Pasaron días, semanas, meses. Valeria le había pedido perdón de tantas formas a Matías, que este finalmente las aceptó. Al final de cuentas se amaban.
Pero nada volvió a ser igual en la intimidad. Si bien en el día a día todo parecía normal, en la cama ya no era lo mismo.
Él se sentía disminuido, roto, insignificante. Ella por el contrario –aunque no lo admitía en voz alta– ya no podía volver a sentir algo, luego de haber probar a Sandro; se macho mal educado, dominante, posesivo, bruto. Iba más allá de que entre las piernas tuviese colgando un pedazo de carne digno de un caballo, era un todo. Todo lo que Matías no era.
Gastaron en sesiones y sesiones de terapia, miles de formas de reavivar la llama. Nada funcionaba. Matías tomó una decisión. De vuelta, fue lo peor que pudo hacer.
Cuando Sandro recibió un mensaje de Matías, pensó que no era cierto, creyó que él quería venganza y lo quería acorralar. Pero las ganas de volver a tomar como suya a la mujer de otro pudieron más.
Se encontraron, charlaron. Aunque Matías lo odiaba, pensaba que así como fue la causa, terminaría siendo la solución al problema en su pareja.
Llegó la noche en la que debía darse el encuentro. Vale no sabía nada, Matías solo le dijo que se prepare para la noche, que tenía algo especial.
Sandro llegó sin hacer mucho ruido, Valeria se preparaba en el baño. Matías lo recibió.
Cuando ella salió y lo vio a Sandro, se congeló. Parecía haber visto un fantasma.
– "Hola, puta hermosa. Tanto tiempo". Dijo Sandro.
Valeria no dijo nada, seguía helada. Matías debió interrumpir:
– "Amor, está bien. Yo lo llamé. Creo que esto puede ayudar a que nos volvamos a soltar, si tenes una última vez con él y te das cuenta que lo de aquella ocasión fue todo psicológico y no fue tan bueno como lo imaginas.
Eso sí, hay reglas"
– "¿Reglas? Matías dejate de joder", dijo Valeria entre molesta pero en el fondo curiosa.
– "Sí o sí con forro, nada de pegarte y nada de anal. Sexo normal, como el que tenemos... bueno teníamos nosotros". Dijo Matías.
Sandro observaba y escuchaba con atención, sabiendo muy dentro suyo que esas reglas no iban a correr.
Vale se convenció un poco, pero seguía nerviosa. Matías se acomodó para observar, pero más que nada para asegurarse que las 'reglas' se sigan.
Ella y Sandro comenzaron a besarse, la lencería que tenía puesta le quedaba preciosa al rededor de sus curvas necesitadas de acción. Fueron meses de masturbarse recordando como disfrutó de hacer cornudo a su novio con un semental insaciable. Las manos de él recorrían su cuerpo, apretando y disfrutando cada parte de ella.
Sandro se recostó en la cama y Valeria comenzó a desnudarse para él, para ambos Matías no existía en el lugar, no importaba.
Ella gateaba en la cama, desnuda y buscando lo que anhelaba volver a tener: la enorme verga de Sandro. Cuando desabrochó sus pantalones y la liberó, no podía ocultar la sonrisa digna de una niña con su juguete favorito. La pajeó con malas manos y la empezó a chupar con ganas.
– "La extrañaste, no?", preguntó Sandro, sabiendo perfectamente la respuesta.
Ella asintió enérgicamente mientras seguía saboreando ese enorme pedazo de carne que apenas podía meter en su boca.
"Gghhrkkkk ghkrkkk mpfff mpffff", se escuchaba, mientras Valeria se atragantaba en la verga de Sandro.
– "Ay por favor, está riquísima. Me encanta", le decía a Sandro.
– "Valeria no seas puta, por el amor de dios", interrumpía de fondo Matías, a los oídos ensordecidos de su novia.
– "Quiero que me cojas toda, que me llenes la conchita con esa pija enorme que tenes, papi", dijo ella a su amantes. Matías ni se animó a objetar nada, le hervía la sangre porque sabía que a ella no le iba a importar que dijiese algo.
Sandro se preparó para penetrarla, ella agarró uno de los condones XL que Matías compró para seguir las 'reglas' que quiso imponer. A pesar de ser extra grandes, hubo cierta dificultad para cubrir el enorme miembro de 25cm. Finalmente se logró. Él se posicionó para empezar a cogerse a Valeria en posición de misionero. La fue metiendo de a poco.
– "Ahhhh ahhhh ay sí, dios es enorme", gemía la puta de Valeria.
Sandro le daba cada vez con más fuerza, pero ella en un momento lo frenó. Valeria miró a Matías, él ya sabía lo que se venía.
– "Gordo, de verdad perdoname pero así no me gusta", dijo mientras comenzaba a sacarle el forro a Sandro.
– "Perdón, amor. Pero ya que es una última vez, dejame sentirla toda". Insistió.
Matías se largó a llorar, de la rabia y del dolor. No podía responder.
– "Así mejor, bebé. Sentila toda al natural", decía Sandro mientras la volvía a penetrar, ahora ya sin nada que se interponga entre ellos.
– "Sí, sí AHHHHH AHHHH QUE GRANDE LA TENES HIJO DE PUTA PARTIME AL MEDIO", gritaba y gemía ella, sintiéndose puta y entregada.
Los sonidos de sus cuerpos chocando eran obscenos, sus gemidos de placer inundaban la habitación. Matías deseaba no existir. Sandro y Vale se entregaban al deseo, la pasión, el sexo duro y sin límites.
– "Ahorcame, pegame. Cogeme como a una puta", suplicaba ella.
– "La concha de tu madre, Valeria sos una hija de puta", reclamaba Matías, mientras Sandro la golpeaba duro y la cogía casi con rabia.
– "Gordo estoy re puta, perdón pero no lo puedo controlAHHHH DIOS SI ASÍ, AHI MISMO, MAS FUERTE". Intentaba explicarse ella, pero sus orgasmos eran más fuertes.

Ellos seguían explotados de placer y lujuria mientras Matías trataba de contener sus lágrimas.
– "SOY TU PUTA, SANDRO. SOY TUYA. COGEME TODA, NO PARES", se escuchaba con fuerza.
Cuando parecía que todo iba a terminar, mientras ella cabalgaba la pija de Sandro, en un momento se frena. Mira a Matías.
– "Mi amor, yo se que va contra las reglas, pero tengo demasiadas ganas..." dijo ella.
– "Valeria la puta madre no, ya se lo que estas pensando y no, no te lo permito", respondió Matías.
– "Gordo perdón, de verdad lo quiero y se lo voy a pedir, disculpa. Sandro, la quiero por el culo otra vez". Insistió ella.
– "Agarrala y metetela vos misma en el culito, putita. Rompete el ojete en mi pija", fue lo que respondió Sandro.
– "Carajo, te digo que no la puta madre", intentó interrumpir Matías, pero ella ya tenía la verga dura en su mano y la dirigía a su ano.
– "Ayy ayyy ayyy dios siento como se abre. Auuu ayy me lo vas a romper. Ayyy diosss", decía mientras se la iba introduciendo.

Logró metersela hasta la mitad, sentía su culo super abierto pero a la vez ya lleno de pija.
– "Gordo, creo que tenías razón, no puedo más, se me va rompAAAAAYYYYYYY AUUUU AHIJO DE PUTA AHHHGGHHHHA HHHHAHHHH". A media frase, Sandro se la mandó al fondo.
– "AY AYYY AMOR ME LO ROMPIÓ, ME ROMPIÓ EL CULO. ESTÁ ROTO AAAHHHHH". Sollozaba mientras su amante empezaba a penetrarla una y otra vez.
Matías quiso intervenir. Se levantó y fue a la cama, quiso frenarlo.
Cuando Sandro se preparaba para empujarlo, Valeria se adelantó. Se levantó de la verga y con el ano abierto, interceptó a Matías, lo abofeteó con fuerza.
– "No te metas, pelotudo. Quiero que me lo destroce, ya que vos no podes. Sandro, rompemelo". Dijo, mientras se ponía en cuatro, totalmente ofrecida. Matías, sorprendido y destrudo, se sentó en un rincón con la mirada perdida.
– "AHHHH AGGHH AHHHH DIOS QUE RICA PIJA. ROMPEME TODO EL CULO, DEJAMELO ABIERTO. QUIERO QUE ME DUELA TODA LA SEMANA", gritaba ella como poseída, mientras las embestidas de Sandro eran más y más fuertes.

– "Te voy a dar toda la leche, putita", anunciaba Sandro, ya sin poder aguantar.
– "Ay sí, papi. La quiero toda. Dame la mema, tu putita quiere saborear toda esa leche", respondía ella.
Sandro sacó la chota del ano de Valeria, que estaba rojo, hinchado y reventado. La arrodilló frente a él y ni bien se posicionó, descargó toda su leche en su boca, sus pechos y su cara. Ella se tragó hasta la última gota.
‐ "Mmmm papi, que rica. Me encanta", agradeció Vale.

Pasaron unos minutos. Sandro prendió un cigarrillo y se puso a fumar. Valeria aún toda pegajosa y con aliento a semen ajeno, se acercó a Matías que seguía como ido, en trance.
– "Matu, disculpa. No se qué me pasó y realmente estoy muy confundida ahora", dijo ella.

Al no tener respuesta, se levantó, tomó algo de plata de su bolso y la ofreció a Matías.
– "Tengo que pensar muchas cosas y realmente no quiero dormir contigo hoy. Anda al hotel de acá cerca, yo me quedo esta noche con Sandro. Mañana hablamos, disculpame". Le dijo.
Él sin mucha reacción, ya derrotado, tomó el dinero, se levantó y se fue.
Toda la noche en el departamento fue de sexo desenfrenado. Sandro la usó hasta que se cansó.
Al día siguiente, sin haber recibido señales de ella, Matías volvió al departamento. No estaba nadie, solo una nota.
" Matías, te pido disculpas pero esto se terminó acá. Fuiste muy importante en mi vida, sobre todo porque gracias a vos conocí a Sandro, un hombre que sí cumple con mis expectativas. Me llevo mis cosas, voy a estar quedándome con él ahora.
Eso sí, me llevé tu play, la vamos a vender para comprarnos un par de cosas que faltan en su casa.
Esto es un adiós, espero me perdones.
Vale".
Fin.
Pero nada volvió a ser igual en la intimidad. Si bien en el día a día todo parecía normal, en la cama ya no era lo mismo.
Él se sentía disminuido, roto, insignificante. Ella por el contrario –aunque no lo admitía en voz alta– ya no podía volver a sentir algo, luego de haber probar a Sandro; se macho mal educado, dominante, posesivo, bruto. Iba más allá de que entre las piernas tuviese colgando un pedazo de carne digno de un caballo, era un todo. Todo lo que Matías no era.
Gastaron en sesiones y sesiones de terapia, miles de formas de reavivar la llama. Nada funcionaba. Matías tomó una decisión. De vuelta, fue lo peor que pudo hacer.
Cuando Sandro recibió un mensaje de Matías, pensó que no era cierto, creyó que él quería venganza y lo quería acorralar. Pero las ganas de volver a tomar como suya a la mujer de otro pudieron más.
Se encontraron, charlaron. Aunque Matías lo odiaba, pensaba que así como fue la causa, terminaría siendo la solución al problema en su pareja.
Llegó la noche en la que debía darse el encuentro. Vale no sabía nada, Matías solo le dijo que se prepare para la noche, que tenía algo especial.
Sandro llegó sin hacer mucho ruido, Valeria se preparaba en el baño. Matías lo recibió.
Cuando ella salió y lo vio a Sandro, se congeló. Parecía haber visto un fantasma.
– "Hola, puta hermosa. Tanto tiempo". Dijo Sandro.
Valeria no dijo nada, seguía helada. Matías debió interrumpir:
– "Amor, está bien. Yo lo llamé. Creo que esto puede ayudar a que nos volvamos a soltar, si tenes una última vez con él y te das cuenta que lo de aquella ocasión fue todo psicológico y no fue tan bueno como lo imaginas.
Eso sí, hay reglas"
– "¿Reglas? Matías dejate de joder", dijo Valeria entre molesta pero en el fondo curiosa.
– "Sí o sí con forro, nada de pegarte y nada de anal. Sexo normal, como el que tenemos... bueno teníamos nosotros". Dijo Matías.
Sandro observaba y escuchaba con atención, sabiendo muy dentro suyo que esas reglas no iban a correr.
Vale se convenció un poco, pero seguía nerviosa. Matías se acomodó para observar, pero más que nada para asegurarse que las 'reglas' se sigan.
Ella y Sandro comenzaron a besarse, la lencería que tenía puesta le quedaba preciosa al rededor de sus curvas necesitadas de acción. Fueron meses de masturbarse recordando como disfrutó de hacer cornudo a su novio con un semental insaciable. Las manos de él recorrían su cuerpo, apretando y disfrutando cada parte de ella.
Sandro se recostó en la cama y Valeria comenzó a desnudarse para él, para ambos Matías no existía en el lugar, no importaba.
Ella gateaba en la cama, desnuda y buscando lo que anhelaba volver a tener: la enorme verga de Sandro. Cuando desabrochó sus pantalones y la liberó, no podía ocultar la sonrisa digna de una niña con su juguete favorito. La pajeó con malas manos y la empezó a chupar con ganas.
– "La extrañaste, no?", preguntó Sandro, sabiendo perfectamente la respuesta.
Ella asintió enérgicamente mientras seguía saboreando ese enorme pedazo de carne que apenas podía meter en su boca.
"Gghhrkkkk ghkrkkk mpfff mpffff", se escuchaba, mientras Valeria se atragantaba en la verga de Sandro.
– "Ay por favor, está riquísima. Me encanta", le decía a Sandro.
– "Valeria no seas puta, por el amor de dios", interrumpía de fondo Matías, a los oídos ensordecidos de su novia.
– "Quiero que me cojas toda, que me llenes la conchita con esa pija enorme que tenes, papi", dijo ella a su amantes. Matías ni se animó a objetar nada, le hervía la sangre porque sabía que a ella no le iba a importar que dijiese algo.
Sandro se preparó para penetrarla, ella agarró uno de los condones XL que Matías compró para seguir las 'reglas' que quiso imponer. A pesar de ser extra grandes, hubo cierta dificultad para cubrir el enorme miembro de 25cm. Finalmente se logró. Él se posicionó para empezar a cogerse a Valeria en posición de misionero. La fue metiendo de a poco.
– "Ahhhh ahhhh ay sí, dios es enorme", gemía la puta de Valeria.
Sandro le daba cada vez con más fuerza, pero ella en un momento lo frenó. Valeria miró a Matías, él ya sabía lo que se venía.
– "Gordo, de verdad perdoname pero así no me gusta", dijo mientras comenzaba a sacarle el forro a Sandro.
– "Perdón, amor. Pero ya que es una última vez, dejame sentirla toda". Insistió.
Matías se largó a llorar, de la rabia y del dolor. No podía responder.
– "Así mejor, bebé. Sentila toda al natural", decía Sandro mientras la volvía a penetrar, ahora ya sin nada que se interponga entre ellos.
– "Sí, sí AHHHHH AHHHH QUE GRANDE LA TENES HIJO DE PUTA PARTIME AL MEDIO", gritaba y gemía ella, sintiéndose puta y entregada.
Los sonidos de sus cuerpos chocando eran obscenos, sus gemidos de placer inundaban la habitación. Matías deseaba no existir. Sandro y Vale se entregaban al deseo, la pasión, el sexo duro y sin límites.
– "Ahorcame, pegame. Cogeme como a una puta", suplicaba ella.
– "La concha de tu madre, Valeria sos una hija de puta", reclamaba Matías, mientras Sandro la golpeaba duro y la cogía casi con rabia.
– "Gordo estoy re puta, perdón pero no lo puedo controlAHHHH DIOS SI ASÍ, AHI MISMO, MAS FUERTE". Intentaba explicarse ella, pero sus orgasmos eran más fuertes.

Ellos seguían explotados de placer y lujuria mientras Matías trataba de contener sus lágrimas.
– "SOY TU PUTA, SANDRO. SOY TUYA. COGEME TODA, NO PARES", se escuchaba con fuerza.
Cuando parecía que todo iba a terminar, mientras ella cabalgaba la pija de Sandro, en un momento se frena. Mira a Matías.
– "Mi amor, yo se que va contra las reglas, pero tengo demasiadas ganas..." dijo ella.
– "Valeria la puta madre no, ya se lo que estas pensando y no, no te lo permito", respondió Matías.
– "Gordo perdón, de verdad lo quiero y se lo voy a pedir, disculpa. Sandro, la quiero por el culo otra vez". Insistió ella.
– "Agarrala y metetela vos misma en el culito, putita. Rompete el ojete en mi pija", fue lo que respondió Sandro.
– "Carajo, te digo que no la puta madre", intentó interrumpir Matías, pero ella ya tenía la verga dura en su mano y la dirigía a su ano.
– "Ayy ayyy ayyy dios siento como se abre. Auuu ayy me lo vas a romper. Ayyy diosss", decía mientras se la iba introduciendo.

Logró metersela hasta la mitad, sentía su culo super abierto pero a la vez ya lleno de pija.
– "Gordo, creo que tenías razón, no puedo más, se me va rompAAAAAYYYYYYY AUUUU AHIJO DE PUTA AHHHGGHHHHA HHHHAHHHH". A media frase, Sandro se la mandó al fondo.
– "AY AYYY AMOR ME LO ROMPIÓ, ME ROMPIÓ EL CULO. ESTÁ ROTO AAAHHHHH". Sollozaba mientras su amante empezaba a penetrarla una y otra vez.
Matías quiso intervenir. Se levantó y fue a la cama, quiso frenarlo.
Cuando Sandro se preparaba para empujarlo, Valeria se adelantó. Se levantó de la verga y con el ano abierto, interceptó a Matías, lo abofeteó con fuerza.
– "No te metas, pelotudo. Quiero que me lo destroce, ya que vos no podes. Sandro, rompemelo". Dijo, mientras se ponía en cuatro, totalmente ofrecida. Matías, sorprendido y destrudo, se sentó en un rincón con la mirada perdida.
– "AHHHH AGGHH AHHHH DIOS QUE RICA PIJA. ROMPEME TODO EL CULO, DEJAMELO ABIERTO. QUIERO QUE ME DUELA TODA LA SEMANA", gritaba ella como poseída, mientras las embestidas de Sandro eran más y más fuertes.

– "Te voy a dar toda la leche, putita", anunciaba Sandro, ya sin poder aguantar.
– "Ay sí, papi. La quiero toda. Dame la mema, tu putita quiere saborear toda esa leche", respondía ella.
Sandro sacó la chota del ano de Valeria, que estaba rojo, hinchado y reventado. La arrodilló frente a él y ni bien se posicionó, descargó toda su leche en su boca, sus pechos y su cara. Ella se tragó hasta la última gota.
‐ "Mmmm papi, que rica. Me encanta", agradeció Vale.

Pasaron unos minutos. Sandro prendió un cigarrillo y se puso a fumar. Valeria aún toda pegajosa y con aliento a semen ajeno, se acercó a Matías que seguía como ido, en trance.
– "Matu, disculpa. No se qué me pasó y realmente estoy muy confundida ahora", dijo ella.

Al no tener respuesta, se levantó, tomó algo de plata de su bolso y la ofreció a Matías.
– "Tengo que pensar muchas cosas y realmente no quiero dormir contigo hoy. Anda al hotel de acá cerca, yo me quedo esta noche con Sandro. Mañana hablamos, disculpame". Le dijo.
Él sin mucha reacción, ya derrotado, tomó el dinero, se levantó y se fue.
Toda la noche en el departamento fue de sexo desenfrenado. Sandro la usó hasta que se cansó.
Al día siguiente, sin haber recibido señales de ella, Matías volvió al departamento. No estaba nadie, solo una nota.
" Matías, te pido disculpas pero esto se terminó acá. Fuiste muy importante en mi vida, sobre todo porque gracias a vos conocí a Sandro, un hombre que sí cumple con mis expectativas. Me llevo mis cosas, voy a estar quedándome con él ahora.
Eso sí, me llevé tu play, la vamos a vender para comprarnos un par de cosas que faltan en su casa.
Esto es un adiós, espero me perdones.
Vale".
Fin.
1 comentarios - Quería un trío, terminó siendo cornudo. Parte 2.