You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Esposo Beta. Cap. 4. Macho Alfa; Esposa Sumisa

Mi esposa candy, sin saber cómo reaccionar, debido a todo el cúmulo de sentimientos que esta situación provocaba en ella, solo atinó a decir. 
Candy: –buenos días Ramiro – y procede a acomodarse el escote en su blusa, y a bajarse un poco el vestido, para no enseñar su culo. 
Ramiro, al ver ésta acción por parte de mi esposa, rápidamente se acerca a ella, y le dice que no se puede abrochar la blusa, y su vestido está bien así como lo usa.
Ramiro: – no te preocupes, nadie va a entrar en mi oficina hoy, está estrictamente prohibido entrar. A quien lo haga, lo voy a correr inmediatamente –
Candy se quedó inmóvil.
Candy: – al parecer, tienes razón de lo que dijiste de mi esposo. Él me animó a venir así el día de hoy… y quedamos en el acuerdo que hoy sería la última vez que hacía esto por el. Al menos, ya no me lo pedirá. Y tampoco me va a preguntar nada de lo que realice en mi trabajo. Dice que confía plenamente en mi–
Ramiro: – y tú, qe dices. Quieres qe sea la última vez que vienes tan cómoda al trabajo? O qieres perder todas tus comodidades?--
Ése comentario la dejó muy duditativa. Se sentía un tanto amenazador, considerando las prestaciones y oportunidades laborales que había adquirido estos últimos meses. Rápidamente pensó en el dinero que estaba generando para ella, para la casa, para los niños. Y para apoyarme a mi. Y con tono vacilante contesta.
Candy: – noo. Me siento muy agusto en este trabajo. Ésta oportunidad es única y nos ha cambiado la vida a Mario y A mi. Porfavor quiero seguir trabajando en ésta empresa.--
Ramiro. Inmediatamente se pudo dar cuenta que mi esposa prácticamente ya le pertenecía. Una vez más, logro imponer el poder que representa su estatus, tanto económico, como de macho Alfa.
Ramiro:-- no te preocupes Candy. No te voy a correr, pero claro que va a haber algunas modificaciones en cuanto a tus deberes en la empresa, y para conmigo, obviamente.
Para empezar. Yo sabía el resultado de ésta platica, y he atinado a comprarte un nuevo uniforme. Desde hoy mismo lo vas a empezar a usar, y cuando llegues a tu casa, ya no comentaras nada de nuestras actividades laborales a tu esposo. Está claro?--
Candy:-- si, está bien Ramiro. – en ningún momento pudo levantar la vista del piso. Lo emocionan que la invadía en este momento, era de vulnerabilidad y miedo. Sin saber que sería de ella. O de mi.
Da unos pasos adelante, y agarra su nuevo uniforme, sin siquiera verlo. 
Ramiro:-- te puedes cambiar aqi, enfrente de mi. Aa partir de ahora, vas a generar una confianza completa en mi… no hay nada de ti que yo valla a desconocer. Incluso, conocere muchos secretos tuyos, que no a tú esposo le podrás contar.-- 
Mientras tanto, mi esposa, pequeña y frágil, ya se encontraba solo en pantis. Porque no traía sostén ése día. Su pequeño calzoncito era un cachetero, rosa, y sus pezones se notaban levemente inflamados. En la parte más escondida de su sexo. Si ponías atención, se podia apreciar una leve mancha de humedad, débilmente emergiendo de ella. Procedió rápidamente a. Ponerse una micro falda, que dejaba todas sus piernas, incluso su sexo, a la vista de quien sea que la mirase. Y en la parte superior, una fina blusa pequeña, demasiado escotada y que debido a la transparencia de aquella fina tela blanca, se apreciaba completamente la figura de sus senos, que a estas alturas, ya se encontraban inflamados sus delicados pezones. 
Dicha escena, cargada de erotismo, tanto por la desnudez y exposición de mi esposa. Y a la vez el hecho de imponer su dominio en una nueva esposa sumisa. Había provocado una erección inmensa en el sexo de Ramiro. Haciendo que éste, mientras observaba sin perder detalles a mi esposa, se estaba agarrando el pene frente a ella, sin ningún tipo de pudor.
Ramiro: – no sabes las ganas que tengo de hacerte mi puta. Quiero romperte ése culo apretado que tienes. Y que conozcas lo que es coger con un macho de verdad. Desde el primer día que te vi. Planee todo esto. Y ustedes, cómo todos los demás que he querido. Cayeron en mis deseos de perversión y corrupción. Pero por ahorita, aún no te voy a usar. Primero, haré que tú esposo me diga personalmente que te coja. Y hasta entonces, tu tendrás que esperar tu turno, deseosa, de provar ésta verga –
Acto seguido, procede a desabrochar su pantalón, y enseñar la verga a mi dulce y tierna esposa, que en ése momento, no daba crédito a lo qe oían sus oídos…cómo es posible que mi jefe Ramiro, que tan intachable conducta aparenta, sea este tipo de persona.
Ramiro:-- ven aquí, ponte de rodillas aqi, para que veas de cerca mi verga. Y puedas contemplar todo lo que te voy a hacer con ella.--
Ésa verga, fácilmente media unos 22 cm. Era demasiado gruesa, no la abarcaría con una mano. Y ni pensar meterla en su boca.
En ése momento, Ramiro estaba masturbándose lentamente, con la cara de mi esposa a escasos 25 cm de el rostro de mi pobre esposa. Solo la distancia justa para no tocarla con la verga. Mientras se masturbaba, mi esposa solo quería terminar ésa escena qe estaba repudiando. No podía creer lo qe estaba pasando.
Ramiro:-- muy pronto vas a ser mi puta personal. Para eso te contraté. Que pensaste, que todo esto era un golpe de suerte. Con golpes de mi verga, te voy a hacer entender, que nada es gratis para ustedes los miserables estúpidos ilusos. Te voy a dejar tan abierto el culo, que tú esposo te va a tener que aliviar a lenguetazos, por puto beta cornudo.-- 
Habían pasado 15 min, desde que mi esposa estaba arrodillada frente a su jefe. Sin poder hablar o moverse. Candy, sin apartar la vista de la figura de su jefe, podía observar como la miraba con ojos de furia y de deseo. Y cada vez, cada insulto y cada humillación que expresaba Ramiro. Su verga se hinchaba más. A tal punto de estar repleta de venas. Y la cabeza de ésa verga, se veía intimidante.
Cuando pasaron 20 min, de humillaciones y vejaciones, atrocidades verbales descritas, hacia la persona de mi esposa. Ramiro la agarra de su pelo y le ordena que cierre la boca. Aún no tendrá el privilegio de alimentarse con la leche de un macho Alfa como el. Candy, sin protestar ni presentar oposición, solo hizo lo que su jefe le ordenó. Y en unos instantes, pudo sentir como en su cara tan hermosa, tan inocente, recibía una descarga de abundante semen caliente. Eso parecía que si jefe le estaba haciendo una lluvia dorada. Pero era demasiado espeso, no podía ser otra cosa que una descarga descomunal de semen. Lo más seguro, es que tenía unos 3 meses, (Desde que conoció a mi esposa) guardando ésa descarga para ella. Cuando las últimas gotas de ése abundante líquido blanqesino y espeso terminó de salir. Ramiro procedió a sacudirse la verga en la cara de mi esposa. Le estaba dando sus primeros vergazos. 
Ramiro:-- te has portado muy bien, putita. Ya me debías ésa descarga. Te tomaré una foto, para mandársela a Julia. Para que ya sepa de una vez, que ya eres mía. 
Candy:-- no, porfavor. Nunca me han tomado fotos ni nada. No me exponga. Se lo rueg. Si mi esposa.--
Ramiro procede a tomar la foto, sin importar las suplicas de mi esposa. Y le da un vergazo en la cara. En señal de qe no qiere oír suplicas.
Ramiro:-- Julia y yo somos expertos en ésto. No tengas miedo que nadie va a saber nuestro secreto. No te olvides que cuando me conociste, tenías una impresión intachable de mi, de nosotros. Ya tenemos mucho tiempo en ésto. No creas que son la primer pareja que pasan por nosotros.  Pero ten calma. Con en tiempo, les explicaremos las reglas del juego. Mientras ya te puedes ir a sentar en tu espacio. Pero que quede claro. No te puedes limpiar. Justo como estás, vas a terminar tu día de trabajo. Y este que ha pasado. Nadie lo puede saber. NADIE.--
candy, resignada a lo que estaba ocurriendo, y estando completamente expuesta y vulnerable, solo le quedó confiar en su jefe. Que Nadie sabría lo ocurrido ese día. Ni los días por venir. Se levantó para dirigirse a su área de trabajo, y sin siquiera notarlo, su jefe, Ramiro, le hizo el comentario.
Ramiro:-- todas son unas zorritas entregadas, hambrientas de verga. En el momento en que ven una pieza como la mia, todas reaccionan igual. Mírate la panochita. Estás con el calzoncito mojado. Parece qe te orinaste. 
Candy, sin haberse percatado de la situación, se tocó con su mano, su sexo, y pudo corroborar, que ciertamente, abundante fluidos había escurrido de ella. Sin saber cómo reaccionar. Solo se pudo sentar, y apretar sus piernas, por vergüenza de lo que había pasado.
 El día de trabajo terminó a las 4 pm, un poco más temprano de lo normal. Probablemente porqe ése no había sido un día normal. Y éso ya eran parte de los privilegios extras de ésta nueva área de trabajo. Ramiro, cuídando las apariencias como siempre, espero que la oficina estubiera sola, para poder sacar a mi esposa de la oficina, y llevarla a su carro, para posteriormente, dejarla en nuestra casa. Le extendió un abrigo muy elegante, y apariencia cara. Color café. Y cubrió a mi esposa, para que nadie pudiera advertir cosas extrañas.
Al llegar a casa. Pude oír un vehículo, estacionandose frente a nuestra casa, en la calle, y me asomé por la ventana. Pude ver qué era Ramiro que había traído ai esposa. Al bajarse ella, se despidió de beso, cosa que se me hizo extraña, pero normal, debido a que probablemente ya se estaba generando ésa confianza entre ellos. Salí al encuentro de mi esposa, y la recibí con un beso en los labios. Se sentía un poco pasional ése recibimiento. Pude percatarme de un olor diferente en ella, como cunado yo mismo me he masturbado, y dejo mi semen en ropa que encuentro por ahí. Se me hizo muy extraño. Pero recordé lo platicamos en la mañana. Yo ya no preguntaría nada más. Rápidamente salí a saludar a Ramiro, y él, con mucha amabilidad y atención, me devolvió el saludo.
Ramiro:-- Hola Mario,  cómo estás. Te ves muy bien. 
Yo: – hemos estado muy bien, muy agusto. Este nuevo trabajo de candy, definitivamente nos está haciendo bien. Muchas gracias por la confianza que tiene en mi esposa–
Ramiro: – no es nada Mario. Candy es una excelente elemento, muy aplicada, muy obediente. Justo lo que necesitaba. Ya estoy pensando en promoverla nuevamente, pero ya me da pena contigo. Vas a pensar que te la quiero qitar–
Yo: – no digas éso Ramiro. Al contrario. Ya mi esposa sabe, que a ti no te debe de decir que no a nada. Mientras que esté en su horario de trabajo, es prácticamente tuya. Nomás no quieras abusar de ella.-- reímos mutuamente por el doble sentido de ése comentario.
Ramiro:-- nuncamente Mario, cómo crees éso. Todo lo que Candy haga, es por su voluntad. Yo simplemente le propongo nuevos conocimientos y habilidades. Y ella sabe hasta donde quiere aprender. 
Pero ya me despido Mario. Tengo unos pendientes aún con Julia, y ya debe estar furiosa esperándome. No sé que se pueda imaginar que tanto haga en el trabajo con candy. –
Yo: – que te vaya bien, pues. Y suerte en tu casa. No quiero imaginar lo que te espera. 
Ramiro:- ahí te dejo a tu esposa. Siento decirte que hoy si la usé más de lo normal. Al menos yo estoy exhausto. Pero ella se ve que tiene mucho aguante y resistencia.-- 
Mientras decía éso, y se alejaba… pude sentir como mi bulto empezó a crecer, imaginando escenas eróticas entre ellos dos. Ingresé rápidamente a casa, y pude ver qe Candy ya estaba adentro, se estaba cambiando de ropa. Se veia diferente. Más seria, cómo con vergüenza hacia mi. No pude saber exactamente que es lo que pasaba con ella en ése momento.. solo acerté a decir.
Yo:-- que bueno que llegaste amor. Te ves hermosa hoy, diferente, más Bella. Y no pe tienes que decir nada de tu trabajo. Tal cual te dije en la mañana. Todo está bien. Lo del trabajo se queda en el trabajo.--
Después de éso, pude ver qué su cuerpo se relajó más. Soltó un suspiro y dijo.
Candy:-- Gracias amor. Vengo un poco cansada del trabajo hoy. Y aparte, por andar de distraída, derramé una bebida que me compró Ramiro, cuándo quise tomar un sorbo, no me di cuenta que tenía la tapa abierta, y se me escurrio por toda la cara y la ropa. Por éso me cambié rápido.--
Yo:-- hay mi tontita. Ten más cuidado a la otra, ya estaba pensando yo que podría ser ese olor que traías. Pero ésa bebida, lo explica. –
Mientras ella se termina de cambiar, yo entre al baño, y pude ver su ropa tirada. Pude notar que no traía la misma ropa con la que se fue en la mañana. Y el conjunto que traía, yo no lo había comprado. Además, estaba todo mojado, osea qe lo estaba usando cuando se derramó la bebida. Al parecer era blanca, porque tenía muchos manchones blancos, y secos. Parecía otra cosa. A demás, éso era un disfraz o algo erótico. Era evidente que tipo de prendas eran. Porque habrá llegado con éso. Pero para mí infortunio, no podía preguntar. Y solo serían ideas que harían nido en Mi cabeza. Al ver su calzoncito pequeño. Ése si era el que se llevó en la mañana. Pero habia algo inusual. Estaba demasiado mojado de la zona de su sexo. Ése líquido no pudo haber llegado hasta ahí… y aparte, olía a jugos de mi esposa. Hacia mucho no se los provocaba yo, pero sin duda alguna, no podría olvidar ese olor a sexo qe emana de ella de su dulce vagina. Eso ya no se podría explicar..y otra cosa qe no tenía explicación, era la erección descomunal que ya presentaba mi miembro. Rogando por salir a recibir unas caricias, de mi mano diestra.
Procedí a sacarlo, y sobarlo, para posteriormente terminar masturbándome con el calzoncito de mi esposa. En mi cara. Prácticamente me lo estaba comiendo. No podía creer lo que hacía. En ves de aprovechar que ella estaba a solo una puerta de distancia. Yo estaba ahí. Autocomplaciendome con los líquidos vaginales de mi esposa. Eso era demasiada humillación. No tarde ni un minuto en sacar el semen que explotaba dentro de mi. Me limpie con ése calzón ya manchado y dejé todo en su lugar, como si no me hubiese dado cuenta.
Más tarde, cuando mi esposa se dispuso a levantar su ropa para lavarla. Pudo notar que su calzón, tenía un escurrimiento fresco. Y era semen. Obviamente era mío. Pero no me lo comentó ni dijo nada. Solamente en la noche, me preguntó que si quería tener sexo. Y yo. Cómo todo un beta. Ya no tenía más leche. Ya no estaba exitado, pues ya me había autocomplacido. solo pude decir que no me sentía muy bien del estómago. Y que mejor mañana, o más tarde. Pero la realidad era que ya no lograría tener otra erección.

Poco a poco, estaba apresurando el reloj, que ya tenía cita, con día y hora. En la que mi esposa saciaría  las ganas que se acumulaban en su interior, de ser poseída por aquella verga, que estaba obligada a ver a escasos centímetros de su rostro. Al cerrar sus ojos, y revivir lo ocurrido ese día, sintió un fuerte espasmo en su sexo. Qe a la vez, hizo que se humedeciera toda su zona íntima. Y así. Sin siquiera irse a limpiar, se durmió, con todo ese jugo saliendo de dentro de ella

2 comentarios - Esposo Beta. Cap. 4. Macho Alfa; Esposa Sumisa

Sandoval63
Estupendo relato, me puso la verga dura
ekissa4723
🍓Рuedes quitarІe la roра a cuaІquier mujеr y ver su cuerро desnudo) Роr favor, evaІúa ➤ https://zpzy.in/nua