He convivido con mis primas desde que eramos niños, crecimos en la misma casa y, siempre una me pareció muy linda, divertida, amistosa, de buena compañía. Empezamos a vernos diferente cuando cumplimos 15 años, nos dimos cuenta que ya no eramos unos niños, y estar tan cerca, siempre, no hizo tener mucha confianza, realmente estar cerca uno del otro fue algo literal y figurativo.
Poco antes de los nos hicieron una fiesta, y ella se mudo con sus padres y hermanos de la casa en la que estuvimos. Así que para cuando cumplimos 16 años ya no estaríamos tan cerca, pero todo ese año nos estuvimos viendo, salíamos al cine, la acompañana, seguía conociendo a sus amigos, estudiábamos juntos y no íbamos a la misma escuela.
Un día saliendo del cine, ella me tomó de la mano, cualquiera que nos viera juntos pensaría que eramos novios. Me pedia que le compre cosas, o le daba mucha atención, sonreía y me abrazaba, la quería cerca de mi. Fue muy linda conmigo, muy atenta, realmente estaba cómodo con ella, y cuando la deje en su casa, al despedirnos "accidentalmente" nos besamos.
Ella era increíble, su cuerpo es tan suave y pequeño, pero sus senos más grandes que el promedio. Ni siquiera soy tan fan de los senos grandes, pero incluso cuando sonreía sus senos se lucían mejor. Sus nalgas se encontraban en el lugar adecuando y cuanso estaba de pie, si juntaba sus piernas se le hacía un hueco en la entrepierna, me exitaba. No podía no verla con deseo sexual desde que me dio ese beso. Porque yo se lo respondí, y además le di otro, que ella también continuó.
La casa donde vivía ella, tenía un pequeño patio antes de entrar a su casa, entonces tenías que cruzarlo antes de llegar a su casa. Era todo oscuro, pero cuando llegamos a la puerta, nos movimos a un lado de la casa, un callejón justo para los dos. Parece que no queriamos, pero nos estuvimos aguantando mucho tiempo. Y nos dejamos llevar, al punto de exitarnos, seguimos besándonos, lentamente hasta suspirar rápido. Paso cerca de 30 minutos y mis manos estaban inquietas, querían tocar su trasero, querían comprobar que se mojaba, quería acostarme con ella ahí mismo. Sin embargo ella me detuvo en cada ocasión y después dijo que no debíamos continuar, fue el momento y le gustó pero no había pensado las cosas.
Estaba seguro de que ninguno de los dos eramos inexpertos en el sexo, ya habíamos tenido parejas, y habíamos hablado un poco de eso. Quizá entendimos mal las cosas, y entendí que ella no quisiera. Así que me fui de ahí, feliz pero con los testículos adoloridos unas horas.
Después de éso seguimos saliendo, pero muy poco. Fue un tiempo de distancia largo, casi al cumplir 18 años. Pero siempre pasaba algo ente nosotros que parecía nos preparaba para estar juntos. Nos sentábamos a lado del otro, o se sentaba en mis piernas cuando íbamos muchos en auto. Prácticamente estando cerca de ella tenía una erección, y de alguna manera mi pene se ponía justo entre sus dos nalgas; a veces hacia arriba y otras hacia abajo tocando un poco su vulva. Pero ella nunca decía nada. Sabíamos que nos gustabamos y solo nos hacíamos tontos. Cuando nos íbamos me hacia una cara con lujuria, sonreía y se despedía de mi cerca de la comisura de mis labios.
Estuvimos jugando así por mucho tiempo, como dije, casi a los 18. Ella no dejo de tener algún novio, y yo incluso llegué a salir con algunas de sus amigas, naturalmente les agradaba y eran ellas quienes me pedían conocerlas a ella, mi prima, tan amable y amigable como es, lo hacía de corazón, o sabía que besaba bien y quería compartirlo. Habíamos decidido celebrar juntos cuando tuviéramos 18, cuando teníamos la edad de beber. Yo caí en que era todo un juego, y una oportunidad para hacer algo estando ebrios, pero no pasó nada, solo parecíamos una pareja saliendo a divertirnos. No era su plan estar conmigo y pensé que todo lo había imaginado.
Celebramos meses después de nuestros cumpleaños, y ella se había mudado a la ciudad para estudiar la universidad, empezamos a vernos como antes después de beber, nos habíamos sincerado, hablamos incluso de como le arrimaba el camarón siempre que tenia oportunidad, me volvía loco imaginarla desnuda, besándome, queriendo estar conmigo. Ella lo tomó muy bien, con gracia y dijo que no lo hiciera más... A menos que no quisiera algo que no pudiera terminar. Durante esos meses me enteré que hablaba de mi con sus amigas, de como besaba, y cómo me acosté con algunas, tal vez hasta habían hablando de mi pene. Lo sé por que hacia bromas muy sugerentes.
Yo cumplo años meses antes que ella, y cuando cumplí los 19, me invito a comer, salimos, me estaba consintiendo, me trataba bonito y me compro lo que quería. Estaba seguro que ella tenía novio, pero realmente no le pregunté si ya lo había terminado. No me sentía cómodo con eso, pero cuando llegamos a su casa no quise desaprovechar la oportunidad. Después de todo, ella me había provocado durante años, y ya me había dicho que debía cumplirle. Creo.
Ese día me iba a quedar en su depa, habíamos ido a beber unas cervezas después de comer. Hasta habíamos bailado un poco, y preparamos el camino besándonos, ella se dejaba llevar, y yo me dejaba querer, queriéndola. Pero luego de irnos del bar no hicimos nada. Ni en su depa, ni en el camino. Pensé que se había arrepentido y yo me sentía como un idiota.
Mi cumpleaños había coincidido con el fin de semana, y me pidió que me quedará hasta el domingo. Y yo accedí. Creo que teníamos un plan. Al siguiente día ella se puso a lavar su ropa, y en algún punto empezó a salir en un short muy pequeño, con una playera de tirantes sin sostén. Realmente quede impresionado con lo que veía, me estaba enamorado, pensé. Nos habíamos bañado temprano, y salimos a almorzar, yo me había puesto la misma ropa del día anterior, no me había preparado para quedarme y solía dormir en bóxer y sin playera, así me quedé en el sillón ese día pero me vestí al despertar. Me bañe y estuve con esa ropa todo el día hasta el anochecer.
Quería tener todo su cuerpo encima de mi, parecía un adolescente solo pensando en sexo cuando la veía. Y sin haberlo pedido con palabras, ella puso una película en la pantalla. Para luego sentarse en mis piernas por uno minutos con la excusa de no encontrar algo que ver...
Poco a poco empezó a bajar un poco su cuerpo hasta acomodarse mi pene entre sus nalgas, justo como cuando lo hacíamos antes. Empezó a moverse hacia adelante, curvando su espalda, y hacia pequeños movimientos que hicieron que mi pene no cupiera en mis pantalones, al punto de que me dolía estar así, pero no me importaba la incomodidad, no había espacio para perder ese acto, entonces me dijo que me pusiera cómodo. No sabía a que se refería, pero en un impulso la tome de la cintura y le di una vuelta en el sillón. Me baje la cremallera del pantalón, y lo desabroché, luego lo baje un poco mi pantalón y mi pené cayó naturalmente hacia adelante. En realidad no es tan grande, me parece que es promedio, pero en sus nalgas parecía caber perfectamente. Todo lo hice en unos segundos y estaba a punto de también bajarme el bóxer.
De repente ella se levantó, y me dijo con una voz sugestiva "¿qué crees que estas haciendo"?. Se levantó y me dejo ahí con el pantalón a la cintura, sintiéndome un idiota por haberla tomado así. Tal vez se refería a que me sentará bien, o le hiciera espacio en el sillón. Estaba preocupado. Tardo unos dos minutos en regresar, y yo ya me vestía para poder irme. Pero luego llegó con una cajita del tamaño de condones. Y volvió a decir "ponte cómodo, prepárate para dormir. Lo haremos después de ver la película". Así que hice lo más lógico y me quedé solo con el bóxer. Ella se acomodo a mi lado, y nos tapo a ambos con la cobija que me dejó para dormir la noche anterior.
Estando ambos tapados, viendo una película a la que no le puse atención, me acercaba poco a poco a ella, y entonces dio una vuelta dejando su espalda frente a mi pecho, así que solo me acercaba y dejaba que mi erección tocara sus nalgas. Parecíamos un rompecabezas porque nuestros cuerpos se acomodaron bien juntos. Habría sido tal vez por nuestra relación. No lo sé, solo comencé a moverme y concentrarme en sus reacciones. Ella me quería volver loco, me provocaba y me probaba. Quería, creo yo, saber si realmente podría pedirle acostarme con ella. Quería ver mi coraje o evaluar mi cobardía.
Pronto entre la oscuridad, empezó a gemir, a pegarse más cerca de mi, pero toda su atención estaba en la película. Así que solo yo intentaba tocar su cuerpo, e intentaba ver su cara. Cuando le tocaba un seno, me retiraba la mano, si la ponía en su trasero también. Pero mi erección siempre quedaba sintiendo su calor vaginal, ella siempre de espaldas a mi. Me tenía confundido. Así que actúe con más perseverancia, y lentamente deslice mis dedos desde el lado izquierdo de su cintura, hasta su pubis. No decía nada, y no me quitaba la mano. Así que tome furia y le comencé bajar el short, no tenía nada más puesto. Pronto deje esa prenda a la mitad de sus piernas, solo recuerdo ver ese espectáculo natural, tan suave y fino, pero no como llegué ahí.
Luego movió su mano hacia mi pene, y rápidamente me baje mi bóxer, dejando que mi pené golpeara una de sus nalgas, dejando un pequeño rastro de líquido preseminal. Lo volvió a tomar pero lo apretó con enojo, lo que hizo que me doliera, un dolo rico. Lo puso entre sus nalgas y se hizo un poco hacia arriba. Ese calor que sentia antes, ahora me quemaba, pero pronto se igualó al calor de mi pene, y me hice solo un poco hacia adelante. Ya podía sentir como llegar a su vagina con un empujoncito. Así que levante su pierna con mi mano izquierda, y con la derecha empuje su espalda hacia adelante de mi para que se curve un poco, y podiera tener su trasero levantado, para méterle mi pene.
Pensaba que era una posición incomoda, pero no me importaba. Quería metersela a mi sensual prima, ya solo la veía como una mujer hermosa, caliente, que quería estar conmigo. Y sin más dilatación, ella usó su mano por frente de su vulva, para empujar mi pene hacia el interior de su vagina, y enseguida entro la punta. No lo podía creer, se la estaba metiendo después de años de imaginarlo. Entonces comencé a moverme y empecé a sentir sus jugos cubriendo mi pene, como si fuera capaz de tener sed, tan satisfactoriamente que solo entraba y salía lentamente. Solo logré oír un "más" de su boca. Así que me acomode hacia arriba de ella, y la deje boca abajo con cuidado sin sacar mi pene, así lo empuje callando sus palabras contra el sillón.
Pronto ella se arqueo y levantó su pelvis, logrando méterle más mi pene, solo nos dejamos llevar. Hasta que se levantó para ponerse en cuatro. Tan alucinante como suena, el pene no se salió en ningún momento de su vagina, habíamos estado como dos perros cogiendo esos minutos. Seguí entrando y saliendo en cada oportunidad, sin preocupación, sin miedo, solo nuestros cuerpos uniéndose sexualmente. Estaba a punto de acabar dentro de ella, pero se hizo hacia adelante y rápidamente hacia atrás, empujandome lejos de ella, se volteo, y con su mano derecha me detuvo del abdomen. Me había detenido porque no me puse el condón, pero ya era demasiado tarde. Fue en ese momento que acabé entre sus nalgas, su espalda y su brazo. Nos habíamos dejado llevar.
Pasaron unos segundos, en los que me miro con enojo, pero también con lujuria, aún volteada y limpio su brazo con una almohada. Yo la veía tan deliciosa mordiendose sus labios y sin bajar mi erección completamente se la volví a meter, separando sus nalgas. Estaba tan exitado que rápidamente olvide el condón, y ella también, así recuperando mi erección caliente entrando a sus vagina totalmente mojada. Se levantó un poco y nos embarramos de mi semen, ella en su espalda y yo en mi pecho y abdomen. La empecé a besar en el cuello, luego en su mejilla, y finalmente le di un beso en los labios. Pronto la acomode hacia abajo en el sillón y me empuje hacia ella bruscamente. Quería volver a terminar pero ahora si: dentro de ella. Realmente me volvió loco, y era una total locura hacerlo sin un condón. Nunca había hecho eso pero sentí confianza con ella.
Me estaba tardando demasiado en venirme, y en algún punto ya la había empujado mucho hacia adelante, me dijo que estaba incomoda, y solo saque mi pene para que ella se subiera en mi. Cuando me acosté sobre el sillón, y ella tomó mi pene suavemente para meterlo en su vagina, entro tan lentamente que hizo un espectáculo mientras se quitaba su playera de tirantes. Moviéndose hacia adelante y hacia atrás como un baile. Pero no era suficiente para venirme, realmente lo disfrutaba, pero no quería irme sin dejar mi semen dentro de ella. De mi prima...
Estaba admirando sus senos y me sentí como un estúpido por lo tocarlos hasta ese momento. La luz que destellaba detrás de ella de la pantalla, hacia que esos senos grandes lucieran como arte. Unas aureolas pequeñas y unos pezones parados de color moreno, sobre su piel clara y tersa. Mis manos apenas lograban cubrirlos, y puso sus manos detras de las mías como no queriendo que los suelte. Eso hizo que los dos explotemos casi al mismo tiempo, y cuando estaba viniendome dentro de ella, se tiró sobre mi y me beso de forma apasionada. Quedo un rato acostada sobre mi. Era obvio que ella aún podría terminar, parecía insaciable y yo no quería decepcionarla, pero me iba ser difícil volver a tener una erección tan pronto. Quizá debí hacerle sexo oral antes de empezar todo. Pero solo me abrazo y me dijo ese día que me durmiera con ella.
No es difícil creer que seguimos acostandonos durante años. A veces solo me llamaba para eso, ya no salíamos como si fuéramos novios. Ni me trataba lindo. Solo hasta cuando estábamos a punto de acostarnos. Sigue siendo tan sensual, sus senos ahora son más hermosos y su trasero ahora es un señor culo, siempre se mojaba como la primera vez, y siempre tenía dos erecciones para ella disponibles, pero ahora si le hacía sexo oral antes, incluso a veces solo la tocaba con mis dedos mojandolos en su interior, y posteriormente le metía mi pene, ahora si usando condones. Porque pienso nos exitaba lo prohibido. Esa cajita de condones me la regalo, por lo que siempre la recuerdo cuando llego a sacar alguno. Ahora ella está casada, lleva dos años de matrimonio y solo espero que me vuelva a hablar para ser su amante... Ojalá.
Poco antes de los nos hicieron una fiesta, y ella se mudo con sus padres y hermanos de la casa en la que estuvimos. Así que para cuando cumplimos 16 años ya no estaríamos tan cerca, pero todo ese año nos estuvimos viendo, salíamos al cine, la acompañana, seguía conociendo a sus amigos, estudiábamos juntos y no íbamos a la misma escuela.
Un día saliendo del cine, ella me tomó de la mano, cualquiera que nos viera juntos pensaría que eramos novios. Me pedia que le compre cosas, o le daba mucha atención, sonreía y me abrazaba, la quería cerca de mi. Fue muy linda conmigo, muy atenta, realmente estaba cómodo con ella, y cuando la deje en su casa, al despedirnos "accidentalmente" nos besamos.
Ella era increíble, su cuerpo es tan suave y pequeño, pero sus senos más grandes que el promedio. Ni siquiera soy tan fan de los senos grandes, pero incluso cuando sonreía sus senos se lucían mejor. Sus nalgas se encontraban en el lugar adecuando y cuanso estaba de pie, si juntaba sus piernas se le hacía un hueco en la entrepierna, me exitaba. No podía no verla con deseo sexual desde que me dio ese beso. Porque yo se lo respondí, y además le di otro, que ella también continuó.
La casa donde vivía ella, tenía un pequeño patio antes de entrar a su casa, entonces tenías que cruzarlo antes de llegar a su casa. Era todo oscuro, pero cuando llegamos a la puerta, nos movimos a un lado de la casa, un callejón justo para los dos. Parece que no queriamos, pero nos estuvimos aguantando mucho tiempo. Y nos dejamos llevar, al punto de exitarnos, seguimos besándonos, lentamente hasta suspirar rápido. Paso cerca de 30 minutos y mis manos estaban inquietas, querían tocar su trasero, querían comprobar que se mojaba, quería acostarme con ella ahí mismo. Sin embargo ella me detuvo en cada ocasión y después dijo que no debíamos continuar, fue el momento y le gustó pero no había pensado las cosas.
Estaba seguro de que ninguno de los dos eramos inexpertos en el sexo, ya habíamos tenido parejas, y habíamos hablado un poco de eso. Quizá entendimos mal las cosas, y entendí que ella no quisiera. Así que me fui de ahí, feliz pero con los testículos adoloridos unas horas.
Después de éso seguimos saliendo, pero muy poco. Fue un tiempo de distancia largo, casi al cumplir 18 años. Pero siempre pasaba algo ente nosotros que parecía nos preparaba para estar juntos. Nos sentábamos a lado del otro, o se sentaba en mis piernas cuando íbamos muchos en auto. Prácticamente estando cerca de ella tenía una erección, y de alguna manera mi pene se ponía justo entre sus dos nalgas; a veces hacia arriba y otras hacia abajo tocando un poco su vulva. Pero ella nunca decía nada. Sabíamos que nos gustabamos y solo nos hacíamos tontos. Cuando nos íbamos me hacia una cara con lujuria, sonreía y se despedía de mi cerca de la comisura de mis labios.
Estuvimos jugando así por mucho tiempo, como dije, casi a los 18. Ella no dejo de tener algún novio, y yo incluso llegué a salir con algunas de sus amigas, naturalmente les agradaba y eran ellas quienes me pedían conocerlas a ella, mi prima, tan amable y amigable como es, lo hacía de corazón, o sabía que besaba bien y quería compartirlo. Habíamos decidido celebrar juntos cuando tuviéramos 18, cuando teníamos la edad de beber. Yo caí en que era todo un juego, y una oportunidad para hacer algo estando ebrios, pero no pasó nada, solo parecíamos una pareja saliendo a divertirnos. No era su plan estar conmigo y pensé que todo lo había imaginado.
Celebramos meses después de nuestros cumpleaños, y ella se había mudado a la ciudad para estudiar la universidad, empezamos a vernos como antes después de beber, nos habíamos sincerado, hablamos incluso de como le arrimaba el camarón siempre que tenia oportunidad, me volvía loco imaginarla desnuda, besándome, queriendo estar conmigo. Ella lo tomó muy bien, con gracia y dijo que no lo hiciera más... A menos que no quisiera algo que no pudiera terminar. Durante esos meses me enteré que hablaba de mi con sus amigas, de como besaba, y cómo me acosté con algunas, tal vez hasta habían hablando de mi pene. Lo sé por que hacia bromas muy sugerentes.
Yo cumplo años meses antes que ella, y cuando cumplí los 19, me invito a comer, salimos, me estaba consintiendo, me trataba bonito y me compro lo que quería. Estaba seguro que ella tenía novio, pero realmente no le pregunté si ya lo había terminado. No me sentía cómodo con eso, pero cuando llegamos a su casa no quise desaprovechar la oportunidad. Después de todo, ella me había provocado durante años, y ya me había dicho que debía cumplirle. Creo.
Ese día me iba a quedar en su depa, habíamos ido a beber unas cervezas después de comer. Hasta habíamos bailado un poco, y preparamos el camino besándonos, ella se dejaba llevar, y yo me dejaba querer, queriéndola. Pero luego de irnos del bar no hicimos nada. Ni en su depa, ni en el camino. Pensé que se había arrepentido y yo me sentía como un idiota.
Mi cumpleaños había coincidido con el fin de semana, y me pidió que me quedará hasta el domingo. Y yo accedí. Creo que teníamos un plan. Al siguiente día ella se puso a lavar su ropa, y en algún punto empezó a salir en un short muy pequeño, con una playera de tirantes sin sostén. Realmente quede impresionado con lo que veía, me estaba enamorado, pensé. Nos habíamos bañado temprano, y salimos a almorzar, yo me había puesto la misma ropa del día anterior, no me había preparado para quedarme y solía dormir en bóxer y sin playera, así me quedé en el sillón ese día pero me vestí al despertar. Me bañe y estuve con esa ropa todo el día hasta el anochecer.
Quería tener todo su cuerpo encima de mi, parecía un adolescente solo pensando en sexo cuando la veía. Y sin haberlo pedido con palabras, ella puso una película en la pantalla. Para luego sentarse en mis piernas por uno minutos con la excusa de no encontrar algo que ver...
Poco a poco empezó a bajar un poco su cuerpo hasta acomodarse mi pene entre sus nalgas, justo como cuando lo hacíamos antes. Empezó a moverse hacia adelante, curvando su espalda, y hacia pequeños movimientos que hicieron que mi pene no cupiera en mis pantalones, al punto de que me dolía estar así, pero no me importaba la incomodidad, no había espacio para perder ese acto, entonces me dijo que me pusiera cómodo. No sabía a que se refería, pero en un impulso la tome de la cintura y le di una vuelta en el sillón. Me baje la cremallera del pantalón, y lo desabroché, luego lo baje un poco mi pantalón y mi pené cayó naturalmente hacia adelante. En realidad no es tan grande, me parece que es promedio, pero en sus nalgas parecía caber perfectamente. Todo lo hice en unos segundos y estaba a punto de también bajarme el bóxer.
De repente ella se levantó, y me dijo con una voz sugestiva "¿qué crees que estas haciendo"?. Se levantó y me dejo ahí con el pantalón a la cintura, sintiéndome un idiota por haberla tomado así. Tal vez se refería a que me sentará bien, o le hiciera espacio en el sillón. Estaba preocupado. Tardo unos dos minutos en regresar, y yo ya me vestía para poder irme. Pero luego llegó con una cajita del tamaño de condones. Y volvió a decir "ponte cómodo, prepárate para dormir. Lo haremos después de ver la película". Así que hice lo más lógico y me quedé solo con el bóxer. Ella se acomodo a mi lado, y nos tapo a ambos con la cobija que me dejó para dormir la noche anterior.
Estando ambos tapados, viendo una película a la que no le puse atención, me acercaba poco a poco a ella, y entonces dio una vuelta dejando su espalda frente a mi pecho, así que solo me acercaba y dejaba que mi erección tocara sus nalgas. Parecíamos un rompecabezas porque nuestros cuerpos se acomodaron bien juntos. Habría sido tal vez por nuestra relación. No lo sé, solo comencé a moverme y concentrarme en sus reacciones. Ella me quería volver loco, me provocaba y me probaba. Quería, creo yo, saber si realmente podría pedirle acostarme con ella. Quería ver mi coraje o evaluar mi cobardía.
Pronto entre la oscuridad, empezó a gemir, a pegarse más cerca de mi, pero toda su atención estaba en la película. Así que solo yo intentaba tocar su cuerpo, e intentaba ver su cara. Cuando le tocaba un seno, me retiraba la mano, si la ponía en su trasero también. Pero mi erección siempre quedaba sintiendo su calor vaginal, ella siempre de espaldas a mi. Me tenía confundido. Así que actúe con más perseverancia, y lentamente deslice mis dedos desde el lado izquierdo de su cintura, hasta su pubis. No decía nada, y no me quitaba la mano. Así que tome furia y le comencé bajar el short, no tenía nada más puesto. Pronto deje esa prenda a la mitad de sus piernas, solo recuerdo ver ese espectáculo natural, tan suave y fino, pero no como llegué ahí.
Luego movió su mano hacia mi pene, y rápidamente me baje mi bóxer, dejando que mi pené golpeara una de sus nalgas, dejando un pequeño rastro de líquido preseminal. Lo volvió a tomar pero lo apretó con enojo, lo que hizo que me doliera, un dolo rico. Lo puso entre sus nalgas y se hizo un poco hacia arriba. Ese calor que sentia antes, ahora me quemaba, pero pronto se igualó al calor de mi pene, y me hice solo un poco hacia adelante. Ya podía sentir como llegar a su vagina con un empujoncito. Así que levante su pierna con mi mano izquierda, y con la derecha empuje su espalda hacia adelante de mi para que se curve un poco, y podiera tener su trasero levantado, para méterle mi pene.
Pensaba que era una posición incomoda, pero no me importaba. Quería metersela a mi sensual prima, ya solo la veía como una mujer hermosa, caliente, que quería estar conmigo. Y sin más dilatación, ella usó su mano por frente de su vulva, para empujar mi pene hacia el interior de su vagina, y enseguida entro la punta. No lo podía creer, se la estaba metiendo después de años de imaginarlo. Entonces comencé a moverme y empecé a sentir sus jugos cubriendo mi pene, como si fuera capaz de tener sed, tan satisfactoriamente que solo entraba y salía lentamente. Solo logré oír un "más" de su boca. Así que me acomode hacia arriba de ella, y la deje boca abajo con cuidado sin sacar mi pene, así lo empuje callando sus palabras contra el sillón.
Pronto ella se arqueo y levantó su pelvis, logrando méterle más mi pene, solo nos dejamos llevar. Hasta que se levantó para ponerse en cuatro. Tan alucinante como suena, el pene no se salió en ningún momento de su vagina, habíamos estado como dos perros cogiendo esos minutos. Seguí entrando y saliendo en cada oportunidad, sin preocupación, sin miedo, solo nuestros cuerpos uniéndose sexualmente. Estaba a punto de acabar dentro de ella, pero se hizo hacia adelante y rápidamente hacia atrás, empujandome lejos de ella, se volteo, y con su mano derecha me detuvo del abdomen. Me había detenido porque no me puse el condón, pero ya era demasiado tarde. Fue en ese momento que acabé entre sus nalgas, su espalda y su brazo. Nos habíamos dejado llevar.
Pasaron unos segundos, en los que me miro con enojo, pero también con lujuria, aún volteada y limpio su brazo con una almohada. Yo la veía tan deliciosa mordiendose sus labios y sin bajar mi erección completamente se la volví a meter, separando sus nalgas. Estaba tan exitado que rápidamente olvide el condón, y ella también, así recuperando mi erección caliente entrando a sus vagina totalmente mojada. Se levantó un poco y nos embarramos de mi semen, ella en su espalda y yo en mi pecho y abdomen. La empecé a besar en el cuello, luego en su mejilla, y finalmente le di un beso en los labios. Pronto la acomode hacia abajo en el sillón y me empuje hacia ella bruscamente. Quería volver a terminar pero ahora si: dentro de ella. Realmente me volvió loco, y era una total locura hacerlo sin un condón. Nunca había hecho eso pero sentí confianza con ella.
Me estaba tardando demasiado en venirme, y en algún punto ya la había empujado mucho hacia adelante, me dijo que estaba incomoda, y solo saque mi pene para que ella se subiera en mi. Cuando me acosté sobre el sillón, y ella tomó mi pene suavemente para meterlo en su vagina, entro tan lentamente que hizo un espectáculo mientras se quitaba su playera de tirantes. Moviéndose hacia adelante y hacia atrás como un baile. Pero no era suficiente para venirme, realmente lo disfrutaba, pero no quería irme sin dejar mi semen dentro de ella. De mi prima...
Estaba admirando sus senos y me sentí como un estúpido por lo tocarlos hasta ese momento. La luz que destellaba detrás de ella de la pantalla, hacia que esos senos grandes lucieran como arte. Unas aureolas pequeñas y unos pezones parados de color moreno, sobre su piel clara y tersa. Mis manos apenas lograban cubrirlos, y puso sus manos detras de las mías como no queriendo que los suelte. Eso hizo que los dos explotemos casi al mismo tiempo, y cuando estaba viniendome dentro de ella, se tiró sobre mi y me beso de forma apasionada. Quedo un rato acostada sobre mi. Era obvio que ella aún podría terminar, parecía insaciable y yo no quería decepcionarla, pero me iba ser difícil volver a tener una erección tan pronto. Quizá debí hacerle sexo oral antes de empezar todo. Pero solo me abrazo y me dijo ese día que me durmiera con ella.
No es difícil creer que seguimos acostandonos durante años. A veces solo me llamaba para eso, ya no salíamos como si fuéramos novios. Ni me trataba lindo. Solo hasta cuando estábamos a punto de acostarnos. Sigue siendo tan sensual, sus senos ahora son más hermosos y su trasero ahora es un señor culo, siempre se mojaba como la primera vez, y siempre tenía dos erecciones para ella disponibles, pero ahora si le hacía sexo oral antes, incluso a veces solo la tocaba con mis dedos mojandolos en su interior, y posteriormente le metía mi pene, ahora si usando condones. Porque pienso nos exitaba lo prohibido. Esa cajita de condones me la regalo, por lo que siempre la recuerdo cuando llego a sacar alguno. Ahora ella está casada, lleva dos años de matrimonio y solo espero que me vuelva a hablar para ser su amante... Ojalá.
2 comentarios - A la prima...