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Soy una chica chichona, y mi tío me coge Pt.2🍒🍑

Capítulo 3: sin piedad

Con lo que descubrí hijita voy a hacer que hagas lo que yo quiera –dijo a mí oído antes de entrar de nuevo a la casa–. Cada vez que estábamos solos en la casa o afuera no me quitaba la mirada de encima y repasaba recorriendo con sus pervertidos ojos cada uno de los rincones de mi cuerpo. Yo no sabía que hacer pero si de algo estaba segura es que el intentaría tomarme de nuevo y yo tenía mucho miedo. Trataba de vestirme mucho más tapada. No había entrado a la alberca por días y trataba siempre estar cerca de mi hermano o de mi padre par ano quedarme sola con él, por más que la presencia de mi hermano me molestara, sabía que mi tío no intentaría nada mientras yo estuviera cerca de ellos.
Soy una chica chichona, y mi tío me coge Pt.2🍒🍑

Un día mientras preparaba el desayuno mi tío me tomo y me abrazo por sorpresa por la espalda apretando mis senos y arrimándome su pene en mis nalgas. Él tomo mis pechos sobre el delantal blanco que usaba y los estrujó fuertemente. Lo empujé y como pude me lo quité de encima. No sabe lo que puede pasar si mi papá lo ve haciendo eso, lo mata –dije–. No te preocupes, tu viejo y tu hermano están bien dormidos, se quedaron conmigo hasta tarde platicando y bebiendo –dijo–. Lo bueno es que yo no tomé ni una gota de alcohol y por eso puedo estar disfrutándote aquí rico –añadió mientras me volvía a abrazar arrimando su asqueroso cuerpo–. Yo trataba de empujarlo pero él era muy fuerte. Con sus enormes brazos me dominaba por completo y me cubría con ellos para no dejarme escapar. Dame un beso chiquita, ándale yo sé que quieres –dijo mientras trataba de besar mis labios desesperadamente–. Yo no permitía que él me besara pero él no desistía en su intento. ¡Hija ya está listo el desayuno, huele muy rico! –gritó mi padre desde su cuarto–. Mi tío me soltó de inmediato con un miedo terrible y yo me acomodé el delantal y la blusa que estaban muy fuera de su lugar por los desenfrenados manoseos de mi tío, como pude me acomodé el cabello y mi padre llegó a la cocina.
– ¿Qué estaban haciendo ustedes dos?
–Nada papá, estábamos jugando
–Está bien, oye hija tu hermano y yo vamos a ir esta tarde al pueblo.
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–Ah, bueno.
– ¿Necesitas que te traiga algo de allá?
–Tal vez algo de verduras porque ya se están acabando las frescas.
–Muy bien hija, oye te noto rara ¿segura que estas bien?
–Si papito, no te preocupes.
Yo por dentro me moría por gritarle que mi tío estaba abusando de mí y que temía quedarme a solas con él. Oye papá ¿crees que podría ir contigo y con mi hermano para el pueblo? –pregunté con la esperanza de que dijera que si–. No creo hija, voy a llevar a algunos hombres que me ayuden para traer varias cosas pesadas en la camioneta, no vas a caber –dijo–. Su respuesta me decepcionó y me lleno de miedo.

Toda la tarde me quedaría a solas con mi tío. Mi hermano se levantó después de mi padre y lo acompañó a desayunar junto con mi tío. Mientras ellos comían el me miraba con un deseo desbordado. Sabía que estaba contando las horas, impaciente por que mi hermano y mi padre se fueran para tomarme a la fuerza. Por dentro él se frotaba las manos, imaginaba seguramente las maneras en las que me tomaría, las cosas pervertidas que le haría a mi cuerpo. Más tarde, después de comer, mi padre y mi hermano salieron al pueblo, era un largo camino y estaba lloviendo un poco. Vayan con mucho cuidado –les dije mientras me despedía de ellos–. Mi padre me dio un beso y se fue en su camioneta con algunos de los trabajadores. Pasaron unas horas y la lluvia arreció mucho. No paraba de llover y el viento soplaba tan fuerte que parecía que silbaba. Quite rápidamente la ropa que había lavado por la mañana y que había colgado en los tendederos antes de que se mojara aún más.
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Como no había nadie que me ayudara quede empapada y temblando de frio. Mi playera se había transparentado toda y mis pezones reflejaban claramente el frio que tenía. Mi tío había estado sentado toda la tarde en la sala bebiendo y se había quedado dormido. Lo único bueno de eso es que eso daría tiempo para que mi padre y mi hermano llegaran y así no tendría que lidiar con él.
Después de haber tendido la ropa dentro de la casa escuche el teléfono de la casa. Oye hija soy tu papá, los hombres y yo nos quedamos atrapados del otro lado del puente, el río se desbordó y no vamos a poder cruzar hoy, tal vez hasta mañana si la corriente baja –dijo mi padre por el teléfono–. No puede ser papito, no me digas eso –dije–. Si hija, lamentablemente no podremos regresar, cuídate mucho y no salgas para nada, el tiempo está muy feo ahorita –dijo–. Si papa, no te preocupes no saldré –respondí a su petición asustada profundamente–. El sonido del teléfono había levantado a mi tío y me estaba buscando. Yo trate de ir a encerrarme a mi cuarto, pero justo antes de llegar el me atrapó. ¿A dónde crees que vas chiquita? –Preguntó mientras me estrujaba entre sus brazos–. Voy a mi cuarto, déjeme por favor, yo ya no quiero hacer nada con usted –respondí–. Tú vas a hacer lo que yo diga chiquita, además, ahora que probé esa conchita tuya, no puedo dejarla, me hice adicto a ella –dijo mientras frotaba mi vagina por encima de mi shorts–. No por favor, ya no más tío, no me haga más daño –dije–. El metió su mano debajo de mis shorts, pasando por mi ropa interior y llegando y haciéndose dueño a la fuerza de mi vagina con sus dedos. Me penetro con sus dedos mientras yo lo empujaba y lloraba rogándole que no lo hiciera. El hacía caso omiso de mis ruegos y solo seguía metiendo sus rugosos dedos en mi interior haciendo que mi vagina tratara de cerrarse para no permitirles el paso. La barrera que creaban los músculos de mi vagina sus dedos la derribaban como si fueran un fuerte ariete perforándola con fuerza y haciéndola caer. Con intensidad dominaba mi vagina mientras besaba mi cuello manoseando mis senos con su mano libre. Metió su lengua en mi oreja y la penetraba llenándola con su apestosa saliva que tenía un olor horrendo a cerveza y cigarro. Mis fuerzas eran insuficientes para alejarlo y él se molestaba por mis intentos por cesar su placer. Mira si no dejas de estar resistiéndote le voy a decir a tu papito que es lo que hace su nenita cuando baña a su caballo –dijo mientras me tomaba fuertemente del cuello–. ¿Vas a cooperar o no? –preguntó molesto–. Yo asentí con la cabeza y el me cargo entre sus brazos. Yo me tome de su cuello resignada, sabiendo que él ya era mi dueño.
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Me tiro en la cama y comenzó rápidamente a desabrochar su camisa. En un minuto quedó totalmente desnudo y con su pene erecto y casi chorreando de la punta. Quítate ya la ropa a la chingada, ya me anda por joderte chiquita–dijo muy exaltado–. Yo le obedecí y me quite la ropa, lo hice despacio tratando de retrasar el momento lo más posible, pero sabía que era inevitable, nadie podía llegar en mi auxilio. Me desnudé por completo para el pero me sentía muy avergonzada. Me tape con mis manos mis partes más íntimas y le rogué una última vez a mi tío que no lo hiciera.
El solo miraba fijamente mi cuerpo y masturbaba su pene. Se acercó a mí y me jaló fuerte del cabello poniendo mi cabeza contra el colchón. Comencé a llorar por que me lastimo mucho. Mis lágrimas caían en las sabanas de la cama y él se molestó debido a mi llanto. ¡Ya cállate el pinche hocico! –Grito mientras me abofeteaba fuerte en varias ocasiones–. Yo llore más fuerte y él se molestó aún más. Me presiono la cabeza contra las sabanas para que se encargaran de ahogar mi llanto y sin pensar ni un poquito en mi me penetro brutalmente en el ano. Yo gruñí de dolor y el gimió de placer. Así me gusta bien cerradita –dijo mientras sin misericordia destruía mi ano con su asqueroso pene–. Yo solo sentía como me penetraba y jalaba mi cabello de una manera brusca y bruta haciendo que mi cabeza se arqueara hacia atrás y se lastimara mi cuello. Mis lágrimas no paraban de brotar y el no cesaba de embestir mi ano.
Los golpes de su abdomen bajo con mi trasero no cesaban y yo no podía hacer nada. Comencé a sentir como mi tío respiraba más agitadamente y sus embestidas se hacían más rápidas. Adentro no, por favor no se venga adentro –implore–. Él no me escucho, siguió violando mi ano y de un segundo a otro se detuvo. Un caliente liquido inundo por completo mi recto. El gemía y gritaba de placer mientras me tomaba de la cintura y dejaba descargarse a su polla en mi interior. Yo comencé a llorar aún más fuerte y él se salió de mí. Me quede llorando en posición fetal llena aun por su semen.
Sentía como su semilla brotaba lentamente hacia afuera de mi ano y el encendió un cigarrillo acostado de lado mío. Después de darle algunas fumadas me acaricio el cabello y me dijo –no creas que fue todo mi amor, esta fue solo la primera vuelta, te voy a dar rudo toda la puta noche hijita, así que prepárese. 
Entonces, después de un rato estaba completamente recargado, yo me encontraba destruida en la cama con mis piernas abiertas, y mis enormes tetas expuestas

El segundo round era mucho más intenso, primero se abalanzó encima de mí y comenzó a chupar mis tetas
Parecía un bebé, con mucha hambre, trataba de succionarlas. Quería que salieran leche de ellas hasta me mordía

Luego volvió a meterme su verga en mi vagina y comenzó a bombear. Él tenía el dominio, me dominaba por completo, en ese momento, éramos macho y hembra y yo era la hembra su hembra
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Mis gemidos empezaron a sonar más fuertes, me había obligado poco a poco aceptaba la realidad de qué ahora yo era de su propiedad, yo era su mujer

Mientras me penetraba mis tetas rebotaban, cuando sentí como mi útero, se llenaba de semen, empecé a convulsionarme. Mis ojos estaban en blanco, luego él se puso abajo y me pidió que cabalgar a su verga, yo estaba arriba ahora.
Mientras colocaba su enorme verga, y la entrada de mi vagina, un cosquilleo, seguido de una electricidad intensa, recorrió mi espina dorsal, y cuando quedó completamente dentro de mí, quede paralizada sin embargo, mis caderas se movían solas, y poco a poco aumentaba la velocidad y junto a él, mis gemidos de puta

mis enormes tetas, saltaban, mi tío, las veía hipnotizado mis tetas son lo más grande que había visto, mientras las veía vaciaba cosas sobre que era una chichona, súper ardiente y muy puta

Me incliné un poco hasta que mis pechos quedaron tocando sus cachetes, y mientras mis caderas se movían mis tetas, golpeaban suavemente los cachetes de mi tío
Me estaba volviendo loca, y cuando él disparó otra carga de semen. Esta vez directamente en el útero sabía que iba a quedar embarazada, mi tío no se cansaba, me estaba cogiendo casi toda la noche y era un cabrón, pero me gustaba su verga, por fin me había obligado y yo quería más.

Su semen se sentía también. Dentro de mí, era cálido y pegajoso.

Cuando terminamos de coger, era oficial, me había embarazado
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Tuvieron que pasar dos meses hasta que mi padre se enteró, pues mi vientre se veía muy grande. Mi tío tuvo los huevos para decirle que el papá de mi bebé era él al principio, se enojó mi papá pero después se le pasó y nos dio la bendición

Me iba a casar con mi tío, nunca creí que terminaría así, me terminé mudando a su casa, yo era su mujer, ahora hacía las tareas domésticas y simplemente me cogía por las noches

Y me gustaba, me encantaba ser su mujer



Capítulo 4: el origen 



Era época de verano y normalmente vendíamos las reses que ya estaban listas en ese tiempo. Mi padre había tenido una buena temporada en el rancho con la venta de y habíamos ganado mucho dinero. Tenía mucho tiempo que no lo veía tan feliz. Esa noche cenamos toda la familia y mi padre no paraba de sonreír y de arquearse a carcajadas por los estúpidos chistes de mi hermano. Todo iba muy bien. Mi madre nos mejoró la noche contándonos que en un par de semanas vendría mi tía Mary con mi primita de cuatro años del mismo nombre.
–Van a venir al rancho a visitarnos en un par de semanas, mi sobrinita cumple años por esos días y quiero organizarle una fiesta muy linda, quiero que tú me ayudes July.
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–Claro mamita, no te preocupes, yo con gusto te ayudo para tener todo listo.
–Yo ya sé que regalarle a la pequeñita –dijo mi padre.
– ¿Y cuál es ese regalo papá? –pregunté.
–Pues un pony para que lo cabalgue cuando venga de visita la chiquilla.
–Bueno, esa es una gran idea papito. Yo creo que le va a encantar –dije.
Yo, por las noches y cuando todos dormían, visitaba a mi potro tan bello en las caballerizas. A llegar junto a él mí olfato era invadido por el aroma a excremento y paja mezclados en uno solo. El cabello de su cola se agitaba de lado a lado y yo acariciaba su lomo dulcemente mientras él acercaba su gran cabeza hacia mí como saludándome.
–No sabes cómo me gustaría estar contigo, pero tengo tanto miedo que me puedas lastimar–. Mi caballo solo resoplaba el tufo de su hocico en aquella noche fresca. Yo seguía acariciándolo y besaba dulcemente su cabeza.
–Esta noche quiero complacerte hasta que estés satisfecho chiquito, yo sé que no has podido montar a ninguna de las yeguas pero yo voy a darte mi garganta hasta que tu polla este saciada –dije mientras lo seguía acariciando.
En mi mente yo tenía la idea de que el realmente me comprendía. Su cola se movía mas rápido cuando estaba cerca de él y en ocasiones relinchaba como si lo hiciera de alegría. Yo me quité la blusa por encima de los hombros y abrasé a mi potro mientras él seguía con su cola moviéndose alegremente. Mi piel tocaba la suya y ambos podíamos sentir el calor del otro. Mi enorme busto rozaba con su dorso tan firme haciendo que por la excitación mis pezones se pusieran erectos y rozaran su piel, estaban completamente duros y sensibles. Se escapaban pequeños gemidos mientras me frotaba eróticamente contra él. Mi respiración estaba agitada. Mi garganta se había secado y mi corazón bombeaba sangre con fuerza y muchísima intensidad. Podía sentir mi pulso en mi cuello como si hubiera corrido quince minutos seguidos. Mi excitación se acrecentó tanto que no pude aguantar más la lujuria contenida toda en mi entrepierna. Me quite los shorts que llevaba y los arroje al montón de paja en la caballeriza.
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Puse un pequeño banco que usaba para bañar a mi caballo y lo use para montarme en él. Mi vagina de inmediato sintió su corto pelaje y yo apreté los labios de inmediato mientras sentía aquel duro borde lumbar. Sus patas estaban amarradas para que no tuviera la ansiedad de moverse y yo comencé a moverme de adelante hacia atrás. Mi caballo se mantenía inmóvil mientras yo saciaba el deseo de mi vagina con su lomo tan duro. Los huevos de su columna y los incontables relieves de ella me hacían gemir cada vez más fuerte.
<> pensé. Mis movimientos de cadera eran instintivos. Con cada movimiento un gemido se escuchaba por toda la caballeriza haciendo eco en aquella obscura noche. Me sujete firme del cabello negro de su cabeza y lo monte con más furia y pasión. Una corriente eléctrica invadió mi juvenil figura y mi espalda se dobló hacia atrás dejando escapar mi orgasmo encima del firme lomo de mi caballo mientras levantaba mi vagina expulsando tantos chorros encima de él.
Sentía que me faltaba el aire y me había puesto a descansar encima de mi enorme potro con mi cabeza encima de su cuello. Lo besaba dulcemente mientras seguía recostada en su lomo humedecido por aquel intenso orgasmo que lo había bañado enteramente.
Cuando por fin pude recuperar el aliento bajé de su espalda. Mis piernas aún estaban débiles por aquel orgasmo tan complaciente y me sentía en deuda con el por haberme hecho disfrutar ese placer tan divino. Use el banco que había ocupado para montarme en él y lo puse justo al nivel de la polla de mi amado potro. Su polla enorme estaba escondida en el saco que todos los caballos tienen. Yo me acerque a él y lo besé en su panza.
–Ándale chiquito, saca a ese muchachote para que yo lo pueda besar –dije mientras lo acariciaba con mis manos por toda su polla y testículos.
Mi caballo movía la cola y había comenzado a relinchar de nuevo. En un par de segundos aquel miembro tan enorme comenzó a sobresalir vigorosamente de entre aquella pequeña bolsa. Lucia majestuoso y bestial como siempre. Lo tomo delicadamente entre mis manos y podía sentirlo crecer poco a poco. Mis manos ya no podían cerrarse por la circunferencia tan amplia de su miembro tan viril. Volvió a relinchar de golpe mientras movió fuertemente la cola de nuevo. Yo me acerque poco a poco a él y al estar tan próxima a su miembro, este reacciono al calor de mi aliento levantándose aún más. Lleve su glande de peculiar forma a mi boca y pude sentir como mi vagina se humedecía solo con probar en mis labios su sabor a macho. Mis labios húmedos y suaves besaban tiernamente su monstruoso miembro y el reaccionaba resoplando fuerte y relinchando de la misma manera. Su pene era tan duro como el acero y golpeaba en su vientre por la excitación. Yo tenía que tomarlo con fuerza y llevarlo a mi boca mientras me masturbaba intensamente. Mi caballo trataba de mover sus extremidades por la ansiedad de querer montar una yegua por la excitación y yo no paraba de mamarlo. Mi caballo se acercaba cada vez más al orgasmo con cada uno de mis lengüetazos y yo también lo hacía con las yemas de mis dedos.
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–Ya mi amor dame tu lechita –dije mientras jalaba a toda velocidad su enorme verga con ambas manos, implorando desesperadamente con mi lengua por su abundante semilla. Unos segundos después relincho fuerte como si lo golpearan en el trasero con una fuerte palmada y eyaculo a borbotones. Su espeso semen me bañaba por completo. Mis senos estaban por completo empapados de su leche y mi boca estaba rebosante. Llena y a punto de ahogarme con ella. Pase la que pude por mi garganta y la demás cayo lenta y suavemente por mis senos acariciando mis pezones mientras descendía. No había llegado al orgasmo pero no me importaba, estaba satisfecha por haber hecho gozar a ese animal que tanto amaba. Hubiera deseado estar con él, pero no podía ni siquiera imaginar el daño que un pene así podría hacer en mí, aun joven vagina. Lo bese en su frente y puse su cabeza entre mi pecho abrazándolo con cariño. Me limpie su leche con una manta sucia que había por ahí y volví a la casa plena y satisfecha, y con el sabor de su semen aun en mis labios. Dormí con mi cuerpo pegajoso lleno de su semen seco por cada centímetro de mí.
Al siguiente día mi padre llego a la casa con uno de los transportes que usábamos para mover a los caballos. Me había dado curiosidad y le pregunte:
– ¿A cuál de los caballos traes ahí papa?
–A ninguno hija, aquí traigo el regalo para tu primita.
–Vaya, el pony, ya lo trajiste que bien
–Sí, lo conseguí esta mañana, ahora solo falta que ella le ponga nombre.
–Yo creo que le va a encantar –dije mientras el pony bajaba por la pequeña rampa metálica.
Mi padre lo metió a una de las caballerizas. Tenía un color café claro y un cabello muy lindo que caía por su espalda. Yo me mordí el labio con una curiosidad impaciente. Quería descubrir cuál era la forma de esa polla. Me moría por descubrirlo y me propuse esa noche hacerlo.
Espere a que todos durmieran y fui a hacerle una visita. Estaba comiendo un poco de alfalfa cuando llegué. Abrí la puerta de su lugar y la cerré detrás de mí. De nuevo el olor a excremento llenaba el lugar. Su altura era notablemente diferente. Sus patas eran cortas y tenía la cabeza más gruesa y gorda. Yo me agache para poder ver su miembro tomándome de su vientre como punto de apoyo. Su polla extrañamente colgaba. Era mucho más pequeña que la de un caballo pero el grosor era casi igual. Yo no espere ni un segundo y lleve mi mano hacia su pene acariciándolo con fuerza y haciéndolo crecer entre mis manos. Cuando por fin creció no tenía más de 45 cm de largo no era tan grande como mi potro y por ese momento se me ocurrió una idea de la que me arrepentiría después. Fui a la bodega por algunas de las feromonas que usábamos para que los potros se pusieran más ansiosos por montar a una yegua. La verdad en ese momento por la excitación no pensaba muy bien las cosas. Regrese de inmediato a donde estaba el pony y tenía aun la polla enorme.
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 Me desnudé por completo e hice lo más estúpido que pude hacer. Rocié las feromonas encima de mi cuerpo. El pony empezó a relinchar como loco solo después de algunos segundos. Estaba con la polla dura como un fierro y se movía de arriba abajo como un péndulo. Yo me apoye en la reja que cerraba su caballeriza y me agache lo más que pude para que el me montara. Sin dudarlo aquel caballo en miniatura puso sus extremidades delanteras por encima de mí colocándolas en la reja y su enorme polla desesperadamente trataba de encontrar mi húmeda vagina. Yo lo dirigí con una mano y cuando entro sentí por primera vez el dolor. Más de la mitad de su gruesa y larga polla entro de golpe. ¡Nooooo! –Grite con fuerza mientras tallaba mi dentadura superior con la inferior tratando de soportar aquel duro dolor-. El pony embestía con fuerza y profundidad una vez tras otra. Primero era solo la mitad, luego un poco más de la mitad, después casi 35 centímetros estaban dentro. Mi vagina nunca se había sentido tan destrozada. Mis ojos estaban en blanco y gritaba de dolor. Tanto era mi sufrimiento que no me importaba si me escuchaban en el rancho, no lo podía soportar. Después de un minuto medio que me pareció una eternidad aquel miembro duro como hierro se hizo blando como un malvavisco y lleno mi interior con litros de leche espesa. Su enorme miembro se inflaba cada chorro y dejaba salir su semen en mi interior como si quisiera que tuviera a su pony. Cuando el caballo en miniatura termino descendió de mi espalda relinchando y con las patas algo débiles yo caí sobre la paja y rendida mi vagina sangraba y se derretía con el fluido pegajoso que la inundaba por completo.Esa noche no pude dormir del dolor

Después de haber estado con el pony que había traído mi padre para obsequiarlo. Me sentía muy adolorida. La forma en la que aquella bestia me había montado había sido terriblemente brutal. Su gran miembro me desgarro tanto que tuve que decirle a mi hermano que me llevara con el médico, sin decirle lo que realmente me estaba pasando. Mi padre me dio dinero para ir con el medico del pueblito que está cerca del rancho y mi hermano me llevo en la camioneta de papa.
El camino era muy empedrado y cada movimiento brusco de la camioneta hacia punzar el dolor que había en mi vagina. Sentía como si me fuera a reventar con cada brinco de aquel viejo vehículo. Hacia muecas de dolor y mi hermano me pregunto:
-¿Te duele mucho Julia, que es lo que sientes?
-No, solo es que me duele un poco el estómago, es todo.
-¿Quieres que acelere un poco el ritmo de la camioneta?
-No hermanito, así está bien, solo trata de no pasar por tantas piedras, que me duele más –dije mientras me tomaba el estómago con ambas manos.
-No te preocupes, ya vamos a llegar.
-Está bien.
Mi hermano detuvo la camioneta y la estaciono fuera del consultorio del doctor. Era un viejo consultorio con un doctor algo joven porque el antiguo ya se había retirado y no ejercía más. Era un hombre muy guapo y con un aspecto algo caucásico. Me sorprendió mucho lo atractivo que era, pero en ese momento no podía pensar en nada mas que no fuera aliviar ese tremendo dolor que emanaba de mi vagina. Había varias personas esperando la consulta por delante de mí y yo estaba que ya no aguantaba el dolor. El día anterior el pony había llenado mi interior con su semilla con furia, como si hubiera querido preñarme y yo había quedado completamente destrozada. Paso el tiempo y la consulta se recorría de manera muy lenta.
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Las personas duraban casi quince minutos dentro y yo me enfurecía mas por eso, la verdad ni siquiera se veían tan enfermos. Después de un largo tiempo por fin fue mi turno. –Pasa por favor –dijo el guapo doctor mientras se asomaba por la puerta de su consultorio-. Yo entre apresuradamente y le dije a mi hermano –espérame aquí, ahorita vuelvo-. ¿Estas segura que no quieres que entre contigo?, no conocemos a ese tipo –dijo con notables celos dibujados en su rostro-. No te preocupes, no me va a pasar nada, es un doctor menso –dije. Entre a el consultorio del doctor y cerré la puerta muy despacio. Yo llevaba una blusa amarilla apretada y mis senos resaltaban a la vista. No llevaba sostén porque me había ido muy rápido en la mañana por el dolor y no me dio tiempo de usar uno. Me había ido apenas levantándome. El doctor me hizo para atrás la silla del consultorio para que yo me pudiera sentar, como todo un caballero y yo le agradecí mientras acomodaba mi minifalda y cruzaba las piernas sensualmente frente a sus ojos. Para la edad de 18 años tenía muy buenas piernas. Frondosas y gruesas con la piel color caramelo y sin ningún bello en ellas. EL doctor tosió un poco acomodándose en la silla y comenzamos a platicar.
-Yo soy el doctor Martin, tengo poco aquí y estoy conociendo a las personas del lugar apenas –dijo mientras me regalaba una linda sonrisa.
-Yo no vivo aquí, solo vengo por vacaciones, vivo en la ciudad.
-Yo también, estoy haciendo mi servicio social en este pueblito.
-Oh eso está bien, me llamo Julia, July para los amigos –dije mientras le extendía la mano.
-Mucho gusto –dijo mientras me estrechaba la mano de una manera delicada pero muy firme.
-Cuéntame Julia, ¿qué es lo que te trae a mi consultorio? –quiso saber el joven doctor.
-Bueno es algo vergonzoso, no vendría, si no es porque ya no soporto el dolor.
-Bueno empieza por decirme cuáles son tus síntomas, y veré si yo te puedo ayudar.
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-Lo que pasa es que tengo un dolor muy punzante en mi vagina, y tengo miedo de que sea algún desgarre.
-Bueno, quítate la ropa y vamos a revisarte.
Yo dude un poco para quitarme la minifalda, pero él me miro y me dijo –no te preocupes, soy un profesional y no eres la primera chica que veo desnuda en el trabajo Julia-. Yo me reí un poco nerviosamente y me quite la ropa quedando completamente desnuda de la parte baja ante él. El doctor Martin me vio fijamente y no dijo nada. Por unos momentos enmudeció viéndome de pies a cabeza. -Siéntate… siéntate aquí –dijo mientras pasaba de manera angustiosa, saliva por su garganta-. Yo me recosté en aquella pequeña cama especial para consulta y él se colocó en la parte cercana a mi joven y dulce vagina. -Por favor abre las piernas –dijo mientras se acercaba más y más a mi hoyo vaginal. Casi podía sentir su cálido aliento en mi sexo y el me ayudo tomándome de las piernas y abriéndolas un poco con sus manos, como si estuviera a punto de atacar con sus labios, a besos apasionados, mis labios vaginales. Yo apreté mis labios por pena tal vez y el uso una pequeña lámpara para poder ver en el interior de mi adolorida y maltratada vagina.
-Ya pude ver cuál es el problema Julia –dijo mientras seguía viendo hacia adentro de mi vagina.
-Dígame July por favor Dr., y por favor dígame ¿qué es lo que tengo?
-Lo que tienes son desgarres en tu vagina un poco profundos July –dijo mientras se incorporaba de nuevo.
-Bueno es que mi novio es muy rudo –dije mintiendo por la situación.
-Las relaciones sexuales deben de practicarse con cuidado y sobre todo con responsabilidad –dijo mientras yo me ponía la ropa interior.
Sus ojos no abandonaban ni un segundo el contorno de mi figura y antes de que terminara de vestirme dijo –bueno ya que estas aquí podría hacerte un examen de glándula mamaria, ¿hace cuánto que no te haces un chequeo de tus pechos? –pregunto curiosamente-. Bueno, nunca me he hecho uno –dije algo preocupada por no saber que debía. -Bueno no te preocupes solo quítate la ropa, tu blusa y tu sostén y siéntate de nuevo en esta cama –dijo mientras palpaba la cama con golpecitos. El buen doctor no podía tener más de 35 años, llevaba una barba muy delineada y de aspecto rasposo y muy alto con el cabello color café y la piel muy blanca como la leche. Su tono muscular era demasiado atlético y tenía unos ojos muy bellos. El día de hoy pude ver como se aprovechó de la situación pero en ese entonces yo no sabía muy bien de que iba un examen de seno.
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-Entonces me dices July, que nunca te has hecho un examen de seno.
-La verdad no, no sabía que a mi edad debía hacérmelo.
-Pues desde que se desarrollan las glándulas mamarias es necesario hacerlo.
-Bueno, ¿pues qué debo hacer? –pregunte curiosa.
-Solo debes quedarte inmóvil, yo voy a tocar tus pechos para ver si hay algo anormal y después ver si algún fluido sale de tus pechos –dijo con voz queda y dudosa.
-¿Y cómo va a ver si algo sale de mis pezones?
-Bueno tengo que succionarlos con una pequeña bomba que tendría que tener, pero como no tenemos presupuesto para comprar una tendré que hacerlo con mi boca.
A mí eso me pareció muy extraño pero acepté por mi inocencia y mi confianza en él. El doctor comenzó amasar mis pechos al natural llevándolos de abajo hacia arriba recorriendo cada parte de la piel de ellos. Yo apretaba y mordía mis labios mientras el pasaba sus suaves y cálidas manos por mi piel. No siento hasta ahora nada –dijo mientras seguía apretando con fuerza mis pechos, pellizcaba levemente mis pezones, yo suponía que eso no formaba parte de él examen pero no me importaba porque me estaba haciendo sentir muy bien. Mi vagina ya había empezado a chorrear y por momentos olvidaba aquel punzante dolor de mi vagina.
-Creo que ya es hora de que verifique si no sale ningún líquido extraño de tus pezones.
-Está bien, solo no lo haga tan fuerte.
-No te preocupes, no es mi primera vez.
-Bueno confiare en usted.
-Ya no digas más –dijo mientras llevaba su boca a mis pezones.
Al sentir su barba rasposa, un cosquilleo travieso recorría todo mi cuerpo dándome una sensación de satisfacción profunda. Succionaba mis pezones con fuera y yo ahogaba mis gemidos en mi mano derecha casi mordiéndola por el placer. El doctor no paraba de succionar como un niño pequeño. Yo no podía aguantar más y sujete su cabeza contra mi pecho dándole luz verde para que hiciera lo que quisiera con ellos. El chupaba de manera pervertida mis pezones y lamia toda mi teta de una manera alocada. Yo seguía sujetándolo con ambas manos y el doctor lentamente llevo su mano bajo mi falda. Yo reaccione y él me dijo –shhh, no te voy a lastimar chiquita, voy a ser muy cuidadoso-. Yo sujetaba su brazo mientras él me quería meter la mano. Después de sus palabras reconfortantes confié en el y solté su brazo. Él lo llevo debajo de mi falda pero no lo acerco a mi vagina. Lo metió directo a mi ano, yo voltee los ojos hacia atrás y sentí la calidez de su mano haciendo suyo mi ano. Los dedos largos del doctor exploraban mi esfínter y yo disfrutaba de su calor.
-Así te gusta verdad putita, supe desde el momento que te vi que eras una puta chiquita
-No lo soy, no lo soy, no diga eso.
-Tal vez por eso tienes todos esos desgarres, porque te gusta que te traten como una callejera barata.
-No es así, si le dijera por que los tengo, no me creería.
-Bueno eso no importa, yo no voy a lastimarte más, después de todo soy doctor, yo curo no lastimo.
Se sacó la polla que era delgada pero muy larga del pantalón y bajo bruscamente mi pantaleta de nuevo. Su polla apuntaba peligrosamente a mi ano y él lo frotaba con toda su pre eyaculación brotando de la punta y queriendo taladrar mi esfínter. Me beso los senos de nuevo y de golpe metió su polla a la par de que yo sentía su barba ríspida en mi piel. ¡Ahhh! –Grite de dolor mientras él me ponía una mano en la boca-. Cállate el puto hocico, te van a escuchar los pacientes aquí afuera –dijo mientras apretaba los dientes y me penetraba más fuerte y violentamente-. No podía creer la manera en la que me cogía, era como si no me respetara en lo absoluto. Su pene se llenaba de mi mierda porque no iba preparada y no me había limpiado bien el ano. Mira toda la mierda que me estas dejando en la verga puta –dijo en voz baja-. Siguió metiendo y sacando mierda de aquella mina profunda que era mi culo. Destrozándolo cada vez más hasta el punto de no poder escapar de él. Me sujeto del cuello firmemente y gimió apretando los dientes. SU polla invadió con un ejército de espermatozoides las fronteras de mi intestino mientras yo gemía ahogando mi pasión entre mis dedos. El cayó encima de mi pecho chupándolo sin sacar su polla ya aguada de mi ano. Que buena cogía por dios –dijo mientras su verga salía lentamente de mi ano dejando caer inmensos chorros de blanco y espeso semen de él.
Embarazada

Quiero que regreses en una semana a checarte conmigo Julia, debo revisarte de nuevo, tomate esto para el dolor y la posible infección y descansa esa vagina, que quiero usarla también.
Me dio una nalgada cuando iba rumbo a la salida y yo me fui con mi hermano después de esa experiencia, me empezaron a gustar las vergas y sobretodo las grandes desde este punto no había vuelta atrás me había vuelto una puta, pero de clóset, nada ni nadie sabía mis oscuros secretos hasta que mi tío llegó y cambió todo
Tanto, así que me dejó embarazada y me hizo su mujer

1 comentarios - Soy una chica chichona, y mi tío me coge Pt.2🍒🍑