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Me follo a mi profesora de ingles en el curso

Mi profesora Cecilia (38 años, 1,60 m — 48 kg — busto 70/75 — ojos marrones — color de pelo y tamaño, morena, pelo largo, casi siempre recogido — piel morena — culo pequeñito, pero eso sí, de forma perfecta, respingón, aunque es de esos que miras y parece que solo de pensar en follárselo se va a romper — la profesora con la estructura de mejor cuerpo, incluso que la mayoría de las chicas del colegio, sus formas muy atractivas), la diferencia física con su compañera Morgana era como el día y la noche. Ella era la profesora que nos daba la asignatura de inglés y desde el primer día de clase chocamos. Porque me decía que tenía un nivel bajo del idioma y protesté. La protesta la hice en ese idioma y lo hice hablando bastante deprisa. Donde entre otras cosas le explicaba que había estado viviendo durante seis años en el Reino Unido y estudiando en un colegio inglés. Desde ese día tuve la impresión de que no le caía bien.     

Cecilia estaba casada o vivía con Oliver, que era profesor de gimnasia en otros cursos. Los demás los conocían de sobre y existía la opinión de que a ella le gustaban más las chicas que los chicos y que lo de Oliver era una “tapadera” ya que según decían Oliver era un salido con polla microscópica. Eran de esos rumores que se quedaban enquistados en las historias de los colegios. Morgana y ella eran amigas inquebrantables. Después de varios encuentros con Morgana me di cuenta de que Cecilia me miraba de otra manera o que yo la miraba con otros ojos. Dos días seguidos tuve que quedarme después de la clase de inglés, la primera de ellas pensé que era una tontería, la segunda me sentí extraño y luego en el patio me encontré con Oliver, que, sin conocernos de nada, salvo de vista, se enrollo conmigo sabiendo que me llamaba Pietro, que venía de fuera...     

—Tenia ganas de hablar contigo Pietro, me llamo Oliver y no se si lo sabes, pero soy el profesor de gimnasia y marido de tu profesora de inglés.     

—Encantado, usted dirá que quería hablar conmigo.     

—Nada de usted, tutéame, que todo el mundo me tutea.     

—Vale, pues tu me dirás.    

—Ya me dijo Cecilia que empezasteis con mal pie.     

—Que va, fue un mal entendido.     

—Hombre fue un desencuentro, que espero que ya esté olvidado, incluso un día podíamos tomar un café.     

—No hace falta de verdad, que por mi no hay ningún problema.    

—Que si hombre, tomamos un café y pelillos a la mar.     

—Pues lo que tu digas...    

—Ya le digo a Cecilia que quedemos un día después de clase.     

—Si tu crees que es lo mejor...    

Una conversación que además de inesperada me pareció surrealista. En ese momento lo que pensé, es que ella se vio con el culo al aire delante de los demás y quería un acercamiento que en ese momento no existía, para que el resto viera que teníamos buena onda. Después de hablar con Oliver, me encuentro a Morgana que está hablando con otros profesores, me hago el remolón y en cuanto queda sola me acerco a hablar con ella y le soy muy directo.     

—¿Le has contado algo a Cecilia de lo nuestro?    

—NO... que va, ¿es que estás loco?    

—Perdona, es que ha dado un cambio conmigo...    

—Si es por la metedura de pata que tuvo, ya está olvidado, que eso si que lo hice, hablé con ella y le dije que eras un buen chico, estudioso y muy bueno. ¿Pero por qué esa pregunta así de sopetón?    

—Porque me acaba de parar su marido y me ha dicho de tomarnos un café para olvidar lo que ha sucedido. Le he dicho que no hace falta por mi parte, pero se ha puesto tan plasta que al final no me ha quedado otra que decirle que si, será cuestión de darle largas.     

—Si se ha molestado en acercarse a ti e invitarte pues que más te da.     

No tengo el sentido arácnido de Spiderman, pero algo estaba pasando y no podía ver lo que era, mi inexperiencia me jugaba una mala pasada, aunque creyera que lo sabía todo en la vida. Pasó esa semana y toda la siguiente hasta el viernes por la mañana, ya se me había olvidado lo del café, llegue a pensar que había sido todo un “queda bien” y ya estaba. Se me acercó Oliver y me dijo que me recogía esa tarde y nos íbamos a tomar el café, no me dio opción. Oliver era un tío cachas de 1.78, corte de pelo al uno y 42 o 44 años, todos decían que era muy simpático y de buen rollo, un deportista nato. Al terminar la tarde voy hacia el aparcamiento del colegio y está esperándome, me da un casco que lleva en la mano, me lo pruebo y me entra bien. Montamos en su moto una BMW R18 que es una puta pasada. Salimos lanzados y el tío pilota bien la moto. Voy un poco mosca, porque nos vamos a las afueras, a una urbanización de golf con chalets individuales y adosados.    

Nos paramos junto a uno que era individual, abre al puerta y al lado izquierdo se ve una piscina que tiene una cubierta telescópica de aluminio y que los cristales se ven medio empañados. Sale a recibirnos Cecilia, lleva un discreto vestido hasta los tobillos, que, al ser además ancho, no dejan ver las formas de su cuerpo, toda una desilusión. Todo está siendo muy normal, me empiezo a sentir bien y compruebo que es verdad lo que decían de Oliver un tío de puta madre. Me lleva al sótano y alucino porque tiene una TV Neo QLED de 98” y tres tipos de consolas de juegos, un sistema de audio flipante... es cuando me dicen de quedarme y todo suena bien, hasta que dicen que, ya que no están mis padres, por lo menos no estaré solo. ¿Como saben que no están mis padres? ¿Lo he comentado delante de alguno de ellos? Lo único que digo en ese momento son chorradas como que no tengo pijama... respondiéndome que seguro que me vale algo de el. Acabo llamando a mi hermana, diciéndole que no voy a dormir y como no es algo anormal, pues todo solucionado ¿o no?    

Me enseñan el resto de la casa y me pregunto de dónde han sacado la pasta para todo eso. Voy al baño y desde allí envió un wasap a Álvaro para que me resuma a la pareja Oliver-Cecilia, no diciéndole que estaba en casa de ellos. Y el se monta una película en su cabeza —con esos no te enfades que llevas las de perder, que les da igual todo y no tienen miedo a que les echen del colegio. Cecilia viene de buena familia, vamos que tienen pasta y además una tía soltera palmó y le dejaron unas tierras que vendieron— el resumen fue clarificador. Oliver me dijo de jugar una partida y un poco antes de las nueve de la noche Cecilia dijo que levantáramos el culo y fuéramos a poner la mesa. Cuando la estábamos poniendo me di cuenta de que ponías la mesa para cuatro, según decían en el colegio no tenían hijos porque no querían y si no tenían hijos para quien sería el cuarto cubierto. No tardé mucho en saberlo porque sonó el timbre de la puerta y entró Morgana. Que traía una maleta muy pequeña. Eso me tenía que haber mosqueado o haberme puesto en guardia, pero no le di mayor importancia.     

La cena fue para gorriones, porque me quede a verlas venir y la mayor parte de la conversación durante la cena fue sobre mi persona, lugares donde había vivido, como me fue en esos sitios, ventajas y desventajas, relaciones de amistad, hasta que ahora si me doy cuenta que llegaron a donde querían llegar sin que me diese cuenta, que eran las relaciones más íntimas, ese fue el término que usaron, con otras personas, sin usar el género. Morgana estaba sentada a mi lado y cada vez que podía, estiraba su pierna para tocar la mía. Terminamos de cenar y nos fuimos a sentar a un porche cerrado, todos tomamos licor de hierbas y Morgana dijo una hora después, que ella de buena gana se daba un baño en la piscina, Oliver dijo que el agua estaba calentita. Como era de esperar dije que no tenía bañador, Oliver me ofreció uno suyo y cuando me lo trajo le dije que era pequeño. Ahora se, que fue intencionado darme un bañador pequeño.     

Morgana hizo una proposición —también podemos bañarnos como Dios nos trajo al mundo... si no os da vergüenza— Oliver fue el primero en responder, diciendo que el y su mujer hacían nudismo. Cecilia se hizo la retraída vacilando —voy a ser sincera, es verdad que siempre practicamos el nudismo, pero no se, en esta ocasión me da no se que por estar Pietro... es alumno... el qué dirán...— y dejaron la pelota en mi tejado, estaba todo muy estudiado, aunque en ese momento lo ignoraba. —Por mi parte podéis estar todos tranquilos que por mi nadie sabrá nada y es más si queréis bañaros solos, me quedo jugando en el sótano y...—, primero saltó Oliver diciendo que, de eso nada, que o nos bañábamos todos o ninguno y luego Cecilia que dijo que se fiaba de mi. No se si teníamos que ir a nuestras habitaciones, desnudarnos o ir a la piscina directamente, estaba como un pez fuera del agua, me estaba dando una “asfixiadera”    

Nos vamos directamente a la piscina. Entramos y hace un calor tremendo, el ambiente está cargado y hay mucho vaho. De un mueble sacan unas toallas, para ellas grandes y para nosotros minúsculas, lo primero que pienso es que con esa toalla no tapo ni mis huevos. Mi cara lo debió de decir todo, porque Oliver sacó unas iguales a las de ellas y un albornoz gris. Me quedé más tranquilo. Morgana se desnudo sin ningún complejo y luego Cecilia, que se quitó el vestido dándome la espalda, solo llevaba un tanga que fue fiera rápido y el culo era de una forma muy bonita, pero más pequeño de lo que me había imaginado. Se gira y ya estoy terminando de desnudarme, mi polla está creciendo, pero sin estar completamente erecta. Aun así, ella me clava los ojos sin poder evitarlo. Mira a Morgana y abre los ojos como queriéndole decir algo a Morgana. Nos metemos en el agua Morgana y yo, Cecilia está colocando las cosas en un banco que tienen. Oliver está desnudo en el borde, preparado para tirarse de cabeza y cuando lo veo no doy crédito.    

Tiene un cuerpo escultural, bien definido, musculado, pero la polla es del tamaño de mi pulgar siendo generoso por mi parte. Morgana que está a mi espalda y metiéndome la mano entre mis piernas me dice al oído —una imagen vale más que mil palabras... ¿te das cuenta del padecimiento que tiene que estar pasando mi amiga Cecilia? ¿no te da pena?— mi cabeza empezó a descifrar todo lo que en algún momento pasó por mi cabeza y que aparte por ser imposible. Morgana entonces se acercó del todo y me morreó delante de sus amigos, que cuando terminamos nos miraban con deseo. Mientras los miraba, Morgana me susurraba al oído —el es bicurioso y ella una putita muy cachonda, pero los dos son principiantes ¿te animas?— y luego me dijo que me sentara en el borde de la piscina, lo hice sin problema, lo único que mi polla estaba más viva y alegre que nunca. Estaba descubriendo que Morgana además de ser infiel, de ser una mujer muy cachonda, era una manipuladora perversa y me iba a dar muchas sorpresas esa noche.   

Agarro mi polla delante de sus compañeros, la lamió toda y luego dijo —os presento a mi mejor alumno, es un gran follador y a ti zorrita mía, te va a dejar como nueva, ya lo veras... ACERCATE— y Cecilia vino rápido, se quedó junto a ella dentro del agua y se besaron pero metiéndose la lengua, otra nueva faceta de Morgana y empezaba a tener claro que esos dos eran sus esclavos. Porque la orden que le dio a Cecilia fue seria —ACERCATE A PIETRO Y QUE TE FOLLE LA BOCA HASTA LA GARGANTA— tampoco tuvo que insistir, porque se lanzó por mi polla con muchas ganas. Mientras lo hacía Morgana, aunque no lo veía me daba la sensación de que con sus manos le hacía cosas a Cecilia y la confirmación la dio ella —que ganas que tengo que en vez de follarte con mis dedos el culito, sea Pietro quien te lo rompa.— Cecilia estaba en su afán de meterse lo más que podía mi polla en la boca y le costaba.    

Me fijé en Oliver un tío cachas como el y con unas manos grandes, tocándose su micro pene, que al tener esas manos aún se veía más pequeño, sus ojos estaban desorbitados. Se fueron las dos mujeres hacia la escalera de la piscina y salieron. Nos fuimos para la casa y mientras me terminaba de secar, Morgana con lo que parecía un cinturón, azotaba los culos del matrimonio, que se habían colocado a cuatro patas. Ellos disfrutaban y estaba claro, pero Morgana estaba hechizada gozando plenamente. Los castigaba sin piedad, no se como seria esa correa de dolorosa, porque el sonido era tremendo. Hizo a Oliver que fuera a por una crema, que luego se la pasó a Morgana y esta se acerco a Cecilia, la toco y decía que estaba ardiendo, se agacha y veo cómo se come el coño y el culo, dejando claro que no era su primera vez. Para y se pone a meterle crema en su culo, lo hace con un dedos, luego lo intentó con dos y no puede, lo que le hace decir —jajajajaja, aprieta el culo lo que quieras que cuando Pietro te va a embuchar el culo—    

Cecilia aunque se la veía muy caliente, mostraba preocupación y preguntaba si tenía experiencia, no iba a decirle que no, pero fue Morgana la que respondió y lo que dijo me dejó desconcertado —debe de tener, porque mi hija dice que se lo hizo muy bien la primera vez y ahora le hace el culito en cualquier sitio... ¿a que si Pietro?—, me resultaba llamativo, ver a esas personas en esa “actitud” cuando en el colegio eran serios, bien hablados, estrictos... pensé cuánta hipocresía. Se me fueron todos esos pensamientos cuando escuche a Morgana decir que el culo de la puta estaba preparado. Morgana se sentó, abrió bien las piernas y Cecilia se colocó entre ellas. A Cecilia que estaba a cuatro patas entre las piernas de Morgana, se le veía un culo muy delicado, quebradizo, brillaba por la crema que le había puesto y cuando me puse detrás de ella mientras comía el coño de Morgana, resultaba llamativo mi polla y su tierno culo. El primer intento de penetración falló, mi polla resbaló y no conseguí meterla. Tuve que agarrar bien mi polla para poder encauzarla bien.    

Ya la tenía punteando el esfínter, que lo apretaba a base de bien. Morgana me decía que la pegara en el culo, que era muy efectivo, le di una palmada y Morgana no se corto —vaya mierda de azote, para maricón ya tenemos a Oliver... DALE MÁS FUERTE A ESTA PUTA... ¡¡VAMOS!!—le di más fuerte y Cecilia no decía ni pio, todo lo contrario, se volvía más sumisa y puede meter mi glande. Dio un alarido y Morgana agarró con firmeza su cabeza para que no se moviera. Fui lo más tierno posible, mi polla iba entrando con un gran esfuerzo y algo de dolor no solo para ella, para mi también. Notaba gotas de sudor en mi frente, no quería bajo ninguna circunstancia dañarla, era muy precavido hasta que de pronto, yo creo que sin esperarlo nadie, Cecilia deja de comerse el coño de Morgana y con rabia me dice —MÉTEME LA POLLA DE UNA PUTA VEZ, CABRÓN.— en décimas de segundo me dije que si eso era lo que quería se lo iba a dar.    

Me deje de tonterías, me agarre a sus pequeñas caderas y empecé a bombearla con mucha fuerza, un bombeo continuo y muy intenso. Me ponía muy cachondo ver como Cecilia le comía el coño a Morgana porque lo hacía con mucha intensidad y Morgana no dejaba de insultarnos a todos, mientras aullaba y daba unos gemidos fuera de lo normal. Oliver se había acercado y estrujaba las pequeñas tetas de su mujer. Cecilia ya no se quejaba, disfrutaba descaradamente, sus quejas y pequeños gemidos, se convirtieron en auténticos gritos de puro placer. La primera en correrse fue Morgana y seguí tan cachonda que se metió entre las piernas de Cecilia para comerse su coño y eso hizo que Cecilia explotase en una corrida demencial. No me había corrido, pero me tuve que ir a lavar, mientras me lavaba me daba cuenta de la manipulación de Morgana, pero con la connivencia del matrimonio. Salgo del baño y no están, los escucho y están en la habitación del matrimonio, veo cuerdas y distintos enseres para el sexo. Fue como si me dieran al interruptor, porque Morgana que quería su ración de polla, estaban esperándome, puse mi cara angelical y quise atarla, ella se dejo, pero pensando que solo sería un pequeño juego o que mi imaginación no alcanzaba a la suya.   

Morgana alzaba su culo provocándome, hasta que se puso a cuatro patas y movía el culo pausadamente sin saber lo que le venía encima. Acariciaba sus nalgas y más ronroneaba, hasta que tomé carrerilla con mi mano y le di un gran azote. Tire de su pelo y luego le baje la cabeza hasta la almohada y con una vara parecida a un látigo y empecé a darle en sus nalgas, ella no daba crédito a lo que estaba sucediendo y en tono amenazante —YA VALE, AQUÍ QUIEN MANDO SOY YO Y PARA... PORQUE AL FINAL TE VOY A CORTAR LOS COJONES... YA VERAS— no se porque pero eso me envalentono y ahora le daba con más fuerza, quiso decirme algo, pero la corte con mi voz alta —MUY BIEN PUTA, TE VAS A CALLAR Y VAS A RECIBIR DE TU PROPIA MEDICINA, POR PUTA, POR MANIPULADORA Y POR AMENAZARME. ADEMÁS QUE SEPAS QUE TU ERES MIA ¡¡¿LO HAS ENTENDIDO?!!— y su respuesta me desconcertó —si mi amo, soy toda tuya— para saber si era una pantomima para que la soltase o parase, le dije a Cecilia que me pasase algo más fuerte para seguir dotándola y de un armario sacó una correa de cuero de tres dedos de ancha y medio metro de larga, con un mango de madera. Morgana puso cara de pavor y Oliver me dijo —DALE BIEN A ESA PUTA CABRONA, QUE A NOSOTROS NOS TIENE DESTROZADOS EL CULO—   

No se de donde me salía esa vena de malvado, porque les hice a Oliver y a Cecilia, ponerse uno a cada lado de Morgana y estuve mas de media hora azotando sus culos, bueno a Cecilia tuve que parar antes porque las marcas eran más profundas que la de los otros. Me acerqué al armario de donde habían sacado el cinturón y me volví a sorprender, porque era como si tuvieran un sex-shop en su casa. Había de todo lo que se pudiera imaginar uno y algunas cosas que no tenía ni idea para que eran. Lo que más me llamó la atención era una polla de látex gigantesca con un arnés. Hice la pregunta sabiendo la respuesta, que era quien la usaba y era Morgana, que le dije que me hiciera una exhibición. Se la puso y se acercó a Oliver, no creía posible que eso entrara y vaya que si entro. Entonces me coloqué detrás de Morgana y me puse a follármela. Me gustaban los insultos que le profería Morgana a Oliver y como gemían los dos. Sin esperármelo, Cecilia me abre mis nalgas y se pone a comerme el culo, nunca me lo habían hecho y su lengua era una pasada. Una vez se corrió Morgana la dejé con Oliver que aguantaba como un jabato las embestidas de ese inmenso pollón de látex.  

Me senté e hice que Cecilia se montase sobre mi polla, era multiorgásmica, se corría sin apenas tocarla, me decía que la volvía loca, que no parase y entonces hice que se levantara un poco, saque mi polla y ella quería que siguiéramos, —pídeme que te folle zorra— y no lo pensó —si amo, métemela por el culo, que se siente mejor, aunque me duela, me gusta que me duela— y le dije que se la metiera ella misma, agarró mi polla y se la colocó en la entrada de su culo, no se si era por la postura, pero estaba vez estaba costando mas follarme su diminuto culo. Le dolía a ella y me dolía a mi, pero seguro que no tanto como a ella. Lentamente se iba metiendo mi polla, suspiros, gemidos y algunos quejidos, su cara descompuesta a partes iguales entre dolor y placer. Mientras ella iba con mucho cuidado, por su tardanza le daba azotes fuertes en las nalgas y en sus diminutas tetas. Como también estiraba de sus pezones. Estaba claro que la puta de Morgana los tenía bien enseñados. Hasta que se dejó caer, dando un grito de dolor, pero con cara de satisfacción y yo me tuve que aguantar porque me hizo daño, pero no quería que se diera cuenta.  

Cecilia me miró fijamente a los ojos y me dijo —amo que gusto me ha dado— y entonces le dije que si le había gustado que se preparase. Me puse de pie agarrándola con mis brazos y de pie empecé a embestir ese minúsculo culo, su culo cada vez se abría mas y a mi me molestaba menos, su culo se había hecho a la medida de mi polla y ella gritaba ahora nada más que de placer. —Así me gusta puta, que tu culo se haga a la medida de mi polla, como me gusta rellenártelo zorra, no te imaginas como lo tienes de abierto ahora— y Cecilia no dejaba de gemir de gritar de placer y de correrse una vez tras otra, ahora le decía —te follare el culo cuando quiera y donde quiera—, ella me respondía gritándome —SI MI AMO, SOY TU PERRA, MI CULO ES SOLO TUYO, HAZ CON ÉL LO QUE QUIERAS, ME ESTAS VOLVIENDO LOCA DE PLACER— y después de decir eso, tuvo una corrida apoteósica y se quedó sobre mis brazos como si hubiera perdido el sentido. Con suavidad la deje sobre su cama y su cara era de completa felicidad. Pasamos la noche follando y amanecimos agotados, por la mañana Morgana me dejaría en mi casa y en el coche mantuvimos una conversación interesante.  

—Morgana tengo dos preguntas para ti, ¿tu marido sabe que le pones los cuernos? ¿como te hiciste con Oliver y con Cecilia?  

—Así me gusta, directo y sin pelos en la lengua. Mi marido oficialmente no lo sabe, pero se lo debe de imaginar y no me pregunta nada. Lo de la parejita fue por las confidencias que me hacía Cecilia y como me gustaba, sabiendo las necesidades que tenía, me fue muy fácil hacerme con ella, lo del marido fue coser y cantar.    

—¿Te has acostado con más mujeres o con más hombres?  

—Contigo el segundo hombre, de las mujeres he perdido la cuenta. Ellas son más discretas y no fanfarronean.   

—A todo esto, ¿tu hija te cuenta lo que hace?  

—Me lo cuenta todo, como que su novio falla más que una escopeta de feria, pero chico le ama y...   

—¿Tu hija es como tu?  

—Mi hija es más caliente, pero con más fuerza de voluntad para contenerse y si lo preguntas por saber si se lo monta con chicas, te puedo decir que no, porque le da miedo que se fueran de la boca.   

En mi casa a solas, pensaba en todo lo que me había sucedido hasta ahora. Había pasado de ser un tío normal, a follarme a dos profesoras, un profesor marido de una de ellas estando presente y tan normal. No les juzgaba, aunque eran un poco hipócritas, pero pensándolo bien tenía su lógica, porque si se enteraran en el colegio los echaban a la calle y sería difícil encontrar trabajo en la enseñanza. Una cosa me quedaba clara, que las apariencias engañan y que muchas veces hay que ocultar la cara real poniendo la cara que la gente necesita ver. Lo que he aprendido hasta ahora que al sexo no hay que temerlo si no saber disfrutarlo.


Me follo a mi profesora de ingles en el curso

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