Hola amigos de Poringa.
Hoy vengo a contarles algo distinto…
mi debut como La Tía Gladys, la mujer de casi 60 que muchos fantasean y pocos se animan.
Todo pasó con Iván el Terrible, un pendejo de 24 que se metió en mi casa y terminó probando lo que escondo bajo la bata.
Yo estaba con mi bata negra de satén, sin sostén, con un liguero que me mordía la piel. El calor me tenía húmeda… y las ganas también. Apenas lo vi mirarme el culo, supe que no iba a dejarlo ir.
Lo empujé al sillón, me subí encima y le hundí la cara en mi culo.
—Chupá, nene… chupá lo que siempre soñaste —le dije.
Y él lo hizo. Me devoró como un animal, jadeando, lamiendo cada rincón mientras yo me corría en su boca. Después me bajé el tanga, me puse de espaldas y lo dejé clavarme de una sola embestida.
Me abrió entera, me hizo gritar como puta, me cogió con la fuerza de sus 24 años mientras yo lo recibía con mis casi 60, temblando de placer. Cada golpe de cadera me recordaba que todavía soy la fantasía prohibida de cualquiera.
Cuando se vino, lo obligué a acabar adentro. Sentí ese chorro caliente llenarme y me quedé jadeando, sonriendo, con el culo goteando y el corazón acelerado.
Soy La Tía Gladys… y este fue mi debut con Iván el Terrible.
¿Quieren que les cuente cuando me animé con más de uno a la vez? 🔥
Hoy vengo a contarles algo distinto…
mi debut como La Tía Gladys, la mujer de casi 60 que muchos fantasean y pocos se animan.
Todo pasó con Iván el Terrible, un pendejo de 24 que se metió en mi casa y terminó probando lo que escondo bajo la bata.
Yo estaba con mi bata negra de satén, sin sostén, con un liguero que me mordía la piel. El calor me tenía húmeda… y las ganas también. Apenas lo vi mirarme el culo, supe que no iba a dejarlo ir.
Lo empujé al sillón, me subí encima y le hundí la cara en mi culo.
—Chupá, nene… chupá lo que siempre soñaste —le dije.
Y él lo hizo. Me devoró como un animal, jadeando, lamiendo cada rincón mientras yo me corría en su boca. Después me bajé el tanga, me puse de espaldas y lo dejé clavarme de una sola embestida.
Me abrió entera, me hizo gritar como puta, me cogió con la fuerza de sus 24 años mientras yo lo recibía con mis casi 60, temblando de placer. Cada golpe de cadera me recordaba que todavía soy la fantasía prohibida de cualquiera.
Cuando se vino, lo obligué a acabar adentro. Sentí ese chorro caliente llenarme y me quedé jadeando, sonriendo, con el culo goteando y el corazón acelerado.
Soy La Tía Gladys… y este fue mi debut con Iván el Terrible.
¿Quieren que les cuente cuando me animé con más de uno a la vez? 🔥
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