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Reemplazado, relato cuckold [4]

Día de desbloqueo.
No tenía ni idea de qué esperar, Lo que sí sabía era que Vince había tenido mucho tiempo para pensar en cómo hacer que mi preciosa ventana de libertad de pene fuera interesante. Me habían desbloqueado muchas veces por higiene, para limpiar y afeitar mis partes intimas, pero en cada una de esas ocasiones había estado bajo estricta supervisión, volviendo a encerrarme y devolviéndole la llave a Vince inmediatamente.

Reemplazado, relato cuckold [4]



 Pero esto era diferente. Por primera vez desde que se mudó, Vince finalmente me había dicho que me merecía una verdadera liberación.
Los niños estaban jugando en el jardín de los vecinos y no volverían hasta dentro de más de una hora. No podía dejar de temblar de la emoción. Vince bajó las escaleras ominosamente detrás de mí y me indicó que abriera la puerta de mi habitación.


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Allí estaba Kate… completamente desnuda, recostada arriba en la cama, con las piernas abiertas. Pensé que me volvería loco al verla. Se veía increíblemente tentadora e increíblemente deliciosa. Ya podía imaginarme cómo se sentiría enterrar mi pene duro como una roca siete centímetros en ese dulce coño. Me sonrió y me guiñó un ojo, y mi corazón se aceleró. Empecé a moverme.

—No tan rápido, mucama. Te has ganado una liberación, pero no tan fácil. —Vince cerró la puerta tras él y echó llave. De verdad, de verdad, de verdad que no me gustaba nada en ese momento.

—Puedes correrte, pero solo si sigues las reglas. ¿Entendido?

—Sí, señor.

Estaba tan fascinado con la imagen de mi esposa desnuda que no me había dado cuenta del disparatado artilugio que yacía sobre una toalla en el suelo. una muñeca sexual, con una particularidad que no tarde mucho en ver, su abertura había sido modificada, transformada en algo mucho mas grande de lo normal, y dentro se encontraba hielo.

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—Mucama, te presento a tu nueva novia —dijo Vince, con la voz llena de sádica diversión. “No te preocupes, sé que te intimidan las mujeres hermosas, pero Lucy está a tu altura. Estoy seguro de que no tendrás ningún problema en seducirla.”

Rió entre dientes, dándome una palmada en el trasero. “No seas tímido... ve a darle un beso.”

Me sonrojé, poniéndome a gatas sobre la muñeca y bajando la cabeza para besar sus ridículos labios . Kate no reprimió la risa. Esto era entretenimiento de calidad.

“Buena mucama. ¿Ves? ¿No es dulce?”

“Sí, señor”, dije.

Vince adoptó un tono un poco más serio. “Tienes dos opciones, mucama. La primera es meterle tu pequeño pene a Kate. 

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Si eliges esa opción, tendrás un mes extra de castidad por cada pequeña embestida en su coño.” Hizo una pausa por un segundo. “Sé que estas cosas son difíciles para Tu pequeña mente de mariquita, pero para asegurarme de que lo entiendes, ¿podrías decirme cuánto tiempo estarás en castidad si la penetras seis veces?



"Sí, señor, seis meses".

"Muy bien". Dirigió mi atención a Lucy, tumbada sobre la toalla ahora húmeda mientras su contenido comenzaba a derretirse lentamente. "Tu segunda opción es pasar tu tiempo libre con tu nueva novia. Pueden hacer el amor apasionadamente durante la próxima hora si quieren, explorando sus cuerpos...", se detuvo, volviéndose hacia mí con severidad. "Una regla estricta con ambas opciones: tu pene no puede tocar nada que no sea el coño de tu novia o el de tu esposa. Estaré observando. Si intentas frotarte contra cualquier otra cosa, te volveré a encerrar inmediatamente y te daré una nalgada. ¿Entendido?"


Asentí débilmente, gimiendo al empezar a comprender mi situación. "Señor, ¿puedo penetrarlas a ambas?"




Pensó un segundo. "No. Elige uno".


Gimoteé de nuevo. Era una decisión cruel. Intenté calcular cuántas embestidas necesitaría para correrme en el coño de Kate... ¿podría hacerlo en cuatro... seis... diez? Había pasado tanto tiempo; seguro que casi no me costaría nada correrme. Pero ¿y si embestía tres o cuatro veces y no me corría? Tendría que volver a la castidad sin ningún alivio, y luego esperar un montón de meses más solo para tener otra oportunidad.
Kate no me ayudaba. Frunció los labios juguetonamente, sus dedos bailando tentadoramente alrededor de los labios de su coño y con sus manos simulando como se sentiría el placer de frotar mi pene en su interior.

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"Ven a por ello, grandullón", dijo ella seductoramente. "Sabes que lo quieres". Me arrepentí de esos años diciéndole que ansiaba que fuera una perra cruel y despiadada conmigo. Ahora simplemente me daba lo que le pedía, y al parecer, además lo disfrutaba. Soñaba con estar encima de ella, embistiéndola una y otra vez, bombeando mi semen hasta el fondo.



No podía hacerlo. No podía arriesgarme al horrible dilema de estar seis veces dentro y no poder correrme. Miré a Lucy y vi que sus pequeños pechos falsos. Tragué saliva, echando una última mirada a mi hermosa esposa desnuda antes de sentarme en el suelo, flotando sobre mi nueva novia.


Kate se rió cuando tomé la decisión, y ambas rieron histéricamente cuando comencé el incómodo proceso de intentar penetrar esa vagina con hielo en su interior.




La abertura de la vagina era pequeña, pero no tuve ningún problema en meter la punta de mi pene, duro como una piedra, a través del exterior de la muñeca. Pero una vez dentro, mi pequeño miembro se encontró con crujientes trozos de hielo fríos pegados.
 Palpé y empujé para encontrar un punto lo suficientemente suave como para poder penetrar de verdad, el hielo áspero estaba increíblemente frío contra mi piel. Gemí y gemí mientras reían, intentando desesperadamente encontrar algún lugar en la vagina de Lucy donde pudiera sentir algo más que el escozor de los bloques de hielo fríos y duros.


Por fin, gracias a Dios… una pequeña grieta entre los rocosos cúmulos de hielo. Empujé desesperadamente el hielo, rozando mis caderas contra la pobre Lucy. Mi esposa y su amante estallaron en una nueva lluvia de risas cuando empecé a bombear, mi culo rebotando mientras follaba la muñeca sexual.


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¡¿Qué caballero es?!", rió Vince, ahora sentado en la cama junto a Kate. "¡Menos mal que 
Lucy se rinde en la primera cita!".
Kate se reía más fuerte de lo debido. No me hizo mucha gracia.


Sentí que mi pene empezaba a ablandarse por el frío extremo de estar enterrado en la bolsa de hielo. Sabía que necesitaba correrme antes de que fuera demasiado tarde.
Gemí patéticamente mientras conseguía derramar mi pequeña carga en Lucy, con la risa divertida de mi esposa resonando cruelmente en mis oídos. Al menos fue un orgasmo. Sentí algo de alivio, a pesar de la intensa vergüenza y humillación. Me aparté de Lucy inmediatamente y me arrodillé a los pies de Vince.


"Gracias, señor, por dejarme correrme".


"Buena criada", dijo con una risita. "Ahora, sé una buena mariquita y limpia el coño de tu novia".


Asentí, poniéndome a gatas de nuevo, esta vez hundiendo la cara en el coño de la muñeca, lamiendo pegotes de semen pegajoso de entre los bloques de hielo.


"Aww... qué dulce. Qué buena mariquita", dijo mi esposa mientras me tragaba mi propio semen.
Al terminar mi espectáculo degradante, Vince se puso de pie, camino hacia la puerta para retirarse, pero no antes sin decirle a mi esposa que me coloque en castidad nuevamente y le entregue la llave.


Luego de que la puerta se cerrara tras su salida, Kate aun desnuda tomo la jaula de castidad y camino hacia mi, en ese momento de privacidad no pude reaccionar de otra forma mas que implorarle penetrarla, aunque sea por un pequeño momento.


Kate soltó una sonrisa- "no puedo engañar a Vince"


Mi corazones comenzó a latir, el pánico se apodero de mi, durante ese pequeño momento a solas, quizás sentí que podría apelar al afecto y bondad femenina de mi esposa, abrí la boca para hablar, suplicar con palabras, de alguna manera conseguir  volver a ser como fui antes, dije "yo soy tu esposo" mientras trataba de convencer a Kate de que me permitiera disfrutar de los beneficios de estar casado con una hermosa mujer, mostrando un claro arrepentimiento de las decisiones que me llevaron a estar en ese lugar.


Ella solo respondió -"no me obligues a elegir entre el y tu"


Luego de escuchar esas palabras me vi destruido internamente, mientras ella se arrodillaba a mi lado y comenzaba a aprisionar en castidad lo que alguna vez fue el pene de su esposo.


Reemplazado, relato cuckold [4]


Para luego ponerse de pie y darme unas instrucciones de que hacer en la casa, y terminar diciendo "vamos a tener invitados, todo tiene que estar arreglado."



3 comentarios - Reemplazado, relato cuckold [4]

nukissy2969
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