Voy a ser papá nuevamente… entonces desde hace unos meses los planes de salidas y diversión han cambiado: más cine, meriendas y visitas al shopping. Nada de alcohol, baile y salidas nocturnas. Y si las hay, son tranquilas como la de hace dos sábados atrás en la cual fuimos a ver una bandita de música media folc hippie. ¿Cómo llegamos ahí? Nos apareció la publicidad en Instagram y como era temprano y tranqui, allá fuimos. Pero no siempre lo que aparenta es y ese ambiente, a primera vista, inofensivo iba a ser motivo de que vuelva a “pecar”
Al entrar al lugar la onda era muy tranqui, poca gente, un living ambientado para la ocasión, mucho humo de sahumerio y palo santo, algunos budas dando vuelta. La poca gente que estaba presente era muy amable, gente de todas las edades, algunas familias, todos nos saludaban como si fuéramos habitués del lugar. Tímidamente nos ubicamos al fondo, como para poder ver todo el panorama y al mismo tiempo para no tener que estar tan en primera plana, exponiéndose a quien sabe Dios que… La cosa es que al ratito de estar ahí sentados, aparecieron los integrantes de la bandita, entre ellos una mujer divina, con pancita de embarazada. Nos saludó muy simpática, cruzó palabras con mi mujer – parece que es un código de embarazadas – y luego siguió saludando al resto de los presentes. A mí solo me dirigió una mirada y una sonrisa amable, pero nada más. Cuando arrancó el espectáculo, esta chica saludo a todo el publico e hizo referencia a que “había caras nuevas” señalándonos, cosa que me llamó la atención. La cosa es que durante dos horas disfrutamos de la música y el ambiente muy lindo, relajado. Pasadas unas dos horas el recital termino y pasamos a retirarnos…
Una vez en casa, mientras tomabamos un té y charlábamos de lo que habíamos escuchado, de la gente y demás, empezamos a ver las filmaciones que habíamos realizado y decidí compartir un videíto breve en forma de historia en mi cuenta de Instagram, arrobando a la banda y recomendándola al resto de mis seguidores (no son muchos ni de esta onda, pero por ahí a alguno/a les podría llegar a interesar, nunca se sabe jeje). La sorpresa fue al otro día cuando me encontré con un mensaje de agradecimiento de parte de la banda – hasta ahí todo normal – y una solicitud de mensaje privado de la amable embarazada que nos había deleitado con su música horas atrás.
En el mensaje me agradecía haber compartido su música y me decía “ojala vuelvan a acompañarnos en otro show”. La verdad es que ese mensaje me tomo por sorpresa, pero fue, el bichito me pico y le contesté, a partir de eso arrancamos un ida y vueltas tranquilo, pero que después se fue tornando mas interesante y personal . Me contó que era madre primeriza, que le faltaban dos meses para parir, que la rutina de vida estaba cambiando, ya le costaba hasta cantar durante un largo rato sostenido, y demás, hasta que sin saber cómo, llegamos a temas de la vida sexual. Ahí ella me preguntó cómo la llevábamos nosotros, a lo que le conté que tuvimos una primera etapa del embarazo muy muy buena y que ahora sí bien teníamos relaciones, no era taaaaan seguido, le dije que garchabamos una o dos veces por semana como muchísimo. Ante esta respuesta ella me contó que estaba todos los días muy caliente, que la pareja no la tocaba porque le da miedo (o al menos eso le dice) pero que ella siente que es porque esta fea y poco sexy. Obviamente le dije que eso era imposible, que era hermosa, que era una mamá hiper sexy y toda la sarta de pavadas que decimos cuando queremos ponerla. La cosa es que entre una cosa y otra se fue el domingo. A partir de esa charla, estuvimos intercambiando mensajes toda la semana, hasta que el día de ayer nuevamente cruzamos mensajes pero ya todos fueron bien claros y concisos, nos queríamos garchar.
Aprovechando que tenia que dejar el auto en el mecanico y que iba a tener tiempo muerto, era la excusa perfecta para vernos. Asi que ayer a las 10 de la mañana, hora en que la gente va a merendar a la Fonte d’ Oro o a alguno de los cafes de moda en mardel, nosotros nos estábamos encontrando en una esquina para ir a un telo que estaba a pocos pasos. Nos saludamos con un beso en la mejilla, sutilmente, como dos amigos. La naturalidad era total, pero aumento cuando entramos a la habitación.
Ella entro rápido y se fue para el fondo, donde se veía un perchero colgado en la pared. Para cuando me di vuelta luego de cerrar la puerta, ya ella se había sacado su campera y había quedado con una polerita color camel y una calza negra, ajustada que le marcaba una cola hermosa. La pancita se asomaba debajo de esa polera clarita, que contrastaba con su cabello negro intenso. No sé bien cómo la miré, pero debe haber sido con una mirada muy libidinosa, porque cuando llegue a sus ojos vi que tenía una mirada penetrante pero también tímida, su cara estaba avergonzada y de su boca salió un “por qué me miras así?” a la cual no respondí, solo me acerque despacio y le dí un beso. Creo que la sorprendí, pero esa reacción inesperada duro unos segundos porque rápidamente se soltó y me empezó a violar la boca con su lengua. No sé pueden imaginar lo que besaba esa morocha, las ganas que le metía: me encantó y me calento mal! Me despegue dos segundos de ella, me saqué la campera, el sweater, quedé solo con la camisa. Me quité los zapatos y cuando empecé a desabrocharme el pantalón ella me freno. Me hizo sentarme en la cama, ella acomoda, se puso de rodillas sobre el colchón, y en cuatro patas se acercó a mi cintura. Me desabrochó el pantalón, me hizo pararme un poquito para bajarme el jean y el boxer todo junto, quedando mi verga a disposición de su boca ella sin mediar palabras se la engulló. Ella estaba muy caliente y se imponía ¡no dejaba dudas de que tenía mucha necesidad de pija y se la iba a dar!
La chupo un sueño, la baboseaba, me escupía, me pajeaba, sea tragaba toda y después pasaba a lamerme la cabeza, todo esto sin haberse sacado la polera ni la tanga. Le tuve que sacar la pija de la boca porque me iba hacer acabar y no había pasado ni diez minutos. Así que la tire sobre la cama, le saque la polera, el corpiño y aparecieron dos tetas duritas, redondas, con unos pezones bien negros, hermosos para chupar, cosa que hice. Ufff lo que fue poner la lengua sobre ellos, empezar a girar a su alrededor, poner la boca en forma de sopapa y empezar a succionar. Empecé a escuchar como su respiración se empezó a agitar y eso me encantó, así que me despegue un ratito y empecé a bajar. Dándole pequeños besos fui recorriendo su pecho, su panza redonda, amplia, sentía su piel tersa mientras le acariciaba la cintura, y parte de sus muslos. Me había quedado claro de la charla que habíamos tenido que ella quería ser tratada como toda una mujer caliente pero no le iba eso de sentirse una puta dominada, quería cariño además de sexo, así que trate de ser lo más sutil posible. Por eso con besos chiquitos, caricias suaves, logré llegar a su entrepierna. Le toqué la concha por sobre la tanga y ya se sintió toda, toda su humedad. Cuando fui a quitársela, ella solita se incorporó, se arqueo y me permitió sacarsela, hasta dejarla caer a los pies de la cama. Es difícil poder describir con palabras el aroma que invadió mi naríz, un olor muy diferente al de mi esposa, un aroma muy diferente al de otras mujeres con las que estuve y me extasio la verga, se me puso más dura, más rígida, me calentó y me tire encima de esa concha a comerla a besos, a lenguetazos y se ve que le encantó porque se empezó a contorsionar, a mover, a mojarse más y más. Mi barba se humedecia, mi nariz se embriagaba de un olor fuerte, pero también dulce. El olor a sexo se mezclaba con el aroma a perfume de su piel… mis manos subian, acariciaban sus pechos, sus muslos, mi lengua jugaba con entre sus labios y después con su clítoris que se había puesto duro y asomaba con la formita de un carozo de aceituna pequeño. Cada vez que le pasaba la lengua, se estremecía. La gemidos de golpe llenaron la habitación, con sus manos me agarraba de los pelos, me apretaba contra ella, y empezó a temblar, las piernas se le descontrolaron hasta que los gemidos se convirtieron en gritos y las manos que me apretaban, pasaron a querer sacarme de su interior. Había acabado y esa era la señal.
Me retire, toda mi barbilla estaba mojada, mis pelos despeinados. Y solo atiné a mirarla, ella estaba toda desnuda, hermosa, con la cabeza girada hacia un costado, con los ojos cerrados y en la boca una sonrisa. Se tocaba la parte exterior de la cocha con sus manitos, se acariciaba la panza y cuando abrió los ojos, pude ver qué había lagrimas: si estaba emocionada.
Cuando me miró, me agradeció, me dijo que había mucho no se sentía mujer y que yo pude hacerla sentir como quería y necesitaba.
Fueron dos horas y medias hermosas, de coger y coger. Con pasión pero con ternura, ella bien puta pero sin excesos. Cogimos en la cama y en la ducha, nada de locuras, solo darle pija y pija hasta que nos avisaron que se terminó el turno.
Salimos del hotel más livianos de lo que entramos… hoy me mandó un mensaje, que sigue pensando en lo de ayer, que le encantó y que se pudo mirar al espejo y volver a sentirse mujer además de una futura mamá.
Al entrar al lugar la onda era muy tranqui, poca gente, un living ambientado para la ocasión, mucho humo de sahumerio y palo santo, algunos budas dando vuelta. La poca gente que estaba presente era muy amable, gente de todas las edades, algunas familias, todos nos saludaban como si fuéramos habitués del lugar. Tímidamente nos ubicamos al fondo, como para poder ver todo el panorama y al mismo tiempo para no tener que estar tan en primera plana, exponiéndose a quien sabe Dios que… La cosa es que al ratito de estar ahí sentados, aparecieron los integrantes de la bandita, entre ellos una mujer divina, con pancita de embarazada. Nos saludó muy simpática, cruzó palabras con mi mujer – parece que es un código de embarazadas – y luego siguió saludando al resto de los presentes. A mí solo me dirigió una mirada y una sonrisa amable, pero nada más. Cuando arrancó el espectáculo, esta chica saludo a todo el publico e hizo referencia a que “había caras nuevas” señalándonos, cosa que me llamó la atención. La cosa es que durante dos horas disfrutamos de la música y el ambiente muy lindo, relajado. Pasadas unas dos horas el recital termino y pasamos a retirarnos…
Una vez en casa, mientras tomabamos un té y charlábamos de lo que habíamos escuchado, de la gente y demás, empezamos a ver las filmaciones que habíamos realizado y decidí compartir un videíto breve en forma de historia en mi cuenta de Instagram, arrobando a la banda y recomendándola al resto de mis seguidores (no son muchos ni de esta onda, pero por ahí a alguno/a les podría llegar a interesar, nunca se sabe jeje). La sorpresa fue al otro día cuando me encontré con un mensaje de agradecimiento de parte de la banda – hasta ahí todo normal – y una solicitud de mensaje privado de la amable embarazada que nos había deleitado con su música horas atrás.
En el mensaje me agradecía haber compartido su música y me decía “ojala vuelvan a acompañarnos en otro show”. La verdad es que ese mensaje me tomo por sorpresa, pero fue, el bichito me pico y le contesté, a partir de eso arrancamos un ida y vueltas tranquilo, pero que después se fue tornando mas interesante y personal . Me contó que era madre primeriza, que le faltaban dos meses para parir, que la rutina de vida estaba cambiando, ya le costaba hasta cantar durante un largo rato sostenido, y demás, hasta que sin saber cómo, llegamos a temas de la vida sexual. Ahí ella me preguntó cómo la llevábamos nosotros, a lo que le conté que tuvimos una primera etapa del embarazo muy muy buena y que ahora sí bien teníamos relaciones, no era taaaaan seguido, le dije que garchabamos una o dos veces por semana como muchísimo. Ante esta respuesta ella me contó que estaba todos los días muy caliente, que la pareja no la tocaba porque le da miedo (o al menos eso le dice) pero que ella siente que es porque esta fea y poco sexy. Obviamente le dije que eso era imposible, que era hermosa, que era una mamá hiper sexy y toda la sarta de pavadas que decimos cuando queremos ponerla. La cosa es que entre una cosa y otra se fue el domingo. A partir de esa charla, estuvimos intercambiando mensajes toda la semana, hasta que el día de ayer nuevamente cruzamos mensajes pero ya todos fueron bien claros y concisos, nos queríamos garchar.
Aprovechando que tenia que dejar el auto en el mecanico y que iba a tener tiempo muerto, era la excusa perfecta para vernos. Asi que ayer a las 10 de la mañana, hora en que la gente va a merendar a la Fonte d’ Oro o a alguno de los cafes de moda en mardel, nosotros nos estábamos encontrando en una esquina para ir a un telo que estaba a pocos pasos. Nos saludamos con un beso en la mejilla, sutilmente, como dos amigos. La naturalidad era total, pero aumento cuando entramos a la habitación.
Ella entro rápido y se fue para el fondo, donde se veía un perchero colgado en la pared. Para cuando me di vuelta luego de cerrar la puerta, ya ella se había sacado su campera y había quedado con una polerita color camel y una calza negra, ajustada que le marcaba una cola hermosa. La pancita se asomaba debajo de esa polera clarita, que contrastaba con su cabello negro intenso. No sé bien cómo la miré, pero debe haber sido con una mirada muy libidinosa, porque cuando llegue a sus ojos vi que tenía una mirada penetrante pero también tímida, su cara estaba avergonzada y de su boca salió un “por qué me miras así?” a la cual no respondí, solo me acerque despacio y le dí un beso. Creo que la sorprendí, pero esa reacción inesperada duro unos segundos porque rápidamente se soltó y me empezó a violar la boca con su lengua. No sé pueden imaginar lo que besaba esa morocha, las ganas que le metía: me encantó y me calento mal! Me despegue dos segundos de ella, me saqué la campera, el sweater, quedé solo con la camisa. Me quité los zapatos y cuando empecé a desabrocharme el pantalón ella me freno. Me hizo sentarme en la cama, ella acomoda, se puso de rodillas sobre el colchón, y en cuatro patas se acercó a mi cintura. Me desabrochó el pantalón, me hizo pararme un poquito para bajarme el jean y el boxer todo junto, quedando mi verga a disposición de su boca ella sin mediar palabras se la engulló. Ella estaba muy caliente y se imponía ¡no dejaba dudas de que tenía mucha necesidad de pija y se la iba a dar!
La chupo un sueño, la baboseaba, me escupía, me pajeaba, sea tragaba toda y después pasaba a lamerme la cabeza, todo esto sin haberse sacado la polera ni la tanga. Le tuve que sacar la pija de la boca porque me iba hacer acabar y no había pasado ni diez minutos. Así que la tire sobre la cama, le saque la polera, el corpiño y aparecieron dos tetas duritas, redondas, con unos pezones bien negros, hermosos para chupar, cosa que hice. Ufff lo que fue poner la lengua sobre ellos, empezar a girar a su alrededor, poner la boca en forma de sopapa y empezar a succionar. Empecé a escuchar como su respiración se empezó a agitar y eso me encantó, así que me despegue un ratito y empecé a bajar. Dándole pequeños besos fui recorriendo su pecho, su panza redonda, amplia, sentía su piel tersa mientras le acariciaba la cintura, y parte de sus muslos. Me había quedado claro de la charla que habíamos tenido que ella quería ser tratada como toda una mujer caliente pero no le iba eso de sentirse una puta dominada, quería cariño además de sexo, así que trate de ser lo más sutil posible. Por eso con besos chiquitos, caricias suaves, logré llegar a su entrepierna. Le toqué la concha por sobre la tanga y ya se sintió toda, toda su humedad. Cuando fui a quitársela, ella solita se incorporó, se arqueo y me permitió sacarsela, hasta dejarla caer a los pies de la cama. Es difícil poder describir con palabras el aroma que invadió mi naríz, un olor muy diferente al de mi esposa, un aroma muy diferente al de otras mujeres con las que estuve y me extasio la verga, se me puso más dura, más rígida, me calentó y me tire encima de esa concha a comerla a besos, a lenguetazos y se ve que le encantó porque se empezó a contorsionar, a mover, a mojarse más y más. Mi barba se humedecia, mi nariz se embriagaba de un olor fuerte, pero también dulce. El olor a sexo se mezclaba con el aroma a perfume de su piel… mis manos subian, acariciaban sus pechos, sus muslos, mi lengua jugaba con entre sus labios y después con su clítoris que se había puesto duro y asomaba con la formita de un carozo de aceituna pequeño. Cada vez que le pasaba la lengua, se estremecía. La gemidos de golpe llenaron la habitación, con sus manos me agarraba de los pelos, me apretaba contra ella, y empezó a temblar, las piernas se le descontrolaron hasta que los gemidos se convirtieron en gritos y las manos que me apretaban, pasaron a querer sacarme de su interior. Había acabado y esa era la señal.
Me retire, toda mi barbilla estaba mojada, mis pelos despeinados. Y solo atiné a mirarla, ella estaba toda desnuda, hermosa, con la cabeza girada hacia un costado, con los ojos cerrados y en la boca una sonrisa. Se tocaba la parte exterior de la cocha con sus manitos, se acariciaba la panza y cuando abrió los ojos, pude ver qué había lagrimas: si estaba emocionada.
Cuando me miró, me agradeció, me dijo que había mucho no se sentía mujer y que yo pude hacerla sentir como quería y necesitaba.
Fueron dos horas y medias hermosas, de coger y coger. Con pasión pero con ternura, ella bien puta pero sin excesos. Cogimos en la cama y en la ducha, nada de locuras, solo darle pija y pija hasta que nos avisaron que se terminó el turno.
Salimos del hotel más livianos de lo que entramos… hoy me mandó un mensaje, que sigue pensando en lo de ayer, que le encantó y que se pudo mirar al espejo y volver a sentirse mujer además de una futura mamá.
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