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Mi 2do macho, un antes y un después (parte 1)

Había pasado más de un año de mis experiencias con Martín, en ese tiempo pasaron un par de cosas pero no volvimos a coger. Él se puso de novio y todavía seguía con la chica. Yo no había tenido ningún encuentro con ningún hombre y tampoco tenía mucho interés. Cada tanto recordaba lo sucedido con Martín y me hacía una paja, más cuando teníamos alguna situación hot en algún lado, o nos calentábamos por chat, pero no pasaba de ahí. No había tenido deseo por hombres, me preguntaba si había sido algo pasajero, o si quizás solo me gustaba Martín, pero no estaba del todo seguro ni convencido. Martín me parecía lindo pero no era el mas fachero del colegio, o el más hegemónico, aunque los pibes que si eran "facheros" o hegemónicos no me despertaban nada. Y un día, pensando sobre eso, me di cuenta qué era eso que tenía Martín que me atraía (además de una pija enorme, siendo sincero jaja): esa actitud suya, bien de machito, de querer ponerla y re cogerte, de hacerte sentir muy deseada; yo sabía que le gustaba mi cola y me la quería hacer de goma, esa actitud de "necesito cogerte porque tu cola me encanta" me seducía, por supuesto que si me lo pedía así lo iba a consentir, no podía negarme, iba a dar todo por complacerlo.
Un tiempo después de pensar en eso, de la nada, tuve una situación con otro hombre que sí me calentó.
Lo conocí en una canchita de 5, jugando al futbol; era amigo de unos amigos, me caía bien, charlábamos mas que nada de futbol pero todo tranqui, ninguna onda de ningún lado durante meses. Hasta que un día, jugando un partido de noche, él fue mi rival, yo era delantero, el defensor, por primera vez rozaba mi cuerpo con el suyo y sentí algo, como una chispa. Él, Matias, pero le decían Matu, era como macizo, duro, no muy marcado ni muy ancho de hombros pero como fibroso. Cada vez que aguantaba la pelota, poniendo el cuerpo y sacando cola, el roce de su cuerpo me ponía nervioso, me desconcentraba. Sentía que me tocaba de más, que me apoyaba. Y yo sentía que me gustaba, por eso me ponía nervioso.
Cuando terminó el partido estaba cerca mío, me pasó el brazo, agarrándome del hombro, me felicitaba, me decía que había jugado bien (aunque creo que jugué bastante mal jaja), y yo contestaba como podía. Sentía como una electricidad que quería ignorar. Estaba muy nervioso y casi doy un salto cuando sentí que puso su mano en mi cintura. Ahí lo miré a los ojos, un poco confuso, como buscando explicación. Y vi como me miraba fijo a los ojos. Me costaba, no entendía por qué, pero le sostuve la mirada. Pasó su mano como acariciándome la cintura y suspiré un poco, de la sorpresa. Miré a nuestros compañeros a ver si estaban viéndonos, o si me habían escuchado, pero estaban en otra. Me frené y volví a mirar a Matu; todavía frotaba su mano en mi cintura y me miraba. Era como la mirada que me hacía Martín cuando estaba caliente, esa mirada de depredador, de deseo.
Fue todo muy de repente que no sabía que hacer, así que no hice nada jaja. No lo podía seguir mirando porque no podía hablar, así que mirando al piso o a cualquier lado le contestaba lo que me decía, tratando de no pensar en su mano de mi cintura. Pasaron unos minutos que se me hicieron eternos hasta que nuestros compañeros nos llamaron. Encaramos camino pero ¡todavía no me sacaba la mano de la cintura! Miré a Matu, que me miró desafiante, y tuve que esquivarle la mirada de nuevo. Le saqué la mano con un mínimo de resistencia. Lo volví a mirar y seguía mirándome. No sabía que hacer y me alejé de él lo más rápido que pude, muy confundido. Nos sentamos todos a tomar unas gatorade, él lejos mío por suerte, y me volví a mi casa, con la cabeza dándome mil vueltas. ¿Me estaba pasando de nuevo? ¿Me estaba calentando con otro hombre? No sabía que hacer, con Martín la situación se dio sola, pasábamos tiempo juntos desde hace años, etc. Acá, si pasaba algo, era con alguien a quien realmente no conocía mucho. Había charlado con él muchas veces, sabía algunas cosas de su vida pero nada más.
Parecieron muy inútiles todas esas dudas porque en las semanas siguientes lo seguí viendo a Matu en los partidos y no pasó nada. Hablábamos bien, pero nada similar volvió a suceder. Solo que yo lo miraba distinto: siempre jugaba de musculosa y ahora le miraba bien los brazos, flacos pero definidos, con tatuajes en su piel morena, muy bronceada por trabajar al sol. Tenía una cresta, era medio punk, tenía aritos en orejas y en la nariz, una actitud de rebelde que lo hacía tener toda la onda. Tenía 22 años, yo había cumplido seis menos hace pocos meses. Pero yo ya era alto y él parecía más joven, no se notaba tanto la diferencia de edad (creo).
Un día me invitaron a jugar a una canchita distinta, otro barrio, bastante lejos del mío, temprano en una tarde de sábado. Matu también iba. Todo normal, jugamos el partido, nos quedamos tomando algo, la mayoría eran de la zona, yo me iba a volver solo hasta que Matu me dijo que me alcanzaba con su auto. Acepté y arrancamos, hablamos del partido y esas cosas. Me dice si estoy ocupado, que podíamos tomar una coca en su casa, jugar a la play 4. Era temprano así que le dije que sí, sin segundas intenciones.
La casa era grande, vivían él y 2 tipos mas, uno amigo suyo y el otro que alquilaba la pieza, tipo roomates. Llegamos, pone música de su compu con unos parlantes que tenía en su pieza mientras jugamos a la play que estaba al lado en el living, tomando coca, cagándonos de risa, boludeando. Después de una hora, hora y pico, me dice que se va a pegar una ducha, y que si yo quiero después también puedo pasar. Me quedé al pedo en su casa un rato, fui para su pieza y me senté en su compu. Escuché caer el agua de la ducha y se me cruzó la imagen de Matu desnudo con el agua cayendo sobre su cuerpo. Me agarró mucha intriga de verlo desnudo. No era tan boludo o valiente para ir a abrirle la puerta, era demasiado osado, y solo me tiró onda (quizás) una sola vez y había pasado un montón de tiempo. Decidí que era más fácil revisar su compu y ver fotos suyas, pero solo encontraba fotos de Instagram o de eventos tipo cumpleaños. Empecé a rebuscar más y más y encontré una carpeta que estaba como "oculta". El corazón ya me latía rápido por estar revisando donde no debía, pero ahí se me aceleró todavía más.
Por la miniatura ya se veía que, por lo menos, era algo porno, sea de él o no. Entré a la carpeta y si, encontré oro: había un montón de fotos de Matu, algunas "jugadas", sensuales, sin remera y en boxer, o sin boxer pero no mostrando nada, y otras que sí estaba totalmente desnudo, al palo, desde abajo, desde arriba, desde todos los ángulos y luces. Casi me da un infarto. El ruido de la ducha seguía, así que me atreví y empecé a ver las fotos: tenía poco pelo en el pecho, unos abdominales muy lindos, un tatuaje que arrancaba donde terminan las costillas y bajaba hasta su pierna, pasando muy cerca de su ingle. Y tenía una pija negra, una morcilla gorda, con dos venas bien grandes, y curvada hacia arriba, en una cabeza morada hermosa. En algunas fotos solo hace bulto en un boxer estallado, en otras está bien dura y brillante. No podía creer lo hermosa que me parecía, la necesitaba.
Empecé a ver fotos tras fotos de Matu en pija, no lo podía creer, me estaba calentando un montón, me parecía el hombre definitivo, todo macho, medio rufián, rebelde, y con una pija negra gorda y grande. Pero también sabía que me había tirado onda una sola vez y hace un montón. Me podía morir de ganas pero no lo iba a encarar ni en pedo. Si pasaba algo iba a ser porque él activaba, yo en ese momento solo pensaba en volver a mi casa a hacerme una paja pensando en esas fotos.
Cerré todo lo que había abierto y volví al living a sentarme enfrente de la tele, como si nada hubiera pasado. Enseguida escuché que cerró el agua y salió, sin remera y con unos pantalones cortos de Argentina. Apenas lo quise mirar porque no quería quedar embobado; mi plan era ducharme y ya volverme a mi casa, antes de hacer un papelón. No tenía ningún indicio de que a Matu le gustaran los hombres más allá de que una vez me acarició la cintura, muy poca "evidencia". Me duché con agua fría para bajar la calentura, pero me era difícil. En eso toca la puerta Matu y abre.
- Matu: Che, te dejo algo de ropa, así no usas la sucia.
- Yo: Ah dale, de una.
Así de rápido como abrió la puerta, salió. Eso también me pareció un indicio de que no le gustaba, así que me relajé y me duché mas tranca, me tomé mi tiempo y salí. Me puse un boxer y un short que me dejó ahí cerca, y una musculosa. Cuando salí estaba en el living, había traído hielos para la coca. Noté que tenía un pantalón corto distinto, de un azul claro, que le iba mas suelto pero a la vez le hacía más bulto. De nuevo tenía que evitar mirarlo para hablarle.
- Matu: ¿Vemos el último de Game of thrones? - habíamos hablado en el auto de que no habíamos visto el capítulo más reciente de GOT.
- Yo: Eh... yo ya me estaba por ir.
- Matu: Dale, quedate un rato más.
Me fijé la hora y todavía tenía tiempo libre, ya le había dicho a mis viejos que iba a jugar al fútbol y pasaba bastantes horas afuera. Le dije que sí y nos sentamos en el sillón enfrente de la tele. Yo me senté primero de un lado, y él pasó enfrente mío, entre mis piernas y la mesa ratona, con su bulto bien marcado a la altura de mis ojos. No se los saqué de encima un instante, imaginaba la pija de las fotos moviéndose de un lado a otro, rozando esa tela. No quise ni fijarme si me había visto fichándole el bulto, me hice el distraído. Matu se sentó y exhaló como cansado, estirando bien sus piernas, pegando una a la mía, mientras pasaba su brazo por encima del sillón, por encima de mi cabeza. No sabía si yo estaba muy baboso o si él me estaba tentando a propósito. Tenía el tatuaje gigante al lado mío, aproveché para hablar del tatuaje así lo miraba con motivo.
- Yo: Alto tatuaje, está re piola.
- Matu: Si, ¿viste? Costó bastante porque es largo, también dolió jaja, pero por suerte quedó bien.
- Yo: Si, re bien. ¿Cuantos tenés?
- Matu: Tengo 9 - se para y me muestra uno por uno, la mayoría chicos, excepto el largo y otro más en el gemelo.
Yo lo miraba tratando de sonar normal, sin animarme a tocar ninguno de sus tatuajes, pese a que quería saber como se sentía la piel marcada. Cuando terminó, se sentó al lado mío, esta vez pasando su brazo por mi cuello, y enseguida le dio play al capítulo. No hice ninguna reacción al sentir su brazo, seguí como estaba. Pensaba que esto quizás sí empezaba a parecer un plan de seducción: ¿el pantalon corto distinto que le marca un bulto terrible? ¿Que me muestre su cuerpo de la nada? ¿Que pase su brazo? Estaba muy caliente y eso me podía nublar el juicio, por ahí él estaba siendo totalmente normal, pero yo tenía que acomodarme para que no se note mi pija parada.
Sentía que echaba humo, estaba con las dos piernas arriba del sillón en una pose rara que también me obligaba a apoyarme bien en su brazo. Sentía el corazón latir fuerte en mi pecho, miraba la tele sin prestarle nada de atención. A los diez minutos me dio sed y me acerqué a la mesita a tomar de mi vaso. Al volver a acomodarme, por la inclinación, sin querer caí más sobre su cuerpo, más inclinado a él. Me quise separar pero hizo un movimiento con su brazo para permitirme recaer sobre él. Estaba prácticamente acostado en su hombro, sobre su brazo. No me quise mover, por miedo a la vez de rechazarlo o de que me rechace. Su mano, que antes estaba a la altura de mi hombro, ahora casi estaba en mi cintura, y me empezó a acariciar.
No lo podía creer, mi cuerpo estaba por explotar, tenía la pija muy dura y estaba muy nervioso, no me sentía seguro todavía para aceptar lo que estaba pasando pese a que volaba de calentura.
- Matu: ¿Estás bien?
Yo solo asentí, mirando la tele. No me animaba a mirarlo. Dejé pasar unos segundos y ahí tomé coraje, giré la cabeza y vi que me estaba mirando. Le miré los ojos, los labios, a sus ojos, y me acerqué a besarlo; Matu, por suerte, también se acercó. Nos besamos lento y profundo. No era brusco como Martín, que dominaba. Matu me acariciaba la lengua, firme pero amable. Me acomodé más pegado a él y nos seguimos besando, le empecé a acariciar el cuello y el pecho. Su mano me llegaba a la cintura, sentía que él no quería avanzar más que eso. Me moría de ganas de que me toque, me sentía caliente de esa forma especial que hace mucho no sentía. Podía percibir que él me estaba dejando avanzar a mi, pero quería que él me tome a mi, ser su puta como lo había sido con Martín. Así que yo le llevé su mano por debajo de mi ropa hacia mi cola, y lo seguí besando. Él se abalanzó sobre mi, acariciando mis nalgas fuerte pero suave. Yo largué un suspiro. Vi que su pantalón corto estaba hecho una carpa enorme, se me escapó el asombro en voz alta.
- Yo: Guau...
- Matu: ¿Que pasa?
- Yo: ¿Y eso? - dije en tono inocente.
- Matu: Me calentás...
Me lancé a besarlo de nuevo. No quería dejar pasar este momento.
- Yo: ¿Te la puedo tocar?
- Matu: Si vos querés...
Bajé mi mano y la puse en la tela fina de su pantalón. Podía sentirla ya bien dura. Entre los dos bajamos su pantalón: esa pija negra pegó un salto una vez pasado el elástico, y quedó apuntando al techo. Largué un suspiro como si se me hubiera ido todo el aire, Matu sonrió. No debía ser la primera vez que un putito se asombra con su poronga. Ahí estaba, después de tanto tiempo, frente a una pija, esta vez de otro macho. Estiré mi brazo y lo empecé a pajear lentamente, mirándolo a la cara, mordiéndome un labio. Matu tenía los ojos de depredador, como había visto aquella vez en la cancha. Bajó su mano más a mi culo y me empezó a agarrar con fuerza y a bajarme la ropa. Yo no pude más la tentación y me incliné: me moría de ganas de chupar esa pija. Sin bajarme del sillón, me acomodé y empecé a chupar ese fierro negro. Le pasé la lengua, dejando caer mi saliva sobre la cabeza, la esparcí un poco con mi mano mientras lo pajeaba, y me agaché para mandármela a la boca. Hacía mucho que no abría tanto la boca, me costaba hasta poder pasar su cabeza las primeras veces, pero de a poco me iba saliendo mejor. No sabía lo que extrañaba tener la boca llena de pija hasta ese momento, la textura, el sabor, el olor, la sumisión de estar rendido ante una poronga. Esa pija era una delicia, me sentía como si hubiera encontrado agua en el desierto, estaba satisfaciendo un deseo que me di cuenta que tenía hace rato.
Escuchaba a Matu suspirar y mas me entusiasmaba chupándole la pija. La curva que tenía la hacía más cómoda de chupar en esa pose, pero apenas llegaba a la mitad, era muy grande pero igual me esforzaba por mandármela todo lo que podía.
- Matu: Que bien que me la chupas.
- Yo: ¿Te gusta? - apenas me saqué su pija de la boca me la volví a mandar adentro.
- Matu: Me encanta...
Mientras se la chupaba me acariciaba la cola. Cuando me pegó un chirlo suave gemí para que sepa que me gustaba, y lo hizo de nuevo, un poco más fuerte. Mis gemidos se amortiguaban en su pija que tenía en el fondo de la garganta. Empecé a acariciarle las bolas y a pajearlo. La tenía durísima, no podía creer estar donde estaba, haciendo lo que hacía. Matu me parecía muy fachero, de cuerpo estaba muy bueno, muy atractivo, re masculino, tatuado, con aritos, mas grande, más experimentado, y yo ahí, desesperado por su pija.
De repente Matu me hizo levantar, pensé que le había lastimado con los dientes o algo, pero me empezó a besar sarpado, mas fuerte que antes, más caliente. Casi sin esfuerzo me movió y pasé mi pierna para que quedemos de frente, cara a cara en el sillón, yo encima suyo, con su chota húmeda de mi saliva apuntando a mi cola, que pedía pija a gritos. Me moví para frotar su pija contra mi cola, me sentía descontrolado. Me la apoyaba hasta presionarme el ano y me movía para volverlo loco. Me agarró del pelo con suavidad y quedamos a muy pocos centímetros uno del otro, frente a frente, boca a boca.
- Matu: Que lindo putito que sos...
- Yo: ¿Por qué me decis putito? - con la voz mas afeminada y de nena que pude poner.
Pasé mi mano por mi espalda y agarré su pija y la volví a apuntar contra mi ano. Gemí fuerte cuando sucedió el contacto piel a piel.
- Matu: Porque te morís de ganas de que te garche, ¿o no? - me empezó a morder el oído, y más el roce de su pija con mi cola, estaba volando de calentura.
- Yo: Si, si, quiero...
- Matu: Vení, vamos para la pieza.
Agarré mi ropa y fuimos para su pieza. Era bastante grande, paredes blancas, cerca de la puerta estaba su compu, y contra la pared del fondo una cama grande, mesitas de luz a los costados, armario grande contra la otra pared y un ventilador. Las ventanas con unas cortinas violetas daban a la esquina de la cuadra en un balcón muy bonito con plantas. Ni bien pasé, aún antes de cerrar la puerta, se me vino encima a besarme. Cerró la puerta de un portazo con la pierna mientras me llevaba a la cama, todo el tiempo agarrándome de la cola. Mis brazos estaban enredados en su cuello mientras él me arrastraba hacia la cama. Su lengua en mi boca, sus manos en mis nalgas y su poronga gorda chocando con mi pitito duro me estaban volviendo loco. Me sentía en un sueño, seducido por este machito tatuado y porongudo. Ni bien llegamos a la cama me hizo darme vuelta, quedando de espaldas a él. Empujó mi torso y quedé sacando cola al borde de la cama. Él se arrodillo, quedando frente a mi cola.
- Matu: Uff que buen orto...
Sentí su lengua moviéndose en mi ano y empecé a gemir como si fuera la primera vez, sentía que estaba volviendo a experimentar algo perdido, era mucho placer. Sentía mi voz afeminada, mis manos que se agarraban de las sábanas, su lengua que daba círculos y me dilataba la cola. Sentía que estaba por tener un nuevo dueño, otra pija me iba a abrir el orto, no podía esperar. Quedé con el pecho acostado en el colchón y mis pies en el piso, Matu me lamía sin parar, agarrándome fuerte la cola con las dos manos. Mi pito duro rozaba el colchón al ritmo que mi cuerpo se movía involuntariamente. No podía sostenerme más, mis piernas me temblaban mucho. Justo cuando estaba por decirle a Matu que no podía más, se levanta y me empuja para la cama. Me subo y en cuatro camino para el medio de la cama mientras veo que él va al armario y saca lo que en ese momento pensé que era un consolador raro, y hoy sé que se llama estimulador de próstata. Se da vuelta, veo toda su poronga gorda bien erguida mientras de su mesita de luz saca un gel lubricante, y veo que tiene una caja de forros grande, no sé cuantos eran, pero le quedaban la mitad mas o menos. Me calentó la idea de ser una más de las putitas o putitos que se garchaba, iba a ser mi primera vez cogiendo con alguien experimentado, quería que me haga ver las estrellas. Mientras él sacaba un forro e intentaba abrirlo, me acerqué gateando hasta el borde de la cama y le empecé a chupar la pija de nuevo.
- Matu: Cómo te gusta la pija, pendejo...
Como pude hice contacto visual y asentí, sin sacarme del todo su pija de la boca.
- Matu: Lo hacés muy bien... ¿Chupaste muchas pijas?
- Yo: Nooo... solo una - contesté sacando su verga de entre mis labios brevemente.
- Matu: Ah, que bien... pero se nota que te gusta. - Me hizo reír un poco.
- Yo: Si, hacía mucho que no lo hacía.
- Matu: Uf, que putito lindo...¿Y esta cola? ¿tiene uso? - me dijo tocándome el orto con fuerza.
- Yo: Si, pero re poquito, y hace mucho también.
- Matu: Ah que bien.... te la voy a tratar bien... - me dio un chirlo suave y se dejé salir otro gemido - Que putito lindo. Vení, traeme esa cola para acá.
Ni bien me lo ordenó me di vuelta, su voz de mando me calentó. Me dio la sensación de que le gustaba que no sea virgen jaja, sentí que lo último de "culpa" digamos, por la diferencia de edad, se la sacó ahí. Dejé caer mi cuerpo, solo apoyado en las rodillas; quedaba perfecto a la altura de su poronga. Me puso lubricante en la cola, puso el forro en el consolador y me lo fue metiendo de a poco. Era finito en la punta y se iba haciendo gradualmente más ancho, mas grueso; Matu jugaba con eso en mi cola mientras yo de a poco iba sintiendo como se metía en mi. Se sentía raro, no era tan cómodo como pensé que iba a ser, aunque no me disgustaba. Pero esa sensación cambió cuando Matu lo puso a vibrar; me tomó por sorpresa y lancé un gritito. Matu lentamente lo metía y lo sacaba vibrando, y ahora a la sensación apenas la podía manejar, eso vibraba y me hacía vibrar a mi, era una locura.
- Matu: ¿Te gusta, pendejo?
- Yo: ¡Si! ¡Si!
- Matu: Que putito lindo...
Me fue metiendo el consolador hasta que hizo tope, lo tenía todo adentro, vibrando adentro de mi cuerpo. Por suerte no había nadie en la casa, porque gemía a los gritos. Matu empezó a sacarlo y meterlo, sentía una sensación hermosa en mi cola que se abría más y más. Estuvo así un ratito hasta que me lo dejó todo adentro, puso ambas manos en mi cuerpo y me hizo girar, quedando de frente a él todavía en cuatro. Se agachó y me besó fuerte, yo apenas podía controlar mi cuerpo, gemía y vibraba mientras lo besaba. Me agarró fuerte de la cara con una de sus manos ásperas, con la otra agarró mi mano y la llevó a su pija, que seguía dura como una piedra. Lo empecé a pajear.
- Matu: Que putito divino que sos. ¿Querés que te haga el orto, putito?
- Yo, balbuceando como podía: Si-i-i, quiero-o... cogemee-ee...
Matu estiró su brazo por encima mío, me metió y sacó el consolador unas veces más hasta que lo sacó del todo. Me derrumbé, todavía con el cuerpo vibrando miraba a Matu que se ponía un forro. Pensé que iba a querer que me vuelva a poner en cuatro, pero me indicó que me acueste boca arriba; me levantó las piernas hasta sus hombros y se puso encima mío. Pude sentir la cabeza de su chota puerteandome la cola. Con una mano se agarró la pija y fue haciendo presión en mi ano. Me sentía dominado por Matu, me tenía en una pose que no me podía mover aunque quisiera, solo podía verlo a él, sus labios, su arito en la nariz, la barba apenas crecida, mientras sentía como esa cabeza inmensa se abría paso en mi cola dilatada. Se me escapó un grito fuerte cuando entró la cabeza.
- Matu: Shh tranquilo.
Me empezó a besar el cuello mientras me acostumbraba a su cabeza gorda adentro de mi cola. Poco a poco empezó a moverse, metiendo cada vez un poco más. El dilatador había funcionado, no estaba sintiendo casi nada de dolor, estaba disfrutando como me abría. Sentía que estaba soñando, este pibe mas grande, fachero, con toda la onda, y encima pijudo, que me gustaba, me estaba cogiendo, estaba metiendo su pija en mi cola. Me sentía muy puta, siendo cogido por un conocido, sin vueltas, casi sin levante, a la primera oportunidad le di la cola sin cuestionarme nada sobre quién se enteraría o que pasaría; estaba entregando todo por plena calentura por este pibe. Quería que me llene el orto con su pija y lo estaba haciendo, deseaba ser su puta sin atenuantes, totalmente su trola, que me use la cola y la boca como quisiera.
- Yo: Ay, ay, si...
- Matu: Que puto lindo que sos.
- Yo: ¡Ah! Ay, gracias...
Matu siguió empujando y yo seguí gimiendo, cada vez entraba más, era mucho.
- Matu: ¿La querés toda, putito?
- Yo: ¡Ay! ¡Si! Damela toda.
Vi como Matu se mordió el labio y empujó su pelvis hacia mí. Dejé salir otro grito fuerte cuando sentí sus pocos vellos púbicos chocando contra mi cuerpo. Tenía toda esa pija negra y gorda en la cola metida hasta el fondo, por fin. Estaba tan feliz y sentía tanto placer que no podía hacer nada, solo gemir, suspirar, no podía ni mantener los ojos abiertos, eran muchas sensaciones hermosas a la vez. Cerraba los ojos y me sentía totalmente lleno. Recordaba meterme cosas en la cola pero nunca se sintió así. Sentía mi sangre hervir, me agarré como pude de su cuello para no colapsar. Matu se empezó a mover y creí que iba a explotar, tenía la pija blandita pero me sentía por acabar. Llevé mis manos a su espalda y tuve la reacción de rasguñarlo un poco con mis uñas, quería sentir bien su cuerpo y verme bien femenina para él. Esto parece que le gustó porque empezó a aumentar el ritmo de la cogida. Gemía fuerte cada vez que su poronga llegaba a lo más profundo de mi. Por suerte había música para que no se me escuchara en toda la casa. Podía sentir sus huevos chocando contra mis nalgas, estaba siendo re cogido y me encantaba, ahí supe que nunca iba a dejar pasar tanto tiempo sin que me hagan la cola, era demasiado hermoso sentirme así, con tanto placer, tan llena, tan plena, tan puta. No sé que estaba pasando, si era por toda la calentura, por el ritmo de su cogida, por la curvatura de su pija, pero me estaba agarrando un cosquilleo que me salía desde adentro que no podía parar. Empecé a gemir más fuerte, no sabía qué me estaba pasando. Le quería decir que pare pero no podía hablar. Me solté de su cuerpo y con una mano me tapé la boca y me empecé a tocar la pija mientras él me seguía dando. La tenía blanda pero así como estaba, apenas la toqué, y a los dos minutos empecé a acabar. Gritaba, casi llorando, del placer que sentía, de como las paredes de mi cola abrazaban su pija que seguía entrando y saliendo, movía la cabeza para ambos lados, no podía controlarme. Matu me siguió cogiendo fuerte mientras yo largaba leche y gemía sollozando, fueron unos segundos intensos en los que no sabía si estaba muriendo del placer. Cuando mi orgasmo terminó, fue frenando de a poco hasta dejarme toda su poronga adentro. Yo me había tapado la cara de verguenza, estaba respirando agitado, no daba más. Se me fue aclarando la mente sentí un poco de culpa, no habían pasado ni 10 minutos, me sentí muy precoz, muy inexperto.
- Yo: Perdón, acabé muy rápido.
- Matu: Jaja no importa, me gusta saber que te gustó.
Nos quedamos mirándonos a los ojos. Bajó su cabeza a mi altura y nos besamos un poco hasta que escuchamos unas llaves en la puerta de la casa.
- Matu: Tranquilo, es uno de los pibes, seguro es Juani.
Este Juani preguntó gritando si pintaba pedir pizzas mas tarde. Matu, todavía adentro mío, al lado de mi cara, contestó que sí, que de una. Nos reímos en complicidad sabiendo que el pibe no se imaginaba lo que estaba pasando. Nos volvimos a besar un poco hasta que le pedí bajar las piernas. Él salió lentamente de adentro mío. Hasta que no salió del todo no podía creer como me había abierto con esa poronga tan gorda, sentía el lubricante resbalándome. Agarró un poco de papel y nos limpiamos mi semen de los dos. Matu fue desnudo hasta la compu para cambiar la música. No estaba al palo, pero seguía teniendo la pija dura. Me acerqué hacia él.
- Yo: ¿Te querés sentar? - me salió la voz medio afeminada sin querer.
- Matu: ¿Por?
- Yo: Vos todavía no acabaste. Te tengo que compensar.
Matu se rió y se sentó. Le levanté la poronga y fui besando sus muslos, hasta llegar a sus huevos. Me los metía en la boca, los lamía, los degustaba. Matu suspiró. Saqué la lengua y le lamí desde la base por todo a lo largo del tronco hasta llegar a la cabeza. Dejé caer un poco de saliva y la fui esparciendo con mi mano y con mi lengua. Le volví a pasar la lengua, escuché otro suspiro de Matu, y cuando llegué a la cabeza me la metí a la boca. Empecé a cabecear en su pija, me la metía y me la sacaba. Su poronga ahora sí ya estaba bien al palo, sus dos venas grandes sobresalían en ese tronco negro. Me la metía hasta el fondo, aguantaba unos segundos, lo máximo que podía, y me la sacaba para volver a intentarlo, cada vez más rápido y cada vez un poquitito mas profundo. Repetí esto varias veces hasta que me invadió una tos que me hizo llenarle por completo la poronga de baba. Empecé a hacerle la paja con las dos manos y todavía no me alcanzaba para cubrir toda su poronga.
- Matu: Si, putito, dale, seguí...
Lo seguí pajeando y me la volví a meter a la boca, me metí solo su cabeza y la lamía, mientras con las dos manos seguía con la paja. Y de golpe, no lo presentí, Matu me separó la cabeza de su poronga y empezó a acabar. Sus chorros de leche me llenaron la cara. Dejé la boca abierta a propósito, queriendo probar su leche, y me entró una buena cantidad. Fueron muchos chorros, quedé con leche en los cachetes, la boca, la nariz, la frente y hasta en las cejas. Unas últimas gotas quedaban todavía en su pija, me acerqué y se la chupé unos segundos más para sacarle toda la leche. Matu terminó de suspirar y quedó rendido reclinado en su silla, sonriente con los ojos apenas abiertos. Yo seguía arrodillado, ahora apoyado en su muslo. Pensaba para mí, mirando el cuerpo hermoso de este pibe: "¡Que hombre me acaba de coger, y yp lo acabo de deslechar. Increíble". En eso se escucha la voz de su roomate.
- Juani: Che matu, ¿sabés donde está...? - decía mientras abría la puerta.
Giré la cabeza y lo vi, hicimos contacto visual. Desde la puerta tenía una vista perfecta de mi cola, seguro se notaba el brillo del lubricante todavía, y encima lo miraba con toda la cara llena de leche, con la pija de su amigo al lado de mi cara.
- Matu: ¡Eh! Cerrá, boludo.
El flaco cerró de golpe. Habrán sido solo tres segundos que me miró de arriba a abajo, pero me dio mucha vergüenza. Me levanté de un salto y fui a buscar el papel, me empecé a sacar el semen de la cara mientras hablaba, muerto de miedo.
- Yo: Ay, no, que vergüenza.
- Matu: Jaja tranquilo, no pasa nada.
- Yo: No, no, nadie sabe que yo...
- Matu: Ah, bueno, está bien, no pasa nada. Yo no digo nada, y Juani es gay, asi que tampoco juzga jaja.
- Yo: ¿En serio?
- Matu: Si, tranquilo, vení.
Matu se acercó a mi y me dio un beso. Me había angustiado mucho de golpe pero me hizo sentir seguro enseguida. Me hizo sentarme en su pierna y me apoyé sobre él.
- Matu: Está todo bien, no te hagas problema.
- Yo: Jaja bueno... pero ay, ¡me vio todo! Jaja
- Matu: Jaja tranca, solo debe sentir envidia por el caramelo que me estoy comiendo.
Me reí un poco y Matu me abrazó, eso me sacó de la mente el miedo y me hizo sentir excitado de nuevo.
Me vestí, quería juntar valor para salir de la pieza e ir al baño, por suerte no me crucé al roomate jaja. Me lavé la cara, la panza y la cola. Me sentía raro, como que caminaba distinto jaja pero no por ningún dolor, parecía mas de caminar contento por un sueño cumplido, me sentía muy ligero al andar. Volví a la pieza, Matu ya se había puesto unos pantalones cortos. Nos quedamos charlando un rato. Me contó que era bisexual, que era muy liberal, había tenido una novia y un novio y que ahora estaba soltero. Yo le conté un poco de mi, que no sabía bien en que estaba, que era bisexual pero me gustaban muy pocos hombres, solo él y Martín (del que no hablé por nombre). Me preguntó si me quería quedar a comer, le dije que no porque se me hacía tarde, y me ofreció que me podía quedar a dormir. Le pregunté si estaba seguro y me dijo que si. Le mandé un mensaje a un amigo para ver si me podía hacer la gamba (le dije que salía con una chica jaja), y me fui al balcón a hablar con mis viejos, para preguntarles si me podía quedar a dormir en la casa de un amigo. Por suerte dijeron que si.
Me puse muy contento al saber que este machito me iba a seguir culeando toda la noche.


PRIMERA MITAD A SUBIR
Comimos en el living Matu, Juani y yo. Era copado Juani, muy jodón, hacía muchos chistes de doble sentido y me miraba mucho, pero no me incomodaba para nada, me hacía reír. Era muy alto, pelo un poco largo enrulado, algo de panza, tenía una risa contagiosa, era lindo pero en un estilo diferente al de Matu, que era bien machito. Juani entraba más por el chamuyo, por el hacerte reír, tenía cierto carisma. Terminamos de comer y Matu recordó lo del capítulo de GOT.
- Matu: No terminamos de ver el capítulo, lo podemos ver ahora.
- Juani: ¿Qué pasó que no lo terminaron de ver? - tiró haciéndose el gracioso.
Con Matu nos reímos y no dijimos nada. Solo miré a Juani y me pasé la lengua por los labios. Nos reímos los 3.
- Juani: Ah, pero que bien. Quien pudiera...
- Matu: Jaja no es mi culpa.
Matu se me acercó y me besó. Me sorprendió. Todos mis besos con hombres habían sido a escondidas, esta era la primera vez adelante de alguien, no lo esperaba. Quedé con las manos en el aire sintiendo el suave beso que me estaba dando este bombón tatuado. Fui bajando las manos y respondiendo más al beso mientras pasaban los segundos, hasta que Matu se alejó, acariciándome la mejilla.
- Juani: Eh, no se come adelante de los hambrientos.
Me puse muy colorado y me reí.
- Juani: Se puso colorado pobrecito.
- Yo: Jaja basta.
- Matu: Jaja es solo un beso, no hay que esconderlo.
Se volvió a acercar y nos volvimos a besar. Esta vez tuve mas iniciativa, buscaba su lengua, quería que se roce con la mía mas fuerte. Acaricié su cara y su cuello, llegué hasta sus pectorales y dejé la mano ahí. Cuando nos separamos largué un suspiro, nos reímos los 3. Ya me sentía en confianza. Ellos llevaron las cajas de pizza vacía a la cocina; cuando se fueron encaré para el baño, que era a mitad de camino de la cocina. Escuché que hablaban de mi.
- Juani: Está bueno el pendejo, eh. ¿De donde lo sacaste?
- Matu: Jaja no lo tenía planeado, surgió de la nada.
- Juani: Boludo, lo que vi... tremendo eh. Menos mal que hoy salgo, no los quiero escuchar coger, me voy a volver loco.
Escuché que Matu se reía, y yo también me reí a la distancia, me sentí muy halagado por los comentarios. Dos hombres hablando de que yo estaba bueno, wow. Volví con Matu al living, terminamos de ver el capítulo de GOT, a la mitad Juani saludó y se fue. El otro roomate pasaba el finde con la pareja, así que teníamos la casa para nosotros. Matu tomaba una cerveza y estaba terminando de armarse un porro; yo ya había probado pero no quería en ese momento. Él tenía una mano ocupada con el porro y miraba la serie, empecé a acariciarle la pierna, a la altura del muslo. De a poco me acercaba a su pelvis; noté que su pija ya se estaba despertando. Nos miramos y me acerqué a besarlo, pero él me esquivó para largar el humo.
- Yo: ¿Pega el porro si me lo pasas con tu boca?
- Matu: No sé, ¿querés que probemos?
Acepté, y él aspiró y yo me abalancé sobre su boca. Hicimos eso unas dos o tres veces, hasta que lo dejé fumar tranquilo. Igual algo me había pegado, porque sentía la boca mas seca, pero muy poco. Nos iluminaba solo el brillo de la tele; me alejé un poco para mirarlo. Me excitaba mucho este pibe, no sé que tenía, era algo magnético. Me gustaba mucho su cuerpo, sus tatuajes, su actitud, pero también me estaba tratando diez puntos, no me podía quejar, estaba siendo muy amigo y muy tierno. Le volví a acariciar la pierna, pero enseguida pasé a acariciarle el bulto. Noté con sorpresa y alegría que estaba bastante dura, casi por completo. Habrá notado mi cara, porque me preguntó:
- Matu: ¿Te gusta calentarme la pija?
- Yo: Jaja... si, me gusta. ¿Te puedo sacar el pantalón?
- Matu: Sacamelo.
Me arrodille en el piso y él levantó levemente su cuerpo mientras yo le sacaba el pantalon y el boxer, los apoyé en el piso para no lastimarme las rodillas. Su pija negra y gruesa, semi dura, se apoyaba en su muslo, apenas iluminada por la tele se veía todavía mas gorda. Se la empecé a acariciar.
- Matu: Pensé que no te gustaba, una vez te toqué un poco y saliste espantado.
- Yo: Jaja si, lo sé, es que no me lo esperaba. Pero sí, desde ese día, como que... te me quedaste en la cabeza.
- Matu: Llegamos acá y noté que me mirabas mucho, dije "bueno, si pasa, pasa".
- Yo: Jaja como no mirarte, si estas re bueno...
Le agarré la pija, ya totalmente dura, y le empecé a hacer la paja. Mirar desde abajo a este machito fumar porro y tomar cerveza mientras masturbaba ese pijón me excitaba mucho. Me acerqué a la cabeza de su pija y dejé caer saliva para masturbarlo mejor. Matu me miraba con una calentura importante.
- Matu: Quiero que me chupes las bolas.
Sonreí y automáticamente acerqué mi cara a sus dos pelotas grandes que caían en el sillón. Empecé a lamer y besar sus bolas. Él pasó una mano y se las agarró.
- Matu: Abrí grande.
Abrí la boca y empecé a paladear sus bolas, haciendo gárgaras mientras me chocaba su falo contra mi nariz y mi frente. Seguí hasta que él me separó la cabeza de sus bolas y llevó mi boca a su pija. Me la hizo tragar al máximo y luego empezó a hacerme subir y bajar sobre su chota. Él llevaba el ritmo del pete usando mi cabeza, yo solo podía mantener la boca abierta y emitir sonidos ahogados en su pija. Se estaba poniendo en rol de macho dominante y me encantaba. No era brusco, no me hacía ahogarme tanto con su pija, sabía hasta qué punto podía aguantar y no me forzaba más que eso. No sé si me estaba calentando más yo o él con el pete. Sentía como si me llevara con una correa, gobernado por su fuerza masculina, como si me estuviera haciendo aprender a satisfacer a un hombre. Justo cuando se me estaba cansando la mandíbula sacó mi cabeza de su poronga. Un hilo larguísimo de baba se estiraba entre mi boca y esa cabeza morada deliciosa.
- Matu: ¿Vamos a la pieza?
Yo asentí, todavía con la baba colgando. Me paré y me besó un rato mientras me sacaba la ropa. Sentía sus manos de hombre apretar mi cola suave y me sentía poseído. Me agarró de la mano y caminamos rápido hasta su pieza. Esta vez cerró la puerta con una traba y me llevó a la cama. Me dijo que me ponga en cuatro, pero paralelo a la parte larga de la cama, y agarró el juguete. De nuevo le puso un forro y después el lubricante a mi cola. Sentir sus dedos me dio un choque eléctrico. Empezó a meter el juguete, de una me entró hasta la mitad, y después me lo fue metiendo y sacando de a poquito. No fue mucho tiempo hasta que me lo metió todo y lo puso a vibrar. Otra vez empecé a gemir, casi como un lloriqueo, por la sensación de ese objeto vibrando en mi cola. Matu se acercó para mi cara y quedó con su pija apuntándome mientras con su brazo estirado movía el juguete. Estiré mi mano y le empecé a hacer la paja; la tenía durísima, era una roca. Ya no podía esperar más, quería que me coja ya.
- Yo: ¡Ay!...Matu... te quiero adentro. - me salió decirle.
- Matu: Si, putito lindo, ahi va.
Me movió para que quede cola para afuera. Escuché el sonido de abrir un forro y dos segundos después me sacó el juguete. Apenas sme la acomodó metió media pija de golpe, sin esfuerzo. Nunca había sentido que entrara tan fácil. Gemí fuerte con esa embestida que me sorprendió, no pensé que me iba a entrar como media de esa poronga gorda de una, pero me encantó, me hizo sentir muy puta, con el orto abierto. Matu puso sus manos en mi cintura y empezó a bombearme, no muy lento pero tampoco rápido. Su poronga me abría con mucha facilidad, no lo podía creer. Me relajé y disfruté de como este pibe pijudo me cogía el orto. Cuando me la metió bien hasta el fondo grité bien agudo de placer.
- Matu: ¿Te gusta, putito?
- Yo: ¡Si! ¡Me encantaaa!
- Matu: Que lindo putito resultaste, eh. No te tenía.
- Yo: ¡Ah! Si, soy re putito, por vos soy re putito, Matu.
Mis palabras lo incentivaron más, porque me empezó a dar más fuerte. No podía creer lo que estaba pasando, había encontrado otro machito pijudo que me hacía la cola hermosamente y me sometía como quería. Nadie tenía idea de lo puto que era, de como me dejaba coger por un pijudo varios años mayor, de lo fácil que le entregué la cola porque él era un machito y yo un putito y necesitaba complacerlo. Y también, la verdad, porque necesitaba pija. No sabía cuanto la necesitaba hasta ese momento. Estaba superando un límite de placer que no pensé que podía. Disfrutaba a pleno que este pibe morocho y tatuado me estuviera rompiendo el orto.
Siguió dándome duro hasta que me la metió hasta el fondo y se quedó quieto, respirando agitado. Después me empezó a mover a mi, desde mis caderas, para rebotar en su cuerpo, haciendo que me entierre toda su pija. Dios, que bien se sentía. Yo tenía la cara contra el colchón, sucumbiendo ante la cogida que me estaba pegando, sentía mucho placer, un calor interno infernal.
- Yo: ¡Ay! Ay, dios...
Matu me dio un chirlo, bastante suave.
- Yo: Aia...
- Matu: ¿Te gusta?
- Yo: Mmm... si.
Matu me empezó a pegar mas fuerte, mientras me cogía lento y profundo. Me dejaba picando, me hacía gritar, pero alternando de una nalga a otra, dándome tiempo a recuperarme. Sin duda este pibe sabía coger, me estaba haciendo de goma, todo lo que hacía me encantaba. Frenó sus golpes para volver a cogerme rápido. Los aplausos de mi cola con su cuerpo llenaban la habitación, se juntaban con el eco de mis gemidos. Sus embestidas me iban empujando en la cama. Matu me dejó caer al colchón, todavía con su pija ensartada en mi cola. Con su cuerpo encima del mío se siguió moviendo, ahora un poco mas lento, y me habló con su boca pegada a mi oído.
- Matu: Me encanta como gemís.
No podía contestar, solo podía resistir sus pijazos gimiendo. Empezó a darme lento de nuevo: sacaba su pija hasta la cabeza y me la metía centímetro a centímetro. Mis gemidos iban en aumento a medida que más de su pija me penetraba. Repitió esto varias veces, haciéndome sentirla toda. Tenía los ojos en blanco del placer.
- Matu: Que apretada que es tu cola, pendejo. - me decía mientras me penetraba. - ¿Dónde querés la leche?
- Yo: Aaah... donde quieras.
Aceleró el ritmo de nuevo, volví a sentir sus pelotas rebotando en mi cola, hasta que salió de adentro mío y se sacó el forro.
- Matu: Traeme esa boquita para acá.
Giré como pude, todavía con el cuerpo con lapsos de movimiento involuntario, y Matu acercó su pija a mi cara. Se pajeó unos segundos y agarrándome de la nuca me metió media pija en la boca. Unos segundos después, chorros de su leche me llenaban la boca. Matu gemía y suspiraba con los ojos cerrados mientras su semen se me juntaba en la lengua y en el fondo de mi garganta. Tragaba su leche mirando como ese hombre hermoso y masculino se vaciaba en mi boca. Cuando me dejó su última gota, se tiró de espaldas en la cama, sonriente y con cara de cansado. Me acerqué hacia él y me apoyé en su brazo estirado. Yo también estaba sonriente y cansado.
- Yo: Ay... que cogida me pegaste.
- Matu: Jaja ¿te gustó?
- Yo: Si, mucho.
Nos quedamos callados y respirando profundo un rato. Casi sin fuerzas fui al baño a limpiarme un poco. Al volver, Matu estaba prácticamente dormido. Me acosté a su lado, los dos desnudos, y me rendí al sueño.
Sabía que al día siguiente me iba a seguir culeando y necesitaba descanso.

3 comentarios - Mi 2do macho, un antes y un después (parte 1)

DnIncubus
Yo pensando que era una mujer relatando 😅
Jero-Hot
Que buenoooo!! bien volviendo al ruedo!
Es excelente como contas tus experiencias!
Espero la segunda parte!