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Mi entrada al mundo de la infidelidad

Es que mi marido ha perdido mucho el apetito sexual, es muy complicado que mantenga una erección. Además por su trabajo y sus negocios que tiene, se va a dormir muy temprano porque se levanta a las tres am.
Eso ha hecho que nuestros encuentros sexuales se hayan reducido al mínimo. No es que yo sea muy activa, pero ni tanto ni tan calvo, que al final nos pasamos semanas enteras sin hacer nada y obviamente pues a mí me hace falta recibir pene en mi vagina. He acabado recurriendo a videos porno para aliviarme. Antes los veía de vez en cuando, pero ahora lo hago con más frecuencia. No hago más que ver hombres con enormes miembros ( así que si pueden y quieren envíenme fotos de sus miembros para calmar mi calentura y picarme un poquito la cola) e imaginarme la vez que me cogí al de mantenimiento, que fue mi primera infidelidad, y la verdad, es que me han entrado ganas de volver a tener sexo con un hombre así, sólo le he sido infiel a mi esposo con un hombre hasta la fecha y fue el de mantenimiento de donde vivo y está en mi relato anterior, sin embargo tras su partida, durante un tiempo no quise volver a entablar otra infidelidad por la culpa, pero la calentura me estaba matando . Cada vez que lo pienso me enciendo y me superan las ganas de tener a un hombre y su enorme miembro detonandome mi panochita..

Una noche mientras el dormía yo estaba viendo la tele. No había nada interesante, así que empecé a pasar canales. Entré a Twitter y empecé a buscar hombres con grandes miembros y a tomar screens de las vergas que me gustaban para agregarlas a mi álbum y con ellas luego masturbarme. Entré a una página ahí mismo como de citas si bien era así y me puse a leer los contactos. Todos estaban buscando citas o encuentros. Entre ellos, uno de mi ciudad que decía textualmente - encuentros en la zona. yo hetero muy dotado y negro-. Un mensaje muy simple, pero que despertó mi curiosidad pues era vergudo y negro como me gustan.

Apunté el correo que ponía pero no hice nada. Estuve dándole muchísimas vueltas, pues volvería a ser infiel y me sentiría de nuevo culpable. No quería ser infiel a mi marido de nuevo. Además, vete tu a saber si ese anuncio es verdad o un engaño. Lo mismo es un señuelo para robarme o yo que se. Lo mismo no vivía tan cerca. Lo mismo… En fin, las excusas típicas que te pones a ti misma para justificar el no hacer nada.

Pasaron los días. Mi madre se puso enferma y estas ideas se me fueron de la cabeza. Tenía que ir frecuentemente a casa de mis padres o pasar días allí para ocuparme de ella y ayudar a mi padre. Bastante tenía ya como para ponerme a imaginar nada. Esta noche, ha pasado un tiempo ya, vuelvo a estar un poco tranquila viendo la tele. No se si por capricho o sin darme cuenta empiezo a pasar canales en la tele pero sin encontrar nada vuelvo a recurrir a Twitter y sin saber que ver en Twitter, hasta que me topo con el de los mensajitos. Los voy leyendo. Estoy un rato curioseando hasta que de nuevo, salta el que apunté. Mismo texto y mismo correo. Me convenzo de que si lo he vuelto a ver es por algo. Puede que esperase leerlo de nuevo. Que lo estuviera buscando sin querer admitírmelo a mi misma. Y si lo he vuelto a ver, es porque es para mi. ¡Seguro! Me está llamando… y todo tipo de argumentos mentales animándome a actuar.

Como una ola, todo se me viene a la cabeza de nuevo. Mi reciente afición a esos videos porno de Dredd. Pienso en ellos. En los rabos tan tremendos de los hombres que salen y en el que fue mi amante. En como los meten con total desvergüenza y orgullo en bocas, coños y culos. La fuerza y energía con la que follan. ¿Y ellas? Están deseosas y excitadas por recibir esas pollas tan grandes. Se retuercen y gritan hasta la extenuación, mientras se dejan penetrar impúdicamente de todas las formas imaginables corriéndose sin parar. ¡Uf! Siento envidia de ellas así quisiera estar toda abierta y llena de semen.

No puedo más. Tomo el móvil y busco uno de esos videos. Comienzo a verlo. Quiero ser la chica que sale y sonríe alucinada al ver el pollón que tiene delante. Después comienza a metérsela en la boca, luego se pone a cuatro patas y abre los carrillos para que el hombre se la folle con fuerza. Veo como lo hacen. Estoy tan húmeda, que no puedo reprimirme y me meto los dedos en el coño.
Mi entrada al mundo de la infidelidad

En mi mente yo soy ella y es a mi a quien le están metiendo esa polla enorme. Menudo orgasmo acabo teniendo. Estoy tan caliente que hasta me escuece un poco. Pero después de aliviarme me calmo y sereno. -¡Esto no puede ser!- He vuelto a mi realidad, al salón de mi casa. Apago la tele y voy a la cama con mi marido, que está dormido como un tronco. Me acerco y acurruco a su lado. Estoy a gusto. Siento pena por pensar en esas cosas en vez de en el. No se por qué narices me digo a mi misma entonces - Si apuntaste ese correo, más te vale que sea para algo.

Yo me levanto a las siete y me pongo a hacer cosas de casa. Cuando acabo, me voy al negocio con mi marido. Habitualmente ayudo con algunos pedidos, además de estar en la tienda vendiendo. Es un trabajo muy sacrificado con un horario muy malo, pero yo no lo sufro porque estoy por el día. Mientras hago cosas mi mente se está decidiendo entre escribir un correo al hombre de ese anuncio o dejarlo pasar. Me convenzo de que un simple correo para curiosear no significa nada, aunque ya se lo que puede venir después, porque estoy como loca por probar algo así y que una buena polla me reviente la raja otra vez. Varias veces estoy tentada de hacerlo, pero al final me da cosa y refreno. Paso la mañana como ida, equivoco los pedidos, llevo a la tienda cosas sin sentido y hasta devuelvo mal el cambio. Finalmente pienso que lo mejor es crearme una cuenta nueva de correo y escribirle desde ella. Si no me da buena impresión la eliminaré sin más. Y nunca volverá a saber de mi.

Mi marido y yo volvemos a casa a mediodía. Se pasa más de diez horas trabajando, aunque ellos (Agripino, otro panadero que trabaja con nosotros, y el), hacen siempre una pausa y van a desayunar cuando acaban de cocer el pan. Comemos y ve un rato la tele, pero casi siempre se acaba quedando dormido. Habitualmente me toca despertarle para que luego no se desvele por la noche. Salgo a comprar. Con el día que llevo se me ha olvidado coger nuestro pan del obrador y tengo que traerlo del súper. De paso, compro el resto de cosas que hacen falta. Me paro en la recauderia. Miro lo que tienen y veo los pepinos. Automáticamente mi cabeza hace la comparación entre ellos y las pollas que veo en los videos. Cojo uno del tamaño y grosor que deseo y otro par más, pues si bien tengo mis dildos, vibradores y muchos juguetes sexuales, los pepinos me dan mucho morbo. Vuelvo a casa. Mi marido ha bajado a dar una vuelta para despejarse y no tirarse dormido toda la tarde. Suele dar buenos paseos. Se pasa un par de horas andando tranquilamente o se baja al parque que tenemos cerca a hablar con algún conocido. Voy colocando la compra en su sitio. Cuando veo el pepino, lo sujeto con la mano calibrándolo de nuevo, mientras me digo a mi misma. - ¡Anda que! Vaya cosas se te ocurren, Aleyda.-
Aún tardará mi esposo, mi hijo pequeño está en su cuna durmiendo y el grande en casa de mis papás. Me pongo manos a la obra. Lavo y seco bien el pepino. Estoy pensando en lo que estoy a punto de hacer, nunca lo habia hecho con un pepino y me entran todos los calores del mundo. Voy al baño. Me quito los zapatos y me saco los pantalones. Me bajo la tanga húmeda hasta los tobillos y me siento en la taza. Me froto la raja con mis dedos. Compruebo lo húmeda que está. Me meto dos dedos, pero como quiero saber lo que ensancha empiezo a meter más. Entran tres y hasta cuatro. Me los meto todo lo que puedo provocándome más aún. Después agarro el pepino y me lo restriego dándome placer y humedeciéndolo bien. - Así vas a entrar muy bien en mi coñito.- Lo agarro por una punta y lo empujo hacia mi interior. Entra, pero cuesta un poco meterlo. Comienzo a masturbarme con el. Empujo despacio para no hacerme daño. Quiero notarlo bien y hasta el fondo. Meto todo lo que puedo para ver si cabe y compruebo que no entra entero, me faltaba muy poquito. Ahí está mi tope. Más que suficiente. Tan grueso y largo como las pollas que veo en los videos, así que me recreo pensando que lo que tengo dentro en este momento es una de ellas y me está penetrando un negro vergudo.
esposa
- ¡Humm! ¡Así! ¡Fóllame bien! ¡Me encanta tu pollón! ¡Me vas a matar de gusto!

Acabo centrando mis pensamientos en que finalmente he quedado con el hombre del mensaje. La tiene enorme y me encanta. Disfruto como nunca sintiendo como me folla mientras en mi teléfono veo su enorme verga negra.

- ¡Fóllame, fóllame, fóllame! ¡Que polla tienes, cabronazo! ¡Hmmmm!

Mis corridas no tardan en llegar. El pepino ya entra y sale de mi a toda velocidad. Cada vez estoy más caliente. Me pongo a cuatro patas y me lo meto también en esta postura. ¡Joder que ganas tengo que me follen con una de ese tamaño! Un hombre indefinido, con la polla como un pepino de grande, me está reventando el coño. Nunca he deseado algo con tantas ganas.

- ¡Me corro! ¡Ah! ¡Me corro! ¡Dame bien fuerte con tu pollón!
Me corro otra vez y saco el pepino de mi vagina lleno de mi propia corrida. Está tan caliente como mi interior. Me lo meto en la boca simulando que es una polla. Me lo trago con ganas y empiezo a mamarlo con muchas ganas.

- ¡Me encanta chupar tu polla! ¡Córrete en mi boca!

Mientras lo chupo me froto bien con los dedos el clítoris. Noto como chapotean dentro de mi y el sonido que hacen mis fluidos que rebosan sin parar. Es que me pongo muy húmeda, porque me corro muchas veces. Me masturbo con fuerza de nuevo hasta tener una última corrida. Entonces por fin paro. Miro el pepino con el que acabo de jugar. - ¡Yo lo que quiero es una de verdad!-
Ha pasado un buen rato desde mi calentón del baño. Mi marido ya volvió. Estoy preparando la cena mientras se ducha y se pone el pijama. Entre semana, casi no hacemos nada juntos, aunque pasemos el día en el mismo sitio. Mientras cenamos, hablamos de lo malo que es el pan del súper, del coste de la harina y de la faena del día siguiente. Luego me da un beso de buenas noches y se va a dormir. Se encierra en la habitación y ahí acaba el día para el, pero yo estoy hiperactiva. Friego rápido los trastes y cojo el móvil. Creo la cuenta de correo y después de pensármelo mucho y morderme los labios, rememorando el momento pepino de la tarde, estoy excitada de nuevo. No voy a seguir reprimiéndome. Me muero de ganas por tener un encuentro con el y dejarme follar hasta que me reviente. Así que escribo el correo electrónico a la dirección que apunté.

Hola.
He visto tu anuncio en Twitter.

¿Podemos hablar?
Ya está. Muy simple, pero es que no se ni que ponerle. Cuando voy a darle a enviar me freno. Un presentimiento de que esto no va a acabar bien me retiene. ¿Pero cómo voy a hacerle algo así a mi esposo de nuevo? Pienso y repienso una vez tras otra que hacer. Luego pienso que sólo es un correo, que puedo parar cuando quiera sin llegar a nada, pero estoy excitada y esto tiene que salir por algún sitio. Ya tengo el dedo en la flecha. Con voz temblorosa me hablo a mi misma.

- ¡Vamos! ¡Hazlo de una vez! Que sea lo que dios quiera.

Pulso la flecha. El mensaje ha sido enviado. Nerviosa, reviso las carpetas. Efectivamente compruebo que está en enviados. ¿Y ahora qué?

Ahora nada. Pasa un buen rato y no recibo ninguna respuesta. Tal vez sea muy impaciente, pero si yo pusiese un anuncio para contactos y me mandasen un correo, respondería lo más rápido posible. Le doy muchísimas vueltas a la cabeza pensando que seguro le he escrito justo mientras está con otra mujer. Y sigo excitada. Haber tenido el atrevimiento de enviar ese mensaje y el regodeo de engañar a mi esposo, buscando un buen pollón que llevarme a la raja, me producen una sensación extraña y brutalmente excitante. Quiero otra sesión de pepino en el salón y la voy a tener mientras espero su respuesta.

Ya estoy preparada. Me quito la ropa y la tiro por el suelo. Voy casi corriendo a la cocina a buscar mi amigo verde. Lo saco de la nevera, mientras me toco la entrepierna. -¡Joder como estoy de húmeda ya!-. Al tocarlo veo lo fresquito que está. -¡Hmmm! Una sensación nueva para mi coño ¡Que placer!- Cierro la puerta y me voy frotando la entrepierna con el. El frescor me excita aún más. Vuelvo al salón y sin dejar de pasármelo por la raja busco de nuevo un video que realce mi excitación. -¡Este me gusta! ¡Madre mía, que polla tiene!-.

- ¡Como me gustan a mi!
La doy a reproducir mientras me toco. Ya tengo los dedos bien metidos. Está muy caliente y me chorrea de nuevo. Miro el video y me recreo en el. Vuelvo a ser la mujer que sale. Me tumbo en el sofá y levanto las piernas. Me meto el pepino en la boca y lo chupo bien, llenándolo de saliva para que entre mejor. Comienza de nuevo el mete-saca. Me deleito conmigo misma viendo como entra.
Negro


- ¡Mira como me abro para ti! ¡Dame bien fuerte con tu polla! ¡Rómpeme entera!

Me sujeto una pierna con la mano mientras con la otra meto y saco el pepino dentro de mi. Aprieto las paredes de mi coño tratando de expulsarlo, mientras empujo con la mano para dentro. Así cuesta más y también me da más gusto. Lo dejo dentro y remuevo haciendo círculos. Después me froto el clítoris hasta que vuelvo a correrme.

- ¡Pero que pedazo de polla! ¡Mira lo bien que entra!

Me revuelvo y me pongo a cuatro patas para seguir masturbándome.

- ¡Que caliente me pones con esa tranca tan grande! ¡Fóllame a cuatro patas!
Sigo a toda máquina. De vez en cuando saco el pepino y me lo meto en la boca para volverlo a llenar de saliva. No hago más que pensar en el hombre del mensaje. Quiero que me responda, quedar con el y que me rompa el coño. Me meto bien el pepino y lo aguanto. Me siento en el suelo con el completamente dentro de mi. Hace tope y noto como su cabeza empuja mi útero. ¡Me estoy clavando el pepino en todo el coño! Siento dolor pero el morbo de estar llena hasta rebosar es mucho más poderoso y hace que me corra otra vez.
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- ¡Como me gusta estar bien llena de polla! ¡Qué gusto, joder!

Me corro de nuevo. He dejado el móvil tirado en el sofá con el video reproduciéndose mientras yo estoy a lo mío. Sigo teniendo una envidia tremenda de lo que le hacen a esa mujer. -¡Quiero que me lo hagan a mi!-

- ¡Que hambre de polla tengo! ¡Mmmpfff!

Paro. Tras varias corridas ya me canso de tocarme sola. El pepino está bien, pero no puede igualar una de esas pollas ni sus corridas. -¡Como me gustaría recibir un buen chorro de semen sobre mi cuerpo!- Miro el teléfono mientras pienso que ojalá me hayan respondido, pero no es así. He tenido varios orgasmos. Me quedo tranquila, pero resignada ante la falta de respuesta. - ¡Una se murió esperando!-. Espero y espero hasta que sin éxito decido que ya está bien. Me voy a la cama indignada toda satisfecha de mi amante verde y con la vagina escurriendo de mis juguitos, pensando que alguien se está riendo de mi. Doy algunas vueltas hasta que finalmente me quedo dormida.

Suena el despertador del móvil. Son las siete. Paro la alarma y lo primero que hago es revisar la nueva cuenta. Acaba de entrar un correo. Me da un vuelco el estómago. No puedo esperar a leerlo.

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4 comentarios - Mi entrada al mundo de la infidelidad

nudaysu
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Totymdp
Yooo quiero darte mi verga
JolineVanHause
Tus hijos tienen a una madre... Que calienta... ¿No te llama la atención el incesto? 😳🔥