PARTE 2 de cuando viaje a Buenos Aires para un torneo de pádel y me quedé en la casa de mi ex vecina del edificio. Si no leíste la parte 1, te invito a hacerlo.
Después del torneo volví al departamento, tipo 8 de la noche, cansado pero contento porque había pasado a semifinales. Me sorprendí porque Juli me estaba esperando en la cocina preparando unas pizzas caseras. Estaba con esas calzas que usan ahora que le marcan el culo una locura y mi mirada fue automáticamente para ahí.
—¡Llegó el semifinalista! –me dijo sonriendo—. No sabia que eras tan crack en el pádel pero no me sorprende, siempre fuiste competitivo.
—Jajaja naaa fue de pedo pero lindos partidos —le contesté riéndome haciéndome el piola.
Yo, como buen cordobés, habia llevado fernet así que como ella estaba cocinando aproveché para ir a comprar una coca y nos pusimos a tomar eso hasta tarde
Cenamos, charlamos boludeces y después pusimos una película: 12 horas para sobrevivir.
Ella otra vez estaba en remera suelta (una que yo le había regalado de Belgrano cuando se recibió) y una tanga blanca que se perdía entre esas nalgas blancas, acomodada al lado mío en la cama. Yo me había puesto cómodo también, ya más cómodo que la noche anterior y me quedé sin remera con un short de belgrano sin boxer. Todo suelto y ,estando acostado, se me marcaba la pija a propósito. La tensión se sentía más cargada que ayer.
En un momento se recostó, apoyando la cabeza en mi pecho y la abracé. Puse la mano cerca de sus tetas chiquitas pero redonditas. La película pasaba seguía, pero nosotros estábamos demasiado atentos a cada movimiento del otro.
Ya en la mitad casi, escucho su voz bajita, casi de nena pero le salió muy de trola:
—¿No me hacés mimitos en el pelo?
Me reí nervioso, pero llevé la mano a su cabello. Estaba húmedo por la ducha. Mis dedos recorrían lento, y en unos minutos la respiración entre los dos se volvió cada vez más densa, era una tensión que no se pueden imaginar. Ya tenía la pija a mil.
Ella giró el rostro hacia mí, y nuestras bocas quedaron a centímetros. No pensé demasiado: le chanté un beso de frente mal.
Juli no dudó; se subió sobre mí despacio, apoyando las manos en mi pecho. Yo aproveché para agarrarle el culo y lo apreté bien fuerte casi separando las nalgas. Su pelo me rozaba la cara, y pude sentir su sonrisa entrecortada.
—Tardaste, ¿eh? —me susurró con esa misma voz de trola.
—Estaba esperando que me des permiso —le contesté.
El beso se hizo más intenso, su cuerpo pegado al mío, la fricción, la ansiedad contenida desde la primera noche. Sus dedos jugaban con mi cuello, y yo no quería soltarla más.
La tensión nos envolvía, cada caricia subía de tono, que hasta me llegó a arañar toda la espalda.
Ahí nomas
Un suspiro escapó de su boca y me miró fijo, con los ojos brillando en la casi oscuridad de no ser por la película.
—¿Sabés cuánto tiempo tenía ganas de esto? —me dijo con voz ronca.
Apenas escuché eso la di vuelta y la acosté en la cama boca abajo.
—¿Qué me vas a hacer pendejo?— otra vez la voz de puta.
—¿Qué no te voy a hacer? Es la pregunta— le respondí.
—. Si mirá lo putita que sos, no te tenía así.
—¡Siii! Haceme tu putita dale.
Le pegué un chirlo en la nalga derecha y, corriéndole la tanga, empecé a comerle el orto.
—¡Aaaahhhh! Siii comeme así pendejo, comeme todo el orto.
Ella con la manos se lo separaba y levantaba la pelvis haciendo movimientos. Ya en unos minutos se da vuelta y me dice:
— Dejame chuparte la pija dale.
Me saqué el short y, mordiéndose los labios, suelta:
— Ah bueno, no te tenía así de pijudo. Que linda pija.
(Para que se den una idea, también de mi, me mide 19 cm de largo y cuando está erecta serán unos 5cm de ancho)
Yo la miraba acariciandole el pelo. Me dió un beso tierno en la puntita y empezó a chuparmela.
—Sii Juli, chupamela así— le dije con voz ronca.
—. ¡Mira lo putita que sos!
Al escuchar eso, Juli se la sacó de la boca y con la lengua afuera,empezó a golpearsela con mi pija. Yo no podía más. La agarré y la di vuelta otra vez, esta vez la dejé en cuatro.
—Te voy a coger toda.
—Cogeme toda por favor.— la misma voz de putita.
Acomodé la pija en su concha toda mojada y entró de una, a pelo,
—¡Aaaah! ¡Aaaaah! ¡Siiii! — gemía Juli mientras la bombeada.
—¡Mira lo que es ese orto!— le dije admirando la vista. Era descomunal, el orto de color marrón clarito casi color piel, se le abría y cerraba como si estuviera respirando. Se lo escupí todo y empecé a meterle un dedo para ver que decía.
—¡Aaah! Ojo con lo que estás haciendo pendejo.— soltó ella.
—¿No se puede?
—Si me lo vas a coger bien, si se puede.
—Ah bueno, hay que prepararlo entonces…
CONTINUARÁ.
Dejen sus puntos para saber que les está gustando y así sigo publicando. Me tomo el tiempo de escribir de camino al laburo y al toque lo publico, así que por eso hago varias partes.
Después del torneo volví al departamento, tipo 8 de la noche, cansado pero contento porque había pasado a semifinales. Me sorprendí porque Juli me estaba esperando en la cocina preparando unas pizzas caseras. Estaba con esas calzas que usan ahora que le marcan el culo una locura y mi mirada fue automáticamente para ahí.
—¡Llegó el semifinalista! –me dijo sonriendo—. No sabia que eras tan crack en el pádel pero no me sorprende, siempre fuiste competitivo.
—Jajaja naaa fue de pedo pero lindos partidos —le contesté riéndome haciéndome el piola.
Yo, como buen cordobés, habia llevado fernet así que como ella estaba cocinando aproveché para ir a comprar una coca y nos pusimos a tomar eso hasta tarde
Cenamos, charlamos boludeces y después pusimos una película: 12 horas para sobrevivir.
Ella otra vez estaba en remera suelta (una que yo le había regalado de Belgrano cuando se recibió) y una tanga blanca que se perdía entre esas nalgas blancas, acomodada al lado mío en la cama. Yo me había puesto cómodo también, ya más cómodo que la noche anterior y me quedé sin remera con un short de belgrano sin boxer. Todo suelto y ,estando acostado, se me marcaba la pija a propósito. La tensión se sentía más cargada que ayer.
En un momento se recostó, apoyando la cabeza en mi pecho y la abracé. Puse la mano cerca de sus tetas chiquitas pero redonditas. La película pasaba seguía, pero nosotros estábamos demasiado atentos a cada movimiento del otro.
Ya en la mitad casi, escucho su voz bajita, casi de nena pero le salió muy de trola:
—¿No me hacés mimitos en el pelo?
Me reí nervioso, pero llevé la mano a su cabello. Estaba húmedo por la ducha. Mis dedos recorrían lento, y en unos minutos la respiración entre los dos se volvió cada vez más densa, era una tensión que no se pueden imaginar. Ya tenía la pija a mil.
Ella giró el rostro hacia mí, y nuestras bocas quedaron a centímetros. No pensé demasiado: le chanté un beso de frente mal.
Juli no dudó; se subió sobre mí despacio, apoyando las manos en mi pecho. Yo aproveché para agarrarle el culo y lo apreté bien fuerte casi separando las nalgas. Su pelo me rozaba la cara, y pude sentir su sonrisa entrecortada.
—Tardaste, ¿eh? —me susurró con esa misma voz de trola.
—Estaba esperando que me des permiso —le contesté.
El beso se hizo más intenso, su cuerpo pegado al mío, la fricción, la ansiedad contenida desde la primera noche. Sus dedos jugaban con mi cuello, y yo no quería soltarla más.
La tensión nos envolvía, cada caricia subía de tono, que hasta me llegó a arañar toda la espalda.
Ahí nomas
Un suspiro escapó de su boca y me miró fijo, con los ojos brillando en la casi oscuridad de no ser por la película.
—¿Sabés cuánto tiempo tenía ganas de esto? —me dijo con voz ronca.
Apenas escuché eso la di vuelta y la acosté en la cama boca abajo.
—¿Qué me vas a hacer pendejo?— otra vez la voz de puta.
—¿Qué no te voy a hacer? Es la pregunta— le respondí.
—. Si mirá lo putita que sos, no te tenía así.
—¡Siii! Haceme tu putita dale.
Le pegué un chirlo en la nalga derecha y, corriéndole la tanga, empecé a comerle el orto.
—¡Aaaahhhh! Siii comeme así pendejo, comeme todo el orto.
Ella con la manos se lo separaba y levantaba la pelvis haciendo movimientos. Ya en unos minutos se da vuelta y me dice:
— Dejame chuparte la pija dale.
Me saqué el short y, mordiéndose los labios, suelta:
— Ah bueno, no te tenía así de pijudo. Que linda pija.
(Para que se den una idea, también de mi, me mide 19 cm de largo y cuando está erecta serán unos 5cm de ancho)
Yo la miraba acariciandole el pelo. Me dió un beso tierno en la puntita y empezó a chuparmela.
—Sii Juli, chupamela así— le dije con voz ronca.
—. ¡Mira lo putita que sos!
Al escuchar eso, Juli se la sacó de la boca y con la lengua afuera,empezó a golpearsela con mi pija. Yo no podía más. La agarré y la di vuelta otra vez, esta vez la dejé en cuatro.
—Te voy a coger toda.
—Cogeme toda por favor.— la misma voz de putita.
Acomodé la pija en su concha toda mojada y entró de una, a pelo,
—¡Aaaah! ¡Aaaaah! ¡Siiii! — gemía Juli mientras la bombeada.
—¡Mira lo que es ese orto!— le dije admirando la vista. Era descomunal, el orto de color marrón clarito casi color piel, se le abría y cerraba como si estuviera respirando. Se lo escupí todo y empecé a meterle un dedo para ver que decía.
—¡Aaah! Ojo con lo que estás haciendo pendejo.— soltó ella.
—¿No se puede?
—Si me lo vas a coger bien, si se puede.
—Ah bueno, hay que prepararlo entonces…
CONTINUARÁ.
Dejen sus puntos para saber que les está gustando y así sigo publicando. Me tomo el tiempo de escribir de camino al laburo y al toque lo publico, así que por eso hago varias partes.
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