Aprovechando que ese finde semana había fútbol y mi marido iba al estadios acepté la oferta de una amiga, Estefi. Ella es muy mística, vegetariana y de esas que aman todo lo natural. Siempre me había hablado de sus clases de tantra y como disfrutaba.
El viernes me llamó y me dijo que la acompañará a unas clases de una mujer, una especie de guía espiritual que daba clases de sexo.
Estefania insistía que fuera. En las clases se desnudaban y tenían sexo o entre ellas o con chicos a los que pagaban para practicar técnicas sexuales.
Ese sábado debíamos ser unas ocho alumnas. La verdad es que la idea de desnudarme delante de extrañas me incomodó, pero en cuanto empezaron todas yo las imité.
Entonces aquella guía, una especie de mujer santa comenzó a acariciar su cuerpo. Su cabello largo y negro le caía sobre los pechos como si fuera una Encarnación de una hippie de los 70. Era atractiva y los movimientos de caderas, sus gemidos como sudaba, su boca abierta y los ojos caídos por el placer empezaron a excitarme y mucho.
Todas las demás empezaron a gemir como un coro de hadas pervertidas, un coro que agudizaba mi placer a puntos inagotables. La imitaba siguiendo el lento movimiento de sus dedos entre el exceso sexo . Mi placer se potenciaba y me ardía.
Mi cuerpo empezó a dar convulsiones como le pasaba a la profesora que perdió la razón y se estremecía como una puta serpiente de lado a lado .. al igual que un ritual o una danza sexual se dejó llevar. Sus salvajes gemidos me contagiaron... Placer, rodeada de ocho mujeres retorciéndose de placer liberadas de sus ataduras personales.
Joder la puta me corría una y otra vez... Atrapada en un tobogán de un orgasmo inacabable.
2 comentarios - Una clase de masturbación femenina