Los meses siguientes fueron de recuperación como en cada rompimiento, primero me dedique a mi mismo, la soledad y el autoconocimiento, después recurrí a los amigos, recordar aquellos tiempos de soltería, mantuve mi trabajo y estreche lazos con personas, la vida comenzaba a tener color de nuevo y con ello, llego otra persona a mi vida, Laura.
Compañera de trabajo, de tez blanca, cabello lacio a media altura, esbelta, con poca cadera, pero si un busto bien proporcionado, mayor que yo por 6 años, cuestión por la que al principio no se daba nada serio, pero tras conocernos, salir y platicar, nuestras formas de pensar y ver el mundo coincidieron. Talvez motivada por su experiencia, la vida con ella iba a un ritmo más rápido, el sexo llego apenas unas salidas, se tomaba las cosas con calma, pero con gran pasión, a lo que tuve que seguir el ritmo.
La primera vez que estuve con ella, aun sin compromiso de por medio, me dejé llevar, ella llevaba una camisa blanca y ropa interior del mismo color, me besaba desde el cuello, desabotonando mi camisa botón por botón y bajo por mi vientre hasta mi miembro, era una delicia sentir sus manos tocándome, y sus labios jugueteando entre hacer y no hacer, provocando el deseo aun más. Con su lengua recorrió mi miembro desde la punta y pasando por todo el tronco, hasta que por fin lo engullo con la maestría que todas sus noches le habían dado, a mí un joven de 24 años con semejante felación me parecía estar en la gloria.
Tras unos momentos la separa, ella me beso apasionadamente con mi sabor aun en su boca, de la misma manera que ella la desabotone y la recorrí desde el cuello, le quite su sujetador y estruje sus pechos, eran maravillosos, blancos con algunos lunares que contrastaban con su piel, pero lo mas exquisito eran su pezones rosados y erguidos como nunca había visto antes, como si del chupón de un biberón se trataran, pues tal cual lo fuera me regocije en ellos con el fervor de un recién nacido.
Por debajo mis dedos jugaban con su entrada, buscaba humedecerla y ella me motivaba con su respiración agitada y profunda, con mi boca ahora le devolví el favor, un sexo oral que supe disfruto debido al arqueo de su espalda, estando lista me acerqué e introduje mi miembro, estuvimos un rato hasta que llegamos juntos, había sido muy buena experiencia en comparación con la expectativa. Y por supuesto esto nos llevo a repetirlo, al principio era una amistad enriquecida con el sexo, me enseñaba sensaciones de mi cuerpo, me hablaba y ponía en mi cabeza imágenes.
Tanto era mi interés por aprender que preguntaba por sus experiencias, ella sin tapujos me contaba sobre su pasado sexual, sus anteriores parejas y como la habían definido, el ego de los hombres y como a su vez eran tan frágiles. Había pasado de noviazgos importantes que le habían traído tanto felicidad como decepciones, a relaciones menos cordiales y cosas prohibidas.
Me encantaba escuchar sus historias sobre su vida sexual, el novio que tuvo dese la preparatoria, los años que paso a su lado y como tenia sexo cobijado por el amor de adolescente, mismo novio que años después la engaño y la dejo por una mujer casada; las relaciones con personas del mismo entorno laboral, algunos les conocía y escuchaba atento como los describía, con respeto y picardía casi burlona con algunos, “los hombres se creen más de lo que realmente son”, lo que más me gusto fue una aventura que tenía fresca, al llegar casi a sus treintas.
Don Pedro, un amigo de su padre que le conocía desde niña y siempre había estado de forma muy cercana, la veía como mujer desde sus 18, ella lo sabía pero no tenía interés, pues a esa edad veía mal que un señor de 42 tuviera malas intenciones con ella, tras el divorcio de Don Pedro, el frecuento más al padre de Laura, por lo que se veían constantemente y alguna ocasión la llego a encontrar sola en casa, por lo que ella le invito a pasar mientras esperaban a su padre, de esta forma conversaron y Don Pedro pudo ver que Laura no era más una niña, Laura por otro lado vio que Don Pedro no era solo un viejo rabo verde y que había un hombre interesante debajo de esas canas.
Eso le llevo aun día aceptarle una invitación a comer, un restaurante normal y tranquilo, donde tuvieron una conversación más íntima, se contaron su vida, desdichas, desamores y las frustraciones que los perseguían, la cena termino y como todo caballero la llevo hasta su casa. Pasaron por separado, si bien no habían hecho nada malo tampoco querían que su padre lo malinterpretara, ella llego como si de una fiesta con amigos hubiera regresado y Don Pedro con el pretexto habitual de visitarlo para apaciguar su soledad.
Don Pedro se quedo en la sala conversando con su padre, ella se encerró en su habitación, se recostó y comenzó a recordar su noche, lo interesante que se había vuelto Don Pedro, además, el morbo que le daban las miradas de las demás personas del restaurante, viéndola con un hombre mayor. Envuelta en sus pensamientos no percibió que sus dedos habían bajado hasta su intimidad, se estimulaba por encima de su vestido negro, al percatarse no se detuvo, se subió el vestido a modo de que le permitiera a sus dedos entrar, ya en el interior, sus dedos entraban y salían de vez en cuando rosando su clítoris, el orgasmo estaba muy cerca, pero de pronto una voz la detuvo.
Desde la sala su padre la llamo, la conversación con Don Pedro se había puesto entretenida y ya eran horas muy altas, deseando encontrar alguna copa más de vino su padre noto que se le habían terminado, así que decidió salir por más, pero Don Pedro ya no estaba en disposición de salir, casi dormido, las copas ya lo tenían mal, así que debía dejarlo ahí y solo le pidió a Laura que estuviera al pendiente hasta su vuelta.
A la partida de su padre, Laura noto que Don Pedro ya dormía, así que decidió no molestarlo y lo dejó ahí, de vuelta a su recamara continuo su estimulación, se sumió en sus pensamientos e intensifico sus movimientos, al punto del orgasmo se vio de nuevo interrumpida, pero ahora era Don Pedro el que la llamaba, se acomodó de nuevo la ropa y bajo a la sala, el le dijo que ya eran altas horas y que lo mejor era retirarse, que lo disculpara con su padre y pronto se pondría a mano.
Ella entendía el deseo de Don Pedro por retirarse, pero algo en su mente la detuvo, estando tan cerca no había logrado llegar al climax en dos ocasiones, por lo que le pidió que no se retirara, su padre no tardaba en volver y de igual forma, el tampoco le permitirá marcharse en esas condiciones, había espacio en la casa y podría quedarse la noche y a la mañana siguiente retirarse.
P: te lo agradezco Lau, pero ya he abusado de ustedes y su hospitalidad, lo mejor es retirarse
L: no es ningún abuso, es bien recibido por mi padre y también por mi
P: y lo agradezco, pero me siento mal con tu padre, me cuesta verlo a la cara
L: ¿pero por qué?
P: sabes por qué, hemos salido a sus espaldas
L: solo ha sido una salida de amigos, los dos ya somos adultos
P: si lo somos, pero eres hija de mi amigo, se ve mal por donde lo mires
L: pero no hemos hecho nada malo
P: igual me siento mal y me parece que es hora de irme
L: dame un momento, voy por mi abrigo y te acompaño a la puerta
P: te lo agradezco
Laura volvió a su habitación, no había logrado retenerlo, estaba super caliente, pero pensó que de cualquier manera estaría mal si pasaba algo más con él, solo quedaba acompañarlo afuera donde había estacionado su auto. Laura bajo de nuevo con un abrigo negro y largo que la tapaba muy bien del frio.
P. me retiro entonces
L: espere, déjeme decirle que me encanto la cena de hoy, cambio mi perspectiva sobre usted, me parece un hombre muy interesante y educado, entiendo por que mi padre conserva su amistad hasta ahora
P: gracias a ti por permitirme pasar la noche contigo a pesar de lo difícil que debe ser salir con alguien mayor, eres inteligente, encantadora y una belleza, ya te has convertido en toda una mujer
L: lo ve, es un encanto con tanto halago
P. te lo mereces ha sido una gran noche, lástima que termino
L: aun no, aun me falta agradecerle como es debido después de una cita entre un hombre y una mujer
En ese momento Laura dejo caer su abrigo, no había vestido ya debajo, había aprovechado para retirárselo hace un momento, ahora solo había un conjunto de lencería cubriendo su blanca piel, Don pedro quedo atónito al ver a la hija de su amigo, aquella a la que había visto crecer, mostrándose como toda una mujer, dentro de si se negaba a lo que se ofrecía ante sus ojos, pero la imagen ante sus ojos pudo más, se abalanzo sobre ella, la tomo de sus caderas y la beso, tenia esos labios rojos, tan perfectos ahora besando los suyos, con sus manos reconocía la piel de Laura, la tomo de la mano y la quiso sentar en el sofá.
L: no, aquí no, puede llegar mi padre
P: ¿entonces, donde?
L: vamos arriba, a mi habitación
De la mano, subieron las escaleras recogiendo las prendas, encargándose de no dejar evidencia en la sala, por el pasillo Don Pedro la tomo, la beso en la boca y la cargo con las piernas abiertas, se acerco a la primera puerta que vio.
L: no, esa no es mi habitación, es el baño
P: entonces, cual es la tuya
L: la ultima puerta al final del pasillo
P: y la de en medio
L: esa tampoco, es la de mis padres
Don Pedro manteniéndola así la llevo a la segunda puerta y la abrió
L: te dije que es la ultima
P: si te escuche
L: entonces por que abriste esta
P: porque quiero hacértelo en la habitación que comparten tu padre y tu madre
Laura sintió un cosquilleo al escuchar estas palabras, pero no lo detuvo, él la llevo hasta la cama y la arrojo con fuerza, antes que ella pudiera moverse le abrió las piernas y se puso encima de ella dejando caer todo su peso sobre su frágil cuerpo, la recorrió con sus manos toscas despojándola de la parte baja del conjunto, exponiendo su vagina hacia él, introdujo sus dedos y de inmediato noto la humedad que previamente se había proporcionado la misma Laura, con la mano derecha continuo el movimiento y con la izquierda buscaba desprender el brasier, ella lo ayudo un poco exponiendo sus pechos que de inmediato fueron estrujados, Don pedro tenia una mano en cada extremo y en medio su boca recorría su vientre, se retiró de ella, Laura era todo un encanto, sonrojada y ardiendo, él la tomo de los hombros y la arrodillo, se bajó su pantalón y saco su miembro ya erecto, Laura vio el tamaño y grosor imponente de Don pedro adornado por bellos blancos y con ansias lo engullo, ella lo hacía de gran forma, recorriendo de arriba a abajo con velocidad y suavidad a la vez, pero Don Pedro la clavo fuerte en su garganta, él quería aprovechar el momento y hacerlo duro, tomo el cabello de Laura y sostuvo su cabeza para hacer movimientos rápidos, literalmente se la estaba cogiendo por la boca.
Tras unos instantes así, la retiro y la volvió a recostar, se agacho y con una lujuria indescriptible, busco con su boca el sexo de Laura, introducía su lengua, y jugaba con sus pliegues, Laura no lo soportaba más, estaba punto del orgasmo nuevamente y Don Pedro lo sabía, así que se retiro dejándola una tercera vez sin clímax, se reintegró y la volvió a abrir de piernas, jugueteando con su glande en la entrada de Laura.
P: lo siento Lau, no tengo condones
L: yo tampoco
P: tendremos que dejarlo aquí
L: no, así está bien
P: segura que así lo quieres
L: si, segura
En ese momento Don Pedro se puso impertinente sabiendo bien que la tenia a su merced
P: no te escuche, ¿qué quieres?
L: házmelo así
P. ¿así como?
L: sin condón
P: dímelo bien o no habrá nada
L: quiero que me metas tu verga sin condón
Don Pedro orgulloso de haberla hecho suplicar introdujo su miembro en Laura, sus embestidas eran lentas pero fuertes, igual tampoco hacia mucha falta pues con Laura a punto, su orgasmo llego rápido, fue intenso y seguro uno de los mejores en su vida, Don pedro la puso en cuatro y así la volvió a penetrar.
P: dime Laurita, ¿te gusta?
L: si Pedro, ¡me gusta!
P: ¿disfrutas mi verga?
L: si me encanta
P: nunca me imaginé que algún día te tendría así, pidiéndome verga en la cama de tus padres
La forma en que Don Pedro se jactaba de la situación solo ponía más cachonda a Laura, continuaron un rato de la misma forma, hasta que el sintió llegar su límite, ella perdida en su placer no supo retirarlo a tiempo, Don pedro se corrió dentro de ella mientras esto le proporcionaba a Laura otro increíble orgasmo.
Tras un momento, ya descansados y despejados, se vistieron y volvieron a la sala, su padre aun no llegaba, de pronto vio que tenia varias llamadas perdidas de él, le devolvió la llamada y le dijo que había quedado en el camino por un neumático sin aire, junto a Don pedro se dispusieron a ir a ayudarlo, se subieron a su auto, y Laura se sentó en el asiento del copiloto, apenas se había medio arreglado por lo que iba con el vestido que era lo que tenía más a la mano, al subirse sintió un pinchazo.
L: auch! ¿Qué es lo que llevas aquí?
P: no lo sé, algún tornillo
Ella se alzo y retiro una bolsa de clavos, continuaron el viaje y encontraron a medio camino a su padre, Don Pedro se bajó y le ayudo a reemplazarlo, “un simple clavo era el problema”, dijo el padre de Laura, se lo mostro y ella lo tomo. Regresaron a los autos, el padre de Laura por delante para irlo cuidando y Don Pedro con Laura detrás.
L: ¿cuál ha sido el problema?
P: no lo sé, me parece que un vidrio
L: ¡seguro!, ¿no fue un clavo?
P: no lo sé, ya conoces a tu padre
Laura no se quedo con la duda y reviso la bolsa, sin duda alguna eran de la misma medida y color, sería capaz Don pedro de haberlo puesto a propósito. Llagaron a su casa y volvieron a la sala. El padre de Laura siguió jugando con su amigo, “ya ves, todo lo que ocurrió solo por pedirme más bebida”. De nuevo otra pieza del rompecabezas, Laura miraba a Don Pedro con molestia, la idea de salir era de Don Pedro, su padre se retiro al baño y ahí lo confronto arrojándole el clavo a los pies.
L: explícame esto
P. de que hablas?
L: esto estaba en la llanta del auto de mi padre y es igual a los que llevabas en el auto
P: me ofendes, ¿qué es lo que insinúas?
L: sabes bien que insinuó, lo hiciste a propósito
P: y para que lo haría
L: para sacarlo de la casa y quedarte a solas conmigo
Don Pedro no acepto su culpa, aunque las pruebas eran más que evidentes, se trago su orgullo y se quedó con la idea fija en su cabeza, para Laura, Don Pedro había puesto el clavo en la llanta y le pidió a su padre que saliera por más bebida, después se había hecho el dormido para que se fuera solo y así pudiera quedarse a solas con ella, todo le había salido a pedir de boca y encima, se la había follado en la cama de sus padres, sin condón y se había corrido dentro de ella.
Laura me conto que fue una experiencia muy fuerte, pero por respeto a su padre nunca se lo conto, pero por muy extraño y loco que parezca, esa noche había disfrutado mucho el sexo, tanto que después quedo de verse con él para discutir sobre lo ocurrido, pero solo era el pretexto para terminar acostándose con Don pedro. Aunque fuera un aprovechado y manipulador, le gustaba el descaro con el que había planeado todo, la forma en que la trataba como “la putita hija de su amigo” y el hecho de que Don Pedro se burlara de su padre invadiendo su casa, su cama matrimonial y a su hija en una misma noche, ella acepta que en esa etapa de su vida tuvo una necesidad muy fuerte de tener sexo con Don Pedro y aunque fuera un cabrón había disfrutado el mejor sexo de su vida con él.
Muchas fueron las experiencias con Laura y se volvió muy placentero escuchar todas las experiencias que me conto, la química entre nosotros fue buena, pero lamentablemente los fantasmas son difíciles de borrar, tras casi un año de salir, decidimos formalizarnos como pareja, parecía raro para los demás, pero a nosotros nos parecía adecuado, hasta un día en que recibí un mensaje
C: hola como estas, ¿crees que podríamos vernos para hablar?

Referencia al aspecto de Laura
Compañera de trabajo, de tez blanca, cabello lacio a media altura, esbelta, con poca cadera, pero si un busto bien proporcionado, mayor que yo por 6 años, cuestión por la que al principio no se daba nada serio, pero tras conocernos, salir y platicar, nuestras formas de pensar y ver el mundo coincidieron. Talvez motivada por su experiencia, la vida con ella iba a un ritmo más rápido, el sexo llego apenas unas salidas, se tomaba las cosas con calma, pero con gran pasión, a lo que tuve que seguir el ritmo.
La primera vez que estuve con ella, aun sin compromiso de por medio, me dejé llevar, ella llevaba una camisa blanca y ropa interior del mismo color, me besaba desde el cuello, desabotonando mi camisa botón por botón y bajo por mi vientre hasta mi miembro, era una delicia sentir sus manos tocándome, y sus labios jugueteando entre hacer y no hacer, provocando el deseo aun más. Con su lengua recorrió mi miembro desde la punta y pasando por todo el tronco, hasta que por fin lo engullo con la maestría que todas sus noches le habían dado, a mí un joven de 24 años con semejante felación me parecía estar en la gloria.
Tras unos momentos la separa, ella me beso apasionadamente con mi sabor aun en su boca, de la misma manera que ella la desabotone y la recorrí desde el cuello, le quite su sujetador y estruje sus pechos, eran maravillosos, blancos con algunos lunares que contrastaban con su piel, pero lo mas exquisito eran su pezones rosados y erguidos como nunca había visto antes, como si del chupón de un biberón se trataran, pues tal cual lo fuera me regocije en ellos con el fervor de un recién nacido.
Por debajo mis dedos jugaban con su entrada, buscaba humedecerla y ella me motivaba con su respiración agitada y profunda, con mi boca ahora le devolví el favor, un sexo oral que supe disfruto debido al arqueo de su espalda, estando lista me acerqué e introduje mi miembro, estuvimos un rato hasta que llegamos juntos, había sido muy buena experiencia en comparación con la expectativa. Y por supuesto esto nos llevo a repetirlo, al principio era una amistad enriquecida con el sexo, me enseñaba sensaciones de mi cuerpo, me hablaba y ponía en mi cabeza imágenes.
Tanto era mi interés por aprender que preguntaba por sus experiencias, ella sin tapujos me contaba sobre su pasado sexual, sus anteriores parejas y como la habían definido, el ego de los hombres y como a su vez eran tan frágiles. Había pasado de noviazgos importantes que le habían traído tanto felicidad como decepciones, a relaciones menos cordiales y cosas prohibidas.
Me encantaba escuchar sus historias sobre su vida sexual, el novio que tuvo dese la preparatoria, los años que paso a su lado y como tenia sexo cobijado por el amor de adolescente, mismo novio que años después la engaño y la dejo por una mujer casada; las relaciones con personas del mismo entorno laboral, algunos les conocía y escuchaba atento como los describía, con respeto y picardía casi burlona con algunos, “los hombres se creen más de lo que realmente son”, lo que más me gusto fue una aventura que tenía fresca, al llegar casi a sus treintas.
Don Pedro, un amigo de su padre que le conocía desde niña y siempre había estado de forma muy cercana, la veía como mujer desde sus 18, ella lo sabía pero no tenía interés, pues a esa edad veía mal que un señor de 42 tuviera malas intenciones con ella, tras el divorcio de Don Pedro, el frecuento más al padre de Laura, por lo que se veían constantemente y alguna ocasión la llego a encontrar sola en casa, por lo que ella le invito a pasar mientras esperaban a su padre, de esta forma conversaron y Don Pedro pudo ver que Laura no era más una niña, Laura por otro lado vio que Don Pedro no era solo un viejo rabo verde y que había un hombre interesante debajo de esas canas.
Eso le llevo aun día aceptarle una invitación a comer, un restaurante normal y tranquilo, donde tuvieron una conversación más íntima, se contaron su vida, desdichas, desamores y las frustraciones que los perseguían, la cena termino y como todo caballero la llevo hasta su casa. Pasaron por separado, si bien no habían hecho nada malo tampoco querían que su padre lo malinterpretara, ella llego como si de una fiesta con amigos hubiera regresado y Don Pedro con el pretexto habitual de visitarlo para apaciguar su soledad.
Don Pedro se quedo en la sala conversando con su padre, ella se encerró en su habitación, se recostó y comenzó a recordar su noche, lo interesante que se había vuelto Don Pedro, además, el morbo que le daban las miradas de las demás personas del restaurante, viéndola con un hombre mayor. Envuelta en sus pensamientos no percibió que sus dedos habían bajado hasta su intimidad, se estimulaba por encima de su vestido negro, al percatarse no se detuvo, se subió el vestido a modo de que le permitiera a sus dedos entrar, ya en el interior, sus dedos entraban y salían de vez en cuando rosando su clítoris, el orgasmo estaba muy cerca, pero de pronto una voz la detuvo.
Desde la sala su padre la llamo, la conversación con Don Pedro se había puesto entretenida y ya eran horas muy altas, deseando encontrar alguna copa más de vino su padre noto que se le habían terminado, así que decidió salir por más, pero Don Pedro ya no estaba en disposición de salir, casi dormido, las copas ya lo tenían mal, así que debía dejarlo ahí y solo le pidió a Laura que estuviera al pendiente hasta su vuelta.
A la partida de su padre, Laura noto que Don Pedro ya dormía, así que decidió no molestarlo y lo dejó ahí, de vuelta a su recamara continuo su estimulación, se sumió en sus pensamientos e intensifico sus movimientos, al punto del orgasmo se vio de nuevo interrumpida, pero ahora era Don Pedro el que la llamaba, se acomodó de nuevo la ropa y bajo a la sala, el le dijo que ya eran altas horas y que lo mejor era retirarse, que lo disculpara con su padre y pronto se pondría a mano.
Ella entendía el deseo de Don Pedro por retirarse, pero algo en su mente la detuvo, estando tan cerca no había logrado llegar al climax en dos ocasiones, por lo que le pidió que no se retirara, su padre no tardaba en volver y de igual forma, el tampoco le permitirá marcharse en esas condiciones, había espacio en la casa y podría quedarse la noche y a la mañana siguiente retirarse.
P: te lo agradezco Lau, pero ya he abusado de ustedes y su hospitalidad, lo mejor es retirarse
L: no es ningún abuso, es bien recibido por mi padre y también por mi
P: y lo agradezco, pero me siento mal con tu padre, me cuesta verlo a la cara
L: ¿pero por qué?
P: sabes por qué, hemos salido a sus espaldas
L: solo ha sido una salida de amigos, los dos ya somos adultos
P: si lo somos, pero eres hija de mi amigo, se ve mal por donde lo mires
L: pero no hemos hecho nada malo
P: igual me siento mal y me parece que es hora de irme
L: dame un momento, voy por mi abrigo y te acompaño a la puerta
P: te lo agradezco
Laura volvió a su habitación, no había logrado retenerlo, estaba super caliente, pero pensó que de cualquier manera estaría mal si pasaba algo más con él, solo quedaba acompañarlo afuera donde había estacionado su auto. Laura bajo de nuevo con un abrigo negro y largo que la tapaba muy bien del frio.
P. me retiro entonces
L: espere, déjeme decirle que me encanto la cena de hoy, cambio mi perspectiva sobre usted, me parece un hombre muy interesante y educado, entiendo por que mi padre conserva su amistad hasta ahora
P: gracias a ti por permitirme pasar la noche contigo a pesar de lo difícil que debe ser salir con alguien mayor, eres inteligente, encantadora y una belleza, ya te has convertido en toda una mujer
L: lo ve, es un encanto con tanto halago
P. te lo mereces ha sido una gran noche, lástima que termino
L: aun no, aun me falta agradecerle como es debido después de una cita entre un hombre y una mujer
En ese momento Laura dejo caer su abrigo, no había vestido ya debajo, había aprovechado para retirárselo hace un momento, ahora solo había un conjunto de lencería cubriendo su blanca piel, Don pedro quedo atónito al ver a la hija de su amigo, aquella a la que había visto crecer, mostrándose como toda una mujer, dentro de si se negaba a lo que se ofrecía ante sus ojos, pero la imagen ante sus ojos pudo más, se abalanzo sobre ella, la tomo de sus caderas y la beso, tenia esos labios rojos, tan perfectos ahora besando los suyos, con sus manos reconocía la piel de Laura, la tomo de la mano y la quiso sentar en el sofá.
L: no, aquí no, puede llegar mi padre
P: ¿entonces, donde?
L: vamos arriba, a mi habitación
De la mano, subieron las escaleras recogiendo las prendas, encargándose de no dejar evidencia en la sala, por el pasillo Don Pedro la tomo, la beso en la boca y la cargo con las piernas abiertas, se acerco a la primera puerta que vio.
L: no, esa no es mi habitación, es el baño
P: entonces, cual es la tuya
L: la ultima puerta al final del pasillo
P: y la de en medio
L: esa tampoco, es la de mis padres
Don Pedro manteniéndola así la llevo a la segunda puerta y la abrió
L: te dije que es la ultima
P: si te escuche
L: entonces por que abriste esta
P: porque quiero hacértelo en la habitación que comparten tu padre y tu madre
Laura sintió un cosquilleo al escuchar estas palabras, pero no lo detuvo, él la llevo hasta la cama y la arrojo con fuerza, antes que ella pudiera moverse le abrió las piernas y se puso encima de ella dejando caer todo su peso sobre su frágil cuerpo, la recorrió con sus manos toscas despojándola de la parte baja del conjunto, exponiendo su vagina hacia él, introdujo sus dedos y de inmediato noto la humedad que previamente se había proporcionado la misma Laura, con la mano derecha continuo el movimiento y con la izquierda buscaba desprender el brasier, ella lo ayudo un poco exponiendo sus pechos que de inmediato fueron estrujados, Don pedro tenia una mano en cada extremo y en medio su boca recorría su vientre, se retiró de ella, Laura era todo un encanto, sonrojada y ardiendo, él la tomo de los hombros y la arrodillo, se bajó su pantalón y saco su miembro ya erecto, Laura vio el tamaño y grosor imponente de Don pedro adornado por bellos blancos y con ansias lo engullo, ella lo hacía de gran forma, recorriendo de arriba a abajo con velocidad y suavidad a la vez, pero Don Pedro la clavo fuerte en su garganta, él quería aprovechar el momento y hacerlo duro, tomo el cabello de Laura y sostuvo su cabeza para hacer movimientos rápidos, literalmente se la estaba cogiendo por la boca.
Tras unos instantes así, la retiro y la volvió a recostar, se agacho y con una lujuria indescriptible, busco con su boca el sexo de Laura, introducía su lengua, y jugaba con sus pliegues, Laura no lo soportaba más, estaba punto del orgasmo nuevamente y Don Pedro lo sabía, así que se retiro dejándola una tercera vez sin clímax, se reintegró y la volvió a abrir de piernas, jugueteando con su glande en la entrada de Laura.
P: lo siento Lau, no tengo condones
L: yo tampoco
P: tendremos que dejarlo aquí
L: no, así está bien
P: segura que así lo quieres
L: si, segura
En ese momento Don Pedro se puso impertinente sabiendo bien que la tenia a su merced
P: no te escuche, ¿qué quieres?
L: házmelo así
P. ¿así como?
L: sin condón
P: dímelo bien o no habrá nada
L: quiero que me metas tu verga sin condón
Don Pedro orgulloso de haberla hecho suplicar introdujo su miembro en Laura, sus embestidas eran lentas pero fuertes, igual tampoco hacia mucha falta pues con Laura a punto, su orgasmo llego rápido, fue intenso y seguro uno de los mejores en su vida, Don pedro la puso en cuatro y así la volvió a penetrar.
P: dime Laurita, ¿te gusta?
L: si Pedro, ¡me gusta!
P: ¿disfrutas mi verga?
L: si me encanta
P: nunca me imaginé que algún día te tendría así, pidiéndome verga en la cama de tus padres
La forma en que Don Pedro se jactaba de la situación solo ponía más cachonda a Laura, continuaron un rato de la misma forma, hasta que el sintió llegar su límite, ella perdida en su placer no supo retirarlo a tiempo, Don pedro se corrió dentro de ella mientras esto le proporcionaba a Laura otro increíble orgasmo.
Tras un momento, ya descansados y despejados, se vistieron y volvieron a la sala, su padre aun no llegaba, de pronto vio que tenia varias llamadas perdidas de él, le devolvió la llamada y le dijo que había quedado en el camino por un neumático sin aire, junto a Don pedro se dispusieron a ir a ayudarlo, se subieron a su auto, y Laura se sentó en el asiento del copiloto, apenas se había medio arreglado por lo que iba con el vestido que era lo que tenía más a la mano, al subirse sintió un pinchazo.
L: auch! ¿Qué es lo que llevas aquí?
P: no lo sé, algún tornillo
Ella se alzo y retiro una bolsa de clavos, continuaron el viaje y encontraron a medio camino a su padre, Don Pedro se bajó y le ayudo a reemplazarlo, “un simple clavo era el problema”, dijo el padre de Laura, se lo mostro y ella lo tomo. Regresaron a los autos, el padre de Laura por delante para irlo cuidando y Don Pedro con Laura detrás.
L: ¿cuál ha sido el problema?
P: no lo sé, me parece que un vidrio
L: ¡seguro!, ¿no fue un clavo?
P: no lo sé, ya conoces a tu padre
Laura no se quedo con la duda y reviso la bolsa, sin duda alguna eran de la misma medida y color, sería capaz Don pedro de haberlo puesto a propósito. Llagaron a su casa y volvieron a la sala. El padre de Laura siguió jugando con su amigo, “ya ves, todo lo que ocurrió solo por pedirme más bebida”. De nuevo otra pieza del rompecabezas, Laura miraba a Don Pedro con molestia, la idea de salir era de Don Pedro, su padre se retiro al baño y ahí lo confronto arrojándole el clavo a los pies.
L: explícame esto
P. de que hablas?
L: esto estaba en la llanta del auto de mi padre y es igual a los que llevabas en el auto
P: me ofendes, ¿qué es lo que insinúas?
L: sabes bien que insinuó, lo hiciste a propósito
P: y para que lo haría
L: para sacarlo de la casa y quedarte a solas conmigo
Don Pedro no acepto su culpa, aunque las pruebas eran más que evidentes, se trago su orgullo y se quedó con la idea fija en su cabeza, para Laura, Don Pedro había puesto el clavo en la llanta y le pidió a su padre que saliera por más bebida, después se había hecho el dormido para que se fuera solo y así pudiera quedarse a solas con ella, todo le había salido a pedir de boca y encima, se la había follado en la cama de sus padres, sin condón y se había corrido dentro de ella.
Laura me conto que fue una experiencia muy fuerte, pero por respeto a su padre nunca se lo conto, pero por muy extraño y loco que parezca, esa noche había disfrutado mucho el sexo, tanto que después quedo de verse con él para discutir sobre lo ocurrido, pero solo era el pretexto para terminar acostándose con Don pedro. Aunque fuera un aprovechado y manipulador, le gustaba el descaro con el que había planeado todo, la forma en que la trataba como “la putita hija de su amigo” y el hecho de que Don Pedro se burlara de su padre invadiendo su casa, su cama matrimonial y a su hija en una misma noche, ella acepta que en esa etapa de su vida tuvo una necesidad muy fuerte de tener sexo con Don Pedro y aunque fuera un cabrón había disfrutado el mejor sexo de su vida con él.
Muchas fueron las experiencias con Laura y se volvió muy placentero escuchar todas las experiencias que me conto, la química entre nosotros fue buena, pero lamentablemente los fantasmas son difíciles de borrar, tras casi un año de salir, decidimos formalizarnos como pareja, parecía raro para los demás, pero a nosotros nos parecía adecuado, hasta un día en que recibí un mensaje
C: hola como estas, ¿crees que podríamos vernos para hablar?

Referencia al aspecto de Laura
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