
Esta noche me quedé sola en mi habitación y supe que iba a dedicarme completamente a mí. Apagué las luces, me recosté y sentí cómo mi cuerpo ya estaba deseando lo que venía. Agarré mi dildo más grande, el que siempre me reta, y lo miré un instante, acariciándolo suavemente. Mi corazón se aceleró solo de pensarlo.
Con cuidado, lo deslicé lentamente hacia mi culo. Cada centímetro me hacía gemir, arqueando la espalda y presionando hacia él sin darme cuenta. La sensación de estiramiento y llenado era intoxicante; cada empuje me hacía perderme más en el placer. No me conformaba con un solo juguete: saqué plugs, bolitas y otros juguetes que había preparado para estas noches. Cada uno ofrecía algo distinto: algunos más profundos, otros más anchos, algunos con texturas que hacían que mi cuerpo temblara y mis gemidos se hicieran más intensos.
Me movía despacio al principio, disfrutando de cada sensación, y luego más rápido, dejándome llevar por completo. Mis manos exploraban mis pechos, mis labios, mi clítoris, mientras mi culo recibía todo el placer de los juguetes. Mis gemidos llenaban la habitación, y cada vez que imaginaba que alguien me miraba, mi excitación subía al máximo.
A veces cerraba los ojos y me imaginaba con hombres de todo tipo: grandes, pequeños, gruesos, largos… cada uno llenándome y haciendo que mi culo se estirara de formas nuevas. La combinación de la fantasía con mis juguetes me hacía perder la noción del tiempo. Me sentía sucia, deseada, entregada, completamente mía y al mismo tiempo propiedad del placer que me daba a mí misma.
Pasaron horas y no podía parar. Cada juguete, cada empuje, cada gemido me llevaba más lejos. Mi cuerpo reaccionaba solo, húmedo, temblando, buscando más. Sentía cómo mi culo se acostumbraba al placer, cómo cada sensación nueva me excitaba aún más, y cómo mi mente se perdía en un deseo interminable.
Finalmente, exhausta y satisfecha, me recosté, con la respiración agitada y la piel todavía sensible. Sabía que había explorado mis límites, que había disfrutado cada centímetro de mi culo y cada juguete, y que esa entrega total me había dejado completamente satisfecha y excitada, deseando que la próxima vez fuera aún más intensa.”*






5 comentarios - Mis juguetes y yo