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Esposa (36) me es infiel y lo descubro - parte 2

Esta es la continuación de una historia de celos y deseo. Si aún no leíste la primera parte, hazlo antes para comprender cómo llegamos a este punto… 

Esposa (36) me es infiel y lo descubro - parte 2




—¿Qué es esto? ¿Quién carajos es Manuel? —Perdóname… —me mira asustada—. Fue un error. Te lo juro, no quise hacerte daño. Trata de besarme. Yo la aparto. Pero vuelve, más suave, su boca roza la mía. Su mano se mete bajo mi camiseta. Yo quiero detenerla… pero siento cómo mi cuerpo me traiciona.

Trata de besarme. Yo la aparto. Pero vuelve, más suave, sus labios apenas rozan los míos. Su mano se desliza bajo mi camiseta queriendo tocarme, me enciende más , Recorre mi piel con la yema de los dedos. Trato de detenerla… pero cada roce me sacude, me quiebra la rabia y la transforma en un deseo que no controlo. Ella lo sabe, y susurra cerca de mi oído: —Dime que no me deseas , mientras su mano baja con descaro. Me agarra el pene con fuerza, despacio al inicio, como jugando, hasta que siento que no puedo más. Con cada movimiento siento cómo me domina, sin dejarme escapar.Me muerde el cuello mientras su mano no suelta mi verga, y me obliga a rendirme.

—Eso… ríndete me susurra, mientras sus labios bajan hasta llegar a mi verga, cada mamada arranca de mi un gemido contenido, hasta que ya no puedo callar.

—Mírame me ordena, mientras no suelta mi verga. Y cuando su boca lo envuelve, pierdo toda resistencia. Mis gemidos llenan la habitación. La rabia se transforma en un deseo y finalmente, no puedo más y me vengo totalmente sobre su boca, ella se lo toma todo hasta dejarlo limpio.



Caemos en la cama, respirando agitados. Yo la miro con rabia contenida.
—¿Por qué lo hiciste? —le digo.

Ella baja la mirada y murmura:
—Porque me sentía sola… porque tú me habías abandonado. Te necesitaba, y no estabas.

—¿Y con él? —insisto—. ¿Dónde lo veías? ¿Qué hacían?

—En un hotel… dos veces… Me entregué como nunca, no voy a negarlo.


Mientras lo admite, mientras pone en palabras lo que ya sospechaba, siento cómo mi pene se vuelve a endurecer. Ella se da cuenta de eso y acerca su boca a mi oído apretando suavemente mi entrepierna y me dice: Te excita que te lo diga. 

Sus labios recorren mi cuello, me muerde con suavidad… y de pronto se desata. Su boca desciende sin pausa, chupa y muerde cada rincón de mi cuerpo, dejando marcas, mientras se desliza más abajo, susurrando entre jadeos:

—Te voy a devorar… aunque me odies

La levanto bruscamente, la lanzo sobre la cama y me meto entre sus piernas. Ella abre su vagina sin dudar, me atrae con fuerza y grita al sentir mi verga dura y gruesa.
Cada embestida es salvaje, la cama cruje,su voz se quiebra en gemidos:.

—Sí… más fuerte… márcame… hazme tuya

La giro, la tomo por la cintura y la penetro estando ella en cuatro. Su espalda arqueada, su cabello en mis manos, sus gritos ahogados contra la almohada. Yo embisto con furia, como si cada golpe fuera un castigo. 

Ella tiembla, se estremece, y se viene nuevamente . Yo la sigo, explotando dentro de ella con violencia, hasta hace que todo mi semen quede en su vagina derramando.

Ella me dice : merompiste sin piedad… me llenaste toda de leche y fue lo más rico que he sentido. continuara...

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