceite quemado. Y en el cielo, increíblemente, empiezan a caer copos de nieve.
—¿Está nevando en el conurbano? —susurro, como si decirlo en voz alta pudiera romper el hechizo.
Nos acercamos al ventanal, desnudos, temblando. La ciudad sin luces se vuelve una postal de fin del mundo. Solo el blanco cayendo suave, cubriendo techos, calles, autos incendiados. Lo que hace unos minutos era una huida, ahora parece una aparición.
Marcos me agarra de la cintura desde atrás.
—Es el mejor momento para cogerte otra vez —dice, mientras me empuja contra el marco frío del vidrio sucio.
Y ahí, mientras la nieve cae sobre la bodega tomada, y el conurbano entero se queda sin electricidad, yo me entrego. A él, al frío, al deseo, y al caos.
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Capítulo 2: La Nieve No Era Nieve
El cuerpo de Marcos aún tibio a mi lado. Afuera, la ciudad sigue muda. La bodega huele a semen, frío y miedo seco. Él se incorpora sin decir nada, busca sus jeans entre los escombros, se los pone sin apurarse. Prende un pucho con el encendedor que me robó la semana pasada en Plaza Miserere. Me mira de reojo.
—Salgo a respirar. Necesito aire que no tenga tu perfume ni olor a represión.
Asiento con los ojos cerrados. Estoy entre dormida y extasiada. Lo escucho caminar hasta la puerta de chapa. La abre.
CLANG.
Un segundo.
Dos.
Tres.
El sonido sordo de un cuerpo cayendo como un bulto de carne.
—¿Marcos?
Nada.
Me siento de golpe. La piel erizada. Camino hacia la puerta, desnuda, el corazón golpeándome las costillas. Lo veo ahí, tirado en el umbral, medio cuerpo adentro, medio afuera. Ojos abiertos, cristalizados. Copos de nieve se posan en su cara como si quisieran enterrarlo.
—¡Marcos!
Me agacho. Lo toco. Está helado. Y muerto.
La nieve le quemó la piel. Literal. Donde lo tocó, hay manchas blancas, como ácido helado. Me echo hacia atrás, horrorizada. El piso resbala con sangre mezclada con escarcha.
No es nieve.
No es nieve.
No es nieve.
Vuelvo a cerrar la puerta de un portazo, jadeando, temblando, sola ahora. En la oscuridad, abrazada a mi propio cuerpo, pienso: ¿Qué carajo está pasando en Quilmes?
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Capítulo 3: Frecuencia 505
Estoy sola. Desnuda. Encerrada. Con el cuerpo muerto de Marcos del otro lado de la puerta y el silencio más violento que haya sentido en mi vida.
Me enrosco en una manta mugrienta. Tiemblo. La bodega parece ahora una cápsula sellada en un mundo que ya no existe. Todo está quieto, como si Dios hubiese puesto pausa.
De repente, un zumbido. Un leve “piiiiii” de fondo, como si el aire se hubiera convertido en señal.
Me arrastro hasta una esquina donde hay una radio portátil vieja, olvidada entre cajas. No la había visto antes. No sé si estuvo siempre ahí o si apareció.
La enciendo. Estática. Ruido blanco.
Giro el dial con dedos temblorosos.
Nada.
Más estática.
Y de pronto:
"Cristina Fernández de Kirchner, diputada por la provincia de Buenos Aires. Lista 505. Unión por la Patria. Porque el futuro no se rinde. Porque el pueblo está de pie."
Su voz, fuerte, impecable, sobre una marcha peronista ralentizada, como en mal sueño. El eslogan repetido, deformado por la señal:
"Lista 505… Por la memoria, por la verdad, por el amor…"
Zzzzzzzt.
Corte seco.
Silencio otra vez.
Me quedo congelada. No sé si estoy loca, si es una trampa, si la nieve está interviniendo las frecuencias o si mi amor por CFK es lo único que sobrevive a esta noche.
Levanto la vista. Afuera sigue cayendo eso que no es nieve. La ciudad sigue muerta.
Y yo… yo empiezo a pensar que esto no es solo una historia de amor y fuga.
Es otra cosa.
Algo más grande.
Algo que todavía no entiendo.
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2 comentarios - La eternauta ep 1 2 y 3 adelanto