cuando llegamos al aeropuerto de destino, nos recibió un calor sofocante, la humedad era fuerte, pero al poco rato ya se sentía muy bien.
El transporte nos llevó al hotel y al llegar, el ambiente era relajado pero a la vez festivo. La gente del hotel muy simpática y servicial. Había varios restaurants, bares y también actividades varias organizadas a lo largo del día para realizar en pareja o solos. El hotel estaba frente e la playa, y tenía una piscina con un borde infinito qué hacía parecer que uno estaba en el mar. Cuando el carro de golf nos llevó a la habitación, nos quedamos con la boca abierta de las vistas. El paisaje era realmente paradisíaco. El mar turquesa con cambios a colores azul intenso y verde esmeralda, la vegetación frondosa y las edificaciones del hotel espectaculares, pero que no interferían en el paisaje general del lugar.
Antes de ir a la playa y como estreno, nos desnudamos el uno al otro y mirando el mar empezamos a acariciarnos de a poco, sin apuros. Teníamos todo el tiempo del mundo para nosotros. El lugar y el tiempo estaban de nuestro lado. La deje mirando al mar y me puse detrás de ella acariciando su vientre, chato y suave,
Mientras la acariciaba y le besaba el cuello y la espalda, ella se arqueaba hacia atrás para acariciarme el pelo y la cabeza, ya el mar no importaba, sus ojos estaban cerrados disfrutando del momento. Al tocar su intimidad, ya estaba en clímax, retire mi dedo mayor y estaba empapado. Volví a introducirlo con más ganas y ella se arqueo aún más emitiendo un gemido. La masturbé suavemente, intercambiando mis masajes entre su clítoris y penetrándola suave pero profundamente, acabo en un lapso breve y sus piernas se aflojaron, el cuerpo le tembló, se dio media vuelta y me beso con pasión,
Me miró con malicia y comenzó a besarme el pecho sin dejar de mirarme a los ojos. Fue bajando lentamente hasta llegar a ubicarse frente a mi miembro que estaba desde hacía un rato, duro como una roca y apuntando al cielo. Lo tomo con firmeza con sus dos manos y comenzó a lamerlo y a besarlo. Hasta que lo introdujo en su boca con ganas, con un deseo salvaje. Parecía que quería extraer el contenido, siempre me costó bastante acabar cuando me practicaban sexo oral. Acá no duré, mucho. No se si fue el ambiente, la calentura o que, pero en breves minutos me derrame en su boca.
me vine dentro de su boca, sino que me miro, me mostró el contenido y se lo tragó todo. Me quedé de piedra y mi masculinidad también, tenía una erección aún más dura que antes. La acosté salvajemente en la cama y la penetré lo más profundo y fuerte que pude. La poseí salvajemente, en cada empuje ella gritaba y me pedía más. Sus pechos rebotaban con cada embestida y se corrió varias veces más. Estábamos poseídos por la pasión, fuimos cambiando de posiciones sin bajar la intensidad, ella seguía llegando. Perdí la cuenta de las veces que se vino.
Y al estar yo a punto de llegar me saco de encima, se arrodillo nuevamente y comenzó a masturbarme y chuparme nuevamente, no estaba reconociendo a mi esposa, pero me encantaba. Me corrí nuevamente pero esta vez volcó el contenido en sus tetas. Y me limpio con su lengua y se chupo cada una de las últimas gotas, hasta dejarme limpio. Y esto en todo sentido.
Nos dimos una ducha, nos tocamos un poco mas y ella volvió a correrse un par de veces más. Estaba hecha un fuego.
Nos cambiamos y nos fuimos a la piscina a buscar algo para beber y de ahí a la playa.
En la playa vimos a varias parejas jugando a algo que no logramos identificar. Nos ubicamos en dos reposeras para tomar sol. Me levanté para ir al mar ya que me encanta hacerlo. Y ella prefirió quedarse. Jugué un rato con el agua y me quede ensimismado con el paisaje. El lugar, el agua, la energía era fantástica. Al darme vuelta hacia la playa la veo a mi esposa hablando con un chico morocho alto, él estaba parado al costado y ella con sus anteojos de sol mirándolo mientras bebía de su vaso. Algo me llamó la atención, ya que parecía que bebía de manera provocativa. Me quedé en el agua observando la escena.
El chico iba vestido con la gorra del hotel. Pero no llevaba polo distintiva, estaba con el torso desnudo. La conversación se extendió por un rato, los veía reírse y disfrutar de una charla cada vez más distendida y con claros signos de cachondeo. Me quede caliente de ver a mi esposa en esa situación,
Deje fluir la situación y en un momento mi esposa me señaló y me saludo. El chico también levanto la mano y saludo con una amplia sonrisa. Yo hice un gesto de cabeza como saludo y esboce una media sonrisa. Mi esposa con un gesto de la mano me pidió que me acercara. De mala gana salí del agua y me acerque. Extendí mi mano para saludar al morocho que me saludo con amabilidad y buena onda estrechando mi mano. Mi esposa me lo presentó dándome el nombre y que era uno de los encargados de la organización de actividades del hotel. Ya estábamos anotados en varias. Hablamos un breve instante y el chico le dio un beso a mi esposa, me estrecho la mano y se retiró.
Mi esposa me comentó algunas cosas de las que el morocho le dijo de las actividades que había en el hotel de día y de noche. Nos dejó una especie de flyer y chequeamos que cosas podíamos hacer de divertidas. En las actividades se veían los nombres de los animadores, en las que mi esposa nos había anotado, en todas el animador era él.
Decidimos anotarnos en algunas actividades más, por lo menos para el de hoy y el siguiente. Para los demás días después veríamos.
A media tarde nos acercamos a la piscina, al llegar mi esposa se paró más erguida y con actitud más suelta, hasta diría provocativa. La actividad se trataba de varios juegos dentro de la piscina y los ganadores de cada juego recibían tragos de premio. Nosotros habíamos sacado el paquete completo del hotel, pero muchos de los presentes tenían otro tipo de suscripción. Así que el tema tragos les venía al pelo. La chica que ayudaba al morocho, era una rubia despampanante. Nosotros, a pesar que no necesitáramos los premios, somos muy competitivos. Jugamos todos los juegos a morir. Y ganamos varios de ellos.
Los otros competidores entre los cuales había grupos de amigos en parejas y algunos chicos y chicas solas, al ver nuestras pulseras, en broma empezaron a decirnos que no valía, que nosotros ya teníamos all inclusive y empezamos a bromear y a reírnos. Traje una ronda de tragos de los premios, los cuales compartimos y de vez en cuando alguno que otro de los que correspondía al régimen que habíamos sacado. Se armo un gran grupo alrededor de la piscina y pudimos intercambiar con varios de los que estaban. La verdad que era un grupo divertido con gente de diferentes edades. Se sumaron a charlar un rato con nosotros los dos animadores.
La rubia se sentó en mí reposera al lado mío, ya que había lugar y el morocho al lado de mi esposa. Estábamos en una gran ronda. Los que teníamos régimen all inclusive buscábamos bebida y la poníamos en la mesa para compartir. Así estuvimos un buen rato. El morocho nos saludó y se fue diciendo que tenía que preparar actividades para la noche. La rubia se quedó charlando cada vez más cerca mío y mirándome cada vez con más ganas de compartir. Mi esposa se levantó para ir a buscar bebidas, las encargo y la vi que se fue para el lado de los baños. La conversación con la rubia se hizo cada vez más caliente e incluso todo el grupo ya bromeaba para que nos diéramos un beso.
Sonrisa incomoda, pero ahí caí en la cuenta que mi esposa todavía no había vuelto y ya había pasado un buen rato. La veo llegar justo con una sonrisa saludando al barman que le servía todos los tragos y mi esposa los traía a la mesa. Me pareció verla un poco nerviosa. Pero no di importancia. Mientras, la rubia me invitaba al oído a pasar por el gabinete de masajes después de las 19 qué era la hora que cerraba.
Llego mi esposa y todos seguimos haciendo chistes y tomando. Comenzamos a hacer juegos más de índole sexual y el ambiente se puso un poco más caliente.
La rubia se disculpó y se fue avisando que tenía que ir a prepararse para la noche. Al mirar el reloj eran las 18,50. Me guiño un ojo y hizo un saludo general y se fue. Me quede de piedra, no sabía si mi esposa lo había notado. Al darme vuelta esperando la mirada de hielo de mi esposa, la veo que estaba en otra, conversando con los chicos. Espere un rato y me levanté. Sin decir nada me fui en dirección de los baños. Al girar aceleré el paso para ir hasta los gabinetes de masajes. Al llegar, veo que la rubia, estaba entrando en uno de los box, la sigo y al entrar se me tira encima desesperada, me baja el sport, corre su bikini y saca su remera quedando con los pechos al aire.
Si ya mi erección era completa, ahora era dolorosa. Me metió dentro suyo sin mediar palabra, empezó a moverse con maestría. Los movimientos en un principio eran descompasados hasta fuera de coordinación, hasta que poco a poco nos fuimos acomodando. La agarre de su hermoso culo y después de un par de nalgadas, penetre su ano con un dedo. Se volvió loca y acabo en cuestión de segundos. Su excitación era total. Me agarro la pija, se dio media vuelta, la guio hacia su ano y sin mas, me pidió “rompeme el culo, por favor” no me iba a hacer rogar.
Entré de a poco hasta que estuvo toda adentro, de a poquito fui acelerando el ritmo, ahora el que mandaba era yo, poco a poco la cosa se puso intensa y los dos llegamos al clímax al mismo tiempo. Le dije que me apuraba para llegar con mi esposa lo antes posible así no sospechaba y su respuesta fue “Así me gustan las venganzas”. Me dio un beso y se fue. No entendí en ese momento que había querido decirme. Llegue a la piscina y mi esposa estaba mirando como buscándome un poco enfadada. Me acerque al grupo y me pregunto donde había estado.
Le dije que había ido al baño y seguía enojada, con lo cual con mi mejor cara de póker le pregunte por que estaba enojada. Entonces me largo que todo el resto del grupo la había empezado a molestar con que no estábamos ni la rubia ni yo. Mi respuesta fue, es lo mismo que yo me hubiese enojado porque te fuiste y el morocho tampoco estaba, se puso toda colorada, empezó a balbucear y se puso a la defensiva, cuando yo lo había largado como algo así nomás, pero algo evidentemente no estaba bien, sin dudas de mi lado, pero evidentemente del suyo tampoco. La mire fijo a los ojos y le pregunté si tenía algo para contarme.
Me pidió que nos retiráramos de donde estábamos, temblaba y estaba muy nerviosa. Esquivaba mi mirada, me confesó qué se había ido a coger con el animador. , pero que le había gustado mucho como la miraba y se sintió alagada y que no pensó. Ya que estábamos para sincerarnos le conté que yo había hecho lo mismo y que me había ido con la rubia y que también me había acostado con ella.
Los dos nos quedamos callados. Habíamos hecho exactamente lo mismo con una diferencia de pocos minutos. Obviamente ahora entendía el comentario de la rubia. Nos dimos un abrazo y un beso con mucho cariño. Dijimos de procesar lo que había pasado y que después de la cena o en la mañana charlaríamos de la situación. Estuvimos en silencio en la habitación, cada uno en su mundo y cada uno respetando el silencio y el espacio del otro. Fuimos a cenar a uno de los restaurants más tranquilos del hotel y nos volvimos a dormir temprano.
Obviamente a los dos nos había molestado más la mentira que el hecho en sí. Pero los dos estábamos de acuerdo en que tanto el chico, como la chica, valían la pena para pasar un rato. Decidimos que por este viaje de 10 días cada uno podía hacer lo que quisiese, pero la condición era no mentirnos y no hacer sentir mal al otro. Si alguno de los dos no estaba de acuerdo la respuesta era no.
Hicimos el amor tiernamente pero con mucha pasión. Y nuevamente mi esposa me sorprendió pidiéndome que le acabe en la boca. Estaba loco, excitado, perdido de placer.
Nos fuimos a la playa y encontramos al morocho organizando un paseo matutino por la playa. Nos enganchamos y ahí fuimos a caminar por la playa. El grupo de la piscina se ve que hizo una noche larga y todavía seguiría durmiendo ya que no apareció ninguno. Solo un par de las chicas que se sumaron a caminar con nosotros.
Al volver fuimos a tomar el desayuno y después a guardar un lugar y a meternos en la piscina. Comenzaba el aquagym y para no dejar a la animadora sola nos metimos al agua a hacer el aguante. Detrás se sumaron algunos más a participar y el ambiente se puso un poco más. Se acerco el morocho a donde estábamos nosotros y mi esposa lo ignoró. Entonces le pregunte porque actuaba así si habíamos quedado que estaba todo permitido en estos 10 días. Me dijo que se sentía incomoda que el pensara que estaban haciendo algo a mis espaldas, entonces le dije que lo invitara a tomar algo y que lo dejáramos en claro.
Y eso hicimos, en breve terminamos los tres en la habitación, . La desnudamos entre los dos y ella nos desnudó a nosotros. Cuando bajo el short del morocho un miembro no mucho más largo que el mío pero si más ancho asomo por el elástico. Mi esposa se arrodillo ante nosotros y nos hacia una felación casi al mismo tiempo intentando meterse los dos miembros en la boca.
Masturbando uno y chupando el otro, estábamos en una película porno, de lo mas guarra. No perdía oportunidad para mirarnos y ver si estábamos gozando de como nos chupaba, nos lamia y nos tocaba los huevos y el ano. Sin pedir mucho permiso el chico agarro a mi chica de la cintura la acostó boca abajo en la cama y comenzó a penetrarla, yo me senté delante de ella para que pudiese seguir chupando. Ante cada embestida mi esposa ponía los ojos en blanco y gozaba como loca. Cuando podía me agarraba la pija y se la volvía a meter en la boca. La imagen era super excitante. Metió un dedo en su ano. Mi esposa no es muy amante del sexo anal.
Sin embargo el chico le dijo al oído, te voy a hacer gozar como ayer, y ella le pidió, “por favor rompeme el culo”. Me quede sorprendido que utilizase el mismo termino que la rubia. Saco la pija de la vagina de mi esposa y lentamente comenzó a penetrarle el culo. Nunca la vi tan perdida. Seguía masturbándome y chupándome pero más como un sentido de obligación que otra cosa. Cuando la empotro y comenzó a moverse, los orgasmos comenzaron a encadenarse uno atrás de otro. Le temblaban las piernas y los ojos se le ponían en blanco. Gozaba una y otra vez.
Hice una movida un poco más osada y me metí debajo de ella, busque penetrarla por su vagina y logramos una doble penetración, aunque no fue la mejor escena porno, ella siguió gozando. Y ahora me permitía a mi chuparle las hermosas tetas y entre los dos la penetrábamos como podíamos, a veces me movía un poco mas yo, a veces el desde arriba, lo que era inconfundible, era como se sacudían sus piernas con cada oleada de orgasmos. Nunca la vi gozar tanto. Un rato después llegamos los dos.
Él se retiró, se fue a lavar al baño y se fue raudamente. Nos quedamos un momento más en la cama y nos fuimos a la piscina. Su cara de placer era un poema. Al llegar estaba todo el grupete. El hotel era un hotel solo para adultos, pero la verdad es que no era un hotel con temática hot, pero en dos días nos sentíamos en la mansión de playboy.
El transporte nos llevó al hotel y al llegar, el ambiente era relajado pero a la vez festivo. La gente del hotel muy simpática y servicial. Había varios restaurants, bares y también actividades varias organizadas a lo largo del día para realizar en pareja o solos. El hotel estaba frente e la playa, y tenía una piscina con un borde infinito qué hacía parecer que uno estaba en el mar. Cuando el carro de golf nos llevó a la habitación, nos quedamos con la boca abierta de las vistas. El paisaje era realmente paradisíaco. El mar turquesa con cambios a colores azul intenso y verde esmeralda, la vegetación frondosa y las edificaciones del hotel espectaculares, pero que no interferían en el paisaje general del lugar.
Antes de ir a la playa y como estreno, nos desnudamos el uno al otro y mirando el mar empezamos a acariciarnos de a poco, sin apuros. Teníamos todo el tiempo del mundo para nosotros. El lugar y el tiempo estaban de nuestro lado. La deje mirando al mar y me puse detrás de ella acariciando su vientre, chato y suave,
Mientras la acariciaba y le besaba el cuello y la espalda, ella se arqueaba hacia atrás para acariciarme el pelo y la cabeza, ya el mar no importaba, sus ojos estaban cerrados disfrutando del momento. Al tocar su intimidad, ya estaba en clímax, retire mi dedo mayor y estaba empapado. Volví a introducirlo con más ganas y ella se arqueo aún más emitiendo un gemido. La masturbé suavemente, intercambiando mis masajes entre su clítoris y penetrándola suave pero profundamente, acabo en un lapso breve y sus piernas se aflojaron, el cuerpo le tembló, se dio media vuelta y me beso con pasión,
Me miró con malicia y comenzó a besarme el pecho sin dejar de mirarme a los ojos. Fue bajando lentamente hasta llegar a ubicarse frente a mi miembro que estaba desde hacía un rato, duro como una roca y apuntando al cielo. Lo tomo con firmeza con sus dos manos y comenzó a lamerlo y a besarlo. Hasta que lo introdujo en su boca con ganas, con un deseo salvaje. Parecía que quería extraer el contenido, siempre me costó bastante acabar cuando me practicaban sexo oral. Acá no duré, mucho. No se si fue el ambiente, la calentura o que, pero en breves minutos me derrame en su boca.
me vine dentro de su boca, sino que me miro, me mostró el contenido y se lo tragó todo. Me quedé de piedra y mi masculinidad también, tenía una erección aún más dura que antes. La acosté salvajemente en la cama y la penetré lo más profundo y fuerte que pude. La poseí salvajemente, en cada empuje ella gritaba y me pedía más. Sus pechos rebotaban con cada embestida y se corrió varias veces más. Estábamos poseídos por la pasión, fuimos cambiando de posiciones sin bajar la intensidad, ella seguía llegando. Perdí la cuenta de las veces que se vino.
Y al estar yo a punto de llegar me saco de encima, se arrodillo nuevamente y comenzó a masturbarme y chuparme nuevamente, no estaba reconociendo a mi esposa, pero me encantaba. Me corrí nuevamente pero esta vez volcó el contenido en sus tetas. Y me limpio con su lengua y se chupo cada una de las últimas gotas, hasta dejarme limpio. Y esto en todo sentido.
Nos dimos una ducha, nos tocamos un poco mas y ella volvió a correrse un par de veces más. Estaba hecha un fuego.
Nos cambiamos y nos fuimos a la piscina a buscar algo para beber y de ahí a la playa.
En la playa vimos a varias parejas jugando a algo que no logramos identificar. Nos ubicamos en dos reposeras para tomar sol. Me levanté para ir al mar ya que me encanta hacerlo. Y ella prefirió quedarse. Jugué un rato con el agua y me quede ensimismado con el paisaje. El lugar, el agua, la energía era fantástica. Al darme vuelta hacia la playa la veo a mi esposa hablando con un chico morocho alto, él estaba parado al costado y ella con sus anteojos de sol mirándolo mientras bebía de su vaso. Algo me llamó la atención, ya que parecía que bebía de manera provocativa. Me quedé en el agua observando la escena.
El chico iba vestido con la gorra del hotel. Pero no llevaba polo distintiva, estaba con el torso desnudo. La conversación se extendió por un rato, los veía reírse y disfrutar de una charla cada vez más distendida y con claros signos de cachondeo. Me quede caliente de ver a mi esposa en esa situación,
Deje fluir la situación y en un momento mi esposa me señaló y me saludo. El chico también levanto la mano y saludo con una amplia sonrisa. Yo hice un gesto de cabeza como saludo y esboce una media sonrisa. Mi esposa con un gesto de la mano me pidió que me acercara. De mala gana salí del agua y me acerque. Extendí mi mano para saludar al morocho que me saludo con amabilidad y buena onda estrechando mi mano. Mi esposa me lo presentó dándome el nombre y que era uno de los encargados de la organización de actividades del hotel. Ya estábamos anotados en varias. Hablamos un breve instante y el chico le dio un beso a mi esposa, me estrecho la mano y se retiró.
Mi esposa me comentó algunas cosas de las que el morocho le dijo de las actividades que había en el hotel de día y de noche. Nos dejó una especie de flyer y chequeamos que cosas podíamos hacer de divertidas. En las actividades se veían los nombres de los animadores, en las que mi esposa nos había anotado, en todas el animador era él.
Decidimos anotarnos en algunas actividades más, por lo menos para el de hoy y el siguiente. Para los demás días después veríamos.
A media tarde nos acercamos a la piscina, al llegar mi esposa se paró más erguida y con actitud más suelta, hasta diría provocativa. La actividad se trataba de varios juegos dentro de la piscina y los ganadores de cada juego recibían tragos de premio. Nosotros habíamos sacado el paquete completo del hotel, pero muchos de los presentes tenían otro tipo de suscripción. Así que el tema tragos les venía al pelo. La chica que ayudaba al morocho, era una rubia despampanante. Nosotros, a pesar que no necesitáramos los premios, somos muy competitivos. Jugamos todos los juegos a morir. Y ganamos varios de ellos.
Los otros competidores entre los cuales había grupos de amigos en parejas y algunos chicos y chicas solas, al ver nuestras pulseras, en broma empezaron a decirnos que no valía, que nosotros ya teníamos all inclusive y empezamos a bromear y a reírnos. Traje una ronda de tragos de los premios, los cuales compartimos y de vez en cuando alguno que otro de los que correspondía al régimen que habíamos sacado. Se armo un gran grupo alrededor de la piscina y pudimos intercambiar con varios de los que estaban. La verdad que era un grupo divertido con gente de diferentes edades. Se sumaron a charlar un rato con nosotros los dos animadores.
La rubia se sentó en mí reposera al lado mío, ya que había lugar y el morocho al lado de mi esposa. Estábamos en una gran ronda. Los que teníamos régimen all inclusive buscábamos bebida y la poníamos en la mesa para compartir. Así estuvimos un buen rato. El morocho nos saludó y se fue diciendo que tenía que preparar actividades para la noche. La rubia se quedó charlando cada vez más cerca mío y mirándome cada vez con más ganas de compartir. Mi esposa se levantó para ir a buscar bebidas, las encargo y la vi que se fue para el lado de los baños. La conversación con la rubia se hizo cada vez más caliente e incluso todo el grupo ya bromeaba para que nos diéramos un beso.
Sonrisa incomoda, pero ahí caí en la cuenta que mi esposa todavía no había vuelto y ya había pasado un buen rato. La veo llegar justo con una sonrisa saludando al barman que le servía todos los tragos y mi esposa los traía a la mesa. Me pareció verla un poco nerviosa. Pero no di importancia. Mientras, la rubia me invitaba al oído a pasar por el gabinete de masajes después de las 19 qué era la hora que cerraba.
Llego mi esposa y todos seguimos haciendo chistes y tomando. Comenzamos a hacer juegos más de índole sexual y el ambiente se puso un poco más caliente.
La rubia se disculpó y se fue avisando que tenía que ir a prepararse para la noche. Al mirar el reloj eran las 18,50. Me guiño un ojo y hizo un saludo general y se fue. Me quede de piedra, no sabía si mi esposa lo había notado. Al darme vuelta esperando la mirada de hielo de mi esposa, la veo que estaba en otra, conversando con los chicos. Espere un rato y me levanté. Sin decir nada me fui en dirección de los baños. Al girar aceleré el paso para ir hasta los gabinetes de masajes. Al llegar, veo que la rubia, estaba entrando en uno de los box, la sigo y al entrar se me tira encima desesperada, me baja el sport, corre su bikini y saca su remera quedando con los pechos al aire.
Si ya mi erección era completa, ahora era dolorosa. Me metió dentro suyo sin mediar palabra, empezó a moverse con maestría. Los movimientos en un principio eran descompasados hasta fuera de coordinación, hasta que poco a poco nos fuimos acomodando. La agarre de su hermoso culo y después de un par de nalgadas, penetre su ano con un dedo. Se volvió loca y acabo en cuestión de segundos. Su excitación era total. Me agarro la pija, se dio media vuelta, la guio hacia su ano y sin mas, me pidió “rompeme el culo, por favor” no me iba a hacer rogar.
Entré de a poco hasta que estuvo toda adentro, de a poquito fui acelerando el ritmo, ahora el que mandaba era yo, poco a poco la cosa se puso intensa y los dos llegamos al clímax al mismo tiempo. Le dije que me apuraba para llegar con mi esposa lo antes posible así no sospechaba y su respuesta fue “Así me gustan las venganzas”. Me dio un beso y se fue. No entendí en ese momento que había querido decirme. Llegue a la piscina y mi esposa estaba mirando como buscándome un poco enfadada. Me acerque al grupo y me pregunto donde había estado.
Le dije que había ido al baño y seguía enojada, con lo cual con mi mejor cara de póker le pregunte por que estaba enojada. Entonces me largo que todo el resto del grupo la había empezado a molestar con que no estábamos ni la rubia ni yo. Mi respuesta fue, es lo mismo que yo me hubiese enojado porque te fuiste y el morocho tampoco estaba, se puso toda colorada, empezó a balbucear y se puso a la defensiva, cuando yo lo había largado como algo así nomás, pero algo evidentemente no estaba bien, sin dudas de mi lado, pero evidentemente del suyo tampoco. La mire fijo a los ojos y le pregunté si tenía algo para contarme.
Me pidió que nos retiráramos de donde estábamos, temblaba y estaba muy nerviosa. Esquivaba mi mirada, me confesó qué se había ido a coger con el animador. , pero que le había gustado mucho como la miraba y se sintió alagada y que no pensó. Ya que estábamos para sincerarnos le conté que yo había hecho lo mismo y que me había ido con la rubia y que también me había acostado con ella.
Los dos nos quedamos callados. Habíamos hecho exactamente lo mismo con una diferencia de pocos minutos. Obviamente ahora entendía el comentario de la rubia. Nos dimos un abrazo y un beso con mucho cariño. Dijimos de procesar lo que había pasado y que después de la cena o en la mañana charlaríamos de la situación. Estuvimos en silencio en la habitación, cada uno en su mundo y cada uno respetando el silencio y el espacio del otro. Fuimos a cenar a uno de los restaurants más tranquilos del hotel y nos volvimos a dormir temprano.
Obviamente a los dos nos había molestado más la mentira que el hecho en sí. Pero los dos estábamos de acuerdo en que tanto el chico, como la chica, valían la pena para pasar un rato. Decidimos que por este viaje de 10 días cada uno podía hacer lo que quisiese, pero la condición era no mentirnos y no hacer sentir mal al otro. Si alguno de los dos no estaba de acuerdo la respuesta era no.
Hicimos el amor tiernamente pero con mucha pasión. Y nuevamente mi esposa me sorprendió pidiéndome que le acabe en la boca. Estaba loco, excitado, perdido de placer.
Nos fuimos a la playa y encontramos al morocho organizando un paseo matutino por la playa. Nos enganchamos y ahí fuimos a caminar por la playa. El grupo de la piscina se ve que hizo una noche larga y todavía seguiría durmiendo ya que no apareció ninguno. Solo un par de las chicas que se sumaron a caminar con nosotros.
Al volver fuimos a tomar el desayuno y después a guardar un lugar y a meternos en la piscina. Comenzaba el aquagym y para no dejar a la animadora sola nos metimos al agua a hacer el aguante. Detrás se sumaron algunos más a participar y el ambiente se puso un poco más. Se acerco el morocho a donde estábamos nosotros y mi esposa lo ignoró. Entonces le pregunte porque actuaba así si habíamos quedado que estaba todo permitido en estos 10 días. Me dijo que se sentía incomoda que el pensara que estaban haciendo algo a mis espaldas, entonces le dije que lo invitara a tomar algo y que lo dejáramos en claro.
Y eso hicimos, en breve terminamos los tres en la habitación, . La desnudamos entre los dos y ella nos desnudó a nosotros. Cuando bajo el short del morocho un miembro no mucho más largo que el mío pero si más ancho asomo por el elástico. Mi esposa se arrodillo ante nosotros y nos hacia una felación casi al mismo tiempo intentando meterse los dos miembros en la boca.
Masturbando uno y chupando el otro, estábamos en una película porno, de lo mas guarra. No perdía oportunidad para mirarnos y ver si estábamos gozando de como nos chupaba, nos lamia y nos tocaba los huevos y el ano. Sin pedir mucho permiso el chico agarro a mi chica de la cintura la acostó boca abajo en la cama y comenzó a penetrarla, yo me senté delante de ella para que pudiese seguir chupando. Ante cada embestida mi esposa ponía los ojos en blanco y gozaba como loca. Cuando podía me agarraba la pija y se la volvía a meter en la boca. La imagen era super excitante. Metió un dedo en su ano. Mi esposa no es muy amante del sexo anal.
Sin embargo el chico le dijo al oído, te voy a hacer gozar como ayer, y ella le pidió, “por favor rompeme el culo”. Me quede sorprendido que utilizase el mismo termino que la rubia. Saco la pija de la vagina de mi esposa y lentamente comenzó a penetrarle el culo. Nunca la vi tan perdida. Seguía masturbándome y chupándome pero más como un sentido de obligación que otra cosa. Cuando la empotro y comenzó a moverse, los orgasmos comenzaron a encadenarse uno atrás de otro. Le temblaban las piernas y los ojos se le ponían en blanco. Gozaba una y otra vez.
Hice una movida un poco más osada y me metí debajo de ella, busque penetrarla por su vagina y logramos una doble penetración, aunque no fue la mejor escena porno, ella siguió gozando. Y ahora me permitía a mi chuparle las hermosas tetas y entre los dos la penetrábamos como podíamos, a veces me movía un poco mas yo, a veces el desde arriba, lo que era inconfundible, era como se sacudían sus piernas con cada oleada de orgasmos. Nunca la vi gozar tanto. Un rato después llegamos los dos.
Él se retiró, se fue a lavar al baño y se fue raudamente. Nos quedamos un momento más en la cama y nos fuimos a la piscina. Su cara de placer era un poema. Al llegar estaba todo el grupete. El hotel era un hotel solo para adultos, pero la verdad es que no era un hotel con temática hot, pero en dos días nos sentíamos en la mansión de playboy.
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