El día del abogado cayo viernes y yo estaba en Mar del Plata, por razones de trabajo, auditando a unas representaciones legales.
Mi jefe y otra compañera hacia ya una semana que veníamos trabajando en la feliz.
Mi compañera, toda la mala onda, me envidia los kilos que yo no tengo de mas y que ella si.
Además si bien siempre fui muy cuidadosa con la relación que tuve con mi jefe hace 4 años, creo que la sospecha siempre estuvo en el ambiente de la consultora y ella a pesar de regalarse jamás Cristian le dio pelota.
En este viaje la proximidad y la convivencia con Cris hizo que ambos nos permitiéramos reiniciar esa vieja relación. Por mas que tratemos de disimularlo nuestra forma de tratarnos, mirarnos, y hablarnos sumados a que, compartimos almuerzos y cenas delatan que por lo menos hay un feeling.
Nos alojamos y el destino hizo que cada uno estuviese en un piso distinto.
Llegamos un viernes, el domingo, paseamos por Mar del Plata y ya comencé a recordar y añorar la dulzura, la picardía, la desfachatez, la simpatía, y sobre todo lo hermoso que era estar con el.
Para el lunes acepte tomar un café a escondidas después de cenar.
Como cenamos los tres juntos, quedamos en vernos 15 minutos después de despedirnos en el barcito del hotel, cosa que mi compañera ya este en su habitación.
Subí, me retoque, y cuando estaba a punto de salir sonó el teléfono, era mi esposo que me llamaba desde buenos aires para saludarme y desearme buenas noches pasaba el tiempo y no dejaba de hablarme y yo obviamente no podía cortarle.
Los minutos pasaban y yo preocupada porque Cristian pensaría que me había arrepentido, de pronto siento que tímidamente golpean la puerta deje el teléfono en la cama y a mi marido hablando solo, salí corriendo abrir la puerta y con señas le pedí que entrara e hiciera silencio.
Mientras escuchaba a mi marido, nuestras miradas se cruzaban y veía el brillito de sus ojos como un nene a punto de hacer una travesura, mantuve la mirada y el se fue acercando hasta partirme la boca con un beso.
Entonces decidí decirle la verdad a mi marido “mi amor, te dejo porque me voy a la camita”nos despedimos y corte.
Entonces ya con las manos libres abrace a Cristian y nos matamos a besos por un rato, mientras me susurraba como me había extrañado y que no había día que no pensara en mi.
Le temperatura subía, sus manos me acariciaban y trataban de ir redescubriendo mi cuerpo. Con sus caricias me fue desnudando, hasta dejarme en bombachita entonces nos separamos, yo acomode la camita mientras él se desvestía, apago las luces, encendió el veladorcito y vino a mi encuentro. Lo esperaba del otro lado de la cama recién perfumadita, sentadita en el borde con un pie debajo de mi cola y el otro apoyadito sobre al piso.
Se acerco y comprendí enseguida el bocado que me ofrecía.
Mientras mis ojos estaban clavados en su ojos, fui acercando mi boca a esa cabezota roja que estaba creciendo, cuando sentí que mis labios rozaban su glande los humedecí con mi lengua y comencé a sentir el gustito de su pija, que lentamente la fui devorando.
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Sentía como terminaba de crecer, de manera que ya no entraba toda en mi boca. El acariciaba mi cabeza, jugueteaba con mi pelo y con pequeños movimientos de su cadera acompañaba rítmicamente el recorrido de mi boca sobre su miembro, hasta que me detuvo para evitar que mis movimientos lo lleven al placer extremo.
Entonces, me acostó, saco mi bombachita, y hundió su cabeza en nidito. Recordaba mis zonas mas sensibles, porque su lengua y sus labios fueron directo a ellas.
No tarde en ponerme “loquita” comencé a pedirle que me coja, y el muy malo seguía y seguía succionando mi clítoris y mi labios vaginales y yo repetía “cogeme, por favor cogeme” comencé las contorciones orgásmicas en ese instante se tiro en la cama satisfecho de su labor y lo monte acomode su pija en la entrada de mi conchita y me la clave. Así acabe dos veces.
Cristian prefirió llenarme con su lechita poniéndome en cuatro patitas.
Me pidió quedarse a dormir conmigo y yo acepte.
Si bien he engañado a mi marido varias veces, solo tres noches pase con mis amigomantes.
Mi jefe y otra compañera hacia ya una semana que veníamos trabajando en la feliz.
Mi compañera, toda la mala onda, me envidia los kilos que yo no tengo de mas y que ella si.
Además si bien siempre fui muy cuidadosa con la relación que tuve con mi jefe hace 4 años, creo que la sospecha siempre estuvo en el ambiente de la consultora y ella a pesar de regalarse jamás Cristian le dio pelota.
En este viaje la proximidad y la convivencia con Cris hizo que ambos nos permitiéramos reiniciar esa vieja relación. Por mas que tratemos de disimularlo nuestra forma de tratarnos, mirarnos, y hablarnos sumados a que, compartimos almuerzos y cenas delatan que por lo menos hay un feeling.
Nos alojamos y el destino hizo que cada uno estuviese en un piso distinto.
Llegamos un viernes, el domingo, paseamos por Mar del Plata y ya comencé a recordar y añorar la dulzura, la picardía, la desfachatez, la simpatía, y sobre todo lo hermoso que era estar con el.
Para el lunes acepte tomar un café a escondidas después de cenar.
Como cenamos los tres juntos, quedamos en vernos 15 minutos después de despedirnos en el barcito del hotel, cosa que mi compañera ya este en su habitación.
Subí, me retoque, y cuando estaba a punto de salir sonó el teléfono, era mi esposo que me llamaba desde buenos aires para saludarme y desearme buenas noches pasaba el tiempo y no dejaba de hablarme y yo obviamente no podía cortarle.
Los minutos pasaban y yo preocupada porque Cristian pensaría que me había arrepentido, de pronto siento que tímidamente golpean la puerta deje el teléfono en la cama y a mi marido hablando solo, salí corriendo abrir la puerta y con señas le pedí que entrara e hiciera silencio.
Mientras escuchaba a mi marido, nuestras miradas se cruzaban y veía el brillito de sus ojos como un nene a punto de hacer una travesura, mantuve la mirada y el se fue acercando hasta partirme la boca con un beso.
Entonces decidí decirle la verdad a mi marido “mi amor, te dejo porque me voy a la camita”nos despedimos y corte.
Entonces ya con las manos libres abrace a Cristian y nos matamos a besos por un rato, mientras me susurraba como me había extrañado y que no había día que no pensara en mi.
Le temperatura subía, sus manos me acariciaban y trataban de ir redescubriendo mi cuerpo. Con sus caricias me fue desnudando, hasta dejarme en bombachita entonces nos separamos, yo acomode la camita mientras él se desvestía, apago las luces, encendió el veladorcito y vino a mi encuentro. Lo esperaba del otro lado de la cama recién perfumadita, sentadita en el borde con un pie debajo de mi cola y el otro apoyadito sobre al piso.
Se acerco y comprendí enseguida el bocado que me ofrecía.
Mientras mis ojos estaban clavados en su ojos, fui acercando mi boca a esa cabezota roja que estaba creciendo, cuando sentí que mis labios rozaban su glande los humedecí con mi lengua y comencé a sentir el gustito de su pija, que lentamente la fui devorando.
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Sentía como terminaba de crecer, de manera que ya no entraba toda en mi boca. El acariciaba mi cabeza, jugueteaba con mi pelo y con pequeños movimientos de su cadera acompañaba rítmicamente el recorrido de mi boca sobre su miembro, hasta que me detuvo para evitar que mis movimientos lo lleven al placer extremo.
Entonces, me acostó, saco mi bombachita, y hundió su cabeza en nidito. Recordaba mis zonas mas sensibles, porque su lengua y sus labios fueron directo a ellas.
No tarde en ponerme “loquita” comencé a pedirle que me coja, y el muy malo seguía y seguía succionando mi clítoris y mi labios vaginales y yo repetía “cogeme, por favor cogeme” comencé las contorciones orgásmicas en ese instante se tiro en la cama satisfecho de su labor y lo monte acomode su pija en la entrada de mi conchita y me la clave. Así acabe dos veces.
Cristian prefirió llenarme con su lechita poniéndome en cuatro patitas.
Me pidió quedarse a dormir conmigo y yo acepte.
Si bien he engañado a mi marido varias veces, solo tres noches pase con mis amigomantes.
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