Esa noche, cuando me fui a casa, el recuerdo de lo sucedido entre nosotros no me dejaba en paz. La siguiente vez que nos cruzamos en el hospital, el ambiente era igual de tenso. No necesitábamos hablar.
Días más tarde, en una guardia más , después del pase de visita de la noche, todos se fueron el hospital continuaba en silencio, y yo revisaba algunos expedientes cuando sentí su presencia cerca de mí. Se apoyó cerca de mí, su brazo apenas rozando el mío. Aún me mantenía en mi papel de distante.
—Sigues tan serio
No respondí. No necesitaba decir nada. Sabía que no iba a ceder fácilmente, pero ella no se iba a rendir tan rápido.
Sin previo aviso, su mano comenzó a moverse hacia mi bata. La sentí deslizarse por mi pierna, nuevamente, con diferencia que está vez ya sabia lo que ella buscaba
Sin poder contenerme, la tomé de la muñeca, la jalé hacia el descanso de médicos. las reglas ya no importaban. Era un lugar apartado, pero lo que nos rodeaba no importaba.
Algo importante a agregar aquí es que entre médico sabes que no hay nada más agotador una guardia por qué te sientes sucio, cansado y caliente
La empujé suavemente hacia la mesa. Ella se giró, y al instante sentí su cuerpo pegado al mío. La miré, pero no hice nada más que alinear mis movimientos con los suyos. Bajé sus pantalones lentamente, disfrutando cada centímetro
Fue entonces cuando la sentí, esa humedad que ya no podía ocultar. La palpé suavemente, Deslicé mis dedos con firmeza, disfrutando cómo su cuerpo reaccionaba ante cada caricia.
Aquí hubo un pequeño momento de incertidumbre cuando estaba tocando su vagina, su clítoris comenzó a crecer y de verdad que es el clítoris más grande que he tocado en mi vida, sin mentir fácil devia medir entre 2 a 3 cm
Les pondré una imagen de referencia para que se den una idea
Ella sabía lo grande que era y comenzó a frotarlo contra mi rodilla
Pero ella no quería más juegos. Se giró, se inclinó hacia mí , sin pensarlo más, la tomé de las caderas y la penetré
Nos quedamos allí, un par de segundos, sin movernos, aguantando la respiración , nuestras pieles pegadas, todavía temblando con lo que acababa de pasar.
Ella me miró, su sonrisa en su rostro, como si me hubiera ganado sin esfuerzo. Pero yo sabía que esto no se había acabado.
—Te dije que tarde o temprano ibas a dejar de hacerte el difícil.
No respondí. Solo la atraje hacia mí una vez más.
Continuamos haciéndolo hasta que una alarma de un paciente sonó y tuve que bajar al piso para revisar que era lo que tenía
Días más tarde, en una guardia más , después del pase de visita de la noche, todos se fueron el hospital continuaba en silencio, y yo revisaba algunos expedientes cuando sentí su presencia cerca de mí. Se apoyó cerca de mí, su brazo apenas rozando el mío. Aún me mantenía en mi papel de distante.
—Sigues tan serio
No respondí. No necesitaba decir nada. Sabía que no iba a ceder fácilmente, pero ella no se iba a rendir tan rápido.
Sin previo aviso, su mano comenzó a moverse hacia mi bata. La sentí deslizarse por mi pierna, nuevamente, con diferencia que está vez ya sabia lo que ella buscaba
Sin poder contenerme, la tomé de la muñeca, la jalé hacia el descanso de médicos. las reglas ya no importaban. Era un lugar apartado, pero lo que nos rodeaba no importaba.
Algo importante a agregar aquí es que entre médico sabes que no hay nada más agotador una guardia por qué te sientes sucio, cansado y caliente
La empujé suavemente hacia la mesa. Ella se giró, y al instante sentí su cuerpo pegado al mío. La miré, pero no hice nada más que alinear mis movimientos con los suyos. Bajé sus pantalones lentamente, disfrutando cada centímetro
Fue entonces cuando la sentí, esa humedad que ya no podía ocultar. La palpé suavemente, Deslicé mis dedos con firmeza, disfrutando cómo su cuerpo reaccionaba ante cada caricia.
Aquí hubo un pequeño momento de incertidumbre cuando estaba tocando su vagina, su clítoris comenzó a crecer y de verdad que es el clítoris más grande que he tocado en mi vida, sin mentir fácil devia medir entre 2 a 3 cm
Les pondré una imagen de referencia para que se den una idea
Ella sabía lo grande que era y comenzó a frotarlo contra mi rodilla
Pero ella no quería más juegos. Se giró, se inclinó hacia mí , sin pensarlo más, la tomé de las caderas y la penetré
Nos quedamos allí, un par de segundos, sin movernos, aguantando la respiración , nuestras pieles pegadas, todavía temblando con lo que acababa de pasar.
Ella me miró, su sonrisa en su rostro, como si me hubiera ganado sin esfuerzo. Pero yo sabía que esto no se había acabado.
—Te dije que tarde o temprano ibas a dejar de hacerte el difícil.
No respondí. Solo la atraje hacia mí una vez más.
Continuamos haciéndolo hasta que una alarma de un paciente sonó y tuve que bajar al piso para revisar que era lo que tenía
0 comentarios - Dosis de riesgo (segunda parte)