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El regalo de mi novio

Por si no leyeron el post anterior, quedé rota... Aunque una palabra más apropiada sería abierta. Así me sentía. Y mi cuerpo me delataba. Estaba incómoda, molesta, y no quería que mi novio se diera cuenta (tenía la espalda y la cola llena de moretones y marcas de mordiscos). Así que me fui unos días a lo de una amiga, que vive en una ciudad cercana. Pero no me podía quedar mucho ahí porque el jueves era mi cumpleaños y tenía que volver sí o sí. Recibí un montón de mensajes de Leo que borré sin responder. Pero el jueves estuve respondiendo todos los saluditos, y el suyo decía: "Feliz cumple, putita. Venís a soplar la vela?", con una foto de su pija de veinte centímetros. Me estremecí. Y tampoco respondí. 
Esa tarde nos reencontramos con mi novio. No nos veíamos desde el sábado (!) y, aunque lo extrañaba, sabía lo que se iba a venir si me sacaba la ficha. Bah, más bien no lo sabía. Porque se vino una que no la vi venir...
Él estaba muy ansioso por verme. Primero me dio un regalo muy bonito: un par de conjuntitos y flores. Y después volvió, digamos "a la normalidad": me empezó a manosear, y a lengüetear; a decirme que me iba a recontra coger, etc. Estábamos en mi casa, y mis compañeras llegaban a la noche, y yo sabía que no se iba a calmar hasta meterla. No podía hacer nada. Ya era. Así que dejé que fuera lo que fuera. Estábamos chapando, tocándonos, y cuando me dio vuelta y vio mi espalda desnuda se paró en seco. Me di cuenta y se vino el chirlo en el culo: "Quién te hizo eso??".
Yo me di vuelta entrecerrando los ojos, como esperando una de esas cachetaditas suaves. No sufro violencia, quiero aclarar, pero él tiene esa forma de amar... intensa, digamos, pasional. Capaz que está mal, pero nunca me pegó ni nada. Yo respondí con voz de nena cuando la retan:
"Un chico...".
"Qué chico, puta de mierda...", me dijo medio en joda medio en serio, agarrándome de la nuca.
 
Ah! No les conté... Tenemos una relación bastante tolerante. No es abierta propiamente, porque no buscamos estar con otras personas, pero si pasa, si nos gusta alguien, consentimos en ver qué onda y no enojarnos. Aceptamos que el otro no es nuestro am@ (aunque nos comportemos como tal). Yo soy la que menos se banca el acuerdo porque soy medio celosa, quizás por mis inseguridades personales (será porque no tengo mucho más para ofrecerle?). Pero no soporto saber que conoció o le gusta alguien que pueda ser mejor que yo. Así que prefiero que no me lo cuente. Tampoco me excita imaginarlo con otras. Y no piensen que soy una hdp que engaña a su pareja porque no puede aguantarse de coger con otro. A veces las cosas simplemente se dan. No es mi intención hacer sentir mal a nadie. De hecho, lo cuento aquí porque -al contrario de mí- él se calienta mucho cuando me meto (o me meten) en ese tipo de situaciones. Yo no me lo explico porque si tu novia es sólo para vos y la amás, por qué te excita que tenga sexo con otro? No lo sé, pero este morbo suyo arrancó una noche en que yo sentía una imperiosa necesidad de confesarle un par de deslices que había tenido con otros hombres sin su consentimiento. Me sentía culpable, y mal, así que empecé a tirarle palos y a soltarlo de a poco. Nunca me imaginé que le iba a excitar morbosearse con mis affaires. Y como es re de sobrepensar, empezó a darse manija y a buscar lo que él llama: "omisiones". Cuando le contaba algo, me interrogaba automáticamente porque mi historia no le cuadraba. Si le decía, por ejemplo, que no había pasado nada, que sólo fue un chape o una franeleada, me decía: "Mentira. Estás omitiendo algo. Te conozco, sé lo puta que sos. Y conozco a los vagos. Nadie se rinde con una mina que le gusta. Menos con una trans. Un pete te habrá sacado...". Así me fue confundiendo hasta que no pude ocultarle más nada. Tuve que admitir que había cogido con un par de tipos durante nuestra relación. Y aunque eso estaba más o menos permitido, de ahí que cada vez que conozco a alguien le tengo que contar todo. Porque sino se enoja y me dice: "Querés pija?... Entonces contame lo puta que fuiste con ese...". Y para que se le ponga bien dura y gruesa, le tengo que contar todo, hasta el mínimo detalle: Qué dije, qué hice, cómo estaba vestida, adónde fuimos, cómo nos tocamos, qué sentimos, cuánto tiempo estuvimos, etc. Es medio agobiante para mí, pero ese morbo es como su droga, jaja. Y lo entiendo porque es lo mismo que siento yo al exponerme acá para ustedes. 

Bueno, volviendo, me dice: "Qué chico, puta...", y a medida que le contaba se ponía más loco y caliente. Yo en realidad no le quería contar porque no la pasé tan bien. Me hubiese gustado que fuera de otra forma. Nada que ver con lo que yo esperaba. Mi novio me preguntó si volví a ver al pendejo, y le dije que no. Que no le respondí los mensajes ni que quería volverlo a ver. Me dijo que le calentaba un montón que fuera un pendejo, y que la tuviera más grande que él. Que eso le volaba la pija, y me hizo que se la agarre. La tenía re grande, como si hubiese crecido. Me reí nerviosamente, y me preguntó si Leo me había mandado mensajes hoy. Le dije que sí, y la pija le explotaba.
"Contestale", me ordenó.
"Noooo. Estás loco? Para qué...? Ya pasó, ya fue... Cojamos...", le dije abrazándolo.
Me sacó los brazos de su cuello y me dijo que no podía coger conmigo. Que le excitaba demasiado la situación, y quería que yo le dé otra oportunidad al pibe. Que después de eso me iba a coger. Me volví a negar pero era al pedo. Me dijo que yo se lo debía, por puta, y me obligó a responderle. Se acostó al lado mío y leyó cada uno de los mensajes que nos mandamos. Obviamente los míos eran normales, recatados, pero los suyos eran sarpados. Me empezó a quemar mal. Y cuando empezaron las fotos de pija, quise dejar de chatear. Mi novio me dijo que le diga que me espere un toque, y me dijo:
"Decile que vas a ir adonde está y te vas a hacer coger de nuevo...".
Yo me negué. La verdad que no tenía ni cinco de ganas. Pero mi novio estaba desconocido para mí. Le rogué, me arrodillé, hasta lagrimeé, pero no había caso. Le tuve que decir a Leo que me espere, que iba para allá. El otro también se puso como loco. Obvio que no sabía nada de lo que pasaba de este lado, y yo era la única que me sentía como el orto, humillada, avergonzada, y triste.
Bueno, me empecé a cambiar con toda la mala onda, mientras mi novio me cargoseaba, y se sobaba la pija. En eso tuve como un click, y para hacerlo enojar empecé a ponerme bien perra. Me empezó a decir: "Así vas a ir??", "Eso te vas a poner??".
Le dije: "Obvio. Tengo que estar linda. Cómo querés que vaya... con jogging y a cara lavada...?".
"Sí. Así fuiste la primera vez, ¿qué no?"
"Pero ahora es diferente", le respondí. "O querés que no vaya?... Si querés no voy".
Esperaba que me diga qué no, que me quede, qué sé yo... Pero me dijo:
"No. Vas a ir". 
El "trato" era que yo tenía que hacerme coger, y volver a contarle todo. Y recién ahí podíamos coger nosotros. Se puso bastante firme y parecía un loco. Pensé que me iba a venir bien salir de ese ambiente un rato. Despejarme, tomar aire. Era mi cumpleaños! Y yo le había dicho a las chicas que la iba a pasar con él, porque no lo veía hacía varios días. Si supieran cómo lo estaba pasando.
Pedimos un uber y salí. Pero no a la casa de Leo porque estaban sus viejos. Además él estaba en el boliche con unos amigos.
Empecé a mensajearlo para que salga porque yo no quería entrar. Y supongo que él tampoco quería que lo vean sus amigos.
Cuando llegué él ya estaba afuera, fumando. Le brilló la cara cuando me vio. Me agarró las manos y se relamió. No podía creer que estaba ahí, en mi cumpleaños, y sin mi novio. Servida para él, de nuevo.
Si la vez anterior fue cero romántico, ahora no era menos. Me agarró del brazo, silbó un remis, y le dijo: "Al telo". Yo me puse roja. Ahí nomás, en el asiento de atrás y delante del remisero, me empezó a chapar y a manosear. No le importaba nada. Fui todo el viaje sacándole las manos. Pagó, bajamos en la puerta de un telo, y entramos. Mi celular era una máquina de sonidos, así que le mandé un único mensaje a mi novio:
"Ya estamos en el telo. No me jodas". Y lo apagué.
Estábamos parados en el medio de la pieza, y el pendejo me metió mano bajo la pollerita, como en el remis, pero esta vez me agarró fuerte de la pija y me llevó hasta él. Nuestros cuerpos se pegaron y yo gemí: "Ahuuu...".
Me empezó a chapar, a tocarme las tetas, el culo... Me subió la pollerita y me bajó la tanga.
Yo me dejaba llevar porque era lo que querían los dos. Uno quería cogerme y el otro que me cojan.
En eso me dice: "Vas a soplar la vela...?".
Me arrodillé, y recordé que esa pija casi me deja inválida. La acaricié, le di besitos, y le hablé:
"No me vas a lastimar, no pijota...?
Te vas a portar bien conmigo, no?".
Se la chupé como quince minutos, arrodillada, mientras él se iba corriendo para atrás y la movía llamándome para que yo avance de rodillas. Me dijo que me pusiera en cuatro sobre la cama, pero le dije:
"No. Te quiero cabalgar. Es mi cumpleaños".
Me subí encima suyo pero no sin antes llenársela de saliva y un lubricante que compramos en la recepción. Me senté y me la fui metiendo muy de a poquito y despacito. Pero a él no le gustó esa onda "tántrica". Me agarró con sus manazas de la cintura y me hizo comer toda de golpe. Pegué un grito, seguido de varios quejidos:
"Ay, ay, ay, ay...!".
Entrelazamos las manos. Yo me sostenía así. Cuando me movía a mi ritmo, él me pegaba un tirón de brazos hacia adelante que dejaba nuestras caras pegadas y se movía al suyo. Yo quedaba sin poder moverme y me destrozaba. O sino hacía lo mismo pero abrazándome de la nuca y la cintura, presionando nuestros cuerpos. Mis tetas contra sus pectorales, y mi pija contra su abdomen. 
Me grité todo. Cuando pensaba en mi novio, y por qué estaba ahí, el dolor se volvía placer. Me di cuenta que no se escuchaban otros gritos en el telo, capaz porque era un día de semana.
Él me animaba a que grite, y me desahogué. Me pedía que diga cosas, que era su puta, que era suya, etc. Y lo hice. Lo re grité. Me imaginaba que mi novio estaba escuchando. Hasta que esa pija me hizo acabarle encima. Nos enchastramos los dos, aparte que ya éramos un charco de sudor.
Me ordenó que le limpie mi leche de su panza mientras él me sostenía del pelo para que no se me ensucie.
Obviamente le chupé la pija, y estaba dulce por el lubricante. Pero no me quiso acabar en la boca. Cambiamos de pose para que acabe adentro de mí. En "la torta", como le decía él. Yo ya estaba entregada. Mi habían regalado. Así que cuando esa pija me volvió a invadir, grité: "Siiiiií, glaseame la torta!!!!".
De más está decir que me lo rebalsó.
Sólo habíamos pagado un turno porque ya eran más de las cinco y estaba por amanecer, así que salí del telo sin bañarme. Él ya no tenía plata para volver. Chapamos un poco contra las paredes de ese barrio, y después me subí a un taxi y volví a casa. Tenía una pinta de puta y un olor a culeada... Nunca había vuelto tan reventada de ningún lado. Mi novio se dio cuenta, tampoco me había visto así, y capaz se arrepintió también, pero ya estaba. Yo no dije nada. Me sonreí irónica para no llorar y lo miré como diciendo: 
"Y...? Ya no estás tan machito, no...?".

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