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Follada en la combi por un desconocido

Hola soy Laura Márquez Sánchez cuando estaba sola, mi deseo sexual, que siempre había sido muy fuerte, creció exponencialmente. Sentía ganas de coger prácticamente todo el tiempo. Me masturbaba dos o tres veces al día, pero eso no aplacaba las ganas.

Una vez, volviendo de estudiar la preparatoria en un colectivo lleno a reventar, quedé apretada entre varios hombres. El que tenía atrás mío disimulaba, pero pronto comencé a sentir que me apretaba la verga contra la cola. En aquél entonces usaba mis minifaldas, así que usaba una mini hasta la mitad del muslo, bastante apretada.
Miré por encima del hombro disimuladamente y empecé a frotarle el culo contra la entrepierna. Sentí que con una mano me levantaba despacito la playera y me pasaba los dedos por la vagina, a través de la ropa interior.
Estaba cada vez mas mojada y desesperada.
Despacito, corrió la braga y me metió un dedo dentro de la vagina. Yo ponía cara de inocente, pero abría las piernas cada vez mas, en la medida de lo que me permitía el amontonamiento de gente que había en el colectivo.
El tipo sacó su verga y me empezó a frotar contra la vagina mojada. Se mojó los dedos con mis jugos y me los metió por el culo. Sacó los dedos y me metió la verga en la vagina.
Con el vaivén del colectivo, nadie pareció darse cuenta que ahí estaba yo, con la verga de un tipo metida hasta los huevos en la vagina.
Me cogió hasta que sentí la leche del tipo este meterse en mi vagina. Pude sentir como una gota resbalaba piernas abajo.
Me acomodó la ropa interior y guardo la verga en el pantalón.

De a poco, el colectivo comenzó a vaciarse hasta que quedó muy poca gente. Me senté en los asientos del fondo y el tipo vino a sentarse conmigo. Era un tipo de unos cincuenta años, no muy alto y con una verga gordísima. Yo ya tenía que bajarme, pero quería que me cogiera de nuevo, así que me quedé hasta que el tipo se bajó y yo bajé detrás de él.

Hicimos una cuadra y me habló.

“¿Siempre te dejás follar así?”

Le respondí que no siempre, solo cuando estaba muy caliente y había algún hombre dispuesto a complacerme cerca.

Me miró fijo un momentito y me dijo: “ Acá a seis cuadras hay un hotel, vamos para allá para que pueda cogerte bien.”

Le dije que sí y hacia allá fuimos. En el camino casi no hablamos.

Llegamos al hotel y me volvió a hablar.

“Te metí dos dedos por el culo y no dijiste nada, supongo que ya te hicieron el orto alguna vez.”

“Varias veces. Disfruto mucho los anales. Me encanta sentir la pija en el ojete.”

“Bueno, entonces vamos a empezar.”

Le mamé la verga y me trague su leche. Me hizo poner cuatro para chuparme la vagina y el culo.

Se sacó las ganas y me metió los dedos y la lengua en los dos agujeros.

Mientras me metía los dedos por el culo y yo volvía a chuparle la verga, el tipo prendió la tele y puso una porno.

Me hizo ponerme en cuatro, levantando el culo y bajando la cabeza, de frente a la tele.

Me la metió en la vagina primero y me cogió salvajemente. Me encantaba la fuerza con la que me metía esa verga gorda y venosa.

Me empezó a cachetear el culo.

“Abrí bien las piernas, puta, dale, gozá la verga de papi….¿te gustó que te metiera la poronga en la combi?”

Al tipo le gustaba que gimiera mucho y yo no podía controlarme. Me cogía con tanta fuera que me arrancaba los gemidos.

Cuando estaba yo por acabar, me sacó la verga de la vagina y me la enterró hasta los huevos en el culo, sin avisar y con fuerza. Me dolió, pero me encanta cuando se ponen como locos y cogen sin pensar en nada.

Me agarró del pelo un par de veces y después me abría el culo con las manos para ver como se metía su verga gorda en mi ojete.

“Suplicame que te deje acabar, puta, dale, pedime que te deje gozar…”

Le supliqué hasta que me sacó la verga de la cola y me la frotó por la vagina.

“Dale puta, metete la verga donde mas la quieras.”

Me la metí en la cola de nuevo y el tipo empezó a lo bestia otra vez. Me empezó a meter los dedos en la vagina y me hizo acabar, llenándome el culo de leche. Cuando sacó la verga, un poco de esa leche cremosa me resbaló hasta la vagina.

Me metió un dedo en la cola y empezó a cogerme con el dedo.

“Sacá la leche que te dejé adentro putita, sacala toda.”

Saqué la leche y él se la iba untando en la verga. Cuando saqué toda la leche, me hizo darme vuelta y me agarró del pelo para meterme la verga en la boca a la fuerza. Se la chupé, dejándola bien limpita y me tragué toda la leche que me había sacado del culo.

Me fui a dar una ducha rápida y el tipo se fue a meter en la ducha. Me hizo pajearlo con las tetas y tragarme la leche. Nos terminamos de duchar y nos vestimos.
Salimos del hotel y me acompañó a la parada del colectivo. Ya era tarde, así que no había nadie ahí. Mientras esperaba el colectivo, me manoseó las tetas y me hizo frotarle la pija a través del pantalón. Cuando la combi estaba llegando me metió la lengua en la boca y me dijo.

“Son una maravilla de puta. Me encantó follarte. ¿Te gustó mi verga y mi lechita?”

Le dije que me había encantado.

Y era cierto.

Me subí al colectivo y me fui.

Nunca supe cómo se llamaba y no lo volví a ver, pero fue una cogida increíble.

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