Eran 7 años, los que llevaba sin ver a mi padre, justo desde el día en que ingreso en prisión, mi madre y él, no quisieron que le visitará, decían que no tenía porque conocer ese ambiente. Aún le quedaba un año para poder salir, la condena había sido muy estricta, él al fin y al cabo, sólo iba de acompañante en el coche de su amigo, que embistió a otro vehículo, y huyó de allí.
Al amigo le condenaron por homicidio y a mi padre por omisión de socorro, él alegó que del golpe perdió el conocimiento y no recordaba nada, pero no le creyeron y le condenaron. El no quiso ningún beneficio, y declaró que cumpliría la condena hasta el final. Yo tenía 18 años, en ese entonces, el 38, ahora yo era ya una mujer de 24 y le seguía echando de menos.

Mi madre le visitaba, 4 veces al mes, 3 en el modulo de visitas y una en un vis a vis, osea de una manera más íntima. Los días de esta visita, yo sabía que podían estar a solas 1 hora en un cuarto, y hacer lo que quisieran sin supervision. Mamá, volvía súper contenta en esas visitas, su cara tenía otro aspecto, y parecía que cargaba pilas. Mi recuerdo de mi padre, era el de un hombre muy alto y fuerte, guapo y con muy buen sentido del humor. Además ese día, se le podían llevar cosas, ropa interior, algo de comida, cosas de aseo... En fin, así trascurrrian los años.
En esa semana, mi abuela materna tuvo una indisposición e ingreso en el hospital, la programaron una operación para el mismo día que mi madre tenía el vis a vis con papa, evidentmente no podía estar en los dos sitios, y si no acudía a la visita, la siguiente sería en el final del ciclo del mes siguiente. Ella pensó, que yo podía sustituirla y así ver a mi padre, con más comodidad, comunico a la prisión mi nombre y todo arreglado.
Ya he dicho que entonces yo tenía 21 años, mido 1,65 cm, 52 kilos, rubia de pelo largo, ojos verdes. Me gustaba vestir ajustadita, y eso hacía que mi culo y mis tetas se marcarán mucho, de echo, los hombres se paraban al verme y me decían muchas cosas por la calle. En aquella época yo no tenía novio, algún amigo íntimo, pero poco más. Aunque ya no era virgen, el sexo que había tenido no había sido muy placentero. Los chicos de mi edad, con los que había estado, no tenían mucho aguante, y terminaban antes de que yo me calentará del todo.


Llegó el día de la visita, y fui a la cárcel. Llevaba un paquete que mi madre había preparado para papá. En la entrada, comprobaron mi identidad, y pasaron por rayos x el paquete, más adelante había otro control. Un funcionario de mala cara, y con aspecto sucio, me dijo que la señora que cacheaba a las mujeres no había ido y no la habían sustituido, sino quería que me cacheara un hombre, estaba en mi derecho, pero no podría efectuar la visita. Acepte, que fuera un hombre quien lo hiciera, ya que estaba allí, no quería dejar de ver a Papa después de tanto tiempo. Me hicieron pasar a una sala, y el funcionario de aspecto sucio, me hizo levantar los brazos y abrir piernas. Sus manos recorrieron todo mi cuerpo muy despacio, entreteniendose especialmente en mis tetas, mi culo y la zona interior de mis muslos. Yo en un principio, estaba un poco asqueada, pero un poquito de excitación si que me entró. Supe al instante que el también, sus suspiros eran fuertes, y sus roces fueron más allá de lo legal. Después de sobarme todo lo que quiso, me hizo acompañarle a través de un montón de puertas y pasillos, a otro lugar. Abrió mediante una tarjeta una puerta grande y me hizo pasar. Era una celda grande, con 2 sillas, y una cama enorme, encima de ella, había sábanas embutidas en plástico y cerradas al vacío. Supuse que, cada vez que se usaba eso para los vis a vis, dejaban un juego de sábanas limpio para el siguiente presó. El funcionario me dijo que esperara allí, y con cierta ironía que me lo pasara bien.



Al minuto se abrió de nuevo la puerta y vi a mi padre. Estaba igual que la última vez que le vi, exceptuando que ahora tenía perilla y la cabeza rapada. Nos abrazamos con lágrimas en los ojos, y me decía que no tenía que haber ido. Halago lo guapa que estaba, que ya era una mujer, que pronto saldría, y poco a poco nos pusimos al día. Abrió su paquete y se alegro de lo que mamá le había enviado. De repente, me dijo que pusiéramos la sabana en la cama, que estaríamos mejor sentados ahí. Lo hicimos y nos sentamos muy juntos, su brazo sobre mis hombros, yo le contaba cosas de la universidad, y de mis amigas, y el me abrazaba y besaba de continuo. Vio la hora, y me dijo que aún quedaba un rato de visita, que nos tumbaramos como cuando yo era pequeña y que me quería acariciar. No vi nada malo en eso, y recorde como acariciaba cuando yo era niña, mi espalda, desde la nuca hasta mis nalgas. Me tumbe como dijo y al momento su mano subió mi camisa y empezó la caricia, yo llevaba sujetador y él lo desabrocho, para que ningún obstáculo interrumpiera el masaje. Sus manos eran grandes, y cuando bajaba por mi espalda, llegaba mucho más abajo de mis nalgas. Me hablaba al oído, muy bajito, diciéndome que era preciosa, que mi piel era suave, que le gustaba mi olor. Poco a poco, fue bajando poco a poco mi falda, y con ella mis bragas, sus caricias en mi culo ya eran más que evidentes, su mano se metía entre mis glúteos, y sus susurros al oído se convirtieron en besos. Yo estaba inmóvil, mi padre, mi héroe, me estaba metiendo mano, no sabía como actuar. Poco a poco me giro, y quedó con su boca pegada a mis labios, me empezó a dar pequeños besos alrededor de mi boca, ahora sus manos apretaban mis pechos, luego su lengua empezó a entrar en mi boca, jugaba dentro de mi. Yo no sabía cómo hacer, abajo en mi coñito notaba mucha humedad, mi padre me estaba poniendo cachonda, y había algo duro que hacía presión contra mi muslo. Pensé que tenía que parar aquello, pero no encontré las fuerzas para hacerlo. Ahora mi padre me comía la boca y con una mano jugaba con mis pezones, mientras que con la otra, note como desabrochaba sus pantalones. Una vez que lo consiguió, la apoyo en la entrada de mi coño, y comenzó a apretar poco a poco, la humedad que yo tenía le facilito el trabajo, y entro toda dentro de mi.



Era la polla más grande que me había entrado nunca, mi padre siguió comiéndome la boca, y con su aparato en mi interior, comenzó un vaivén, fuerte y rítmico, su polla entraba mucho más adentro que ninguna otra lo hubiera echo, sus huevos grandes chocaban contra mi con violencia, notaba que me corría, un orgasmo salvaje salió de mi alma, pero a continuación llegaba otro y otro. Mi padre me estaba llevando a donde nadie había conseguido. Era una muñeca en sus manos, allí empalada, mi coño completamente lleno, sus caricias en mis tetas me hacían gritar, su lengua corriendo por mi cara....
Cuando menos me lo esperaba, salió de mi, y rápidamente, se empezó a correr encima de mi, multitud de chorros de leche, llegaron a mi cara, a mi boca y a mis tetas. Le escuche decir, que aún no quería ser abuelo. Poco a poco, recupere la consciència, mi padre me había echado el polvo del siglo, no se si era bueno o malo, pero me había corrido como nunca. Papa limpio de mi su semen, me ayudo a vestirme y oímos al funcionario decir que la visita se había acabado. Me abrazo y beso en la frente. Salimos cada uno acompañado por un funcionario diferente. Al volver a casa, mamá me preguntó y la dije que todo había ido muy bien, y que a partir de ahora las visitas nos las repartiriamos.
Relato de cortesía:
Mi primito perdió la virginidad conmigo🍒🍑
Cuando tenía dieciocho años apenas y estaba descubriendo mi hambre sexual y me gustaba experimentar con todo tipo de cosas. No era muy aplicada en la prepa, pero me gustaba darle alegrías a mi padre; así que trataba de dar mi mayor esfuerzo. Cuando iba en último de prepa estaba teniendo muchos problemas con la materia de Física y ya no veía la salida, creía que iba a reprobar. Mi primo Román, “Romancito como yo le decía” era muy bueno para esa materia.
Tenía tan solo 18 años - 4 , llevaba pidiéndole días que me ayudara, pero siempre me decía que estaba muy ocupado o que tenía cosas importantes que hacer. Tenía un carácter muy tímido conmigo siempre. No sé si era porque esa era su manera de ser conmigo o por algún otro motivo en especial. Después de rogarle que me ayudara decidió venir un sábado por la mañana. Mi familia había ido a visitar a mi tía que estaba enferma a otro estado, yo me quede sola todo el fin de semana en casa porque debía ´pasar el examen que tenía el lunes a como diera lugar; de lo contrario podría no terminar la preparatoria y tener que esperar algún examen extraordinario. Estaba feliz porque sabía que mi primo era un genio y él podría salvarme de reprobar.



Cuando llego a casa tenía la misma actitud de siempre conmigo. Tímido y muy callado. Llevaba puestos siempre sus grandes anteojos, el cabello lamido hacia el lado derecho y esas camisas de cuadros totalmente fajada. La apariencia de un completo cerebrito. Le abrí la puerta y entro con la cabeza agachada. Yo llevaba unos shorts muy pequeños que usaba para dormir y una blusa blanca sin sostén que hacía que mis pezones se marcaran en el color blanco de mi playera. Yo lo abrasé y le di un beso en la mejilla sintiendo como mi pecho se unía al suyo. El muy nerviosamente me devolvió el abrazo y el beso también ¿Cómo estás? -me preguntó con voz tímida-. Yo estoy muy bien Romancito –respondí con una sonrisa-. El de nuevo agachaba la cabeza como si buscara algo en el piso. Ya te he dicho que no hagas eso Romancito, tu no debes de agachar la mirada; eres alguien muy listo tú debes mirar siempre hacia el frente –dije-. Mi primo solo asintió con la cabeza y nos fuimos a sentar a la sala. Debemos repasar todos los temas que vas a ver para tu examen, tenemos que estudiar mucho para que lo pases todo –dijo-. Mi mamá dijo que me tía le pidió que si me quedaba a dormir aquí en tu casa para que pudiéramos estudiar hasta tarde y yo acepte –añadió-. Eres muy lindo por hacer eso para ayudarme Romancito, te quiero muchísimo; eres mi primo favorito –dije mientras me acercaba de nuevo a él para besarlo-. No es nada –dijo tímidamente-. Sabes, tú y yo no convivimos lo suficiente; siempre eres muy amable conmigo y a mí me gustaría que tú y yo nos divirtiéramos y pasáramos mucho más tiempo juntos –dije-. Me gusta mucho estar contigo Romancito –añadí mirándolo a los ojos-. El volvió a ponerse nervioso y no mencionó palabra alguna. Nos pusimos a estudiar por varias horas y después de tanto tiempo, yo me había agotado demasiado. ¿Oye Romancito, no quieres algo de comer? –pregunte-. No se… no quiero darte molestias July –dijo tímidamente-. No es ninguna molestia, no seas tontito –respondí-. Me dispuse a preparar algo de cenar para ambos y disfrutamos de una cena llena de un silencio solemne. Oye, al menos dime como te va en la escuela, cuéntame algo; no es nada divertido comer quedándonos mudos como monjes tibetanos –dije mientras me echaba a reír-. Él se río un poco y yo me alegre. Era justo lo que quería lograr. Quería hacer sentir a mi primo más relajado. Usualmente él era muy retraído y se la pasaba triste y a veces hasta lo llegaba a ver algo deprimido. Ya vez, deberías de reírte más seguido tienes muy linda sonrisa –dije-. Él se puso tremendamente rojo y no dijo nada. Dime Román, ¿a parte de los libros que más te gusta hacer? –pregunté-. Bueno me gusta mucho hacer investigaciones sobre insectos y conocer sus hábitos y costumbres –dijo-. No me refiero a esas cosas, quiero que me digas que haces para divertirte; quiero saber si juegas algún deporte o te gusta ir a ver películas o salir con tus amigos –dije-. Bueno es que… no tengo muchos amigos, ninguno para ser honesto –dijo de nuevo con la mirada agachada-. Yo le tomé de la barbilla con mi mano y se la levanté. -No debes nunca de agachar la cabeza por nada Román, las personas no van a respetarte si lo haces todo el tiempo.




La gente debe saber que dentro de ti hay una persona fuerte y noble y que no se hace menos ante nadie, grábatelo muy bien en tu cabecita ok-. El me miraba fijamente mientras yo pronunciaba cada palabra. A veces me siento menos que los demás, no sé si es porque soy muy malo con las mujeres, o porque no soy bueno para ningún deporte; tal vez solo sea porque en el fondo sé que si soy menos que todos los demás –dijo con un tono de depresión enorme-. Claro que no, tu eres el chico más inteligente que he conocido, incluso quisieron que entraras a la universidad antes, te saltaste grados porque así eres de listo, no te menosprecies –dije-. Bueno, tal vez tengas razón –dijo- Yo lo abrasé por un gran periodo de tiempo y pude notar como lloraba un poco. No quería soltarlo. Lo consolaba en mis brazos y su cálido cuerpo se sentía muy bien junto al mío. Ya no llores más Román, recuerda que nunca vas a tener que sentirte solo; siempre vas a tenerme a mí. El había parado su llanto y ya estaba más tranquilo. Nos quedamos por un par de horas hablando y luego fuimos a preparar su cuarto para que pudiera recostarse para descansar. Le deje las sabanas en su cama y me senté junto a él. Recuerda siempre lo que hablamos –dije mientras lo abrazaba de nuevo-. Ahora si me voy a bañar, si quieres puedes entrar a bañarte allá abajo o esperar a que salga yo de bañarme –añadí-. El prefirió esperar y yo entre a bañarme. Me quite la ropa y Salí de mi cuarto en toalla. Mi primo me vio desde su habitación y se quedó perplejo. Mis senos brotaban rebosantes por encima de mi toalla y mis jóvenes piernas lucían frescas y delicadas. Llevaba mi cabello recogido y se podía ver lo largo de mi cuello.
Cuando me metí a bañar deje la puerta entreabierta. Era como una invitación para él. Quería ver si tenía el valor suficiente como para tratar de espiarme o no. Muchas veces había notado como me miraba los pechos pero pues eso era inevitable para cualquiera. Comencé a ducharme en la bañera con algo de jabón para burbujas y me relaje por completo con algunas sales marinas. Mi cuerpo estaba completamente lleno de espuma y me excitaba lo cerca que había logrado estar de mi primo. Comencé a masturbarme pensando en él. Metía mis dedos suavemente en mi tierna vagina húmeda completamente. Gozaba demasiado de tan solo fantasear con él. Me imaginaba que sería un inexperto y podría aprovecharme de él. Gemía fuertemente y sin control. Mis dedos había cobrado vida y cada uno se movía como si tuvieran voluntad propia. Los gemidos se habían convertido en gritos. Mis labios pronunciaban su nombre estruendosamente para que el pudiera oírlo. Lo que paso a continuación no lo hubiera esperado ni en un millón de años. Mi primo apareció en la puerta del baño con su escuálido cuerpo desnudo y una toalla en la cintura. De inmediato pude notar su bulto por debajo de ella. Por primera vez me sentí sonrojada ante él. Los papeles se habían invertido por completo. Yo me cubrí los senos con ambas manos y le pregunte de inmediato -¿Por qué te metiste al baño, Román?-. Pensé en que podría tallarte la espalda –respondió con valentía-. Este cambio tan repentino me había sorprendido demasiado. Estuve pensando mucho en lo que me dijiste hace un rato y me di cuenta que tenías razón, yo debo luchar por todas las cosas que quiero y ser más decidido; y lo que yo realmente quiero es estar cerca de ti –dijo mirándome a los ojos-.





Yo temblaba de los nervios. El acerco un banco pequeño de plástico que había en el baño y también una esponja. Yo aun sin poder creerlo m quede inmóvil por la sorpresa. Suave y gentilmente mojo la esponja en la espuma y delicadamente comenzó a frotar mi espalda haciendo estremecer mi cuerpo con cada circulo que hacía con su mano. Yo debajo del agua metía mis dedos en mi vagina. No había podido evitar la terrible tentación de satisfacer mi deseo que se desbordaba cada vez más. El comenzó a frotar mi espalda, pero esta vez lo hacía con sus manos. Sus manos delgadas y de dedos largos recorrían toda mi espalda. Mi piel estaba por completo erizada y mi respiración estaba muy agitada. Mi corazón retumbaba contra mi pecho y sus manos se deslizaban cada vez más hacia mis pechos. De pronto tomo mi pecho izquierdo por completo con su mano llena de espuma y yo abrí la boca de sorpresa y gozo. El me miro y beso mi cuello. Yo no daba crédito de lo que estaba viviendo. Masajeaba mi pecho de una manera descontrolada y con muy poca experiencia, justo como me imaginaba que lo haría. La llevo más allá y perdió toda su timidez cuando la llevo hacia mi vagina. Me miró fijamente a los ojos y al mismo tiempo me penetro lentamente con sus dedos tan grandes. Yo gemí y apreté mis labios intensamente mientras tomaba con mi mano su brazo. Mi boca estaba abierta y mi respiración salía con fuerza, no podía dejar de mirarlo. El devolvía el gesto y me miraba fijamente mientras acariciaba tiernamente mi interior tan suave. El respiraba agitadamente también y apretaba los dientes. Sus dedos cada vez se movían con más fuerza y yo estaba que me perdía en mi lujuria. Me beso en el cuello y yo ya no pude soportar más. El orgasmo tan intenso que me hizo tener arqueó mi espalda mientras temblaba y me dejaba caer en aquella agua tan cálida.




Todo había sido un sueño mío, me había quedado dormida cuando me masturbe en la bañera. El deseo que tenía era inmenso y no podía soportar más. Ya no me importaba nada. Por eso me había parecido demasiado raro que mi primo fuera tan atrevido, todo había sido un sueño. Pero yo quería enseñarle a poder ser esa persona. Después de salir del baño fui a su habitación y él estaba recostado leyendo un libro. Me vio en toalla y se quedó mudo. Hoy voy a enseñarte lo que es el calor de una mujer primito. Tire la toalla al piso y mi joven y voluptuosa figura quedó frente a sus ojos. No sabía que decir y solo me miraba fijamente. Cuando por fin pudo recobrar el habla dijo- tapate rápido por favor July, estas totalmente desnuda-. ¿No te gusta lo que ves? –pregunté-. Él no fue capaz de darme una respuesta y yo me acerque más a él. Mi cuerpo aún estaba húmedo y lleno de gotas de agua. Me acerque sin decir nada y el no sabía que hacer. Lo arrincone en una esquina de su cama y no lo deje escapar. ¿Qué estás haciendo July? –preguntó-. Voy a darte un regalo por ser tan lindo y ayudarme –respondí-. Me agache y le desabroche el pantalón. Su pene estaba muy erecto y enorme debajo de esos pantalones. Todo este tiempo le has estado ocultando a las chicas a tu amigote Román, ya no voy a volver a llamarte Romancito –dije mientras reía-. Lo frote mirándolo a los ojos y mordiendo mis labios. El no sabía que decir, pero no hizo nada para evitarlo. Yo baje su pantalón y solamente quedo su trusa puesta. Yo metí mi mano por la abertura de su ropa interior y pude sacar su gran miembro. Me había sorprendido más que el hecho de su repentina valentía en mi sueño. Era un muy buen pene con prepucio. Su olor era delicioso e hipnótico. Su prepucio aun lo cubría. Lo baje con mi mano y el solo apretó sus dientes casi al punto de romperlos. Su rostro era de un placer profundo y se había echado para atrás tirándose en la cama. Yo deje salir mucha saliva y cayó en su pene. Yo comencé a frotarlo de arriba abajo, el no podía ocultar su satisfacción tan erótica y yo disfrutaba viéndolo gozar. Gemía y gemía sin parar y yo cada vez más aumentaba el ritmo de mi mano. No duro ni un minuto y su espesa leche salió de su pene como una fuente. Cayo por todos lados y el respiró al final como si hubiera corrido un maratón. Yo lamí todo lo que cayó en su cuerpo sensualmente y lo comí entero. Me gustó mucho tu sabor pero esta noche apenas comienza, te voy a arrebatar toda tu inocencia primito
Al amigo le condenaron por homicidio y a mi padre por omisión de socorro, él alegó que del golpe perdió el conocimiento y no recordaba nada, pero no le creyeron y le condenaron. El no quiso ningún beneficio, y declaró que cumpliría la condena hasta el final. Yo tenía 18 años, en ese entonces, el 38, ahora yo era ya una mujer de 24 y le seguía echando de menos.

Mi madre le visitaba, 4 veces al mes, 3 en el modulo de visitas y una en un vis a vis, osea de una manera más íntima. Los días de esta visita, yo sabía que podían estar a solas 1 hora en un cuarto, y hacer lo que quisieran sin supervision. Mamá, volvía súper contenta en esas visitas, su cara tenía otro aspecto, y parecía que cargaba pilas. Mi recuerdo de mi padre, era el de un hombre muy alto y fuerte, guapo y con muy buen sentido del humor. Además ese día, se le podían llevar cosas, ropa interior, algo de comida, cosas de aseo... En fin, así trascurrrian los años.
En esa semana, mi abuela materna tuvo una indisposición e ingreso en el hospital, la programaron una operación para el mismo día que mi madre tenía el vis a vis con papa, evidentmente no podía estar en los dos sitios, y si no acudía a la visita, la siguiente sería en el final del ciclo del mes siguiente. Ella pensó, que yo podía sustituirla y así ver a mi padre, con más comodidad, comunico a la prisión mi nombre y todo arreglado.
Ya he dicho que entonces yo tenía 21 años, mido 1,65 cm, 52 kilos, rubia de pelo largo, ojos verdes. Me gustaba vestir ajustadita, y eso hacía que mi culo y mis tetas se marcarán mucho, de echo, los hombres se paraban al verme y me decían muchas cosas por la calle. En aquella época yo no tenía novio, algún amigo íntimo, pero poco más. Aunque ya no era virgen, el sexo que había tenido no había sido muy placentero. Los chicos de mi edad, con los que había estado, no tenían mucho aguante, y terminaban antes de que yo me calentará del todo.


Llegó el día de la visita, y fui a la cárcel. Llevaba un paquete que mi madre había preparado para papá. En la entrada, comprobaron mi identidad, y pasaron por rayos x el paquete, más adelante había otro control. Un funcionario de mala cara, y con aspecto sucio, me dijo que la señora que cacheaba a las mujeres no había ido y no la habían sustituido, sino quería que me cacheara un hombre, estaba en mi derecho, pero no podría efectuar la visita. Acepte, que fuera un hombre quien lo hiciera, ya que estaba allí, no quería dejar de ver a Papa después de tanto tiempo. Me hicieron pasar a una sala, y el funcionario de aspecto sucio, me hizo levantar los brazos y abrir piernas. Sus manos recorrieron todo mi cuerpo muy despacio, entreteniendose especialmente en mis tetas, mi culo y la zona interior de mis muslos. Yo en un principio, estaba un poco asqueada, pero un poquito de excitación si que me entró. Supe al instante que el también, sus suspiros eran fuertes, y sus roces fueron más allá de lo legal. Después de sobarme todo lo que quiso, me hizo acompañarle a través de un montón de puertas y pasillos, a otro lugar. Abrió mediante una tarjeta una puerta grande y me hizo pasar. Era una celda grande, con 2 sillas, y una cama enorme, encima de ella, había sábanas embutidas en plástico y cerradas al vacío. Supuse que, cada vez que se usaba eso para los vis a vis, dejaban un juego de sábanas limpio para el siguiente presó. El funcionario me dijo que esperara allí, y con cierta ironía que me lo pasara bien.



Al minuto se abrió de nuevo la puerta y vi a mi padre. Estaba igual que la última vez que le vi, exceptuando que ahora tenía perilla y la cabeza rapada. Nos abrazamos con lágrimas en los ojos, y me decía que no tenía que haber ido. Halago lo guapa que estaba, que ya era una mujer, que pronto saldría, y poco a poco nos pusimos al día. Abrió su paquete y se alegro de lo que mamá le había enviado. De repente, me dijo que pusiéramos la sabana en la cama, que estaríamos mejor sentados ahí. Lo hicimos y nos sentamos muy juntos, su brazo sobre mis hombros, yo le contaba cosas de la universidad, y de mis amigas, y el me abrazaba y besaba de continuo. Vio la hora, y me dijo que aún quedaba un rato de visita, que nos tumbaramos como cuando yo era pequeña y que me quería acariciar. No vi nada malo en eso, y recorde como acariciaba cuando yo era niña, mi espalda, desde la nuca hasta mis nalgas. Me tumbe como dijo y al momento su mano subió mi camisa y empezó la caricia, yo llevaba sujetador y él lo desabrocho, para que ningún obstáculo interrumpiera el masaje. Sus manos eran grandes, y cuando bajaba por mi espalda, llegaba mucho más abajo de mis nalgas. Me hablaba al oído, muy bajito, diciéndome que era preciosa, que mi piel era suave, que le gustaba mi olor. Poco a poco, fue bajando poco a poco mi falda, y con ella mis bragas, sus caricias en mi culo ya eran más que evidentes, su mano se metía entre mis glúteos, y sus susurros al oído se convirtieron en besos. Yo estaba inmóvil, mi padre, mi héroe, me estaba metiendo mano, no sabía como actuar. Poco a poco me giro, y quedó con su boca pegada a mis labios, me empezó a dar pequeños besos alrededor de mi boca, ahora sus manos apretaban mis pechos, luego su lengua empezó a entrar en mi boca, jugaba dentro de mi. Yo no sabía cómo hacer, abajo en mi coñito notaba mucha humedad, mi padre me estaba poniendo cachonda, y había algo duro que hacía presión contra mi muslo. Pensé que tenía que parar aquello, pero no encontré las fuerzas para hacerlo. Ahora mi padre me comía la boca y con una mano jugaba con mis pezones, mientras que con la otra, note como desabrochaba sus pantalones. Una vez que lo consiguió, la apoyo en la entrada de mi coño, y comenzó a apretar poco a poco, la humedad que yo tenía le facilito el trabajo, y entro toda dentro de mi.



Era la polla más grande que me había entrado nunca, mi padre siguió comiéndome la boca, y con su aparato en mi interior, comenzó un vaivén, fuerte y rítmico, su polla entraba mucho más adentro que ninguna otra lo hubiera echo, sus huevos grandes chocaban contra mi con violencia, notaba que me corría, un orgasmo salvaje salió de mi alma, pero a continuación llegaba otro y otro. Mi padre me estaba llevando a donde nadie había conseguido. Era una muñeca en sus manos, allí empalada, mi coño completamente lleno, sus caricias en mis tetas me hacían gritar, su lengua corriendo por mi cara....
Cuando menos me lo esperaba, salió de mi, y rápidamente, se empezó a correr encima de mi, multitud de chorros de leche, llegaron a mi cara, a mi boca y a mis tetas. Le escuche decir, que aún no quería ser abuelo. Poco a poco, recupere la consciència, mi padre me había echado el polvo del siglo, no se si era bueno o malo, pero me había corrido como nunca. Papa limpio de mi su semen, me ayudo a vestirme y oímos al funcionario decir que la visita se había acabado. Me abrazo y beso en la frente. Salimos cada uno acompañado por un funcionario diferente. Al volver a casa, mamá me preguntó y la dije que todo había ido muy bien, y que a partir de ahora las visitas nos las repartiriamos.
Relato de cortesía:
Mi primito perdió la virginidad conmigo🍒🍑
Cuando tenía dieciocho años apenas y estaba descubriendo mi hambre sexual y me gustaba experimentar con todo tipo de cosas. No era muy aplicada en la prepa, pero me gustaba darle alegrías a mi padre; así que trataba de dar mi mayor esfuerzo. Cuando iba en último de prepa estaba teniendo muchos problemas con la materia de Física y ya no veía la salida, creía que iba a reprobar. Mi primo Román, “Romancito como yo le decía” era muy bueno para esa materia.
Tenía tan solo 18 años - 4 , llevaba pidiéndole días que me ayudara, pero siempre me decía que estaba muy ocupado o que tenía cosas importantes que hacer. Tenía un carácter muy tímido conmigo siempre. No sé si era porque esa era su manera de ser conmigo o por algún otro motivo en especial. Después de rogarle que me ayudara decidió venir un sábado por la mañana. Mi familia había ido a visitar a mi tía que estaba enferma a otro estado, yo me quede sola todo el fin de semana en casa porque debía ´pasar el examen que tenía el lunes a como diera lugar; de lo contrario podría no terminar la preparatoria y tener que esperar algún examen extraordinario. Estaba feliz porque sabía que mi primo era un genio y él podría salvarme de reprobar.



Cuando llego a casa tenía la misma actitud de siempre conmigo. Tímido y muy callado. Llevaba puestos siempre sus grandes anteojos, el cabello lamido hacia el lado derecho y esas camisas de cuadros totalmente fajada. La apariencia de un completo cerebrito. Le abrí la puerta y entro con la cabeza agachada. Yo llevaba unos shorts muy pequeños que usaba para dormir y una blusa blanca sin sostén que hacía que mis pezones se marcaran en el color blanco de mi playera. Yo lo abrasé y le di un beso en la mejilla sintiendo como mi pecho se unía al suyo. El muy nerviosamente me devolvió el abrazo y el beso también ¿Cómo estás? -me preguntó con voz tímida-. Yo estoy muy bien Romancito –respondí con una sonrisa-. El de nuevo agachaba la cabeza como si buscara algo en el piso. Ya te he dicho que no hagas eso Romancito, tu no debes de agachar la mirada; eres alguien muy listo tú debes mirar siempre hacia el frente –dije-. Mi primo solo asintió con la cabeza y nos fuimos a sentar a la sala. Debemos repasar todos los temas que vas a ver para tu examen, tenemos que estudiar mucho para que lo pases todo –dijo-. Mi mamá dijo que me tía le pidió que si me quedaba a dormir aquí en tu casa para que pudiéramos estudiar hasta tarde y yo acepte –añadió-. Eres muy lindo por hacer eso para ayudarme Romancito, te quiero muchísimo; eres mi primo favorito –dije mientras me acercaba de nuevo a él para besarlo-. No es nada –dijo tímidamente-. Sabes, tú y yo no convivimos lo suficiente; siempre eres muy amable conmigo y a mí me gustaría que tú y yo nos divirtiéramos y pasáramos mucho más tiempo juntos –dije-. Me gusta mucho estar contigo Romancito –añadí mirándolo a los ojos-. El volvió a ponerse nervioso y no mencionó palabra alguna. Nos pusimos a estudiar por varias horas y después de tanto tiempo, yo me había agotado demasiado. ¿Oye Romancito, no quieres algo de comer? –pregunte-. No se… no quiero darte molestias July –dijo tímidamente-. No es ninguna molestia, no seas tontito –respondí-. Me dispuse a preparar algo de cenar para ambos y disfrutamos de una cena llena de un silencio solemne. Oye, al menos dime como te va en la escuela, cuéntame algo; no es nada divertido comer quedándonos mudos como monjes tibetanos –dije mientras me echaba a reír-. Él se río un poco y yo me alegre. Era justo lo que quería lograr. Quería hacer sentir a mi primo más relajado. Usualmente él era muy retraído y se la pasaba triste y a veces hasta lo llegaba a ver algo deprimido. Ya vez, deberías de reírte más seguido tienes muy linda sonrisa –dije-. Él se puso tremendamente rojo y no dijo nada. Dime Román, ¿a parte de los libros que más te gusta hacer? –pregunté-. Bueno me gusta mucho hacer investigaciones sobre insectos y conocer sus hábitos y costumbres –dijo-. No me refiero a esas cosas, quiero que me digas que haces para divertirte; quiero saber si juegas algún deporte o te gusta ir a ver películas o salir con tus amigos –dije-. Bueno es que… no tengo muchos amigos, ninguno para ser honesto –dijo de nuevo con la mirada agachada-. Yo le tomé de la barbilla con mi mano y se la levanté. -No debes nunca de agachar la cabeza por nada Román, las personas no van a respetarte si lo haces todo el tiempo.




La gente debe saber que dentro de ti hay una persona fuerte y noble y que no se hace menos ante nadie, grábatelo muy bien en tu cabecita ok-. El me miraba fijamente mientras yo pronunciaba cada palabra. A veces me siento menos que los demás, no sé si es porque soy muy malo con las mujeres, o porque no soy bueno para ningún deporte; tal vez solo sea porque en el fondo sé que si soy menos que todos los demás –dijo con un tono de depresión enorme-. Claro que no, tu eres el chico más inteligente que he conocido, incluso quisieron que entraras a la universidad antes, te saltaste grados porque así eres de listo, no te menosprecies –dije-. Bueno, tal vez tengas razón –dijo- Yo lo abrasé por un gran periodo de tiempo y pude notar como lloraba un poco. No quería soltarlo. Lo consolaba en mis brazos y su cálido cuerpo se sentía muy bien junto al mío. Ya no llores más Román, recuerda que nunca vas a tener que sentirte solo; siempre vas a tenerme a mí. El había parado su llanto y ya estaba más tranquilo. Nos quedamos por un par de horas hablando y luego fuimos a preparar su cuarto para que pudiera recostarse para descansar. Le deje las sabanas en su cama y me senté junto a él. Recuerda siempre lo que hablamos –dije mientras lo abrazaba de nuevo-. Ahora si me voy a bañar, si quieres puedes entrar a bañarte allá abajo o esperar a que salga yo de bañarme –añadí-. El prefirió esperar y yo entre a bañarme. Me quite la ropa y Salí de mi cuarto en toalla. Mi primo me vio desde su habitación y se quedó perplejo. Mis senos brotaban rebosantes por encima de mi toalla y mis jóvenes piernas lucían frescas y delicadas. Llevaba mi cabello recogido y se podía ver lo largo de mi cuello.
Cuando me metí a bañar deje la puerta entreabierta. Era como una invitación para él. Quería ver si tenía el valor suficiente como para tratar de espiarme o no. Muchas veces había notado como me miraba los pechos pero pues eso era inevitable para cualquiera. Comencé a ducharme en la bañera con algo de jabón para burbujas y me relaje por completo con algunas sales marinas. Mi cuerpo estaba completamente lleno de espuma y me excitaba lo cerca que había logrado estar de mi primo. Comencé a masturbarme pensando en él. Metía mis dedos suavemente en mi tierna vagina húmeda completamente. Gozaba demasiado de tan solo fantasear con él. Me imaginaba que sería un inexperto y podría aprovecharme de él. Gemía fuertemente y sin control. Mis dedos había cobrado vida y cada uno se movía como si tuvieran voluntad propia. Los gemidos se habían convertido en gritos. Mis labios pronunciaban su nombre estruendosamente para que el pudiera oírlo. Lo que paso a continuación no lo hubiera esperado ni en un millón de años. Mi primo apareció en la puerta del baño con su escuálido cuerpo desnudo y una toalla en la cintura. De inmediato pude notar su bulto por debajo de ella. Por primera vez me sentí sonrojada ante él. Los papeles se habían invertido por completo. Yo me cubrí los senos con ambas manos y le pregunte de inmediato -¿Por qué te metiste al baño, Román?-. Pensé en que podría tallarte la espalda –respondió con valentía-. Este cambio tan repentino me había sorprendido demasiado. Estuve pensando mucho en lo que me dijiste hace un rato y me di cuenta que tenías razón, yo debo luchar por todas las cosas que quiero y ser más decidido; y lo que yo realmente quiero es estar cerca de ti –dijo mirándome a los ojos-.





Yo temblaba de los nervios. El acerco un banco pequeño de plástico que había en el baño y también una esponja. Yo aun sin poder creerlo m quede inmóvil por la sorpresa. Suave y gentilmente mojo la esponja en la espuma y delicadamente comenzó a frotar mi espalda haciendo estremecer mi cuerpo con cada circulo que hacía con su mano. Yo debajo del agua metía mis dedos en mi vagina. No había podido evitar la terrible tentación de satisfacer mi deseo que se desbordaba cada vez más. El comenzó a frotar mi espalda, pero esta vez lo hacía con sus manos. Sus manos delgadas y de dedos largos recorrían toda mi espalda. Mi piel estaba por completo erizada y mi respiración estaba muy agitada. Mi corazón retumbaba contra mi pecho y sus manos se deslizaban cada vez más hacia mis pechos. De pronto tomo mi pecho izquierdo por completo con su mano llena de espuma y yo abrí la boca de sorpresa y gozo. El me miro y beso mi cuello. Yo no daba crédito de lo que estaba viviendo. Masajeaba mi pecho de una manera descontrolada y con muy poca experiencia, justo como me imaginaba que lo haría. La llevo más allá y perdió toda su timidez cuando la llevo hacia mi vagina. Me miró fijamente a los ojos y al mismo tiempo me penetro lentamente con sus dedos tan grandes. Yo gemí y apreté mis labios intensamente mientras tomaba con mi mano su brazo. Mi boca estaba abierta y mi respiración salía con fuerza, no podía dejar de mirarlo. El devolvía el gesto y me miraba fijamente mientras acariciaba tiernamente mi interior tan suave. El respiraba agitadamente también y apretaba los dientes. Sus dedos cada vez se movían con más fuerza y yo estaba que me perdía en mi lujuria. Me beso en el cuello y yo ya no pude soportar más. El orgasmo tan intenso que me hizo tener arqueó mi espalda mientras temblaba y me dejaba caer en aquella agua tan cálida.




Todo había sido un sueño mío, me había quedado dormida cuando me masturbe en la bañera. El deseo que tenía era inmenso y no podía soportar más. Ya no me importaba nada. Por eso me había parecido demasiado raro que mi primo fuera tan atrevido, todo había sido un sueño. Pero yo quería enseñarle a poder ser esa persona. Después de salir del baño fui a su habitación y él estaba recostado leyendo un libro. Me vio en toalla y se quedó mudo. Hoy voy a enseñarte lo que es el calor de una mujer primito. Tire la toalla al piso y mi joven y voluptuosa figura quedó frente a sus ojos. No sabía que decir y solo me miraba fijamente. Cuando por fin pudo recobrar el habla dijo- tapate rápido por favor July, estas totalmente desnuda-. ¿No te gusta lo que ves? –pregunté-. Él no fue capaz de darme una respuesta y yo me acerque más a él. Mi cuerpo aún estaba húmedo y lleno de gotas de agua. Me acerque sin decir nada y el no sabía que hacer. Lo arrincone en una esquina de su cama y no lo deje escapar. ¿Qué estás haciendo July? –preguntó-. Voy a darte un regalo por ser tan lindo y ayudarme –respondí-. Me agache y le desabroche el pantalón. Su pene estaba muy erecto y enorme debajo de esos pantalones. Todo este tiempo le has estado ocultando a las chicas a tu amigote Román, ya no voy a volver a llamarte Romancito –dije mientras reía-. Lo frote mirándolo a los ojos y mordiendo mis labios. El no sabía que decir, pero no hizo nada para evitarlo. Yo baje su pantalón y solamente quedo su trusa puesta. Yo metí mi mano por la abertura de su ropa interior y pude sacar su gran miembro. Me había sorprendido más que el hecho de su repentina valentía en mi sueño. Era un muy buen pene con prepucio. Su olor era delicioso e hipnótico. Su prepucio aun lo cubría. Lo baje con mi mano y el solo apretó sus dientes casi al punto de romperlos. Su rostro era de un placer profundo y se había echado para atrás tirándose en la cama. Yo deje salir mucha saliva y cayó en su pene. Yo comencé a frotarlo de arriba abajo, el no podía ocultar su satisfacción tan erótica y yo disfrutaba viéndolo gozar. Gemía y gemía sin parar y yo cada vez más aumentaba el ritmo de mi mano. No duro ni un minuto y su espesa leche salió de su pene como una fuente. Cayo por todos lados y el respiró al final como si hubiera corrido un maratón. Yo lamí todo lo que cayó en su cuerpo sensualmente y lo comí entero. Me gustó mucho tu sabor pero esta noche apenas comienza, te voy a arrebatar toda tu inocencia primito
2 comentarios - Fui a visitar a mi papá en la cárcel +relato de cortesía🍒🍑