Transcribo un relato cuyo autor figura debajo del mismo, espero lo disfruten.
Hola, les saluda Alfredo.
Les voy a relatar como se cumpliómi fantasía de ver a mi esposa teniendo sexo con otro hombre.
Somos una pareja de más de 20 añosde casado, Andrea fue mi primera enamorada y yo para ella el primero también.Hoy Andrea tiene 40 años, un rostro precioso, senos perfectos y un bonito ypequeño trasero. Mis ganas de verla con otro hombre pasaron por dos temas: elprimero fue entrar a leer relatos y ver videos sobre el tema y el segundo, yquizás más importante, es que yo le había sido infiel muchas veces y sentía noera justo que ella solo haya tenido mi miembro como experiencia sexual.
Así, como varios que iniciamosésta fantasía, le fui platicando del tema mucho tiempo, siempre fantaseandohasta que, para mis grata sorpresa, accedió.
Sin dudarlo me contacté conGonzalo, un guapo joven en sus treinta y algo de años, al que conocí por unapágina swinger. Al revisar sus validaciones, leía que era un gran amante, biendotado y que trataba muy bien a las esposas…eso era lo que buscaba.
Con bastante nervios y muchaexcitación quedamos en encontrarnos en un hotel. Al contarle a mi esposa, ellase puso mas nerviosa aún, algo de temor pero también de excitación. En estepunto es necesario contar que Andrea es estrecha vaginalmente y que mi pene, depromedio normal, no había sido de gran ayuda.
Sin darle mucho a tiempo apensarlo, nos dirigimos al hotel. Ella vestía ligera, con una falda corta quedejaba ver sus contorneadas piernas, una blusa suelta donde aún así se podíaver la siluetas de sus senos y listo. Entramos a la habitación y los nervios sesentían en nuestro silencio algo incómodo. Treinta minutos después, una vez queescuchamos el sonido de pequeños golpes en la puerta, supimos que no habíavuelta atrás.
Gonzalo ingresó y, sin dejar dever lo espectacular de mi esposa, se puso a conversar con los dos. Aprovechepara dejar en claro lo que buscábamos y el aceptó. Esto le dio una tranquilidadadicional a Andrea, que para ese momento, estoy seguro, empezaba a disipar sustemores e incrementar su curiosidad.
Me toco, como buen cuckold,hacerme a un lado y recostarme en un extremo de la cama a disfrutar…y así fue.Gonzalo empezó a besar como amante a Andrea y luego a sobar sus senos y todo elcuerpo, ella solo se dejo llevar. Lesacó la blusa y la recostó en la cama. Vaya – me dije- realmente es uncaballero. Recostados los dos en la cama, el siguió besándola, desde loslabios, cuello, senos hasta llegar a su falda, la misma que, con destreza deexperimentado, amante retiro.
En este instante, Andrea, estabaaún con muchos nervios pero al mismo tiempo bastante mojada. Gonzalo empezó atocar su vagina e ingreso un dedo en esa apretada pero húmeda cavidad. Y luego,para mi incredulidad, dos dedos. Eso nunca lo había hecho yo, lo que me decíaque Andrea lo disfrutaba y mucho.
Gonzalo entonces se quito elpantalón y quedando en unos apretados bóxer que dejaban ver una siluetaprominente de su miembro viril. Se quito el bóxer y lo que salió de allí fue elmas increíble y grande pollón que habíamos visto Andrea y yo. Totalmente mojado,lo que suponía que realmente disfrutaba de mi esposa. Se puso el preservativode ley y la fiesta continuó.
Gonzalo empezó a hacerle sexo orala fin de seguir dilatando la aún apretada vagina de Andrea, y ella solo podíagemir del placer. Luego de unos minutos que me parecieron horas, se alisto parala embestida.
Andrea desde su posiciónhorizontal boca arriba y yo, como el espectador con la mejor butaca, vimosincrédulos como ese miembro de 20 cm y grosor imponente ingresaban de un soloenvión en mi esposa. Increíble, impresionante, una fantasía. Gonzalo empezó abombear sin parar a Andrea que solo atinaba a gemir como nunca la había visto,a clavar su dedos en la espalda del menor macho que la había poseído.
Y Gonzalo siguió, y mientrasseguía la besaba y sus lenguas se confundían en una danza ancestral, de macho yhembra, de sexo, de lujuria, de deseo.
Después de unos minutos de suimplacable embestida inicial, la volteo de costado ( con el rostro de Andreadirigido al mío) y la siguió penetrando. Esta vez con mas fuerza. Yo soloatinaba a besar a Andrea y ella difícilmente me respondía ya que no podía pararde gozar. Y así, sentí como Gonzalo explotaba dentro de Andrea con sus ultimasy mas fuertes embestidas.
Uff- me dijo- realmente tu esposaes maravillosa. Tiene una vagina tan estrecha que me hizo sentir como si fuerasu primera vez. Me quede en silencio, solo atiné a pensar para mi mismo que eracierto, era su primera vez con un macho alfa bien dotado y que ella lo habíagozado todo.
Gonzalo tomó agua, se puso unsegundo preservativo y se acercó nuevamente a mi esposa. Ella lo monto listapara cabalgar pero a nuestro amigo algo le había ocurrido. Nos comento consorpresa que hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto a una mujer y eyaculabatal cantidad de leche que simplemente no tenía mas fuerza.
Y Andrea se quedo con las ganas deseguir montando ese potro. Gonzalo con la angustia de no poder seguir mas. Yyo, con el morbo a mil pero con la satisfacción de haber visto en el rostro deAndrea el significado de placer sexual.
Ya en casa, recordamos a Gonzalocon cariño y deseo y a está la primera experiencia cuckold de las muchas, estoyseguro, que vendrán.
Autor: TONIGHT
Hola, les saluda Alfredo.
Les voy a relatar como se cumpliómi fantasía de ver a mi esposa teniendo sexo con otro hombre.
Somos una pareja de más de 20 añosde casado, Andrea fue mi primera enamorada y yo para ella el primero también.Hoy Andrea tiene 40 años, un rostro precioso, senos perfectos y un bonito ypequeño trasero. Mis ganas de verla con otro hombre pasaron por dos temas: elprimero fue entrar a leer relatos y ver videos sobre el tema y el segundo, yquizás más importante, es que yo le había sido infiel muchas veces y sentía noera justo que ella solo haya tenido mi miembro como experiencia sexual.
Así, como varios que iniciamosésta fantasía, le fui platicando del tema mucho tiempo, siempre fantaseandohasta que, para mis grata sorpresa, accedió.
Sin dudarlo me contacté conGonzalo, un guapo joven en sus treinta y algo de años, al que conocí por unapágina swinger. Al revisar sus validaciones, leía que era un gran amante, biendotado y que trataba muy bien a las esposas…eso era lo que buscaba.
Con bastante nervios y muchaexcitación quedamos en encontrarnos en un hotel. Al contarle a mi esposa, ellase puso mas nerviosa aún, algo de temor pero también de excitación. En estepunto es necesario contar que Andrea es estrecha vaginalmente y que mi pene, depromedio normal, no había sido de gran ayuda.
Sin darle mucho a tiempo apensarlo, nos dirigimos al hotel. Ella vestía ligera, con una falda corta quedejaba ver sus contorneadas piernas, una blusa suelta donde aún así se podíaver la siluetas de sus senos y listo. Entramos a la habitación y los nervios sesentían en nuestro silencio algo incómodo. Treinta minutos después, una vez queescuchamos el sonido de pequeños golpes en la puerta, supimos que no habíavuelta atrás.
Gonzalo ingresó y, sin dejar dever lo espectacular de mi esposa, se puso a conversar con los dos. Aprovechepara dejar en claro lo que buscábamos y el aceptó. Esto le dio una tranquilidadadicional a Andrea, que para ese momento, estoy seguro, empezaba a disipar sustemores e incrementar su curiosidad.
Me toco, como buen cuckold,hacerme a un lado y recostarme en un extremo de la cama a disfrutar…y así fue.Gonzalo empezó a besar como amante a Andrea y luego a sobar sus senos y todo elcuerpo, ella solo se dejo llevar. Lesacó la blusa y la recostó en la cama. Vaya – me dije- realmente es uncaballero. Recostados los dos en la cama, el siguió besándola, desde loslabios, cuello, senos hasta llegar a su falda, la misma que, con destreza deexperimentado, amante retiro.
En este instante, Andrea, estabaaún con muchos nervios pero al mismo tiempo bastante mojada. Gonzalo empezó atocar su vagina e ingreso un dedo en esa apretada pero húmeda cavidad. Y luego,para mi incredulidad, dos dedos. Eso nunca lo había hecho yo, lo que me decíaque Andrea lo disfrutaba y mucho.
Gonzalo entonces se quito elpantalón y quedando en unos apretados bóxer que dejaban ver una siluetaprominente de su miembro viril. Se quito el bóxer y lo que salió de allí fue elmas increíble y grande pollón que habíamos visto Andrea y yo. Totalmente mojado,lo que suponía que realmente disfrutaba de mi esposa. Se puso el preservativode ley y la fiesta continuó.
Gonzalo empezó a hacerle sexo orala fin de seguir dilatando la aún apretada vagina de Andrea, y ella solo podíagemir del placer. Luego de unos minutos que me parecieron horas, se alisto parala embestida.
Andrea desde su posiciónhorizontal boca arriba y yo, como el espectador con la mejor butaca, vimosincrédulos como ese miembro de 20 cm y grosor imponente ingresaban de un soloenvión en mi esposa. Increíble, impresionante, una fantasía. Gonzalo empezó abombear sin parar a Andrea que solo atinaba a gemir como nunca la había visto,a clavar su dedos en la espalda del menor macho que la había poseído.
Y Gonzalo siguió, y mientrasseguía la besaba y sus lenguas se confundían en una danza ancestral, de macho yhembra, de sexo, de lujuria, de deseo.
Después de unos minutos de suimplacable embestida inicial, la volteo de costado ( con el rostro de Andreadirigido al mío) y la siguió penetrando. Esta vez con mas fuerza. Yo soloatinaba a besar a Andrea y ella difícilmente me respondía ya que no podía pararde gozar. Y así, sentí como Gonzalo explotaba dentro de Andrea con sus ultimasy mas fuertes embestidas.
Uff- me dijo- realmente tu esposaes maravillosa. Tiene una vagina tan estrecha que me hizo sentir como si fuerasu primera vez. Me quede en silencio, solo atiné a pensar para mi mismo que eracierto, era su primera vez con un macho alfa bien dotado y que ella lo habíagozado todo.
Gonzalo tomó agua, se puso unsegundo preservativo y se acercó nuevamente a mi esposa. Ella lo monto listapara cabalgar pero a nuestro amigo algo le había ocurrido. Nos comento consorpresa que hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto a una mujer y eyaculabatal cantidad de leche que simplemente no tenía mas fuerza.
Y Andrea se quedo con las ganas deseguir montando ese potro. Gonzalo con la angustia de no poder seguir mas. Yyo, con el morbo a mil pero con la satisfacción de haber visto en el rostro deAndrea el significado de placer sexual.
Ya en casa, recordamos a Gonzalocon cariño y deseo y a está la primera experiencia cuckold de las muchas, estoyseguro, que vendrán.
Autor: TONIGHT
2 comentarios - Alfredo relata su primera experiencia cuckold (cuernos)