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Destinado a los cuernos Capitulo III

Así continuo mi relación con Cami, todo parecía ir bien, como pareja nos entendíamos mejor y comenzábamos a crear un proyecto de vida, ya saben, pensar en el futuro, lo cual es señal de una relación sana y duradera. Para nuestras familias todo iba en serio, la idea de vivir juntos nos atraía, aun sin casarnos por supuesto, tema que no parecía ser del agrado de nuestros padres, pero viendo que no íbamos tan mal tendrían que resignarse y aceptarlo.


En el sexo… nos atraíamos, jugábamos a seducirnos, se vestía sexy con su ropa de calle y sexy en su ropa interior, se había vuelto más sexual, me demostraba que su cuerpo joven ardía de deseo, normal en el sexo de cualquier pareja joven, bueno, casi normal excepto por un detalle, en la cama nunca faltaba el nombre de Fernando. Cada vez que hacíamos el amor, fantaseábamos con él, con lo que había pasado y con lo que deseábamos que pasara, como pareja estábamos de acuerdo en nuestro deseo, sin embargo, en la realidad pasaba otra cosa.


Fer se había alejado de Cami, ya no se hablaban ni se frecuentaban, así que, aunque lo habíamos vuelte a poner sobre la mesa entre nosotros, lo difícil sería hacer que Fer aceptara, pero debo decir que lo intentamos. Ella lo contacto y sin tanto rodeo, se lo volvió a proponer, al principio pareció agradarle la idea, hasta que cayo en cuenta que se trataba de lo mismo, él, ella y yo. 


Aunque se le dejo claro que solo ellos tendrían sexo y yo solo seria un espectador, en ese punto se perdió todo, él intento persuadirla, quería tener sexo con ella, pero no me quería ver como observador, como pareja no tuvimos ninguna duda y lo dejamos ahí, decepcionados por el nuevo intento fallido aceptamos que con Fer no iba a pasar nada ya. 


Eso no nos limitó en el sexo, de poco en poco comencé a hacerle ver que no solo Fer la deseaba, le pedí que observara su entorno y se diera cuenta quien la miraba, quien la coqueteaba. Así, en el trabajo salieron muchos candidatos, compañeros de su edad que de vez en cuando coincidíamos en las salidas a bares, ella gustaba de coquetear con ellos, provocarlos, aceptar salir de copas y a la hora de la hora, me llevaba como su acompañante, parando las intenciones de cualquiera de ellos. Nos parecía gracioso, pues ninguno de ellos continuaba con el coqueteo después de verme con ella, era entendible, respetaban y no se arriesgarían a tener un problema con ella o conmigo, pero igualmente nos servía para alimentar nuestra fantasía, la cual en un corto periodo tuvo muchos nombres, Pablo, Miguel, Juan y otros tantos más, hasta que llego Israel.


Israel era diferente a los demás chicos, de hecho, no era ningún chico, pues ya tenía 45 años, de tez morena, él no era de oficinas, sino que se encargaba del transporte en una camioneta de carga pesada, por consecuencia tenía brazos fuertes, manos duras y un carácter duro. Como mi novia siempre había sido amable con todos, no tenía ningún problema con entablar conversación con él, cada que lo encontraba platicaban y se conocían mejor, supo así que estaba casado y era padre de tres, una hija y dos varones.


Al principio me platicaba sobre él y no le daba mayor importancia, no consideraba que le agradara para la fantasía alguien tan mayor y menos con esposa, hasta pasando un tiempo me comento que debido a las altas horas de la noche en que salían y ya que mi horario laboral no coincidía con el suyo, el señor Israel se había ofrecido a acompañarla. Así fueron unos días, todo normal hasta que Cami me platico que el señor había subido de tono la conversación, ya saben, el clásico “eres muy guapa”, “si yo fuera más joven”, a lo que ella solo reía sin tomarlo con mucha seriedad.


Yo le pregunte si le incomodaba lo que le decía, Cami dijo que no le molestaba, de hecho, si le parecía halagador que un hombre con sus años le coqueteara.


K: te incomoda lo que te dice el señor Israel
C: no mucho, de hecho, me halaga un poco que un hombre de su edad se fije en mi
K: bueno, seguro que a él si le gustas, así que intenta ver si algo te puede sacar
C: seguro que sí, ¿tu como hombre que piensas que busca?
K: es obvio, quiere tener sexo contigo
C: no lo creo, es casado y su esposa viene a veces, no creo que quiera meterse en problemas
K: seguro que piensa que tú vales esos problemas
C: jaja, oye…
K: ¿qué pasa?
C: ¿y si le coqueteo como a los demás?
K: ¿pues si no te incomoda coquetear con un hombre mayor?
C: ¿a ti te incomoda que coquetee con un hombre mayor?
K: no, seguro reacciona igual que los demás cuando me vea
C: ok, pues jugaremos un rato con él


Decidida a que solo era un juego, ella comenzó a aceptar sus halagos y hasta a contestarlos pícaramente, el señor Israel estuvo teniendo cuidado de a donde lo llevaría el juego, pero de poco en poco se soltó más subiendo sus apuestas y termino proponiéndole una salida. 


I: ¿qué tal si salimos a tomar algo?
C: claro, al bar que frecuentamos todos los de la oficina
I: no, me refiero a algo mas privado, solos tú y yo
C: ¿no cree que se está tomando mucha confianza?
I: no pienses mal, solo digo que busquemos un lugar donde podamos platicar mejor, sin ninguna otra intención
C: no lo sé, podría mal interpretarse, además tengo novio y no quiero malentendidos con él


La invitación quedo así, Cami jugaba con él, pero tampoco es que pensara aceptar a salir y menos a solas, podría ser menor que Israel, pero no era nada inocente, sabía que de aceptar eso solo tendría un fin. Israel no desistió, los días que podía acompañarla lo hacia y siempre buscaba la forma de recordarle su propuesta, esto tenia a Cami muy sensible y todo eso lo desahogaba en la cama conmigo.


Ahora la fantasía tenia nombre de Israel, a ella le gustaba sentirse deseada por un hombre mayor y casado, y lo mismo me pasaba, saber que alguien no parecía molestarle que tuviera novio me causaba vértigo, pero en el fondo pensaba que seria tal cual que los demás, así que un día planeamos que yo llegaría de sorpresa por ella. A la salida de su trabajo, ella salió como de costumbre, la vi caminar a lo lejos y detrás de ella salió corriendo Israel, es verdad que se les veía animados, con una buena química, como si de verdad fueran una pareja, hasta que al fin los tuve cerca de mí.


Me acerque saludándola de beso y ella me correspondió, Israel se quedo pensando por un momento, pero pronto cayo en cuenta de que estaba frente al novio de Cami, para romper el hielo salude.


K: mucho gusto, Karin para servirle
I: hola que tal, mucho gusto
C: te presento al señor Israel, un compañero
K: así que usted es Israel, me han hablado un poco sobre usted
I: espero que solo cosas buenas
K: bueno, si, bastantes cosas
I: igual me han hablado de ti, debo admitir que por como Cami hablaba creí que serias un poco mayor
C: de hecho, es menor a mí por unos meses
I: ¡como!, ¿sales con un niño?
C: solo es poca la diferencia, además, por mi complexión siempre parezco menor de lo que soy
I: es verdad, a mi lado casi pareces mi hija
C: si, por la edad bien podría ser usted mi padre
I: bueno, un gusto conocerte Karin, cuida mucho de Cami, no me la dejes tan sola
K: no se preocupe, le aseguro que estaré más seguido por aquí


Lejos de lo que había imaginado, la realidad es que el ambiente fue bastante tenso, a diferencia de los demás compañeros de Cami, el señor Israel no se mostro perturbado por mi presencia, de hecho, aprovecho para imponerse un poco, al final de nuestra pequeña conversación se despidió de mi sujetándome fuerte la mano y con su mirada fija en la mía, de inmediato note la diferencia de fuerza, tamaño y firmeza, lo de transportista de carga no era en vano, una vez que me soltó se despidió de Cami tomándola por la cintura y acercándola a él con la misma fuerza e intensidad con la que me había sujetado la mano, le dio un beso en la mejilla y nos dejó solos. 


Nos miramos y entendimos lo que había pasado, nos dirigimos hacia mi departamento con mucha prisa por llegar, una vez ahí, nos besamos apasionadamente, despoje a Cami de su ropa, la recorrí con mis manos y la recosté, la comencé a besar por sus piernas y rosando cerca de su sexo, la respuesta de su cuerpo era increíble, se arqueaba y gemía cada vez que pasaba cerca de su vagina, subí un poco más y de nuevo la bese en la boca, pero a su vez, jugueteaba con mis dedos en su entrada.


K: dime, ¿fue como esperabas?
C: algo así, ¿y tú?
K: creí que sería como los demás, que me vería y se iría
C: pues ya ves que no fue así
Su respiración se incrementaba conforme conversábamos sobre lo sucedido, yo a modo de tortura la rosaba en su intimidad, pero no introducía mis dedos en su interior.
K: ¿y cómo te sientes?
C: ¡Yo!, ¿cómo te sientes tu?
K: no lo sé, algo molesto supongo, se pasó un poco de la raya
C: ¿por lo que te dijo?, ¿te hizo sentir como un niño?
K: en parte, me recalco que era menor a ti
C: jaja, ¿eso creíste?
K: si, me dijo que era niño comparado contigo
C: no… te dijo que eras un niño comparado con él
No lo había pensado así, pero quizás era cierto, Cami había percibido algo diferente a lo que yo, sin más preámbulo, introduje sus dedos en su interior y la comencé a estimular.
K: ¿y tú crees que es verdad?
C: pues sí, el es mayor que tú y que yo
K: no me refiero a eso
C: ¿entonces?
K: si crees que es un hombre más adecuado para ti
C: no… al menos no como pareja


La humedad que podía sentir en el interior de Cami era muy abundante, como pocas veces o quizás como nunca la había sentido antes, así como la tenía recostada le abrí las piernas y la penetre, la embestía con fuerza, pero viéndola directo a la cara, para contemplar su cara rendida al placer.


K: ¿sino como pareja, entonces como qué?
Ella estaba excitadísima, gemía pero se aguantaba las palabras, yo acelere mi ritmo buscando estimularla aun más, espernado sus contracciones, una vez que llegaron le insiste
K: entonces como que?
C: como amante
K: eso quieres que sea el señor Israel
C: ahhh
K: dilo, ¿Qué quieres que sea el señor Israel?
C: quiero que sea mi amanteeee


Tras sus palabras, los dos tuvimos un orgasmo intenso como pocas veces, lo que había ocurrido con él nos había brindado sensaciones muy intensas que pudimos explotar durante el sexo en pareja, si bien había cosas que sopesar, los dos estábamos de acuerdo en que nos había gustado la forma en que el señor Israel nos había tratado. Sin querer, habíamos descubierto que los hombres mayores tienen algo particular, testosterona quizás, que los hace más atractivos y definitivamente la testosterona del señor Israel, hacia que Cami se sintiera atraída por él.

Destinado a los cuernos Capitulo III

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