Pajas

Me encanta hacer pajas con las tetas

Desde muy joven, tengo una talla 110 y mi pecho causa sensación. Eso me ha enviciado a que, cada vez que quedo con un hombre, no hay trato si no deja que antes de nada le haga una paja.

Tengo dos tetones naturales de 110 y me pierde meter pollas entre ellos y no soltarlas hasta que se me corran aprisionadas.
A veces, según su tamaño, me las como también.
Soy ninfómana y me vuelve loca el sexo sin compromiso. A veces leo anuncios de hombres que te pagan por comerte el coño y negocio con ellos que solo a cambio de paja cubana.
Otras veces, tengo la fantasía de ser una puta. No os engañéis, soy sanitaria y gano un buen sueldo, pero me pone muy cachonda ir a casa de un desconocido vestida de golfa y que me folle como a una perra. Y que me pague, como si mi estabilidad económica dependiera de eso.
Por supuesto, en otras ciudades. A veces pongo clasificados en provincias distintas para X fin de semana, enseñando mis tetas, y se me llena la agenda. No hay nada que me guste más que follarme a uno tras otro, y sobre todo forzarlos a que me la metan entre las tetas y no soltarlos hasta que me den toda su leche.
Os explico mi modus operandi:
Primero les explicó que yo sin paja cubana no llego a ningún acuerdo, tanto follando gratis como pagando.
Nunca nadie se ha negado.
Así que los caliento, les como los morros, me siento en tanga encima de ellos y froto mi coño contra su polla, ambos con la ropa interior puesta, hasta que ya no podemos más.
Entonces, los siento en el borde de la cama o del sofá, me quedo en sujetador y meto sus rabos -untados en lubricante- entre mis tetas. Las aprieto y las empiezo a mover muy fuerte de arriba a abajo, mientras alabo sus pollas aunque sean enanas. A todos les pone muchísimo. 
A la hora de follar, el oído hace mucho y a todos les encanta que les hable de sexo y los insulte: cerdo, qué polla tienes, cabrón.
Si la polla es lo suficientemente larga, también me la como y le hago cosquillas en el glande con la lengua.
A veces, me quito el sujetador, pero me gusta hacer las pajas con él puesto, porque así aprieta más.
Mi mejor experiencia fue con un chico negro al que conocí porque trabajaba de celador en mi hospital. Me lo llevé a mi casa y le metí la polla en mi sujetador. Era tan larga que me la podía comer mientras sin gran esfuerzo. Lo hice correrse en mi boca y tragarme todo. También me encantaba que me diera por el culo. Al final se enamoró, y tuve la suerte de que me ofrecieran un traslado en otro hospital. A veces extraño follármelo, pero finalmente se había vuelto muy intenso.
Tengo grandes tentaciones de calentar a desconocidos con mis tetas. En la playa, me siento dónde haya muchos hombres y entonces me quito la parte de arriba del bikini para volverlos locos. En ocasiones voy a playas nudistas para que también me vean el coño, que me pone cachondísima. En una ocasión, en el baño de un bar, de la que salía, un hombre de unos 70 años de muy buen ver, hacía lo propio. Sin mediar palabra, lo cogí de la mano y lo llevé conmigo al baño de mujeres. Ahí me levanté la camiseta y el sujetador, le enseñé mis tetas y puse sus manos encima. No articulaba palabra. Comencé a besarlo, le comí la polla y me la metí también entre las tetas, pero en esa ocasión lo hice correrse en mi coño. 
A la salida, cada quién volvió a su mesa, él con su mujer y con sus hijos, sin dejar de sudar cada vez que me miraba.
Estoy disfrutando plenamente de esta etapa de mi vida, vivo cachondísima y no quiero parar.