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El maleante que esclavizó a la vecindad

Lo que relataré me ocurrió hace ya una década, pero no había reunido el coraje para contarlo, especialmente porque nadie me creería y en cualquier lugar —excepto una página erótica como esta— habría sido una impertinencia. A la sazón, mi padre había vendido nuestro departamento anterior en busca de una casa propia, y buscábamos las mejores ofertas por todo el estado de Hidalgo. No pienso explayarme en la escabrosa situación que enfrenta ese estado hoy en día pero en aquel momento no estaba tan brutal el asunto.

El caso es que anduvimos de aquí para allá visitando las casas más módicas que hallábamos y en una de tantas acabamos yendo a una vecindad bastante decente y que se veía recién edificada. Mi familia consistía en mi papá, Jacinto de 41 años, mi mamá Lucero de 37, mi hermana mayor Emilia de 17, y yo, Efraín de 13 años. Éramos de clase media tirando a alta gracias a que mi papá se desvivía en su agencia de verificación y reparación automotriz. Al ser 4 miembros, requeríamos al menos unas 3 alcobas y un espacio relativamente amplio, de chiripa la vecindad cumplía los requisitos y encima el monto era razonable. Papá decidió que fuéramos a recorrerla y todos asentimos, al llegar me llamó la atención que nos recibiera un sujeto bien vestido y educado, aunque un tanto amanerado. Decía ser el administrador y muy diligentemente respondía nuestras preguntas y nos mostraba mil ventajas de vivir allí. Todo salía a pedir de boca, sin embargo, noté que nuestros vecinos actuaban de una manera robótica, parecía que fingían hacer su rutina y se les veía como actores. También noté que las mujeres eran todas de muy buen ver, y llamaba la atención que una vecindad entera estuviera habitada por puras mujeres guapas mientras que los hombres lucían cohibidos.

Creo que fui el único extrañado por eso porque mis padres estaban atentos al guía y mi hermana miraba su celular, luego de un rato apareció la esposa del administrador y eso sí desconcertó hasta a mi padre pues ya habíamos deducido que el tipo era joto. La labia de la mujer era sorprendente y de un instante a otro convenció a mamá de mostrarle la azotea mientras que mi padre se quedaría en los pisos inferiores. El supuesto administrador me dijo que me quedara con ellos porque me enseñarían la minicancha que tenían en el patio trasero, y yo accedí; mi hermana seguía en su rollo y al cabo de un rato mamá regresó con una sonrisa de oreja a oreja.

Nos fuimos y mamá estaba ultra entusiasmada con vivir allí, a todos nos impactó la insistencia pero mi padre cedió y a la semana siguiente ya nos habíamos mudado. Yo seguía observando el comportamiento raro de los vecinos; luego de acomodar la plétora de cajas y demás todos terminamos agotados, al anochecer, y sin ningún motivo en particular, se me ocurrió mirar por el enrejado de la zotehuela y de la nada vi a un fulano de hediondo aspecto que vertía algo en la cisterna. Me llené de suspicacia pero no le comenté a nadie pensando que era el velador o algo así, ahora me arrepiento de ello. Nuestra primera noche allí la pasamos bien, al día siguiente nos dispusimos a ducharnos y yo fui el último, pero al entrar recordé lo de anoche y un presentimiento me impidió mojarme así que humedecí mi cabello con el atomizador para planchar y me hice pendejo.

Como la zotehuela era pequeña mamá me pidió que subiera a los tendederos de la azotea a colgar unas colchas, subí refunfuñando y la colgué sin mayor problema, cuando iba bajando las escaleras vi que el fulano sospechoso de anoche iba de subida, así que frené un poco atemorizado y vi que tocó la puerta de la casa del piso superior. Abrió el supuesto administrador con parsimonia y el fulano entró apartándolo violentamente, el administrador dejó la puerta entornada por descuido y me envalentoné para acercarme a fisgonear.

—Quiubo putito, ¿ya comprobaste que los nuevos inquilinos hayan usado el agua?—

—Sí amo, hace un par de horas vi que su bóiler se prendió, no hay duda de que ya todos se bañaron—

—Bien hecho putito, siguete portando bien y quizás deje que bebas mi leche de la pucha de tu vieja jajajaja. El narcótico ese hará efecto pronto, ya me estoy saboreando el culote de la tal Lucero y su pinche hija que ve tu a saber como se llama se nota que es virgen todavía la zorrita, la voy a desflorar bien rico y las voy a llenar de leche para marcarlas como mías.— dijo el fulano bajándose el pants y masturbándose descaradamente.

—No mames ya me puse cachondo cabrón, ¿donde está tu vieja y tu nuera? Necesito desahogar mis cojones—

—Nos están preparando la comida, las milanesas empanizadas que le gustan—

—¿Ah sí? ¡Paula mi amor, ¿es cierto lo que dice tu cornudo?!— gritó

Enseguida, la esposa del administrador salió del umbral de la cocina, iba vestida con un delantal de cocina que le llegaba a medio muslo, y detrás de ella venía una mujer joven de veintitantos vestida igual. Se notaba que no llevaban nada debajo pues las tetas se les desbordaban un poco por la presión del mandil, la verdad es que sentí cosquillas en el pito al verlas.

—Que gusto verlo amo, y sí el cornudo tiene razón, ya están listas las milanesas y la verdura—

—¡Eso chingao!, como buenas hembras me dan de comer de inmediato, pero apúrense que mi verga necesita que la atiendan jaja—

—Ángela ya está sirviéndole su plato, yo traigo la tecate que le encanta—

—Perfecto tetona, eres una zorrita acomedida, te voy a pedir que le enseñes a Lucero y a su hija cómo comportarse después de hacerlas mías—

—Me halaga amo, y claro, sus deseos son órdenes— dijo mientras colocaba la cerveza en la mesa, al alcance del fulano.

—Ven tetona, deja que Ángela traiga lo demás, tú toma asiento aquí— dijo el fulano sentado agitándose la verga.

—Con mucho gusto amo, ¿quiere pucha o culo hoy?—

—Métetelo donde quieras mi reina, te lo has ganado—

Paula enseguida le dio la espalda al hombre, mostrando sus carnosas y límpidas nalgas, sujetó la verga del tipo y la apuntó a su vulva antes de sentarse sobre ella dócilmente.

—Ahhh que rico bebé, date de sentones como ya sabes mamita—

Paula obedeció sin rechistar y comenzó a hacer sentadillas sobre la verga del fulano con una cadencia impresionante. Los aplausos del choque de sus carnes retumbaban por toda la sala y el fulano hacía muecas de placer envidiables. Introdujo ambas manos bajo el delantal para apresar las tetas de Paula y amasarlas como poseso mientras ella no bajaba el ritmo.

—Ahhh, así mamacita así, ahhh, sácame toda la leche bebé—

—Ay, ahhh, nunca me cansaré de complacerlo amo, usted es un macho alfa y lo merece—

—¿Ya empezaron a coger y no me esperaron?— preguntó Ángela, la nuera del administrador por lo que entiendo, a la vez que acomodaba el plato de milanesas frente al amo.

—Ángela, mi dulce nalgona, aahhh coge bien rico tu suegra. Se ven deliciosas esas milanesas pero tú sabes que es lo que más me gusta comer preciosa—

—Ay amo, me encanta cuando me chupa ahí, déjeme acomodarme— dijo Ángela y luego puso el culo en pompa al lado de la cara del fulano mientras Paula no cesaba los sentones. El fulano se relamió los labios y hundió el rostro en medio de las nalgas de Ángela quien gimió sonoramente al sentir aquella lengua recorrer su vulva.

Mientras esto ocurría, el administrador estaba sentado cabizbajo sin decir ni pío, y yo estaba francamente arrecho por ver a dos mujeres espectaculares comportarse así. No había visto nunca las partes pudendas de las mujeres y menos el acto sexual en vivo y en directo, en medio del paroxismo por aquellas sensaciones no me di cuenta de que había empujado la puerta y el sonido del picaporte al golpear la pared alertó a todos.

El fulano dejó de lenguetear el culo de Ángela y giró para sorprenderme ahí parado con la pija erecta. Detuvó las caderas de Paula y gritó —No mames, es el pinche escuincle de Lucero. ¿Qué chingados haces aquí?—

Yo corrí cuán rápido pude y para mi mala suerte el administrador me atrapó a media escalera antes de llegar a mi casa. Me llevó con el fulano y éste de inmediato supo que no había entrado en contacto con el agua.

—Este cabrón está lúcido, el muy tataneco no se bañó jajaja.—

—Suélteme señor casero por Dios qué le pasa, ¿por qué permite que este sujeto trate así a su esposa y a su nuera?— reproché al administrador, pero solo recibí un golpe en la barriga que hizo doblarme del dolor.

—Cállate chamaco impertinente, al amo lo tratas con respeto y él tiene potestad sobre todas las hembras de la vecindad, incluyendo a tu mamá y hermana—

—Arghh, auch, está loco, igual que todos ustedes, pero en cuanto mi papá se entere los va a denunciar y tú hediondo de mierda no le tocarás ni un pelo a mi mamá ni a mi hermana—
El fulano se acercó mientras seguía sometido por el administrador y comenzó a patearme brutalmente en la cara y el estómago hasta sacarme el aire y abrirme un pómulo.

—Te dijeron que me hablaras con respeto chamaco pendejo, a la otra te tiró los dientes a putazos. Y sobre tu mamá y hermana… jaja no solo las voy a manosear hasta dentro de la pucha, sino que esta verga que ves aquí las va a perforar mientras ellas se abren las nalgas como putas sumisas y el cornudo de tu padre me mira impotente.—

—Noo, eso nunca va a pasar, arghh, estás loco idiota—

Lo último que recuerdo fue que el administrador trató de estrangularme hasta que perdí el conocimiento mientras que Paula y Ángela fueron al lado del fulano y éste las tomó de la cintura a las dos. Al despertar estaba amordazado con cinta aislante y tenía las manos inmovilizadas con mil capas de cinta.

—Veo que ya reaccionaste escuincle jajaja, ¿ves lo que hay enfrente de ti?, quiero que veas en primera fila como me las cojo por primera vez. Si te hubieras mojado te habrías ahorrado el trauma pero ahora que lo pienso que estés sobrio lo hace más interesante, jaja— frente a mí estaba la puerta de mi casa, Fermín uso una llave maestra para abrir la puerta y vi que mi familia estaba en un estado de letargo, con la mirada perdida y el cuerpo lánguido, parecían zombis en reposo.

—Atención damas y caballeros, escuchen mi voz atentamente porque para cuando salgan de su trance habrán de tratarme con sumisión, respeto y obediencia implacables. Voy a señalarles sus deberes tanto a las hembras como al cornudo. Desde ahora, todos ustedes se referirán a mí como “amo”. Tú cornudo de mierda, a partir de ahora serás mi vasallo, trabajarás fuera arduamente para mantener a mis hembras y a mí, y me entregarás tanto a tu mujer como a tu hija para que me complazcan y me sirvan como buenas hembras y putas. En cuanto a ustedes pirujas, a partir de ahora sus cuerpos me pertenecen, su único propósito es complacerme sexualmente y mantenerse lindas para mí. Tengo derecho de pernada sobre ustedes, es decir, potestad para usarlas sexualmente cuándo, dónde y cómo quiera y ustedes nunca se opondrán sino que lo gozarán plenamente. Mientras estén dentro de la vecindad deberán vestir solo lencería o andar desnudas y si desean salir me pedirán permiso con antelación. Ningún otro hombre aparte de mí puede tocarlas ni nada similar a menos que yo lo autorice. Deben procurar mantener sus rectos limpios pues en cualquier momento puedo querer sexo anal y detesto que me lo nieguen porque acaban de cagar o algo parecido. En caso de resultar embarazadas pueden abortar al bebé pero si deciden conservarlo lo cuidaran ustedes, y si es niña la criarán desde pequeña para complacerme conforme su cuerpo se desarrolle, me dará su primera mamada a los 15 y la desvirgaré a los 18; si es niño entonces trabajará desde joven para contribuir a la vecindad; el caso es que tengo derecho a correrme dentro de ustedes cuantas veces quiera. Cualquier desobediencia será castigada pero si se portan bien serán recompensadas. No olviden nada de lo que dije pues están a punto de despertar— luego de ese monólogo aterrador, el fulano sacó un gotero con un líquido ignoto de su bolsillo. Y vertió una gota en la boca de los tres. Al cabo de unos minutos los tres volvieron en sí.

—¡Mi vida que haces amarrado!— fue lo primero que vociferó mi madre al verme y yo solo pude retorcerme como gusano y emitir gritos ahogados.

—Jajaja, ¿a que estás jugando?, ¿a los narcos?— no puedo creer que mi hermana siga siendo sarcástica aun viéndome así.

—¿Qué pasó? Siento como si hubiese dormido una eternidad— comentó papá

En eso mi mamá se acercó para querer liberarme pero… —Alto zorrita, ¿quien te dio permiso de liberar a tu engendro?—

—Oiga quién se cree que… amo, ¿es usted?, discúlpeme tardé en reconocer su voz— lo que dijo mi madre me heló la sangre.

—Lo dejaré pasar porque apenas nos conocimos, pero a partir de ahora eres una simple puta perra que me da las nalgas sin repelar—

—Sí amo lo soy, pero por favor déjeme desatar a mi hijo, siento horrible verlo así, después tendremos sexo lo que resta del día en mi cama matrimonial si así lo desea—

—Es una oferta tentadora zorrita, pero no, tu pinche hijo se atrevió a desafiarme y a insultarme y no acepta que ahora eres mi puta— al oír esto mamá volteó a verme con una mirada de decepción inenarrable.

—Efraín, ¿eso es cierto?— yo solo la miré con total desolación y aunque no había llorado antes pese a los golpes, esta vez no pude contener mis lágrimas.

—¿Qué te he dicho sobre respetar a tus figuras de autoridad? El amo es un macho alfa y está por encima de ti, y nosotras como mujeres, por naturaleza somos sus hembras. Quiero que le pidas una disculpa al amo.— dijo la que antes era mi madre con el tono severo que solo utilizaba en sus mayores enfados.

—Jajaja, vaya tonto que fuiste manito, ¿retar al amo? ¿En qué chingados pensabas?— dijo Emilia.

—Ey, nada de groserías en mi casa niña, yo estoy regañando a tu hermano— a pesar de todo mi mamá aún poseía trozos de su antiguo ser.

—Tranquilas preciosas, tu hijo aún sigue sin aceptar la verdad, miralo como se retuerce y me mira con odio. Lucero, creo que debe ser testigo de cómo se trato a mis hembras, ponte frente a él—

—Confío en que lo haga entrar en razón amo— dijo mi madre al obedecer al fulano.

—Ahora tú cornudo, reacciona y encuera a tu mujer para mí, ofrécemela.—

—Sí amo— respondió mi papá al instante, como despertando de un largo sueño, y rebulló hacia mamá para desabotonar y quitarle la blusa para dejar al descubierto su sostén negro de encaje que resguardaba sus turgentes y redondos pechos.

—Ahora quítale lo demás y déjamela en calzones— papá lo hizo y poco a poco le bajó la mezclilla hasta que sus bragas y sus esbeltas piernas se descubrieron. Ella alzó las piernas para quitarse los zapatos y el resto del pantalón y así la dejó en ropa interior frente a mí.

—Guau mamita rica, mira nada más que melonsotes y piernas te cargas. Te eché el ojo desde que entraste a ver la vecindad por primera vez y se la metí a otras putas pensando en ti, nos la vamos a pasar muy bien ricura. Pero en cuanto a ti cornudo de mierda, a partir de ahora ella es mi mujer, ya no puedes ni tocarla ni abrazarla, ni mucho menos besarla a menos que yo lo autorice. A lo mucho podrás jalártela mientras yo me la cojo. Pero eso sí, quiero que le compres cremas, perfumes, lencería sexi y todo lo necesario para mantenerla deseable para mí. Todas mis putas tienen que estar bien arregladas.—

—Sí amo, se lo prometo, mantendré a Lucero lo más bella que nunca para usted— dijo papá sin sostenerle la mirada al fulano

—Me alegra mucho que le guste mi cuerpo, es todo suyo amo, y yo me aseguraré de que el cornudo no me ponga un dedo encima— intervino mamá.

—Faltaba más preciosa, ven aquí— el fulano se puso frente a mi madre y la atrajo hacia él desde la cintura para besarla lascivamente. Mi madre correspondió los besos y entrelazaron sus lenguas como tórridos amantes, y él metió ambas manos bajo las bragas de mi madre para magrearle las nalgas. Poco a poco le bajó las bragas hasta que cayeron a sus tobillos y pude ver sus intimidades, tenía la vagina un poco velluda y así se veía hermosa. Sin dejar de besarla el fulano le jaló el sostén hasta reventar la ligadura de las copas y los senos de mamá se sacudieron deliciosamente por el movimiento. Y el fulano empezó a sobárselos y apretarlos turnándose entre culo y tetas.

—Que rico besas mi amor, pero mira enséñale a tu hijo tu desnudez y recálcale a quien le pertenece—

—¿Creo que nunca me habías visto desnuda verdad mi vida? Tranquilo hijo, es normal que una hembra se desnude ante un macho alfa y es natural que me entregue a él. Estos pechos, con los que hace muchos años amamanté a ti y a Emi, ahora son del amo. Y esta vagina de la que ambos salieron, también pertenece al amo. Tienes que entender que mi deber como hembra es complacerlo con mi cuerpo y lo haré aunque no te agrade— al oír esto perdí toda esperanza, aquella mujer en definitiva ya no era mi madre.

—Separa las piernas bebé, quiero que tu hijo vea esto— el fulano se ensalivó algunos dedos y los llevó a la vulva de mamá, donde los frotó primero suave y cada vez más rápido.

—Mmm, si amo, hágame suya— decía mamá entre jadeos.

—¿Y yo estoy pintada o que?, también necesito de sus caricias amo— dijo mi hermana haciendo pucheros

—¿Y que esperas para encuerarte pendeja? Si quieres atención tienes que provocarme como hizo tu vieja— mi hermana enseguida empezó a desnudarse, la verdad es que ella era como un clon juvenil de mi mamá, haría heredado su cuerpo bien proporcionado aunque sus senos eran más pequeños pero de la cadera para abajo era tan curvilínea como ella. Me constaba que el contoneo de sus caderas siempre robaba miradas y suspiros a decenas de hombres en la calle.

Mi hermana se quitaba las prendas como si estuvieran en llamas y luego las arrojaba sin mirar hacia donde, una vez desnuda vi que el cuerpo joven y virgen de Emi era hermoso, con una piel tersa y bien afeitada del pubis. Aún así el de mamá no tenía que envidiarle nada, eran dos tipos de belleza femenina, el de una mujer madura y el de una adolescente.

Emi fue corriendo hacia el fulano y lo abrazó, repegándole su cuerpo y tetas en la espalda, y acariciando su pene con ambas manos.

—Jajaja, veo que tienes mucha energía putita, pero déjame verte bien primero— mi hermana se alejó y como profesional comenzó a modelarle su cuerpo desnudo en poses cada vez más obscenas. —Empínate un poco y ábrete las nalgas preciosa— Emi obedeció y le brindó al fulano una vista de ensueño de sus agujeros.

—Guau, tu hija heredó tu cuerpo casi a la perfección mamacita, pero le faltaron tetas, no las tiene como tú— mi hermana se sintió visiblemente zaherida al oír eso y se cubrió el rostro en cuclillas.

—Ay, no llores mi vida, no necesitas tener los senos tan grandes para darle placer al amo— alegó mamá

—Pero a él le gustan grandes, ¿no ves cómo te los agarró en cuánto los vió? Los míos no le provocaron nada, ash—

—Tranquila Emi por favor, a diferencia del mío tu cuerpo es joven y sano, y no ha pasado por un parto; al amo le encantará hacerte suya—

—Calma putitas; tú Emilia debes aceptar que tu madre está más tetona, por tanto, me complacerá mejor al hacerme una cubana y disfruto más chupar tetas grandes. El tamaño y firmeza de las tetas es importante en una hembra, y en ese sentido tu madre es mejor que tú, pero no te preocupes me voy a correr dentro de ambas para hacerlas mías y les voy a repartir verga a partes iguales— mi hermana trató de contener sus gimoteos y se veía vulnerada por las palabras del fulano.

—Pero amo, no es justo, no es mi culpa el no haber nacido tan tetona como mamá—

—No me contradigas pendeja. Ahora por impertinente quiero que pongas esa boca a trabajar y me la mames, mientras yo me deleito con las tetotas de tu santa madre— aún disconforme, mi hermana se puso de rodillas y acercó su rostro a la peluda y seguro maloliente verga del fulano. Luego empezó a darle tímidos lengüetazos y pequeños besos al glande pero sin engullir el pene. El fulano dejó de chupar las tetas de mamá y miró a mi hermana con desaprobación.

—Sea piadoso con mi niña amo, es totalmente inexperta en el terreno sexual, de hecho aún es virgen. Si me lo permite, yo puedo satisfacerlo mejor con la boca—

—A ver si es cierto tetona, quítate pendeja y pon atención a tu madre.— mi hermana obedeció todavía más avergonzada y mi madre empezó a besar al fulano desde el ombligo hasta la base de la verga mientras le masajeaba el tronco con la mano. Luego le arropó el glande con los labios y lo lamió en círculos, intercalando con lamidas directas a la uretra. Después centró su atención en el tronco, chupándolo y mordisqueándolo con los labios, además de lamerlo en espiral.

—Aahhh, nada mal tetona, pero todavía tienes mucho que mejorar. Y tú pendeja, dime que por lo menos sabes besar— reprochó el fulano a mi hermana

—Yo… creo que sí amo. No sé qué espera de mí… pero—

—Ya cierra el hocico putita y véngase con papi— el fulano la jaló hacia él para besarla con la misma fruición que tuvo con mamá pero ella apenas podía seguirle el ritmo y movía torpemente la lengua. El fulano le acariciaba a la vez el culo, espalda y muslos, deleitándose con la suavidad de su piel. Luego separó la boca de ella y un hilo de saliva aún conectaba sus bocas. Entonces el fulano miró los senos y ella instintivamente se los acercó a la boca, el fulano los succionó y chupeteó, notando que a diferencia de los de mamá, los de Emi cabían casi por completo en su boca. Mientras tanto, mi madre no cesaba su mamada y hasta para mi desagrado lengüeteo los testículos peludos del fulano.

—Ahhh, veo que eres una zorra voraz; lo traes bien oculto bajo esa facha de casada ordinaria aunque mamas casi como golfa profesional. Pero ya párale, y ponganse a cuatro patas como buenas perras para darme un banquete entre esos cachetotes— ambas mujeres obedecieron y el fulano pudo gozar de la vista de dos preciosos culos bien abiertos que además eran de madre e hija.

—Mmmm, a huevo, dos culitos nuevos que me voy a comer. Jajaja veo que ese ojete me está haciendo ojitos— dijo el fulano al ver que mi hermana contraía y dilataba el ano una y otra vez como saludando. De modo que el fulano se agachó y hundió la cara en el culo de Emi, el sonido de chupadas y succiones retumbaba por la sala y a Emi solo se le desfiguraba la cara con muecas de placer y hondos suspiros. Emi se enardeció y comenzó a subir y bajar las caderas para frotar el culo en la cara del fulano y este lejos de molestarse se nota que lo aplaudió pues chupó con mayor violencia.

Luego miró el imponente culo de mamá y con la lengua de fuera como perro hambriento también comenzó a chupárselo con devoción hasta que ambos culos terminaron relucientes y barnizados de saliva. —Podría comerles el culo todo el día preciosas pero ya traigo la verga alborotada, necesita una pucha que la calme—

—Sírvase de la mía amo, estoy bien mojada para usted—

—Nooo mamá, tu ya no eres virgen y yo quiero que mi primera verga sea la del amo—

—No peleen culitos míos, tú pendeja, por lo mismo de tu virginidad seguramente ni sabes cómo mover rico las ancas. Deja que tu madre te enseñe cómo se hace— mi hermana refunfuñó otra vez y arrugó la cara de enfado cuando el fulano sujetó a mamá de la cintura y frotó el glande en su vulva. Mamá arqueó la espalda y levantó el culo lo mejor que pudo para comodidad de su amante. Los jugos de mamá rebosaban sus labios vaginales por lo que el fulano la penetró sin ninguna dificultad y comenzó un lento mete-saca que le empapó de jugos la verga.

—Ay amo espero que lo esté disfrutando, sé que no aprieto cómo le gustaría, he tenido dos partos naturales y…—

—No chilles tetona, ahhhh, tu panocha no aprieta casi nada pero es cálida y húmeda, aaahhhh, como muy maternal. Me encanta, te la podría dejar adentro todo el día tetona.—

—Ay amo, no diga eso que me sonrojo, ahhh—

El fulano siguió bombeando la panocha de mamá un buen rato. Yo no podía creer el meloso comportamiento de mamá hacia el fulano, como si fueran pololos de secundaria, me daba náuseas y Emi comenzó a hartarse de estar corva y con el culo bien parado sin que le dieran verga. Para hacerse notar dió leves golpecitos con la cadera a la de mamá, y el fulano lo percibió.

—Parece que tu zorrita ya ruega por verga la muy golfa, lo bueno que ya me la empapaste con tus jugos así le va a entrar al toque— dijo el fulano a mamá

—Dése gusto con mi niña amo, solo déjeme despedirme de su vergota— el fulano estaba intrigado y dejó reposar su miembro metido hasta la base dentro de mamá. Entonces mamá comenzó a contraer su vagina reiteradamente como comprimiéndolo y el fulano no pudo ocultar el placer que le daba.

—Ahhh que rica panocha mamita, pero si sigues así me vas a deslechar, tu hija también necesita verga pero voy a reservar mi leche para ti bebé, me vale madres si te dejo panzona—

—Será un honor tener un hijo suyo amo—

—Ahora ábrete bien las nalgas pendeja, tener mi verga adentro es una presea que como hembra debes estar agradecida de recibir—

—Sí amo, mi… mi cosa está fresca e impoluta para usted no como la de ella que ya fue usada por otro hombre y uno inferior a usted amo— dijo Emi abriéndose el culo con ambas manos y empinándose lo mejor que podía.

—En eso tienes razón piruja, pero la pucha de tu madre ya es solo mía y ahora la tuya también lo será— dijo el fulano al tallar el glande por toda la vulva de Emi, como esparciendo los jugos de mamá que aún empapaban su verga. Emi apretó los párpados y quedóse quieta a sabiendas de la inminente penetración. El fulano escupió sobre el glande y con ayuda del esputo presionó la virgen vagina de Emi para que cediera. Luego de varias estocadas finalmente el glande desapareció dentro de ella y unas gotas de sangre manaron del interior de Emi.

—Ay… ay… amo sea gentil por favor—

—Cállate pendeja, la pucha se tiene que acostumbrar a mi verga porque a partir de hoy la voy a usar muy seguido jajaja— entonces el fulano comenzó a bombear a mi hermana velozmente y sin importarle lo doloroso que debía ser para ella por ser su primera vez, la sangre goteaba y los visajes de Emi mostraban que estaba aguantándose el dolor, apretando párpados, puños y labios.

—Ay… amo… me duele… no sea tan intenso por favor, ay—

El fulano le propinó una fuerte nalgada a Emi y le jalo un mechón de cabello con violencia, lo que la hizo gimotear. —¡Que te calles pendeja!, no viste como le di a tu madre con la misma fuerza y ella como buena hembra se aguantó los gritos y movió el culo al ritmo que la taladraba, se limitó a darme placer sin quejarse y más te vale seguir sus pasos si no quieres que te castigue—

—Sí amo perdóneme, úseme como quiera, mi único propósito es complacerlo— dijo Emi entre sollozos. El fulano la siguió cogiendo varios minutos hasta que: —Ahhh, que rica panocha nuevecita, me vengo pendeja, ahhh—

—Échemelos adentro amo, quiero sentirme llena de su semilla— clamó mamá y Emi no dijo nada, tenía el rostro desencajado y lágrimas recorrían sus mejillas por la penetración tan ruda que tuvo en su primera vez. Estaba tan dolorida que ni pudo hablar.

El fulano se la acomodó a mamá de nuevo en la pucha y la metió toda de un solo empellón. —Ordéñame bien la verga preciosa, quiero que cada gota de leche te llegue hasta el útero eh—

—Mmm, sí suéltela amo, hágame suya—

Mama contrajo la vagina una y otra vez seguramente al sentir cada chorro que la anegaba por dentro. El fulano ni siquiera se la sacó, su verga se desacopló de ella hasta que perdió la erección y una pequeña hilacha de semen escurrió hasta el clítoris de mamá. —Bien hecho putita, te ganaste con creces tu ración de leche. Esta semana te la voy a estar dando diario, luego ya veremos porque tengo otras panochas que rellenar.—

—Que rico amo, me siento tan llena de su semilla, me muero por volver a deslecharlo—

—Pero parece que se te olvidó que el insolente de tu bastardo me faltó el respeto eh, el muy marica no perdió detalle de la cogida que les di jajaja. Para que no se le olvide quien manda aquí quiero que le eches los mecos que te escurren de la pucha en la cara, hazlo mientras tu hija me limpia la verga— Emi reprimió las lágrimas al oír esto y se giró para sentarse mientras el fulano le acercaba la verga a la boca.

—Me apena hacer esto mi vida, no sabes cuanto, pero tengo que disciplinarte para que respetes al amo— mamá camino desnuda hacia mí e inmóvil no pude hacer más que fijar la vista en su entrepierna, era hermosa pero acababa de sufrir la mayor humillación y ella accedió a todo, jure vengarme de ese cabrón en nombre de mi familia y las otras mujeres que abusaba. Mamá se puso en cuclillas sobre mi cara y vi su vulva, sus escasos vellos púbicos y su ano húmedos de semen y fluidos vaginales. Mamá se abrió la vulva y una decena de gotas de mecos cayeron sobre mi rostro estupefacto. Mientras eso ocurría me desmayé y rogué que todo hubiese sido una pesadilla…

2 comentarios - El maleante que esclavizó a la vecindad

ekissa5481
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