Hola, amigos. En otro post dejé fotos de las tetas de mi esposa y comenté rapidito que habìa hecho una experiencia de cuckold... acá les dejo la primera parte del relato de nuestro primer encuentro. Si les gusta sigo escribiendo la segunda. Por favor, dèjenme sus comentarios para saber si les gustò
Y ahí estaba yo, parado al borde de la cama mirando como el culo gordo y redondo de mi esposa se movía de arriba a abajo, para adelante y para atrás, encima de otro tipo. Subía y bajaba, y cuando se levantaba aparecía el tronco de la pija del flaco, que estaba durísima y brillante por los jugos de la concha de mi esposa. Se notaba que ella estaba gozando mucho con esa verga. Gemìa mucho, más que cuando lo hace conmigo,conmigo, y mientras se movía cada vez más rápido yo no podía creer lo que estaba viviendo. Eso que había empezado como una fantasía morbosa (verla gozando con la pija de otro) ahora se estaba haciendo realidad, y un montón de sentimientos contradictorios se me venían a la mente.
Pero bueno, voy a empezar por el principio.
Siempre fui re pajero. Desde pendejo, obvio. Con muchos morbos. Cuando me puse en pareja no abandoné la paja y seguí así por años. Me inspiraba en muchas cosas: famosas, conocidas de nuestro entorno, etc. Hasta que me topé con gifs y videos de cuckold, y no pasó nada de tiempo para que empezara a imaginarme a mi esposa en esa situación. Me hice la cabeza bastante tiempo hasta que un día finalmente me animé y le confesé este morbo a ella. Para mi sorpresa, después de una negativa inicial ella terminó aceptando relativamente rápido, y empezamos la búsqueda de terceros.
No voy a detenerme mucho en eso. Sólo voy a decir que costó encontrar a alguien que se adaptara a los gustos de mi señora, pero finalmente apareció un flaco. Era un poco más grande que nosotros (mi esposa tenìa 40 en ese momento, yo 36 y el flaco 43). Pegaron buena onda, se cachondearon por whatsapp y acordamos encontrarnos en un bar. Si todo salía bien, de ahí nos íbamos a un telo que ya previamente habíamos averiguado que permitía el ingreso de a tres.
Ya la preparación en casa fue tremenda, con muchos nervios. Ella se depiló toda (mientras escribo se me viene tal cual la imagen a la mente: mi gorda tirada sobre la cama, toda su carne desparramada, con un espejito y la gillette sacandose hasta el último pelito de la concha). Después eligió una ropa interior nueva que se había comprado para la ocasión, de color blanco, y se puso un jeans bien ajustado, que le marcaba bien la cola gorda y cuadradota de señora que tiene. En la parte de arriba se puso un corpiño que le agarraba fuerte las tetas. Las tiene gordas y pesadas. El bretel se le hundía en la carne de los hombros.
Llegamos al bar y la idea era la siguiente: conocernos en persona, charlar y si pegábamos onda (y ellos se gustaban) iríamos al telo. Las impresiones de los tres fueron buenas así que terminamos de comer una pizza livianita y nos encaminamos al hotel. En el auto ella estaba recontra nerviosa. Íbamos en nuestro auto, yo manejaba y el flaco en el asiento de atrás. Como la notaba re nerviosa le acarició un poco la cara y ella se rió super nerviosa.
Cuando entramos en la habitación del telo no sabía que hacer, sinceramente. Estábamos los tres, y a mi esposa muy nerviosa, así que para que no se sintiera cohibida me hice el tonto y me metí en el baño, para así dejarlos solos.
Si gusta subo la segunda parte
Y ahí estaba yo, parado al borde de la cama mirando como el culo gordo y redondo de mi esposa se movía de arriba a abajo, para adelante y para atrás, encima de otro tipo. Subía y bajaba, y cuando se levantaba aparecía el tronco de la pija del flaco, que estaba durísima y brillante por los jugos de la concha de mi esposa. Se notaba que ella estaba gozando mucho con esa verga. Gemìa mucho, más que cuando lo hace conmigo,conmigo, y mientras se movía cada vez más rápido yo no podía creer lo que estaba viviendo. Eso que había empezado como una fantasía morbosa (verla gozando con la pija de otro) ahora se estaba haciendo realidad, y un montón de sentimientos contradictorios se me venían a la mente.
Pero bueno, voy a empezar por el principio.
Siempre fui re pajero. Desde pendejo, obvio. Con muchos morbos. Cuando me puse en pareja no abandoné la paja y seguí así por años. Me inspiraba en muchas cosas: famosas, conocidas de nuestro entorno, etc. Hasta que me topé con gifs y videos de cuckold, y no pasó nada de tiempo para que empezara a imaginarme a mi esposa en esa situación. Me hice la cabeza bastante tiempo hasta que un día finalmente me animé y le confesé este morbo a ella. Para mi sorpresa, después de una negativa inicial ella terminó aceptando relativamente rápido, y empezamos la búsqueda de terceros.
No voy a detenerme mucho en eso. Sólo voy a decir que costó encontrar a alguien que se adaptara a los gustos de mi señora, pero finalmente apareció un flaco. Era un poco más grande que nosotros (mi esposa tenìa 40 en ese momento, yo 36 y el flaco 43). Pegaron buena onda, se cachondearon por whatsapp y acordamos encontrarnos en un bar. Si todo salía bien, de ahí nos íbamos a un telo que ya previamente habíamos averiguado que permitía el ingreso de a tres.
Ya la preparación en casa fue tremenda, con muchos nervios. Ella se depiló toda (mientras escribo se me viene tal cual la imagen a la mente: mi gorda tirada sobre la cama, toda su carne desparramada, con un espejito y la gillette sacandose hasta el último pelito de la concha). Después eligió una ropa interior nueva que se había comprado para la ocasión, de color blanco, y se puso un jeans bien ajustado, que le marcaba bien la cola gorda y cuadradota de señora que tiene. En la parte de arriba se puso un corpiño que le agarraba fuerte las tetas. Las tiene gordas y pesadas. El bretel se le hundía en la carne de los hombros.
Llegamos al bar y la idea era la siguiente: conocernos en persona, charlar y si pegábamos onda (y ellos se gustaban) iríamos al telo. Las impresiones de los tres fueron buenas así que terminamos de comer una pizza livianita y nos encaminamos al hotel. En el auto ella estaba recontra nerviosa. Íbamos en nuestro auto, yo manejaba y el flaco en el asiento de atrás. Como la notaba re nerviosa le acarició un poco la cara y ella se rió super nerviosa.
Cuando entramos en la habitación del telo no sabía que hacer, sinceramente. Estábamos los tres, y a mi esposa muy nerviosa, así que para que no se sintiera cohibida me hice el tonto y me metí en el baño, para así dejarlos solos.
Si gusta subo la segunda parte
11 comentarios - Mi experiencia cuckold (real)