Estuve casado cinco años y me tuve que separar. En realidad estuvimos 10 años, cinco de novios y cinco de casados hasta que ya no pude soportar más.
Durante el noviazgo todo iba bien, teníamos muy buen sexo, excelente diría yo. Yo tenía 31 y ella 30. Mucha piel, mucha química y siempre buscando cosas nuevas. Posiciones nuevas, lugares nuevos y así. Todo iba creciendo.
Antes de casarnos, decidimos traer una mujer a la pareja. Muy linda mujer, conocida de mi novia, la pasábamos muy bien los tres y lo mismo, nuevas poses, nuevos lugares y así sucesivamente, todo crecía.
Nos casamos y me pidió un hombre, el día de nuestra boda (o la noche, mejor dicho). Terminé aceptando, el elegido un conocido de ella que estaba invitado al casamiento. El pibe, tenía 23 años cuando pasó todo esto, tenía tremenda pija y ella la pasó muy bien.
El último año de casado, me pidió ser cuckold y acepté porque me excitaba muchísimo. Todos los jueves tenía una cita distinta y a veces no llegaba hasta el sábado pero me mandaba fotos de su concha o su boca llena de leche. Eso me excitaba y me iba con su mejor amiga.
El último mes, dijimos que había que hacer un párate porque así no iba la cosa y decidimos viajar. Con rumbo desconocido, íbamos hacia Mendoza. Paramos cerca de La Pampa, en un bar a eso de las 10 de la noche. Estaba abierto y entramos. Había 4 hombres en una mesa, todos mayores de 60 parecían. Nos sentamos en una mesa cerca de la puerta y viene un mozo, nos pregunta qué íbamos a tomar y comer, nuestra respuesta fue algo liviano porque teníamos que seguir viaje. Los viejos la miraban mucho a mi mujer, ella les sonreía y a mí me gustaba. Le piden que vaya hasta la mesa, los cuatro estaban borrachos sin dudas. Mi mujer me mira y yo le digo que vaya. Ella se para, camina hacia la mesa, yo miraba todo pero no se escuchaba lo que le decían, ella sonreía y me miraba. Uno de los viejos se levanta de la silla y empieza a besarla, ella le siguió el juego y él le agarró el orto y se lo apretó. Cuando eso pasó, los otros se levantaron e hicieron lo mismo. Yo me desesperé porque se tornaba algo violento la situación. El mozo vino y me pidió que saliera del bar, le dije que no, insistió y yo empecé a pelear, era más grande que yo y me sacó de un golpe. Cerró la puerta y dejó una ventana abierta. Adentro mi mujer ya desnuda y los viejos con sus vergas afuera se disponían a cogerla. De afuera solo se la escuchaba a ella y las risas de los viejos.
Durante el noviazgo todo iba bien, teníamos muy buen sexo, excelente diría yo. Yo tenía 31 y ella 30. Mucha piel, mucha química y siempre buscando cosas nuevas. Posiciones nuevas, lugares nuevos y así. Todo iba creciendo.
Antes de casarnos, decidimos traer una mujer a la pareja. Muy linda mujer, conocida de mi novia, la pasábamos muy bien los tres y lo mismo, nuevas poses, nuevos lugares y así sucesivamente, todo crecía.
Nos casamos y me pidió un hombre, el día de nuestra boda (o la noche, mejor dicho). Terminé aceptando, el elegido un conocido de ella que estaba invitado al casamiento. El pibe, tenía 23 años cuando pasó todo esto, tenía tremenda pija y ella la pasó muy bien.
El último año de casado, me pidió ser cuckold y acepté porque me excitaba muchísimo. Todos los jueves tenía una cita distinta y a veces no llegaba hasta el sábado pero me mandaba fotos de su concha o su boca llena de leche. Eso me excitaba y me iba con su mejor amiga.
El último mes, dijimos que había que hacer un párate porque así no iba la cosa y decidimos viajar. Con rumbo desconocido, íbamos hacia Mendoza. Paramos cerca de La Pampa, en un bar a eso de las 10 de la noche. Estaba abierto y entramos. Había 4 hombres en una mesa, todos mayores de 60 parecían. Nos sentamos en una mesa cerca de la puerta y viene un mozo, nos pregunta qué íbamos a tomar y comer, nuestra respuesta fue algo liviano porque teníamos que seguir viaje. Los viejos la miraban mucho a mi mujer, ella les sonreía y a mí me gustaba. Le piden que vaya hasta la mesa, los cuatro estaban borrachos sin dudas. Mi mujer me mira y yo le digo que vaya. Ella se para, camina hacia la mesa, yo miraba todo pero no se escuchaba lo que le decían, ella sonreía y me miraba. Uno de los viejos se levanta de la silla y empieza a besarla, ella le siguió el juego y él le agarró el orto y se lo apretó. Cuando eso pasó, los otros se levantaron e hicieron lo mismo. Yo me desesperé porque se tornaba algo violento la situación. El mozo vino y me pidió que saliera del bar, le dije que no, insistió y yo empecé a pelear, era más grande que yo y me sacó de un golpe. Cerró la puerta y dejó una ventana abierta. Adentro mi mujer ya desnuda y los viejos con sus vergas afuera se disponían a cogerla. De afuera solo se la escuchaba a ella y las risas de los viejos.
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