Capítulo 1, Capítulo 2, Capítulo 3, Capítulo 4
Aunque el viernes por la noche estuve hasta tarde con mis amigos, mi cuerpo se levantó el sábado a la hora habitual. De modo que bajé a una chocolatería que había no muy lejos de mi calle, y compré chocolate y unos churros para desayunar con Dani cuando viniera. Esperaba que no tardase mucho.
Mientras esperaba, me puse a enredar en la tele. Me acordé de que me había dejado un disco duro con varios videos conectados. Y de pronto, me topé con una película porno. Una muy especial… y en apenas un par de minutos llamaron al timbre. Era Daniela, con su clásica camiseta y pantalón tejano.
“Buenos días”, dijo, plantándome un beso en los labios. “¿Te lo pasaste bien anoche?”
“Estuvo bien. Aunque mejor me lo paso contigo”, dije, y le toqué el culo cuando entró en mi casa.
“Uy, casi no lo he notado. A ver…”, dijo mientras ponía el culo em pompa para dejame tocarlo. Pero cuando lo estaba disfrutando… “¡Hostias, ese eres tú!”
Me había olvidado de apagar la televisión. Y en ese momento había un primer plano mio, desnudo, mientras me dirigía a la cama, donde había alguien más, esperándome con las piernas abiertas.
“¡Pero si es Valentina! ¡¿Habéis hecho una porno?!”, se sorprendió Daniela.
“Fue idea suya”, aclaré. Quise apagar la tele, pero Dani fue más rápida y me quitó el mando, sin apartar la vista de la pantalla. Decidí servir el chocolate y dejar los churros a mano para comerlos. “¿Te gusta lo que ves?”
“Me da celos… yo no te la chupo tan bien”, comentó mientras había un plano desde uno de los laterales grabando la mamada de Valentina. De pronto la pantalla de dividió en dos, mostrando a la vez un plano desde el techo. “Tío, ¿cómo habéis grabado eso?”
“Valentina se dedica a la fotografía y al video. Y hace un tiempo me dijo que quería experimentar”, le conté mientras disfrutaba del chocolate. “Me lo propuso y le dije que vale. Se instaló varias cámaras en su habitación y grabó todo el polvo que echamos desde todos los ángulos. Y después se ocupó de elegir los planos en los que mejor se nos veía para cada postura”
“Te lo tienes que pasar muy bien con ella…”
“Como contigo. Y dame el mando. No está bien que veas esto sin su permiso”, le pedí. Ella me lo dió haciendo un gesto de falta molestia, hinchando los carrillos. “¿Qué querías, verla entera y puntuarla como si fuera Netflix?”, bromeó.
Dani negó con la cabeza, y murmuró algo. La miré sin entender. Agachó la cabeza y se acercó un poco a mi en el sofá, sin atreverse a mirarme.
“Pues yo quiero que tengamos nuestro video juntos”, susurró.
“¿Lo dices en serio?”, me sorprendí.
“¿Qué pasa, que puedes grabarte con ella y conmigo no?”, preguntó. “Es decir… me da mucho morbo pensar en verme. Y ayer me hubiera venido bien tener ese video, ya que no te podía tener”
“De acuerdo. Pero recuerda una cosa: es un video porno para nosotros. No hay que hacer nada de lo que hayas visto en internet,¿vale? Solo hagamos por pasarlo bien mientras nos grabamos”
“¿Nos? ¿Me dejarás que te grabe la carita?”, preguntó, emocionada.
“Claro. ¿O pretendes ver el video y pensar que estás con otro?”, bromeé.
“Claro que no. Yo no quiero a otro que no seas tú”, dijo, poniéndome colorado. Y se sacó el móvil del bolsillo. “Eso sí, no quiero hablar mucho, que me da vergüenza… ¿Cómo podemos empezar?”
“Y eso que tú querías grabar”, bromeé, y me dio un golpecito en el hombro. “Se me ocurre una cosa. ¿Por qué no empiezas bailando para la cámara? Te vas quitando la ropa, tomo unos primeros planos tuyos, y luego me dejo hacer por lo que te apetezca”, le propuse.
“¿Hacerme la sexy en la cámara?”, preguntó, avergonzada.
“Siendo sexy en la cámara”, respondí. Aparté la mesita y eché el sofá un poco para atrás para darle espacio. Luego me senté y empecé a grabarla.
Con mucha vergüenza, Daniela sonrió a la cámara y empezó a moverse. Poco a poco. una vuelta enseñando su cuerpecito a la cámara. No podía hacer twerking, pero sí mover el culo en círculos para la cámara. Luego dio otra vuelta, y cuando estaba de espaldas, se quitó la camiseta. Continuó girando, y ya de frente a mi, se bajó el pantalón, quedando en ropa interior. Yo hice un poco de zoom para verla mejor, y enfoqué su culo cuando lo puso en pompa para la cámara y se lo acarició.
Quité el zoom y me acerqué a ella, para tocar ese culazo mientras grababa con la otra mano. A ella pareció gustarle. Me quedé de pie mientras ella se quitaba el sujetador, liberando sus tetas. Me invitó a tocarlas y eso hice, mientras cambiaba el móvil de mano para disfrutar con las dos. Mientras, ella se bajó las bragas. Me alejé un poco, tomando una vista entera de su cuerpo, y dio otra vuelta por mi indicación. Volvió a poner el culo, y con cierta vergüenza, separó las nalgas para la cámara. Yo me senté en el suelo, tomando un primer plano de su ano descubierto. Me chupé un dedo antes de acariciárselo, provocándole un escalofrío.
Giró de nuevo para quedar frente a mi, e hizo lo mismo con su coñito. Separó los labios vaginales para la cámara. Yo grabé cómo lo acariciaba, y luego enfoqué desde abajo su cuerpo desnudo. Parecía complacida, y más relajada. Me hizo un pequeño gesto por el cual volví al sofá, y me preparé para ella. Se acercó gateando a por mi, se colocó entre mis piernas y empezó a acariciarme el paquete, por encima del pantalón. Suspiró. No sé si miraba a la cámara o me miraba a mi pero era preciosa.
Me lo desabrochó y me lo quitó, para disfrutar de mi entrepierna aún con el bóxer puesto. Me la manoseó mientras me la ponía dura y acerqué un poco la cámara a ella. Sonrió avergonzada y me dio unos besitos en el pene, mirándome, antes de quitarme el bóxer y empezó a hacerme una paja con una mano mientras con la otra se acariciaba una teta. Empezó a lamer mi picha, recorriéndola entera con los labios y con la lengua, antes de metérsela a la boca y empezar a chupar. Dios, cómo me ponía. La sensación y el sucio sonido del “chup chup” cada vez que se la tragaba.
Para mi sorpresa, me pidió el móvil, y se grabó a sí misma disfrutando de mi falo. Yo aproveché que tenía las manos liberadas para quitarme la camiseta, y en ese momento, Daniela se detuvo para grabarme a mi. Saludé a la cámara con una sonrisa y luego fue bajando por todo mi torso hasta tomar un primer plano de mi picha. Puso la cámara lo más cerca que pudo para grabarse chupándomela de nuevo, antes de devolvérmela y que la volviera a grabar yo. Intenté que se le viera bien la carita mientras lo hacía.
Luego empezó a jugar también con sus tetas sobre mi picha, como había aprendido a hacer. Dios, eso ya era demasiado. Me iba a correr en cualquier momento, su mamada me había puesto a mil. Y aquel juego… aguanté con el móvil en la mano mientras ella parecía disfrutar de mi reacción. Pensé en pausar el video, pero ya era demasiado tarde. Me corrí en su carita y sus tetas, dejándola completamente manchada… y con una sonrisa de placer en su cara.
Daniela se apresuró a quitarme el móvil de la mano y pausó la grabación, y fue a lavarse.
“Oye… ¿estás bien?”
“Claro. No te la primera vez que te corres así… ni la última”, añadió, guiñándome un ojo. “Ahora vamos a la cama, que quiero disfrutar de esa polla que tienes…”
“Antes de eso yo tengo que hacer otra cosa”
“¿El qué?”
Ya en el sofá, a Daniela le temblaba la mano mientras me grababa. Ella se había tumbado en la cama, y yo tenía la cabeza entre sus piernas, probando el sabor de su chochito. Miré hacia su carita avergonzada, pero el teléfono parecía taparla. Sonreí y usé mi lengua con más ganas. Jugué un poco con mis dedos mientras la sonreía con malicia. Me tendió la cámara e intenté grabar un primer plano de su coño con mi lengua acariciándolo. No quedó muy bien pero a ella le gustaba la sensación y eso era lo que me importaba.
Y con el móvil ya en la mano, cuando terminé de comerle el coño, me pude situar directamente entre sus piernas. Tomé un primer plano de mi picha y su chocho y me acerqué un poco más, y se la metí suavemente. Empecé a moverme de inmediato, grabando el punto donde nuestros sexos se unían. Estuve ahí un rato, hasta que empecé a grabar más arriba, captando el movimiento de su cuerpo con mis embestidas, y el cimbreo de sus tetas al ritmo que se la metía.
Les grabé un primer plano durante un par de minutos y luego grabé la carita avergonzada de Daniela. Ella me quitó el móvil y nos grabó mientras me daba un beso, y luego empezó a hacerle caritas a la cámara mientras yo sujetaba sus piernas y me la follaba con más ahínco. Sonreí cuando me grabó mientras mis caderas empujaban una y otra vez contra ella, gimiendo y suspirando por el placer. Volvió a grabarnos, estirando el brazo, de modo que se nos veía a los dos en la cama. No tardé en volver a correrme, pero Dani no quiso grabar esa parte.
“Esto lo cortamos”, dijo, mientras me hacía una paja, y después de haberse limpiado el chocho. “Y ahora, seguimos…”
Regresamos a mi sofá, donde se puso en cuatro. Esta vez empezó a grabarse en plan selfi pero asegurándose de que se me viera tras ella. Le dilaté el culo con cuidado, y empecé a metérsela poco a poco. Vaya carita de pervertida que puso en ese momento. Se apoyó en el respaldo del sofá para aguantar mejor el ritmo, mientras yo le follaba el culito. Qué rico lo tenía, qué apretado. Le tomé el móvil y grabé perfectamente cómo su ano engullía mi polla con facilidad. Le metí mano, disfrutando de su culo. Y en ese momento, le di un azote.
“¡Au!”, protestó Daniela. Pensé que se había acabado todo ahí. “¡Sí, papi! ¡Dame más!”, pidió. Yo estaba sorprendido, pero lo hice. Alejé un poco más la cámara, y mientras tomaba cómo se la metía una y otra vez, la volví a azotar. Ella gimió, pidiendo más. Le di unos cuatro o cinco azotes más, y en ese momento, se la saqué del culo, y empecé a follarle el coñito de nuevo. Me sentía un fucker en ese momento, con Daniela gozando por mis embestidas.
Luego me pidió parar y se tumbó bocarriba en el sofá de nuevo, para permitirme acabar, mientras ella grababa con el brazo estirado, y apoyado en el sofá. Volví a metérsela, y fue cuestión de unos pocos minutos de follarla que me corrí dentro de ella mientras ella chorreaba al mismo tiempo. Sonreí, y cuando se la saqué, tomó un primer plano de su coñito pringoso. Y de pronto, me hizo una paja rápida. Aquello me sorprendió, y un chorrito de lefa le volvió a caer sobre la cara, las tetas y el cuerpo. Sonrió, y me dio un besito que captó con la cámara antes de dejar de grabar.
“¡Dios, qué bien me siento!”, exclamó. “¡Gracias! ¡Gracias!”, me abrazó, y me besó. “Ha estado bien, ¿verdad?”
“Muy bien. Pero deberíamos lavarnos”, le recordé.
Ella asintió y fuimos a asearnos. Por suerte esta vez la funda del sofá no había sufrido, de modo que volvimos a él. Yo en boxer, y ella solo se puso las bragas. Nos quedamos un rato dormidos, por el cansancio, acurrucados juntos. Era increíble. Si es que olía a mujer. Ese aroma tan delicado…
Cuando nos despertamos, era la hora de comer. Decidí invitarla a la calle de enfrente, donde se comía muy rico y bien de precio. Aceptó mi invitación, y allí que fuimos. Después de la comida y del café, volvimos a mi piso.
“¿Te apetece ver una peli?”, pregunté. “Después del sueñecito de antes no me apetece echarme una siesta”
“A mi tampoco”, dijo. “La verdad… es que solo hemos hecho media peli…”, comentó.
“¿Qué quieres decir?”
“Bueno, lo hemos hecho como Daniela… pero no como Daniel”, dejó caer.
“¿Quieres que nos grabemos otra vez?”
“¿Te molesta?”, preguntó.
“No es por grabarnos. Es que la cámara… disfruto más contigo cuando solo puedo centrarme en darnos placer”, reconocí.
“Entiendo. Sí, sé que es incómodo. Pero me hacía ilusión”
“No he dicho que no lo hagamos. Tendremos nuestra peli porno contigo de chico”, le aseguré. “Eso sí, después quiero que volvamos a follar con normalidad”
“¡Por supuesto!”
“¿Y qué quieres? ¿Hacer manos o menos como antes?”, pregunté mientras estábamos en el baño. Daniela se echó agua fría por encima y en un momento, volvía a ser Daniel.
“¡Qué va! En realidad solo quería pedirte prestados unos gayumbos y que empezásemos ya en ropa interior. Quiero probar a grabar algo distinto”, dijo. Fuimos a mi armario, donde le presté lo que me pedía. Yo empecé a quitarme la ropa, quedando en bóxer para él.
“Tú me guías, entonces”, dije.
Sonrió y me dio un beso antes de poner la cámara en marcha y dármela. Así que, ambos de pie y con los bóxer puestos, grabé cómo Daniel me besaba y acariciaba mi cuerpo, suavemente. Lo recorrió entero con los labios y luego me hizo sentarme en el borde de la cama, estirándose él en el colchón. Me dio más besos, mientras su mano se ocupaba de estimular mi picha. No tardó mucho en que se me pusiera dura. Y con esa sonrisa de satisfacción que ya le conocía, me quitó el bóxer.
Grabé un primer plano de su carita con la boca llena de mi polla. Él cerró los ojos mientras me la mamaba, acariciando mis huevos mientras tanto. Sonrió a la cámara mientras jugaba con mi polla, y se vio cómo se le hinchaba un carrillo cuando la tenía en la boca. Yo alejé un poco la cámara, y con la mano que tenía libre, le aparté un poco el bóxer, y empecé a hacerle una paja. Joder, movía su cintura al ritmo de mi mano. Qué bien se sentía eso.
Me sorprendí cuando, después de un rato así, me pidió cambiar de postura. Se puso a grabar él, tumbado bocarriba… y yo a horcajadas sobre su cabeza, dirigiendo mi polla a su boca, que abrió para empezar a chuparla… y empecé a follarle la boca. Eso me ponía a mil. Sujeté su cabeza con cuidado y empecé a metérsela en la boca mientras él aguantaba, con paciencia. Se la saqué para dejarle respirar, y él jugó con mi picha frotándosela por la cara, antes de volver a metérsela a la boca, y se la follé nuevamente.
Dani estaba desatado, y me pidió cambiar por tercera vez. Aquello tampoco lo habíamos hecho antes, pero me dejé llevar. Aprovechando su posición, me tumbé encima, en sentido contrario. Mi picha volvía a estar en su boca… y yo tenía la suya rozando mis labios, de modo que empezamos a hacer un 69. Se grabó un buen rato mientras me la chupaba, y jugó con mi ano. Intenté relajar el culo para la cámara, que tomó un buen plano de cómo lo tenía abierto mientras Daniel me la mamaba y jugaba con mi culo.
Me lo palmeó suavemente y me di cuenta de que me quería pasar la cámara, de modo que empecé a grabas mientras chupaba su picha. Me vi en el reflejo de la cámara frontal, y me puse colorado. Se la chupé con ganas, dejándola bien ensalivada. Un primer plano, procurando metérmela entera a la boca. Probar sus huevos, antes de volverla a chupar. Estiré el brazo y procuré mantenerlo bien alejado mientras seguíamos la mamada mutua, hasta que sentí que se corría en mi boca, justo cuando yo eyaculaba. Con cuidado, volví a acercar la cámara, y grabé su lefa en mi lengua… y me la tragé. Luego, me aparté del cuerpo de Daniel y le grabé a él, quien me exprimía el semen y dedicó una mirada lasciva a la cámara, con mi lefa cayendo en su lengua y resbalando por la comisura de su boca. Y entonces, nos dimos un beso antes de pausar la grabación.
“¿Listo para el segundo asalto?”, me preguntó Daniel, después de limpiarnos y volver al sofá.
“Listo”, dije.
Habíamos apoyado la cámara en la mesa, y nos grababa. Él estaba sentado en el sofá, y yo me iba a sentar encima de su picha, con las piernas bien separadas para que se viera todo en la cámara. Pulsé la grabación y con mi culo preparado, empecé a dejarme caer con cuidado por su picha lubricada. La cámara grabó el momento en que mi cara cambiaba a la expresión de placer completo. Oh, sí, qué bien me alcanzaba la próstata. Con mucho cuidado, empecé a moverme arriba y abajo de su picha.
Mi culo se fue abriendo mientras me lo follaba. Subí y bajé durante un ratito, como habíamos hablado, y luego, me estiré para recuperar el teléfono y grabarnos desde arriba. Yo en ese momento apoyé los pies en el sofá, y debajo de mi, Dani me sujetó las caderas y empezó a follarme. Sentía sus bolas chocando contra las mías con cada acometida y me daba mucho placer. Yo me dejé hacer, disfrutando de cómo la polla de mi amigo se deslizaba dentro y fuera de mi culo.
Empecé a hacerme una paja rápida mientras seguía grabando. Y en ese momento, me llevé una sorpresa. Dani me levantó las piernas, al aire, hundiéndose un poco más así dentro de mi culo. Aquello empezaba a volverme loco. Su picha atacaba sin piedad mi próstata. Gemí, derrotado por el placer, y empecé a correrme al aire, sin dejar de hacerme pajas, mientras sentía la polla de Dani dentro de mi corriéndose también. Con su polla aún clavada en mi culo, me estiró las piernas con cuidado en el sofá, y me empezó a hacer una paja mientras nos besábamos. Tomó la cámara y grabó un primer plano de su polla hundida en mi culo, y luego me la sacó, con mi ano pringado en su lefa.
Con mi culo manchado (y excitándome por ello), volvimos a la cama, donde grabé desde mi punto de vista mientras me acercaba a él, que aguardaba con las piernas dobladas y separadas para mi. Le vi lubricando el culo para la cámara, metiéndose dos dedos con bastante facilidad, y luego me hizo tumbarme en la cama, trepando para quedar sobre mi. Separó sus nalgas, y conseguí grabar el momento en que mi polla se hundía dentro de él.
Empezó a subir y bajar a buen ritmo, mientras se acariciaba las tetillas. Tomé un plano desde mi tripa hacia arriba, viéndole rebotar sobre mi polla una y otra vez, con su picha goteando presemen. Lo hacía de maravilla, e incluso sonrió a cámara mientras se movía para que su culo engullese mi polla. Me pidió la cámara y se grabó a si mismo, antes de empezar a grabarme a mi, mientras empezaba a hacerse una paja sobre mi cuerpo. Alejó la cámara todo lo que pudo, intentando grabarse, pero al final la recuperé y le grabé yo.
Luego estiré bien el brazo, tomando un plano de ambos con él rebotando sin parar sobre mi picha. Empecé a masturbarle yo, mientras él jadeaba. Y en ese momento, con mi picha aún dentro, Daniel empezó a darse la vuelta y a cabalgarme de espaldas. Qué sensación más buena me dio en la picha. Atraje la cámara y empecé a grabarle el culo mientras le daba algunos azotes, haciéndole gritar de placer. Luego me pidió la cámara y empezó a grabarse a si mismo. Yo le sujeté las caderas para follarle mientras él seguía rebotando en mi polla y pajeándose.
Y en ese momento me incorporé y le puse a lo perrito para follarle. Dani se adaptó de maravilla a mi movimiento y nos grabó a ambos mientras yo remataba la faena. Él se corrió en mis sábanas, y yo no tardé mucho en correrme dentro de su delicioso culito.
Pensé que habíamos terminado, pero Dani me pidió un último plano. Regresamos al sofá, y con la cámara apoyada, nos grabamos mientras nos besábamos y nos hacíamos una paja mutua. Nos acariciamos mutuamente, incluso nos agachamos para chupársela al otro algunas veces. Noté su mano en mis tetillas, estimulándomelas. Y nos corrimos, juntos, sobre el pechos del otro, mientras nuestras lenguas seguías bailando.
“Ha sido muy intenso”, reconocí cuando por fin apagamos la cámara del móvil.
“¿Te ha gustado?”
“Sí, mucho… no me esperaba lo de que me follases así”, reconocí, mientras íbamos al servicio.
“No… no pude evitarlo. ¿Te gustó?”
“Mucho. ¿Y a ti te gustaron los azotes?”
“Me han vuelto loco. Se siente genial”, me dijo. “Pero prometo no hacértelo a ti si no quieres”
“Tendré que dejarte en algún momento, a ver qué tal se siente”, bromeé. Nos metimos bajo el agua caliente y nos limpiamos. Sentí las manos de Dani ayudándome a limpiar mi culito e hice lo mismo con él. Nos dimos un beso bajo el agua, y entonces noté que empezaba a salir más fría. Dani había girado la manilla, y se convirtió en Daniela entre mis brazos. “¿Y esto?”
“Hoy había venido para ser tu chica”, me contó. “Pero no podía quedarme con las ganas de llevarme un bien recuerdo como Daniel. ¿Te parece bien si me quedo así hasta mañana?”
“Como más te guste. Pero… ahora mismo estoy un poco cansado para follar más”
“Yo también. ¿Querrías ir a dar un paseo? Y te invito a cenar fuera, que hoy hemos comido de tu bolsillo”
Me lo dijo con un poco de vergüenza, como todo lo que se salía de follar.
“Acepto encantado. Y esta noche”, me acerqué a ella y le susurré al oído, “voy a hacer que te corras hasta que pierdas el sentido”
“... Y yo quiero que lo hagas”, murmuró ella.
De modo que nos vestimos y nos dispusimos a salir a la calle.
“Oye, Dani. ¿Te puedo hacer una pregunta sobre… tu cuerpo original?”
“Claro, dime”
“¿Has follado con alguna chica desde que lo dejaste con tu ex?”, pregunté. Ya estábamos vestidos, y listos para irnos.
“Pues… no”, reconoció.
“¿Y te gustaría hacerlo?”
“No me importaría. ¡Es decir, no me lo paso mal contigo!”, se alarmó.
“Tranquila. ¿Quieres que intente conseguirte una ocasión?”, propuse.
“¿Qué se te ha ocurrido?”
CONTINUARÁ
En el próximo capítulo debutará, por fin, Valentina 😉 Y mientras, te invito a visitar mis otros relatos, enlazados en este post
Aunque el viernes por la noche estuve hasta tarde con mis amigos, mi cuerpo se levantó el sábado a la hora habitual. De modo que bajé a una chocolatería que había no muy lejos de mi calle, y compré chocolate y unos churros para desayunar con Dani cuando viniera. Esperaba que no tardase mucho.
Mientras esperaba, me puse a enredar en la tele. Me acordé de que me había dejado un disco duro con varios videos conectados. Y de pronto, me topé con una película porno. Una muy especial… y en apenas un par de minutos llamaron al timbre. Era Daniela, con su clásica camiseta y pantalón tejano.
“Buenos días”, dijo, plantándome un beso en los labios. “¿Te lo pasaste bien anoche?”
“Estuvo bien. Aunque mejor me lo paso contigo”, dije, y le toqué el culo cuando entró en mi casa.
“Uy, casi no lo he notado. A ver…”, dijo mientras ponía el culo em pompa para dejame tocarlo. Pero cuando lo estaba disfrutando… “¡Hostias, ese eres tú!”
Me había olvidado de apagar la televisión. Y en ese momento había un primer plano mio, desnudo, mientras me dirigía a la cama, donde había alguien más, esperándome con las piernas abiertas.
“¡Pero si es Valentina! ¡¿Habéis hecho una porno?!”, se sorprendió Daniela.
“Fue idea suya”, aclaré. Quise apagar la tele, pero Dani fue más rápida y me quitó el mando, sin apartar la vista de la pantalla. Decidí servir el chocolate y dejar los churros a mano para comerlos. “¿Te gusta lo que ves?”
“Me da celos… yo no te la chupo tan bien”, comentó mientras había un plano desde uno de los laterales grabando la mamada de Valentina. De pronto la pantalla de dividió en dos, mostrando a la vez un plano desde el techo. “Tío, ¿cómo habéis grabado eso?”
“Valentina se dedica a la fotografía y al video. Y hace un tiempo me dijo que quería experimentar”, le conté mientras disfrutaba del chocolate. “Me lo propuso y le dije que vale. Se instaló varias cámaras en su habitación y grabó todo el polvo que echamos desde todos los ángulos. Y después se ocupó de elegir los planos en los que mejor se nos veía para cada postura”
“Te lo tienes que pasar muy bien con ella…”
“Como contigo. Y dame el mando. No está bien que veas esto sin su permiso”, le pedí. Ella me lo dió haciendo un gesto de falta molestia, hinchando los carrillos. “¿Qué querías, verla entera y puntuarla como si fuera Netflix?”, bromeó.
Dani negó con la cabeza, y murmuró algo. La miré sin entender. Agachó la cabeza y se acercó un poco a mi en el sofá, sin atreverse a mirarme.
“Pues yo quiero que tengamos nuestro video juntos”, susurró.
“¿Lo dices en serio?”, me sorprendí.
“¿Qué pasa, que puedes grabarte con ella y conmigo no?”, preguntó. “Es decir… me da mucho morbo pensar en verme. Y ayer me hubiera venido bien tener ese video, ya que no te podía tener”
“De acuerdo. Pero recuerda una cosa: es un video porno para nosotros. No hay que hacer nada de lo que hayas visto en internet,¿vale? Solo hagamos por pasarlo bien mientras nos grabamos”
“¿Nos? ¿Me dejarás que te grabe la carita?”, preguntó, emocionada.
“Claro. ¿O pretendes ver el video y pensar que estás con otro?”, bromeé.
“Claro que no. Yo no quiero a otro que no seas tú”, dijo, poniéndome colorado. Y se sacó el móvil del bolsillo. “Eso sí, no quiero hablar mucho, que me da vergüenza… ¿Cómo podemos empezar?”
“Y eso que tú querías grabar”, bromeé, y me dio un golpecito en el hombro. “Se me ocurre una cosa. ¿Por qué no empiezas bailando para la cámara? Te vas quitando la ropa, tomo unos primeros planos tuyos, y luego me dejo hacer por lo que te apetezca”, le propuse.
“¿Hacerme la sexy en la cámara?”, preguntó, avergonzada.
“Siendo sexy en la cámara”, respondí. Aparté la mesita y eché el sofá un poco para atrás para darle espacio. Luego me senté y empecé a grabarla.
Con mucha vergüenza, Daniela sonrió a la cámara y empezó a moverse. Poco a poco. una vuelta enseñando su cuerpecito a la cámara. No podía hacer twerking, pero sí mover el culo en círculos para la cámara. Luego dio otra vuelta, y cuando estaba de espaldas, se quitó la camiseta. Continuó girando, y ya de frente a mi, se bajó el pantalón, quedando en ropa interior. Yo hice un poco de zoom para verla mejor, y enfoqué su culo cuando lo puso en pompa para la cámara y se lo acarició.
Quité el zoom y me acerqué a ella, para tocar ese culazo mientras grababa con la otra mano. A ella pareció gustarle. Me quedé de pie mientras ella se quitaba el sujetador, liberando sus tetas. Me invitó a tocarlas y eso hice, mientras cambiaba el móvil de mano para disfrutar con las dos. Mientras, ella se bajó las bragas. Me alejé un poco, tomando una vista entera de su cuerpo, y dio otra vuelta por mi indicación. Volvió a poner el culo, y con cierta vergüenza, separó las nalgas para la cámara. Yo me senté en el suelo, tomando un primer plano de su ano descubierto. Me chupé un dedo antes de acariciárselo, provocándole un escalofrío.
Giró de nuevo para quedar frente a mi, e hizo lo mismo con su coñito. Separó los labios vaginales para la cámara. Yo grabé cómo lo acariciaba, y luego enfoqué desde abajo su cuerpo desnudo. Parecía complacida, y más relajada. Me hizo un pequeño gesto por el cual volví al sofá, y me preparé para ella. Se acercó gateando a por mi, se colocó entre mis piernas y empezó a acariciarme el paquete, por encima del pantalón. Suspiró. No sé si miraba a la cámara o me miraba a mi pero era preciosa.
Me lo desabrochó y me lo quitó, para disfrutar de mi entrepierna aún con el bóxer puesto. Me la manoseó mientras me la ponía dura y acerqué un poco la cámara a ella. Sonrió avergonzada y me dio unos besitos en el pene, mirándome, antes de quitarme el bóxer y empezó a hacerme una paja con una mano mientras con la otra se acariciaba una teta. Empezó a lamer mi picha, recorriéndola entera con los labios y con la lengua, antes de metérsela a la boca y empezar a chupar. Dios, cómo me ponía. La sensación y el sucio sonido del “chup chup” cada vez que se la tragaba.
Para mi sorpresa, me pidió el móvil, y se grabó a sí misma disfrutando de mi falo. Yo aproveché que tenía las manos liberadas para quitarme la camiseta, y en ese momento, Daniela se detuvo para grabarme a mi. Saludé a la cámara con una sonrisa y luego fue bajando por todo mi torso hasta tomar un primer plano de mi picha. Puso la cámara lo más cerca que pudo para grabarse chupándomela de nuevo, antes de devolvérmela y que la volviera a grabar yo. Intenté que se le viera bien la carita mientras lo hacía.
Luego empezó a jugar también con sus tetas sobre mi picha, como había aprendido a hacer. Dios, eso ya era demasiado. Me iba a correr en cualquier momento, su mamada me había puesto a mil. Y aquel juego… aguanté con el móvil en la mano mientras ella parecía disfrutar de mi reacción. Pensé en pausar el video, pero ya era demasiado tarde. Me corrí en su carita y sus tetas, dejándola completamente manchada… y con una sonrisa de placer en su cara.
Daniela se apresuró a quitarme el móvil de la mano y pausó la grabación, y fue a lavarse.
“Oye… ¿estás bien?”
“Claro. No te la primera vez que te corres así… ni la última”, añadió, guiñándome un ojo. “Ahora vamos a la cama, que quiero disfrutar de esa polla que tienes…”
“Antes de eso yo tengo que hacer otra cosa”
“¿El qué?”
Ya en el sofá, a Daniela le temblaba la mano mientras me grababa. Ella se había tumbado en la cama, y yo tenía la cabeza entre sus piernas, probando el sabor de su chochito. Miré hacia su carita avergonzada, pero el teléfono parecía taparla. Sonreí y usé mi lengua con más ganas. Jugué un poco con mis dedos mientras la sonreía con malicia. Me tendió la cámara e intenté grabar un primer plano de su coño con mi lengua acariciándolo. No quedó muy bien pero a ella le gustaba la sensación y eso era lo que me importaba.
Y con el móvil ya en la mano, cuando terminé de comerle el coño, me pude situar directamente entre sus piernas. Tomé un primer plano de mi picha y su chocho y me acerqué un poco más, y se la metí suavemente. Empecé a moverme de inmediato, grabando el punto donde nuestros sexos se unían. Estuve ahí un rato, hasta que empecé a grabar más arriba, captando el movimiento de su cuerpo con mis embestidas, y el cimbreo de sus tetas al ritmo que se la metía.
Les grabé un primer plano durante un par de minutos y luego grabé la carita avergonzada de Daniela. Ella me quitó el móvil y nos grabó mientras me daba un beso, y luego empezó a hacerle caritas a la cámara mientras yo sujetaba sus piernas y me la follaba con más ahínco. Sonreí cuando me grabó mientras mis caderas empujaban una y otra vez contra ella, gimiendo y suspirando por el placer. Volvió a grabarnos, estirando el brazo, de modo que se nos veía a los dos en la cama. No tardé en volver a correrme, pero Dani no quiso grabar esa parte.
“Esto lo cortamos”, dijo, mientras me hacía una paja, y después de haberse limpiado el chocho. “Y ahora, seguimos…”
Regresamos a mi sofá, donde se puso en cuatro. Esta vez empezó a grabarse en plan selfi pero asegurándose de que se me viera tras ella. Le dilaté el culo con cuidado, y empecé a metérsela poco a poco. Vaya carita de pervertida que puso en ese momento. Se apoyó en el respaldo del sofá para aguantar mejor el ritmo, mientras yo le follaba el culito. Qué rico lo tenía, qué apretado. Le tomé el móvil y grabé perfectamente cómo su ano engullía mi polla con facilidad. Le metí mano, disfrutando de su culo. Y en ese momento, le di un azote.
“¡Au!”, protestó Daniela. Pensé que se había acabado todo ahí. “¡Sí, papi! ¡Dame más!”, pidió. Yo estaba sorprendido, pero lo hice. Alejé un poco más la cámara, y mientras tomaba cómo se la metía una y otra vez, la volví a azotar. Ella gimió, pidiendo más. Le di unos cuatro o cinco azotes más, y en ese momento, se la saqué del culo, y empecé a follarle el coñito de nuevo. Me sentía un fucker en ese momento, con Daniela gozando por mis embestidas.
Luego me pidió parar y se tumbó bocarriba en el sofá de nuevo, para permitirme acabar, mientras ella grababa con el brazo estirado, y apoyado en el sofá. Volví a metérsela, y fue cuestión de unos pocos minutos de follarla que me corrí dentro de ella mientras ella chorreaba al mismo tiempo. Sonreí, y cuando se la saqué, tomó un primer plano de su coñito pringoso. Y de pronto, me hizo una paja rápida. Aquello me sorprendió, y un chorrito de lefa le volvió a caer sobre la cara, las tetas y el cuerpo. Sonrió, y me dio un besito que captó con la cámara antes de dejar de grabar.
“¡Dios, qué bien me siento!”, exclamó. “¡Gracias! ¡Gracias!”, me abrazó, y me besó. “Ha estado bien, ¿verdad?”
“Muy bien. Pero deberíamos lavarnos”, le recordé.
Ella asintió y fuimos a asearnos. Por suerte esta vez la funda del sofá no había sufrido, de modo que volvimos a él. Yo en boxer, y ella solo se puso las bragas. Nos quedamos un rato dormidos, por el cansancio, acurrucados juntos. Era increíble. Si es que olía a mujer. Ese aroma tan delicado…
Cuando nos despertamos, era la hora de comer. Decidí invitarla a la calle de enfrente, donde se comía muy rico y bien de precio. Aceptó mi invitación, y allí que fuimos. Después de la comida y del café, volvimos a mi piso.
“¿Te apetece ver una peli?”, pregunté. “Después del sueñecito de antes no me apetece echarme una siesta”
“A mi tampoco”, dijo. “La verdad… es que solo hemos hecho media peli…”, comentó.
“¿Qué quieres decir?”
“Bueno, lo hemos hecho como Daniela… pero no como Daniel”, dejó caer.
“¿Quieres que nos grabemos otra vez?”
“¿Te molesta?”, preguntó.
“No es por grabarnos. Es que la cámara… disfruto más contigo cuando solo puedo centrarme en darnos placer”, reconocí.
“Entiendo. Sí, sé que es incómodo. Pero me hacía ilusión”
“No he dicho que no lo hagamos. Tendremos nuestra peli porno contigo de chico”, le aseguré. “Eso sí, después quiero que volvamos a follar con normalidad”
“¡Por supuesto!”
“¿Y qué quieres? ¿Hacer manos o menos como antes?”, pregunté mientras estábamos en el baño. Daniela se echó agua fría por encima y en un momento, volvía a ser Daniel.
“¡Qué va! En realidad solo quería pedirte prestados unos gayumbos y que empezásemos ya en ropa interior. Quiero probar a grabar algo distinto”, dijo. Fuimos a mi armario, donde le presté lo que me pedía. Yo empecé a quitarme la ropa, quedando en bóxer para él.
“Tú me guías, entonces”, dije.
Sonrió y me dio un beso antes de poner la cámara en marcha y dármela. Así que, ambos de pie y con los bóxer puestos, grabé cómo Daniel me besaba y acariciaba mi cuerpo, suavemente. Lo recorrió entero con los labios y luego me hizo sentarme en el borde de la cama, estirándose él en el colchón. Me dio más besos, mientras su mano se ocupaba de estimular mi picha. No tardó mucho en que se me pusiera dura. Y con esa sonrisa de satisfacción que ya le conocía, me quitó el bóxer.
Grabé un primer plano de su carita con la boca llena de mi polla. Él cerró los ojos mientras me la mamaba, acariciando mis huevos mientras tanto. Sonrió a la cámara mientras jugaba con mi polla, y se vio cómo se le hinchaba un carrillo cuando la tenía en la boca. Yo alejé un poco la cámara, y con la mano que tenía libre, le aparté un poco el bóxer, y empecé a hacerle una paja. Joder, movía su cintura al ritmo de mi mano. Qué bien se sentía eso.
Me sorprendí cuando, después de un rato así, me pidió cambiar de postura. Se puso a grabar él, tumbado bocarriba… y yo a horcajadas sobre su cabeza, dirigiendo mi polla a su boca, que abrió para empezar a chuparla… y empecé a follarle la boca. Eso me ponía a mil. Sujeté su cabeza con cuidado y empecé a metérsela en la boca mientras él aguantaba, con paciencia. Se la saqué para dejarle respirar, y él jugó con mi picha frotándosela por la cara, antes de volver a metérsela a la boca, y se la follé nuevamente.
Dani estaba desatado, y me pidió cambiar por tercera vez. Aquello tampoco lo habíamos hecho antes, pero me dejé llevar. Aprovechando su posición, me tumbé encima, en sentido contrario. Mi picha volvía a estar en su boca… y yo tenía la suya rozando mis labios, de modo que empezamos a hacer un 69. Se grabó un buen rato mientras me la chupaba, y jugó con mi ano. Intenté relajar el culo para la cámara, que tomó un buen plano de cómo lo tenía abierto mientras Daniel me la mamaba y jugaba con mi culo.
Me lo palmeó suavemente y me di cuenta de que me quería pasar la cámara, de modo que empecé a grabas mientras chupaba su picha. Me vi en el reflejo de la cámara frontal, y me puse colorado. Se la chupé con ganas, dejándola bien ensalivada. Un primer plano, procurando metérmela entera a la boca. Probar sus huevos, antes de volverla a chupar. Estiré el brazo y procuré mantenerlo bien alejado mientras seguíamos la mamada mutua, hasta que sentí que se corría en mi boca, justo cuando yo eyaculaba. Con cuidado, volví a acercar la cámara, y grabé su lefa en mi lengua… y me la tragé. Luego, me aparté del cuerpo de Daniel y le grabé a él, quien me exprimía el semen y dedicó una mirada lasciva a la cámara, con mi lefa cayendo en su lengua y resbalando por la comisura de su boca. Y entonces, nos dimos un beso antes de pausar la grabación.
“¿Listo para el segundo asalto?”, me preguntó Daniel, después de limpiarnos y volver al sofá.
“Listo”, dije.
Habíamos apoyado la cámara en la mesa, y nos grababa. Él estaba sentado en el sofá, y yo me iba a sentar encima de su picha, con las piernas bien separadas para que se viera todo en la cámara. Pulsé la grabación y con mi culo preparado, empecé a dejarme caer con cuidado por su picha lubricada. La cámara grabó el momento en que mi cara cambiaba a la expresión de placer completo. Oh, sí, qué bien me alcanzaba la próstata. Con mucho cuidado, empecé a moverme arriba y abajo de su picha.
Mi culo se fue abriendo mientras me lo follaba. Subí y bajé durante un ratito, como habíamos hablado, y luego, me estiré para recuperar el teléfono y grabarnos desde arriba. Yo en ese momento apoyé los pies en el sofá, y debajo de mi, Dani me sujetó las caderas y empezó a follarme. Sentía sus bolas chocando contra las mías con cada acometida y me daba mucho placer. Yo me dejé hacer, disfrutando de cómo la polla de mi amigo se deslizaba dentro y fuera de mi culo.
Empecé a hacerme una paja rápida mientras seguía grabando. Y en ese momento, me llevé una sorpresa. Dani me levantó las piernas, al aire, hundiéndose un poco más así dentro de mi culo. Aquello empezaba a volverme loco. Su picha atacaba sin piedad mi próstata. Gemí, derrotado por el placer, y empecé a correrme al aire, sin dejar de hacerme pajas, mientras sentía la polla de Dani dentro de mi corriéndose también. Con su polla aún clavada en mi culo, me estiró las piernas con cuidado en el sofá, y me empezó a hacer una paja mientras nos besábamos. Tomó la cámara y grabó un primer plano de su polla hundida en mi culo, y luego me la sacó, con mi ano pringado en su lefa.
Con mi culo manchado (y excitándome por ello), volvimos a la cama, donde grabé desde mi punto de vista mientras me acercaba a él, que aguardaba con las piernas dobladas y separadas para mi. Le vi lubricando el culo para la cámara, metiéndose dos dedos con bastante facilidad, y luego me hizo tumbarme en la cama, trepando para quedar sobre mi. Separó sus nalgas, y conseguí grabar el momento en que mi polla se hundía dentro de él.
Empezó a subir y bajar a buen ritmo, mientras se acariciaba las tetillas. Tomé un plano desde mi tripa hacia arriba, viéndole rebotar sobre mi polla una y otra vez, con su picha goteando presemen. Lo hacía de maravilla, e incluso sonrió a cámara mientras se movía para que su culo engullese mi polla. Me pidió la cámara y se grabó a si mismo, antes de empezar a grabarme a mi, mientras empezaba a hacerse una paja sobre mi cuerpo. Alejó la cámara todo lo que pudo, intentando grabarse, pero al final la recuperé y le grabé yo.
Luego estiré bien el brazo, tomando un plano de ambos con él rebotando sin parar sobre mi picha. Empecé a masturbarle yo, mientras él jadeaba. Y en ese momento, con mi picha aún dentro, Daniel empezó a darse la vuelta y a cabalgarme de espaldas. Qué sensación más buena me dio en la picha. Atraje la cámara y empecé a grabarle el culo mientras le daba algunos azotes, haciéndole gritar de placer. Luego me pidió la cámara y empezó a grabarse a si mismo. Yo le sujeté las caderas para follarle mientras él seguía rebotando en mi polla y pajeándose.
Y en ese momento me incorporé y le puse a lo perrito para follarle. Dani se adaptó de maravilla a mi movimiento y nos grabó a ambos mientras yo remataba la faena. Él se corrió en mis sábanas, y yo no tardé mucho en correrme dentro de su delicioso culito.
Pensé que habíamos terminado, pero Dani me pidió un último plano. Regresamos al sofá, y con la cámara apoyada, nos grabamos mientras nos besábamos y nos hacíamos una paja mutua. Nos acariciamos mutuamente, incluso nos agachamos para chupársela al otro algunas veces. Noté su mano en mis tetillas, estimulándomelas. Y nos corrimos, juntos, sobre el pechos del otro, mientras nuestras lenguas seguías bailando.
“Ha sido muy intenso”, reconocí cuando por fin apagamos la cámara del móvil.
“¿Te ha gustado?”
“Sí, mucho… no me esperaba lo de que me follases así”, reconocí, mientras íbamos al servicio.
“No… no pude evitarlo. ¿Te gustó?”
“Mucho. ¿Y a ti te gustaron los azotes?”
“Me han vuelto loco. Se siente genial”, me dijo. “Pero prometo no hacértelo a ti si no quieres”
“Tendré que dejarte en algún momento, a ver qué tal se siente”, bromeé. Nos metimos bajo el agua caliente y nos limpiamos. Sentí las manos de Dani ayudándome a limpiar mi culito e hice lo mismo con él. Nos dimos un beso bajo el agua, y entonces noté que empezaba a salir más fría. Dani había girado la manilla, y se convirtió en Daniela entre mis brazos. “¿Y esto?”
“Hoy había venido para ser tu chica”, me contó. “Pero no podía quedarme con las ganas de llevarme un bien recuerdo como Daniel. ¿Te parece bien si me quedo así hasta mañana?”
“Como más te guste. Pero… ahora mismo estoy un poco cansado para follar más”
“Yo también. ¿Querrías ir a dar un paseo? Y te invito a cenar fuera, que hoy hemos comido de tu bolsillo”
Me lo dijo con un poco de vergüenza, como todo lo que se salía de follar.
“Acepto encantado. Y esta noche”, me acerqué a ella y le susurré al oído, “voy a hacer que te corras hasta que pierdas el sentido”
“... Y yo quiero que lo hagas”, murmuró ella.
De modo que nos vestimos y nos dispusimos a salir a la calle.
“Oye, Dani. ¿Te puedo hacer una pregunta sobre… tu cuerpo original?”
“Claro, dime”
“¿Has follado con alguna chica desde que lo dejaste con tu ex?”, pregunté. Ya estábamos vestidos, y listos para irnos.
“Pues… no”, reconoció.
“¿Y te gustaría hacerlo?”
“No me importaría. ¡Es decir, no me lo paso mal contigo!”, se alarmó.
“Tranquila. ¿Quieres que intente conseguirte una ocasión?”, propuse.
“¿Qué se te ha ocurrido?”
CONTINUARÁ
En el próximo capítulo debutará, por fin, Valentina 😉 Y mientras, te invito a visitar mis otros relatos, enlazados en este post
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