Por segunda vez en mí vida la noche de cumpleaños volvía a ser inolvidable. El anterior empecé una hermosa relación que perseguí por años y en este, la misma persona me sodomizó rompiéndome el culito como jamás lo habían hecho.
Descubrí algo que al igual que mí primera experiencia lésbica con Bianca, siempre estuvo y fui yo quién lo identificó tarde.
En este punto, deben entender que cuál frase hecha, mí vida cambió. Como sabrán quiénes me siguen mis relatos sin falta, no tuve muchas parejas, sí siempre fui de animarme a diversas cosas y mí bisexualidad muy marcada también permite aparentar un historial "más abultado".
Este nuevo renacer, abrió mí cabeza y me permitió desprenderme de muchos prejuicios que hasta ese entonces tenía. Ver la sexualidad como algo muy guardado para lo privado. Me costaba externalizar mis gustos y fantasías inclusive con parejas que tenía confianza.
Descubrí, no por error, sino por un camino transitado que me gustaba ser sumisa, maltratada y humillada por él. No por cualquiera, sino por él.
Parece algo tonto escrito en tan pocas líneas, pero resumía perfectamente lo que deseaba y disfrutaba.
Esa semana siguiente me la pasé dándole vueltas a la idea. Quería iniciar una nueva dinámica en mí relación y no sabía cómo lo iría a tomar. Ni si quiera yo sabía cómo procesarlo aún.
Que me gustaba el sexo duro no era novedad, por eso mí regalo de cumpleaños fué el que fué.
Pero estaba a punto de cruzar una línea, una decisión que era darle mí confianza plena en sus manos para convertirme en su juguete sexual. A más lo pensaba más me gustaba la idea realmente, me costaba disociar la calentura del momento y los recuerdos vívidos de una decisión tan importante.
Necesitaba ayuda.
"REAL?" "QUÉ BUENO"!
Ambas expresiones fueron usadas por Bianca y Vale, ambas me conocían sexualmente y tenía suficiente confianza para hablar libremente con ellas. Armé una juntada y solté la bomba.
Vale: "tu idea entonces es empezar una vida de sumisa sexualmente hablando con él?"
"Si..." Fué mí respuesta.
Bian: "a vos eso te encanta, ni lo dudes"
Vale: "y qué crees que te diga Gon al respecto?"
"Es lo que no sé... Pero no creo que se moleste, a lo sumo no le gustará o no lo calentará" respondí analizando el escenario.
Bian: "amiga, te ama él, lo que vos le pidas seguro que le va a encantar"
Mientras hablaba con ellas tenía flashbacks muy vívidos de momentos con Gon en donde ya había sido somodizada por él quizás sin haberlo etiquetado como tal.
Tantos azotes en la cola, asfixia con su enorme pija, roturas de culo en lugares random o hasta el día que elegimos hacer el mejor trio de mí vida con Bian y él apenas empezábamos a salir.
Mí mente se perdía entre esos pensamientos y dejaba de escuchar a mis amigas para rememorar sus gemidos de placer en tantas acabadas que fueron a terminar dentro o sobre mí. Por favor qué rica leche me daba!
Volví a la conversación como pude y decidida dije "Sí chicas, mañana se lo digo y se va a la puta que lo parió".
Lo que siguió de la noche les encantaría. Nos dedicamos a hablar de performance sexuales de nuestras parejas actuales.
Yo me fui la primera en contar de todo mientras veía la mirada de envidia y lujuria de mis dos amigas. Sus ojos se notaba que estaban mirándome pero imaginando escenas de lo más perversas conmigo y Gon.
Vale, incluso esbozó "ay amiga, no puede ser verdad todo esto, me quiero morir"
Iba a afirmar mis palabras pero Bian se adelantó "créeme boluda, Gon tiene una pija que es una locura" mientras mordió su labio inferior y giró sus ojos para atrás. Sin saberlo mí amiga me dió una electricidad que recorrió mí cuerpo, amaba el morbo de que ella haya probado esa misma pija y tenga voz sobre sus actuaciones sexuales.
Vale estaba muda. Pude sentir su cabeza fantaseando, conocía su carita.
La que tomó la posta fué Bianca que declaró extrañar la pija de su ex, apartemente Franquito no tenía lo mismo entre las piernas que Fede, si bien era muy activo sexualmente, a ambos se les reclamó el uso pero al actual, un porte más pobre.
En esos momentos lo lógico sería hacer un chiste o apoyar a tu amiga. Mí reacción fué totalmente distinta a todo. Pensé en la situación de ambas y en lo bien que les vendría una cogida de mí novio. Eso me calentó pero no lo mencioné, trataba de ser normal aún.
Vale quedó para lo última marcando un enorme deterioro en el que estaba en comparación a las dos. Si bien llevaba muchos años de pareja, tantos que hasta se encontraban comprometidos y celebrarían la boda dentro de unos meses, tenía muy poco sexo e incluso "el arma" del futuro esposo era algo mediocre.
De hecho, puedo dar fé, no porque haya tenido nada raro con él, sino porque entre copas de vino blanco, mí amiga sacó de su galería una foto de algún sexting de años atrás en donde se veía erecta.
No era alarmantemente chica, sino que era poco emocionante al verla por decirlo de alguna forma...
Bian hizo lo mismo, ya no fué muy atrás en el chat y de hecho pudimos ver una increíble foto en tanga de mí amiga en el mismo sillón donde estábamos reunidas. Generó varios chistes y elogios a esa siempre imponente cola, después vimos a Franquito. Situación muy similar a la de Vale sinceramente, apenas una diferencia de colores ya que Franco era más morenito que Eze.
Yo no iba a mostrar realmente, me parecía de mal gusto después de que ellas lo hagan exponiendo su situación y etiquetado como "mala".
Bian fue quién insistió y Vale se sumó al pedido queriendo ver si las historias eran reales.
Un calor enanó de mí entrepierna y la morbosa idea que vino a mí cabeza fué un acelerador de todo eso.
Les mandé por privado a las dos la foto en lugar de mostrarla.
Mí amiga de toda la vida, sonrió al verla como quién recuerda "viejas épocas de gloria".
Vale puso una cara de shock increíble, se tapó la boca del asombro y exclamó que era una hija de puta y me deseaba lo peor. Obviamente nos estallamos de risa por el comentario y veníamos cómo ella en silencio seguía recorriendo esos píxeles de la pantalla para no perderse de ningún detalle. "boluda me calienta hasta ese lunar que tiene en la base"
"PERDON, DIGO ME ASOMBRA"
Reímos por su fallido, es verdad, Gon en la base de su pija tiene un lunar muy chiquito, casi que es poco visible a menos que una haga zoom o tu cara esté totalmente pegada a su verga.
Hicimos varios chistes y cambiamos de tema. Pero en mí cabeza quedó la idea que ambas tenían en su galería la pija de mí macho.
No pasó mucho más esa noche. Nos despedimos bastante tarde después de varias botellas vacías y mucha charla de amigas.
Al otro día, con una leve resaca me junté a charlar con Gon.
Primero salimos a cenar, todo muy tranqui, nos tiramos algunas miradas y comentarios con doble sentido pero nada del otro mundo. Yo estaba bastante caliente y ansiosa. Para la ocasión tenía puesto un short de tela rojo y un body negro escotado. Era imposible que la gente en la calle no mire mis tetas que estaban prisioneras de una apretada tela que me marcaba todo.
Post cena fuimos a su casa, todo el viaje en su auto me dediqué a chupársela, hábito que me costaba perder pero que lejos estaba de ofenderlo.
Ya sin rastro de mí labial bordó y los labios hinchados, bajamos en el estacionamiento del edificio entre manoseos de ambos. Aún me relamía con el sabor de su verga pero ya la extrañaba, esa caminata de no más de 50 metros era tortuosa en mí situación actual.
Lo frené entre un coche familiar (vaya una a saber cuál) y una tosca columna de cemento a unos 15 metros de la puerta, me arrodillé y liberé otra vez ése pedazo de alegría.
Parecía que no lo peteaba hace meses, devoré esos centímetros de carne entre caricias a mis mejillas y glandelazos empapados de mí propia saliva. Refregarme por toda la carita su pija era un placer que inentendiblemente era gratis.
Qué lindo cuando me agarraba del pelo y acompañaba mí movimiento con profundos pijazos en mí garganta. Solo la falta de aire podía detenerlos.
Bueno, no solo eso, también el ruido de otra pareja que transitaba el garage.
Venían del edificio y desactivaron la alarma de su auto que gracias a cualquier entidad que esté en el cielo, no era el que nos escondía en la oscuridad.
No estaban muy lejos pero difícilmente podían vernos. Menos a mí que estaba de rodillas tragando aún ese rico postre.
Eran de 60 aproximadamente, venían charlando de otras personas con cierto tono despectivo.
Mientras tanto mí lengua rodeaba la cabecita de ese glande entre miradas a Gon que intentaba que no seamos descubiertos.
Se subieron al auto y fué mí señal para seguir. Volví a retomar el ritmo eufórico que llevaba mí nariz hasta su vientre, justamente a tocar su lunar con mis labios y volver.
La luz del coche de los vecinos se disipó y salieron. De la misma forma que salió un primer chorro espeso, blanco y caliente a mí garganta.
Lejos de parar, abrí bien la boca y pajee su pijón apoyado a mí lengua mientras continuó su acabada que felizmente recibía.
Tiempo atrás no tenía tanto fanatismo por la leche, fué un gusto que demoré en adquirir pero que empecé a disfrutar y se me hizo insuperable. Mis ojos brillaban mientras tragaba cada gota que me daba. Orgullosa puedo decir que no dejé nada y sonriente me reacomodé llevándolo de la mano al ascensor mientras él fué guardando en el camino su aún chorreante aparato.
En su casa era mí turno, me alzó sobre la mesada y empezó a sacarme el short. Ahí lo detuve cuando quedé apenas con mí body entangado sobre esa fría mesada.
"Quiero decirte algo antes..."
Su mirada de desconcierto aceleró mí discurso ya practicado y le expliqué mis nuevas fantasías brevemente para esperar su reacción o repreguntas.
Y acá les doy un consejo para la vida, si estás con la persona indicada, todo eso sobra.
Con mí breve introducción y sin mediar palabras conmigo, sacó su cinturón del pantalón, lo cruzó por mí cuello y me tironeó levemente hasta un sillón. Podía sentir la presión en mí garganta producto del tironeo de esos escasos metros.
Me dejó en 4 y me desabrochó el botón de mí body dejándolo puesto pero con acceso a mí conchita.
Suavemente me azotó con el cinto, apenas un leve golpe que me gustó y generó una electricidad que recorrió mí cuerpo.
Unos besos en mí cola fueron predecesores del lenguetazo que recibí en mí conchita. Vibraba de placer, estaba muy caliente y liberada.
Otro golpe, esta vez más fuerte impactó en mí nalga derecha. Ya picó más, el cinto se hizo presente. Después de ese golpe, lo cruzó por mí boca como si fuese una yegua y tirando para atrás, enterró su cara en mí conchita.
Ahí empezó una chupada increíble que me tenía empapada. No podía gemir con normalidad porque tenía esa cinta de cuero dentro de mí boca y podía sentir su sabor con mí lengua.
Su lengua ya conocía mis puntos débiles, la forma en que me tenía profundizaban esa cuota de placer que me tenía al borde de acabar en cada lenguetazo voraz que me daba.
Pude liberar mis gritos de placer gracias a que el cinturón volvió a su tarea original, me azotó varias veces con él mientras metía sus dedos en mí agujerito. Le pedí por favor que no me haga acabar si no era con su pija adentro.
La respuesta fue un cachetazo y no en mí cola. Entendí que ya estaba ocupando mí rol de sumisa, no podía darme el lujo de elegir algo tan delicado como dónde o cuando iba a acabar.
Eso me hizo delirar de placer junto a esos dedos que seguían firmes entrando y saliendo de mí conchita.
Los espasmos llegaron y empecé a acabar. El cinto rodeó mí cuello y con bastante presión fui perdiendo el aire para poder gritar.
Sus dedos aún seguían penetrandome mientras mí conchita de inundaba de flujos propios.
Caí rendida al sillón, exhausta realmente. No recordaba haber acabado así de fuerte en muchísimo tiempo si es que lo había hecho.
Me hubiera dormido 6 días seguidos sino fuera que casi de inmediato pude sentir como su pijón recorría los labios de mí conchita haciéndome suspirar de placer y recordé cuántas ganas que tenía de ser cogida.
Levanté nuevamente la colita para quedar en 4, pero mí macho se había cansado de esa imagen. Se sentó y me llevó encima suyo de espaldas.
Mis piernas bien abiertas en cuclillas con sus manos recorriendo mis tetas y conchita eran la escena perfecta para esa palpitante pija que seguía clavada sutilmente en mis mojados labios vaginales.
De a poco fui bajando entre gemidos entrecortados y profundas respiraciones que intentaban ayudarme con semejante pijón.
A medida que la fui metiendo quería más, solita bajé sin medir a lo que me enfrentaba y un punzante dolor anunciaba que la tenía completamente ensartada dentro mío.
No tardó en tomarme de la cintura y usarme como un juguete, mí pose maximizaba la sensación y parecía que la tenía clavada hasta el pecho.
Mis tetas rebotaban de la misma forma que lo hacía mí cola contra su pelvis. El impacto ése hace un ruido muy particular que todos conocen, sumenle en su imaginación lo mojada que estaba, que también podía escucharse como su verga chapoteaba.
Dejó mis caderas para volver sus manos a la distribución original. Una fué a mí teta que era apretada sin piedad, mientras tironeaba de mis pezones. La otra mano, masajeaba mí clítoris dándome razones de sobra para lo que sucedió, volví a acabar esta vez, aún más fuerte. Sentí que me desmayaria, me temblaba el cuerpo y sentía las piernas dormidas.
La calentura de eso me llevó a saltar sobre él descontrolada apenas pude recuperarme.
Sin dejar de cogerme se levantó y quedé de pie con las manos apoyadas a una mesa ratona. Me reventó de esa manera hasta sacar su pija brillante por mí previa acabada y me giró apuntando otra vez a mí boca.
Recibí un lechazo que cruzó toda mí carita desde el mentón al pelo. El segundo fué mejor dirigido y fué a parar directo en mí garganta. El último grande que recuerdo, alternó entre mí lengua y labios.
Me comí esa pija que mezclaba los sabores de ambos, el gusto de mí conchita estaba presente en el recorrido que hacía mí lengua por su glande. A su vez, como si se tratase de un gusto mixto de helado, su leche era notoria en mí paladar dándome un disfrute inigualable.
Realmente estuve un buen rato chupandosela. Disfruté de sentir nuestros orgasmos mezclados en esos varios centímetros de carne. Incluso casi sin darme cuenta tenía la mano que no usaba en mí conchita tocándome aún.
La dejé reluciente y ahí sí me detuve.
Descubrí algo que al igual que mí primera experiencia lésbica con Bianca, siempre estuvo y fui yo quién lo identificó tarde.
En este punto, deben entender que cuál frase hecha, mí vida cambió. Como sabrán quiénes me siguen mis relatos sin falta, no tuve muchas parejas, sí siempre fui de animarme a diversas cosas y mí bisexualidad muy marcada también permite aparentar un historial "más abultado".
Este nuevo renacer, abrió mí cabeza y me permitió desprenderme de muchos prejuicios que hasta ese entonces tenía. Ver la sexualidad como algo muy guardado para lo privado. Me costaba externalizar mis gustos y fantasías inclusive con parejas que tenía confianza.
Descubrí, no por error, sino por un camino transitado que me gustaba ser sumisa, maltratada y humillada por él. No por cualquiera, sino por él.
Parece algo tonto escrito en tan pocas líneas, pero resumía perfectamente lo que deseaba y disfrutaba.
Esa semana siguiente me la pasé dándole vueltas a la idea. Quería iniciar una nueva dinámica en mí relación y no sabía cómo lo iría a tomar. Ni si quiera yo sabía cómo procesarlo aún.
Que me gustaba el sexo duro no era novedad, por eso mí regalo de cumpleaños fué el que fué.
Pero estaba a punto de cruzar una línea, una decisión que era darle mí confianza plena en sus manos para convertirme en su juguete sexual. A más lo pensaba más me gustaba la idea realmente, me costaba disociar la calentura del momento y los recuerdos vívidos de una decisión tan importante.
Necesitaba ayuda.
"REAL?" "QUÉ BUENO"!
Ambas expresiones fueron usadas por Bianca y Vale, ambas me conocían sexualmente y tenía suficiente confianza para hablar libremente con ellas. Armé una juntada y solté la bomba.
Vale: "tu idea entonces es empezar una vida de sumisa sexualmente hablando con él?"
"Si..." Fué mí respuesta.
Bian: "a vos eso te encanta, ni lo dudes"
Vale: "y qué crees que te diga Gon al respecto?"
"Es lo que no sé... Pero no creo que se moleste, a lo sumo no le gustará o no lo calentará" respondí analizando el escenario.
Bian: "amiga, te ama él, lo que vos le pidas seguro que le va a encantar"
Mientras hablaba con ellas tenía flashbacks muy vívidos de momentos con Gon en donde ya había sido somodizada por él quizás sin haberlo etiquetado como tal.
Tantos azotes en la cola, asfixia con su enorme pija, roturas de culo en lugares random o hasta el día que elegimos hacer el mejor trio de mí vida con Bian y él apenas empezábamos a salir.
Mí mente se perdía entre esos pensamientos y dejaba de escuchar a mis amigas para rememorar sus gemidos de placer en tantas acabadas que fueron a terminar dentro o sobre mí. Por favor qué rica leche me daba!
Volví a la conversación como pude y decidida dije "Sí chicas, mañana se lo digo y se va a la puta que lo parió".
Lo que siguió de la noche les encantaría. Nos dedicamos a hablar de performance sexuales de nuestras parejas actuales.
Yo me fui la primera en contar de todo mientras veía la mirada de envidia y lujuria de mis dos amigas. Sus ojos se notaba que estaban mirándome pero imaginando escenas de lo más perversas conmigo y Gon.
Vale, incluso esbozó "ay amiga, no puede ser verdad todo esto, me quiero morir"
Iba a afirmar mis palabras pero Bian se adelantó "créeme boluda, Gon tiene una pija que es una locura" mientras mordió su labio inferior y giró sus ojos para atrás. Sin saberlo mí amiga me dió una electricidad que recorrió mí cuerpo, amaba el morbo de que ella haya probado esa misma pija y tenga voz sobre sus actuaciones sexuales.
Vale estaba muda. Pude sentir su cabeza fantaseando, conocía su carita.
La que tomó la posta fué Bianca que declaró extrañar la pija de su ex, apartemente Franquito no tenía lo mismo entre las piernas que Fede, si bien era muy activo sexualmente, a ambos se les reclamó el uso pero al actual, un porte más pobre.
En esos momentos lo lógico sería hacer un chiste o apoyar a tu amiga. Mí reacción fué totalmente distinta a todo. Pensé en la situación de ambas y en lo bien que les vendría una cogida de mí novio. Eso me calentó pero no lo mencioné, trataba de ser normal aún.
Vale quedó para lo última marcando un enorme deterioro en el que estaba en comparación a las dos. Si bien llevaba muchos años de pareja, tantos que hasta se encontraban comprometidos y celebrarían la boda dentro de unos meses, tenía muy poco sexo e incluso "el arma" del futuro esposo era algo mediocre.
De hecho, puedo dar fé, no porque haya tenido nada raro con él, sino porque entre copas de vino blanco, mí amiga sacó de su galería una foto de algún sexting de años atrás en donde se veía erecta.
No era alarmantemente chica, sino que era poco emocionante al verla por decirlo de alguna forma...
Bian hizo lo mismo, ya no fué muy atrás en el chat y de hecho pudimos ver una increíble foto en tanga de mí amiga en el mismo sillón donde estábamos reunidas. Generó varios chistes y elogios a esa siempre imponente cola, después vimos a Franquito. Situación muy similar a la de Vale sinceramente, apenas una diferencia de colores ya que Franco era más morenito que Eze.
Yo no iba a mostrar realmente, me parecía de mal gusto después de que ellas lo hagan exponiendo su situación y etiquetado como "mala".
Bian fue quién insistió y Vale se sumó al pedido queriendo ver si las historias eran reales.
Un calor enanó de mí entrepierna y la morbosa idea que vino a mí cabeza fué un acelerador de todo eso.
Les mandé por privado a las dos la foto en lugar de mostrarla.
Mí amiga de toda la vida, sonrió al verla como quién recuerda "viejas épocas de gloria".
Vale puso una cara de shock increíble, se tapó la boca del asombro y exclamó que era una hija de puta y me deseaba lo peor. Obviamente nos estallamos de risa por el comentario y veníamos cómo ella en silencio seguía recorriendo esos píxeles de la pantalla para no perderse de ningún detalle. "boluda me calienta hasta ese lunar que tiene en la base"
"PERDON, DIGO ME ASOMBRA"
Reímos por su fallido, es verdad, Gon en la base de su pija tiene un lunar muy chiquito, casi que es poco visible a menos que una haga zoom o tu cara esté totalmente pegada a su verga.
Hicimos varios chistes y cambiamos de tema. Pero en mí cabeza quedó la idea que ambas tenían en su galería la pija de mí macho.
No pasó mucho más esa noche. Nos despedimos bastante tarde después de varias botellas vacías y mucha charla de amigas.
Al otro día, con una leve resaca me junté a charlar con Gon.
Primero salimos a cenar, todo muy tranqui, nos tiramos algunas miradas y comentarios con doble sentido pero nada del otro mundo. Yo estaba bastante caliente y ansiosa. Para la ocasión tenía puesto un short de tela rojo y un body negro escotado. Era imposible que la gente en la calle no mire mis tetas que estaban prisioneras de una apretada tela que me marcaba todo.
Post cena fuimos a su casa, todo el viaje en su auto me dediqué a chupársela, hábito que me costaba perder pero que lejos estaba de ofenderlo.
Ya sin rastro de mí labial bordó y los labios hinchados, bajamos en el estacionamiento del edificio entre manoseos de ambos. Aún me relamía con el sabor de su verga pero ya la extrañaba, esa caminata de no más de 50 metros era tortuosa en mí situación actual.
Lo frené entre un coche familiar (vaya una a saber cuál) y una tosca columna de cemento a unos 15 metros de la puerta, me arrodillé y liberé otra vez ése pedazo de alegría.
Parecía que no lo peteaba hace meses, devoré esos centímetros de carne entre caricias a mis mejillas y glandelazos empapados de mí propia saliva. Refregarme por toda la carita su pija era un placer que inentendiblemente era gratis.
Qué lindo cuando me agarraba del pelo y acompañaba mí movimiento con profundos pijazos en mí garganta. Solo la falta de aire podía detenerlos.
Bueno, no solo eso, también el ruido de otra pareja que transitaba el garage.
Venían del edificio y desactivaron la alarma de su auto que gracias a cualquier entidad que esté en el cielo, no era el que nos escondía en la oscuridad.
No estaban muy lejos pero difícilmente podían vernos. Menos a mí que estaba de rodillas tragando aún ese rico postre.
Eran de 60 aproximadamente, venían charlando de otras personas con cierto tono despectivo.
Mientras tanto mí lengua rodeaba la cabecita de ese glande entre miradas a Gon que intentaba que no seamos descubiertos.
Se subieron al auto y fué mí señal para seguir. Volví a retomar el ritmo eufórico que llevaba mí nariz hasta su vientre, justamente a tocar su lunar con mis labios y volver.
La luz del coche de los vecinos se disipó y salieron. De la misma forma que salió un primer chorro espeso, blanco y caliente a mí garganta.
Lejos de parar, abrí bien la boca y pajee su pijón apoyado a mí lengua mientras continuó su acabada que felizmente recibía.
Tiempo atrás no tenía tanto fanatismo por la leche, fué un gusto que demoré en adquirir pero que empecé a disfrutar y se me hizo insuperable. Mis ojos brillaban mientras tragaba cada gota que me daba. Orgullosa puedo decir que no dejé nada y sonriente me reacomodé llevándolo de la mano al ascensor mientras él fué guardando en el camino su aún chorreante aparato.
En su casa era mí turno, me alzó sobre la mesada y empezó a sacarme el short. Ahí lo detuve cuando quedé apenas con mí body entangado sobre esa fría mesada.
"Quiero decirte algo antes..."
Su mirada de desconcierto aceleró mí discurso ya practicado y le expliqué mis nuevas fantasías brevemente para esperar su reacción o repreguntas.
Y acá les doy un consejo para la vida, si estás con la persona indicada, todo eso sobra.
Con mí breve introducción y sin mediar palabras conmigo, sacó su cinturón del pantalón, lo cruzó por mí cuello y me tironeó levemente hasta un sillón. Podía sentir la presión en mí garganta producto del tironeo de esos escasos metros.
Me dejó en 4 y me desabrochó el botón de mí body dejándolo puesto pero con acceso a mí conchita.
Suavemente me azotó con el cinto, apenas un leve golpe que me gustó y generó una electricidad que recorrió mí cuerpo.
Unos besos en mí cola fueron predecesores del lenguetazo que recibí en mí conchita. Vibraba de placer, estaba muy caliente y liberada.
Otro golpe, esta vez más fuerte impactó en mí nalga derecha. Ya picó más, el cinto se hizo presente. Después de ese golpe, lo cruzó por mí boca como si fuese una yegua y tirando para atrás, enterró su cara en mí conchita.
Ahí empezó una chupada increíble que me tenía empapada. No podía gemir con normalidad porque tenía esa cinta de cuero dentro de mí boca y podía sentir su sabor con mí lengua.
Su lengua ya conocía mis puntos débiles, la forma en que me tenía profundizaban esa cuota de placer que me tenía al borde de acabar en cada lenguetazo voraz que me daba.
Pude liberar mis gritos de placer gracias a que el cinturón volvió a su tarea original, me azotó varias veces con él mientras metía sus dedos en mí agujerito. Le pedí por favor que no me haga acabar si no era con su pija adentro.
La respuesta fue un cachetazo y no en mí cola. Entendí que ya estaba ocupando mí rol de sumisa, no podía darme el lujo de elegir algo tan delicado como dónde o cuando iba a acabar.
Eso me hizo delirar de placer junto a esos dedos que seguían firmes entrando y saliendo de mí conchita.
Los espasmos llegaron y empecé a acabar. El cinto rodeó mí cuello y con bastante presión fui perdiendo el aire para poder gritar.
Sus dedos aún seguían penetrandome mientras mí conchita de inundaba de flujos propios.
Caí rendida al sillón, exhausta realmente. No recordaba haber acabado así de fuerte en muchísimo tiempo si es que lo había hecho.
Me hubiera dormido 6 días seguidos sino fuera que casi de inmediato pude sentir como su pijón recorría los labios de mí conchita haciéndome suspirar de placer y recordé cuántas ganas que tenía de ser cogida.
Levanté nuevamente la colita para quedar en 4, pero mí macho se había cansado de esa imagen. Se sentó y me llevó encima suyo de espaldas.
Mis piernas bien abiertas en cuclillas con sus manos recorriendo mis tetas y conchita eran la escena perfecta para esa palpitante pija que seguía clavada sutilmente en mis mojados labios vaginales.
De a poco fui bajando entre gemidos entrecortados y profundas respiraciones que intentaban ayudarme con semejante pijón.
A medida que la fui metiendo quería más, solita bajé sin medir a lo que me enfrentaba y un punzante dolor anunciaba que la tenía completamente ensartada dentro mío.
No tardó en tomarme de la cintura y usarme como un juguete, mí pose maximizaba la sensación y parecía que la tenía clavada hasta el pecho.
Mis tetas rebotaban de la misma forma que lo hacía mí cola contra su pelvis. El impacto ése hace un ruido muy particular que todos conocen, sumenle en su imaginación lo mojada que estaba, que también podía escucharse como su verga chapoteaba.
Dejó mis caderas para volver sus manos a la distribución original. Una fué a mí teta que era apretada sin piedad, mientras tironeaba de mis pezones. La otra mano, masajeaba mí clítoris dándome razones de sobra para lo que sucedió, volví a acabar esta vez, aún más fuerte. Sentí que me desmayaria, me temblaba el cuerpo y sentía las piernas dormidas.
La calentura de eso me llevó a saltar sobre él descontrolada apenas pude recuperarme.
Sin dejar de cogerme se levantó y quedé de pie con las manos apoyadas a una mesa ratona. Me reventó de esa manera hasta sacar su pija brillante por mí previa acabada y me giró apuntando otra vez a mí boca.
Recibí un lechazo que cruzó toda mí carita desde el mentón al pelo. El segundo fué mejor dirigido y fué a parar directo en mí garganta. El último grande que recuerdo, alternó entre mí lengua y labios.
Me comí esa pija que mezclaba los sabores de ambos, el gusto de mí conchita estaba presente en el recorrido que hacía mí lengua por su glande. A su vez, como si se tratase de un gusto mixto de helado, su leche era notoria en mí paladar dándome un disfrute inigualable.
Realmente estuve un buen rato chupandosela. Disfruté de sentir nuestros orgasmos mezclados en esos varios centímetros de carne. Incluso casi sin darme cuenta tenía la mano que no usaba en mí conchita tocándome aún.
La dejé reluciente y ahí sí me detuve.
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