


Todo empezó en poringa. Entre fotos, mensajes y fantasías, encontramos a Martin. Nosotros buscábamos un corneador, alguien que realmente supiera y desde el primer mensaje sentimos esa conexión excitante.
Durante meses hablamos por WhatsApp, jugando con insinuaciones, dejando que la tensión creciera. Hasta que por fin llegó el día: nos encontraríamos en un bar/boliche.
Nos preparamos, Mara se vistió muy sexy, pantalones de cuero ajustados, blusa negra semitransparente, y esa actitud que me vuelve loco. Estuvimos un rato solos hasta que apareció Martin. Desde el primer momento, Mara fue decidida; lo miraba a los ojos, le sonreía con picardía… estaba dispuesta a seducirlo.
En un momento, ella salió a fumar y Martin la acompañó. Yo me quedé adentro del bar, imaginando lo que estarían haciendo afuera. Después me enteré que ahí, en la vereda, se besaron de verdad por primera vez, un beso fuerte y húmedo. Cuando volvieron, Mara ya tenía la mirada encendida y, mientras charlábamos, me apoyó la mano en la pierna, como marcando su dominio.
A partir de ahí, fue como si yo desapareciera. En el bar, en la calle, en la vereda… se besaban sin pausa, y yo estaba al lado, como si fuera un amigo que no se levanta de la mesa. Esa mezcla de estar de más, pero ser parte del juego, me quemaba por dentro, mientras una pareja miraba toda la situación.
Cuando salimos, pedí un taxi. Ellos se devoraron a besos todo el viaje. Al llegar al departamento, pagué la tarifa, sintiendo esa mezcla entre orgullo y humillación que solo entiende un cornudo: estaba literalmente llevando y pagando para que mi hotwife estuviera con otro hombre… y me encantaba.
Apenas entramos, abrimos otro vino y 3 copas. Se seguian besando y yo sacaba fotos, en un momento Mara, se sentó encima de Martin, lo besaba con una pasión voraz. Sus manos recorrían su cuerpo con hambre, él le apretaba el culo y le tocaba las tetas por encima de la ropa. Yo, temblando de excitación mientras ellos parecían olvidar que yo estaba ahí… o tal vez disfrutando de que mirara. Si bien esa noche no hubo sexo fue necesaria para que la próxima si.
Fue una noche ardiente, el comienzo de algo que sabíamos que iba a cambiar nuestra dinámica para siempre.
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