Capítulo 1, Capítulo 2, Capítulo 3, Capítulo 4, Capítulo 5, Capítulo 6, Capítulo 7
Valentina fue la primera en levantarse por la mañana, amaneciendo entre Daniel y yo. Dormimos hasta tarde. Lo suficiente como para plantearnos hacer un brunch en lugar de un desayuno normal. Suelo tener alimento suficiente en la nevera. Lo que no me esperaba era que Valentina y Daniel me obligasen a quedarme en el sofá mientras ellos preparaban todo. Tostaron pan, prepararon huevos revueltos, y exprimieron unas naranjas y unos tomates para hacer zumos. No me permitieron ni encender la cafetera.
“Y luego pienso ir a la compra”, me advirtió Valentina, mientras disfrutábamos del almuerzo.
“¿Y eso por qué?”
“Porque ya pones el piso, la cama, tu polla… los demás también tenemos que aportar”
“Iré contigo, yo también he abusado de la hospitalidad de JP”, dijo Daniel.
“¿Puedo opinar?”
“No”, respondieron los dos a la vez.
De modo que acepté que mis amigos me cuidasen un poco. Tras reponer fuerzas tras la noche anterior, aceptamos esperar un poco antes de empezar de nuevo, para evitar que nuestros estómagos nos dieran una sorpresa desagradable, así que me dispuse a fregar los platos.
Estaba tan tranquilo cuando de pronto alguien se me acercó por la espalda y empezó a masajearme la polla.
“Habíamos dicho de esperar antes de follar, ¿no?”
“Es que no recuerdo si ayer te la llegué a chupar”, respondió Dani.
“Ya sabes que no va a ser siempre recíproco por completo”, respondí.
“Tonto… que te la quiero chupar”, aclaró. Tiró un poco de mi y se sentó en el suelo, a la altura perfecta para hacerme una mamada.
“Tío… que Valentina se va a enfadar si empezamos sin ella”, jadeé.
“De eso nada, Valentina quiere que disfrutéis, que luego os la va a chupar ella en cuanto termines”, dijo Valentina, que debía seguir en el sofá, mientras nos miraba.
Me di prisa en acabar de fregar mientras la cálida boca de Daniel me daba placer. Su lengua me acariciaba el glande con un ritmo que me ponía mucho, y sus labios se sentían de maravilla en mi falo. Parecía que se besaba con mi picha. Joder… cuando terminé con el último plato probé a sujetarle la cabeza y a metérsela yo en la boca, a lo que él respondió con completa sumisión.
“No la acapares, Daniel, que yo también quiero”, dijo Valentina. “Vamos, que ayer me quedé con las ganas de algo”
Nos acercamos a ella, con nuestras pichas apuntando a su cara. Nos hizo una paja a ambos.
“Ahora aquí quieros hasta que os corráis”, dijo, y fue a chupársela a Dani, pero este la detuvo.
“¿Y tu placer?”
“¿No me puede dar placer chuparos las pollas?”, replicó ella, y empezó por la mía. Me dedicó un buen rato de mamada, y luego atacó con la boca la de Daniel. Este y yo nos dimos las manos mientras nuestra amiga turnaba la paja y la mamada entre nuestras pollas. Parecía realmente dispuesta a llegar hasta el final.
Y de pronto nos hizo juntar nuestras pollas y probó a metérselas a la vez a la boca. Aquello le costó un poco, pero le puso ganas. Sentí su lengua recorriendo nuestros glandes en círculos. Y el estímulo del glande de Dani contra el mío me daba mucho gusto también. Ambos nos sujetamos mutuamente, pasándonos los brazos por encima del hombro. Dani me besó, y yo le empecé a acariciar las tetillas mientras Valentina se las apañaba para chupárnoslas, y conseguimos corrernos en su boca.
“Aaaaaah… esto me encanta”, nos dijo, mostrándonos su lengua manchada antes de tragarse nuestra lefa. “Y ahora… venid a por mi”, dijo, y salió corriendo hacia la cama. Allí llegamos los tres y con un ligero empujón, caímos los tres en la cama. Valentina nos besó a ambos, con mucha pasión. Se lo estaba pasando en grande. Y de pronto, nos mostró la botellita de lubricante y un preservativo. “Elegid”
Me adelanté en tomar el bote de lubricante, y Dani rasgó con la boca el envoltorio brillante. Pero incluso en aquella ocasión, Valentina tomó la iniciativa, y se acercó de espaldas a mí. Suavemente, empezó a rebotar su culo sobre mi erección, que se fue abriendo paso dentro de ella hasta que suspiró al sentirla dentro por completo. Acaricié sus tetas mientras Dani se acercaba a ella, con el condón puesto, y se la metió de un movimiento.
“Vamos… ah, sí…”, suspiró Valentina. “Sabéis cómo me gusta… sí, sí, así, aaaah…” le arranqué otro gemido al pellizcarle el pezón. “Si me folláis así de bien os dejaré hacerlo más veces…”
Dejó caer la cabeza hacia atrás y la volteó hacia mí, donde nuestros labios se encontraron mientras bombeaba su culito. Dani, que la sujetaba por las caderas, se encorvó hacia adelante, reclamando sus labios y también los mios, intercambiando besos y salivas y lenguas donde nos encontrábamos. Notaba las bolas de Daniel frotándose con las mías cada vez que uno se la metía a Valentina. Nos miramos, cómplices, y movimos las caderas con más ganas. Valentina en ese momento quedó atrapada por el placer, y parece que se corrió en ese momento. No es que yo fuera a aguantar mucho más, y liberé mi semen dentro de su culo mientras Dani se corría en la gomita.
“Pensé que os habría dejado secos ayer”, bromeó Valentina, mientras jadeaba en mi cama. “Pero veo que hacéis buen equipo. Este fin de semana voy a gozarlo como nunca…”
“Oye, Valentina, hay algo que te queríamos comentar”, le dije. Ella me miró
“¿Pasa algo malo?”
“Malo no”, dijo Dani. “Pero… puede que nos estropee el fin de semana. No lo sé”
“Entonces, ¿por qué contármelo hoy?”, preguntó, extrañada.
“Es importante para mi. Lo estoy disfrutando mucho, contigo y con JP. Y creo que no es justo mantener el secreto…”
“¿Secreto?”
Dani se puso en pie y fue a mi baño. Yo tomé a Valentina de la mano, que se dejó llevar por mi, y la sujeté por la cintura. Ella no entendía nada. Nuestro amigo se metió en la ducha y activó el agua fría. Valentina quedó boquiabierta al ver cómo Daniel se convertía en chica delante de nuestras narices.
“Es… es… chica…”, balbuceó Valentina.
“Dani ha sufrido esa maldición que contaban por redes”, le expliqué. “Y ahora el agua fría le hace cambiar su sexo”
“Es chica…”, repitió Valentina.
Daniela salió de la ducha despacio, esperando alguna otra reacción por parte de nuestra amiga.
“Entonces, es verdad… esa maldición es real…”, siguió Valentina. “¡Es real! ¡Es una chica real!”
Se acercó a Daniela, demasiado deprisa, y esta retrocedió un paso. Valentina no parecía saber qué hacer.
“¿Entonces podemos…? O sea, ¿puedo…? ¿Me dejáis que..? ¡Es decir! ¡Ah”, tuve que ponerle las manos sobre los hombros a Valentina para que se calmase. “Vale… es decir, Daniel se convierte en chica…”
“Puedes llamarme Daniela…”, respondió ella,un tanto cortada
“Genial… entonces… ¿tú y yo podríamos… tener sexo mientras estás así?”, preguntó Valentina. Era la primera vez en la vida que la veía avergonzada.
“¿Quieres sexo… con una chica?”, preguntó Daniela.
“O sea… sí, pero está JP, aunque…”
“Chicas, tenéis mi cama para lo que queráis hacer”, les ofrecí. “Daniela no ha tenido ocasión de probar el sexo lésbico… y creo que tú tampoco”, le indiqué a Valentina. Ella alargó las manos hacia Daniela.
“Yo quiero hacerlo”
“Yo… yo también”, dijo Dani. “Pero JP, quédate en la cama con nosotras. No quiero que te demos de lado”
“Si a Valentina le parece bien…”
“Claro que sí. Vamos, preciosa… a ver lo que sabemos hacer juntas”, propuso Valentina.
De la mano ambas volvieron a mi cama. Yo me tumbé en un lateral para no perderme nada. A pesar de los nervios del momento, Valentina tomó la iniciativa de besar a Daniela. Las dos se entregaron un beso que al principio fue tímido, pero parece que les gustó y empezaron a ser más pasionales. Tanto que vi la lengua de Valentina recorrer los labios de Dani mientras desataban la pasión.
Ambas empezaron a tocarse las tetas mutuamente. Valentina miraba a Dani embelesada, hipnotizada por la belleza de nuestra amiga. Me fijé en que probaba a estimularle los pezones con diferentes presiones, a lo que Daniela reaccionaba con gemidos de distinta intensidad. Valentina sonrió, y la otra le devolvió la sonrisa. Tras otro beso en que sus labios se restregaron, Valentina empezó a bajar por el cuerpo de Dani. Ahora gemía más fuerte, al sentir la boca de Valentina en sus tetas.
Ella estaba desatada, probando cada poro que alcanzaba de la piel de Daniela. Enterró la cabeza entre sus tetas, dedicándose a su canalillo, mientras Dani no podía más que gemir. Se abrazó a la cabeza de Valentina, quien siguió usando su boca un rato hasta que empezó a caer por su vientre, y bajó un poco más hasta que alcanzó su coño. En ese momento Dani empezó a jadear con fuerza. Valentina se lo comía con ganas. Bien o mal pero le gustaba. Y con una mano estirada para seguir manoseandole una teta. Valentina era la hostia en la cama y parecía dispuesta a demostrarlo incluso en su estreno lésbico.
Cuando Dani parecía haberse corrido, Valentina volvió a trepar por su cuerpo y a comerse la boca otra vez. Daniela acarició las mejillas de nuestra amiga y se dispuso a hacer lo mismo por ella. Y empezó desde el beso, mientras una mano bajaba y empezaba a acariciar el coñito de Valentina. Está empezó a gemir contra la boca de Daniela, quien la estimuló un poco más mientras seguía besándola. Vi cómo le chupaba la lengua antes de bajar a probar el sabor de sus tetas. Era la primera vez en mucho tiempo que veía a Valentina dominada, y aquello me gustaba. Especialmente cuando Dani se dispuso a comerle el coño, provocándole unos gemidos muy agudos acompañados de un jadeo incesante. Valentina se acarició las tetas mientras disfrutaba de aquel cunnilingus, y en cierto momento su mirada se cruzó con la mía. Lo estaba gozando, y vi cómo llegaba al orgasmo.
Pero Valentina no parecía dispuesta a dejarse vencer… ni mucho menos a dejar de experimentar. Tomó a Daniela por la cintura y volvió a besarla, mientras empezaba a pasar una pierna entre las de la otra. Dani se dejó hacer y dejó escapar un gemido de placer cuando su chochito se rozó con el de Valentina. Ambas se miraron y poco a poco fueron moviendo sus caderas, haciéndose gozar con aquella tijera mientras volvía las caricias y los estrujones en las tetas de la otra. Daniela sujetó a Valentina por las mejillas y la beso mientras aumentaban la velocidad de sus caderas. Se dejaron llevar hasta que se corrieron, casi a la vez, y cayeron derrotadas en el colchón.
“JP, eres muy malo”, protestó Valentina. Ella y Daniela se me habían acercado y ahora descansaban, usando una de mis piernas cada una como si fueran almohadas. “¿Por qué me habías escondido a una persona tan genial como Dani?”
“¿Soy genial?”, preguntó ella, sonrojada.
“Claro que lo eres”
“Bueno, es que Dani y yo tampoco nos conocemos hace mucho”, respondí.
Y le contamos a Valentina la historia desde el principio, en aquel bar de copas. Nuestra amiga empezó a asimilar la historia, hasta que de pronto se dio cuenta de algo.
“Entonces, ¡tú eres la zorrita por la cual perdí la apuesta!”, exclamó.
Dani tragó saliva. Pero Valentina sonrió.
“Tranquila, que no me enfado. Si me lo tengo merecido, por picar a JP”, bromeó y me acarició el pecho. “Aunque siempre que lo hago termina follando. En realidad le hago un favor”, rió. “Pero se me ocurre una cosa”
“¿Qué cosa?”
“Bueno. Perdí la apuesta. Le tengo que hacer una mamada durante una hora. Pero si tanto te gusta follar con él… me gustaría que me acompañaras”
“¿A qué te refieres?”
“En vez de chupársela yo sola… se la podemos chupar entre las dos. No creo que él se niegue, ¿verdad?”, me miró con malicia y sonrió. Yo me puse colorado. “Obviamente es mi apuesta. Si no quieres, ya se lo haré otro día…”
“Chupársela a JP durante una hora…”, murmuró Dani. “¿Solo eso? Porque por él aguantaría todo lo posible”
“Dani, no te sientas obligada…”, le dije.
“No… me siento halagada”, respondió ella. Noté que su pulso se aceleraba, y volvió a dirigirse a Valentina. “¿Cómo hacemos?”
“Pues mira, nos colocamos aquí en medio”, le dijo y se dejaron caer entre mis piernas. “Y ahora, JP se pone una alarma para que nos avise en una hora… no te querrás aprovechar de dos pobres chicas, ¿verdad?”, preguntó en tono dulce.
“Claro que no, mira”, dije, y le enseñé el móvil. Preparado para una hora.
“Y ahora… intentemos que siempre haya una chupando esto”, suspiró Valentina y me la empezó a mamar por la punta.
“Eso, que si no, no es una hora seguida”, aceptó Daniela, y se unió a la mamada, atacando la base.
Intenté relajarme. Aquellas dos bellezas me estaban dando mucho placer con sus bocas. Sentía la lengua de Valentina en mi glande mientras Dani me masajeaba la parte de abajo con la húmeda. Empezaron a moverse arriba y abajo de mi picha, ensalivándomela entera, y dándose un beso con lengua cuando se juntaban en la punta. Dios, cómo me gustaba sentirlas ahí.
Vi a Valentina bajar a chuparme los huevos, dejando a Dani metiéndose y sacándose mi polla de la boca durante un buen rato. Intenté controlarme, pero aún quedaba mucho rato, y me corrí cuando Valentina subió a lamerme la punta con Daniela. Ambas prosiguieron como si nada mientras me corría, y lograron continuar la mamada sin interrumpirla, tragando mi lefa.
Me di cuenta de que se habían empezado a tocar mutuamente. Sus cuerpos juntitos me excitaban mucho, y ellas lo sabían, pero también lo hacían por su propio placer. Parecía que el cuerpo de Daniela funcionaba muy bien con otro cuerpo femenino. Valentina la atrajo más hacia ella y volvieron a besarse en la punta de mi picha, un pasional beso con lengua, hasta que me corrí por segunda vez.
Pensé en decirles que la apuesta estaba pagada pero continuaron con aquella mamada. Valentina tomó la iniciativa de metérsela y sacársela varias veces de la boca, momento que Dani aprovechó para chuparme los huevos con una deliciosa succión que me ponía a mil. Y en ese momento, empezó a sonar la alarma… pero ninguna de las dos parecía dispuesta a detenerse. Sentí que ambas me daban la mano. Valentina mantuvo mi erección entre sus labios mientras Dani se la metía y sacaba de la boca repetidas veces, y luego cambiaron, varias veces, hasta que me corrí una vez más.
“Chicas… la hora… acabó hace quince minutos…”, suspiré.
“Lo sabemos, pero no te íbamos a dejar a medias”, respondió Valentina. “¿Qué te ha parecido, Dani?”
“Estoy mojadísima… me encanta la polla de JP*, respondió ella. Le limpié con el pulgar una manchita de lefa que tenía en la comisura de la boca. “Somos un buen equipo, ¿verdad?”
“Ya te digo. Y aunque me noto el coño al rojo, admito que tengo ganas de verte follar con él”, dijo Valentina.
“¿Seguro?”
“Vamos, no es que yo me vaya a quedar sin polvo, ¿verdad?”, me preguntó.
“Claro que no. Mi polla está lista para las dos”, aseguré con una sonrisa.
Lo que no me esperaba era ver a Valentina gateando detrás de Daniela. Le robó un beso y luego se colocó detrás de ella, separándole sus piernas para mi y acariciándole los pezones. Yo me acerqué a ellas con la picha en posición de follar, y en ese momento Valentina se sorprendió.
“¿Se te ha olvidado el condón?”
“Eh… es que Daniela y yo lo hacemos a pelo… como no se puede quedar embarazada…”
“Me estás vacilando”
“No”, intervino Dani. “Va en serio. Mientras mi cuerpo cambie entre hombre y mujer, no me puedo preñar”
“Pues qué bien…”
“¿Te molesta?”, pregunté a Valentina.
“¿A mi? ¿Por qué? ¿Porque te puedes correr dentro de ella y no de mí…? Perdón, ha sido mezquino”, suspiró. “No es vuestra culpa… ¡Vamos, JP, demuestrale a Daniela lo bien que follas!”, exclamó, intentando animarnos de nuevo.
“Espera, Valentina”, dijo Daniela, incorporándose. “Deja que haga algo por tí…”
De ese modo, se puso en cuatro para que empezase a follarme su coñito, mientras ella metía la cabeza entre las piernas de Valentina y empezaba a chupar su rajita. Metió los brazos por debajo de las piernas de nuestra amiga y sujetó sus manos mientras yo la embestía. Yo disfrutaba del espectáculo mientras lo gozaba con lo mojado del coño de Dani. Se había excitado mucho en mi opinión, pues mi polla resbalaba fácilmente dentro y fuera de ella. Aproveché para estrujar sus nalgas y hacerlas mías mientras la follaba. Fui aumentando el ritmo, hasta que para mi sorpresa, Valentina chorreó sobre la boca de Daniela. Esta jadeaba, y Valentina se agachó a su lado para besarla mientras yo la seguía empotrando, hasta que me empecé a correr dentro de ella, y Dani dejaba caer sus chorritos encima de mis muslos.
“Qué envidia me da verte así”, reconoció Valentina, contemplando el coño enlechado de Dani. “JP… ayer ya te permití hacerlo… ¿te parece bien si volvemos a hacerlo sin protección?”, me preguntó.
“¿Y la píldora?”
“Me la tomé mientras fregabas los platos y Dani te la chupaba”, me explicó. “Confías en mí, ¿verdad? Ahora mismo no queremos hijos ninguno de los dos…”
“Claro que confío. Y no hay nada que me apetezca más”, respondí. Ella sonrió. “Vamos, chicas, es hora de montar a papi”
“¿A papi?”, rieron.
“¿No os gusta cómo suena?”
“Claro que sí… vamos, fóllame, papi”, pidió Valentina.
Me tumbé bocarriba y Valentina se subió encima, a horcajadas. Empezó a frotar su rajita contra mi picha, endurediéndomela, mientras Daniela hacía lo mismo sobre mi cabeza. Me puse a chupar su coñito. Disfruté de su salado sabor mientras notaba a Valentina llevándose mi polla a su chocho. Dios, qué húmedo y qué cálido. Qué bien se sentía. Sostuve sus caderas y la hice subir y bajar mientras Dani dejaba su coñito en la mejor postura para que se lo comiera.
Un ruido de labios me indicó que las dos habían empezado a besarse sobre mi cuerpo. Podía sentirlas moverse mientras se acariciaban con las manos. Noté que sus manos tomaban la mía y la juntaban con las de ellas. En cierto momento las noté chupándome los dedos con delicadeza, y finalmente, me tomaban la otra mano. Mis manos acabaron una encima de la teta de cada una, mientras Valentina cabalgaba sobre mi polla y Dani mantenía su rajita húmeda en mi boca.
Noté a Dani tener varios escalofríos y noté sus chorritos en mi lengua. Dejé que me cayeran por la comisura de los labios mientras me ocupaba de que su orgasmo durase más, mientras me corría dentro de Valentina, cuyos chorros me empaparon la pelvis. Valentina se quedó un rato más encima de mi, exprimiéndome por completo y disfrutando de la sensación de que me corriese dentro de ella.
“Esa sensación es lo mejor, ¿verdad?”, preguntó Dani. Estábamos los tres tirados en la cama, desnudos. La tarde avanzaba.
“Cállate, suertuda”, replicó Valentina, y Dani la apaciguó con un beso. “Puta… qué bien besas”
“Creo que fue así como conquisté a JP”, bromeó. Parte de razón no le faltaba. Tosí.
“Oye, Dani… ¿volverías a convertirte en chico? Es decir, ¿no te cansas ni nada?”, preguntó Valentina.
“Qué va. Tanto como quiera. ¿Me quieres de chico otra vez?”, preguntó ella.
“Me encantaría volver a disfrutar de los dos. Si os apetece”
“Encantada”, respondió ella. Se levantó al servicio y cuando regresó, volvía a ser Daniel. “Mi picha está lista para ti”, bromeó. “Ay, qué pena que mis padres no se enteren de esto”
“¿De qué?”, preguntó Valentina.
“Llevan tiempo dándole el coñazo con que salga con chicas”, respondí. “Casi se llevaron un chasco cuando vieron que había estado una tarde conmigo. Si llegan a imaginarse que habíamos follado les da un infarto”, bromeé. Valentina me dio un preservativo.
“¿Haces algo el lunes?”, le preguntó a Daniel.
“Eh… no…”, dijo este, recibiendo también un preservativo de Valentina.
“Pues como JP tiene trabajo, podría ir a verte como amiga… y asegurarme de que tus padres me oigan gemir de los pollazos que vas a darme”, le propuso.
“¿Lo dices en serio?”, preguntó, sonrojado.
“Valentina siempre cumple sus promesas”, aseguré. “Acepta su regalo”
“Gracias, JP”, dijo Valentina. “Y luego podemos hacer más cosas que tengo en mente…”
“¿Cuáles?”
“No lo sé… ahora mismo mi cabeza solo puede pensar en vuestras pollas”, respondió mientras se tumbaba en la cama y abría las piernas. “A ver con qué me sorprendéis, cariños…”
“Dani, ¿qué te parece si…?”, le hice la propuesta al oído.
“Si, creo que le gustará”, respondió él.
Nos acercamos a ella, con las pichas en posición. Ella nos miró con una sonrisa. Le levantamos las piernas con cuidado, dándonos acceso a su coño, y nos la empezamos a follar por turnos. Comencé yo, empujando mi picha dentro de ella varias veces. Suave al principio. Y luego dejé a Dani metérsela, ya con un poco más de ganas. Yo estaba sujeto al culo de Dani, y se lo acariciaba mientras se follaba a Valentina.
Cuando volvimos a cambiar y me la follaba yo, Dani se agachó y empezó a lamerle el chochito. Valentina parecía encantada con el trato que estaba recibiendo. Luego me volvió a reemplazar y se la metió él, mientras yo acariciaba las tetas de Valentina. En su cara se veía reflejado el placer máximo. Cuando nos acercábamos al final, nos empezamos a cambiar más rápidamente. Una metida cada uno. A ella le volvía loca aquel contraste, sintiendo a uno en cada momento metiéndosela. Se corrió mientras Dani y yo seguimos metiéndosela a turnos, y cuando se calmó, él y yo nos quitamos las gomitas y eyaculamos sobre su pubis, cerca de su rajita, pero sin riesgos.
Valentina extendió las piernas y vio cómo la habíamos dejado. Pareció pensárselo… y luego tomó un poco del lefazo con el dedo y se lo llevó a la boca.
“¿Cómo se siente, chicos? ¿Al tener a una perrita como yo hambrienta de sexo?”, preguntó y se acarició las tetas.
“No eres una perrita. Eres una compañera”, le corregí. “¿Verdad?”
“Sí. Yo te estoy muy agradecido”, dijo Dani. “Todo lo que me has dejado hacer… me ha encantado”.
“Pues yo lo he gozado mucho. Y solo es sábado por la tarde, así que aún tenemos mucho tiempo para pasarlo bien”, aseguró.
“Oíd… no deberíamos quedarnos aquí mucho más”, les dije. “O sea, me encantaría, pero deberíamos darnos una ducha y salir a tomar algo. Una meriendacena, que desde el brunch no hemos comido. Y después, comprobar si mi cama aguanta toda la noche follando”
“Seguro que lo aguanta más que tú”, bromeó Valentina. “Pero creo que tienes razón”
“Vale. Voy yo primero a ducharme”, dijo Dani, y fue a la ducha.
Valentina en ese momento aprovechó para ponerse encima de mis piernas. Mi picha estaba entre los dos, semi erecta.
“Oye… si me paso con mis comentarios, dímelo, ¿vale?”, me susurró mientras me daba un abrazo. “Me lo estoy pasando muy bien este finde y no quiero estropearlo… tú siempre has tenido aguante para mi”
“No te preocupes. No me lo tomo a mal”
“Gracias… el otro día estaba muy herida, pero hoy te lo quiero decir porque me lo estoy pasando de maravilla: eres muy importante para mi”
Y me dio un beso. No como los pasionales que solía darme en ocasiones escasas, sino uno más tierno, más cercano, del que menos veces me había dado. Nos quedamos ahí un rato, disfrutuando de nuestros cuerpos desnudos, hasta que Daniel salió de la ducha y fue ella a limpiarse.
“Gracias por este finde, tío…”, dijo mientras se sentaba a mi lado.
“Te dije que saldría bien”
“Pero no tan bien. Me siento libre y en confianza con los dos, y eso me gusta mucho”
“Para eso estamos. Y además, todavía nos queda un día entero para pasarlo bien”, le recordé con una sonrisa.
CONTINUARÁ
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Valentina fue la primera en levantarse por la mañana, amaneciendo entre Daniel y yo. Dormimos hasta tarde. Lo suficiente como para plantearnos hacer un brunch en lugar de un desayuno normal. Suelo tener alimento suficiente en la nevera. Lo que no me esperaba era que Valentina y Daniel me obligasen a quedarme en el sofá mientras ellos preparaban todo. Tostaron pan, prepararon huevos revueltos, y exprimieron unas naranjas y unos tomates para hacer zumos. No me permitieron ni encender la cafetera.
“Y luego pienso ir a la compra”, me advirtió Valentina, mientras disfrutábamos del almuerzo.
“¿Y eso por qué?”
“Porque ya pones el piso, la cama, tu polla… los demás también tenemos que aportar”
“Iré contigo, yo también he abusado de la hospitalidad de JP”, dijo Daniel.
“¿Puedo opinar?”
“No”, respondieron los dos a la vez.
De modo que acepté que mis amigos me cuidasen un poco. Tras reponer fuerzas tras la noche anterior, aceptamos esperar un poco antes de empezar de nuevo, para evitar que nuestros estómagos nos dieran una sorpresa desagradable, así que me dispuse a fregar los platos.
Estaba tan tranquilo cuando de pronto alguien se me acercó por la espalda y empezó a masajearme la polla.
“Habíamos dicho de esperar antes de follar, ¿no?”
“Es que no recuerdo si ayer te la llegué a chupar”, respondió Dani.
“Ya sabes que no va a ser siempre recíproco por completo”, respondí.
“Tonto… que te la quiero chupar”, aclaró. Tiró un poco de mi y se sentó en el suelo, a la altura perfecta para hacerme una mamada.
“Tío… que Valentina se va a enfadar si empezamos sin ella”, jadeé.
“De eso nada, Valentina quiere que disfrutéis, que luego os la va a chupar ella en cuanto termines”, dijo Valentina, que debía seguir en el sofá, mientras nos miraba.
Me di prisa en acabar de fregar mientras la cálida boca de Daniel me daba placer. Su lengua me acariciaba el glande con un ritmo que me ponía mucho, y sus labios se sentían de maravilla en mi falo. Parecía que se besaba con mi picha. Joder… cuando terminé con el último plato probé a sujetarle la cabeza y a metérsela yo en la boca, a lo que él respondió con completa sumisión.
“No la acapares, Daniel, que yo también quiero”, dijo Valentina. “Vamos, que ayer me quedé con las ganas de algo”
Nos acercamos a ella, con nuestras pichas apuntando a su cara. Nos hizo una paja a ambos.
“Ahora aquí quieros hasta que os corráis”, dijo, y fue a chupársela a Dani, pero este la detuvo.
“¿Y tu placer?”
“¿No me puede dar placer chuparos las pollas?”, replicó ella, y empezó por la mía. Me dedicó un buen rato de mamada, y luego atacó con la boca la de Daniel. Este y yo nos dimos las manos mientras nuestra amiga turnaba la paja y la mamada entre nuestras pollas. Parecía realmente dispuesta a llegar hasta el final.
Y de pronto nos hizo juntar nuestras pollas y probó a metérselas a la vez a la boca. Aquello le costó un poco, pero le puso ganas. Sentí su lengua recorriendo nuestros glandes en círculos. Y el estímulo del glande de Dani contra el mío me daba mucho gusto también. Ambos nos sujetamos mutuamente, pasándonos los brazos por encima del hombro. Dani me besó, y yo le empecé a acariciar las tetillas mientras Valentina se las apañaba para chupárnoslas, y conseguimos corrernos en su boca.
“Aaaaaah… esto me encanta”, nos dijo, mostrándonos su lengua manchada antes de tragarse nuestra lefa. “Y ahora… venid a por mi”, dijo, y salió corriendo hacia la cama. Allí llegamos los tres y con un ligero empujón, caímos los tres en la cama. Valentina nos besó a ambos, con mucha pasión. Se lo estaba pasando en grande. Y de pronto, nos mostró la botellita de lubricante y un preservativo. “Elegid”
Me adelanté en tomar el bote de lubricante, y Dani rasgó con la boca el envoltorio brillante. Pero incluso en aquella ocasión, Valentina tomó la iniciativa, y se acercó de espaldas a mí. Suavemente, empezó a rebotar su culo sobre mi erección, que se fue abriendo paso dentro de ella hasta que suspiró al sentirla dentro por completo. Acaricié sus tetas mientras Dani se acercaba a ella, con el condón puesto, y se la metió de un movimiento.
“Vamos… ah, sí…”, suspiró Valentina. “Sabéis cómo me gusta… sí, sí, así, aaaah…” le arranqué otro gemido al pellizcarle el pezón. “Si me folláis así de bien os dejaré hacerlo más veces…”
Dejó caer la cabeza hacia atrás y la volteó hacia mí, donde nuestros labios se encontraron mientras bombeaba su culito. Dani, que la sujetaba por las caderas, se encorvó hacia adelante, reclamando sus labios y también los mios, intercambiando besos y salivas y lenguas donde nos encontrábamos. Notaba las bolas de Daniel frotándose con las mías cada vez que uno se la metía a Valentina. Nos miramos, cómplices, y movimos las caderas con más ganas. Valentina en ese momento quedó atrapada por el placer, y parece que se corrió en ese momento. No es que yo fuera a aguantar mucho más, y liberé mi semen dentro de su culo mientras Dani se corría en la gomita.
“Pensé que os habría dejado secos ayer”, bromeó Valentina, mientras jadeaba en mi cama. “Pero veo que hacéis buen equipo. Este fin de semana voy a gozarlo como nunca…”
“Oye, Valentina, hay algo que te queríamos comentar”, le dije. Ella me miró
“¿Pasa algo malo?”
“Malo no”, dijo Dani. “Pero… puede que nos estropee el fin de semana. No lo sé”
“Entonces, ¿por qué contármelo hoy?”, preguntó, extrañada.
“Es importante para mi. Lo estoy disfrutando mucho, contigo y con JP. Y creo que no es justo mantener el secreto…”
“¿Secreto?”
Dani se puso en pie y fue a mi baño. Yo tomé a Valentina de la mano, que se dejó llevar por mi, y la sujeté por la cintura. Ella no entendía nada. Nuestro amigo se metió en la ducha y activó el agua fría. Valentina quedó boquiabierta al ver cómo Daniel se convertía en chica delante de nuestras narices.
“Es… es… chica…”, balbuceó Valentina.
“Dani ha sufrido esa maldición que contaban por redes”, le expliqué. “Y ahora el agua fría le hace cambiar su sexo”
“Es chica…”, repitió Valentina.
Daniela salió de la ducha despacio, esperando alguna otra reacción por parte de nuestra amiga.
“Entonces, es verdad… esa maldición es real…”, siguió Valentina. “¡Es real! ¡Es una chica real!”
Se acercó a Daniela, demasiado deprisa, y esta retrocedió un paso. Valentina no parecía saber qué hacer.
“¿Entonces podemos…? O sea, ¿puedo…? ¿Me dejáis que..? ¡Es decir! ¡Ah”, tuve que ponerle las manos sobre los hombros a Valentina para que se calmase. “Vale… es decir, Daniel se convierte en chica…”
“Puedes llamarme Daniela…”, respondió ella,un tanto cortada
“Genial… entonces… ¿tú y yo podríamos… tener sexo mientras estás así?”, preguntó Valentina. Era la primera vez en la vida que la veía avergonzada.
“¿Quieres sexo… con una chica?”, preguntó Daniela.
“O sea… sí, pero está JP, aunque…”
“Chicas, tenéis mi cama para lo que queráis hacer”, les ofrecí. “Daniela no ha tenido ocasión de probar el sexo lésbico… y creo que tú tampoco”, le indiqué a Valentina. Ella alargó las manos hacia Daniela.
“Yo quiero hacerlo”
“Yo… yo también”, dijo Dani. “Pero JP, quédate en la cama con nosotras. No quiero que te demos de lado”
“Si a Valentina le parece bien…”
“Claro que sí. Vamos, preciosa… a ver lo que sabemos hacer juntas”, propuso Valentina.
De la mano ambas volvieron a mi cama. Yo me tumbé en un lateral para no perderme nada. A pesar de los nervios del momento, Valentina tomó la iniciativa de besar a Daniela. Las dos se entregaron un beso que al principio fue tímido, pero parece que les gustó y empezaron a ser más pasionales. Tanto que vi la lengua de Valentina recorrer los labios de Dani mientras desataban la pasión.
Ambas empezaron a tocarse las tetas mutuamente. Valentina miraba a Dani embelesada, hipnotizada por la belleza de nuestra amiga. Me fijé en que probaba a estimularle los pezones con diferentes presiones, a lo que Daniela reaccionaba con gemidos de distinta intensidad. Valentina sonrió, y la otra le devolvió la sonrisa. Tras otro beso en que sus labios se restregaron, Valentina empezó a bajar por el cuerpo de Dani. Ahora gemía más fuerte, al sentir la boca de Valentina en sus tetas.
Ella estaba desatada, probando cada poro que alcanzaba de la piel de Daniela. Enterró la cabeza entre sus tetas, dedicándose a su canalillo, mientras Dani no podía más que gemir. Se abrazó a la cabeza de Valentina, quien siguió usando su boca un rato hasta que empezó a caer por su vientre, y bajó un poco más hasta que alcanzó su coño. En ese momento Dani empezó a jadear con fuerza. Valentina se lo comía con ganas. Bien o mal pero le gustaba. Y con una mano estirada para seguir manoseandole una teta. Valentina era la hostia en la cama y parecía dispuesta a demostrarlo incluso en su estreno lésbico.
Cuando Dani parecía haberse corrido, Valentina volvió a trepar por su cuerpo y a comerse la boca otra vez. Daniela acarició las mejillas de nuestra amiga y se dispuso a hacer lo mismo por ella. Y empezó desde el beso, mientras una mano bajaba y empezaba a acariciar el coñito de Valentina. Está empezó a gemir contra la boca de Daniela, quien la estimuló un poco más mientras seguía besándola. Vi cómo le chupaba la lengua antes de bajar a probar el sabor de sus tetas. Era la primera vez en mucho tiempo que veía a Valentina dominada, y aquello me gustaba. Especialmente cuando Dani se dispuso a comerle el coño, provocándole unos gemidos muy agudos acompañados de un jadeo incesante. Valentina se acarició las tetas mientras disfrutaba de aquel cunnilingus, y en cierto momento su mirada se cruzó con la mía. Lo estaba gozando, y vi cómo llegaba al orgasmo.
Pero Valentina no parecía dispuesta a dejarse vencer… ni mucho menos a dejar de experimentar. Tomó a Daniela por la cintura y volvió a besarla, mientras empezaba a pasar una pierna entre las de la otra. Dani se dejó hacer y dejó escapar un gemido de placer cuando su chochito se rozó con el de Valentina. Ambas se miraron y poco a poco fueron moviendo sus caderas, haciéndose gozar con aquella tijera mientras volvía las caricias y los estrujones en las tetas de la otra. Daniela sujetó a Valentina por las mejillas y la beso mientras aumentaban la velocidad de sus caderas. Se dejaron llevar hasta que se corrieron, casi a la vez, y cayeron derrotadas en el colchón.
“JP, eres muy malo”, protestó Valentina. Ella y Daniela se me habían acercado y ahora descansaban, usando una de mis piernas cada una como si fueran almohadas. “¿Por qué me habías escondido a una persona tan genial como Dani?”
“¿Soy genial?”, preguntó ella, sonrojada.
“Claro que lo eres”
“Bueno, es que Dani y yo tampoco nos conocemos hace mucho”, respondí.
Y le contamos a Valentina la historia desde el principio, en aquel bar de copas. Nuestra amiga empezó a asimilar la historia, hasta que de pronto se dio cuenta de algo.
“Entonces, ¡tú eres la zorrita por la cual perdí la apuesta!”, exclamó.
Dani tragó saliva. Pero Valentina sonrió.
“Tranquila, que no me enfado. Si me lo tengo merecido, por picar a JP”, bromeó y me acarició el pecho. “Aunque siempre que lo hago termina follando. En realidad le hago un favor”, rió. “Pero se me ocurre una cosa”
“¿Qué cosa?”
“Bueno. Perdí la apuesta. Le tengo que hacer una mamada durante una hora. Pero si tanto te gusta follar con él… me gustaría que me acompañaras”
“¿A qué te refieres?”
“En vez de chupársela yo sola… se la podemos chupar entre las dos. No creo que él se niegue, ¿verdad?”, me miró con malicia y sonrió. Yo me puse colorado. “Obviamente es mi apuesta. Si no quieres, ya se lo haré otro día…”
“Chupársela a JP durante una hora…”, murmuró Dani. “¿Solo eso? Porque por él aguantaría todo lo posible”
“Dani, no te sientas obligada…”, le dije.
“No… me siento halagada”, respondió ella. Noté que su pulso se aceleraba, y volvió a dirigirse a Valentina. “¿Cómo hacemos?”
“Pues mira, nos colocamos aquí en medio”, le dijo y se dejaron caer entre mis piernas. “Y ahora, JP se pone una alarma para que nos avise en una hora… no te querrás aprovechar de dos pobres chicas, ¿verdad?”, preguntó en tono dulce.
“Claro que no, mira”, dije, y le enseñé el móvil. Preparado para una hora.
“Y ahora… intentemos que siempre haya una chupando esto”, suspiró Valentina y me la empezó a mamar por la punta.
“Eso, que si no, no es una hora seguida”, aceptó Daniela, y se unió a la mamada, atacando la base.
Intenté relajarme. Aquellas dos bellezas me estaban dando mucho placer con sus bocas. Sentía la lengua de Valentina en mi glande mientras Dani me masajeaba la parte de abajo con la húmeda. Empezaron a moverse arriba y abajo de mi picha, ensalivándomela entera, y dándose un beso con lengua cuando se juntaban en la punta. Dios, cómo me gustaba sentirlas ahí.
Vi a Valentina bajar a chuparme los huevos, dejando a Dani metiéndose y sacándose mi polla de la boca durante un buen rato. Intenté controlarme, pero aún quedaba mucho rato, y me corrí cuando Valentina subió a lamerme la punta con Daniela. Ambas prosiguieron como si nada mientras me corría, y lograron continuar la mamada sin interrumpirla, tragando mi lefa.
Me di cuenta de que se habían empezado a tocar mutuamente. Sus cuerpos juntitos me excitaban mucho, y ellas lo sabían, pero también lo hacían por su propio placer. Parecía que el cuerpo de Daniela funcionaba muy bien con otro cuerpo femenino. Valentina la atrajo más hacia ella y volvieron a besarse en la punta de mi picha, un pasional beso con lengua, hasta que me corrí por segunda vez.
Pensé en decirles que la apuesta estaba pagada pero continuaron con aquella mamada. Valentina tomó la iniciativa de metérsela y sacársela varias veces de la boca, momento que Dani aprovechó para chuparme los huevos con una deliciosa succión que me ponía a mil. Y en ese momento, empezó a sonar la alarma… pero ninguna de las dos parecía dispuesta a detenerse. Sentí que ambas me daban la mano. Valentina mantuvo mi erección entre sus labios mientras Dani se la metía y sacaba de la boca repetidas veces, y luego cambiaron, varias veces, hasta que me corrí una vez más.
“Chicas… la hora… acabó hace quince minutos…”, suspiré.
“Lo sabemos, pero no te íbamos a dejar a medias”, respondió Valentina. “¿Qué te ha parecido, Dani?”
“Estoy mojadísima… me encanta la polla de JP*, respondió ella. Le limpié con el pulgar una manchita de lefa que tenía en la comisura de la boca. “Somos un buen equipo, ¿verdad?”
“Ya te digo. Y aunque me noto el coño al rojo, admito que tengo ganas de verte follar con él”, dijo Valentina.
“¿Seguro?”
“Vamos, no es que yo me vaya a quedar sin polvo, ¿verdad?”, me preguntó.
“Claro que no. Mi polla está lista para las dos”, aseguré con una sonrisa.
Lo que no me esperaba era ver a Valentina gateando detrás de Daniela. Le robó un beso y luego se colocó detrás de ella, separándole sus piernas para mi y acariciándole los pezones. Yo me acerqué a ellas con la picha en posición de follar, y en ese momento Valentina se sorprendió.
“¿Se te ha olvidado el condón?”
“Eh… es que Daniela y yo lo hacemos a pelo… como no se puede quedar embarazada…”
“Me estás vacilando”
“No”, intervino Dani. “Va en serio. Mientras mi cuerpo cambie entre hombre y mujer, no me puedo preñar”
“Pues qué bien…”
“¿Te molesta?”, pregunté a Valentina.
“¿A mi? ¿Por qué? ¿Porque te puedes correr dentro de ella y no de mí…? Perdón, ha sido mezquino”, suspiró. “No es vuestra culpa… ¡Vamos, JP, demuestrale a Daniela lo bien que follas!”, exclamó, intentando animarnos de nuevo.
“Espera, Valentina”, dijo Daniela, incorporándose. “Deja que haga algo por tí…”
De ese modo, se puso en cuatro para que empezase a follarme su coñito, mientras ella metía la cabeza entre las piernas de Valentina y empezaba a chupar su rajita. Metió los brazos por debajo de las piernas de nuestra amiga y sujetó sus manos mientras yo la embestía. Yo disfrutaba del espectáculo mientras lo gozaba con lo mojado del coño de Dani. Se había excitado mucho en mi opinión, pues mi polla resbalaba fácilmente dentro y fuera de ella. Aproveché para estrujar sus nalgas y hacerlas mías mientras la follaba. Fui aumentando el ritmo, hasta que para mi sorpresa, Valentina chorreó sobre la boca de Daniela. Esta jadeaba, y Valentina se agachó a su lado para besarla mientras yo la seguía empotrando, hasta que me empecé a correr dentro de ella, y Dani dejaba caer sus chorritos encima de mis muslos.
“Qué envidia me da verte así”, reconoció Valentina, contemplando el coño enlechado de Dani. “JP… ayer ya te permití hacerlo… ¿te parece bien si volvemos a hacerlo sin protección?”, me preguntó.
“¿Y la píldora?”
“Me la tomé mientras fregabas los platos y Dani te la chupaba”, me explicó. “Confías en mí, ¿verdad? Ahora mismo no queremos hijos ninguno de los dos…”
“Claro que confío. Y no hay nada que me apetezca más”, respondí. Ella sonrió. “Vamos, chicas, es hora de montar a papi”
“¿A papi?”, rieron.
“¿No os gusta cómo suena?”
“Claro que sí… vamos, fóllame, papi”, pidió Valentina.
Me tumbé bocarriba y Valentina se subió encima, a horcajadas. Empezó a frotar su rajita contra mi picha, endurediéndomela, mientras Daniela hacía lo mismo sobre mi cabeza. Me puse a chupar su coñito. Disfruté de su salado sabor mientras notaba a Valentina llevándose mi polla a su chocho. Dios, qué húmedo y qué cálido. Qué bien se sentía. Sostuve sus caderas y la hice subir y bajar mientras Dani dejaba su coñito en la mejor postura para que se lo comiera.
Un ruido de labios me indicó que las dos habían empezado a besarse sobre mi cuerpo. Podía sentirlas moverse mientras se acariciaban con las manos. Noté que sus manos tomaban la mía y la juntaban con las de ellas. En cierto momento las noté chupándome los dedos con delicadeza, y finalmente, me tomaban la otra mano. Mis manos acabaron una encima de la teta de cada una, mientras Valentina cabalgaba sobre mi polla y Dani mantenía su rajita húmeda en mi boca.
Noté a Dani tener varios escalofríos y noté sus chorritos en mi lengua. Dejé que me cayeran por la comisura de los labios mientras me ocupaba de que su orgasmo durase más, mientras me corría dentro de Valentina, cuyos chorros me empaparon la pelvis. Valentina se quedó un rato más encima de mi, exprimiéndome por completo y disfrutando de la sensación de que me corriese dentro de ella.
“Esa sensación es lo mejor, ¿verdad?”, preguntó Dani. Estábamos los tres tirados en la cama, desnudos. La tarde avanzaba.
“Cállate, suertuda”, replicó Valentina, y Dani la apaciguó con un beso. “Puta… qué bien besas”
“Creo que fue así como conquisté a JP”, bromeó. Parte de razón no le faltaba. Tosí.
“Oye, Dani… ¿volverías a convertirte en chico? Es decir, ¿no te cansas ni nada?”, preguntó Valentina.
“Qué va. Tanto como quiera. ¿Me quieres de chico otra vez?”, preguntó ella.
“Me encantaría volver a disfrutar de los dos. Si os apetece”
“Encantada”, respondió ella. Se levantó al servicio y cuando regresó, volvía a ser Daniel. “Mi picha está lista para ti”, bromeó. “Ay, qué pena que mis padres no se enteren de esto”
“¿De qué?”, preguntó Valentina.
“Llevan tiempo dándole el coñazo con que salga con chicas”, respondí. “Casi se llevaron un chasco cuando vieron que había estado una tarde conmigo. Si llegan a imaginarse que habíamos follado les da un infarto”, bromeé. Valentina me dio un preservativo.
“¿Haces algo el lunes?”, le preguntó a Daniel.
“Eh… no…”, dijo este, recibiendo también un preservativo de Valentina.
“Pues como JP tiene trabajo, podría ir a verte como amiga… y asegurarme de que tus padres me oigan gemir de los pollazos que vas a darme”, le propuso.
“¿Lo dices en serio?”, preguntó, sonrojado.
“Valentina siempre cumple sus promesas”, aseguré. “Acepta su regalo”
“Gracias, JP”, dijo Valentina. “Y luego podemos hacer más cosas que tengo en mente…”
“¿Cuáles?”
“No lo sé… ahora mismo mi cabeza solo puede pensar en vuestras pollas”, respondió mientras se tumbaba en la cama y abría las piernas. “A ver con qué me sorprendéis, cariños…”
“Dani, ¿qué te parece si…?”, le hice la propuesta al oído.
“Si, creo que le gustará”, respondió él.
Nos acercamos a ella, con las pichas en posición. Ella nos miró con una sonrisa. Le levantamos las piernas con cuidado, dándonos acceso a su coño, y nos la empezamos a follar por turnos. Comencé yo, empujando mi picha dentro de ella varias veces. Suave al principio. Y luego dejé a Dani metérsela, ya con un poco más de ganas. Yo estaba sujeto al culo de Dani, y se lo acariciaba mientras se follaba a Valentina.
Cuando volvimos a cambiar y me la follaba yo, Dani se agachó y empezó a lamerle el chochito. Valentina parecía encantada con el trato que estaba recibiendo. Luego me volvió a reemplazar y se la metió él, mientras yo acariciaba las tetas de Valentina. En su cara se veía reflejado el placer máximo. Cuando nos acercábamos al final, nos empezamos a cambiar más rápidamente. Una metida cada uno. A ella le volvía loca aquel contraste, sintiendo a uno en cada momento metiéndosela. Se corrió mientras Dani y yo seguimos metiéndosela a turnos, y cuando se calmó, él y yo nos quitamos las gomitas y eyaculamos sobre su pubis, cerca de su rajita, pero sin riesgos.
Valentina extendió las piernas y vio cómo la habíamos dejado. Pareció pensárselo… y luego tomó un poco del lefazo con el dedo y se lo llevó a la boca.
“¿Cómo se siente, chicos? ¿Al tener a una perrita como yo hambrienta de sexo?”, preguntó y se acarició las tetas.
“No eres una perrita. Eres una compañera”, le corregí. “¿Verdad?”
“Sí. Yo te estoy muy agradecido”, dijo Dani. “Todo lo que me has dejado hacer… me ha encantado”.
“Pues yo lo he gozado mucho. Y solo es sábado por la tarde, así que aún tenemos mucho tiempo para pasarlo bien”, aseguró.
“Oíd… no deberíamos quedarnos aquí mucho más”, les dije. “O sea, me encantaría, pero deberíamos darnos una ducha y salir a tomar algo. Una meriendacena, que desde el brunch no hemos comido. Y después, comprobar si mi cama aguanta toda la noche follando”
“Seguro que lo aguanta más que tú”, bromeó Valentina. “Pero creo que tienes razón”
“Vale. Voy yo primero a ducharme”, dijo Dani, y fue a la ducha.
Valentina en ese momento aprovechó para ponerse encima de mis piernas. Mi picha estaba entre los dos, semi erecta.
“Oye… si me paso con mis comentarios, dímelo, ¿vale?”, me susurró mientras me daba un abrazo. “Me lo estoy pasando muy bien este finde y no quiero estropearlo… tú siempre has tenido aguante para mi”
“No te preocupes. No me lo tomo a mal”
“Gracias… el otro día estaba muy herida, pero hoy te lo quiero decir porque me lo estoy pasando de maravilla: eres muy importante para mi”
Y me dio un beso. No como los pasionales que solía darme en ocasiones escasas, sino uno más tierno, más cercano, del que menos veces me había dado. Nos quedamos ahí un rato, disfrutuando de nuestros cuerpos desnudos, hasta que Daniel salió de la ducha y fue ella a limpiarse.
“Gracias por este finde, tío…”, dijo mientras se sentaba a mi lado.
“Te dije que saldría bien”
“Pero no tan bien. Me siento libre y en confianza con los dos, y eso me gusta mucho”
“Para eso estamos. Y además, todavía nos queda un día entero para pasarlo bien”, le recordé con una sonrisa.
CONTINUARÁ
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